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John T. Dunlop SISTEMAS DE RELACIONES INDUSTRIALES Prélogo a la edicién castellana de Jordi Estivill Prélogo pecialistas que en todo el mundo estudian las del tra- bajo venia a reconocer la importancia del autor y de su obra. En Ginebra, al término de su mandato, fue donde, después de sos- tener una amistosa conversacién con él, acept6 1 al del Estado espafiol y de América Latina un clés teria, UNA SENSIBILIDAD INTERRUMPIDA Dentro de’las ciencias sociales que se ocupan de los problemas del trabajo, la perspectiva que encontré un mayor eco en Espa- 10s esfuerzos de integracién social, a un proyecto a-burguesia catalana y a unas instituciones A partir de los afos veinte, el interés por Jas soluciones té- nicas que Taylor y sus seguidores propugnaban frente a. slos problemas sociales» se extendié por toda la peninsula. Y ‘rabajo y su organizacién de Ioteyko. Anteriorment psicotécnicos de Barcelona ya se habian hecho eco de un debate de los esposos Gilbreth con Myers! Esta atraccién por las aproximaciones cientfficas extranjeras = a la problemética del trabajo no es exclusiva del enfoque técnico. ‘También desde otras perspectivas més sociolégicas se hacian ex: cer, Le Play, Masso, La division social del trabajo ‘de Durk- heim, etcétera. En general, puede afirmarse que, en las cuz tro principales corrientes que.es posible distinguir en la sociologi# “ del trabajo antes de la guerra civil,’ se dedica bastante at a la produccién cientifica fordnea. Atencién que se encuentra asi- mismo en el Derecho del Trabajos "Aunque muchas corrientes, obras y autores importantes en Ia sociologia del trabajo y las relaciones industriales quedan fuera del alcance de los que no conocian el idioma respectivo, Ia mayor ruptura de esta ciencia social en Espafia con el exterior se produce como consecuencia de la guerra civil. Durante mu- cchos afios se penetra en un largo ttinel hacia Ia prehistoria socio- vista’ eAmmale, pul S.J Berit, Els estadis del treball en fs palsos sim, 1,’ Perpiaya, 197, %, Nvdasc por’ ejemplo el eonjunto de los trabajos de Gellat y Folch 6 Iglesia. La autarquia no es una cuestién solamente econémica ¥, ‘a la cesconfianza ancestral del irracionalismo fascista frente a la Ciencia, hay que sumarle su recelo-frente a la sociologia, aunque ésta sea tan poco critica como la escuela de las Relaciones Hu- manas de Elton Mayo y sus seguidores? ‘La ausencia de Espafia del Plan Marshall favorece el aisla- miento frente a las corrientes mas en vigor. Las enmicndas Benton Moody al Plan son la puerta abierta para Ia introduc: ‘cién del American way of fe en el continente europeo. Las rela Giones humanas, producto depurado de las investigaciones de Elton Mayo, son el wltimo grito que patronos, investigadores y sindicalistas europeos descubren en los multiples viajes que bajo ‘dl patrocinio de Ia Alianza Atlntica y la Cooperacién Econémica Europea les levaban a Estados Unidos. Pero todo este proceso que se dara en-Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fo empezard en Espafia hasta mediada la década de los afios cin- fa, una vez firmado el Tratado con Estados Unidos. En efeo- fo, de la mano de la Iglesia, tal como pasé en Italia? legarén a leas de Mayo y sus seguidores. ‘del afio 1952 la editorial de la revista «Infor tavoz de Accién Social Patronal, organis- mo influenciado por los jesuitas, anuncia «un descubrimiento sensacional»: las Humans Relations. Tres afios més tarde, a raiz Gel sermén del papa en el que da su bendicién a este movimien- to2 el drgano oficioso de la Iglesia en Espafia empieza la cam. pala de su irradiacién ideolégica” Su propia insistencia® y el feo que encuentra en Ia mayorfa de revistas pat esta tendencia un auge que se refleja en las escu gement, en los seminarios de alta direcclén y en las publicaciones. £1 Opus Dei, los sectores liberalizantes de la burguesfa y sus inte- lectuales defienden estas posiciones. ‘A pesar de que andaba algo errado, puesto que Ia obra de 1. De hecho, aunque lor expertmentos de Hawthorne se realizsen de 1925 iproplas obras de Mayo se publican en 1983 y 1966 y las de sus segue o'er s Roethlisberger, W, J. Dikson ¥ T. N. Whitehead, en 1959 ¥ su Scant Pronmct, Economia y sociologla de la industria, Ed, Oikos Tan, Mes Eats obra, caye autor es inglés, se sitia claramente ca 18 {tadliclén europea y m0 e0 ia de las por un engrandecimiento de la misma. Uno de los méritos del sistema de relaciones industriales de Juridica, En segundo lugar, porque al tener en cuenta los impera- tives téenicos, de mercado y presupuestario y la distribucién del ivo de la empresa y entra de leno en un campo més abierto. Lo cual s¢ I ‘con-Su propuesta sobre Ia~composicién dens actores que inter- vienen en las relaciones industriales (Estado, trabajadores y em- presarios). En este sentido, Dunlop da también un paso. adelante, ‘puesto que incorpora a su modelo las diversas organizaciones que pueden agruparca estos actores como instancias colectivas diferen- Ciadas,.De esta forma entran en el yy los organismos. patronales. del esquema de Dunlop ¢: y global de la misma. El mismo Dunlop lo expli ‘Consideraciones me Ievan a la nocién de sistema dé industriales que proponfa hace rico como la obra de Dunlop. vance ha marcado la evolucién de fos estudios de industrials en los tltimos afios. Incluso un je estas posiciones como Hyman lo reconoce ast: jenen una gran significacién como ejemplos pii las tan is fio_de las relacionés industriales; y por esta razén han tenido una gran influencia.» * EI modelo de Dunlop ha sido utilizado en bastantes ocasiones.