Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
No hay nada más triste para un padre y para un hijo que vivir una relación
sencillamente por interés por lo que tiene que darme o por lo que tengo que
recibir. Este es el caso del hijo prodigo la única relación que tenia él con su
padre era la herencia que le iba a entregar (Lucas 15: 12).
El hijo pródigo una vez recibió su herencia partió de su casa (Lucas 15:13) y
como era de esperarse no supo manejarla y la malgastó (v. 14). Tuvo que
arrimarse a unos ciudadanos de aquella tierra ante la escasez que vivía (v.
15-16). El hijo pródigo no quiso vivir con su padre disfrutando de su
paternidad y terminó siendo esclavo del mundo por necesidad.
La culpa puede ser una fuerza muy poderosa. Los grandes sentimientos de
culpabilidad han llevado a algunos a la desesperación y a otros al suicidio.
Han impulsado a algunas personas a pedir perdón por cosas que preferían
olvidar. La culpabilidad puede ser buena si nos lleva a algo positivo para
remediar un mal que hemos cometido. Tiene mucho valor cuando nos hace
buscar a Dios, aunque el encuentro resulte doloroso.
“No hay perdón que se ignore. Dios nos va a perdonar, pero el quiere que el
pecador sepa hasta qué punto y en qué medida fue perdonado”.
R. C. Trench
“…..Es el miedo a ser juzgado por los demás el que nos hace estériles, y nos
impide dar todo el fruto que Dios nos llama a dar.”
Paul Tournier
“La gracia de Dios no nos cuesta nada. Pero una vez ofrecida, no es posible
despreciarla.”
Dietrich Bonhoeffer.
El Señor nos dice “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis
caminos.” (Proverbios 23.26).
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o
qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la
vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?.........Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas……” (Mateo 6.25-34).
Los esquemas mentales, el corazón endurecido nos han apartado o han
enfriado nuestra relación con papá Dios, nos hemos vuelto esclavos del
mundo, del tiempo, de los afanes, de las vanidades ilusorias que ofrece el
mundo dejando a nuestro papá Dios con las manos extendidas para
derramar la bendición a la cual tenemos derecho en Cristo (Efectos 1.3),
viviendo como mendigos. Pero papa Dios tiene dispuesto siempre el
lenguaje de reconciliación y de perdón para recibirnos y volvernos en
amistad con ÉL para que nos vaya bien.