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El alma colombiana.

Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia*


P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.**

Resumen
Recibido: 14 de noviembre de 2011
Evaluado: 26 de enero de 2012 La presente investigación tiene el propósito de averiguar so-
Aceptado: 10 de febrero de 2012
bre los rasgos anímicos y temperamentales que se expresan en
el modo de ser y en la conducta de los colombianos, según las
distintas regiones y grupos socioculturales; es decir, sobre cómo
ha llegado a ser en el siglo XXI la índole y el alma del pueblo
colombiano.

Bajo este panorama, se indaga acerca de algunos factores que


intervienen en la configuración y expresión del modo de ser,
pensar, sentir, percibir y actuar de los colombianos, junto con
la forma diversa como se manifiesta su idiosincrasia y la iden-
tidad cultural, según lo expuesto por algunos estudiosos de las
cuestiones antropológicas, históricas y sociológicas del pueblo
colombiano.

Palabras clave
Cultura, diversidad, fenomenología, identidad, idiosincrasia, in-
terpretación, ethos.

* Artículo de revisión. Este artículo se desarrolló en el marco del Posdoctorado en Narrativa y Ciencia de la Universidad Santo Tomás de Colombia.

** Doctor en Teología de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de Salamanca, España. Docente y directivo académico de la Universidad
Santo Tomás. Correo electrónico: fraypedrodiaz@usantotomas.edu.co

HALLAZGOS / Año 9, No. 18 / Bogotá, D.C. / Universidad Santo Tomás / pp. 119-141 119
Colombian Soul.
Idiosyncrasies and Cultural Identities in Colombia
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

Abstract
This research aims to ascertain the mood and temperamental
Recibido: 14 de noviembre de 2011
traits which are expressed in the Colombians’ way of being Evaluado: 26 de enero de 2012
Aceptado: 10 de febrero de 2012
and behaving. This is done by taking into account different
regions and cultural groups. In other words, this work tracks
how the Colombian people’s nature and soul have evolved in
the 21st century.

In this scenario, some of the factors involved in the shaping


and expression of the Colombians’ way of being, thinking,
feeling, perceiving and behaving are explored. The different
ways in which they manifest their idiosyncrasies and cultural
identity are also examined. All of which is in accordance with
research done by experts on anthropological, historical and
sociological issues regarding Colombian people.

Keywords
Culture, diversity, phenomenology, identity, idiosyncrasies,
interpretation, ethos.

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Nosotros somos un pequeño género humano… Los colombianos, en general, aún no tene-
Carta de Jamaica mos ideas claras y definidas sobre lo que so-
Simón Bolívar (1816)
mos y cómo somos, en términos de carácter
o modo de ser. Se suelen emplear estereoti-
A nivel de ADN, todos somos un 99.9 por ciento
idénticos. Esa similitud es aplicable sin importar qué dos
pos y generalizaciones sobre la idiosincra-
individuos de todo el mundo elijamos comparar. sia de los colombianos, resaltando más los
Francis S. Collins (2009, p. 138) aspectos negativos de la conducta, pero sin
profundizar en lo medular y la esencia del
Introducción ser colombiano; hasta dónde es posible esta
pretensión. Inicialmente podemos decir que
Nuestra historiografía moderna ha
el alma del colombiano se parece a la com-
dedicado notable atención
pleja morfología de su ámbito geográfico,
a la naturaleza de las regiones en Colombia, y ha a la variedad de sus climas, a la diversidad
contribuido así a un mejor entendimiento de la de géneros y ritmos musicales cultivados en
composición plural del país… las distintas regiones, así como a sus apa-
sionantes vicisitudes históricas y sociales:
La búsqueda de la colombianidad en los últimos años como su paisaje, compuesto de cordilleras
majestuosas y ríos caudalosos, valles in-
ha resultado en sustanciales redefiniciones de la nación,
mensos, precipicios indescifrables y selvas
en las que, de manera creciente y sin mayor discusión, inhóspitas, así, muy compleja y diversa, se
ha configurado el alma del colombiano, se-
se han impuesto los discursos que enfatizan gún su origen racial, los procesos de mes-
tizaje y migración, su hábitat, su contexto
sus componentes étnico-culturales
sociocultural y los influjos externos.
por encima de los políticos.
Eduardo Posada Carbó (2006)
A este tipo de cuestiones nos aproximamos
desde el ámbito de las ciencias del hombre
Para precisar el sentido de lo que aquí se
y dentro de las narrativas socioculturales y
indaga, podemos plantearnos algunas pre-
hermenéuticas, con la advertencia de que
guntas. ¿Cuáles son los principales factores
no se intenta hacer un estudio sistemático
étnicos y antropológicos que inciden en la
ni exhaustivo de la psique colombiana, ni se
forma de ser y de comportarse los colombia-
pretende deducir un posible prototipo an-
nos, o cuáles pueden estar en más estrecha
tropológico que defina al colombiano mo-
relación con su fenomenología sociocultu-
délico y uniforme, sino de aproximarnos a
ral?, ¿qué rasgos anímicos y temperamen-
algunos rasgos manifestativos de su alma,
tales están más relacionados con el ethos y
su temperamento, su carácter y su idiosin-
la conducta de los colombianos?, ¿qué ex-
crasia, en orden a comprender mejor la di-
presiones de la idiosincrasia colombiana se
versidad de su ethos y su identidad cultural,
reconocen con más frecuencia y relevancia
teniendo en cuenta que es difícil establecer
en los diversos campos de la vida y de la
de manera tajante y definitiva denomina-
actividad social y cultural, así como en los
dores comunes para caracterizar conglo-
comportamientos de los grupos humanos, a
merados humanos hoy bastante heterogé-
lo largo de la historia?
neos y en proceso constante de mestizaje,

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El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia

movilidad e integración, debido, entre otras en los procesos históricos y sociales; en este
causales, al influjo creciente de diversas cul- sentido se puede afirmar que, en la configu-
turas foráneas a través de las dinámicas de ración del alma colombiana, se ha dado una
la globalización y los procesos que generan influencia significativa, sobre todo a través
los diversos medios de comunicación social. de los imperativos morales y de los proce-
sos de inculturación, porque la religión in-
En el presente trabajo se trata sobre algunos culca valores, modela conductas y costum-
aspectos que intervienen en la configura- bres, señala pautas de comportamiento y
ción del modo de ser, de pensar, de sentir, modos de ser y proceder individual y colec-
de percibir y de actuar de los colombianos tivamente. Como bien lo ha expresado, para
y la forma como se expresa su idiosincrasia el ámbito regional latinoamericano, Manuel
en la conducta social. De la mano de algu- Marzal, a propósito del catolicismo popular
nos estudiosos de las cuestiones antropo- que, en cuanto sistema cultural,
lógicas, históricas y sociológicas queremos
acercarnos a los rasgos del temperamento y imprime en las personas que lo viven
un conjunto de disposiciones o fuer-
del carácter de los colombianos, a algunas
zas psicológicas características, a sa-
de sus virtudes y de sus vicios, con el fin ber ‘estados de ánimo’ peculiares, que
de comprender de una manera más integral acompañan a la persona, y una serie
el fenómeno sociocultural colombiano en de `motivaciones’, que le orientan a la
cuanto se expresa en comportamientos más práctica. Tales disposiciones son pro-
fundas y duraderas, prestan un carác-
o menos típicos y formas temperamentales ter estable a la experiencia popular y
arraigadas y constantes, en torno a lo que forman lo que se ha llamado el ‘senti-
se entiende bajo el concepto de identidad miento religioso’ del pueblo (Marzal,
cultural e idiosincrasia. Para ello, se ha he- 1976, pp. 131-132).
cho una revisión bibliográfica de los com-
De manera semejante, la idiosincrasia per-
ponentes temáticos implicados, teniendo en
sonal y grupal aporta ciertas connotaciones
cuenta los pocos estudios recientes sobre la
peculiares a la experiencia religiosa y a su
idiosincrasia (o idiosincrasias e identidades
expresión como religiosidad popular. Esta
culturales colombianas), desde el punto de
acción de doble vía y sentido, a modo de
vista de la pluriculturalidad y multietnici-
interacción dialéctica, ha de ser tenida en
dad que se reconoce en Colombia, en sus
cuenta y valorada debidamente para lograr
diversos grupos regionales, como lo ha re-
una comprensión adecuada e integral del
cogido y expresado la misma Constitución
catolicismo popular colombiano y de otras
Política de Colombia (1991) al hablar de la
expresiones socioculturales de los grupos
diversidad étnica y cultural de la nación
humanos que conforman la nación. Dicha
(Artículo 7).
consideración parece especialmente impor-
Dado que el componente religioso católico tante y necesaria si tenemos en cuenta la
aún sigue influyendo en el pueblo colom- complejidad de la realidad social y cultural
biano como factor cultural unificador de de un pueblo y nación cuya historia es aún
la diversidad que se da en otros ámbitos, reciente.
parece conveniente mencionar inicialmente
La forma sociocultural de expresarse un
el factor religioso y su papel determinante
pueblo implica o posibilita una religiosidad

