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| AMEITOS DE, LAS RACIONES ABINHOLD SEB UNIDAS 1 rue va on fa sad ee cut os ol desuralo econ? ‘GERALD PEARSON uN’ Faniuicron sablesenciay al conflict de tas La civlizactin de Gracia y\ Rome gencraciooes, OMAR GARRISON 4, 0 PEREZ AMUCHASTECUT Yoga 9 sexo ts “eli de Lelond? oA eet MARTIN T.GRoss histrogritica Verded y farsa de los tests LEON POLIAKOV MARTIN HEIDEGOER istoria del antisestismo Qué es getaiven? HIRBERT READ JOLIAN-Huxtey ‘Carla 3 un joven pint 1a eviiaalde millones individuos, en eae los, perdidos en me almencesometido lor snares del mercado, 2 los sobresaltos imprevisibies dela coyuncura. La consigna “organizacién” substituye o se agrebe a la consigna “liberaciéa”, 26 ‘organizaci6n consciente porlacolectividad de lavidaeconémica,para sustraer a los débiles. del dominio de los fuertes, a los pobres del egoismo de los ricos, a la propic economia de Ia anarquia. Pero la misma dialéctica que marcé el paso de la antigua Franciaa la sociedad burguesa, se reproduce, agravada, en el paso del capitalismo al socialism. Ladenuncia de los trusts, delas grandes concentraciones de medios de produccién en manos de personas privadas, es uno de los temas favoritosde laizquierda. Estainvocaal pueblo y vicuperaalos tiranos. Los hombres de los crusts ofrecen la imagen moderna del sefior que oprime a los simples mortales y burla el interés pblico. Le solucién aplicada por los partidos de izquierda no ha consistido en disolver los trusts, sino en transferir al Estado el control de ciertas ramas de la industria o de ciercas empresas desmesuradas. Abandonemos la ‘objecidn clésica: la nacionalizacién no suprime, sino que a menudo acentia los inconvenientes econémicos del gigantismo. La jerarquia ‘écnico-burocritica, en que se integra a los trabsjadores, no se ‘modificapor un cambio aportado al estacuto de propiedad. Eldirector de las Fabrica Nacionales Renault, el de los Yacimieatos de Carbon Franceses n0 son menos capaces de sugeriralos gobernantes decisio- nes favorables a su empresa. La nccionalizaciGn elimina, es verdad, la influencia politica cuyo ejercicio en la sombra se reprochaba a los magnates de la industria y que han ejercido a veces. Los medios de *accién que pierden los dirigentes de los crusts, pasan alos duefios del Estado. Las responsabilidades de éstos tienden acrecera medida que decrecen las de los detentadores de loe medios de produccién. Cuando el Estado permanece democritico se arriesga a ser, ala vez, ‘extensoy débil. Cuando un equipo se apodera del Estado, reconstica~ ye y acaba en su provecho la combinacién entre fuerza econémica y fuerza politica que la izquierda reprochaba alos trsts El aparato moderno de la procuccién implica una jerarquia, que lamaremos técaico-burocratica. En el escalén superior reside el organizador o el manager, antes que el ingeniero o el técnico propia- mente dicho. Las nacionalizaciones, tal como se han practicado tanto: en Francia como en Gran Bretafis y Rusia, no procegen al trabajador contra sus jueces, ni al consumidor contra el crust; eliminan 2 los accionistas, a los miembros de los consejos de administracién, a los financieros,aquienestenfan una participacién mis teéricaque realen Ja propiedad o que, por el manipuleo de las titulos, llegaban a influir en el destino de las empresas. No intentamos esiablecer aqui el 7 balance, con ventajas ¢ iaconvenientes, de tales nacionalizaciones: fos limicamos a comprobar que, ea este caso, las reformas de la izquierda concluyen por modificar la reparticiSn del poder entre los. peivilesiados, noclevanalpobrenialdébil no disminuyenalriconial rte, La jerarquia técnico-burocritica, ea as sociedades occidentales, se limicaa un sector del aparato productivo. Subsisten una multiplicdad deempreses, de magnitud pequetiaomediana;laagriculruraconserva ‘varios estaturos (carapesino explotador, granjero, aparcero);elsiste~ made distribucién yuxtapone gigantes y enanos: los grandes almace- nes y el lechero de la esquina. La estructura de las sociedades occidentales es compleja: descendientes de la aristocracie precapita- lista familias ricas desde varias generaciones atcis, empresarios pri- vedos, campesinos propietatios, mantiene una rica variedad de rela iones sociales y de grupos independientes. Millones de personas pueden vivir fuera del Estado. La generalizacién de la jerarquia ‘écnico-burocratica significaria la liquidacién de esta complejidad: ‘ningiin individuo estaria ya sometido aotropparticular;como tal, odos ‘quedarian sometidos.al Estado. La izquierdase esfuerza por liberaral individuo de las servidumbres préximas; podria oncluirporallanario 2 la servidumbre, lejana en derecho, omaipreseate