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SOY LEYENDA – Una aventura ligera para Alatriste JdR, basada en la vida de Miguel de Mañara.

Por Luis F./Tadevs

Esta es una aventura corta para el Juego de Rol del Capitán Alatriste. Está basada en 3 historias de la
vida legendaria de Don Miguel de Mañara, concretamente “El episodio de los jamones”, “El convidado de piedra” y
“La visión del propio entierro”. Fue ideada como entretenimiento ligero para una sesión en la que faltaron la mayoría
de los jugadores habituales, luego está pensada para ser jugada con 2 o 3 jugadores como mucho. No existe un
objetivo concreto para los PJs, más que servir de testigos, comparsa y ayudantes de Don Miguel de Mañara,
personaje en torno al cual gira la historia. (Más datos en PAB3 – Página 87).

Sevilla, Octubre de 1649

“Yo, don Miguel Mañara, ceniza y polvo,


pecador desdichado, pues lo más de mis logrados
días ofendí a la Majestad altísima de Dios, mi Padre,
cuya criatura y esclavo vil me confieso. Servía a
Babilonia y al demonio, su príncipe, con mil
abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos,
escándalos y latrocinios; cuyos pecados y maldades
no tienen número y sólo la gran sabiduría de Dios
puede numerarlos, y su infinita paciencia sufrirlos, y
su infinita misericordia perdonarlos. ¡Ay de mí! ¡Quien
se cayera muerto antes de acabar estos renglones; y
pues van bañados con mis lágrimas fueran
acompañados por el postrer de mi vida …

Y yo que escribo esto (con dolor de mi corazón y lágrimas en mis ojos confieso), más de treinta años dejé
el monte santo de Jesucristo y serví loco y ciego a Babilonia y sus vicios. Bebí el sucio cáliz de sus deleites e ingrato
a mi señor a su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones”.

Miguel de Mañara.

Por un Puñado de… Jamones

Corre el mediodía. El cielo: cuajado y plomizo. Los PJs se encuentran remojando el gaznate en
el mesón de los Carboneros, sito en la céntrica calle Levíes, en la ciudad de Sevilla. Se trata de un local
frecuentado por gitanos y rufos de mal vivir, que llenan el cargado ambiente del cante y baile que tanto
gustan. Sentado a la mesa de los PJs se encuentra un habitual del lugar. Joven caballero (realmente
tiene 23 años) vecino de la misma calle, que destaca entre la fauna como un lobo entre gatos.
Descendiente de una familia genovesa asentada en la ciudad desde hace varias generaciones. Moreno,
repeinado, de mirar hosco y bigote fiero, amigo del buen beber y mejor yantar. Las ropas: de calidad.
Violento espadachín y burlador de Sevilla. Respetado por ser cargo provincial de la Santa Hermandad, y
conocido por un sarcástico sentido del humor, carácter soberbio y colérico, y terrible mal genio. Su
nombre es Don Miguel de Mañara y Vicentelo de Leca, heredero del riquísimo Vicentelo de Leca “El
Corso”.
Esta tarde charla alegremente, ya que a pesar de la mala fama que tiene, los PJs y él son
buenos amigos. Don Miguel sabe rodearse de buena gente, y nunca anda escaso en convidar a los
parroquianos. En esto andamos cuando un criado se le acerca y le cuchichea algo al oído.

Don Miguel compone el gesto y la sonrisa desaparece de su rostro. Decide pedirles a los allí
presentes un pequeño favor. Si los PJs le preguntan, les explicará con parsimonia cómo es un hombre de
gustos exquisitos, y le han enviado unos 5 jamones desde la sierra de Huelva. Ha sido informado de que
algún hideputa (el Oficial del ayuntamiento encargado de los Arbitrios del buen Consumo) ha retenido la
partida de jamones en la Puerta de Triana, sin dejarla pasar al interior de la ciudad mientras no se paguen
los impuestos correspondientes. Barrunta que el oficial municipal es Bartolomé Sotolargo, un viejo
conocido que se la tiene jurada. No es la primera vez que se hacen la puñeta mutuamente, y habrá olido
los jamones y leído el nombre del destinatario y no se ha pensado dos veces el quedárselos para sí, con
la consecuente jodienda de Don Miguel.

