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b) DELACIÓN O DENUNCIA................................................................................. 13
c) VOCACIÓN ....................................................................................................... 13
EL TESTAMENTO................................................................................................. 17
TESTAMENTO ...................................................................................................... 26
INCAPACIDADES RELATIVAS............................................................................. 31
B. IN STIRPES ................................................................................................... 41
REQUISITOS ........................................................................................................ 64
ELEMENTOS PERSONALES............................................................................ 72
DE LAS SUCESIONES.-
DEFINICIÓN.
Sucesión, una Relación de momento, que sigue a otra. Así hablamos en el cine de la sucesión en
que se desarrollan los diversos episodios de una película; en la vida política, os referimos a la
sucesión presidencial. Ocurren en efecto los fenómenos sociales los unos a continuación de los
otros. Jurídicamente la noción es distinta: El fenómeno que salta a nuestra vista es de que un
patrimonio perdura a través del cambio de su titular.
SAVIGNI, Dice: “La sucesión es una transformación puramente subjetiva de una relación de
derecho”. Siglos antes ya había dicho CICERON (Tópica vi):
HEREDITAS EST PECUNIAE QUOE MORTE ALICUIUS AD QUEMQUAM PERVENIAT IURE (Es la
herencia el conjunto de los bines que a la muerte de alguien se transmiten, conforme a derecho, a
otro). Se transmite el caudal hereditario Ope legis, por obra de la ley. Hablamos, claro está de las
personas físicas. Las personas jurídicas también se extinguen, mueren: pero el estudio de ese
fenómeno corresponde a otros cursos, y no a la materia sucesoral.
PLANIOL define la sucesión como: “La trasmisión del Patrimonio entero de un difunto a una o
varias personas vivas. El muerto es aquél de cujus successione agitur (de cuya sucesión se trata)”,
el autor de la herencia, el erblasser del derecho alemán.
MAZEAUD por su parte coincidente con PLANIOL, define: “Sucesión es la transferencia de los
bienes del difunto, al que se le llama de cujus (ius de cujus successionis agitur, aquél de cuya
sucesión se trata) a sus sucesores. La palabra Sucesión designa igualmente el patrimonio
transmitido: se dice que un heredero recibe la sucesión del de cujus.
Muchos autores señalan como elemento constante y necesario en la transmisión hereditaria, la
gratuidad: La transmisión se efectúa en forma gratuita. El caudal relicto es el nachlass del derecho
alemán.
La distinción entre actos inter vivos y actos mortis causa era ya conocida en el derecho romano. En
el acto inter vivos ambas partes, con sus correspondientes voluntades concurren a la celebración:
Se encuentran presentes, por sí o por medio de un apoderado. En cambio, en el acto Mortis causa,
el autor ya no se encuentra entre nosotros: concluyó su personalidad, y su patrimonio pasa a un
nuevo titular. La sucesión mortis causa comprende en derecho los testamentos, donaciones mortis
causa, sucesiones, etc., en los que la transmisión de la totalidad o de parte de los derechos, está
subordinada a la condición suspensiva del fallecimiento de una persona. Léase arto. 933 C.
Dice FILOMUSI GUELFI que: “El derecho sucesorio se reduce al derecho de familia y al derecho de
propiedad”.
En toda sucesión se encuentran frente a frente tres categorías de intereses: a) Los del Estado por
una parte; b) Los del individuo, en segundo término; y c) Los de la familia, por la otra. Es la ley
quien debe deslindar los derechos de cada una de estas tres categorías de intereses, y no permitir
que ninguna de ellas abuse, con detrimento de las demás.
a) La testamentaria o voluntaria, y
b) La legítima.
Ambas categorías están consagradas en nuestro artículo 932 del Código Civil, que prescribe:
“Cualquiera puede heredar, por muerte de una persona, todos sus bienes o parte de ellos, lo
mismo por disposición de última voluntad que en virtud de la ley. En el primer caso, la sucesión se
llama testamentaria; en el segundo, legítima (ab-intestato). La sucesión puede ser parte
testamentaria y parte legítima”.
La sucesión testamentaria, llamada también voluntaria, se confiere por voluntad del difunto. En la
actualidad se mira con preferencia por las legislaciones del derecho comprado, dentro de las cuales
está la nuestra. La sucesión intestada o ab-intestato o legítima, se confiere en virtud de la ley, y es
la más antigua. Ambas formas de suceder tienen partidarios- acérrimos.
Algunos autores niegan todo derecho a la sucesión, legítima o testamentaria, como los socialistas,
y conceden con cautela al Estado la primera, tales en Alemania
Muchos autores piensan que esas doctrinas son las que han servido de base a los elevados
impuestos sucesorales que presentan las legislaciones tributarias del derecho comparado.
SCHAFLE, por su parte agrega: Ningún socialista contemporáneo puede pedir la supresión de la
herencia del mobiliario, libros y objetos de uso personal: Lo que pertenece a la colectividad son los
medios de producción, que representan la cristalización del trabajo no pagado, la plusvalía. Es la
tendencia del Código civil soviético, y que antes tuvo el decreto de 24 de Mayo de 1918; a la
muerte del propietario se producía entonces una verdadera catástrofe, toda su fortuna en lo que
excediera de diez mil rublos, debía volver al estado, lo que constituye en opinión de muchos entre
ellos el mexicano Antonio de Ibarrola un grave atentado contra las fuerzas económicas. En Rusia el
decreto de 27 de Abril de 1918, publicado en IZVESTIA (Novedades) de 8 de mayo siguiente,
suprime el derecho de herencia, tanto ab intestato como por testamento. A la muerte del de cujus
sus bienes pasan a ser propiedad el Estado. Sin embargo el arto. 9 de ese decreto viene a temperar
esa medida, dejando los citados diez mil rublos a disposición del cónyuge u otros parientes. Desde
ese mismo instante se dieron cuenta los legisladores soviéticos del gravísimo desorden que
produciría en la sociedad la aplicación seca y escueta del artículo 1º. Y a pesar de ser la herencia
producto de una concepción burguesa y capitalista, tuvieron que atenuar las normas citadas. En la
actualidad el Código Civil que entró en vigencia el uno de enero de 1923, tiene solo veinte artículos
sobre esta materia. Debemos recordar que en Rusia la tierra no entra dentro del comercio de los
hombres. El 28 de febrero de 1926 y en vista de que, como fruto de la nueva política económica
existían ya formadas fortunas mayores de medio millón de rublos, se abolió la limitación del citado
arto. 9º. “Para facilitar la continuación de empresas comerciales e industriales”.
STUART MILL, es uno de los autores que niegan la sucesión legítima. Su teoría se acerca a la
igualdad del punto de partida. En esto se asocia MILL a las reivindicaciones socialistas, por
preocupación de individualismo. Al abolir la ayuda de los antepasados, exige que todo empiece
con el individuo y que cada generación alinee a los hombres de frente, como a los caballos de
carrera, esperando la señal del starter. Su tesis de respetar el derecho a legar, corolario del derecho
de propiedad, se ciñen al legatario, porque este ha de recibir: no limita el derecho de legar, sino de
recibir. En contra de los argumentos de esos teorizantes, los opositores se alzan, expresando que
nunca es más completo el derecho de propiedad que cuando es personal y hereditario. El derecho
de testar va naturalmente incluido dentro del derecho de propiedad.
TEODORO KIPP, nos dice: “Sin el derecho de sucesión, la propiedad privada no se hallaría
completa, en cuanto a los bienes por nosotros adquiridos, no llegaríamos a ser gran cosa, más que
usufructuarios vitalicios”. Por su parte AHRENS, expresa: “El derecho de testar ha sido reconocido
como emancipación del derecho de propiedad”. Es de enorme utilidad social, mantiene vivo el
amor al trabajo y a la familia”. Hay autores como CHEYSSON que ligan íntimamente el problema de
sucesión con el de la esterilidad de un país. La idea de la propiedad privada es más fuerte que los
lazos de familia. El derecho, mediante el testamento, autoriza al propietario a realizar plenamente
su facultad de libre disposición a la hora de la muerte, haciendo que su propiedad personal
prevalezca sobre los derechos de los familiares. Y así, frente a la herencia intestada, única conocida
en el derecho antiguo, se levanta la testamentaria. Sin embargo no en todas las legislaciones del
derecho comprado es omnímoda la voluntad del testador, hay casos como en nuestra legislación
(artos. 1197 al 1209 C.) en que el Estado, contra el testamento, establece las asignaciones o
herencias forzosas sobre determinado porcentaje del caudal hereditario. Para concluir con esta
breve introducción, nos resta definir o conceptuar el derecho sucesorio, para lo cual seguiremos
las palabras de SÁNCHEZ ROMAN, que dice: “Es el conjunto de normas y preceptos que regulan la
sucesión por causa de muerte, y como, que equivale a la sustitución, por la persona viviente, de la
difunta en todos sus bienes y relaciones jurídicas transmisibles, que esta mantuvo en vida”.
Nuestro Arto. 933 C reza: “La sucesión es la trasmisión de los derechos activos y pasivos que
componen la herencia de una persona muerta, a la persona que sobrevive, a la cual la ley o el
testador llama para recibirla”.
CLEMENTE DE DIEGO dice: “La sucesión es un hecho mediante el cual, al morir una persona, deja a
otra la continuación de todos sus deberes y derechos”.
De aquí que, para que exista la sucesión sean necesarias tres condiciones: a) Que haya una relación
jurídica transmisible; b) Que esta continúe existiendo ero que cambie de sujeto; y c) Que esta
transmisión tenga lugar por un vínculo o lazo que una jurídicamente a transmitente y sucesor.
DERECHO HEREDITARIO
GENERALIDADES Y DISTINCIONES
Pasemos a hablar ahora de esta institución llamada por MEZGER aristocrática, y que en la práctica
es neta y profundamente democrática. Se divide la sucesión en Universal y Particular, pero antes
de todo es muy necesario explicar que en la universalidad de las legislaciones, inclusive en la
nuestra (arto. 934 C.) la sucesión de una persona se abre por la muerte de esta. Nada podrá
estipularse sobre los derechos a la sucesión de una persona, mientas está viva, aunque ella
consienta”. Con claridad meridiana nuestro arto. 935 reza: “Llamase heredero aquél en quien recae
la totalidad de la herencia o parte de ella, sin determinación de valor ni objeto. Llámase legatario
aquél en cuyo favor el testador deja cantidad u objetos determinados. El heredero es, pues, el que
sucede al difunto en virtud de un título universal siendo legatario el que deriva sus derechos de un
título particular” y completa la inteligencia legislativa el arto. 936 C. señalando:
“Es título universal la disposición que comprende la generalidad de los bienes del testador, o cierta
porción de la misma, denominándose título particular o singular al que dispone de bienes o de
cantidades ciertas y determinadas”. Laborando sobre este particular FERRARA nos dice: “El
heredero, recoge un universum jus del difunto o una cuota fracción de esa universalidad; la
adquisición por parte del heredero se califica de colectiva, simultánea y unitaria. Colectiva, porque
recibe todos los bienes transmisibles; simultánea, porque entran al mismo tiempo en el nuevo
patrimonio, y unitaria, porque la adquisición se realiza uno ictu (de un solo golpe) en relación con
todos los bienes. El legatario en cambio, recoge una cosa concreta o un conjunto de cosas
individualmente determinadas”.
