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Santiago, abril 16 de 2018.

Doctor
Emilio Santelices Cuevas
Ministro de Salud
PRESENTE.

Señor Ministro:
Luego de la objeción de conciencia manifestada por la totalidad de los
profesionales del Hospital Base San José de Osorno, y la objeción institucional
manifestada por la Clínica Alemana de la misma ciudad, esta será la única en
el país con más 150.000 habitantes, que no cuente con la cobertura mínima
necesaria para efectuar las prestaciones médicas a que tienen derecho las
mujeres que opten por la interrupción de su embarazo en los casos extremos
que contempla la Ley N°21.030.
Al respecto, cabe señalar que la objeción de conciencia fue aprobada por el
Congreso solo para los médicos y profesionales que deban participar en la
intervención.
Esta decisión democrática fue violentada por el Tribunal Constitucional,
quien, abusivamente y yendo más allá de sus competencias, extendió esta
objeción a instituciones privadas, con el argumento de resguardar la
autonomía para cumplir sus fines propios y específicos, pero nunca para el
cumplimiento de fines públicos.
Sin embargo, el Ministerio de Salud -ilegalmente de acuerdo al requerimiento
que hemos presentado junto a otros senadores a la Contraloría General de la
República-, extendió esta objeción aun más allá, a través de la modificación
del protocolo respectivo, incluyendo a las instituciones que, siendo privadas,
desempeñan una función pública en virtud de los convenios que han suscrito
con el Ministerio de Salud en el marco del DFL N°36, de 1980, del Ministerio
de Salud.
Sin perjuicio del pronunciamiento que efectúe la Contraloría, cabe tener
presente que, aun si lo acogiera, no resolvería del todo el problema de las
mujeres de Osorno y de muchas otras ciudades que no cuentan con
cobertura adecuada.
Frente a esta situación y sin perjuicio de las modificaciones legales que sean
pertinentes, el Ministerio de Salud tiene la obligación de actuar con las
herramientas que posee, y para ello propongo las siguientes medidas a su
consideración:
1. Establecer, como meta sanitaria, que todos los establecimientos de la
red pública que actualmente efectúen prestaciones gineco
obstétricas tienen la obligación de contar con un equipo permanente
dispuesto para intervenir en caso de requerirse la interrupción del
embarazo.
En la primera etapa, se deberá incluir en esta meta, al menos, a todos
los hospitales tipo 1 y 2 que desarrollen estas funciones, para luego
agregar los establecimientos tipo 3 y de otros tipos que, por razones de
distancia u otra clase, tendrán también la obligación de contar con un
equipo.
En consecuencia, las derivaciones a otros establecimientos, en
general, solo podrán hacerse desde establecimientos tipo 4, que no
estén incluidos en el listado indicado.

2. Instruir a todos los establecimientos que se encuentren incluidos en la


nómina anterior, para que, en caso de que no cuenten con el equipo
necesario, por la manifestación de objeción de conciencia de algún
profesional o por cualquiera otra causa, lo comuniquen
inmediatamente al Servicio respectivo, el que deberá adoptar, dentro
de un plazo de diez días, las medidas de contratación, traslado,
permuta o comisión de servicios, que sean necesarios, para asegurar la
continuidad de la atención.
En lo inmediato, en el caso de Osorno, el Servicio de Salud debe
contratar profesionales no objetores y no podrá recurrir a la
derivación a otro centro asistencial.
3. Revisar las normas de concursos, promociones, destinaciones y becas
para especialistas ginecobstetras en el sector público, para priorizar
en estos procesos a los profesionales no objetores de manera de
asegurar la atención oportuna de las mujeres que lo requieran.

4. Instruir a los Servicios de Salud para que se abstengan de contratar


servicios de la especialidad a sociedades de profesionales en las que
participen médicos objetores, con el objeto de evitar abusos que
puedan producirse derivando ilegítimamente pacientes desde el sector
público al privado.

5. Instruir para que el Ministerio se abstenga de entregar información


que permita identificar a los funcionarios que realizan prestaciones
contempladas en la ley o la de aquellas objetoras de conciencia.
Lo anterior, en resguardo de la libertad y seguridad de todos los
profesionales, objetores o no objetores, que se pueden ver afectados
por la coacción de grupos de personas.
La opinión pública ha conocido la acción de grupos de fanáticos que
han amenazado con desplegar campañas de hostigamiento en contra
de todos quienes participen en las intervenciones médicas. En
especial, la Cruzada Nacional contra el Aborto, explicitó esta amenaza
en contra de un médico y difundió un afiche con un montaje
fotográfico, el que mantiene en sus sitios junto con su declaración
intimidatoria.
Estos ataques y amenazas pueden ser una de las causas de que algunos
profesionales prefieran declararse como objetores y, por lo mismo,
debe evitarse la difusión de las identidades de todos los funcionarios
que participen en estas intervenciones.
Cabe señalar que, tanto la Ley 20.285, conocida como Ley de
Transparencia, en su artículo 21 N°2, así como la Ley 19.628, sobre
protección de la vida privada, en su artículo 2° letra g), reconocen el
derecho a omitir en la información pública y en los bancos de datos,
todos aquellos datos personales o datos sensibles, que se refieran a la
esfera de la vida privada o a las características morales de las personas,
incluidas sus creencias o convicciones religiosas.
Cuando el Ministerio ha informado que todos los facultativos de un
establecimiento son objetores, o que no lo son, en la práctica, los ha
hecho identificables, dejándolos expuestos a la acción de grupos.
En adelante, solo debe entregarse la información de si el
establecimiento cuenta o no con el equipo disponible y las estadísticas
de objetores solo publicarse nacional o regionalmente.

6. Por los mismos fundamentos planteados en el número anterior, el


Ministerio a su cargo debe perseguir judicialmente las acciones
amedrentadoras de estos grupos, especialmente de la
autodenominada Cruzada Nacional contra el Aborto, en virtud de las
obligaciones que contempla el Estatuto Administrativo.
En efecto, el artículo 90 de dicho cuerpo legal, establece que todos los
funcionarios tienen “derecho a ser defendidos y a exigir que la
institución a la que pertenezcan persiga la responsabilidad civil y
criminal de las personas que atenten contra su vida o su integridad
corporal, con motivo del desempeño de sus funciones, o que, por
dicho motivo, los injurien o calumnien de cualquier forma”.
Si bien la norma contempla que cada funcionario debe pedir por
escrito esta acción, dada la naturaleza de las amenazas y que estas se
formulan de manera general contra todos quienes cumplan sus
funciones en estas intervenciones, debe ser el Ministerio el que tome
la iniciativa y persiga esta responsabilidad, sin esperar la acción
individual de cada profesional.
Señor Ministro, estoy convencido que el Ministerio debe ejecutar todas las
acciones administrativas, normativas y judiciales, para asegurar la atención
de mujeres que opten por la interrupción del embarazo en las causales
extremas que contempla la ley.
La acción del Ministerio debe ser para ampliar y hacer más oportuna la
cobertura a estas atenciones y no para restringirla o diferirla, prolongando
con ello el padecimiento de las mujeres y sus familias que atraviesan estas
dolorosas experiencias.
En consecuencia, solicito tenga a bien considerar e implementar las medidas
propuestas o, en su defecto, informar de aquellas que pretenda aplicar con el
objeto de enfrentar la situación planteada en esta carta que ha causado justa
indignación en la comunidad osornina y en el país en general.
Atentamente,

RABINDRANATH QUINTEROS LARA


Senador

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