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con determinadas características y énfasis Como ya hemos advertido, no se trata de


en su configuración y en su dinamismo, a la hacer un estudio sistemático ni exhausti-
vez que el cultivo de un tipo de creencias y vo de lo que implica la idiosincrasia de un
prácticas de religiosidad con peculiares ma- pueblo y de los distintos grupos humanos
tices o tendencias modela igualmente una que lo componen, sino de indagar sobre los
determinada forma de ser y de comportar- componentes y factores antropológicos, so-
se en otros campos de la vida. No se quiere ciales y culturales más notables y comunes,
decir, sin embargo, que esta mutua interac- por decirlo de alguna manera, en orden a
ción de diversas dimensiones y niveles de comprender mejor su ethos y su identidad
la experiencia humana obedezca o suceda cultural2. También hay que tener en cuenta
de una manera determinista y ciega, ya que que algunas consideraciones tendrán más
en este campo, como en toda experiencia aplicabilidad en unas regiones del país que
humana, hay otros factores y causas influ- en otras, por lo cual las generalizaciones
yentes y condicionantes, como sucede con que se hacen, se han de tomar con algunas
el modo de comprender y asumir la liber- reservas, aunque nos mantengamos parti-
tad, los intereses individuales y grupales, cularmente circunscritos al ámbito geocul-
las condiciones y procesos históricos, las tural andino colombiano y haya razones
motivaciones, las diversas experiencias de fundadas para proponer algunas generali-
los grupos humanos, el influjo de las ideo- zaciones de reconocida validez para hablar
logías, tendencias y movimientos de otros de la identidad cultural y de la idiosincrasia
países, y la misma cosmovisión. del pueblo colombiano3.

Para aclarar el sentido y alcance de los inte-


rrogantes que nos hemos planteado, quere-
mos aproximarnos a lo que se ha denomina-
do como idiosincrasia colombiana, desde el
ámbito de las ciencias del hombre y dentro
de las narrativas socioculturales, con las li-
mitaciones y la finalidad propia del presen-
te estudio en torno a la identidad cultural
iniciado a propósito de la tesis doctoral en Teología sobre el catoli-
y la idiosincrasia del pueblo colombiano; lo
cismo popular en los Andes colombianos. Hacia una hermenéutica
hacemos acercándonos y releyendo algunos teológica global (Salamanca, 1986, pp. 305-343), texto que no ha
estudios que se han hecho sobre el hombre sido publicado.
colombiano, su carácter y su modo de ser1. 2 Aunque en este estudio utilicemos algunos términos que tienen un
sentido técnico en el ámbito de las ciencias humanas, tendremos en
cuenta su uso corriente y su significación analógica sin detenernos
1 A este propósito recordamos que el Episcopado colombiano ha ad- en precisiones o análisis semánticos más especializados. Así ocurre
vertido en distintas oportunidades sobre la necesidad de hacer este al hablar de temperamento, carácter, alma, personalidad y ethos,
tipo de estudios acerca del hombre colombiano y sobre las culturas entre otros.
autóctonas como presupuesto indispensable para el desarrollo de la 3 Cuando tratamos de los presupuestos socioantropológicos o ele-
misión evangelizadora (Conferencia Episcopal de Colombia, 1981) mentos triétnicos que entraron en juego en nuestra composición
La Iglesia ante el cambio. XXV Asamblea Plenaria del Episcopado racial, como rasgos de nuestra herencia que no hay que olvidar, se
Colombiano, 1969 (3ª. ed.), No. 152 y 153, a modo de ejemplo. Cf. hallan constantemente referidos en los distintos estudios consulta-
Constitución Política de Colombia, 1991, art. 70; Ardila, R. (1986). dos en el presente trabajo. Cf. López de Mesa, L. (1970c, pp. 75-
Psicología del hombre colombiano. Cultura y comportamiento social, 106; 1970a, pp. 65-124), Ballesteros, M. (1985, pp. 87-94), Yunis, E.
Bogotá: Planeta. Debo advertir a los lectores que la presente inves- (2003), entre otros estudios. Cf. Constitución Política de Colombia,
tigación amplía y actualiza una parte de la indagación que se había 1991, artículos 9 y 10.

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Lo andino-caribe como A lo largo del presente estudio aparecerán


contexto y categoría de referencias parecidas a la impronta que
identidad cultural, en clave marca el contexto geográfico y ecológico so-
sociológica bre el espíritu y modo de ser de las personas
y de los grupos humanos. Para nuestro caso,
Los vientos que corrieron por los bellos países debemos afirmar inicialmente que la cultu-
donde el verde es de todos los colores, ra colombiana es caribeña y andina a la vez,
los vientos que cantaron por los países de Colombia.
aunque no exclusivamente, y en conjunción
y mestizaje complejo. Por esta condición, es
Aurelio Arturo
necesario considerar esas dos vertientes y
Los estudiosos de la condición humana han contextos cuando se trata de analizar la rea-
asociado el modo de ser de las personas y lidad social y cultural del pueblo colombia-
grupos humanos a su entorno geográfico, no en torno a su identidad e idiosincrasia,
climático y cultural, como lo expresó en su para comprender mejor el modo de ser de
momento Aristóteles, por traer un ejemplo la gente. “Colombia fue desde siempre un
de una época bastante remota, citado, ade- país de identidad caribe abierto al mundo
más, por Tomás de Aquino, a propósito de por el cordón umbilical de Panamá. La am-
las habilidades de los pobladores de algu- putación forzosa nos condenó a ser lo que
nas regiones para las ciencias, las artes y la hoy somos: un país de mentalidad andina”
guerra. (García Márquez, 2002, p. 538)5.

Los pueblos que habitan las regiones ¿Cómo son los colombianos?
frías ciertamente son valientes, pero
algo deficientes en ciencias y artes; por Una visión global aproximativa
lo mismo viven más tiempo disgrega-
dos. No viven políticamente, y tampo- En el momento hay un número significativo
co pueden convivir con sus vecinos por
de estudios publicados en los que se ha tra-
su imprudencia. Los que habitan en lu-
gares tórridos, ciertamente son más de- tado de responder este interrogante, como
sarrollados intelectual y artísticamente se puede apreciar en la muestra bibliográ-
según el espíritu, pero no tienen valen- fica y en las constantes referencias a pie de
tía; por lo mismo más fácilmente se les página.
subyuga, y así permanecen. Mas, quie-
nes viven en climas templados partici-
pan de ambas cualidades; por lo que Pretender expresar en pocas páginas cómo
perseveran más como hombres libres, son los colombianos, encierra cierto grado
viven la más alta vida política, y saben de temeridad y un peligro de generaliza-
gobernar sobre otros (De Aquino, 2003, ción indebida, pero el intentarlo nos puede
L. II, cap. I, pp. 61-62)4.
dar también la oportunidad de hacer una
aproximación socioantropológica que luego
4 Este tipo de afirmaciones se ha exagerado en algunos casos para
expresar la supremacía de unas razas sobre otras, con toda la carga se tratará de desarrollar y profundizar un
negativa que ello ha tenido en la historia humana. Por eso es nece- poco más. A este propósito, el profesor Luis
sario relativizar lo que pueda sugerir cualquier clase de determinis-
López de Mesa (1884-1967), gran conoce-
mo, especialmente en un mundo globalizado y con pocas fronteras
socioculturales, como sucede en la actualidad (Yunis, 2003, p. 55). dor e intérprete del ser colombiano, en sus
El libertador Simón Bolívar, en la Carta de Jamaica (1816), hablaba
también de cómo climas remotos, situaciones diversas, intereses 5 En distintos pasajes de sus obras, García Márquez hace este tipo de
opuestos, caracteres desemenjantes, dividen a la América. referencias sobre la condición caribeño-andina de los colombianos.

