SCRIPTA IN
HONOREM
ENRIQUE A. LLOBREGAT CONESA
¢ NN al
Candelabros y candiles:
una posible pieza almohade
J. ZOZAYA STABEL-HANSENCANDELABROS Y CANDILES: UNA POSIBLE PIEZA ALMOHADE
Juan Zozava StaBet-Hanse
Una bella oracién paleocristiana, “Luce benéfica’, dice asi
“Rector Potens, verax Deus,
qiti Lemperas rerum vices,
splendore mane illuminas,
et ignibus meridiem:
Extingue flammas litium,
aufer calorem noxium,
confer salutem corporum
veramque pace cordium.”
(Zovatto, 1957)
1a luz se nos presenta, asi, como elemento salvitico dentro de las grandes religiones monoteistas del
Occidente del Viejo Mundo y no ha de ser por ello diferente el mundo istémico, heredero de la vieja tradicién
jndeo-cristiana y la aceptacién de sus elementos litirgicas simbslicos y materiales. Ahora traigo a la atencion
del lector elementos relacionados con la luz en al-Andalus, hasta ahora inéditos.
Por lo dicho anteriormente esa propésito de Ia luz y sus instrumentos que pretendo hablar en esta con-
tribucién al homenaje merecido a Enrique Lobregat, siempre amigo de lo original, de los elementos orienta-
les que tanto le atrajeron desde la juventud y siempre nos sorprende con sus ideas luminosas tanto en con-
versaciones como en esa conversaci6n retrasaca que son los textos eseritos. Quiero hacer aqui pues, un peque-
fo “estrambore” arqueoldgico en el cual pueda tratar de emularlo en himinosas ideas. Para ello, y tratando
también de asi hacerlo, me iré al humor de presentar un “brillante” trabajo en homenaje al compafiero al que
todos queremos mostrar afecto. Para elu ie escogido la publicacién de una pieza que esti prtcticamente iné.
dita, salvo por una referencia de Garcia y Bellido (1987), muy rara morfolégicamente y que nunca me atrevi a
publicar. Los afios pasan y los elementos complementarios aparecen de manera insospechada, “recompo-
nienclose” como elementos moleculares con nexos de oxigeno sueltos que buscan adonde adherisse.
521Me refiero ahora a un éportacandil? écandelabro? en bronce/latén existente en el Museo Arqueoldgico
Nacional (Madeid), n° 1913/59,728, (Fig. 1) procedente de la colecciéin Vives, y por lo tanto carente de proce-
dencia de origen conocida. Su estructura produjo, cuando empecé a estudiarlo por primera vez, hace muchos
afos, cierto estupor cn mi, pues no parecia pieza anémala. En efecto: més sugeria ser una falsiicacién de anti-
ccuario, tan caracteristca ce la segunda mitad del siglo XIX que una pieza original iskimica, Mis miedos e igno
rancia de principiante me hicieron callar lo que pudicra set al ignorarlo. Una serie de candiles en cerémica, use
dos en mi Tesis Doctoral, parecen sugerir que la pieza es auténtica y que incluso pudo ser andalust
La descripcién de la misma es bastante breve y la tomo de mi Memoria de Licenciatura (Zozaya, 1965),
aieja y sobrepasada ya, en que la cité sin atreverme a usarla en Ia publicacién resumida que de ella hice
(Zozaya, 1967), Dice asi “Se trata de una pieza inusitadamente alta sobre base tripode cuyas patas semejan
pezutias esquematizadas. Dichas patas apoyan una arandela horizontal sobre la cual se monta la peana, de
eyo centro sale el vistago esbelto y complicado que describimos a continuacién: sobre tn nudo con deco-
raci6n incisa horizontal semejando paralelos se eleva una seccidn cilindrica de 20 ems de altura al cabo de
los cuales hay un cono truncado invertido cuya base se corresponde con la de un cono truncado en posi-
cién normal
De la cdispide de éste sale otro cilindro de las mismas dimensiones del anterior y a cuya culminacién le
sigue otra vez el conjunto de dos conos truncados opuestos por la base. Hay otro cilindra sobre este viltimo
