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SIGNIFICADO Y TRADUCCION* WILLARD V. O. QUINE 1 SIGNIFICADO ESTIMULATIVO Dado un discurso, y todas sus circunstancias estimulativ pica mpiin es que queda despues de despot de toda vet borreaj eso que las oracones de una engua tienen en comin con sus raduceiones bien fundamentadas a una lengua completamente dife- rente, Por ello, si quisiéramos aislar ef significado empirico, una perspectiva apropiada para hacernos una idea de en qué habria de consistr tal cosa serfa la del lingiista dispuesto a comprender y tra- ducir una lengua desconocida hasta el momento. Se dispondrfa de las proferencias inanalizadas de los indfgenas y de las circunstancias ob- servables que las rodean, Se necesitarian los significados; 0 las tra- Aiccionescastellanas, pues una buena forma de informa sobre an Sianiicado es freceruna expresion dela eng proiaque tenga ese La traduccién entre lenguas tan proximas como el fri i {16s eve facia por laserefanra formal ete palabras: traduccion entre lenguas no emparentadas, como, por ejemplo, el Iningaro y el inglés, puede estar facilitada por las tradicionales ecua- ciones que se han ido estableciendo paralelamente al desarrollo de tuna cultura compartida. Para iluminar la naturaleza del significado, debemos pensar mas bien en la traduecién radical, es decir, In traduc- cidn de la lengua de un pueblo que ha permanecido aislado hasta ahora, Aqui es donde, en el caso de que ello sea posible, el significa- do estrictamente empirico se separa de ax palabras que lo poseem En esta situacidn, las proferencias traducidas en primer higar observaciones manifiestamente compartidas por el linglista y su in- formante. Un conejo pasa corriendo, el indigena dice «Gavagab uesio lingulsta de ta jungla anota ln oracion = onejo» (0 aFle agut tin conejo») como traduccion de tateo. Asi se abstenda al prin pio de poner ninguna palabra en boca de st informante, bien que ilo sea porque no tiene palabras que poner. Cuando pueda, sin em * Versidn casteltana de Aurelio Pérez Fustepucrs SIGNIFICADO ¥ TRADUCCION 245 bargo. el linggista tendré que someter oraciones indigenas a Ia apro- bacién del informante, aun a riesgo de sesgar los datos por sugestiOn. Por lo demas, poco puede hacer a base de términos indigenas que iengan referencias en comiin. Supongamos, en efecto, que el engua- je de la jungla cuenta con lasoraciones $y, 5, y Sx que son, de hecho, traducibles por «Animal», «Blanco» y «Conejo», respectivamente. Las situaciones estimulativas son siempre diferentes, de forma rele vante o no; y, dado que las respuestas aportadas tienen lugar una a tuna, as clases de las situaciones en Ins que cl native afirma S,, S2y Ss son, desde luego, mutuamente excluyentes, a pesar de los significa- dos reales, aunque ocultos, de las palabras. Entonces, jcle qué mane- ta podré percibir el lingiista que el nativo habria estado dispuesto a asentit a 8, en todas las situsciones en las que ha afirmado Ss y en al. gunas, aunque quiz4s no todas, en las que ha afirmado $2? Unicamente tomando la inicativa ¢ indagando sobre distintas combi- naciones de oraciones indigenas y situaciones estimulativas, con ob jeto de ir reduciendo e| nimero de sus hipdtesis hasta quedarse, eventualmente, con la més satisfactoria. Tmaginemos, pucs, al linglista preguntando «,Gavagai?» en si: tuaciones estimulativas diversas y anotando cada vez si el indigena asiente, disiente 0 se abstiene. Aqui estan implicitas algunas suposi- iones sobre la capacidad de intuicidn del lingvista. En primer lugar, debe ser capar de reconocer el asentimiento y el disentimiento en ‘cualquier lengua. Por otra parte, debe ser capaz de adivinar la est: mulacién que su informante tiene en cuenta en cada momento —no desde un punto de vista nevrol6gico sino en términos