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Iolair Faol en DRUIDOSOFIA

8 horas ·

Las VÍRGENES NEGRAS

Conviene aclarar que antiguamente, en tiempos pre-cristianos, el término virgen, no era un término equivalente a
mujer que practicaba la abstinencia sexual, evitando o rehuyendo el coito, o que no había mantenido nunca relaciones
sexuales. La palabra indicaba que una mujer era independiente y que no estaba ligada o bajo la potestad de ningún
hombre. Es decir, era una mujer no emparejada o incluso “madre soltera”, siendo ellas las que escogían libremente a
los futuros padres para sus hijos.
Esto significa que no realizaban una continencia de tipo carnal o sexual, sino que al contrario, participaban de varios
ritos religiosos donde uno de los ingredientes sagrados era el coito.
Entre los celtas, lejos de ser recriminadas, discriminadas o rechazadas por sus tribus y clanes por tales funciones,
estaban vinculadas a la esfera druídica y fueron reverenciadas notablemente, pues simbolizaban a la Gran Diosa celta,
en su función como Doncella y Madre , que con cada restauración cíclica, revenía virgen.

Los hallazgos arqueológicos han hecho evidente las conexiones entre muchas de estas diosas de la fertilidad y las
vírgenes negras. Tanto en las oquedades de árboles como robles, en grutas oscuras, como en cavernas umbrías, se han
hallado diversas efigies de dichas diosas, talladas en madera.
El color negro, lejos de ser tétrico, manifiesta entre los druidas la condición de la que nace todo. Indica el Inicio de la
vida, de la fertilidad, del conocimiento y del Universo, pues oscuro, húmedo y pronto rociado con la simiente de la
vida, es el órgano reproductor femenino, tanto de la mujer, como de la oveja, de la yegua, y por supuesto de la propia
Tierra.
Una concavidad, una cueva, el hueco de un árbol, una fosa, gruta, pozo etc., hasta el propio subsuelo simbolizan estas
bendecidas minas y penumbras con sus filones de Vida potencial.

En la Tradición druídica estos lugares ocultos, recónditos o subterráneos gozan de una doble aplicación. Por una parte
son los recintos o sitios de más fácil reunión o conexión con seres del Otro Mundo y de Otras Dimensiones, siendo
umbrales de entrada al plano de los espíritus.
Son los concisos espacios donde se pueden enlazar las energías con aquellas otras que abundan en los diferentes
planos de existencia de todos los orbes.
Pero también, es la zona donde se puede retornar a los orígenes para reencontrar las propias raíces, siendo su fresca
atmósfera, el manantial por donde fluye la energía primordial que permite una regeneración anímica constante,
impregnando la mente y alma, combinando, al mismo tiempo, el microcosmos con el Macrocosmos.

La gruta, la caverna o la cueva están asociadas indubitablemente al concepto de madriguera, que es el lugar en el seno
de la Madre Tierra, donde realmente crecemos. Es el cubil físico y espiritual donde nacemos y renacemos.
Internarse o descender simbólicamente, en o por, la matriz de la cueva, es una experiencia que cualquier ser humano
debería hacer con cierta frecuencia, como un ejercicio de proyección mental, que recrea una representación
metafísica.
Es realizar una meditación o introspección, que nos puede conducir a la esencia y orígenes de nuestro ser y de nuestra
alma.
Es como deslizarse sutilmente a lo más profundo de uno mismo, para descubrir allí nuestra realidad y objetivo en esta
Vida y una vez esclarecido, acceder al crecimiento personal a través de la tríada druídica que compone al ser humano:
Mente, Cuerpo y Alma.
Es internarse a lo más oculto de la gruta para palpar las texturas firmes de las paredes que la conforman, para
absorber o impregnarse de esa energía latente que ayuda a impulsar al espíritu para alcanzar la otra Triada que es: el
Conocimiento y la Sabiduría para aplicarlos y usarlos con Justicia.