Es pues, la sucesión universal, la sucesión en la totalidad de derechos y obligaciones del remuerto,
en tanto no sean estos, por su naturaleza, intransmisibles por herencia u ordene dicha
intransmisibilidad una norma del derecho positivo. La sucesión particular es llamada por los
tratadistas y romanistas successio in Rem, in rei dominiun, in singularum rerum dominiun, in
singularum rerum dominiun, en tanto la universal es llamada: “Succesio in jus, in universum jus, in
omne jus, in universa bona, successio per universitatem”.
El heredero se decía en doctrina, también lo expresa nuestro arto. 1108 C (Leerlo) para bien del
crédito y de las relaciones jurídicas, continúa la personalidad del difunto. Tal dogma clásico está
actualmente en crisis: Se tiene hoy por cierto que la muerte hace cesar y extingue la personalidad:
Lo único que subsiste es el patrimonio. Dice Puchta, con toda razón: “El heredero es el sucesor de
la personalidad patrimonial del difunto, del causante”, por su parte KELLER dice: “Es la persona
económica del difunto, y KELSEN, “El patrimonio del difunto es un centro de imputación de
intereses”
• La firmeza de la contratación y
Nosotros aceptamos la tesis que establece: “La muerte extingue gran parte de la esfera jurídica del
autor e incluso muchos deberes y derechos patrimoniales del difunto. Es cierto que hasta algunos
derechos de estado civil con sus acciones pasan a los herederos: V. Gra: La reclamación de
posesión de hijo legítimo, la impugnación de la calidad o la investigación, en ciertos casos, de la
paternidad y maternidad: La patria potestad perdura en cierto modo, puede continuarse a través
de la tutela testamentaria (guarda) excluyendo a los ascendientes, pero ello no nos autoriza a
sostener que puede haber continuidad en la personalidad jurídica del difunto para que sobreviva
en el heredero. Lo que ocurre es una continuidad patrimonial a través del heredero, quien recibe el
universum jus del difunto.
CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO HEREDITARIO.
Las principales características del derecho hereditario, son las siguientes: Primero: Lo esencial es el
patrimonio, la persona es lo accidental. Segundo: Nace Mortis Causa.
Tercero: Recae sobre una cosa univeral. Algunos autores entre ellos WOLFF rechazan la tesis de
que un derecho real pueda recaer sobre una universalidad. Cuarto: Hay en él algo de público y
social: El estado interviene cuando el testador no ha hablado. Dice FALLON: “Las leyes sucesorias
tienen una influencia considerable sobre el régimen de los bienes; la propiedad territorial está muy
dividida en Francia y Bélgica, contrariamente a lo que ocurre en Rusia e Inglaterra, la causa reside
en el igual reparto establecido por la ley en las dos naciones primeramente citadas. Quinto: Hay en
él algo que hace que diversos autores lo caractericen como un derecho real, entre ellos un
SÁNCHEZ ROMAN, igualmente lo denomina el Código de Austria. Con más razón VALVERDE cree
que más bien es un modo de adquirir Universal y derivado, aunque tiene parecidos indudables con
un derecho real, más no es un derecho real.
En el estudio de la constitución del derecho sucesorio, figura compleja, nos encontramos con
cuatro fases o etapas bien definidas a saber: a) Apertura de la sucesión b) La delación o denuncia
c) La vocación y d) La aceptación.
a) APERTURA DE LA SUCESIÓN.
Es el hecho que autoriza a los herederos a tomar posesión de los bienes del difunto y que les
trasmite la propiedad de los mismos. La adquisición es inmediata: Los bienes no pasan nunca a ser
res nullius ni por un solo momento. El hecho que produce la apertura de la sucesión o herencia, en
el derecho moderno, solo es uno: La muerte, así lo expresa con claridad el ya transcrito arto. 934 C.
completado por el 938 C. en consecuencia ese hecho debe probarse por todo aquel que pretenda
hacer valer derechos sucesorios. Normalmente habrá que presentar la partida obituaria.
Antiguamente existía la muerte civil, al igual que la muerte religiosa por la profesión religiosa ante
la adquisición de los votos perpetuos, ambos hechos no se reconocen modernamente, el último
fue abolido por la revolución francesa, la primera se suprimió en Bélgica en 1833, en Alemania en
1842 y en Francia en 1854. En cuanto al lugar de apertura de la sucesión, se entiende de
conformidad con el arto. 940 y sig. C. 266 inco. 5º. Pr. Que es el del último domicilio del causante
en la República y si nunca lo tuvo en el lugar donde se encuentre la mayor parte de su patrimonio.
b) DELACIÓN O DENUNCIA
b) VOCACIÓN
Para que alguno sea heredero de un causante, no basta que se produzca la apertura de la
sucesión, esto es, que muera el causante, sino que la persona en cuestión debe ser llamada a la
herencia de aquel. Para ello debe existir un llamado fundamento de vocación, es decir, un
supuesto de hecho de determinada clase, al cual la ley une la consecuencia de que la persona que
se encuentra en esta relación de hecho puede ser heredero del fallecido. Se distinguen
ordinariamente dos clases de fundamentos de vocación:
• La ley y
• La disposición por causa de muerte Ser llamado significa por consiguiente, el supuesto de hecho:
Ser heredero, la consecuencia jurídica de este supuesto de hecho.
d) ACEPTACIÓN.
Es el acto expreso de voluntad del causahabiente, de admitir la transmisión del patrimonio del de
cujus. Debe hacerse siempre dentro del plazo señalado para ella y antes de la prescripción. En
derecho comparado existen tres sistemas de aceptación:
A) En derecho Romano que todo lo remite a la aceptación expresa; B) El derecho Francés que
presume la aceptación; C) Sistema ecléctico en que la aceptación puede ser expresa o tácita,
dentro de los cuales está el nuestro según el arto. 1230 C.
ROJINA VILLEGAS, estudia en el inicio los conceptos jurídicos fundamentales del derecho
hereditario y divide su estudio en cinco capítulos. Los otros cuatro capítulos son: II. Los supuestos
del derecho hereditario. III. Consecuencias del derecho hereditario. IV. Los objetos del derecho
hereditario. V. Relaciones jurídicas del derecho hereditario.
Así como en todo negocio el abogado debe conocer el nombre de cada una de las personas que
intervienen en el, así debemos saber cuáles desempeñan algún papel en todas las relaciones
jurídicas que pueden presentarse. Estos sujetos son en nuestro derecho:
e) Los depositarios, encargados de la fiel custodia y en casos especiales, según la esencia de los
bienes, de su administración mientras pendan el inventario y el juicio de la partición de la
herencia.
f) Los acreedores de la herencia, esto es los hereditarios, quienes tienen interés en que se le
garantice y paguen sus créditos dentro de las normas establecidas por la ley. Primero se pagan las
deudas hereditarias, y luego se hereda, bajo el aforismo: primero pagar, después heredar.
h) Por último los acreedores personales del heredero, quienes se toman en cuenta para ejecutar o
reclamar solo satisfechos los acreedores del causante, esto es, que su derecho se ejercita sobre el
remanente de los patrimonios una vez satisfechos aquellos. También pueden mencionarse
subjetivamente:
• El del inventario y
• El de la partición.
PREMORIENCIA
El arto. 47 C. establece que por haber perecido dos o más personas en un mismo acontecimiento,
como en un naufragio, incendio, ruina o batalla o por otra causa cualquiera, no pudiera saberse el
orden en que han ocurrido sus fallecimientos, se procederá en todos casos como si dichas
personas hubiesen perecido en un mismo momento y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las
otras. Siendo que de conformidad con los artos. 934 parte primera y 938 C. se abre con la muerte
del causante, se colige necesariamente que cuando estemos en casos como los establecidos en el
arto. 47 trascrito, no haya sucesión dado que se presume iures et de iuris que no hay
premoriencia, por considerarse simultáneo el fallecimiento. En síntesis la sucesión mortis causa,
según ya queda explicado, exige la muerte previa o premoriencia del de cujus para que pueda
haber llamado a los herederos.
La capacidad para recibir asignaciones por causa de muerte, sean voluntarias o legal, debe tenerse
al momento mismo de la muerte del causante, es regida por la ley del domicilio de la persona al
tiempo de tal muere y es amplísima. El arto. 942 que regula la capacidad por el domicilio se funda
directamente en la teoría de los estatutos, haciendo primar el estatuto real del domicilio, sobre el
personal de la nacionalidad. Como expresamos la legislación nacional al igual que las legislaciones
del derecho comprado, da gran amplitud en función con la capacidad para recibir, previendo en el
arto. 944 que “Toda persona natural o jurídica, a menos de una disposición contraria de la ley, goza
de la capacidad para suceder o recibir una asignación”. La capacidad para testar es la que tiene
limitaciones, lo que será objeto de estudio posterior.
SUCESIÓN TESTAMENTARIA
La facultad de hacer esa declaración, hemos señalado no puede ser suprimida por el Estado en los
países que reconocen la propiedad privada, bajo pena de hacerse reo de una gran injusticia.
Debemos recordar que el derecho de propiedad es naturalmente perpetuo. Además es de su
esencia que podamos enajenar nuestros bienes, por acto inter vivos o por actos mortis causa. De
esto se infiere lógica y legalmente que la facultad de testar no es emanada del derecho civil como
afirman AHERENS, ESCRICHE, SALA, FEBRERO Y OTROS, sino que es un acto propio del uso del
dominio, y este emana del derecho natural, como sólidamente sostienen BALMES, MUNGUIA,
THIERS Y OTROS. Oigamos a BALMES: “El salvaje propietario de una piel de fiera quiere transmitirla
a otro: aquí ya encontramos un nuevo título: El segundo no posee la piel por trabajo suyo, sino por
donación. El salvaje antes de morir lega a sus hijos o parientes las pieles que posee: aquí halla mos
un nuevo título, la sucesión”.