Mañara, que se ha ido encolerizando mientras relata la historia, pide a gritos tinta y pergamino,
se lo traen, escribe un pliego apresuradamente, lo dobla y se lo entrega al criado junto con una bolsa
cuyo soniquete deja adivinar una cuantiosa cantidad de dinero. Del mismo modo pide (o más bien
ordena) a los PJs que, puesto que es notorio que la suma es importante, escolten al mozo hasta la Puerta
Triana, y allí se aseguren de que el pago se efectúa correctamente. Insiste en que vayan rápidamente, ya
que esa noche quiere catar las viandas de su encargo.

Al llegar los PJs a la Puerta de Triana, el paje entregará la bolsa de dinero y el pliego doblado.
Aunque los PJs no lo saben, el pliego dice que Don Miguel le invita (o le reta, más bien) a cenar esa
misma noche en su casa (en la citada calle Levíes), cita a la que espera, por su bien, que acuda llevando
personalmente los consabidos jamones de Huelva, que compartirá con él de buena fe. Del mismo modo
anuncia que con el dinero que hay en la bolsa considera más que pagados los impuestos y compra la
vida del Oficial municipal, y que de no claudicar, ha enviado a los PJs para matarle a él y a quien se
ponga por delante. Es más, añade que si acaso los PJs no son suficientes, él mismo irá personalmente a
acabar con su vida por haberlo tratado como a un vulgar plebeyo, y no como un caballero se merece. El
Oficial municipal lee la misiva en silencio. Levanta la vista y les dice a los PJs que está todo arreglado. El
paje queda por allí para algún otro recado y luego se marcha por su lado.

Los PJs volverán a la taberna para comentar a Miguel de Mañara su éxito y reclamar su
recompensa. Don miguel los recibe con una sonrisa pícara y truculenta, con ganas de saber pero no de
preguntar. Les invita a cenar esa noche a su casa (la casa palacio de la calle Levíes) para presenciar una
burla que tiene preparada para el Oficial Municipal.(no se sabrá en qué consiste).

Al poco rato vuelve el paje con un recado del Oficial municipal diciendo que ni por esas, que se
queda con el dinero de los impuestos y además con los jamones, y que si quiere matarle, que ya sabe
dónde está. Don Miguel de Mañara se pone rojo de furia, saca una daga y ni corto ni perezoso degüella al
paje allí mismo delante de todos los comensales, desenvaina su espada y reclama a gritos que le sigan
los PJs para ir al encuentro del oficial y darle muerte donde Dios quiera y el Diablo se lo lleve.

Y era tan grande el renombre

que tenía el buen Mañara,

que escándalo no se hallara

que no llevase su nombre.


Duelo al Sol

Salen de la taberna, corriendo como quien asalta un fortín flamenco. Al cabo de no mucho
caminar, hirviendo de furia y cólera encendida, llegan a la Puerta de Triana (las puertas eran un lugar
común de duelos, por estar fuera de la ciudad) y allí se encuentran el oficial y 3 perezosos alguaciles de
la gura. Los PJs tendrán que echar mano rápido a las armas, ya que Don Miguel llega hecho un trueno,
atacando sin mediar palabra y perdiendo totalmente los estribos.

En algún momento clímax del combate, consumido por su ciega rabia, el vociferante Miguel de
Mañara termina con la vida del Oficial municipal, y le deja tirado en el suelo, lleno de cuchilladas y más
muerto que vivo. Riéndose de su suerte, limpia su hoja y se encamina de nuevo a su casa acompañado
de los PJs. Esta noche no quiere cenar solo, así que, con un chiste cargado de humor negro, les ofrece a
los PJs que acudan a la cena que prometió al muerto.

La Cena de los Acusados

Una vez en la casa palacio, Don Miguel agasaja a sus invitados con los más deliciosos manjares
traídos de todos los rincones de España, de Italia y de las Américas. A los PJs les llama la atención que
Don Miguel bebe un elixir traído expresamente de las Indias, una jarra de un liquido oscuro y espeso de
color repugnante, que llama “chocolate”, su bebida favorita incluso por encima del vino. Si los PJs lo
desean podrán probarlo, pero les causará rechazo su color y su fuerte sabor amargo (es chocolate negro,
sin leche ni azúcar).

Durante la animada conversación, alguien llama golpeando tres veces la puerta de la calle. Don
Miguel no espera a nadie, y la llamada le extraña. Cuando los sirvientes abren el portón, anuncian la
llegada de Bartolomé Sotolargo, el Oficial municipal, que lívido como un cadáver, con un brazo en
cabestrillo y una mancha de sangre en la camisa, se presenta a la cena como un comensal más, tosiendo
y hablando con dificultad y afectación, disculpándose educadamente, y trayendo como prenda de buena
voluntad el cargamento íntegro de jamones.

