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UNA HERMOSA ORACIÓN

Le pedí a Dios que me quitara


mis malos hábitos.

Dios dijo, no.

No es responsabilidad mía,
sino tuya.

Tú mismo debes hacerlo.


Le pedí a Dios que sanara a mi
hijo paralítico.

Dios, dijo no.

Su espíritu es sano, su cuerpo


es sólo temporal
Le pedí a Dios que me concediera
paciencia.

Dios dijo, no.

La paciencia es un producto de la
tribulación.

No se concede, se aprende.
Le dije a Dios que me diera
felicidad

Dios dijo, no.

Yo te doy bendiciones, la
felicidad depende de ti.
Le pedí a Dios que me
quitara el dolor.

Dios dijo, no.

El sufrimiento te aleja de
los placeres mundanos
y te acerca más a mí.
Le pedí a Dios, un
crecimiento espiritual.

Dios dijo no.

Tú debes buscar tu propio


crecimiento.

Pero Yo te podaré, para que seas


fructífero.
Le pedí a Dios por muchas
cosas, para gozar la vida.

Dios dijo, no.

Yo te daré vida, para que


disfrutes de todas las
cosas.
Le pedí a Dios que me
ayudara a AMAR a otros,
tanto como Él me ama a mí.

Dios dijo: “¡Ah, finalmente


has entendido lo que quiero
decirte!”

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