de referencia, funque sea aproximada, al entosno—. Por iltimo, debe poder conje- uray si esa estimulaci6n impulsa realmente cl asentimiento, o el di- sentimiento, del indfgena a la pregunta concurrente; en este sentido, ha de estar en condiciones de eliminar los casos en los que el asenti- miento, o el discntimiento, tiene su origen en una vatoracién de la oracion en sf misma y no en la consideracién ciel conejo que. ostenst blemente, pasa corriendo, En un mmero suficiente de casos el lingitista tiene, ciertamente, éxito, y de igual modo podrfamos tenerlo cualquiera de nosotros, ‘aunque no fuéramos conscientes de nuestras pautas ni de nuestro nétado. Los gestos de asenrimiento y disentimicnto de los turcos son ‘casi una inversion de los nuestros pero la expresidn del rostro es reve Tadora y pronto nos pone en el buen camino. Por otra parte, lo que alguien observa en un momento dado puede inferirse, gencraimente, Ge su orientacién en el espacio, junto con ntiestro ronocimiento de Jos intereses fmmanos. El tercer y ultimo punto a discernir es mas di fieil. a pesar de que con facilidad nos imaginamos cumpligndoto eu los casos tipicos: juzgando, sin mayor conocimiento de ta lengua. sobre si el agentimiento o el disentimiente det sujeto, subsiguiente 2 246 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO tuna pregunta inesperada, ha sido promovido por la cosa que en esa ocasién estaba bajo examen. Sefialando a la vez que se pregunta, se puede obtener una pista; si el objeto sefalado es irrelevante, la 1es- puesta ird acompaiiada, seguramente, de una mirada perpleja. Otro Indicio de irrelevancia puede estar en el hecho de que una pregunta ‘no acompafiada de ostensién dé lugar a que el indigena deje de pres- far atencidn y parezea abstraido. Bero, dejando aun lado mecanis- ‘mos hipotéticos, el hecho evidente es que, en virtud de las intuiciones ‘no analizadas que sea, tendemos a obtener estos minimos datos sobre las actitudes de los nativos sin la ayuda de un especial aparato Tinguistico, ‘La pauta consistente en proponer oraciones en situaciones diver- sas vale Gnicamente para oraciones de una clase especial: aquellas que, como «Gavagain, «Rojor, «Eso hace daiion, «liste tiene fa cara Sucia, etc., s6lo imponen asentimiento en presencia de ciertas cit- cunstancias observables. Fs una cuestién de oraciones ocasionales frente a oraciones fijas. Son las oraciones con las que nuestro lingiis- taha de empezar y, también, aquellas a partir de las cuales podemos intentar una primera aproximacién al concepto de significado. La distincién entre oraciones ocasionales y oraciones fijas es deti- nible en términos de la nocién de asentimiento y disentimiento pro- vocados que hemos supuesto disponible. Una oracidn es ocasional para un hombre si esta preparado a asentir a, 0 a disentir de, clla so- Jamente cuando la pregunta va acompafada de una estimulacin que lo predisponga a ello No se trata de que el asentimiento 0 el disentimiento respecto a los enunciados fijos no pueda ser provocado de ese modo. Una esti- ‘mulaci6n visual facilmente imaginable moveré @ un buen conocedor de la ciudad a asentir al enunciado fijo «Hay casas de ladrillo en la calle de Los Olmos». En cierta ocasidn la estimulacion generada por un interferémetro movid a Michelson y a Morley a disentir del enuun- ciado fijo «Existe una corriente de éter». Pero estos enunciados se ferencian de los ocasionales en que el sujeto, cuando es interrogado ‘con posterioridad, puede insistir en su primer asentimiento o disenti- miento aunque no medie ninguna estimulacién especifica; un enu iado ocasional, por el contrario, s6lo suscita asentimiento o discnti- miento si cada vez la pregunta va acompanada de la oportuna estimulacisn, Definimos el significado estimulativo afirmativo de una oracién ocasional