conjunto que remata en un mado que s¢ ensancha en otro cono truncado invertido en el cual se apoya el pl
tllo y de cuyo centro sale la pda, que es de seccién cuadrangular. Fl platillo tiene una planta que pudiera
mejar una flor. En la base el lotiforme perdura levemente en los salientes que presenta la arandela horizon-
tal” (Zozaya, 1965)
‘Aunque poco explicada la placa superior horizontal era origen de mis duds, al tener cierta semejan-
za con elementos géticos usados en arquitectura, lo cual producia en mi la impresiOn de algo mitad musul-
‘man y mitad cristiano, No parecéa muy ortodoxo en un pieza islémica la superposicién del tetralobulado
con los cuatro triéngulos cuyos vértices aparecfan entre las formas curvas. Por otra parte se carecia de un
ejemplo de tija central como Ja presente. Para rematar ef asunto el pie estaba en consonancia con los de los
candelabros de Denia, de los cuales damos aqut una muestra (fig. 2), y que fueron primero publicados por
‘mi y, posteriormente con més detalle, por Azuar (1989).
Este los fecha en torno al cambio de siglo entre el XII y 1 XIII, aunque e! tipo que usa esta forma cle base
parece existir ya en tomo al siglo X, si bien algiin autor cuso pone el tipo como genéricamente en el siglo XI
(Litvinskii & Soloviev, 1985) para Najshskoi, en ef Tojaristin. Azuar, en su obra citada, document6 bastante
bien los paralelos, y para lo aqui necesario basta con su argumentacién y los datos que recoge, y a ella remi-
to al lector en ahorro de férrago que ahora no viene al caso.
‘Una recogida sistemiética de candiles, para mi Tesis Doctoral, por la totalidad del antiguo territorio de al-
Andalus produjo un verdadero “mini-corpus” de candiles de disco y, ocasionalmente, fondos impresos. El
‘género es conocido, e hice ya referencia al mismo en un trabajo publicado hace afios en el Primer Cologuio
de Cerdmica Medieval en el Mediterrineo Occidental, celebrado en Aix-en Provence en 1978 (Zozaya, 1980).
En él daba dos opiniones sobre el mismo. La primera en un texto que se habia comenzado a escribir en 1976
en que los inclufa como piezas mis tempranas, de transiciOn entre el mundo bajo-romano el iskimico, en un
afin por encontrar los elementos huidizos que pudieran enlazar ua mundo con el otro,
Ya en correccién de pruebas del texto final, hice wn viaje de recogida de datos a Cordoba y Huelva,
donde, en la primera ciudad citada, encontré gran cantidad en su Museo Arqueolégico. En Granada encontré
otros. En el primer lugar su cantidad permitia ver numerosos motivos asociables con un horizonte cultural
522bastante més tardio, pues aparecian elementos generalmente relacionados con cerémicas que superan con cre-
ces el siglo XI, Ello hizo que al final del trabajo, y para no atrasar la publicacién rehaciendo texto y figuras,
afiadi una nota de “addenda et corrigenda” indicando la nueva datacién que le daba al género de candil en
‘cuesti6n, y que estaba en torno al XILXIL
Una pieza del Museo de la Alhambra, (n° 2.836), procedente de Cérdoba segiin nota de compra, con el
asay la piquera rotas, por lo tanto nos llevaba el conjunto al siglo XII (fig. 3). La pieza tiene un bocel en deree-
dor que delimita la parte entrante de la piquera. El cuerpo tiene un aro plano con la inscripcién en nasji, “al-
yumn’ - “la felicidad” y que segtin A. Fernandez Puertas (comunicacién oral) es del siglo XIIL Esta orla est
separada por un bocel del motivo central, consistente en una flor heptapérala, con perlas entre los extremos
de los pétalos. El cuerpo tiene banda anular incisiones verticales, y el fondo es con dos boceles y una flor
‘octopéiala, con pasta rosie y sin vidriar.