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múltiples y complejas vertientes y en su con ellas porque condicionan, originan


devenir histórico, propone esta apreciación y modifican nuestro horizonte vital
(pp. 254-255)7.
global:

Si se me pidiese un resumen de las cua- Explicitando un poco más estos conceptos,


lidades más salientes del colombiano, el mismo autor dice que el pueblo colombia-
diría que es idealista con marcada in- no posee un sustrato más bien anímico que
clinación al lirismo, universalista con
espiritual en el que prevalece la emotividad
amor al progreso, pacifista con tenden-
cia al orden, hospitalario por simpa- sobre la visión clara de los objetos hacia los
tía y vocación democrática (López de cuales aspira; dotado de mucho más tempe-
Mesa, 1970a, p. 71)6. ramento que de carácter, cuya filosofía edu-
cativa ha apuntado más hacia el alma que al
Apelando a algunos factores hereditarios espíritu estimulando más lo pasional que lo
provenientes de nuestra peculiar mezcla racional de la conducta, ya que la “educa-
racial y desde el punto de vista de las pa- ción en la familia y en la escuela es todavía
siones anímicas, parecen pertinentes las si- anímica y no se ha integrado en una unidad
guientes consideraciones aproximativas de más amplia, que es la educación para lo uni-
Abel Naranjo Villegas (1965): versal” (Naranjo, 1965, p. 243), por lo cual
impera más la denominada “malicia indíge-
Las pasiones colombianas tienen los
elementos arábigo-españoles, la so- na”, el capricho y la intrepidez, que el ra-
berbia, la magnificencia, la envidia, la zonamiento y la ponderación en situaciones
petulancia, la discreción, originaria del apremiantes. E insiste el mismo autor en
indígena. Sin embargo, esas pasiones que “somos aún demasiado anímicos para
no son las mismas porque la aleación
casi química y su conjugación con las haber cruzado ya el meridiano del espíritu”
peculiares circunstancias de nuestro (p. 257)8, y que “nuestras pasiones cuentan
proceso antropológico e histórico han más en los móviles de nuestra conducta
derivado en un producto nuevo que que nuestras razones” (p. 256), a pesar de
debemos meditar y al cual aludían ya
que esa herencia pasional proveniente de la
hasta los cronistas y viajeros ilustres
como Humboldt. raza peninsular se ha atenuado un poco por
influencia de múltiples factores, por lo que
Esas pasiones, subsuelo de la cultura seguimos siendo decididamente subjetivos
que ofrecemos, es difícil precisarlas, ya
y pasionales aún. Por este motivo gran parte
que están matizadas con los mismos
elementos hereditarios, con las mezclas de nuestras obras concretas “tienen mucha
y combinaciones raciales, con las in-
fluencias recibidas, con la situación geo- 7 Los análisis y conceptos de este autor son tenidos en cuenta y ci-
gráfica y con la manera cómo funcionan tados con frecuencia, dada su autoridad en estos temas. Sobre las
al accionar inconscientemente en las diferencias de origen racial, dice Londoño (1955): “El guajiro cobrizo
categorías de una triple tradición que y el antioqueño con sus firmes líneas vascas; el costeño del Caribe
se ha ido estratificando en el interior de con su arrogancia mulata y el huilense lento y enjuto; el africano vi-
nuestra vida social. Pero hay que contar goroso de nuestra costa del Pacífico y el santandereano de rasgos
sajones; el nariñense con sus atributos quillasingas y el hombre del
Cauca de distintivos castellanos, son tan diferentes entre sí como
6 Dice, además, en otra de sus obras: “El colombiano es hospitalario y habitantes de continentes remotos” (p. 17). Esta diferenciación se
bondadoso, amante de la cultura y del orden, aunque carece aún de manifiesta en las expresiones culturales como la música y el folclor y
la reciedumbre de una disciplina personal eficiente” (1970b, p. 414). en los rasgos más específicos de su modo de ser, como se verá más
A este autor nos referiremos con frecuencia, dada la vigencia de sus adelante.
análisis sobre la realidad social y cultural del pueblo colombiano. 8 Estudia el tema desde el punto de vista sociopolítico.

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alma pero carecen de espíritu cuando este literatura, poesía, economía, es el andi-
se entiende como lo universal y lógico, aun no, mesurado, sin apremios exuberan-
tes, dueño de un equilibrio ponderado
cuando se crea que se hacen en nombre del
y enérgico, sin perder por eso el cálido
espíritu y con muy poca lucidez sobre sus aliento de la naturaleza caribe (Naran-
diferencias” (p. 257). jo, 1965, p. 32).

Lo andino-caribe como categoría Esta caracterización del modo de ser del co-
lombiano varía, sin embargo, de una región
de identificación del colombiano geográfica a otra y da lugar a una múltiple
combinación de modos de ser de connota-
Aunque las anteriores apreciaciones tienen
ciones muchas veces antitéticas, como lo ex-
un alto grado de validez y objetividad, de-
presa el mismo Naranjo Villegas (1965) en
bemos, sin embargo, ubicarlas e interpre-
los siguientes términos:
tarlas dentro de un contexto geocultural
concreto y limitado para poderlas utilizar En general el hombre del interior, in-
como categorías de identidad cultural de trovertido y meditabundo, está ahora
los individuos y grupos a los que nos refe- en contacto con el de los litorales, ex-
travertido (sic) y jocundo produciendo
rimos en el presente estudio. Para este fin
una actitud más abierta hacia el mun-
creemos útil apelar a la categoría andino- do. La expresión que domina, conti-
caribe como expresión de lo que Colombia núa siendo, sin embargo, la que da
es antropológica y culturalmente hablando, el acento andino, pero cada vez más
sin olvidar, lógicamente, otras influencias vamos aproximándonos a lo que he-
mos llamado en otro capítulo el estilo
hereditarias y de mestizaje, y demás facto- andino-caribe que nos corresponde a
res genético-evolutivos, históricos y sociales los colombianos y que introduce una
que han ayudado a configurar el alma de un variedad de especie en el género de la
pueblo y siguen ejerciendo influencia signi- cultura tropical.
ficativa sobre las actuales generaciones de
En nuestros modos de ser se combinan
colombianos. el disimulo con la prudencia; la char-
latanería con el deseo de agradar; la
Desde este punto de vista, y todavía dentro avaricia con la avidez; la desconfianza
de una visión global de los rasgos peculia- con la cautela; la crueldad con el valor;
res del modo de ser de los colombianos, po- la vanidad con la servicialidad; la su-
ciedad con la modestia; la impertinen-
demos considerar como válidas las siguien- cia con la franqueza; la delación con
tes apreciaciones del autor anteriormente la lealtad, en condiciones tan extrañas
citado: que se vacila muchas veces si se está
delante de un héroe o de un bribón (pp.
Lo que es un hecho es que los colom- 255-256)9.
bianos participamos de dos estilos vi-
tales y conviven en nuestra área dos
maneras de encarar los problemas eco- 9 Con esta claroscura caracterización relaciona igualmente el autor
nómicos, políticos y sociales: El estilo la especial predisposición del pueblo colombiano para la política y
que pudiéramos llamar andino y el que cómo a veces se da colectivamente lo más noble o lo más abyecto
pudiera denominarse caribe, siendo según los estímulos y la conducción que reciban estas pasiones, de
subordinado este último al primero. lo cual son muestras fehacientes y negativas los comportamientos
de los grupos al margen de la ley, como las guerrillas, los paramilita-
El acento que prevalece en nuestras
res y otros de índole semejante (Cf. Naranjo, 1965, p. 256; Gutiérrez,
manifestaciones espirituales, política,
1966, pp. 11-56).

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Esta combinación contrastante de modos (López de Mesa, 1970c, p. 111; 1970b,