S, para un hablante dado, como la clase de todas las esti- mulaciones que provocarian su asentimiento a S. Similarmente, pero en términos de disentimiento, podemos definir el significado estimu- lativo negazivo de S. Finalmente, podemos definir el significado est- ‘mulativo, sin més, dle § como el par ordenado de ambos. Podriamos distinguir grados de indecisidn en el asentimiento y en el disentimien- SIGNIFICADO Y TRADUCCION M7 10; por ejemplo, sein el tiempo de reacci6n; y de forma facilmente imaginable podiamos ampliar nuestra definicion de significado esti- mulativo para incluir esta informacién; pero, con objeto de simpliti car fa exposicidn, no lo haremos. Las distintas éstimutaciones que reunimos en clases para integrar los significados estimulativos no deben ser tomadas como eventos particulares, fechados con exactitud, sino como tipos de eventos re- petibles. Ha de poderse decir que la inisma estimulacién ha ocurrido dos veces, en vez de decir que han tenido lugar dos estimulaciones ‘completamente similares. Para ver la necesidad de este enfoque, ‘consideremos el significado estimulativo positivo de una oracién oca~ sional S. Este significado esla clase de todas las estimulaciones que provocarian el asentimiento a S. Silas estimulaciones se entendieran {Como eventos y no como tipos de eventos, E habria de ser una clase de eventos muchos de los cuales no han ocurrido ni ocurrirn pero {ue, si ocurrieran, provacarian asentimiento a S. Siempre que Zcon- tuviera un evento particular o, realizado 0 no, tendria que contener todos los demas duplicados no realizados de 0; pero zcwintos son Estos? Sin duda, es un irremediable sinsentido hablar dé particulares no realizados y de su agrupamiento en clases. Las entidades no reali- zadas han de ser concebidas como universales porque, al carecer de especificaciones espacio-temporales y al ser semejantes en lo demas, es imposible distinguirlas entre sf. Para nuestra presente tarea no es necesario determinar con exac- titud cuando hay que contar dos episodios de activacion sensorial ‘como recurrencias de la misma estimulaci6n y cuéndo como ocurren- cias de estimulaciones diferentes. Esté claro que en la préctica el i giista nunca tendré que preocuparse de los correlatos neurol6gicos de los episodios de estimulacion. Siempre bastard con saber, por ejemplo, que el sujcto ha tenido una vislumbre fiable de un conejo. Esto es suficiente porque es razonable esperar que en circunstancias similares la conducta serd la misma, Los significados estimulativos, afirmativo y negativo, de un enun- ciado son mutuamente excluyentes, Hemos supuesto que el lingiista cs capaz de reconocer el asentimiento y el disentimiento, y queremos interpretar estos tltimos de manera que sea imposible decir de a fuien que asiente y disiente en la misma ocasién al y del mismo enun- Eindo ocasional. Es verdad que una cierta estimulacisn « podria pro- Vocar, en cierto momento, el asentimiento de nuestro sujeto aS y que, més tarde, una recurrencia de 6 podria provocar su disentimi to de §; pero en tal caso concluirfamos, simplemente, que el signitica- do, para él, de $ ha cambiado. Contariamos a 0 como elemento del significado estimulaiivo afirmativo que para él tenfa $ en la primera fecha, y como elemento del significado estimulativo negativo que para él tenia S en la segunda fecha, Una misma estimulacion nunca 248 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO Pertenecerd a la vez a la significacién estimulativa afirmativa y ala significacién negativa de S; es seguro que estas dos clases de estimu- Jaciones son mutuamente excluyentes, No obstante, los significados estimulativos afirmativo y negativo hho se determinan uno a otro, pues el significado estimulativo negati vo de S no abarca generalmente todas las estimulaciones que