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A menudo es asociado con la falla orgánica múltiple pues tienen una fisiopatología común, ambas
son resultado de una grave respuesta inflamatoria no controlada, y se sugiere que la falla orgánica
múltiple ocurre por la migración de las citoquinas producidas ante una lesión de la barrera epitelial y
endotelial alveolar en los pulmones a la circulación sistémica. En cuanto a su etiología, se atiende a
dos categorías: causa directa o indirecta, pero siendo frecuente la intervención de bacterias o
endotoxinas en este síndrome, se considera a la sepsis como su principal causa. (1)
Daño directo: Se daña el alveolo de forma primaria, con activación de polimorfonucleares y
macrófagos seguidos de un proceso inflamatorio intrapulmonar, las anormalidades patológicas se
localizan en el espacio intraalveolar, ejemplos son las Neumonías graves, Aspiración de contenido
gástrico, Contusión pulmonar (comunes), embolismo graso, ahogamiento incompleto, reperfusión
pulmonar luego del trasplante o embolectomía, inhalación de gases tóxicos (menos comunes). (1)
Daño indirecto: Hay daño pulmonar secundario a una respuesta inflamatoria sistémica que afecta
las estructuras de la membrana alveolo-capilar, ejemplos son la sepsis, trauma no pulmonar severo
con shock, pancreatitis aguda (comunes), circulación extracorpórea, sobredosis de droga,
quemaduras extensas, transfusiones múltiples, hipertensión endocraneana, cetoacidosis diabética,
sikclemia (menos comunes). (1)
En los estadios tempranos del síndrome de dificultad respiratoria aguda, el hallazgo morfológico más
importante es la presencia de edema pulmonar severo, por aumento de la permeabilidad del
endotelio capilar y el epitelio alveolar. Se da junto a una vasoconstricción refleja y fenómenos
tromboembólicos que incrementan la resistencia vascular pulmonar. La respuesta pulmonar al daño
presenta características morfológicas que se engloban en daño alveolar difuso, y se dividen en tres
fases evolutivas: (2)
Fase exudativa: Transcurre del primer al séptimo día, durante esta fase ocurre necrosis de células
endoteliales y células alveolares tipo I, disrupción de la barrera epitelio endotelial, presencia de
edema intersticial e intraalveolar rico en proteínas, inactivación del surfactante alveolar y formación
de membranas hialinas. Durante las primeras 6 horas de haberse ocasionado la lesión encontramos
congestión capilar (en la luz de las arteriolas pulmonares de 25 a 250 micrómetros de diámetro), de
las 12 a 24 horas siguientes hay hemorragias intra alveolares y a las 72 horas la formación de
membrana hialina. Todo producto del proceso inflamatorio que implica la agregación de neutrófilos
y liberación de complemento, liberación de productos de la coagulación en el espacio intravascular,
liberación de mediadores inflamatorios, y la activación de macrófagos y eosinofilos.
Fase proliferativa: Del tercer al décimo día hay proliferación de neumocitos tipo II, sin embargo las
células producidas son de estructura anormal porque se crean con la función de diferenciarse a
neumocitos tipo II para cerrar la lesión alveolar. Los fibroblastos migran hacia las membranas basales
alveolares y proliferan en la luz alveolar para formar tejido de granulación, por medio de la
transformación de los exudados obtenidos en la fase exudativa, este tejido se sustituye por tejido
fibrótico en la siguiente fase. Con el tejido de granulación organizado surge una mala difusión de
gases, al interferir en la membrana alvéolo capilar por la acumulación de fibrina en el intersticio. A
partir de esta fase el pulmón se vuelve un órgano sólido con rapidez y se hace poco distensible,
puede haber endarteriris obliterante y macrotrombosis. (2)
Fase fibrótica: A partir de los 21 días de producida la lesión se empieza a dar el remodelado por la
producción de colágeno y la angiogénesis para reparar los vasos lesionados. En esta etapa ocurre
una fibrosis pulmonar excesiva con obliteración de la arquitectura alveolar y desarrollo de regiones
enfisematosas. El enfisema intersticial y abscesos cicatrizados pueden inducir la formación de
macroquistes y bullas, además de encontrarse bronquiectasia por tracción. (2)
Con la lesión pulmonar se incrementa la presión de la arteria pulmonar por la congestión capilar, y
ocurre una alteración de las presiones hidrostáticas, a su vez se favorece el coeficiente de difusión
de líquidos intravasculares y la variación de carga eléctrica del endotelocito permitiendo el
acercamiento de proteínas polares a la superficie endovascular. Una lesión pulmonar compleja
puede causar proliferación focal de canales endoteliales que están alineados por miofibroblastos,
células musculares lisas y tejido conectivo, denominadas lesiones plexiformes. (2)
Si se requiere ventilación mecánica se debe iniciar con un volumen corriente de 6 ml/kg en lugar del
volumen acostumbrado de 10 a 15 ml/kg, además se recomienda cuando la frecuencia respiratoria
es menos a 35 por minuto y un radio de inspiración: espiración de 1:1 a 1:3. En la ventilación
mecánica no invasiva, se aplica una presión positiva al final de la espiración (PEEP) que mejora la
oxigenación arterial en pacientes con hipoxemia grave, en caso que el paciente respire
espontáneamente mientras se aplica se le llama presión positiva continua sobre las vías aéreas
(CPAP) o CPAP/PEEP. Está contraindicada en pacientes en coma, inestabilidad hemodinámica
marcada, pacientes con retención de gran cantidad de secreciones que no pueden eliminar
adecuadamente, y pacientes agitados o no colaboradores. En la ventilación mecánica invasiva se
crea una vía aérea artificial, el uso de PEEP también es frecuente y se emplea principalmente ante
enfermedades con ocupación alveolar, con el objetivo de tener una presión positiva en todo el ciclo
respiratorio, mejorar el intercambio gaseoso y prevenir el colapso alveolar espiratorio. Se recomienda
realizar intentos diarios para retirar la ventilación mecánica por medio de pruebas de respiración
espontánea con oxígeno en T tipo Venturi. (1, 2)
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