y comportamientos debe tener sus raíces y pp. 403-409, 412-416).
explicaciones antroposicológicas y sociohis-
Insiste el mismo autor diciendo que en la
tóricas lo cual ameritaría una investigación
banda occidental del mapa colombiano pre-
más amplia y de carácter interdisciplinario
domina el mulato aunque no haya desapa-
de mayor complejidad. Esas raíces, sin em-
recido totalmente el elemento aborigen y
bargo, han de ser tenidas en cuenta dentro
que en el oriente predomina el mestizo físi-
de una interpretación del fenómeno cultu-
ca y espiritualmente (López de Mesa, 1970a,
ral y religioso debido a sus implicaciones y
pp. 85-86). Dentro de estos dos grandes blo-
condicionamientos, así como por sus conse-
ques en que el mencionado autor divide el
cuencias morales y sociales10.
país, señala que,
Dentro de estas mismas coordenadas
En la zona del oriente una tendencia
geoculturales de lo andino-caribe el profe- a la cultura en profundidad, aunque
sor López de Mesa propone, con bases razo- todavía dificultada por el conflicto de
nables, una caracterización antropológico- la psicología aborigen, que donde esta
cultural del pueblo colombiano siguiendo raza prevalece aún no puede asimilar en
temperamento, sino a ella meramente
los procesos de poblamiento y mestizaje aproximarse en conducta, la ética tradi-
que históricamente han ocurrido y prosi- cional hispano-romana, pero que en las
guen aún en el país. Dentro de la respuesta mezclas avanzadas, que ya son la gene-
a la pregunta que él mismo se plantea de ralidad, se orienta hacia la introspección
y a normas espirituales definidas (Ló-
cómo fue este poblarse y ser nación nueva
pez de Mesa, 1970a, p. 86).
nuestro país, avanza en su propuesta expli-
cativa diciendo: Mientras que en la zona occidental de Co-
lombia se perciben ciertos síntomas de una
Por dicha distribución del poblamien-
to aparece hoy día el país dividido especie de desviación hacia el predominio
en dos porciones étnicas, que, grosso exagerado de las actividades económicas y
modo, pueden indicarse con una línea hacia una cultura de superficie, entendien-
limítrofe de Ipiales, al sur, a Riohacha do “por tal aquella que es al modo de un
en el Atlántico, para ver que en la re-
gión oriental predomina el mestizo de barniz de información en lo intelectual y
criollo y aborigen, introverso y sutil, y una conducta de mera imitación en lo mo-
en la occidental, el mulato de criollo y ral, no reacción espontánea del espíritu, no
negro, extraverso, desenfadado, em- producto de un temperamento social defi-
prendedor. En compensación afortu-
nitivamente estructurado” (1970a, p. 86)11.
nada, el primero es más apto para las
tareas culturales y profesionales afines,
el segundo para la civilización técni- 11 Hay que insistir en que se trata de tendencias que prevalecen o se
ca. Sino que este apartamiento, que ha exageran en una parte o en otra y que es difícil fijar objetivamente
producido en ocasiones mutua incom- los rasgos predominantes y comunes ya que se trata de una realidad
prensión y hasta guerras, desaparece que evoluciona aceleradamente y que depende de diversos facto-
poco a poco mediante el progreso vi- res. “El carácter de un pueblo arranca de la triple raíz de la raza, el
medio y la tradición. La raza fija las condiciones primarias, el medio
tal, la migración interna y los negocios
las modela y la tradición las define y exalta. La historia nacional no
es otra cosa que la concomitancia de estos tres factores en el espa-
cio y en el tiempo; es la biografía de un pueblo proyectada hacia el
10 Estos aspectos se refieren más que todo al campo específico de la futuro por estas tres fuerzas fundamentales”. (Londoño, 1955, p. 9).
moral popular que no abordamos propiamente en este estudio. A continuación el autor estudia, en el mismo escrito, cada uno de

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Dado el continuo proceso de cambio so- concebir y explicar también, según el autor
ciocultural que se advierte de manera dife- que venimos comentando,
rente en cada región del país, debido a los
como una polaridad de las funciones
complejos procesos de mestizaje, hay que
de un pueblo, mediante la cual el norte
relativizar cualquier sistema de clasificación se opone al mediodía (septentrionales
que pretenda adentrarse en el campo de la y meridionales) o el oriente al occiden-
sicología del hombre colombiano. Sin em- te, para predominar en una región el
bargo, se deben tener en cuenta las adver- pragmatismo y en otra el idealismo,
o la meditación y el impulso, o la ale-
tencias que el profesor López de Mesa hace
gría y la melancolía, etc. Esta relación
sobre los peligros que encierra o conlleva el de sur a norte es muy frecuente en Eu-
extremar la llamada “cultura de superficie”, ropa. Entre nosotros se ha establecido
por los resultados que aparecen en el com- de cordillera oriental a cordillera cen-
tral, y así se explica el poco cariño que
portamiento, tanto individual como grupal,
tienen los pueblos de una por los de la
acerca de lo cual dice: otra banda del río Magdalena, pues de
tal divorcio de naturalezas surgen sen-
Una cultura en superficie, cuando se timientos e interpretaciones de la vida
extrema, confunde la vanidad con el que tienen que chocar (López de Mesa,
orgullo, la agitación con la acción, el 1970a, p. 88)13.
bullicio con la alegría, el derroche con
la generosidad, la sensualidad con el
Esta influencia de las condiciones geográfi-
amor, el tuteo con la amistad, la frase
con la idea, el vestido con la distinción, cas y del paisaje ambiental sobre el carácter
el grito con el valor personal, el ver de los grupos humanos y su modo de ser
con el entender, el oír con el escuchar, parece bien expresada, aunque un poco mí-
el replicar con el responder, el predi-
ticamente y en lenguaje algo poético, en los
car con el practicar, el censurar con el
criticar, el comer con el alimentarse, siguientes aspectos:
el beber con el refrescarse, el divagar
con el pensar, el leer con el estudiar, el La montaña separa y el río une; la pla-
castigar con el corregir, la exageración nicie encierra una poderosa fuerza dis-
con la ponderación, la zalamería con la persiva y el valle una atracción agluti-
simpatía, la abundancia con la holgu- nante; los minerales fijan a los hombres
ra, la fantasía con la imaginación, el ta- como árboles y el pastoreo los vuelve
lento con la inteligencia, el ingenio con transhumantes; la abundancia de ri-
el genio, la virtud con la fórmula […] quezas naturales trae la molicie, y la
dicho así desordenada y tumultuosa- esterilidad una actividad energética; la
mente (López de Mesa, 1970a, p. 87)12. naturaleza indomable y bárbara de las
regiones selváticas genera un terror que
se aplaca solo con la intervención cons-
La diferenciación de caracteres de las gentes
tante de los poderes divinos y la orga-
de unas y otras regiones del país se puede nización de la urbe moderna vuelve a

13 El autor pone ejemplos concretos de las dificultades que tradicional-


estos factores y su influencia en la determinación del carácter de los mente hay para el trato entre los habitantes de una región a otra, y
colombianos. que Julio Londoño (1955) comenta en el mismo sentido al decir que,
12 No hace falta insistir en que la conducta de los colombianos expre- “Quizá en ninguna parte como en Colombia existe una animadver-
sa muchas veces la confusión señalada en esta especie de letanía sión más definida entre pequeñas regiones vecinas” (p. 12). Ejem-
pareada, ni sobre sus implicaciones en el campo religioso y moral plos en la página 13 de la misma obra. Esta animadversión se ha
que exigiría un estudio a fondo de psicología socioreligiosa. Tampo- radicalizado de manera patética en las llamadas “barras bravas” del
co entramos a precisar cuándo se trata de modos de ser, actitudes, fútbol colombiano, y lo ha sido más aún entre “carteles regionales de
hábitos, costumbres arraigadas, o solamente a modo de tendencias. la droga”, en las últimas décadas.

128
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

los hombres alejados de Dios; el mar varias décadas (CEC, 1969, n. 245-246; Díaz,
abre la mente a la convivencia y a la 1996).
innovación, a la alegría despreocupada
y tolerante; la cordillera, en cambio, es
un reducto para toda innovación, limi-
Claves para una tipología
ta la sociabilidad, y vuelve al hombre interpretativa del “alma
reconcentrado, libertario y fanático; el colombiana”. Una narrativa
clima frío adormece las pasiones y el sociohermenéutica
cálido las exaspera como el alcohol;
el aumento en latitud y en altura esti-
Para tratar de comprender cuál es el carácter
mula la actividad y el pensamiento; su
disminución acarrea la desidia y la su- del pueblo colombiano se podría hacer un
perficialidad […] y así indefinidamente estudio de psicología social o buscar en la li-
(Londoño, 1955, pp. 11-12). teratura patria los rasgos de sus gentes y de
los personajes simbólicos y representativos,
Sin embargo, hay otros factores que se de- o también buscar en la historia las constan-
ben tener en cuenta, como son los procesos tes de su actuar, las formas de expresar sus
de movilidad e integración social o simple- sentimientos, sus creencias, sus vivencias,
mente el llamado contagio social que lleva sus valores, y otros factores culturales. Aquí
al cambio de costumbres, formas de expre- nos limitamos a considerar de forma narra-
sarse y de actuar14. Los distintos medios de tiva algunas características del “modo de
comunicación social van también configu- ser” de los colombianos según las distintas
rando el inconsciente colectivo, modelan- regiones y grupos humanos que componen
do nuevas conductas, influyendo sobre los el panorama colombiano. Al fijar nuestra
valores, cambiando prioridades, criterios y atención en algunos aspectos diferenciales
vigencias que a la vez determinan o confi- temperamentales de los grupos humanos
guran formas de ser y de pensar de los gru- en las distintas regiones del país podremos
pos humanos. tener una clave más o menos válida para
interpretar en su conjunto lo que se puede
Dentro de estas categorías geoculturales de
llamar el “alma colombiana”. Ubicándonos
lo andino-caribe, con toda la complejidad
en este ámbito geocultural tendremos cier-
que implica, sus diferenciaciones, límites,
tamente una mayor objetividad, aunque en
matices y contrastes, también se puede in-
nuestro caso se trata de una exposición su-
terpretar la no menos compleja realidad de
maria y narrativa, siguiendo a quienes han
la religiosidad popular colombiana, para
estudiado con mayor detenimiento y am-
valorar mejor lo autóctono en la experiencia
plitud esta compleja realidad del carácter y
religiosa popular y en su proceso de evan-
modo de ser del hombre colombiano15.
gelización, según lo ha expresado la Confe-
rencia Episcopal de Colombia, desde hace