no pro- vocarian el asentimiento a $. En general, por tanto, la comparacion entre significados estimulativos integros puede ser una mejor base para la traduceién que la mera comparactén entre significados est tmulativos afirmativos, éQué decir, por tiltimo, de ese condicional fuerte, el «provoca: ia» de nuestra definicién de significado estimulativo? El expediente es usado de manera tan indiscutida en slidas ramas tradieionales de la ciencia que objetar su uso en un estudio tan inseguro como el pre~ sente serfa, evidentemente, una pretensién fuera de lugar, algo asi como un cumplido bien intencionado pero inmerecido. Lo que el condicional fuerte define es una disposicién; en este caso una disposi cidn a asentir a S 0 a disentir de él ante estimulaciones diversas. Po. demos suponer que esa disposicidn consiste en alguna sutil condicion estructural, al modo de una alergia o de la solubilidad (en particular, se parece a a alergia en que no la comprendemos). Sea cual sea ef estatuto ontolégico de las disposiciones o el estatuto filosofico del discurso acerca de disposiciones, lo cierto es que sabemos bastante bien, en lineas generales, cémo establecer, a partir de comprobacio- nes juiciosas, muestras representativas y uniformidades observadas, ‘una conjetura sobre la existencia de una determinada disposicion IL LA INESCRUTABILIDAD DE LOS TERMINOS A la vista de Ia interdependencia de las oraciones, cabe pregun- {arse si podemos hablar razonablemente de significados. aunque sea de significados de enunciados completos y no de expresiones mas breves, si no es en relacidn con los demas enunciados de una teoria inclusiva. Tal relatividad resultaria embarazosa porque, a su ver, el 0 acceso a Ia teoria viene dado por sus enuncindos indivich mente considerados. Ahora bien, la nocin de significado estimulati- vo nos saca, en parte, del apuro. Esta nocidn aista, para ciertos enum ciados singulares, un tipo de significado empirico neto, y, aunque to ice con independencia de la teorfa, no por ello se pierde lo que cl enunciado debe a ésta, En cierta medida, se trata de un instrumento para explorar el edificio de enunciados interconectados procediendo uno a uno. Algtin expediente de este género es indispensable para iniciar la penetracién en una cultura extratia, ala ver que es relevan fe para analizar nuestro propio conocimiento del mundo, SIGNIFICADO ¥ TRADUCCION 249 El punto de partida de nuestras consideraciones acerca del signi ficado na estado en fas oraciones, sien sha trata de oracones de-una clase especial y de una nocidn un tanto forzada ado falabras, cuando no son aprendidas como oraciones. lo son Solo, desivadamente, pr astacign dels fncrones que desempe fia en las oraciones aprendidas. Con todo, antes de cualquier abs- traccidn, hay oraciones de una sola palabra; y por fortuna estas dt mas son, justamente, del tipo especial que ya estamos investigando; fon oraciones ocasionales como «lancom y «Conejo, Adem. ta vez en la medida en que se pueda decir que el concepto de significado estimulativo constituye, aunque en algtin forzado sentido. un com Eepto de significado para oraciones oeasionales, xe pueda deci am bien que constituye en particular un concepto de significado para er minos generates. como «Blanco» y «Conejo», Examinemos tn aplicacion de la nocion de significado eatimuaivo este ulti Wenientemente limitado mbit de aplicacisn. som afirmat la igualdad, para dos hablantes, del significado estimula tivo de un término, 0 de dos términos para uno o dos hablantes, es afirmar una cierta igualdad en su aplicaci6n: hay coincidencia tanto én fa estimulaciones que provocan asentimiento como ea Tas que provacan disentimiento. Ahora bien, jequivale eso a decir que el tér- fino o los términos tienen la misma exfensién, es decir, que son ver~ dadetos de