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San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), presbítero, fundador

Homilía en Amigos de Dios

«Desde ahora pescarás hombres»

«He aquí que envío a muchos pescadores - oráculo del Señor - y los pescarán» (Jr 16,16). Es
así como el Señor nos precisa nuestra gran misión: la pesca. A veces se dice o se escribe que el
mundo es como un mar. Es buena esta comparación. En la vida humana, como en el mar, hay
períodos de calma y otros de tempestad, de tranquilidad y de vientos violentos.
Frecuentemente los hombres se encuentran en amargas aguas, en medio de grandes olas;
avanzan entre tormentas, tristes navegantes, aunque aparenten estar gozosos, e incluso
exuberantes: sus carcajadas sólo buscan disimular su abatimiento, su decepción, su vida sin
caridad ni comprensión. Hacen como los peces: se devoran unos a otros.

Procurar que todos los hombres entren a gusto en las redes divinas y se amen unos a otros,
es tarea de los hijos de Dios. Si somos cristianos debemos transformarnos en estos pescadores
que, en forma de metáfora, describe el profeta Jeremías y que, más tarde, también Jesucristo
emplea en diversos momentos: «Seguidme y os haré pescadores de hombres» dice a Pedro y a
Andrés.

Acompañemos a Cristo en esta pesca divina. Jesús se encuentra en la orilla del lago de
Genesaret y la gente se amontona a su alrededor deseosa de escuchar la palabra de Dios. (Lc
5,1) ¡Igual que hoy! ¿No lo veis?

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