Los antiguos druidas acudían a estos lugares umbríos para resolver sus conflictos internos o enigmas personales o
para intuir y descubrir ciertos aspectos de la Divinidad. Los druidas bardos se encerraban ritualmente en sombrías
estancias personales o ajenas con mucha insistencia y frecuencia, para que Brighid, la deidad que insufla la
Awen/Imbas, les otorgara su inspiración.
Los aprendices a druidas también se iniciaban con ritos que eran realizados en sitios oscuros. En ocasiones se
enterraban en el seno de la tierra fecunda, para absorber las energías telúricas y poder renacer como verdaderos
iniciados, aunque ciertamente con un largo camino por delante que recorrer.
La media luz o media oscuridad, las penumbras, de todos estos recintos y cuevas, incluso actualmente pueden
entenderse como un ambiente o entorno privilegiados, puesto que no son ni luminosos, ni categóricamente oscuros.
Lugares y contextos que no estando totalmente en la claridad, y estando sólo parcialmente en la oscuridad, son
escenarios crepusculares y penumbrosos donde se pueden vislumbrar los matices de Otras Realidades y donde de
nuevo se revalida la percepción druídica.
Al igual que entre la noche y el día se hallan los momentos indeterminados, como el alba o el ocaso, igual ocurre en
las cuevas. Esta característica muestra y simboliza el equilibrio como tercer factor entre uno y otro principio, que se
merece tener en cuenta, si pretendemos armonizar también nuestro interior.

Por otra parte, la divinidad por excelencia en la celebración de Imbolc, la Diosa Brighid, invita a permanecer un
tiempo en su seno, pero también incita a progresar, renaciendo desde sus oquedades virginales, como seres humanos
conscientes que han reflexionado y meditado sobre su propio pasado, desechando las indignidades que como
individuos y especie nos involucionan.
Al renacer, se despliega ante nuestras perspectivas un futuro con un Nuevo Sentido de la Vida. Un Renacimiento
espiritual desde el seno de la Madre Tierra, que se acomoda en el seguidor druídico, en un punto de armonía y
ecuanimidad por el que se fundamenta su existencia anímica.
Al salir de este refugio, se encuentra a si mismo caminando por un indudable sendero evolutivo, atravesando esa
efímera frontera que separa ya, lo que era, de lo que es o quiere ser esencialmente. Traspasando esa barrera se abre
ante su visión un sinfín de posibilidades que se manifiestan nítidas, y que a la vez son dignas, íntegras y coherentes
con su propia Esencia y sus valores druídicos.
Se despliega y percibe un futuro que desde ese momento del renacimiento se ubica físicamente en este Mundo, pero
que mental y espiritualmente se ubica tanto en éste, como en el Otro Mundo al que estamos vinculados y al que
iremos, sin dudar, en algún momento, sea encarnados o desencarnados.
Por ello todo seguidor druídico siempre fue, es y será, un caminante entre dos Mundos.

Algunos ejemplos manifiestos de vírgenes negras de raíces paganas:

La primitiva imagen de la virgen de Covadonga, en España, fue una de las llamadas "vírgenes negras", con notables
indicios de que la original fue una divinidad ctónica auténticamente celta. La actual talla data del siglo XVI y ya no
es negra.
La virgen negra de Montserrat, de la que algunos dicen con tal de no reconocer su origen pagano, que el color oscuro
de ésta se debe a las innumerables velas y lámparas que se han encendido ante la imagen día y noche.
La imagen que se conserva, no es la original, sino una réplica. La original, se dice, fue escondida entre las montañas
para protegerla, ante el avance musulmán en las épocas de las luchas de la Septimania visigoda contra los árabes.
La Virgen de Lluc, patrona de la isla de Mallorca, (España), de la cual se dice que fue hallada en un lugar que ya en
épocas pre-romanas, recibió el calificativo de bosque sagrado en el cual se rendía homenaje a la Luna entre los
encinares, de los cuales muchos aún perduran. Los romanos posteriormente lo llamaron “Lucus”.
A dicha representación se le supone una antigüedad que data entre los siglos XIII y XV, pero los investigadores
piensan que tampoco es la figura original, sino una reproducción tardía.
Es bastante frecuente que estos viejos santuarios se hallen siempre en zonas abruptas de montaña, tal y como también
sucede en Rocamadour en Francia.
En el lugar donde se levanta la actual catedral de Chartres, en Francia, los antiguos druidas de la Galia lo escogieron
como paraje ideal para erigir una escuela en la que impartir sus conocimientos a sus aprendices. Al parecer la imagen
de una diosa negra hallada posteriormente en el siglo III de la E.C. fue descubierta en una cámara, llamada Gruta del
Druida, que protegía un antiguo dolmen, junto a un pozo. A la estatua en sí, la llamaron en épocas medievales como
“La bendita Dama Subterránea” y posteriormente como “Nuestra Señora de Bajo-Tierra”