Para ello y en esto tienen razón, el derecho de testar se deriva del derecho de propiedad. Si el
hombre puede enajenar sus bienes en vida, puede igualmente disponer de ellos para después de
su muerte. Se sostiene por muchos tratadistas modernos, que esta teoría no es errónea, sino
solamente incompleta, deficiente.
Para este filósofo, la muerte extingue todos los derechos y la herencia queda convertida en res
nullius, y entonces es ocupada por los parientes más cercanos. Estas proposiciones de KANT
conducen al abuso, en muchos casos los domésticos, los sirvientes serían los primi ocupante.
Mirabeau ataca el testamente diciendo: “Cuantas veces, el testador cumple caprichos que no
hubiera osado confiar en vida a nadie y toma el sepulcro como un abrigo al ridículo o a las
censuras”. A lo que contesta BENTHAM: “Puede ciertamente hacerse mal uso del testamento, pero
ello es la excepción: Vemos que en la vida hasta los padres más corrompidos luchan
denodadamente por sus hijos y la ley debe guiarse por el curso ordinario de las cosas”.
LA TEORÍA DE LA CONCEPCIÓN DE LA LEY.
Dicen los partidarios de esta corriente de doctrina: Porque otra causa produciría efectos la
voluntad cuando ya no existe? Puede objetárseles que no es exacto que en el caso falte la
voluntad: una cosa es la disposición: En el momento de disponer, existe la voluntad. Viene luego la
ejecución, en la que no es necesario ya realmente que siga existiendo la voluntad. La afirmación de
que el derecho de testar no emana de la ley, se funda en principios de filosofía racional que están
por encima de la voluntad del legislador. Creen la mayor parte de los juristas modernos, que el
derecho al testar es una emanación de la personalidad y por lo mismo es superior a la ley. Suprimir
el testamento sería autorizar a las personas a obrar al estilo de Luis XV, con brutal egoísmo y a
exclamar: Tras e mí, El Diluvio!
EL TESTAMENTO
Remontándonos en la noche de los tiempos, logramos encontrar el origen del testamento tanto en
el Derecho Romano, el Griego y el Germánico, en la figura jurídica de la adopción, recurso al que se
acudió para imitar la herencia del hijo. La adopción-filiación jurídica- comunicase por su naturaleza
a todo el patrimonio del adoptante, de aquí la máxima Romana: “
A) La de MODESTINO: “Una justa disposición, decisión, de nuestra voluntad de aquello que alguien
desea que sea hecho para después de su muerte;
B) La de ULPIANO: “Una afirmación justa de nuestra mente, hecha en forma solemne para que
valga después de la muerte”.
C) La de las partidas VI, I, 1 “Testatio et mens son dos palabras del latin, que quiere tanto decir en
romance, como testimonio de la voluntad del ome, e destas palabras fue tomado el nome de
testamento. Ca en el se encierra, e se pone ordenadamente la voluntad de aquel que lo faze;
estableciendo en el su derecho e departiendo lo suyo en aquella manera que él tiene por bien que
finque lo suyo después de la muerte”.
D) Para BONNECASE: El testamento es un acto jurídico solemne cuyo propósito es dar a conocer
por parte de su autor, su voluntad para la época ue seguirá a su fallecimiento, tanto desde el punto
de vista pecuniario como extrapecuniario. Es esencialmente revocable: En el testador a nada se
obliga. No es necesario que englobe todos los bienes del difunto.
Surte efectos únicamente en caso de muerte. “Se le puede agregar: No es un contrato, porque en
el no hay acuerdo de voluntades. El testador nombra a quien quiere y el heredero acepta o no. Es
además unilateral, acto de una sola persona, y por demás personal.
E) Nuestra legislación lo define en el arto. 945 C. como: “Un acto más o menos solemne en que
una persona dispone libremente del todo o parte de sus bienes para que tenga pleno efecto
después de sus días, conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en el,
mientras viva”, completando la inteligencia el arto. 946 al disponer: “Es un acto personal que no
puede hacerse por procurador o delegado (mandatario) ni dejarse al arbitrio de otra persona ni
por lo que toca a la institución de herederos y legatarios, ni al objeto de la herencia, ni, finalmente
al cumplimiento del estamento”, de tales estatutos legales extraemos:
Primero: Que el testamento es un acto jurídico, esto es una declaración de voluntad capaz de
producir efectos jurídicos, es un acto y no un hecho, diferenciado de este porque depende de la
intervención de la voluntad del hombre. Es más o menos solemne, con lo cual el legislador nos
expresa que hay testamentos solemnes, en donde las formas constituyen la esencia para la validez
de la declaración, y otros en que según las circunstancias, se puede prescindir de ciertas y
determinadas formas considerando el acto su validez. Es por demás un acto personal e
indelegable, además de una sola persona, si alguien más interviene en la manifestación de
voluntad, el testamento es nulo, con nulidad absoluta, insubsanable.
C.) Jurisprudencia en relación con el arto. 947 C. B.J. 15.401 sentencia de las diez y treinta minutos
de la mañana del día 3 e Septiembre de 1949“Es nula la cláusula de un testamento en que se
instituye un heredero para que disponga de los bienes conforme las instrucciones que el testador
le ha dado.
Se funda en el arto. 947 C. establece una indivisibilidad entre la institución y las instrucciones
secretas y que no es lógica la interpretación de que la institución es válida y las instrucciones nulas,
porque tal nulidad no producirá efecto alguno pues el heredero podría cumplirlas, se declararía
nula una cosa que no se conoce y se violaría la voluntad del testador”.
La disposición testamentaria por la cual el testador asigna alguna parte de sus bienes a otro,
sujetando la asignación a la condición de que este favorecido le deje por testamento parte de los
suyos, es reputada nula absolutamente por la legislación, por ser captatoria y romper la libertad de
testamentifacción, pues subordina la voluntad al interés, deviniendo en tal hipótesis una relación
contractual que es repudiada por los principios de testamentos. (arto. 948 C.)
La voluntad del causante puede expresarse de manera pura y simple, sin limitaciones de ninguna
especie, pero también puede ser subordinada a condiciones, siempre que estas sean posibles y
legales, la legislación considera dos clases de imposibilidades.
A) ABSOLUTA Y
B) RELATIVA.-
Es condición ilícita la contraria a la moral o al derecho. (arto. 950 C.) La condición meramente o
puramente potestativa, que es aquella que depende tan solo de la voluntad de aquella que se
impone, en este caso el heredero, debe ser cumplida por el heredero o legatario después de la
muerte del causante, se exceptúa el caso de la condición que cumplida no puede volver a
reiterarse (arto. 951 C.)
La condición de no casarse con una persona determinada, o de casarse con una persona
determinada, así como la de abrazar un oficio o profesión reconocidos por las leyes son valederas.
En el caso de ser la heredera o legataria viuda la que queda sujeta a no contraer matrimonio, tiene
derecho mientras permanezca soltera o viuda a una pensión periódica, o al usufructo, uso o
habitación (arto. 956 C.)
Las condiciones impuestas por el causante no se presumen, deben aparecer claramente expuestas,
de tal manera que si solamente hay expresión de objeto o aplicación de lo heredado o legado, no
se entiende condición. Lo asignado de esta manera es trasmisible a los herederos quienes deberán
afianzar el cumplimiento de lo ordenado por el de cujus (arto. 957 C.) Si el modo o instrucciones
del causante son imposibles o ilícitos o inmorales, se tienen por non puestos (arto. 959 C.) Cuando
no es posible cumplir con esas instrucciones literalmente, la legislación permite que se cumplan en
términos más parecidos a los impuestos por el causante, claro está cuando esa imposibilidad no
dependa de culpa o hecho propio del heredero o legatario (arto. 958 C.) Cuando el cumplimiento
de una condición fuere impedido por alguno que tenga interés en que no se cumpla, se tendrá por
cumplida. Por ejemplo: Cuando hay sustitución de heredero o legatario, o cuando un heredero
abintestato presunto pretende que la institución testamentaria caduque para que se caiga en la
sucesión intestada. (arto. 960 C.)
Si el causante señala una causa para la institución de heredero o legatario y esa causa es falsa o no
existe, no por ese hecho se invalida la asignación, sino que dicha causa se iene por no puesta, no
escrita. Si la causa es inmoral o ilegal, también se tiene por no puesta (artos. 961 y 962 C.) En
boletín judicial 4195 sentencia de las doce meridianas del 27 de noviembre de 1923 se lee: “No
puede declararse nulo un testamento a favor de la “Causa evangélica” porque esta no fue
demandada, pues aunque dicha demanda se puso contra la persona que en dicho testamento
representa tal causa, no fue demandada en tal carácter sino en su nombre personal”.
No puede el testador pretender limitar el inicio o final de la calidad del heredero, esto es lo efectos
de la institución, debiendo tenerse por no escrita, no puesta toda limitación en tal sentido (arto.
963 C.) Esta disposición está fundada en el hecho de que la sucesión no es más que el cambio de
un titular patrimonial, y por lo tanto cumplida la hipótesis de hecho fallecimiento, desaparece la
voluntad del causante, bastando la delación y aceptación del sub entrante para perfeccionar la
titularidad patrimonial del causahabiente, la cual por ser unitaria no admite limitaciones, se es o
no se es heredero. Siendo el testamento un acto voluntario por esencia, es obvio que existiendo un
vicio del consentimiento, como la violencia, el dolo o el fraude, tal acto sea completamente nulo.
El dolo es engaño, fraude, simulación: “Es la voluntad malicioso que persigue deslealmente el
beneficio propio o el daño de otro al realizar cualquier acto o contrato, valiéndose de argucias y
sutilezas o de la ignorancia ajena, pero sin intervención ni de fuerza ni de amenazas.
Para SCRICHE: “Toda especie de astucia, trampa, maquinación o artificio que se emplea para
engañar a otro; o el propósito de dañar a otro injustamente”.
SCRICHE: “Preciso será que entre fraude y engaño exista alguna diferencia. ENGAÑO es, en efecto,
toda astucia o maquinación de que uno se sirve, hablando u obrando con mentira o artificio para
frustrar la ley o los derechos que ella nos da; y FRAUDE no es otra cosa que el hecho de frustrar la
ley, o los derechos que de ella se derivan; esto es, el hecho de burlar, eludir o dejar sin efecto la
disposición de la ley, o de usurparnos lo que por derecho no nos pertenece.