de hecho, de I administraci6n pablica. Ahora bien, mientras mayor superficiede la sociedad cubre el Estado, menos probabilidades tiene de ser demo- ritico, es decir, objetode competiciénpacificaentte gruposrelativa- ‘mence auténomos. Eldizen que lasociedad enteraseacomparable ala ‘inicaempresa gigamtesca, 2no se hard irresistible, paraloshombresde lacima la tentacién de sustraerse ala aprobacién o desaprobacion de Jas multitudes de abajo? En la medida de esta evoluciéa, las supervivencias de las relaciones tradicionales, de las comunidades locales, aparecen menos como un freno a la democracia que como un obsticulo a la absorciéa de los individuos por desmesuradas burocracias —monstruos inhumanos, surgidos de la civilizacidn industrial. En adelante, las jerarquias historicas, debilitades y depuradas por el tiempo, parecea mantener ‘menos las viejasiniquidades que elevar un obsticuloa las tendencias absolutscas del socialismo. Contra el despotismo andnimo de este Lltimo, el conservadorismo se transforma en aliado del liberalismo. Sillegaran asalrar los freaos heredados del pasado, aada se opondeia veal advenimieato def Escado tora. 28 ‘Asise susticuye,alasepresentacién optimistade unahistoriadonde laliberacién marcara elresultado, larepresentacién pesimisea sega la cual el rotalitarismo, servidumbre de caerpos y almas, fuera el térmi- 10 de un movimiento que comienza por lasuptesion de los estadary concluye por la de toda auconomia, de personas o de grupos. La experiencia soviética alienta este pesimismo, al que se inclinaban ya, enelsiglo pasado, los espiritus lécidos. De Tocqueville habia demos. tzado, con insuperable clarided, a qué conduciriael impualso ircesist ble de la democracia si las instieuciones representativas se dejaran llevar por la impaciencia de las masas; si el sentido de la libercad, originariamente aristocritico, legara a debilitarse. Historiadores ‘comoJ. Burckhardt Ernesto Renén habian temido loscesarismosde 1a época baja, antes que esperado la reconcliacién de los hombres entre si ‘No suscribiremos ai una i otra visibn. Las inevitables transforma- ciones de la técnicao de las estructuras econémicas, la expansi6n del Estado, no implican liberacién ni secvidumbre. Pero toda liberacion ltevaen sielpeligrode unanuevaformade servidumbre. Elmivodela izquierda crea la ilusion de que el movimiento histStico, oxientado hacia un fin feliz, acumula las adquisiciones de cada generacin, Las libertades reales, gracias al sociaismo, se agregarian ala libertades formales, forjadas porla burguesia. Lahistoria, en verdad, esdialécti- ca. Noenelsentidoestricto que los comunistas dan hoy acstapalabra Los regimenes no son contradictorios, no se pasa necesariamence de ‘uno 20cro porlarupturay laviolencia. Pero,enelinteriordecadauno, ‘otras son las amenazas suspendidas sobre los hombres y, por ello, insticuciones iguales cambian de significado. Contra una plutocracia, se invoca el sufragio universal o el Eseado; contra una tecnocracia invasore, se trarade salvaguardar las euronoraias locales o profesions- les, Es un cégimen dado, es cuestién de Hegar a un compromiso razonable entre exigencias incompatibles en el limite. Admicamos, como hipstesis, el esfuerzo hacia la jgualdad de los ingresos. Ea el sistema capitalisa, el fisco constituye uno de los instrumencos para teducic la diferencia entre ricos y pobres, Este instrument no esta desprovisto de eficecia, a condiciin de que el impuesto dicecto se repartay perciba equitativamencey que el ingresonacionalporcabera de la poblacién sea suficieatemente elevado. Pero, a partir de un ciertopunco, variable encada pas, laquitafiscal motivadisimulacién y 29 ane fraude, agota el ahorro espontineo. Hay que aceptar una cierta medida dedesigualdad, inseparable cel psincpio mistvodelaconcue srencia. Debe admicirse que e! impuesto sobre las sucesiones acelere ladispersion de las grandes foreuras, pero que no las destruyaradical- tence. No bay rogresoindefinio en ladizecin de la igualdad de cepcionado por aresistenciade la realidad, zdeseard elhombre de izquierda una economia enteramente planificada? Pero, en una sociedad tal, surgiria otra suercededesigualdad. Ea ceria, os planifi- ‘adores serian capaces de reducir la desigualdad de los ingresos en toda la medida que les pareciera conveniente: qué medida habriade parecerles conforme al interés cclectivo, a su propio interés? Ni la experiencia ni la verosimilitud psicolbgica sugieren una respuesta favorable a la causa igualitaria. Los planificedores desplegarin el aba nico de Jos salarios para incita: a cada cual al esfuerzo: no podria ‘omarseles esto mal. [a izquierds reclama la igualdad mientras esté en la oposici6a y los capitalistas