Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La sala velatoria está al lado del bar. Entro. La que está junto al cajón debe ser la viuda.
Alrededor suyo hay cuatro personas. No hay más nadie en la sala. Me acerco, le doy un
beso y mis condolencias. Me mira entrecerrando los ojos, como si no supiera quién soy o
le disgustara mi presencia. Hace un gesto de asco. Los otros me ven con la misma
expresión. Uno de ellos dice que se va, da un paso atrás, después da otro paso, después
otro y así va dando pasos hasta que no lo vemos más. Hay dos que son pareja. Digo,
—¿Usted lo conocía?
—¿A quién?
—A mi esposo.
—No.
—Entré nomás.
—Está borracho.
—No.
—¡Usted váyase!
también me mira.
—¿Segura que viene Aníbal? Porque ya van a venir a cerrar el cajón.
—Ya vengo.
La viuda salió corriendo por donde salieron todos y no volvió más por donde ahora
entran dos tipos de camisa blanca con sopletes y herramientas en las manos. Uno me
pregunta si la señora va a volver. Le digo que no creo, por cómo salió disparada, y el otro
me dice que por política del lugar me voy a tener que quedar yo. Yo les digo que tengo un
pedo bárbaro, que no sé si conviene, pero ellos dicen que no importa, así que acá estoy,
Los muchachos agarran la tapa del cajón y no le veo más la cara al muerto. Uno