De manera que el engaño puede considerarse como el medio de arribar al fraude; y el fraude,
como el fin u objeto que uno se propone lograr con el engaño. Sin embargo, como el engaño y el
fraude suelen ir juntos, pues no hay fraude sin engaño, de ahí que en el lenguaje vulgar se tomen
indistintamente el uno por el otro”.
Con significado más jurídico, fraude es tanto como eludir con perjuicio de tercero o
desconocimiento del derecho ajeno una disposición legal o las cláusulas de un convenio. En el arto.
966 C. encontramos la máxima garantía a la libertad de testamentifacción en una actividad
impuesta a las autoridades judiciales y administrativas para que cuando tengan noticias de que
alguien está siendo impedido de otorgar su testamente, busquen un notario y se personen con los
testigos del caso (los necesarios para la clase de testamento) eliminando los estorbos y dando
garantías para el libre otorgamiento. Cuya inteligencia completa el arto. 965 C. imponiendo penas.
Cuando la voluntad del causante no es clara y expresa, tomando en cuenta que no se puede suplir
en forma alguna su inteligencia, el arto. 967, C. impone la nulidad del testamento, por manera que
si no existe un testamento anterior que reviva por la nulidad del posterior, tenemos que caer en la
sucesión intestada.
NOCIONES Y ESPECIES
Todas las legislaciones han visto siempre en el testamento un acto revocable “Voluntas hominis
deambulatoria ets usque ad mortem” o bien “Voluntas testatoris est deambulatoria usque ad
ultimun vital spiritum (La voluntad del testador es mutable hasta el último soplo de vida). Siendo el
testamento un acto esencialmente revocable no viene a ser más que un proyecto durante la vida
del testador. Es la expresión de su última voluntad por el que ha sido redactado ciertamente de
antemano ante el temor de ser sorprendido por la muerte, pero que se reputa emitida en el
momento mismo de perder la vida. Ya en el nuevo testamento (Hebreos 9, 17) se dice: “ Un
testamento no entra en vigor hasta la muerte; permanece sin efecto mientras vive el testador
“Porque donde un testamento, es necesario que se produzca la muerte del testador”.
Los herederos instituidos en el testamento tienen una mera expectativa, pero no un derecho, ya
que este solo llegaría a tener existencia en el caso de que, estando los bienes en el patrimonio de
cujus éste muriera.
Según POTHIERS, en su obra “Donations testamentaries” antaño existía la figura jurídica conocida
como clauses derogatories que se empleara para hacer en derecho francés un testamento
irrevocable, los cuales fueron suprimidos en Francia por el artículo 76 de la ordenanza de 1735.
Nuestra legislación civil estudia la figura de la revocación en dos partes de sus enunciados:
Primero: en las disposiciones preliminares desde el arto. 971 C. inclusive al 974 también inclusive y
luego bajo el título XXIII, capítulo 1 de los artos. 1210 al 1221 inclusive.
• Total o parcial,
• Expresa o tácita.
La total comprende la totalidad del contenido del testamento, la parcial solamente una parte de
sus disposiciones. La expresa deviene del acto voluntario del testador, contenido en otro
testamento otorgado con las mismas formalidades legales o bien en escritura pública.
Sin embargo los testamentos privilegiados o especiales, que tienen una vida efímera en función
con sus circunstancias motivantes, caducan, esto, es quedan sin efecto totalmente, sin necesidad
de revocación expresa en los casos previstos por la legislación (arto. 1210 in fine). Cuando el
testamento revocatorio es anulable, y tal nulidad se declara judicialmente por la autoridad
competente, pero el instrumento puede valer como escritura pública (Defectos de cartulación arto.
971 parte final), toda disposición patrimonial es válida, entonces la revocación produce sus efectos
aunque el testamento anterior quedara válido por la ineficacia del posterior.
En la parte final del arto 972 C. nos encontramos con un caso de difícil ocurrencia en nuestro
sistema jurídico, creemos que al copiarse del código de Portugal no se puso por nuestros
codificadores la atención necesaria, pues siendo en Nicaragua las actuaciones eminentemente
cartularios, no es posible encontrar dos escrituras públicas de la misma hora y fecha, sobre todo la
hora, pues pueden haber dos instrumentos en un mismo día, ante el mismo u otro notario, más la
hora identifica la actuación, una escrita sin hora es nula, y en consecuencia si un testamento no
tiene hora es nulo, y no estaríamos en la hipótesis que consagra el artículo citado, con todo
conviene expresar que dos instrumentos públicos de la misma hora y fecha (que es lo viable)
relativas a un mismo negocio y contradictorios respecto al mismo, se anulan (arto. 1135 Pr. Y B.J.
de 1971, sentencia de las diez y treinta y cinco minutos de la mañana del veinticuatro de febrero
de 1971).
Esto no ocurre con el testamento en donde según el mencionado arto. 972 C. las disposiciones que
no estén en contradicción valen, excluyéndose solamente las contradictorias. Por la revocación del
testamento revocatorio, no se restablece ipso jure la validez del primero revocado, esto ocurre
solamente en los casos en que expresamente el testador lo establece, tomado siempre en cuenta
la soberanía del testador y su casi omnipotente voluntad mortis causa (arto. 974 C.)
La revocación produce sus efectos aunque haya caducidad del segundo testamento. La caducidad
es un vicio que hace relación a la repudiación o renuncia de la herencia o legado, a la falta de
capacidad del heredero o legatario para recibir la asignación. En consecuencia la caducidad no
ejerce efectos en relación con la revocación que siempre subsiste (artos. 973 y 1218 C. parte final).
Los documentos privados, cédulas, papeles mencionados por el testador en el propio testamento,
no forman parte del mismo, ni aun cuando el testador así lo mande, ni valen como disposición
testamentaria, ni en forma alguna cobran más valor que el que les corresponde según su propia
naturaleza (arto. 975 C.)
La revocación de un testamento realizada fuera del país, respecto a personas no domiciliadas en el,
es válida si se cumple con las leyes del lugar de otorgamiento del testamento, o bien con las leyes
del domicilio del testador al momento del otorgamiento del testamento; y si fue hecho aquí,
cuando se revoca conforme las normas de nuestro código que hemos vertido anteriormente (arto.
1215 C.) Este texto esta conceptualmente vertido en el arto. 1216 aplicando la ley del lugar o
nuestra ley nacional en materia de revocaciones.
Para considerar su validación por tales hechos, es preciso distinguir si se trata de un testamento
abierto o de uno cerrado, pues si es abierto, se puede obtener nuevas copias del notario
autorizante, mas si es cerrado, su contenido es secreto y no puede volver a reproducirse, salvo que
lo haga el propio testador.
Esa rotura se presume realizada por el testador y vale como revocación, aunque el pliego que
contiene la voluntad del testador quede salvo (artos. 1219 y 1220 C.) Si el testamento se destruye
por caso fortuito o fuerza mayor, sea abierto o cerrado, queda sin valor, y no pueden los herederos
o legatarios tratar de reproducirlo ni probar su contenido (arto. 1221 C.) En el arto. 976 C.
encontramos que no hay herederos forzosos, pues el legislador no concibe como herederos al
cónyuge sobreviviente ni a los alimentarios, aunque les brinda en los artos. 1222 y 1223 acción de
reforma del testamento, acción especial que prescribe en cuatro años contados desde que los
interesados tienen conocimiento del testamento. Sin embargo, tomado el código Chileno,
encontramos el título XXII que habla de las asignaciones forzosas y es obvio que el concepto
jurídico de asignación no varía por el hecho de ser impuestas por el legislador, por manera que en
estricto derecho cabe hablar de herederos forzosos, pero para no forzar el léxico y armonizar la
mente legislativa, es conveniente aclarar que el cónyuge sobreviviente que no es heredero
voluntario y los alimentarios no representan la personalidad patrimonial del cujus. B. J. 9048.
1) Por fallecer el heredero o legatario antes que el testador, pues es supuesto sine qua non la
sobrevivencia del sucesor, dentro del apuntado concepto de “sucesión mortis causa”.
3) Si el heredero o legatario deviene incapaz para recibir la herencia o legado (La incapacidad es
figura estudiada en artos. 984 y 985, difiere de la indignidad estudiada en arto. 988 C.)
Hemos apuntado que si la voluntad del causante no es clara y terminante no hay testamento, que
no es lícito interpretar. Ese principio no tiene quiebre porque desvirtuaría la autonomía de la
voluntad del causante que rige nuestro sistema. Pero tampoco se opone a que pueda haber
pequeñas dudas en la forma de ejecución de esa voluntad y sería desastroso en tales hipótesis
pronunciarse contra la posibilidad limitada de interpretación, de allí que el arto. 978 establezca
que en caso de duda sobre una disposición testamentaria se practicara lo que estuviere más en
armonía con la intención del testador, conforme el contexto del testamento.
DE LOS QUE PUEDEN TESTAR Y DE LOS QUE PUEDEN ADQUIRIR POR TESTAMENTO.
(Testamenti factio activa). La existencia de una voluntad inteligente y libre, dueña de sí y segura de
lo que está haciendo es necesaria para todos los actos jurídicos; pero en los casos de testamentos
y donaciones la ley es particularmente exigente: Podrán ser atacados desde luego los actos de una
persona fallecida, y aún cuando jamás se haya solicitado su interdicción y el acto aparezca
razonablemente otorgado: El actor deberá probar que existía falta de capacidad en el momento en
que se realizó el acto.
A) En Roma, se necesitaba la cualidad de paters familia y estar en sano juicio. El Filius familias
puede únicamente disponer por testamento de sus peculios castrense y cuasi castrense, para
cuyos bienes se le concede total autonomía. Las mujeres Sui Iuris solo podían testar bajo la
auctoritas de su tutor, desaparecen esas limitaciones al ser derogada la tutela Mulieren;
B) Después se consideró el testamento como un acto privado y se estableció una regla análoga a la
que contiene nuestro artículo 979 C. por exclusión, el que podría entenderse así: “Pueden testar
todos aquellos a quien es la ley no prohíbe expresamente el ejercicio de ese derecho”.
Las partidas dicen: “Todos aquellos a quienes no es defendido (testar) por las leyes de este nuestro
libro”. Una sentencia penal no puede imponer la pérdida del derecho a testar. Puede acarrear la
suspensión o pérdida de los derechos civiles; pero no el derecho a testar.