los mismos objetos, para el hablante « hablantes en cues tion? Asi podria parecer en el easo de «Conejo» y «Gavagiin; pero realmente lacosa.es, en general, més complicats, Asi, adaptando un ejemplo de Carnap,imaginernos un término general irbaro apiea- ble a caballos y unicornios. Puesto que fs unicornios no existe, a extensién de exe inclusivo término barbaro es. seneillamente, la de scaballose, No obstante, nos gustarfa de algiin modo decir que el tér- 10, a diferencia de «caballo», también sera verdadero de los uni- comios, siexistieran, Pues bien, nuestro concept de significado esti- imulativo nos ayuda realmente a dotar de sentido a esa determinacion que queremos hacer respecto a objetos inexistentes, porque el signi- fHeado estimulativo cs, segiin Ja teoria del mismo, una cuestion de inritaciones de nuestras superficies sensoriales, no de eabalios 0 uni- comnios. Cada estimulacién causada por la observacién de un unicor- rio es una combinacién de impactos nerviosos que, en principio, no es menos real ni menos especificable que las eausadas port observa cién de un caballo. Incluso es posible provocar una estimulacion de ese género mediante un artificio de carton piedra. En la préctica tam bién se puede hacer esto sin engafo, mediante descripciones y pre untashipotéticas, sempre que se tenga un conacimient sficente jel lenguaje; tales expedientes son maneras indirectas de hacer con. finicidn det mismo. 250 LA BUSQUEDA DEI. SIGNIFICADO términos como «Caballo», «Unicornio», «Blanco» y «Cone: jo» —términos generales para objetos externos observables nues. {ro concepto de significado estimulativo parece proporcionar una re. lacién de traduccién razonablemente fuerte que va més alla de la mera coextensionalidad. Pero no es asi; bien mirado, la relacidn ni siquiera alcanzat la igualdad de extension. Consideremos «Gavagai» de nuevo, { Quién sabe si los objetos a los que este término se aplica no son, después de todo, conejos sino simples estadios, o breves seg: _mentos temporales, de Conejos? En ambos casos, las mismas situa ciones estimulativas que provocarfan asentimiento a «Gavagai» pro- vocarian asentimiento a «Conejo». O, quizs, «Gavagai» se aplica a cualquier parte no separada de conejos; y tampoco en este caso el significado estimulativo reflejarta diferencia alguna. Cuando, a par- tir de la igualdad de Jos significados estimulativos de «Gavagal» y «Conejo», el lingiista concluye que un gavagai es un conejo integro y duradero, esta dando por sentado que el nativo es lo bastante seme- Jante a nosotros para fener un término general breve para conejos y ninguno para estauios o partes de conejos. Generalmente, podemos traducir algo (por ejemplo, «por mor de») a un lenguaje dado aunque no haya nada en él que se correspon: da con algunas de las slabbas componentes (por ejemplo, con «mor»), Precisamente de esta manera la oracin ocasional «Gavagain es tra- ducible como diciendo que abi hay un conejo, aunque ningén frag- mento de «Gavagai», ni nada en el lenguaje nativo, se corresponda exactamente con el término «conejo». La sinonimia de «Gavagain y «Conejo», en tanto oraciones, gira sobre consideraciones acerca de asentimientos provocados, las cuales trascienden todas las fronteras culturales; no ocurre lo mismo con la sinonimia de estas expresiones en tanto términos, Hacemos bien en escribir «Conejo» en vez de «co- ‘nejom, para sefalar que estamos considerando esa expresién en rel ¢ién con suis sindnimos en tanto oracidn yno en relacién con sus sin himos en tanto término. {Podria superarse la supuesta indecision entre conejos, estadios de conejos y partes integrantes de conejos mediante un pequefio su- plemento de ostensién y de preguntas? Reflexionemos sobre esto ‘Cuando sefialamos un conejo estamos seftalando, también, un esta- dio de conejo y