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Collins

Collins: Sociólogo estadounidense. Nació en 1941

Campo de estudio: sociedad norteamericana de los siglos XIX y XX

La sociedad credencialista no es una sociedad igualitaria.

Las credenciales justifican el acceso a posiciones sociales privilegiadas sin


tener en cuenta el conocimiento

Las unidades básicas de una sociedad son las clases y los grupos sociales con
una cultura o subcultura en común; esas organizaciones sociales compiten
constantemente entre sí por el poder, el prestigio y la riqueza. Y la principal
función del sistema escolar es la reproducción y la legitimación de las culturas
de determinados grupos sociales privilegiados dominantes y de la posición que
ocupan dentro de la jerarquía social.

Los requisitos educativos que se exigen en los empleos se incrementan


constantemente en la sociedad industrial, esto es debido a los avances
tecnológicos. Sucede que los empleos que requieren pocas destrezas
disminuyen y, por el contrario, los que requieren mucha destreza aumentan.

Surgen constantemente nuevas exigencias educativas para obtener un empleo


y una proporción cada vez mayor de gente se ve obligada a pasar más y más
tiempo en la escuela.

La educación formal provee la enseñanza de técnicas específicas como


capacidades necesarias para los empleos más sofisticados.

Esa jerarquía del logro educacional es la jerarquía de destrezas y la jerarquía


en los empleos es también una jerarquía de destrezas. En este sentido, la
educación determina el éxito, y más en la actualidad donde la economía se
mueve hacia un predominio de las posiciones altamente cualificadas

Collins se apoya en la perspectiva weberiana de la sociología de la educación


como sociología de la dominación. Afirma que el motor del desarrollo del
sistema escolar de Estados Unidos fue la competencia entre determinadas
clases y grupos de estatus para reproducir y legitimar su posición social
privilegiada.
Lo más importante de a educación escolar no son los conocimientos objetivos y
las habilidades técnicas relacionadas con la división del trabajo, sino el sistema
de hábitos culturales (formas de hablar y de vestir, maneras, costumbres,
preferencias estéticas, etc) propio de los principales grupo del estatus. A pesar
de que exista una relación entre la educación escolar y el empleo, la clave de
esa relación no es la cantidad y la calidad de los conocimientos objetivos de los
estudiantes, sino la integración de ellos en una subcultura académica
determinada y el rango que le corresponde a la misma dentro de jerarquía de
poder y de la posición social.

Collins sostiene que las escuelas son lugares muy poco eficientes de
aprendizaje y que muchas de las técnicas que se utilizan en los empleos
directivos y profesionales se aprenden en los mismos lugares de trabajo.
Los verdaderos logros de las propias escuelas, la naturaleza del sistema de
gradaciones y su falta de relación con el éxito profesional y el ethos dominante
entre los estudiantes sugiere que el sistema educativo es muy ineficiente como
un medio de aprendizaje de las técnicas de un trabajo.

Hay una relación entre el origen social y el éxito escolar porque la escuela no
es neutral. Pues, lo más importante de esa educación no es la transmisión de
conocimientos objetivos, ni el fomento de hábitos y capacidades intelectuales y
morales culturalmente neutrales, sino la inculcación del sistema de ideas,
creencias y valores y de los modales y hábitos sociales de la cultura de la clase
media tradicional y otras clases y grupos sociales privilegiados.

No hay una “competición” meritocrática libre y abierta universal, sino más bien
hay un sistema de cooptación y padrinazgo por parte de determinadas clases y
grupos sociales privilegiados que promocionan a sus miembros y a otros
estudiantes que logran integrarse en ellos a costa de renunciar a sus propias
raíces sociales, culturales o de clase.

Los títulos, cuando son muchos y difíciles de obtener, son una garantía hacia el
éxito económico y social de los valores de la civilización capitalista en general.

El grado en que la educación provee estos estatus varían según la profesión de


la que se trate.

Establece una relación credencialista entre educación y empleo

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