15 Básicamente seguimos los análisis y observaciones del profesor Luis


López de Mesa, entresacando aquello que nos ha parecido más útil
14 Por ejemplo, los múltiples desplazamientos de familias producidos y cercano a nuestro propósito (Cf. 1970a, pp. 67-124); también, Insti-
por la violencia política y la presencia guerrillera en las distintas re- tuto Geográfico Agustín Codazzi (1982); Marulanda, Octavio (1984);
giones del país (Guzmán, Fals Borda y Umaña, 1980, pp. 150-156, Ocampo López, Javier (1985); Naranjo Villegas (1965); Gutiérrez,
294-300). Este proceso ha afectado y sigue afectando especialmen- José (1966); Ancízar, Manuel (1970); Londoño, Julio (1955, pp. 7 y
te a los campesinos pobres, máxime por la acción del paramilitaris- ss., 95 y ss.); Valencia Tovar (1977); Yunis Turbay (2003); Puyana
mo y el narcotráfico de las recientes décadas. García (2002).

HALLAZGOS / Año 9, No. 18 / Bogotá, D.C. / Universidad Santo Tomás / pp. 119-141 129
El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia

Geografía de los grupos talento son sutiles, cambian de opinión


y están sujetos a entusiasmos fugaces
humanos en el contexto andino (López de Mesa, 1970a, pp. 72-73).
colombiano, y su modo de ser
El profesor López de Mesa enumera algu-
• En una especie de recorrido narrativo nos rasgos más, tanto en sus aspectos posi-
y analítico por la región andina colom- tivos como en sus exageraciones y aspectos
biana consideramos, en primer lugar, negativos. Por eso habla del disimulo y el
el grupo hispano chibcha, habitante de la mimetismo, la tendencia a la ironía, cierta
planicie andina correspondiente a los ac- falta de generosidad para calificar los mé-
tuales departamentos de Cundinamarca ritos extraños y la función que desempeña
y Boyacá. En general es una población el chiste en las relaciones sociales; también
bastante uniforme en su conducta y tem- sobre cierto fondo taciturno y melancólico
peramento, dada su mezcla de sangre cuando prevalece lo indígena sobre lo an-
ibérica y aborigen, que por su evolución daluz, que se manifiesta en el vestir oscu-
sociocultural constituye en su conjunto ro, en el hablar con suave entonación y rit-
algo así como “el centro medular de la mo lento, casi siempre en circunloquio, en
cultura patria” (López de Mesa, 1970a, asordinar la risa y el llanto, en reprimir la
p. 78). expresión de las emociones, en cultivar sus
pasiones calladamente; son poco imagina-
• En una aproximación general a sus ras- tivos en arte y más especulativos que crea-
gos anímicos peculiares, podemos fijar- dores en ciencias, tienden a las profesiones
nos en los siguientes aspectos referidos conservadoras.
a la población de ascendencia chibcha:
Pero como todos los colombianos bus-
Lo más notorio de estas gentes es su can organizar sus opiniones en buen
exquisita sociabilidad, afabilidad y orden y bajo la clave de la autoridad
cortesanía, que siempre encuentran la legítima.
frase oportuna y gentil para el que los
visita, la hospitalidad para el extranje- Excelentes camaradas, buenos miem-
ro, la caridad para el indigente, la ge- bros de familia, ciudadanos bien en-
nerosidad para el amigo: virtudes que cauzados en su democracia, cultos en
a veces se deforman hacia la hipocresía su expresión y deseosos de mejorar
o el chisme social […] Son espirituales, siempre, rinden un balance favorable
talentosos y plásticos. Se han mostra- a la desinteresada interpretación de su
do sólidamente inteligentes en sus personalidad (López de Mesa, 1970a,
grandes representativos, con ser tan pp. 73-75)16.
defectuosos los recursos culturales del
medio ambiente, y entre sus hombres
superiores figuran muchos mestizos de
sangre indígena […] 16 No parece necesario, sin embargo, enumerar aquí ciertos defectos
y limitaciones tanto temperamentales como morales y culturales que
El conjunto, sin embargo, no ha discipli- alcanzan alguna gravedad en ambientes marginados y deprimidos,
nado o no ha equilibrado aún sus facul- pero que forman igualmente parte de los comportamientos humanos,
tades: de ahí su curiosidad mental de tanto en ésta como en las demás regiones del país. El mismo López
información más que de organización de Mesa dice que “un hispano-chibcha tiene la psique como un bul-
de conocimientos […] Por la plasticidad bo de cebolla, que mientras más cortezas se le quitan más le apare-
son adaptables; por la plasticidad y el cen en la intimidad y profundidad, casi indefinidamente” (López de
Mesa, p. 88).

130
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

Otro autor hace un pequeño balance diciendo: produce entre terratenientes y colonos,
y a tanta delincuencia da ocasión (Ló-
Los campesinos cundinamarqueses pez de Mesa, 1970a, pp. 78-79).
son reservados, desconfiados como sus
hermanos boyacenses, que pertenecen A estos aspectos de índole genética hay que
a la misma área cultural, y como ellos
agregar la tradicionalmente caótica explota-
suelen ser crueles y tercos en sus de-
terminaciones (Guzmán, Fals Borda y ción de las minas de esmeraldas (en regio-
Umaña, 1980, p. 123; Fals Borda, 1961; nes de Boyacá) con todas sus secuelas, así
Córdovez, 1942; Jiménez, 1967)17. como el secular marginamiento de estas
regiones por falta de vías de comunicación,
Para nuestro caso, basten estos datos sin medios de desarrollo cultural y otros logros
entrar a determinar matices, causas y cir- de la civilización y el progreso.
cunstancias que lógicamente le dan cierta
relatividad a las afirmaciones sobre el modo • A otro grupo pertenecen los habitantes de
de ser de las personas y de los grupos hu- los dos Santanderes, descendientes princi-
manos en cuestión. palmente de españoles, con poco mesti-
zaje y casi ninguna influencia africana, a
• Próxima a la región anterior están los no ser en las márgenes del río Magdale-
otros pueblos de Boyacá y Cundinamar- na. Estuvieron rodeados por los muzos,
ca que rodean en las vertientes oriental y guajiros y achaguas, tiene sangre remota
occidental al grupo hispano-chibcha y que de los chibchas, arhuacos y caribes y a
son descendientes de los grupos Muzos, su población pertenecen los motilones,
Calimas y Panches, con bastante influen- chitareros, guanes, agataes y yariguíes,
cia caribe, que nos demuestran cómo la todos de ánimo batallador, nada sumi-
variación de sangre aborigen determina sos ni pusilánimes. A pesar del poco
a su vez una sorprendente modificación mestizaje, “es posible, pues, pensar que
de carácter. En efecto, estas el elemento aborigen que entra en la
composición étnica del santandereano,
tribus guerreras que habitaron los paí-
ses que dan frente al Magdalena desde por discreto que sea, traiga un vigor ge-
Santander hasta el Tolima, Caribes del nético determinante que se impone en
levante hasta las planicies remotas del la psicología de ese pueblo” (López de
Orinoco, nos dejaron mestizos de re- Mesa, 1970a, pp. 80-85)18, ya que de otra
cia personalidad, selvática sin duda y
desorientada aún, mas ciertamente pre- manera conservaría puro el tempera-
ñada de porvenir. Esto nos explica en mento criollo iberoamericano. Pero en la
mucha parte la psicología del campesi- configuración de su temperamento han
no que hoy habita esas regiones, su ten- influido también la geografía y las con-
dencia a la combatividad, sobre todo,
diciones de vida en que se ha desarro-
su ánimo litigante, individualismo e
indisciplina que tantas perturbaciones llado, como lo afirma el citado profesor
López de Mesa (1970a):

17 Hay que tener en cuenta que dentro de este grupo y región la ciudad
de Bogotá, más que formar parte del mismo, es, debido a su hete- 18 Sobre estos temas se pueden consultar, entre otros, a Gutiérrez
rogeneidad poblacional, como ejemplo y resumen de lo que es Co- (1940), Arias, (1947), Serrano (2001), Sierra (s. f.) y Arenas, (2006).
lombia en sus múltiples aspectos, y que hoy es muy incierto hablar También los distintos estudios sobre el movimiento revolucionario de
de los rasgos típicos del bogotano raizal (cachaco) como se hablaba los Comuneros suelen hablar sobre algunos rasgos anímicos y tem-
hasta hace unas décadas. peramentales de los santandereanos.