tra pieza, procedente de Cérdoba, en el Museo Arqucolégico Nacional (n° de inventario MAN
80/68/17), habia atraido mi atencién por el tema iconogesfico que inclufa una cierva y un candelabro (Ag. 4)
descripcidn entera de esta pieza es como sigue: pieza a torno y molde, con asa a mano, cacida por oxidacién,
con cuarzo. Tiene embudo por orificio en el centro distal del disco. Asa anulae. Piquera rota. Disco con mal-
dura con Hiurea. Barrera con dos topes laterales entre depésito y piquera. Uno de los topes con diseito Noral
inciso. Orificio irregular en la parte anterior del depésito, centrado con el eje longitudinal. Disco algo rebun-
dido con decoracién impresa de gacela pasante a derecha y un candelabro sobre tripode, con pebetero encen-
dido, en la iaquierda, Pared y fondo lisos. Vidriado verde
El candelabro, que es lo que ahora nos interesa, llama la atencién por la longitud relativa de su tija que
¢s presentada con un “nudo” central y una luminaria evidente en su extremo superior. El tamafo y la técnica
de factura impiden la clara Lectura de la forma del candelabro, pero si que se trata de una pieza clara, sobre
tun tripode y que es larga en relacién con los elementos materiales que contiene, esencialmente su base.
‘Tenfamos, pues, dos elementos que se encontraban, pero cl platillo del candelabro de la antigua coleccién
ives en principio seguia “molestando”. Sin embargo aparecié un paralelo para dicha planta, y aparecié en
dicho tipo de Kimparas.
‘Me refiero aqui a otra pieza, en el Museo Anqueoldgico Provincial de Cérdoba. (n° de inv® 17/56) (ig. 5),
procedente de la ciudad, también a torno y a molde, con asa a mano, intrusiones de cuarzo, de pasta rojiza,
depésito alto, entronque suave de la piquera y un didmetro de cuerpo en torno a los 5,8 cms,, con asa, pre
sumiblemente anular, y piquera rotas. Tiene disco céncayo, con hocel como orla, orificio de embudo descen-
trado, grande, fuera de los ejes, ya la izquierda del eje longitudinal. El disefio es de cuatro lbulos y cuatro
pices de triéngulos, estos invisibles, a doble trazo. En el lado opuesto hay diserio de cufas, de interpretacion
poco menos que imposible. La irregularidad de la factura se aprecia también en que la barrera entre el cuer-
po del candil y la piquera est irregularmente hecha, desapareciendo en el lado izquierdo, y presumiblemen-
te tuvo tope en ese lado, que ha desaparecido por rotura. Tiene vidriado verde oliva. Como se puede obser-
var el tema decorativo viene a coincidir sensiblemente con el de la bandeja del candelabro que atrae ahora
nuestra atencién,
El conjunto de piezas en cerimica nos plantea el de su cronologfa, y que estimo ha de pensarse, posi-
blemente, como en torno a fa batalla de Alarcos, sino algo anterior, y por lo tanto en torno al final del sigho
XII. Todos presentan su unicidad, pues wo hay dos candiles iguales que repitan el tema del disco, el del fondo
(cuando lo llevan) y el color del vidriado. Uno, del museo de Cérdoba, leva una jinete con un escudo que
Soler fecha en torno a 1220 como fecha tope (Soler, comunicacién verbal). Desconozco si estos candies son
tuna especie de pequetios premios “por servicios prestados’, pues el hecho de que sean pocos, su carga sim-
523bolica absoluta y su unicidad notable, hacen pensar que esa debié ser su finalidad. Llama la atencién, por otra
parte, que la mayor parte de ellos se encuentre en la zona cordobesa.