No obstante con estos testimonios, no se pretende afirmar en ningún momento, que todas estas antiguas diosas negras
fueran celtas, pero si se certifica que al menos las originales, eran todas paganas procedentes de antiguas diosas
telúricas. Así ocurrió con algunos patrones originales de divinidades femeninas como Isis, Artemisa o Cibeles, cuyo
culto por todo el orbe romano era bastante ferviente y amplio, estando sus fisonomías elaboradas en marfil, y éste al
oxidarse adquiría un tono negruzco. Posteriormente en la Edad Media europea, hubo varias imitaciones cristianas que
incluso fueron muy apreciadas por los Caballeros del Temple. Tras la conquista de América las efigies de vírgenes
negras volvieron a resurgir debido al sincretismo entre la nueva religión cristiana y las anteriores religiones pre-
cristianas amerindias como la Pachamama inca e incluso posteriormente con vírgenes negras africanas, como la
Yemayá de la religión de los yoruba.

Véase un listado de diferentes vírgenes negras:

Nuestra Señora Aparecida, Brasil Nuestra Señora Aparecida, (Brasil)


Nuestra Señora de los Ángeles (La Negrita), Cartago (Costa Rica)
Nuestra Señora de Argeme( La Morenita), Coria, España
Virgen de la Cabeza, Andújar, España.
Virgen de la Candelaria, Tenerife, Canarias, España.
Virgen de la Encina, Ponferrada, España.
Virgen de Guadalupe, Cáceres, España.
Virgen de la Luz, Cuenca, España
Virgen de las Cruces [1], Daimiel, (Ciudad Real, España)
Virgen de la Carrasca, Villahermosa, (Ciudad Real, España).
Virgen de Lluc, Mallorca
Virgen de los Milagros, El Puerto de Santa María, España
Virgen de Montserrat, Montserrat, España.
Nuestra Señora de la Monserrate, Hormigueros, Puerto Rico.
Virgen de Novés, Toledo.
Virgen de la Peña de Francia, Peña de Francia, El Cabaco (Salamanca), España.
Virgen de Regla, Chipiona, España.
Virgen de la Sierra, Cabra, España.
Virgen de Torreciudad, Secastilla, España
Virgen Negra de Le Puy, Francia
Virgen de Rocamadour, Francia
Virgen Negra de Toulouse, Francia
Madonna di Tindari, Italia
María Reina de Monte Oropa en Piamonte, Italia
Madonna di Crea en Piamonte, Italia
Nuestra Señora de Dublín, Irlanda
Virgen de Czestochowa, Polonia
Nuestra Señora de la Merced, de Jerez de la Frontera, Cádiz, España.
Nuestra Señora de Itati, Corrientes, Argentina

Así pues por lo expuesto, puede entresacarse la siguiente conclusión;

El origen del culto o veneración a las vírgenes, que en otros tiempos fueron divinidades, y no solo a las negras, no
tiene un origen cristiano, sino básicamente pagano.
Fueron los misioneros cristianos los que desde el siglo II de la E.C, inquietados por la raigambre entre las gentes
especialmente del campo, de las enseñanzas y prácticas paganas, y comprobando que no podían soterrar esta
veneración a la Divinidad de la Madre Tierra, en cualquiera de sus apelativos tribales, buscaron solaparla con el culto
a María, madre del Jesús bíblico.
La Iglesia Católica, especialmente insiste en que no existe tal adoración a María, sino una veneración por ser madre
de su dios. Pero el trasfondo pagano queda constatado cuando contemplamos las invocaciones, los supuestos
fenómenos, las medallas, insignias y emblemas de las procesiones marianas donde las imágenes de ésta, son
adornadas con flores, coronas y guirnaldas de todo tipo, etc. Esto…, señores obispos y catecúmenos católicos, es un
trasfondo y reminiscencia de un culto tan pagano como los que se hacían en honor, veneración y devoción a Brighid o
a otras divinidades paganas. Lo triste de estos actos y eventos es que han perdido todos los valores y significaciones
primordiales de antaño y han pervivido como exclusivo folclore y parafernalia.
Autor; Iolair Faol (C) reservados los derechos de copyright.

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