Don Miguel, temeroso y asustado al principio, recibe al recién llegado como si de una aparición
recién salida de la tumba se tratase. Pero al poco se anima y decide compartir uno de los jamones (que,
por algún motivo, no tienen muy buen aspecto) para hacer las paces. Mandará a uno de sus criados a
cortar buenas raciones, y al traerlas cogerá con ansia la primera loncha de jamón y echando su cabeza
hacia atrás, se la echará al gaznate. Tras unos instantes de silencio, donde parece dudar si disfrutar o no,
se lleva las manos al cuello poniéndose en pié de un salto, momento en que tropezará con su silla y
caerá de boca cuan largo es, quedando de cara al suelo completamente inmóvil. Entre la confusión, nadie
parece darse cuenta de que el Oficial municipal ya no está, parece haber huido. Si los PJs deciden salir
corriendo a la calle en persecución de Bartolomé, tendrán un enfrentamiento con un grupo de matasietes
y valentones contratados por el oficial para cubrir su huida.

Estatua:

Aprovéchale con tiento,

(tocan a muertos)

porque el plazo va a expirar,

y las campanas doblando


por ti están, y están cavando

la fosa en que te han de echar.

(Se oye a lo lejos el oficio de difuntos).

Don Juan: ¿Con que por mí doblan?

Estatua: Sí,

Don Juan: ¿Y esos cantos funerales?

Estatua:

Los salmos penitenciales

que están cantando por ti

(Se ven pasar por la izquierda luz de hachones y rezan dentro)

Don Juan: ¿Y aquél entierro que pasa?

Estatua: Es el tuyo

Don Juan: ¡Muerto yo!

José Zorrilla. “Don Juan Tenorio” (Acto tercero. Escena II).

Este muerto está muy vivo

Todo el mundo piensa que Don Miguel ha muerto, incluidos los PJs, aunque lo que está
ocurriendo realmente es que su cuerpo se halla sumido en una parálisis total. Si le dan la vuelta al
"cadáver" verán en su frente una brecha sangrante, y que tiene los ojos muy abiertos como en un pasmo.
Aun insensible y paralizado, sus ojos siguen viendo y sus oídos siguen oyendo, pendientes de todo lo que
ocurre alrededor pero incapaz de hablar o moverse.
Ante semejante situación, los criados testigos instarán a los personajes a llamar a un galeno
(médico) que le ayude o en todo caso a un sacerdote que le de la extremaunción. El doctor, tras pincharle
con agujas en las plantas de los pies y no obtener ninguna reacción, decide darlo por muerto. El
"cadáver" es preparado con sus mejores galas, y los PJs serán interrogados por un alguacil de la gura,
que será insidioso con respecto a dónde estaban ayer a mediodía, si saben algo de un duelo en la Puerta
de Triana, y qué ocurrió anoche en la casa palacio de los Mañara. Depende de cómo se manejen, pueden
salir airosos o pasar una o dos noches en la Cárcel Real (solo por hacer dudar al alguacil).

Si los PJs evitan la cárcel, podrán asistir al velatorio de Don Miguel. Posteriormente será
colocado en su ataúd, llevado a la iglesia donde se le hace misa de cuerpo presente, y finalmente se le
procesionará por toda la ciudad, llevando el ataúd en hombros hasta el cementerio. El sufriente Miguel de
Mañara, testigo de todo lo ocurrido en derredor y abrumado por el terror de ser enterrado vivo, despierta
al oír la primera palada de tierra sobre la tapa del ataúd, saliendo de la parálisis, poniéndose en pie y
gritando: PERDON DIOS, PERDON, PIDO CONFESIÓN, AUXILIO, VIVO SOY!!!, SACADME!!!

(...)pues, después que se extinguen las pasiones,

yo he visto sorprendentes conversiones.

Ramón de Campoamor.

Conclusión y recompensas:

Al día siguiente, convencido de que se ha tratado de una señal divina enviada por Dios para que
le sirviera como aviso y terminar con su vida de vicio, latrocinio y asesinato, cambia completamente de
carácter, se hace progresivamente menos violento e ingresa como hermano de la Santa Caridad, a la que
dona unos terrenos donde hoy está asentado el Hospital de San Jorge o de la Santa Caridad. Hoy en día
es tenido por Venerable y Santo Varón.

