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Etimología
En Francia, la Ordenanza de la Marina define avería como “todo gasto extraordinario que se
haga por el navío y mercaderías, conjunta o separadamente; todo daño que le ocurra desde su
carga y partida, hasta su regreso y descarga”. El Código de Comercio Francés de 1807 calcó ese
concepto y también fue recogido por nuestro Código de Comercio.
Hay, dentro del amplio concepto de averías que da la Ordenanza de 1861, dos tipos: las
averías-daño y las averías-gasto, y tanto en una como en otra especie, debe tratarse de algo
“extraordinario” y “eventual”, vale decir que no sea consecuencia de las vicisitudes normales
que hacen a la navegación. Las Reglas de York Amberes repiten la exigencia de un “daño
extraordinario”.
Son averías-daño no solo los daños materiales extraordinarios que ocurran al buque o a la
carga, sino también las depreciaciones sufridas por las mercaderías que no pudieron llegar a
destino o regresaron al punto de partida.
Mientras que las averías comunes forman un importante capitulo dentro del Derecho
Marítimo, las averías particulares quedan sujetas a los principios del Derecho Común.
En la edad moderna, el Guidon de la Mer, a los fines de la cobertura de seguros intenta una
clasificación de averías, según el origen o causa del acto, pero es la Ordenanza Francesa de
1981 la que va a aportar una definición exacta de averías. Esa regulación de averías comunes
pasa a las Ordenanzas de Bilbao, al Código de Comercio Francés y llega hasta el nuestro.
La ley, sin embargo en los últimos cuatro artículos de la sección 5ta, establece las obligaciones
que pesan sobre el consignatario de la carga, en cuando a obligar a la firma de un compromiso
de avería (art. 404); a la intervención del liquidador y reconocimiento de la liquidación de
averías (art. 405) y a la prescripción de las acciones derivadas de la avería común (art. 406).
Las Reglas de York-Amberes define “Existe acto de avería gruesa cuando intención y
razonablemente, se realiza un sacrificio extraordinario o un gasto extraordinario para la
seguridad común, con el fin de preservar de un peligro a los bienes comprometidos en una
aventura marítima común” (regla A).
b) Un estado de necesidad: la avería común supone una situación de peligro que la motiva.
Debe haber un estado de necesidad que es lo que determina a obrar aparentemente en forma
antijurídica.
c) Seguridad común y obtención de un resultado útil: el acto de avería se debe hacer con el
propósito de realizarlo para la “seguridad común” de todos los intereses puestos en la
aventura marítima.
Además es necesario que el sacrificio haya logrado un resultado útil, es decir, sustraer el
peligro.
Sin resultado útil final, no hay contribución. En las reglas de York-Amberes implícitamente se
reconoce esa necesidad de provecho final.
Está presente el principio de equidad, el cual tiende a colocar a todos los intereses de la
expedición en igual de condiciones. Todos deben quedar en situación de beneficiados y
perjudicados por el acto de avería y para ello debe acudirse a la proporcionalidad. Por ejemplo,
los cargadores A, B, C y D a quienes no se sacrifica su mercadería, deben contribuir a pagar un
porcentaje al cargador E a quien si se le arrojo la suya al agua.
Reglas de York-Amberes
La Ley de la Navegación le reconoce valor a estas reglas, y va a hacerlas suyas, incorporando
sus términos al derecho interno al directamente disponer que los actos y contribuciones en
concepto de avería común se rigen, salvo convención especial de partes, por las reglas de York-
Amberes.
La primera reunión sobre la materia tuvo lugar en Gran Bretaña en 1860, en donde estuvieron
presentes comerciantes, armadores, abogados, aseguradores marítimos, liquidadores y
representantes de diversas organizaciones. El proyecto de ley que se votó, si bien no tuvo éxito
en un primer momento, fue seguido en 1864 con la adopción de 11 reglas sobre la avería
común, en un congreso realizado en la ciudad de York.
Ese conjunto de reglas, logró en Amberes en 1877 su ratificación. Nacen así las “Reglas de
York-Amberes “que comienzan a ser insertadas como clausulas por los armadores en los
conocimientos.
Estructura: las reglas se componen de: a) una regla de interpretación; b) 7 reglas ordenadas
alfabéticamente de la A la G que contienen normas generales de aplicación; c) 22 reglas
numéricas que se refieren a casos particulares y más comunes de avería gruesa (de la 1 a 22).
c) reglas numéricas
Averías-Daño
1) Echazón: es el tipo de avería común por excelencia. Es el hecho de arrojar al agua todo o
parte del cargamento. Las reglas solo contemplan el echazón de carga, a diferencia de nuestro
código de comercio, que se referiría al echazón de cosas que le pertenezcan al cargamento, al
buque o la tripulación.
