Las insulae eran bloques de viviendas, normalmente en régimen de
alquiler, de varios pisos en el periodo imperial romano. Eran utilizadas por los ciudadanos que no podían permitirse tener viviendas particulares (domus).
Eran edificios de varias plantas, entre 3 y 4 pisos, pero algunos llegaron a
tener entre 6 y 7 pisos.
En un principio las ínsulas fueron construidas en madera y adobe,
materiales muy débiles que no soportaban grandes alturas. Por esto se hicieron habituales los hundimientos y la propagación de fuegos Después se construyeran a ladrillo cocido.
La decoración interior era austera, exceptuando las paredes decoradas
con pinturas y los suelos con mosaicos, los romanos disponían de bancos(scamna), taburetes(subsellia) o sellae (sillas plegables), el resto de mobiliario era un simple camastro, telas para cubrir asientos y camas alfombras y cojines.
Las ínsulas disponían de un balcón para cada cenáculo, construidas con
ladrillo. En estos balcones los romanos ponían plantas y flores para dar un toque de color.
Las fachadas eran de ladrillo visto dispuestos de manera muy ordenada.
Las ínsulas disponían de un balcón para cada cenáculo, construidos o con
ladrillo o bien con vigas de madera que se posaban sobre la fachada, en estos balcones los romanos ponían plantas y flores para dar un toque de color.
Las vajillas eran mayoritariamente de plata, excepto en los casos de
pobreza en que eran de arcilla, aquellos personajes más ricos, disponían de vajillas llenas de ornamentaciones, oro y filigranas.
Los insulae eran bloques de 300 o 400 metros cuadrados construidos en
varios pisos de altura. Algunos llegaron a tener 6 o 7 pisos. Estaban construidos con materiales baratos y de mala calidad. Tenían una distribución similar a los edificios de departamentos o monoblocks de hoy pero no contaban con agua corriente, cocina ni baño. Las heces las depositaban al pie de la escalera, en un recipiente común o simplemente era arrojadas por la ventana.
La ínsula, solucionaba el problema de espacio en las ciudades populosas,
la gente con bastantes dineros podía costearse una domus o una casa extendida. Estos edificios tenían en los primeros pisos tiendas, tabernas. Eran construcciones de ladrillo y madera, por la mala calidad y no era raro que se desplomasen sin mediar causa.