HALLAZGOS / Año 9, No. 18 / Bogotá, D.C. / Universidad Santo Tomás / pp. 119-141 131
El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia

Habita una región arriscada de pocas sin un carácter bien disciplinado ni en-
planicies, que va de uno a otro extremo cauzado, con una irritabilidad perma-
subiendo y bajando serranías abruptas, nente y cierta falta de control inteligen-
espaciándose un segundo en la hoya te de sus pasiones (pp. 81-85).
profunda de sus ríos o de vez en cuan-
do en las faldas de la cordillera, para Siendo gente altiva y dispuesta a defender
formar un recodo donde asentar un
sus derechos, es, sin embargo, también un
pueblecito. Hasta estos últimos tiem-
pos […] ha vivido cuatro centurias pueblo acogedor y hospitalario, hogareño y
aprisionado en sus riscos y aislado de generoso.
la intensa relación que la economía y la
cultura de un país requieren para pro- • Al otro lado del río Magdalena y en con-
gresar amplia y firmemente (p. 80).
diciones geográficas muy similares en-
contramos la región antioqueña20, junto
Dice el mismo autor que este grupo racial
con los actuales departamentos de Cal-
es de aventajada estatura, de buen color,
das, Quindío y Risaralda. Es un grupo
de acento agradable, que no tiene la débil
racial profundamente modificado por el
inflexión fonética del bogotano, ni el acen-
medio físico y las condiciones económicas
to explosivo del costeño, es de ritmo foné-
en que ha vivido. Se distingue con abso-
tico garboso y preciso que parece arrogan-
luta nitidez de los demás grupos del país.
te cuando sólo es franco y pleno, con una
Es un pueblo orgulloso de su raza, de sus
recóndita musicalidad de canto (López de
montañas y de su lucha por hacer habi-
Mesa, 1970a)19;
table y productiva una naturaleza arisca;
es un pueblo introvertido, tímido y ro- los antioqueños (“paisas”, popularmente)
mántico, habituado a valerse por sí solo son generalmente emprendedores, “mi-
y a practicar cierta forma de autarquía, gradores” y comerciantes; de familias
ha llevado una existencia atormentada
tradicionalmente numerosas y patriar-
y combativa desde antes de llegar los
españoles, pasando por la revolución cales, son activos, ambiciosos y fuertes y
de los comuneros hasta las guerras ci- relativamente homogéneos en su carácter
viles y los tiempos de la violencia po- y costumbres; el antioqueño por lo gene-
lítica y guerrillera; por temperamento
ral habla en voz alta y acciona abundan-
es altivo, independiente, individualista
y laborioso, de voluntad recia, aunque temente, su acento es desapacible y algo
ingrato al oído por carecer de ritmo varia-
19 Álvaro Valencia Tovar describe a los santandereanos como “hombres
do, articular mal algunos fonemas y acen-
delgados, hechos nervio y garra, rostros angulosos de donde esca- tuar descuidadamente la frase (López de
pa una mirada penetrante, arisca, orgullosa sin soberbia, vagamente Mesa, 1970a, pp. 94-105). Acerca de este
retadora sin insolencia inútil. Raza forjada al sol y a la intemperie.
Endurecida por el trabajo agrícola, en altiva pobreza que nace, vive pueblo dice Germán Guzmán: “Pueblo
y muere sobre los pegujales donde las plantas semejan imposible
milagro. Es un tipo entre broncíneo y acerado, que solamente se lo-
gra tras de golpear larga y repetidamente sobre el yunque de las 20 Hay que recordar que desde la Colonia ha existido una especie de
generaciones”. “El ambiente y el hombre en la rebelión comunera”, mito fluvial que considera al río Magdalena como la espina dorsal de
(Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Bogotá, la nacionalidad y eje divisorio de los grupos humanos, concepción
514 [1981], p. 58): “El santandereano adusto, pensativo, individua- que actualmente no parece corresponder a una realidad antropo-
lista como si las barreras geográficas que se yerguen en torno a geográfica, al decir del sociólogo e investigador Orlando Fals Borda,
su existencia se interpusiesen puramente entre los hombres”, “Dos en Historia doble de la Costa, 4 vols., a lo cual se hace referencia en
contrastes colombianos” (López de Mesa). El autor compara el modo “La reorganización territorial: volviendo a las provincias y al federa-
de ser de los santandereanos y los del Valle del Cauca por relación a lismo” (Magazín Dominical, El Espectador, 131, 29 de septiembre de
su diverso contexto geográfico. 1985, pp. 8-9).

132
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

blanco-mulato eminentemente indus- El antioqueño ha sido un pueblo tradicio-


trioso, frugal y piadoso, el antioqueño se nalmente pacifista y de fácil gobernación,
ha distinguido entre los grupos colom- aunque en las últimas décadas los proble-
bianos por su dinamismo, sus altas tasas mas socioeconómicos e ideológicos lo han
de fertilidad y sus emigraciones” (Guz- hecho frecuentemente convulso y violento,
mán, Fals Borda y Umaña, 1980, p. 137). especialmente en sus generaciones más jó-
venes y en las barriadas más populares de
También el profesor López de Mesa (1970a) su capital. Como ha sido apegado a lo suyo,
nos describe críticamente algunos rasgos del lo ha sido a su hogar, a su religión y a sus
modo de ser de sus paisanos antioqueños: costumbres ancestrales y a los valores de
su raza en un esfuerzo constante contra el
Tímido y orgulloso a la vez es el antio-
queño, mezcla que le perjudica gran- aislamiento que le imponía una naturaleza
demente, porque le priva de la flexibi- montañosa y adversa:
lidad del bogotano y de la agradable
franqueza del costeño. Aventurero Este es el milagro de aquellas gentes,
también, gusta de conocer el mundo, dice López de Mesa, que así tan po-
y es observador de mucha inquietud bres y solitarias guardaron la lumbre
mental, aunque de información y en de indeficiente aspiración a la remota
superficie todavía. No posee “humor”, cultura madre de que su ideal se nu-
siquiera se le reconoce fama de chisto- trió casi por instinto. Siempre he pre-
so, pues su gracejo es por exageración, ciado mucho esta vocación admirable
al revés del bogotano que busca siem- del pueblo antioqueño a ennoblecer
pre el retruécano y el juego de las alu- su estirpe con dones de espiritualidad
siones sutiles. Abusa del diminutivo a través de un sino adverso (López de
para calificar las personas y las cosas, Mesa, 1970a, p. 103).
y sin embargo le embaraza expresar
públicamente la ternura de sus íntimos Este aprecio, apego, exaltación y peculiar
afectos. valoración de lo suyo, ha llevado, sin em-
bargo, en gran medida, a que los “paisas”,
Conserva buena tradición de honra-
dez, pero es ambicioso y un poco tahúr como se denomina a los antioqueños, a cul-
en los negocios. Progresista y civilista, tivar actitudes y comportamientos de ex-
ama la paz y la civilización material, clusión hacia las gentes de otras regiones e,
presentando en esto un contraste insó-
inclusive, a un regionalismo exagerado y en
lito con el santandereano, porque sien-
do los dos tan semejantes en historia y oportunidades violento.
medio ambiente, el uno, según lo anoté
antes, es individualista, y el otro muy • El grupo caucano que comprende actual-
inclinado a un socialismo de estado, a mente los departamentos del Valle y del
un subordinarse a la autoridad, a la co-
Cauca y que, en Popayán principalmente,
munidad municipal, a su departamen-
to, hasta el punto de que tiene “sociali- fue el centro cultural, social, religioso y
zados” casi todos los servicios públicos político de gran prestancia desde los pri-
de alguna entidad (p. 100)21. meros años de la Conquista hasta tiem-
pos recientes, ha dado al país grandes
personalidades en los distintos campos
de la actividad a lo largo de la historia
21 Cf. Restrepo, 1972, p. 189-227; Fajardo, 1966, pp. 25-48; Arango
colombiana. Inclusive la ciudad de Popa-
Mejía, 1942; y Parsons, 1960. yán llegó a ser debido a su importancia

HALLAZGOS / Año 9, No. 18 / Bogotá, D.C. / Universidad Santo Tomás / pp. 119-141 133
El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia

una especie de segunda capital, o “se- ciudades capitales Popayán y Cali.