una parte integrante de un conejo. Cuando senala- ‘mos una parte de un conejo estamos. también, seftalando un conejo y un estadio de conejo. Y sucede lo propio con la tercera alternativa. Nada que no pueda ser distinguido ya en el significado estimulativo mismo podrd serlo mediante ostension, a menos que esta tiltima vaya acompafiada de preguntas sobre identidad y diferencia: (Es éste el mismo gavagai que aquél? ,Hay aqui un gavagai, o dos? Tal interro- gatorio exigirfa del linguista un dominio de la lengua indigena que hosotros por el momento no estamos en condiciones de justificar. SIGNIFICADO ¥ TRADUCCION 251 Mis atin, supondria que, a semejanza del nuestro, el esquema con. ceptual indigena divide la realidad, de una forma o de otra, en uni multiplicidad de objetosfisicos distinguibles identificables, sean co nejos, estadios, o partes. Pero el enfoquc indigena podria, despué de todo, ser muy diferente al nuestro, El término «gavagai» podria ser el nombre propio de un universal recurrente, la cualidad de cone- jo, y aun asi la oracién ocasional «Gavagai» tendria el mismo signifi cado estimulativo que posee bajo las otras alternativas sugeridas mas, arriba. Adin més, el punto de vista indfgena podria ser tan ajeno al nuestro que hablar de objetos, incluso objetos abstractos como la co- nejeidad, en relaciér: con el mismo resultase carente de sentido. Los senderos por los que discurre el lenguaje de la jungla podrian ser completamente distintos del discurso occidental sobre esto y aquello, igual y diferente, uno y dos. Faltando algunos de estos usuales expe- dientes, no es posible decir, de modo significativo, que el indigena postula abjetos; sustancias, tal vez, pero no objetos, concretos 0 abs- tractos. Y con todo, incluso en la perspectiva de esta actitud ontol6- gica de naturaleza tan diferente, la oracién ocasional «Gavagai» po~ dria tener el mismo significado estimulativo que «(He aqui un) coneja». Las oraciones ocasionales y los significados estimulativos son moneda universél, en tanto que fos términos, como expresiones {que se aplican en algiin sentido a objetos, son complementos provin- Gales de una cultura, como la nuestra, inclinada a la reificacton, {Podemos siquiera imaginar alguna alternativa seria a nuestra pauta reificadora? Tal vez no, pues tendriamos que imaginarka en el proceso de traduccién y lo que la traducci6n hace es imponer nuestra pauta, Quizé la nocion misma de un tal contraste radical entre cultu- ras carezca de sentido, salvo en uno puramente negativo: el fallo per- sistente en hallar ardlogos indigenas de nuestros familiares expe- dientes de la referencia objetiva, como los articulos, el predicado de identidad y las terminaciones de plural, que sean simples y convin- centes. Solo un fallo asi podria hacernos percibir que el lenguaje indi- zgena representa la materia del mundo de un modo inaccesible a nues- tro lenguaje. Il, ORACIONES OBSERVACIONALES En las secciones primera y segunda hemos podido apreciar que siempre que se limite a las oraciones ocasionales, la igualdad de signi ficado estimulativo constituye, en algunos aspectos, una eficaz rela- cion de sinonimia. Pero aun asi limitado el significado estimulativo no cumple los requisitos implicitos en el habitual discurso acritico sobre el significado. El problema esta en que el asentimiento o el di- sentimiento de un informante a una oraci6n ocasional puede depen- 252 LA BUSQUEDA DEL SIGNIFICADO der solo parcialmente de Ia estimulacién actuante y hacerlo en am- plia_medida de informacién adicional propia que el linguist desconoce. Cuando, primero, distinguimos entre oraciones ocasio nales y oraciones fijas (seccién I) y, después, pos das, excluimos todos los casos en los que el asennt miento del informante podia depender por entero de informacion colateral, pero