> Y. su ascendencia se corrobora en la lectura del cony © Junto de las ponencias del ultimo Congreso mundial de especia- Histas en cuestiones del trabajo, celebrado en 1976. Una gran ‘parte de las mismas se referfan a él, aunque fuera para criticarlo. Tas tesis de Dunlop han resquebrajado seriamente las altas murallas que cada perspectiva cientifica habia levantado para preservar st propia parcela. Cada vez se hace menos posible, en el andlisis del trabajo, saber qué area y qué resultadc tenecen a las investigaciones econémicas,, psicolégicas, j 3 L Dontar, Discurso det presidente: Relaciones industriales, economia Platatones de politica general. Congreso Mendial de Ja’ Asorscién Ge Reclones det Trabajo, Gin p. jcas, ergonémicas™ Lo que no deja de ser un fac- tiene en cuenta que todas ellas se enfrentan aun: realidad. ‘Tanto en este libro, como en el proyecto colectivo llevado @ cabo con Kerr, Harbison y Myers," se parte de la necesidad de Superar el aislacionismo de los estudios norteamericanos y del Feconocimiento de la inviabilidad de la exportacién. del propio Sistema. Esta actitud, menos compartida por Taylor y Mayo, no implica que, como en los casos anteriores, los discipulos y el conjunto de intereses que se pueden ver representados por ‘lla, ho vayan a infentar su implantacidn fuera del continente ame- ieano. De hecho, en Espafia, hacia finales de Ja década de los Sesenta es posible detectar unas primeras manifestaciones que se inscriben en esta éptica. En todo caso, para Dunlop, ya no se imponer una delerminada prictica, por ejemplo una Pe ‘de relaciones bumanas, sino de proponer un esquema de. Snterpretacién general, La diferencia con las escuelas anteriores es considerable. En cualquier caso, este modelo teérico de relaciones industria. les conserva de su origen geogrifico-cultural las virtualidades det Funcionalismo anglosajén asi como sus supuestos y sus limites. {nsistencia comparativa, un cierto cardcter pedagégico, una fa interna y una mejor definicién tedrica del ‘ons de las relaciones industriales podrian ser citadas entre yrimeras. Veamos ahora los segundos. INSUFICIENCIAS, SUPUESTOS Y LIMITES DEL MODELO DE DUNLOP Precisamente una de las eriticas més frecuentes a este trata: do estriba en poner en duda Ia red de normas como miicleo Ge Jas relaciones industriales. En este sentido, los autores que ders" insisten en otros elementos plo, propone que «el estudio de las €l estudio de las instituciones que re general, acusan a Dunlop de dar demasiada importancia a las roglas oficiales (realida rim - . 4 BEL, Cuate, C'S. Bam, A strateey SJourpal of Industvil. Relations, SEAM useage! and Urns ater and Fer, nde, 19, pm n tumbre, la préctiéa corriente actitudes no formali rrentes las relaciones entre empresai después de que una regla haya sistema de relaciones indus se encogeria a voluntad? El Hrperene eer serene tty Pareceria que Dunlop volviera a caer en la trampa del sis conceptos de inputs y outputs del sistema y el de feed-back. . y falta de_perspectiva bis Morica en Dunlop. Ese ene x cuenta el cambio posble de las_variables perose le sca momento: determina causas profun Dunlop habla del sistema de relaciones industriales en Yugos- Javia se quede a un nivel casi informativo que no alcanza la interpretacion, no es un azar. Tampoco es ninguna casualidad que clautor_sitie su_sistema en un. tiempo evolutivo, sea de Yevonstruccién econSmica, sea en palses desarrollados. “Es_muy dificil imaginar cémo podria aplicarst el modelo Pa ee ee ee Oe ee far los Is knsies mas claros de es bee ce San em de verifier el modelo teérico con las situaciones mas slejadas del mundo norteamericano. El-cistema de las relaciones industrisles de Dunlop reposa tiempo que la postula en este tipo de relaciones industriales. 3 eg_dificullades"al_explicar_todo_aguello_que_no entra légica. Como por ejemplo los fenémenos ligado: Wamarse la negatividad obrera: absentismo, sonal, frenaje, etcétera, cada vez ms presen! ai Y también Tos que forman Ia pos tual, ya $a Gesde las tendericlas de autoorganizacitn de 10s trabsjadores hasta. Jas llamadas huelgas salvajes. Otro aufor, Castoriadis, que precisamente estucisba estas huel- ‘gas en Jos mismos afios en que Dunlop escribia este libro, for- Gla ast las Tazones de la ceguera de una determinada pers- Pectiva:

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