Igualmente de esa zona es otro candil (fig. 6) que tiene un tema harto conocido en la iconografia isk
mica: el de la limpara (presumiblemente de vidrio) cn el nicho del Mihrab. Aparece en el candil n° 11.504 del
Museo Arqueol6gico Provincial de Cérdoba. Es también de la serie hecha a torno, molde y mano, con intru-
siones de cuarzo, pasta rojiza, depésito alto, entronque suave entre el depésito y la piquera. El dimetro del
‘cuerpo es de 6,8 cms, y su altura de 3,2 ems. | orificio esta en la parte distal del disco, al lado de la barrera
centre disco y piquera, Tiene orla de dovelaje, la decoracién citada anteriormente de limpara en el nicho, De
los salmeres del arco salen sendas palmetas digitadas. El arco es apuntado y queda encuadrado en los topes
le la barrera. El orificio esta orfado por un bocel.
El cuerpo esta, en su cara exterior, orlado por una decoracién estampillada de circulos, puntos, flores de
oto, cuadrados con punto central y una hilera vertical, préxima ala piquera, de ovas, El fondo tiene media cafia
‘con el interior con incisiones, que se abre hacia la piquera, con acanaladura, El vedrio exterior es verde oscuro.
El tema es de clésica raigambre oriental, puede encontrarse én diversas piezas como en la kipida en cer’-
mica vidriada irani del siglo XIII en la Coleccién David de Copenhague (Samling, 1975) 0 en la pieza del
museo Gulbenkian, de Lisboa (Catalogo, 1982). La referencia es bastante obvia a la Sura 24 del Coran (Coran,
1979) “La luz”: 35/” Dios es la Luz de los cielos y de la tierra. Su Luz es comparable a una hornacina en la que
hay un pabilo encendido. El pabilo esté en un recipiente de vidrio, que es como si fuera un asteo fulgurante.
Se enciende de un arbol bendito, un olivo, que no es de Oriente ni de Occidente, y cuyo aceite casi alumbra
aun sin haber sido tocado por el fuego. iLuz sobre Luz! Dios dirige a Su Luz a quien fil quiere. Dios propone
parabolas 2 Los hombres. Dios es omnisciente.”
@Qué se puede juntar en todo este materia? Aparentemente se pueden hacer las siguientes conclusiones:
Fl papel preponderante de Ja luz en el elemento ritual musulnn a tenor de lo especificado en un determi-
nado versiculo del Corin en una sura cuyo nombre es precisamente el de “La Luz”. Este término de luz pare:
ce encajar como elemento continuador espiritual del mismo que se presenta en la oracién paleocristiana que
abria este pequefio trabajo.
Desde el punto de vista eronolégico parece poder plantearse el conjunto de candiles en un paréntesis
cronolégico de diecisiete tos: los que van desde 1195 a 1212 (batalla de Alareos a Las Navas de Tolosa), peri-
‘odo en el cual los almohades tiene algo por qué premiar a alguien, y en el cual los elementos espirituales que
justifican su existencia estén presentes,
‘Atin més se puede ariadir,y es el referido a la autenticidad del candelabro en bronce/latén que origina
esta contribucién al homenaje a E, LLobregat. No seria honorable en tal ocasi6n presentar una pieza fala ante
quien no lo es. Por ello el final va con fa autenticidad de la pieza demostrada
4) por piezas situables entre los siglos XIF-XIII, procedentes de Denia fechadas en torno al siglo XIFXII
fecha de los candles citados aqui y cuya forma de peana coincide,
by la forma de la tia, documentada por el candil del Museo Arqueolégico Nacional y
6) a forma del plaillo, también presente en otto modesto candil de la fecha anterior, lo cual parece
cerrar ef circulo que da autemticidad a la picza que nos interesa
La luz, como elemento, esta presente en nuestra pieza, dentro del concepto explicitado en la aleya cita-
a del Corin
524BIBLIOGRAFIA
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