gunda sede del espíritu patrio” (López Recinto aquélla de una cultura evoca-
dora, un poco apergaminada, clásica
de Mesa, 1970b, p. 413).
y latinista, poética y almenada espiri-
tualmente, con un acento más castella-
Así, como es variada su geografía y paisaje, no en la conducta y la fonética; criolla,
también lo es su población que comprende económica y febril la segunda, de ma-
núcleos de raza africana, sectores de pre- yor vitalidad e inquietud emotiva y
un acento sin ‘ll’, (elle) con suave dejo
dominio de los trigueños y conglomerados
tropical muy tenue y perceptiblemente
mestizos en procesos diferentes de desarro- altivo (Lópe de Mesa, 1970a, p. 109)23.
llo e integración. A este propósito, dice el
profesor López de Mesa (1970b) que: • Un poco más al Sur, limitando con Ecua-
dor y bajo su constante influjo, está el
En la Colonia y durante los primeros
ochenta años de nuestra vida republi-
pueblo de Nariño, distante y aislado casi
cana predominó en el antiguo Cauca siempre del resto de la nación colom-
una aristocrática minoría, noble de biana, sin medios de cultivo intelectual
sangre y de conducta, de la cual son ni campos de acción adecuados ni sufi-
ejemplares sobresalientes los persona-
cientes para su desarrollo, integración y
jes antes mencionados como glorias del
país; ocurrió luego una pausa racial, un progreso. En su composición racial pre-
silencio del espíritu, tal vez mientras se domina notoriamente la sangre indíge-
efectúa la blenda y se armonizan los na de los Quillacingas, aunque es difícil
elementos de un carácter uniforme, y señalar lindes precisas entre el indígena
ahora se ve surgir poco a poco el nuevo
producto con muy diversa psicología puro y el descendiente de encomende-
(pp. 107-108)22. ros españoles. Es un pueblo de índole
marcadamente patriarcal, con abundan-
Esta diversidad psicológica de los poblado- cia de indigenismos y graciosas pertur-
res de esta región colombiana se observa es- baciones que aquejan su lenguaje, como
pecialmente en el conjunto que ofrecen las el abuso del gerundio y el empleo del in-
dos ciudades capitales, Cali y Popayán, que finitivo verbal con desinencia diminuti-
constituyen los dos grandes núcleos urba- va (por ejemplo, dicen ‘andarcito’, etc.).
nos y que con ser tan cercanas manifiestan Es un pueblo de muy buena índoles,
una diversidad sorprendente y un distan- muy laborioso y hospitalario, aunque
ciamiento un poco desconfiado, que provie- de mucha pobreza, puesto que ha vivi-
ne quizá de la contrariedad de las razas y do encerrado y aislado en su territorio
de sus procesos de evolución, como lo da a y ha tenido que bastarse a sí mismo; es
entender el autor que venimos citando: humilde y sosegado, aunque ha tenido

Esta sorda contrariedad que las razas


dominantes presentan en aquel crisol
del Cauca es muy notoria en la psico- 23 Así como Chaves y Puerta (1985). Hay que tener en cuenta tam-
logía diferente que desarrollan las dos bién el influjo de los colonizadores antioqueños que llegaron hasta
la región del Valle del Cauca y que después de cierto tiempo de
rivalidades han logrado un entendimiento y compenetración benefi-
22 El autor había mencionado antes a Francisco José de Caldas, Camilo ciosa. Álvaro Valencia Tovar dice que el habitante del Valle del Cauca
Torres, José Joaquín Mosquera y sus dos hermanos (el General y es “alegre, risueño, extrovertido, fiestero, quizá algo trivial en ciertos
el Arzobispo), los Arboledas, Figueroas, Mallarinos, Holguín, López, rasgos adjetivos de su personalidad, exuberante como la naturaleza
Valencia, Jorge Isaacs, etc. que lo rodea”. “Dos contrastes colombianos”.

134
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

activa participación en las guerras civi- explica en mucha parte el temperamen-


les y algunos líderes belicosos. to de este grupo, que si es patriarcal,
hospitalario, honesto, sencillo, como
cumple a un pueblo pastor de tradición
El profesor López de Mesa (1974a) resume
cultural ibérica, es, sin embargo, altivo
los rasgos más notorios y comunes de los y guerrero indomable en horas de con-
nariñenses en los siguientes términos: flicto, franco y leal siempre, amén de
liberal en política y muy amigo de la
Considerando en su conjunto, el pue- igualdad y la justicia, como era de es-
blo nariñense es amable, sobrio, delica- perarse en descendientes de tan altiva
do de maneras, suave de trato, valeroso estirpe guerrera aborigen. De ahí que
en la guerra, laborioso en la paz, res- sus grandes hombres se hayan desta-
petuoso de la tradición y del derecho, cado en nuestra historia por su alteza
conservador y un poco fanático, cual es moral y su apego a la democracia (pp.
frecuente en aquellos grupos de nues- 117-120).
tra población en quienes predomina
la sangre aborigen, al revés de los en Desde otro punto de vista se dice también
que (sic) supera el elemento de color
que “En términos generales, el tolimense se
[…] En la lucha por la independencia,
mostrose asiduo defensor del gobier- distingue por su temperamento alegre y cor-
no peninsular, o más bien de su clero dial, expansivo y musical; es poco exigente
y caudillos regionales, y fue heroico en y muy generoso” (Guzmán, Fals Borda y
varias ocasiones […] Umaña, 1980,, p. 118)25, y de los huilenses
Dado a las ceremonias religiosas, como
se dice que son gentes sencillas, cordiales y
pueblo que no tiene otro ideal que la algo ingenuas. Cualidades que se pueden
fe ni otra expansión del ánimo que la resumir en los siguientes conceptos un tan-
liturgia y las escenas populares del to elogiosos pero a la vez expresivos de una
culto, asiste frecuentemente a proce-
realidad humana concreta:
siones, peregrinaciones y fiestas de esa
índole; y hasta posee, a la manera del
Pueblo suave que en dejo quejoso de su
indígena boyacense, imágenes religio-
acento arrulla la dignidad del hombre
sas de renombre nacional (p. 115)24.
libre, el magisterio de la propia con-
ciencia y el amor inefable a la patria:
• Finalmente, hemos de considerar al anti- bajo su aparente debilidad encubre
guo departamento del Tolima, que com- uno de los grandes caracteres de la Re-
prende el Huila y una parte del Caquetá, pública y de ella es y será vértebra de
perdurable articulación nacional (Ló-
cuya población es de origen hispano-ca-
pez de Mesa, 1970a, p. 120).
ribe, como la de Santander, y tiene como
antepasados a los Tamas, Paeces, Anda- Sobre los grupos humanos que habitan los
quíes, Pijaos, Pantágoras, etc., algunos Llanos Orientales, la Amazonía y la Orino-
de ellos de carácter altamente belicoso, quía, no se conocen estudios consolidados
lo cual, al decir del profesor López de sobre su composición étnica y cultural, bas-
Mesa (1970a), tante compleja y heterogénea, pero se pue-
de decir que, en las últimas cinco décadas,
por diversos factores económicos, sociales y
24 En esta región desarrolló su polémico y conflictivo ministerio episco-
pal el obispo Ezequiel Moreno (1848-1905), canonizado por el Papa
Juan Pablo II (1992), y allí mismo se halla el santuario mariano de Las 25 Las dos capitales, Ibagué y Neiva, son centros musicales y folclóri-
Lajas, un importante centro religioso de peregrinación. cos de gran tradición y renombre nacional e internacional.

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El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia

políticos, han confluido en esas regiones fa- pecialmente en el ámbito de la región andi-
milias y grupos de distintas partes del país na. Un mayor conocimiento de sus orígenes
y del vecino país de Venezuela, que han ido y evolución de sus condiciones físicas y am-
configurando lo que se ha denominado ge- bientales, de sus procesos de integración y
néricamente como la “cultura del pueblo desarrollo, de sus experiencias históricas y
llanero”, durante mucho tiempo margina- de sus costumbres, nos ayudarían a com-
do de la nacionalidad y en las décadas re- prender mejor, su evolución social, el mes-
cientes convertidos en escenarios de una tizaje racial y su compleja realidad cultural,
compleja conflictividad, lo que hace difícil así como las diversas manifestaciones socio-
expresar con algún acierto y objetividad culturales en las que se expresan y a la vez
sobre sus rasgos de carácter e idiosincrasia, se cultivan aspectos fundamentales de la
manifestados especialmente en el campo identidad cultural. Habrá que tener siempre
musical y folclórico (Mantilla, 2002; Yunis, en cuenta que al hablar de Colombia nos en-
2003, p. 54). frentamos a un fenómeno humano diverso
por su diferente composición racial y por
Puesto que el presente estudio se dedica el medio físico en que se ha desarrollado,
principalmente a la región andina colom- por la diversidad de costumbres y tradicio-
biana, no se explicitan o amplían más los nes que ha cultivado, aunque en proceso de
aspectos de caracterización de los grupos integración progresiva y de relativa estabi-
caribes, pobladores de las costas del Atlán- lidad social y política, como lo expresa el
tico que, de manera general, son más dados profesor López de Mesa:
al arte y a la literatura, con un sentido muy
arraigado de la fiesta, abiertos al mundo Colombia ha logrado hoy día un cier-
to equilibrio, precario aún, de carácter,
externo y receptores de las migraciones de
una relativa estabilidad institucional,
otros pueblos y culturas a lo largo de toda una mejor comprensión de sus regio-
la historia colombiana. nalismos, un hálito de cultura autóc-
tona que emanan del avance de su
Estos son, a grandes rasgos y en términos adaptación al medio geográfico y de la
narrativos, y sin pretender agotar los temas lenta nivelación de su gente (citado en
Mantilla, 2002, p. 123)26.
ni los enfoques, los principales grupos po-
blacionales y núcleos geoantropológicos y Esta incipiente nivelación y equilibrio ra-
culturales que constituyen propiamente la cial y social a la que ha llegado Colombia
región andina colombiana en su diversidad, fue igualmente reconocida, en su momento,
y sobre los cuales versa principalmente el por los miembros de la llamada Misión de
presente estudio. “Economía y Humanismo”, en el estudio
realizado sobre las condiciones del desarro-
A modo de conclusión: una
llo del país bajo la dirección del Padre Louis
idiosincrasia compleja y en
Joseph Lebret, O.P. (1897 - 1966). En una de
devenir
sus conclusiones, dice el citado estudio:
El anterior recorrido geográfico y socioan-
tropológico por las regiones de Colombia,
en términos narrativos, nos ha aproximado
26 Aunque el mismo autor se pregunta si iremos hacia una elevada es-
al modo de ser del hombre colombiano, es- piritualidad o sólo a una civilización de superficie.

136
P. Pedro José Díaz Camacho, O.P.

Colombia puede estar orgullosa de desde la obediencia dependiente, servil y


haber podido escapar a las manifes- acomplejada ante el autoritarismo pater-
taciones agudas del problema racial y
nalista, hasta el desorden, la indisciplina y
su experiencia en cuanto al respeto a
todas las razas puede ser citado como la subversión; desde el altruismo humani-
ejemplo. A pesar de ello, enormes di- tario, la generosidad y la compasión, hasta
ferencias de orden fisiológico, psíquico la tacañería, el resentimiento, la venganza
y sociológico subsisten y subsistirán y la crueldad; desde la proverbial simpatía,
todavía por mucho tiempo, y se de-
ben tener en cuenta para el desarrollo suavidad y amabilidad hospitalaria, hasta
y la paz social. Temperamentos, nive- la desconfianza huraña, el disimulo y la en-
les biológicos, facultad de adaptación, vidia; desde la curiosidad, la versatilidad y
voluntad de trabajo, sentido de coope- la ocurrencia espontánea y creativa, hasta el
ración, nivel técnico, son muy distintos
fatalismo y el abandono pesimista; desde la
de una zona a otra y de un ambiente a
otro (Misión Economía y humanismo, paciente resignación y honda capacidad de
1958, T. I, p. 370)27. sufrimiento, hasta la rebeldía e insolencia
descontrolada; desde la desbordante gene-
Dentro de esta unidad plural y multidiver- rosidad solidaria ante las catástrofes y des-
sa que es el hombre colombiano, tenemos gracias ajenas, hasta el más cerrado y egoís-
que movernos al hablar de su carácter, de ta individualismo; desde un romanticismo
su modo de ser, de su temperamento, de su tierno, delicado y sensual, hasta el machis-
alma y de su idiosincrasia. Expresiones que mo violento, maltratador y esclavizante de
hemos tomado para el caso en un sentido la mujer; desde la timidez, la introversión
más o menos equivalente y que nos dan las y el aislamiento, hasta la imitación, el des-
bases antropológicas para comprender su parpajo, la ostentación y el despilfarro; des-
identidad cultural. Dentro de esta diversi- de la pereza y la ligera fatigabilidad ante el
dad de rasgos y temperamentos que se ha trabajo exigente, hasta la reciedumbre y te-
venido mencionando en el recorrido por las nacidad sacrificada que busca alcanzar una
distintas regiones y grupos andinos colom- precaria subsistencia o amasar una cuantio-
bianos, se pueden tratar de explicitar algu- sa fortuna; desde la paciente laboriosidad
nas características más o menos comunes y del campesino, del obrero y de las masas de
determinantes que ayudan a identificar la seudoempleados, hasta la búsqueda de la
idiosincrasia colombiana. riqueza fácil del banquero autoprestamista,
del narcotraficante, del jugador de lotería
En efecto, es fácil descubrir un conjunto de y de las muchas formas de especulación,
maneras de ser, sentir, actuar y pensar, que contrabando y economías subterráneas;
van desde los sentimientos de melancolía, desde la simpatía jovial y espontánea, has-
agobio y frustración, hasta el tropicalismo ta la ironía cruel, la burla despiadada y el
fiestero desbordante que encuentra moti-
vos constantes de regocijo y celebración28;

27 Sobre la persistencia del regionalismo y las rivalidades (Londoño, cuerdos de fiesta, pp.19-69), que termina: “¡Qué presto que se eva-
1953, pp. 12-13). pora / Todo lo alegre en la vida!”; ambos sentimientos se expresan
28 El profesor Luis López de Mesa (1970a, pp. 59, 62) dedica una obra de modo semejante en los vernáculos versos de ‘El Indio Rómulo’ A
suya a estudiar las frustraciones del destino histórico en el suelo co- propósito de estos temas se ha de tener en cuenta lo relacionado
lombiano, y el poeta José Joaquín Casas escribió un largo poema con la significación religiosa de la fiesta, su valor cultural y su rela-
sobre el sentido fiestero popular colombiano (Antología poética, Re- ción con otros aspectos de la vida del pueblo.

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“mamagallismo” habitual29; en fin, desde la vaciones, intereses y sus posibilidades de


cortesía refinada, hasta la “chabacanería” y cambio y mejoramiento. Las políticas edu-
la vulgaridad en las palabras y en los gestos. cativas tendrían más acierto si consultaran
Estos son algunos signos de las dicotomías en profundidad las complejas raíces y veri-
abstrusas de la psicología colombiana y de cuetos del alma y de la identidad e idiosin-
la desarmonía temperamental de las gentes crasia colombiana. Desde estos presupues-
de este país andino caribe. tos psicológicos y culturales podría también
la Iglesia lograr, con mayor realismo, una
Esta compleja caracterización de la idiosin- interpretación teológica de la religiosidad
crasia colombiana se hace más notoria en popular colombiana y descubrir caminos
un sentido o en otro, según prevalezca lo quizá más autóctonos, creativos y eficaces
mestizo o lo mulato, junto a otros factores en el proceso y metodologías de la evan-
determinantes de la personalidad y estimu- gelización liberadora, como lo ha sugerido
lantes del comportamiento humano (López el episcopado de Colombia, especialmente
de Mesa, 1970a, p. 14; Jiménez, 1967, p. 77; después del Concilio Ecuménico Vaticano II
Fals Borda, 1961, pp. 276-277; Londoño, y de las últimas Conferencias Generales del
1955, pp. 157 ss; Otero, 1958, p. 25). Aquí Episcopado Latinoamericano (CEC, 1981,
suponemos, pero no explicitamos, cuánto núms. 245-246)30. Conociéndonos mejor en
hace la educación y los procesos culturales lo que somos como pueblo y cultura, los
en la reforma y encauzamiento de la con- colombianos podremos encontrar caminos
ducta de los individuos y de los grupos, ni más certeros y seguros para el desarrollo
de los cambios sociales que este proceso y integral y equitativo, en convivencia pací-
las dinámicas globalizadoras va generando. fica, con sentido democrático e incluyente,
Tampoco empleamos categorías valorativas proyección histórica, integración regional y
para dar juicios sobre lo que parezca cen- sostenibilidad integral.
surable o digno de encomio; se ha querido
mantener el método narrativo-descriptivo
que hemos adoptado y seguido en el pre-
sente estudio, sin que esto quiera esconder Referencias
una actitud ingenua o descomprometida.
Tampoco podemos entrar a considerar as- Acuña, L. (1951). Refranero colombiano. Bo-
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que remitirnos con realismo y respeto los
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investigadores de la realidad social para
tioquia y Caldas. Medellín: Imprenta De-
comprender los comportamientos éticos,
partamental.
políticos y religiosos del pueblo, sus moti-

29 “Mamagallismo”, y sus afines, es un vulgarismo popularizado por el 30 A modo de ejemplo; igualmente en los documentos de las Confe-
escritor Gabriel García Márquez, equivale a “tomar del pelo”, bro- rencias de Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y
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