Un día desconectado de la energía eléctrica

Quizá hablar de un día sin energía eléctrica en una sociedad acostumbrada a este servicio
que se ha vuelto tan indispensable como el agua suene antinatural; más aún con el
desarrollo tecnológico con el que contamos, donde la mayor parte de nuestras actividades
dependen de un dispositivo electrónico. Se me hace complejo pensar en la idea de un día
sin energía eléctrica, tal vez lo denominaría el día más complicado de mi vida. Una rutina
totalmente diferente, de sueño intranquilo porque no habrá un celular que me despierte, un
retornar a viejas costumbres poco prácticas en casa, donde la estufa debe encenderse con
fósforos, donde la alimentación no podrá ser tan variada y deberán implementarse técnicas
para conservar los alimentos, se optará por cocinar aquellos que sean perecederos y dar
un uso en el menor tiempo posible.

Un día donde no tendremos como familia la oportunidad de comunicarnos con nuestros

seres queridos en el exterior , ni enterarnos de las noticias del país, no se escuchara radio
ni televisión ni se contará con el servicio de internet, necesariamente se debe aprovechar
cada minuto de sol para el desarrollo de las diferentes actividades cotidianas, un día de
precaución ante la noche, donde las velas retoman su importancia, porque el hecho de que
no haya energía no me quita la responsabilidad de estudiar y cumplir con los compromisos
académicos, sin duda tendría que retomar los libros de la biblioteca ante cualquier
necesidad de información, con la incertidumbre de no encontrar todo lo necesario y en el
menor tiempo posible.

Por otro lado, las opciones de diversión serían diferentes, ya no será una noche de
películas, ni telenovelas, ni realitys shows, seguramente una noche más
tranquila, volveremos a los juegos de mesa, a reuniones en familia, una noche de mayor
conexión, donde se fortalecerán las relaciones interpersonales cercanas y se descuidaran
las lejanas al no haber medios de comunicación.

Tal vez el mismo desarrollo industrial me hace considerar esta idea caótica, sin embargo,
la noche a su vez representaría tranquilidad a pesar de la oscuridad en una comunidad
rodeada de tanta contaminación auditiva.