Regla 1 ninguna echazón de carga se liquidara como avería gruesa, al menos que dicha carga
haya sido transportada de conformidad a los usos reconocidos por el comercio.
Regla 2 se considerará avería gruesa el daño causado al buque y a la carga, por el sacrificio o
como consecuencia del sacrificio realizado para la seguridad común, y por el agua que penetra
en la bodega.
2) Extinción de incendio a bordo: Regla 3 se pagara como avería gruesa el daño causado al
buque y a la carga, por el agua u otro procedimiento utilizado con el fin de extinguir un
incendio a bordo.
3) Varadura voluntaria: Regla 4 se liquidará como avería gruesa toda perdida o daño sufrido
como resultado de una varadura intencional por razones de seguridad común, así como las
pérdidas o averías sufridas para reflotar el buque varado.
4) Forzamiento de velas, avería o pérdida de velas: Regla 6 se admiten como avería gruesa,
la avería o pérdida de velas o mástiles.
5) Daños a las máquinas de un buque para reflotarlo: Regla 7 el daño causado a las
máquinas de propulsión y a las calderas de un buque varado en posición peligrosa, por los
esfuerzos realizados para reflotarlo, constituyen avería gruesa.
6) Objetos y artículos de consumo del buque quemados como combustible: Regla 9 los
objetos y artículos de consumo del buque que hubiera sido necesario quemar como
combustible para la seguridad común, en caso de peligro, se admitirán como avería gruesa
cuando el buque hubiere tenido un amplio aprovisionamiento de combustible.
7) Perdidas de flete: Regla 15 cuando dicha perdida resulte a su vez de una pérdida o daño
sufrido por la carga se considerará avería gruesa.
Averías-gasto
1) Cuando un buque esta varado y la carga, así como el combustible y los artículos de consumo
del buque, son descargados, los gastos suplementarios de locación de lanchas, de reembarque,
de carga, son considerados avería gruesa (regla 8).
Referidas a la liquidación
Regla 13 deducción del costo de reparaciones.
Regla 14 gastos por reparaciones y provisiones.
Regla 16 importe a ser bonificado por la carga perdida o dañada, teniendo que tener en
cuenta el valor de plaza en la fecha del ultimo día de la descarga y no el de la fecha de llegada.
Regla 17 valores contribuyentes.
Regla 18 daños en el buque.
Regla 19 mercaderías no declaradas o falsamente declaradas.
Regla 20 anticipo de fondos.
Regla 21 interés del 5% anual sobre las perdidas pagadas como avería gruesa.
Regla 22 régimen de depósitos en efectivo.
Nuestra Ley impone al capitán que se vea en la necesidad de realizar un acto de avería gruesa,
la obligación de asentar en el diario de navegación sus causas, circunstancias y detalle del
sacrificio realizado. La exposición, protesta o ratificación de esto realizada dentro de las 24
horas de llegada del buque al primer puerto de escala, ante la autoridad marítima, escribano
público o autoridad consular, tiene valor probatorio a los fines judiciales.
Se faculta al naviero a exigir:
a) la firma de un compromiso de avería. Es un documento que firma el consignatario de la
carga y eventualmente sus aseguradores, por el cual se nombran uno o más liquidadores para
que procedan al reconocimiento y liquidación de la avería, obligándose a aceptar y cumplir con
lo que los liquidadores establezcan.
Todos los contribuyentes están obligados a remitir al liquidador de averías designado, con la
menor dilación posible, la documentación que justifique el valor de la mercadería respectiva.
En caso de no hacerlo, responden por los daños y perjuicios emergentes de su omisión y el
liquidador o los interesados pueden accionar judicialmente a ese efecto.
La liquidación de avería común está sujeta a la convención de las partes en sus variados
aspectos, y solo supletoriamente regulada por las normas de York-Amberes.
Liquidación judicial
En el juicio correspondiente puede discutirse tanto la causa como el monto de la contribución,
y las normas procesales se desenvuelven en torno a 2 supuestos distintos: si se firmó o no un
previo “compromiso de avería”.
Prescripción
El art. 407 de la Ley establece que las acciones derivadas de la avería común prescriben por el
transcurso de 1 año contado a partir de la conclusión de la descarga en el puerto en que
terminó la expedición. Este plazo se aplica en los casos que no se hubiese firmado el
compromiso.
La acción ejecutiva que importa para sus beneficiarios la liquidación reconocida prescribe al
año contado desde el reconocimiento efectuado por las partes o por decisión judicial.