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un nuevo presidente? Un
conversatorio que despejará dudas
Porque #LaEducaciónImporta en estas elecciones, este lunes 16 de abril expertos
del sector se reunirán para conversar alrededor de lo que debería estar pasando
con la educación del país. Algunos candidatos confirmaron su presencia.
El panel que iniciará a las 7:00 am y que irá hasta la 1:00 pm, contará con la
intervención de varios expertos en educación que detallaran el panorama
educativo del país, creando conversaciones alrededor de las necesidades que
acogen al sector en Colombia.
Harán parte del evento, Alfredo Sarmiento Gómez, director de Misión Educación
de Calidad para la Equidad del PNUD, María Fuigueroa, decana de la Facultad de
Educación de la Universidad Externado, Aníbal Bubú, mejor rector Premio
Compartir, José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, entre
otros, además de la intervención de algunos candidatos presidenciales.
Es así como toda la jornada tendrá un eje central para discutir los retos del país en
materia educativa desde la visión más amplia del tema y abrir camino para que se
expongan ante todos los asistentes las discusiones y preocupaciones del sector.
Aquí se pondrá a la educación en el centro del debate político para poder
dimensionar su relevancia en la sociedad como punto central de la organización y
formación del individuo bajo la gran premisa: ¿Cómo pasar de las palabras a los
hechos?
Para asistir solo debe registrarse en el enlace. Además, el encuentro también será
transmitido vía streaming en la página web de Semana Educación y de la
Fundación Empresarios por la Educación.
La columna contenía una reflexión sobre el rol que podría tener hoy el ex
presidente en la política como dedicarse a la escritura, la gastronomía o a la
poesía. Remataba con una conclusión: "tenemos la tentación de seguir en ese
ambiente crispado, lleno de rabia y adrenalina al que nos acostumbró su
gobierno... Pero lo más sensato sería hundir el botón de "mute" cuando estos
cruzados del odio vociferan, e insultan. Ya pasamos esa página, ese trago
amargo". La afirmación se entendía como una referencia a la candidatura de Iván
Duque, quien en este momento va punteando en las encuestas.
Cuando se publicaron ambos escritos, el país vivía la más ferrea oposición del ex
presidente al actual gobierno y al proceso de paz. Uribe había convertido Twitter
en su trinchera política desde la cual lanzaba dardos a cada minuto. La columna
de Abad en The New York Times recogía el malestar que generaba en un sector
del país esa posición.
Si quiere leer la columna que Abad escribió en el 2012 para The New York
Times
Recomendamos: "A los del Sí les digo que no humillemos a los del No":
Héctor Abad
Abad le dijo a SEMANA que "a veces me ha pasado que algunas columnas mías
viejas resucitan, por alguna razón, y la gente las hace circular como si se refirieran
al día de hoy. A lo mejor las cosas no cambian tanto; este país es más o menos
cíclico".
Entonces, como el ex presidente Uribe sólo tiene el vicio incurable del poder, la
adicción al mando, la costumbre irrefrenable de llevar siempre las riendas, las
espuelas y la fusta, entonces ahí lo tendremos, vociferando en Twitter, enviando
comunicados de muy dudosa lógica jurídica o política, rojo de indignación, verde
de rabia, enfermo de ira, regañando a los columnistas, insultando a los jueces,
manoteando contra los traidores, aconsejando exilios a sus ex funcionarios (no
para protegerlos sino para que al fin, en la desesperación de los interrogatorios, no
acabe por zafárseles la verdad).
Uribe y sus aliados son poderosos, pero hoy son los huérfanos y las viudas del
poder. Nosotros, los periodistas, podemos convertirnos en los altavoces, en los
amplificadores de sus rabietas y diatribas, o simplemente dejarlo que grite y
vocifere a solas en su Blackberry. Tenemos la tentación de seguir en ese
ambiente crispado, lleno de rabia y adrenalina al que nos acostumbró su gobierno.
Pero lo más sensato sería hundir el botón de “mute” cuando estos cruzados del
odio vociferan, e insultan. Ya pasamos esa página, ese trago amargo. No le
demos más prensa ni le prestemos más atención a tanta rabia. Bajémosle la fiebre
a todo esto hundiendo ese pedal que en el piano se llama sordina. Que grite solo,
como Chávez. Y preguntémonos en silencio, simplemente, de cuando en cuando,
por qué no se callará. Porque eso sería lo mejor para todos: que se callara.