Nosotros como muchos autores modernos discrepamos de BINDER y nos adherimos a STROHAL,
pues la aseveración del Notario, que no es un médico alienista, no tiene valor absoluto, y si, solo es
un refuerzo de la presunción iuris tantum de capacidad del testador, que obliga a quien la impugna
a probar cumplidamente y de manera absoluta sus afirmaciones.
El estado de senectud no constituye por si mismo causa legal para la nulidad de un testamento,
toda vez que las nulidades, especialmente las relativas a los testamentos son de estricto derecho
dada la imposibilidad que existe para reponer o revalidar un acto de esta naturaleza, razón por la
que la ley establece como causa de nulidad de un testamento la enajenación mental padecida por
el testador en el momento de dictar su última voluntad; pero no el estado de senectud.
B) Siendo el testamento un acto emanado de la personalidad, la ley exige determinada edad para
el acto.
1º. Prohíbe testar a: “1º. Los varones menores de quince años y las mujeres menores de catorce”.
La parte final de este inco. Está errada, pues al referirse a la figura de la mayorización se olvidó que
esas edades son las mínimas para obtener ese beneficio.
Aquí el legislador toma en cuenta siempre que el menor no puede realizar actos en contra de sí
mismo, pero que el testamento no lo puede perjudicar en realidad, dado que es para producir
efectos post morten.
Las partidas señalaban una edad más baja: El varón catorce años y la mujer doce años.
Hay códigos que señalan la edad de dieciocho años, como el italiano, el prusiano, el holandés, el
austriaco y el suizo. El francés señala la edad dieciséis años.
El Derecho Romano exigía la capacidad en el momento del otorgamiento del testamento, durante
toda la vida posterior del testador y por ende, también en el momento de la muerte: consideraba
pues en realidad dos momentos y un lapso. En Francia, según una antigua tradición, se adoptó la
máxima: “ Media tempora non nocent (Lis tiempos medios no perjudican): Dejo pues de
considerarse el lapso. Nuestra ley fija un momento en su arto. 980 in principii que reza: “La
capacidad del testador será regulada por el estado en que se hallare en la época en que hizo el
testamento…” Como consecuencia de este principio el mismo arto. Citado señala que es nulo un
testamento otorgado durante la existencia de cualquier causa de inhabilidad, aunque esta causa
deje posteriormente de existir, y correlativamente, un testamento válido no deja de serlo por causa
sobreviniente. Finalmente el inco. 4º. Del precitado arto. 979 C incorpora dentro de las
incapacidades, a todo sujeto que no puede expresar su voluntad claramente por escrito o
verbalmente (de palabras).
Como ya habíamos anticipado en el estudio del arto. 944C la capacidad para suceder (recibir
asignaciones por causa de muerte) es amplísima, y sólo debe buscarse la exclusión por disposición
especial de la ley. Esas causas de exclusión son la incapacidad y la indignidad (arto. 981C) Para ser
capaz de suceder es necesario existir naturalmente al tiempo o momento de abrirse la sucesión,
esto es al momento del fallecimiento del de cujus. Este principio tiene una excepción que es el
derecho de transmisión, tal derecho está definido en el arto. 982 que dice: “Se entiende por
derecho de transmisión el que tienen los herederos de una persona para aceptar o repudiar la
herencia o legado que ella no había aceptado ni repudiado, aún cuando fallezca sin saber que se le
ha deferido”.
No puede ejercer este derecho sin aceptar la herencia de la persona que no transmite. Si la
herencia o legado se deja bajo condición suspensiva habrá que existir al momento de cumplirse
esta. Sin embargo excepcionalmente se permite que se pueda instituir heredero o legatario a
personas que no existen naturalmente al momento de abrirse la sucesión, pero que se espera que
existan, (por ejemplo a los hijos de mi hijo) dentro del plazo de treinta años. No hay que confundir
el derecho de transmisión con el derecho de representación que estudian los artos. 1002 y
siguientes C. También tienen validez dentro de la limitación temporaria de treinta años, las
asignaciones ofrecidas en premio por servicios importantes, no siendo óbice que el que presta el
servicio no tenga existencia visible al abrirse la sucesión. Repitiendo el precepto constitucional que
prohíbe vinculaciones e instituciones a manos muertas, el arto. 983 repite literalmente la
prohibición. Vinculación significa:
A) Prohibición de enajenar
B) Sucesión predeterminada
Como atentado contra la libertad de disposición presente o futura de los bienes, la vinculación, ha
sido el resultado de diversas instituciones jurídicas.
Aunque fuera tratando como hijastros a los propios hijos segundo-genitos; y de los mayorazgos.
Estos últimos agregaban, a la predeterminación, la preferencia para el mayor de los varones, la
prohibición de enajenar. AZCARATE afirma, con acierto, que las vinculaciones son el producto de
combinar la sustitución fideicomisaria romana (permitida por la novela 118 de JUSTINIANO hasta
la cuarta generación) con el principio germano de la masculinidad y el feudal de la primogenitura ,
tomando de la primera inalienabilidad y de este el orden de suceder. No surgieron ni a la vez ni con
igual fisonomía, ni siquiera con análogo nombre en los diversos estados medievales; aunque si el
cual tendencia concorde de la nobleza, arraigada por la costumbre, y reconocida finalmente por la
ley.
“Las asociaciones formadas por varias personas, bajo la advocación de algún nombre sagrado, con
el fin de proporcionarse los asociados beneficios espirituales y aún temporales”.
En la época medieval las cofradías tuvieron, aparte del aspecto religioso, un profundo interés
social, de indudable índole gremial, como integrados por los artesanos que ejercían el mismo
oficio. Además de las aspiraciones místicas, y las de ayudar a los miembros en sus actividades
profesionales, sostenían instituciones de asistencia, para socorrer enfermos, ancianos y desvalidos.
En aceptación ya arcaica, cofradía era el vecindario o unión de pueblos para participar en
determinados privilegios. Esta aceptación del vocablo no nos interesa desde el punto de vista del
artículo mencionado.
Dentro de la apuntada libertad amplia de recibir, el arto. 986 C en su parte primera, nos señala que
las personas jurídicas o morales son hábiles para adquirir por testamento, sin limitación alguna. La
segunda parte del artículo, limita las asignaciones a favor de iglesias, templos o institutos de
carácter religioso, de cualquier culto, hasta un máximo del diez por ciento del monto de la
herencia, que es como creemos debe entenderse la expresión: “En cuanto no excedan de la
décima parte de los bienes del testador”.
Esa misma limitación se establece para sufragios y otras mandas religiosas. La ley protege la
nulidad impuesta en función con la incapacidad que establece, para declarar la nulidad absoluta de
la asignación aunque se haga a favor de interpósita persona, estableciendo la presunción de
interposición en: descendientes, ascendientes, consortes, hermanos o cuñados del inhábil. En la
incapacidad del confesor señala como interpósitos al cabildo, iglesia, comunidad o instituto a que
pertenezca el confesor.
Es interpósita persona: El que hace algo por otro que no puede o no quiere ejecutarlo. Quien
interviene en un acto o contrato por encargo y en provecho de otro, pero aparentando obrar en
nombre y por cuenta propia.
INCAPACIDADES RELATIVAS
Las incapacidades relativas para suceder las contempla el arto. 985 C. para cinco hipótesis
concretas a saber:
1º.) Del menor no emancipado, su guardador, salvo que se renuncie la guarda, o ya haya rendido
cuentas de su administración, o sea ascendiente o hermano del menor. Se protege siempre la
autonomía de la voluntad del causante, para que no se sienta obligado a la institución por
agradecimiento en la función guarda.
2º.) Del menor, sus maestros, o pedagogos, y cualquiera que esté a cargo de su cuido. La misma
protección evitando las influencias que normalmente tienden a ejercerse sobre el menor
educando, aún sin quererlo el educador o cuidador.
3º.) Del enfermo, los facultativos (médicos, especialistas) que le asistieron en la enfermedad que
provocó la muerte, y los confesores que durante la misma enfermedad le confesaron.
Está el legislador pensando en la influencia que pueden tener estas personas en la voluntad del
enfermo, sin embargo, tanto para este caso, como para el del inciso anterior se deja a salvo los
legados remuneratorios por los servicios recibidos, ni las asignaciones a favor del consorte, o de
parientes que pudieran ser herederos legítimos del testador, esto es, que si los médicos o
confesores, además de tales son parientes que pueden ser llamados en el orden de sucesión
abintestado, no tiene valor la prohibición. 4º.) Del cónyuge adúltero, su cómplice, se s ha robado
judicialmente el hecho. Aquí la regla es de moralidad, para evitar que el co-autor de un delito de
tal índole se beneficie; y 5º.) Del causante, testador, el notario que autoriza el testamento abierto o
el cerrado y el que escribe el testamento, caso que no sea el mismo notario. En este caso se
protege la fe pública para evitar abusos del amanuense o del propio fedatario.
NOCIONES GENERALES.
Notemos que estas causas podrían técnicamente haber quedado agrupadas en dos categorías:
1º. Los que hubieren dado muerte voluntariamente o intentado matar a aquel de cuya sucesión se
trata.
2º. El que haya obligado a hacer un testamento o modificarle (esta entraría en el grupo B que
hemos propuesto, en tanto el primero en el grupo A)
3º. El que le haya impedido hacer el testamento o revocar el ya hecho, o si hubiere suprimido,
ocultado o alterado el testamento posterior.
Esta categoría también se enmarca en el grupo B. Por lo que hace al primer caso, se debe tratar
expresamente de un homicidio voluntario: No habrá indignidad en caso de homicidio no imputable
(V. gra: El realizado en caso de embriaguez plena, de demencia, etc.) o de homicidio por
imprudencia (delito culposo), debido a negligencia, impericia en arte o profesión, a inobservancia
de leyes o reglamentos o en caso de homicidio preterintencional que se produce cuando se golpea
o hiere a una persona sin la voluntad de quitarle la vida, y esta perece como consecuencia de la
lesión.
Tampoco habrá indignidad si el homicida se vio constreñido a privar de la vida a otro en el ejercicio
de un derecho o en el cumplimiento de un deber, en legítima defensa o bajo el imperio de la
necesidad. No hay que olvidar que la indignidad en nuestro derecho no es una pena accesoria o un
efecto penal de una condena, sino una sanción meramente civil, removible a voluntad del
ofendido, y que se funda en el hecho de una ofensa voluntaria a la personalidad física o moral del
causante.