Cada PJ recibirá 3PX por jugar la aventura hasta el final, y 1PX adicional por conseguir esquivar
la cárcel o por buena interpretación.

“Aquí yacen los huesos del peor hombre que ha habido en el mundo. Rueguen a Dios por él”.

Lápida de D. Miguel de Mañara


SOY LEYENDA – Dramatis personae

Don Miguel de Mañara y Vicentelo de Leca


Un Don Juan Verdadero
Destreza: 14

Espíritu: 12

Fortaleza: 10

Ingenio: 11

Reflejos: 13

Bríos: 11

Armas: Ropera personal 15/10 (+2), Pistola 13 (+1).

Armadura: Camisa acolchada (1), Jubón de terciopelo (1), Coleto de cuero (2), Guantes de cuero (2), Botas de cuero (1), Capa (3 a Desviar).

Habilidades: Cabalgar 12, Comerciar 12, Etiqueta 14, Intimidación 13, Juegos de Azar 13, Seducción 16.

Habilidades de combate: Armas cortas 15, Capa 13, Esgrima 18, Pelea 14, Esquivar 7.

Ventajas: Ambidextro, Belleza (Guapo), Espadachín, Riqueza (Rico).

Desventajas: Enemigos (multitud), Impulsivo, Mala reputación, Pecadillos (lujuria).

Bartolomé Sotolargo
Oficial municipal arbitrista del buen consumo
Destreza: 12

Espíritu: 11

Fortaleza: 10

Ingenio: 10

Reflejos: 11

Bríos: 11

Armas: Ropera 13/9 (+2).

Armadura: Botas (1).

Habilidades: Callejeo 11, Charlatanería 10, Latines 11, Ratear 15, Recursos 10.

Desventajas: Problemas de peso, Pecadillos (Glotonería/Cotilla).


Rufianes y matasietes varios
Escoria portuaria sevillana
Destreza: 10

Espíritu: 10

Fortaleza: 13

Ingenio: 9

Reflejos: 11

Bríos: 12

Armas: Ropera 13/9 (+2), Daga de guardamano 13/10 (+1).

Armadura: Coleto de cuero 8.

Habilidades: Intimidar 13, Callejeo 12, Habla de germanía 12, Sigilo 14.

Ventajas: Esgrima 12 (ropera), armas cortas 10 (daga).

Desventajas: Intolerante.
SOY LEYENDA – Apéndices:

“Y ¿qué es morir? Dejarnos de pasiones.

Luego el vivir es una larga muerte;

luego el morir es una dulce vida”.

Miguel de Mañara.

“su natural fue demasiado vivo, su entendimiento claro, su valor intrépido; que acompañadas estas partes
con sus pocos años y la mucha riqueza de sus padres no hubo mocedad que no efectuase y travesura
que no se atreviese. Y en tanto grado era peligroso, que los amigos se retiraban de acompañarlo,
teniendo sus arrojos y los riesgos en que los ponía”; que fue amigo “de festejos, casamientos o concursos
que entonces había de los que no pocas veces resultaban ofensas a Dios, como las juntas de caballeros
mozos”.

“En su mocedad sintió que le dieron un golpe en el cerebro tan recio que le derribó en tierra…; que en la
casa adónde iba estaban aguardándole para matarle”.

“Iba una noche por la calle del Ataúd de Sevilla, a una cita amorosa, cuando sintió un golpe tan fuerte en
la cabeza que lo derribó en tierra, al propio tiempo que escuchó una voz que decía: ‘Ves el ataúd que ya
está muerto’. Levantóse lleno de turbación y no se atrevió a seguir, regresando después a su casa, y
después supo que le estaban esperando para darle muerte en la que iba a visitar”

“le gustaba el chocolate. Era la bebida refinada en la Sevilla del siglo XVII. Se tomaba a todas horas, frío
o caliente, solo o con bizcocho. Estaba de moda y era un artículo de lujo. En la casa de Mañara era
bebida común. Miguel, según cuenta Cárdenas, se había criado con este género de bebida. Pues un día,
tomó la resolución de no beberlo, por mortificación en tanto grado, que estando retirado algunos días en
la Cartuja le llevaron aquellos Padres una jícara de chocolate para que se desayunase, pero por más
instancias que profundamente le hiciera no lo pudieron reducir a que faltase en su propósito”

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