s2 encargan de la produccién de las iquezas. Cuando llega el poder, debe conciliar, eambign ella, la aecesidad de una produccién mixima con la preocupacién por la igualdad. En cuanto a los planificadores, probablemente no han de estimar €n menos que sus antecesores capitalistas el preciso de sus servicios. _ Aco mediar un aumento masivoea los recursos colectivos, que sitde més alli del horizonte histrizo, cada tipo de regimen voles slo “una cierta dosis de iguakiad ccvudutica. Puede suprimirse un tipo de desigualdad, ligadoa un cierto modo de funcionamiento de la econo- mia, pero antométicamente se reconstruye otro. El limite en la igualacién deingresos esta marcad> por la inercia dela materia social, legoismo humano, y también porexigencias colectivasy morales, 20 ‘menoslegitimas que la prorestacontrala desigualdad. Recompensar a los mas activos, alos mejor dotades, es igualmente justo y probable mente secesario para el acrecentamiento de la produccién *. Una igualdad absoluta, en un pais tal como Inglaterra, no aseguraria, que en ¥ enriquece la cultura, las condiciones de una existencia creadora*. * No som inispensbies eo ave doc ' (eas? tn indipeanbis nage pc oy ome ingress aes elon etn en vis dese ecaperos por el Estado co fos as emorracitapial, és subssten pom cor ara pore decnnte Benand de Jouvene! hacalaadoqe paselevar 250 ibraspo ato osagre- 30 Las leyes sociales, que la izquierda aplaude y la opinién casi por ‘encero aprucba, comportaa, desde ya, un pasivo, y no podrian exten derse indefinidameate sin comprometer ottos intereses igualmente legitimos. Lasbonificaciones familiares financiadas con una tasasobre Jos salatios, como ocurre en Francia, favorecen alos padres de familia © 2 los viejos a expeasas de los jSienes y de los solteros; ea oxras palabras, a expensas de los més prosiuctivos. ;Debe preocuparse més ia izquierda por evitar los sufrimientos que por acelerar el progreso ‘econdmico? En tal caso, los comunistas no pertenecerian a laizquier- da. Pero, en una época 2 la que obsesionan las consideraciones referentes al nivel de vide, laizquierdano comunistadebe preocupar- se por el acrecentamiento del producto social tanto como se preoc- paban antes los capitalistas: Este acrecentamiento a término no es ‘menos conforme al biea de los individuos que al dela colectividad. ‘Aun aqui, la materia social resiste 2 la voluntad de ideal, pero 1a ‘ontradiccién se evideocia también entre las diferentes consignas: a cada cual segin sus necesidades y acada cual segin sus obras. En Inglaterra, as subvenciones alimenticias, combinadas coa los impuestos indirectos, conducian a una redistribucién de los diversos ‘gastos, en el interior dela familia. Segtin wna estadstica,citada porel Economist del 1° de abril de 1950, las familias de 4 personss, con ingresos inferiores 2 500 libras anuales,recibian 57 chelines prome- dio por semana y pagaban 67.8 « titulo de distincos impuestos 9 ‘contribuciones alos servicios sociales. En particular, pagaban 31,4de impuestosa las bebidas y al ul, Liegada aese puaco, lapoliticade las leyes sociales y fiscales amenaza con negarse a si misma. La reduccidn de los gastos y de los impuestos de Estado podria tener, en 1955, un significado opuesto al que hubiera tenido en 1900. El sentido tinico” en politcaes lagranilusidn;¢] monoideismo escavsa de desastres. ‘Los hombres de izquierda cometen el error de reclamar, para ciertos mecanismos, un prestigio que, en justicia, pertenece séloa las ideas: propiedad colectiva o mécoio de ocupacidn plena deben sex juzgados porsweficacia, 0 porlainspiracién moral de sus partidarios. Cometen el error de imaginar una continuidad ficticia, como si el porvenir siempre valiera mas que el pasado, como si, teniendo sosiaferioresaese import, en 1947-1948, habia dbido liniarse a 500 lias por Ro los ingresos ani elevados, a aacin. (Th ExbicofRadivribuion, Cambridge Uaiversiey Pees, 1951, pig 6). 31 Sempre raz6n el parsido del cambio contra los conservadotes, pudié Troney Considerar adquirida la herencia y preocupamnos etches mente por auevasconquisas. ord elt! eégimen, tradicional, burgués 0 socialists, ni libertad delespicicunilasolidaridad Iuhenaestn unesssenedae Tpinite izquierda, siempre fel asi misma es la qos fee Ubertad ola igualdad, sino la fracernidad, es decisions PENSAMIENTOY REALIDAD ma, €n todas partes esté comprometida por los GBoresdel otaicarismo stalinista, quela invocay al que| no seaurevea era zat POF entero; en todas partes la lentieud de a accién parlamencariay la impaciencia de las lo. e tganizaci6n celular o por infileracién, reaouisbosiciones imporcantesen ossindicatos,cuentaconsdheren’ ‘

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