En la época medieval las cofradías tuvieron, aparte del aspecto religioso, un profundo interés
social, de indudable índole gremial, como integrados por los artesanos que ejercían el mismo
oficio. Además de las aspiraciones místicas, y las de ayudar a los miembros en sus actividades
profesionales, sostenían instituciones de asistencia, para socorrer enfermos, ancianos y desvalidos.
En aceptación ya arcaica, cofradía era el vecindario o unión de pueblos para participar en
determinados privilegios. Esta aceptación del vocablo no nos interesa desde el punto de vista del
artículo mencionado.
Dentro de la apuntada libertad amplia de recibir, el arto. 986 C en su parte primera, nos señala que
las personas jurídicas o morales son hábiles para adquirir por testamento, sin limitación alguna. La
segunda parte del artículo, limita las asignaciones a favor de iglesias, templos o institutos de
carácter religioso, de cualquier culto, hasta un máximo del diez por ciento del monto de la
herencia, que es como creemos debe entenderse la expresión: “En cuanto no excedan de la
décima parte de los bienes del testador”.
Esa misma limitación se establece para sufragios y otras mandas religiosas. La ley protege la
nulidad impuesta en función con la incapacidad que establece, para declarar la nulidad absoluta de
la asignación aunque se haga a favor de interpósita persona, estableciendo la presunción de
interposición en: descendientes, ascendientes, consortes, hermanos o cuñados del inhábil. En la
incapacidad del confesor señala como interpósitos al cabildo, iglesia, comunidad o instituto a que
pertenezca el confesor.
Es interpósita persona: El que hace algo por otro que no puede o no quiere ejecutarlo. Quien
interviene en un acto o contrato por encargo y en provecho de otro, pero aparentando obrar en
nombre y por cuenta propia.
CAUSAS DE INDIGNIDAD
Notemos que estas causas podrían técnicamente haber quedado agrupadas en dos categorías: A)
Actos que constituyen un atentado contra la persona física o moral de de cujus; y B) Aquellos que
constituyen un atentado contra la libertad de testar.
(Veamos el arto. 988 C.) 1º. Los que hubieren dado muerte voluntariamente o intentado matar a
aquel de cuya sucesión se trata. 2º. El que haya obligado a hacer un testamento o modificarle (esta
entraría en el grupo B que hemos propuesto, en tanto el primero en el grupo A) 3º. El que le haya
impedido hacer el testamento o revocar el ya hecho, o si hubiere suprimido, ocultado o alterado el
testamento posterior.
Esta categoría también se enmarca en el grupo B. Por lo que hace al primer caso, se debe tratar
expresamente de un homicidio voluntario: No habrá indignidad en caso de homicidio no imputable
(V. gra: El realizado en caso de embriaguez plena, de demencia, etc.) o de homicidio por
imprudencia (delito culposo), debido a negligencia, impericia en arte o profesión, a inobservancia
de leyes o reglamentos o en caso de homicidio preterintencional que se produce cuando se golpea
o hiere a una persona sin la voluntad de quitarle la vida, y esta perece como consecuencia de la
lesión.
Tampoco habrá indignidad si el homicida se vio constreñido a privar de la vida a otro en el ejercicio
de un derecho o en el cumplimiento de un deber, en legítima defensa o bajo el imperio de la
necesidad. No hay que olvidar que la indignidad en nuestro derecho no es una pena accesoria o un
efecto penal de una condena, sino una sanción meramente civil, removible a voluntad del
ofendido, y que se funda en el hecho de una ofensa voluntaria a la personalidad física o moral del
causante.
En el derecho romano, bien se recuerda la sucesión intestada se otorgaba sólo a favor de los sui,
entre los que se contaban los hijos que pertenecían bajo la potestad del autor hasta la muerte de
éste, y los hijos del hijo premuerto, que también se consideraron sui, ello es, puesto bajo la
potestad del abuelo. Entonces los hijos del padre premuerto sucedieron in locum pradefuncti
parentis , pero por estirpes: No se tuvo en cuenta el número de ellos, sino su conjunto.
No explica Coviello (italiano) como tal sucesión, llamada por los romanos por estirpes, fue
concebida como una sucesión por representación: Se inclinó el criterio a la idea de que los nietos
del pater familias eran llamados por la ley a suceder en representación de su autor premuerto. En
el código italiano actual, se hace notar que la llamada representación no surte efectos tan sólo en
la sucesión legítima sino también en la testamentaria, pero ello se debe a que desde la derogación
de los artos. 879 y 890 del código anterior, se contiene allí un sistema diferente al nicaragüense. Se
abre la sucesión intestada cuando una persona sujeto de patrimonio ha dejado de existir sin haber
expresado previamente su última voluntad en relación a sus bienes: Su personalidad jurídica
desaparece y entonces otra persona es llamada por la ley a ocupar su puesto para continuar sus
relaciones patrimoniales.
RUGGIERO, distingue los supuestos comunes a las testamentarias y los intestatos, de los supuestos
especiales a las testamentarias (condiciones de la delación testamentaria, como el los llama) y de
los supuestos propios de los intestados (condiciones de la delación legítima). Recordemos que la
muerte del autor de la herencia, es el supuesto básico y principal del derecho hereditario y a el se
refieren las múltiples consecuencias que además se retrotraen a la citada fecha, aún cuando se
realicen con posterioridad. La muerte determina la apertura de la herencia y opera la transmisión
de la propiedad y posesión de los bienes a los herederos y legatarios.
A) Existencia del sucesor en el momento en que se abre la sucesión. B) Que tenga el sucesor
capacidad para suceder y que no sea indigno. C) Que sea pariente mencionado por la ley o figure
entre la lista de las personas que el código configura.
A) Las que fijan un orden de heredero. Son las latinas: España, Francia, Italia, Rumania y Portugal.
Las que aceptan el principio de las parentelas: Son Austria, Alemania y Suiza.
Estas legislaciones contienen el principio más claro y más sencillo. En ellas (aquí se encuentra la
legislación nicaragüense) la ley llama a diversos grupos de sucesores, que en ciertos casos
concurren, y en otros se excluyen unos a otros. El primer orden llamado excluye al segundo, y así
sucesivamente. En el año de 543 la novela 118 dividió a los sucesores en descendientes,
ascendientes y colaterales. Se llamó novela a cualquiera de las leyes nuevas de los emperadores
que se añadieron y publicaron después del código de JUSTINIANO. En Francia, España y Portugal se
admiten colaterales privilegiados y colaterales ordinarios.
SISTEMAS DE PARENTELAS
Se define las parentelas como un grupo especial de parientes considerado por la ley. Lleva el
nombre ORDNUNG en el código alemán y de KLASSE en el Suizo.
Forman la primera parentela todos los descendientes del autor. En este grupo no hay diferencia
apreciable con nuestro sistema. Concurren los más próximos en grado y existe, entre ellos
representación. Forman la segunda parentela el padre y la madre del autor y los descendientes de
estos: Así, pueden concurrir ambos con sobrinos y hermanos del de cujus.
Forman la tercera parentela los abuelos del difunto: Si ellos viven, heredan por partes iguales; pero
si alguno ha muerto, los descendientes de éste ocupan su lugar: Tíos y primos del causante,
muerto este sin parentela primera y segunda, concurren con los abuelos del de cujus,
representando al abuelo muerto. Forman la cuarta parentela los bisabuelos y sus descendientes;
pero en estas y en todas las de ulteriores grados, el único superviviente excluye a todos los demás.
Si han muerto los bisabuelos, heredará el descendiente de ellos en grado más próximo. En el
código suizo la parentela termina en los abuelos: sólo admite pues tres parentelas. El alemán
admite seis.
SISTEMA NICARAGÜENSE
En el arto. 998 encontramos la norma que señala la sucesión intestada simplemente como
supletoria de la ausente voluntad testamentaria del causante. Demostrando que la libertad de
testamentifacción lo preferente en nuestro sistema, y la sucesión intestada es secundaria o
accesoria, simplemente supletoria de la omisión del de cujus.
Para formular las reglas o cuadros de sucesión, el legislador no toma para nada en cuenta el origen
de los bienes, esto es si fueron obtenidos por mortis causa, por actos entre vivos, onerosos o
gratuitos. Igualmente se hace abstracción de la causa de adquisición para imponer reservas o
gravámenes al patrimonio hereditario (arto. 999C).
7. El cónyuge sobreviviente.
9. Los Municipios.
“La representación es una ficción legal en que se supone que una persona tiene el lugar y por
consiguiente el grado de parentesco y los derechos hereditarios que tendría su padre o madre, si
éste o ésta no quisiere o no pudiere suceder”. Y agrega: se puede representar a un padre o madre,
que si hubiere querido o podido suceder, habría sucedido por derecho de representación. La
definición que nos brinda nuestro código, sigue los términos del código civil francés que en su arto.
739 dice:
“La representación es una ficción de la ley… “Como nos explica correctamente TOULLIER , la ley no
necesita establecer ficciones . Las necesitó sólo el pretor romano, en cuyas manos estaba modificar
el derecho civil que tenía que suplirlo o burlarlo utilizando el efecto ficciones.
La ley misma puede muy bien dispensarse de tales procedimientos. PLANIOL define la
representación como “Un beneficio de la ley en virtud del cual un heredero de un grado más lejano
es admitido a recibir la parte que hubieran obtenido su padre o madre premuertos, concurso con
herederos más próximos que él.” LLAMAS Y MOLINA , lo define como: “Un derecho en virtud del
cual los hijos ocupan el lugar de los padres perpetuamente en la línea recta y hasta el segundo en
la línea colateral, para dividir la herencia del ascendiente común con los parientes de grado más
próximo, igual o remoto en la línea recta y con los de grado más próximo en la línea colateral.”
Hemos dicho en líneas anteriores que el principio dominante en la sucesión intestada es el de que
los parientes más próximos excluyen a los más remotos. A veces, sin embargo, parientes de grado
más remoto concurren en la sucesión con otros más próximos, aplicándose al efecto un principio
que PLANIOL califica como de elemental justicia, principio que la ley establece bajo el inadecuado
nombre de derecho de representación.
En virtud de este principio, parientes de grado más remoto ocupan el lugar de su ascendiente de
igual modo que si éste viviera y pudiera heredar; por eso decía la ley que no heredaban por
derecho propio, sino en representación de su ascendiente. ROGINA VILLEGAS, refuta con razón el
uso de la palabra representación y por ello estamos acorde con el grupo de juristas que se resisten
a aceptarla, y seguimos la corriente que se trata de una substitución legal, que tiene su origen no
en la voluntad del testador, sino en la del legislador. La palabra representación está usada
incorrectamente, sobre todo si tenemos en cuenta el caso en que el heredero es incapaz: Ha
perdido el derecho de goce: Mal podrá decirse que la estirpe va a representarlo. Es correcto decir
va a substituirlo. Igualmente se aceptaba el derecho de representación como derivado del difunto
ascendiente progenitor.