no los casos en fos que su asentimiento,o disentimien- to, depende principalmente de informacién de esa clase y slo en ‘muy escasa medida de ia estimulacisn presente que lo provoca. Asi, el asentimiento del nativo a « por disentir» en sus dos ocurrencias. La razén de exigir brevedad en los componentes es simplemente que, como en la seccién TV, si son largas, el sujeto puede confundir- se. La identificacién de una expresién indfgena como negacidn, con: yuncién o disyuncidn no debe ser descartada sobre la base de la des- Viacin de un sujeto respecto a nuestros criterios seménticos cuando es debida, tan solo, a confusidn. Adviértase que no se impone ningt limite a 1a longitud de los enunciados componentes a los que puede aplicarse la negacida, la conyuncién o la disyuncin; se trata sola~ mente de que [os casos utilizados como prueba, a fin de reconocer por vez primera fales construcciones en una lengua extrafa, siempre tendran componentes breves. Una vez que hallamos que una construccién nativa cumple algu- no de estos tfes criterios semanticos, ya no podemos pedir una com- prensién mas profurda de ello. Entonces estamos en condiciones de traducir la expresién nativa al castellano como «no», «y» ¥ 40) segiin sea el caso, sin mas salvedades que las rutinarias (es bien sal do gue estas tres palabras castellanas no representan exactamente y sin ambigiedad a la negacidn, Ia conyuncidn y la disyuncién) En logica se considera que una construccidn que genera una ora cin a partir de otrasoraciones expresa una funcion veritativa si cum- ple la condicién de que el compuesto tenga un tinico «valor de ver- acl» (verdad o falsedad) para cada asignacién de valores de verdad a tos componentes. Obviamente, es posible formular criterios seménti os para todas las funciones veritativas de manera similar a como hi cimos con la negacisin, la conyuncién y la disyuncién. 260 LA BUSQUEDA DRL SIGNIFICADO A veces, ofmos hablar de pueblos de mentalidad prelégica que aceptan como verdaderas contradicciones manifiestas. Imaginemos, forzando sin duda las intenciones de Levy-Bruhl, que alguien afirma ‘que estos indigenas admiten la verdad de cierio enunciado de la forma «p ka bu p», donde «ka» significa «y» y «bun significa «no» Ahora bien, esta la vista que, sila traducci6n de «ka» como ey» y de bu» como «no» sigue nuestros criterios seminticos, esta afirmacién es absurda. ZY qué otros criterios podrfamos aplicar sin incurrir en dogmatismo? A la inversa, afirmar sobre la base de un mejor diecio. nario que los nativos comparten nuestra légica serfa imponer esta {ima e incurrir en una peticién de principio, en el caso de que aqui haya realmente algo que con sentido pueda ser pedido como prinei pio. De todas maneras, yo me inclino por el dicti En el ambito del castellano se puede ilustrar este punto n el tema de las ldgicas alternativas. ¢Quien propone leyes Iogicas he- terodoxas estd realmente contradiciendo nuestra légica o sdlo esta sugiriendo nuevos e irrelevantes usos para algunos viejos vocablos familiares («y>, «0», «no», «todos», ete.)? La cuestién carece de sen tido, salvo desde la'perspectiva de algin conjunto de eriterios para traducir particulas légicas. Dados los criterios ya expuestos, la'res- puesta es clara, Oimos de vez en cuando que en su famosa libertad para resist ‘matizar la ciencia o para forjar nuevos calculos matematieos el cient. fico esta obligado a respetar, al menos, la ley de contradieci6n, {Cu ha de ser nuestra actitud ante esto? Huimos de la contradiceién por- que buscamos la verdad, pero ;qué pensar de una revisién tan funda Inental que considerara como verdaderas a las contradicciones? Antes que nada habria que sopesar cuidadosamente la utilidad del cambio. Las leyes de la ldgica nos permiten deducir cualquier enu ciado, indiscriminadamente, de