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La construcción teórica de Marx se basa en la aserción de que cada hombre y cada mujer es una

actividad sensible (a menudo llamada práctica) y que sólo puede ser desplegada en una
comunidad en conexión con la naturaleza y el cosmos. Es cierto que esto nunca aparece de
manera pura y clara en su obra. Sin embargo, esto puede hacerse buscando el sustrato en el que
desarrolla sus producciones teóricas.

El estudio de los fenómenos económicos es para Marx el medio de llegar a la conciencia del
proceso real revelando la mistificación y, por tanto, la conciencia del fin al que tiende la especie: el
comunismo. Pero este objetivo sólo puede percibirse mediante una clara comprensión del ser de
éste.

Al hacerlo, hemos expuesto, por decirlo así, las aporías de la teoría de este último, que es un
componente esencial de la teoría del proletariado, pero no hemos identificado la insuficiencia
fundamental que determina estas aporías. Reside en el hecho de considerar al hombre sólo en la
figura del adulto, y de no ver las mediaciones entre la sociedad y el niño, las mediaciones que
operan a través de la madre, el padre. En otras palabras, hay, en un primer momento, una falta de
inmediatez en la obra de Marx con respecto a la investigación de la especie y el sujeto de la
individualidad.

Pero la raíz es el fenómeno de la vida. Hay un cierto antropocentrismo que es la grasa


de una deificación del hombre. Además, una sustitución es necesaria -y esto es
complementario- el hombre reemplaza a dios, la unidad superior, el término último de la
jerarquía. El fenómeno de la vida puede entonces ser considerado como la comunidad de
los vivos abstraídos en el hombre que plantea una unidad superior. Desde entonces ya no
es él quien está en la naturaleza, sino en el hombre. Pero hay más: la retracción que el
hombre antes de convertirse en tal, es un niño; que por consiguiente la raíz del hombre es
el niño. Este último no es considerado en la teoría marxista [27], excepto como un medio
de contestación entre hombres y mujeres dentro del fenómeno familiar en relación con la
propiedad privada y el Estado. Hay ciertamente un estudio de las diversas formas de
comunidad (al menos un gran esbozo), pero nunca descubrimos cómo en cada generación
hay una repetición del paso de la naturaleza a la cultura, una recreación de la separación
con sus repercusiones psíquicas en el niño. Y esto también se relaciona con los límites de la
investigación con respecto a la separación. La dinámica de estos últimos se estudia
principalmente con respecto al futuro del capital. Ahora, con el establecimiento de este
último, se repite, con gran intensidad, porque concierne a la totalidad del proceso de vida
de hombres y mujeres, de la antigua separación que originalmente parecía superficial

Todo esto sería cierto si no hubiera habido un fenómeno histórico: la separación del
resto de la naturaleza que llevó a la especie a la dinámica de la auto-nominación, la
subyugación a una cultura separada de la naturaleza, que determinó el desarrollo de la
represión parental para adaptar a los niños a esta cultura. Como resultado, falta algo
esencial de lo que se necesita para "vivir": la afectividad, el verdadero amor de la madre
por el niño. Marx nunca habló de esto cuando lo hizo extensamente con respecto al amor
del hombre por la mujer. Debe haber sido para él algo evidente, como a priori incluido en
el proceso de la vida. No hay nada que decir al respecto, lo que denota una inmensa
represión y un rechazo inconsciente de la dependencia.

Aquí encontramos un logro teórico fundamental que Marx no explicó


completamente, ni realmente colocado en el centro de su reflexión: cada hombre, cada
mujer, es a la vez individualidad y Gemeinwesen [34]. Es la afirmación de la continuidad.
Pero este paso positivo implicaba el de recuperar la inmediatez.

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