La institución existió en el derecho romano, aún cuando su mencionado nombre fue felizmente
ignorado. Dícese en las institutas de JUSTINIANO que los hijos pueden in patris sui locum
succedere. Pueden suceder en lugar del padre.
No podríamos aceptar que el derecho del substituto legal emane del progenitor. Esto no explica la
sucesión por representación de incapaces, ni la de repudiantes a la herencia, que antiguamente
nunca tuvo lugar.
En el derecho antiguo francés nos señala POTHIER que cuando una persona repudiaba una
herencia, tenía lugar el jus representationis y esta doctrina fue aceptada por el Código Francés. La
doctrina romanista y civilista moderna se opone al derecho de representación y sostiene que
cuando se hereda in locum praedefuncti parentis , el sucesor en virtud de un derecho propio que
la ley le otorga. Al efecto, dice UNGER : “El llamamiento in stirpes no es efecto de un derecho de
representación, sino una substitución legítima. Del mismo modo KHOLER hace notar que la
sucesión por este derecho de representación es una consecuencia del llamamiento de la ley.
El Código italiano hizo desaparecer la frase ficción de la ley utilizada por el francés, y dijo que se
trata de una disposición de la ley . Realmente, la representación se funda en la misma naturaleza
humana, en la asociación normal de los efectos, pues, dice TREILHARD , la ley que excluye la
representación en línea recta descendiente, sería una ley impía y contraria a la naturaleza.
Una deducción muy importante en lo que se refiere al mal llamado derecho de representación es
que este únicamente tiene lugar en la sucesión intestada. En un testamento, muerto el heredero
antes que el testador, aún teniendo hijos, éstos no podrían válidamente invocar el derecho de
representación.
FORMA DE SUCEDER
Esta forma se da cuando los llamados suceden por derecho propio y no en substitución de otro, y
se hace de la herencia tantas partes como personas heredan por derecho propio in cápita.
B. IN STIRPES
Tiene lugar en el caso de que los herederos concurran en substitución de otro: por eso se llamó en
otra forma inadecuada a tal fenómeno derecho de representación. El autor de la herencia deja dos
hijos y tres nietos, hijos estos de un hijo premuerto: Los nietos heredaran in stirpes, reemplazando
los tres a su padre fallecido, y concurriendo con los hijos del autor (sus tíos) que heredan in cápita.
La repudiación de la herencia no debe trascender, y la estirpe debe quedar salvo de ella. La pena
de indignidad, en nuestro derecho tampoco es ascendente.
Sigue la distribución de la herencia en dos partes iguales, una para adjudicarla a la línea paterna y
otra a la materna; pero con absoluta preferencia a la proximidad del grado: En la sucesión lineal no
cabe el derecho de representación: El padre excluye al abuelo y este al bisabuelo. He aquí una gran
diferencia con la sucesión parental. La división en dos líneas es conocida en Derecho Francés con el
nombre de frente en deux lignes (Escisión en dos líneas)
El sistema de TRONCALIDAD
Este método es de procedencia germana, establece una distinción de los bienes: los de
procedencia familiar y los adquiridos por el causante: Por este sistema los bienes de abolengo se
conservan en la línea de la cual procedían o volvían a ella; pues eran preferentes, en la sucesión de
estos bienes tronches, los parientes a cuya línea pertenecían los bienes, sobre los otros, aunque
aquellos fueran de grado más remoto. Es el principio “Paterna, Paternis; Materna, Maternis” . En
América se conoció este principio por fuero real en México; pero el Código de las partidas no lo
admite: Instauró un régimen de sucesión completamente romano.
EFECTOS DE LA REPRESENTACIÓN
De conformidad con nuestro arto. 1003 C los que suceden por representación, heredan en todos
casos por estirpe (in stirpe) esto es, que cualquiera que sea el número de hijos que representan al
padre o madre, toman entre todos y por partes iguales la porción que hubiera cabido al padre o
madre representado. La forma normal de suceder en nuestro sistema es por derecho propio, in
capita, o por cabeza, normalidad que consagra el arto. 1004C y en cuya virtud todos los sucesores
toman por partes iguales la porción a que la ley los llama, salvo que la misma ley siguiendo un
criterio de especialidad establezca otra división o participación desigual.
La representación solamente tiene lugar en tres casos taxativos que señala el arto. 1005 C a saber:
1º En la descendencia legítima del difunto de cuya sucesión se trata 2º En la descendencia legítima
de sus hermanos legítimos 3º En la descendencia legítima de sus hijos o nietos naturales y de sus
hermanos naturales. Fuera de tales casos no existe la representación.
Como podemos observar en las dos primeras hipótesis se manifiesta un criterio clasista de la
legislación, al excluir a los descendientes naturales o legítimos. Si bien es cierto que la ley de 1 de
Octubre de 1970 elimina calificativos a los hijos que se inscriben en el Registro del Estado Civil, la
verdad es que la división en naturales y legítimos está en la esencia de la legislación y
fundamentalmente en la materia sucesoral, impregnando el contenido y mientras no se efectúe
una adecuada reforma, la distinción y el trato preferente a los legítimos existirá.
En la tercera hipótesis ya introduce el legislador a los descendientes de los hijos o nietos naturales,
pero siempre pensando en la legitimidad de los primeros. Como ya advertimos, en Nicaragua ni la
incapacidad ni la indignidad perjudica el derecho de representación, lo mismo que la repudiación
de la herencia, pudiendo todos los comprendidos en las tres figuras de exclusión de la herencia, ser
representados (arto. 1006C).
En todo caso de representación y como ya queda explicado, se sucede in stirpe, y si hay muchas
ramas en la estirpe, también la subdivisión se hace por estirpe.
Primer llamamiento “Si el difunto hubiere dejado hijos legítimos, la herencia se dividirá en cuatro
partes: Tres para los hijos legítimos y una para los hijos naturales o nietos naturales, sin perjuicio
de la porción conyugal que corresponda al marido o mujer sobreviviente. Este artículo copiado
parcialmente de Chile, consagra una odiosa diferenciación, que en los tiempos modernos, y sobre
todo en nuestros países latinoamericanos, no tiene razón de ser, discriminando al hijo que no nace
del matrimonio, olvidando que el nexo de padre a hijo es el mismo, mediando o no el matrimonio.
Un principio bien claro se extrae de la formulación legislativa, que los hijos excluyen a los nietos, y
los nietos a los biznietos.
Ambos tienen iguales derechos de acuerdo a la ley vigente. En su código anterior hacían distinción
entre hijos: legítimos, legitimados, naturales, adulterinos, incestuosos y espurios. Esa misma
división la hace el Código de 1884 y señala una graduación y forma una tabla en relación con los
derechos de las diversas clases de hijos.
Cuando por ser el número de los hijos legítimos mayor que el de los ilegítimos reconocidos,
resultaren estos con mayor haber que aquellos, se dividirá la herencia de manera que corresponda
a todos, legítimos y naturales, partes iguales (arto. 1009 C.)
SEGUNDO LLAMAMIENTO:
Prescribe el arto 1010C “Si el difunto no hubiere dejado descendientes, la herencia se dividirá en
tres partes iguales:
TERCER LLAMAMIENTO
Arto. 1011C. Cuando el difunto no dejó ascendientes legítimos, ni descendientes legítimos, son
llamados concurrentemente el cónyuge sobreviviente, sus hijos y nietos naturales y sus hermanos
(colaterales) legítimos. En esta situación, la herencia se divide en cinco partes:
Una para los hermanos legítimos, dos para el cónyuge sobreviviente y dos para los hijos o nietos
naturales. Si no hay cónyuge, pero si hermanos legítimos e hijos o nietos naturales, la herencia se
divide en cuatro porciones: Una siempre para los hermanos, y tres para los hijos o nietos naturales.
Sus padres naturales o sus abuelos naturales. En esta hipótesis la herencia se divide en dos
porciones: Una para los padres o abuelos naturales y otra para el cónyuge sobreviviente. Aquí
debe aplicarse la regla que si solo hay un padre o un abuelo, éste llevará toda la porción indicada,
esto es la mitad. Resulta obvio que el padre excluye al abuelo.
Si no hay cónyuge, llevan toda la herencia los hermanos naturales, y viceversa, si no hay hermanos
naturales, el cónyuge se queda con toda la herencia. Los hermanos naturales suceden in capita
(por persona concurrentemente) pero el que es hijo de padre y madre (carnal) llevará doble
porción que el que sólo es hermano de padre o solo de madre. En estos casos la calidad de hijo
legítimo, no dará derecho a mayor porción de la que solo es hijo natural del mismo padre o madre.
En todas las hipótesis de llamamiento del cónyuge, que hemos vertido, éste perderá su porción
como heredera ab-intestato si ha dado motivos para la separación de cuerpos. Lo mismo si
abandonó al causante sin justa causa por más de seis meses si durante el abandono ocurrió la
muerte 8arto. 1015C).
A) El colateral en grado más próximo excluye a los otros menos próximos. Si hay varios en un
mismo grado se distribuyen la herencia por cabeza (in cápita).
C) Los colaterales de simple conjunción tienen el mismo derecho que los de doble conjunción. Es
simple cuando se es pariente sólo por parte de padre o madre, y es doble los que son parientes del
causante tanto por el padre como la madre. Aclara el legislador en el arto. 1017 que es hijo natural
para fines sucesoriales el reconocido por el padre. Respecto a la madre no es necesario tal
reconocimiento, reproduciendo aquí el contenido legislativo del arto. 235 C. Aquí también entran
los adoptados (arto. 24 ley de adopción). Igualmente expresa en vía de aclaración que la
denominación de legítimos, ilegítimos y legitimados, únicas designaciones que nuestra ley emplea
al referirse a los hijos, no siendo valedera la expresión “Y las demás” que usa el arto. 1018C C se
aplica por igual a los padres, abuelos, hermanos, nietos y demás parientes dentro de los grados
permitidos.
No existiendo ninguno de los parientes expresados en las reglas siguientes, sucederán al causante
los municipios, bajo las siguientes reglas:
A) El municipio llamado a suceder primariamente es el del lugar del domicilio real del causante.