una contradiccién. Pero esa univer sal afirmacién haria initil la ciencia por ausencia de toda distinci6n, Asf pues, una revisién que considere verdaderas las contradicciones habré de ir acompaiiada de la revision de otras leyes logicas, Desde uego que todo esto puede haverse; pero, una vez hecho, jeomo po- demos afirmar gue se ha logrado lo que se pretendia? Esta logica he. roicamente original cae bajo las consideraciones del parrafo anterior ¥, por tanto, tal vez pueda ser reconstruida, sencillamente, coma ta logica de siempre, s6lo que expresada en una mala notacién Podemos, significativamente, contemplar el cambio de una ley 6gica, la de tercero exciniddo, por ejemplo, o incluso la de contradic. cidn. Pero esto es asi porque mientras consideramos el cambio segui- mos traduciendo idénticaniente: «ys como «j>, «o» como «on, ele Después, una traduccién més retorcida tal vez consiga anular el cam. bio de ley; 0 tal vez, por el contrario, se aprecie que el cambio da lugar a un sistema sustancialmente mas fuerte que, ademas, no es en 261 SIGNIFICADO ¥ TRADUCTION alguno susceptible de ser traducido al viejo sistema. Pero, a oe cnt ta resulta ilusorio, pues s6lo es posible porque traducimos por iden: ie cual 1a vez que hemos fijadh En cualquier caso, un hemos fijado nues ompletamente, al menos hasta donde aleanza a parte veritatve funcional de i igica, ls leyes 16gieas de un pucblo. En particular. queda determinada alge de as rartoloas los compuestos vert thvoefuncionales que son verdaderos en virtud,exclsivamente, ces estructura veritative-funcional, Hay un couccide algoritmo tabular pata determina exactamente, en los casos de oracionesen es qu las Eonectivas leas estn axcesivamente repetidas y superpuestas, asignaciones de valores verdad a Ins oracianescomponentes it mas hacen verdadero a todo el compuesto: las tautologias s¢ ompuestos que tesltan verdaderos para toda asignacidn, Es un gar comin del epistemtogin (por esa raz6n, casio nalmente ob etado) que solamente dos Ambitos my opuestos del co nocimiento distratan de una certeza amovile. Uno es el canoe mento de To que se hace ditectamente presente a experiencia sensibe, el ot es el conocmiento de la verdad logic. Fs notable que estos sean, aproximadamente, los sow dominios donde hemo dotado a ia radecion radical de un pleno sentido conduetista, Us dominio donde ta taduecién pareeia no ofrecer problemas era el de Ins oraciones observacienles, Floto eels fncionesveritativas y,por tanto, también encietosentd el ers natoogias. dado ay & tas son Ins verdades para las que solamente son relevantes las fun Ciorghora bien les funciones veritatvas yk tautologas son tan sole las mds simples de las fancionesy fas verdades fie, ¢Podemes i mis alla? Las funciones ldgicas que aliora se presentan como candi datos naturales son las racionescategdricas, representa tradicio. nalmente por A, E, 1, y O, y formadas habitualmente en castellano eon las construcciones «todos son» («Todos los conejos son, tnt dos»), «ninguno es zlgunos sony y ealgumos no son, A primes vista, un criterio seméntico para A podria ser el siguiente: el com esi pone abet (ounhablante dd) ty sie an timulativo positive (para él) del primer coi sun sateonjunte del Signa estinalatvo enti det seg. 3 bastante ubviv el mulu en que este criterio puede ser adaptado a E, o malo es que, segin lo visto en In seccisn 11, fa linea de razo fallgnto en egoivocads on su conjanto, Tomemot. por sjempio. Si chipoide> es un término general aplicnbe a fs cabaltos ya fos int cornios,entonces, al ne haber unicomios ads Ios ipods som ca ballos, sin embargo. cl significado estimulativo positive de «Hipoi. traduccio- 262 La BUSQUEDA DEL, SIGNIFICADO de» incluye patrones de estimulacién, los correspondientes a

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