B) Si el causante nunca tuvo domicilio en Nicaragua, todos los municipios en donde haya bienes
entran a suceder, individualmente en los respectivos bienes, pero declarándose heredero universal
únicamente al municipio en donde este la mayor parte de bienes, y considerándose legatarios a los
otros municipios. No es posible hablar de legatarios en sucesión intestada, esto es un abuso del
legislador nacional.
C) Cuando los bienes están fuera de la República, el heredero es el municipio donde nació el
causante
DESTINO DE LOS BIENES HEREDADOS POR LOS MUNICIPIOS (ARTO. 1021 C.)
Es mente expresa de la ley, que todos los bienes que por herencia por legado lleguen al acervo de
los municipios, se inviertan exclusivamente en establecimientos de beneficencia e instrucción
pública.
Cuando respecto a una misma sucesión, haya testamento en parte y parte intestada, lo primero
que hay que hacer es cumplir con las disposiciones testamentarias. Ya hemos observado en líneas
anteriores, que para nuestra legislación lo primordial es la voluntad del causante, y solo
supletoriamente la ley regula su omisión. Por ello, hasta cubiertas las disposiciones expresas del
causante, se entrega el remanente de bienes a los herederos ab-intestatos, según las reglas que
precisamos en este título. No es motivo de exclusiones o disminuciones de la porción intestada, el
haber sido favorecido en el testamento. Sin embargo siempre prevalecerá la voluntad expresa del
testador, por manera que si en el testamento señala que a un legatario o heredero de cuota no se
le debe dar mayor intervención, esa es la ley, y entonces no entraría en la parte intestada (arto.
1022C).
Al tenor del arto. 1023C todos los extranjeros pueden ser llamados en las sucesiones nacionales,
de la misma manera y con los mismos derechos que los nacionales. Sin embargo esta regla no es
veraz, pues debido a su condición de extranjeros, hay ciertos bienes que no pueden ser libremente
transmitidos: V. Gr.
Las limitaciones en las zonas fronterizas y en los ríos y lagos, que establece la ley agraria. En las
sucesiones intestadas de un extranjero, que no tenga herederos, sino nacionales, los nacionales
llevarán a título de herencia de alimentos o de porción conyugal, los mismos derechos que
corresponden en la sucesión de un nacional, haciendo primar como de orden público la ley
sucesoral nicaragüense en materia de intestados, sobre lo que pudiera legislar la ley extranjera.
Esto puede dar origen a conflictos de derecho internacional privado. Los nicaragüenses interesado
podrán pedir aquí, y luego gestionar en la vía judicial, la adjudicación de las porciones que
corresponden en la sucesión del extranjero, sobre bienes en el extranjero. También esto puede
producir conflictos internacionales.
La parte final del arto. 1024C da derecho a todo nacional para que por medio de la vía del auxilio
internacional (comisión rogatoria) reclame todos los bienes que a sus causantes correspondan en
el extranjero.
Las legislaciones del derecho comparado son de lo más variado en cuanto a las formas del
testamento:
1) Los países anglosajones no reconocen más testamentos que los intervenidos por testigos:
Inglaterra y muchos Estados de Estados Unidos; algunos de estos autorizan un testamento
nuncupativo (o hablado), como Florida, Iowa y Nuevo México.
2) Suecia no consagra más que el testamento privado: Puede hacerse el testamento de palabra o
por escrito ante dos testigos, llamados a presenciar el acto: El testador pude revelar el contenido
del testamento a los testigos.
En común u ordinarios y
Especiales.
En los primeros testamentos concurren las formalidades ordinarias, y en los segundos las que son
extraordinarias o excepcionales.
El ordinario puede ser abierto o cerrado. En esto diferimos de los países mencionados, en donde el
testamento puede ser público abierto, público cerrado y ológrafo.
En cuanto a los especiales hay concurrencia total pues nuestro arto. 1026C como el arto. 1500
mexicano, dice: “Se consideran testamentos especiales: El militar, el marino y el hecho en país
extranjero. Todo testamento en Nicaragua, con la sola excepción del verbal en caso de peligro
inminente de muerte o en caso de epidemia, se hace por escrito, normalmente en el protocolo de
los notarios. No se conoce el testamento verbal o nuncupativo que antaño se practicaba en
muchas partes del mundo y que en Francia se prohibió por la ordenanza de 1735.
Es verdaderamente notable ver como en el examen de la historia de la cultura, las formas de los
testamentos variaban: Originalmente el derecho civil romano solo reconocía una forma de testar:
La del testamento publicum, otorgado ante los comicios calatis comitis acaso porque la institución
de heredero empieza siendo una especie de adopción atenuada: prueba inequívoca de esto nos
ofrecen las investigaciones de derecho comparado: La adopción para caso de muerte, como forma
primitiva y precedente de la institución de heredero, se presenta en el antiguo derecho griego y en
el germánico: Affatomia, adoptio in hereditate, y en el primitivo derecho babilónico. Las doce
tablas presuponen la existencia del testamento comicial, que implica la autorización del populus
romanus: Al no reconocer la libertad de testar, al no poderse privar de la herencia la heredero nato
por un simple acto privado, se necesita ante el pueblo de una lex specialis, que revista de fuerza
ejecutiva la declaración. Solo hasta mucho después de las doce tablas aparece el testamento
privado en forma mancipatoria testamentum per aes et libram: Se reonoce la libertad
testamentaria, se reconoce entonces la idea de la propiedad privada individualista. El código
nicaragüense no habla ni de codicilios ni de memorias testamentarias.
El término último se aplica en la práctica cartulario para el testamento otorgado en caso de peligro
inminente de muerte o de epidemia, y se halla dejado por escrito la voluntad del causante, mas
ese no era el concepto legal de la memoria testamentaria. Las memorias eran comunicaciones
secretas del testador.
Podía el testador, en alguna cláusula, remitirse a algún escrito simple, ordenando se tuviera como
parte de su testamento, y a ese escrito se le llamaba memoria testamentaria. Esto ya hemos visto
en los artos. 847 y 975C no tiene ninguna validez actualmente. Los codicilios eran disposiciones
menos solemnes de última voluntad. Recordemos la célebre frase del Quijote: “No hay más que
hacer, dijo Sancho, sino que vuestra merced ordene su testamento y su codicilio”.
En Roma Codex era la voluntad solemne y el diminutivo codiciliis expresaba la voluntad menos
solemnde. LUCIO LENTULO fue el inventor del codicilio. Para morir en África hizo a AUGSTO varios
encargos que éste cumplió de acuerdo con los consejos del jurisconsulto TREBACIO.
La ley 1ª. Título XII partida 6ª. dice: “Son una manera de escritos pequeños que hacen los omes
después que han hecho sus testamentos para cer o menguar o mudar algunas de las dem andas
que habían hecho en ellos”. Históricamente se conoce el codicilio del testamento de ISABEL la
católica, hecho el día anterior a su fallecimiento ocurrido el 24 de Noviembre de 1504 en el castillo
de la Moa de Medina del Campo. A este respecto nos recuerda BINDER “ El testamento en Roma
no podía servir al fin de disponer mortis causa a título singular, sin nombrar además un heredero, y
por eso se desarrolló a su lado un ulterior negocio jurídico por causa de muerte que requería
menos formalidades: El codicilio. Con la recepción del derecho romano el germánico igualmente el
concepto del testamento, pero sin que la distinción entre este y el codicilio pudiera penetrar en la
conciencia popular germánica; por codicilio solá entender las modificaciones y adiciones
posteriores a la última voluntad manifestada en un testamento. Suprimió esa forma el código civil
alemán posteriormente la distinción entre ambos negocios jurídicos. Eso mismo ocurre en
Nicaragua, en la práctica cartularia se llama codicilio los cambios ulteriores o variantes contenidos
en otro testamento posterior, que no destruye totalmente el anterior.
TESTAMENTO OLÓGRAFO
Es de origen romano. Opinan algunos juristas que debería escribirse con “ha” por el espíritu rudo
griego, como en Hidrógeno . Se ignora porque se escribe sin la “Ha”, pues su origen es griego y se
deriva de las palabras griegas “Entero” y “Escribir” “Escribir por entero”. En México el arto. 1550
dice: “Se llama testamento ológrafo al escrito de puño y letra del testador.” Se ti enen noticias de
este testamento en Atenas. En Nicaragua no existe. Al tenor del arto. 1027C el testamento abierto
es aquel en que el testador manifiesta su voluntad en presencia de las personas que deban
autorizar el acto, quedando enteradas de lo que en el se dispone. Normalmente el cartulario, y
como tal de viva voz participa de la naturaleza del nuncupativo, sus formas están predeterminadas
en los artos. 1035 al 1040C.
Según el arto 1028C el testamento cerrado es aquel en que el testador sin revelar su voluntad,
declara que esta se halla contenida en un pliego que presenta a las personas que han de autorizar
el acto. Es esencialmente secreto, ni el notario, ni los testigos que concurren por vía de solemnidad
conocen la voluntad del causante. Sus formas están previstas en los artos. 1052 al 1058C. Precisa
de apertura de forma solemne, para la protocolización del pliego contenido en el sobre cerrado
que sellado y lacrado se ha conservado para su autenticidad. La protocolización se estudia en los
artos. 1062 al 1065C y 656 al 667Pr.
De las que ven nuestros ojos, no necesitamos testigos. Si el testigo testamentario fuere requerido
por el Código como simplemente ad probationem, bastaría al interesado probar en cualquier
forma el contenido del testamento. Para CHIRONI, el testigo es un pequeño notario: Para LAURENT
representa a la sociedad, y para ZACHARIE es el depositario de la potestad pública. Lo cierto en
todos los casos es que el testigo realiza una función social de notoria importancia.
En Roma la capacidad testifical para asistir a testamentos, incluida también bajo el nombre de
testamenti facti, supone la testamenti factio activa, y por consiguiente la capacidad patrimonial del
derecho civil romano, así como la plena capacidad de obrar. Son pues inhábiles para los romanos
esclavos, quienes no sean ciudadanos, las mujeres, los impúberes, los furiosi, los prodigi. Se exigía
además a los testigos comprensión física, por cuya razón no pueden atestiguar los ciegos, los
sordos y los mudos, e independencia frente al testador, de que se hallan privados e incapacitados
por tanto los sujetos a patria potestad al igual que el heredero instituido y las personas a él unidas
por los vínculos del poder paterno. Notemos la luz que arrojan esos antecedentes para el estudio
1029C.
Aun cuando los testigos en la concepción moderna sean meros testigos de solemnidad, esto no
prueba que sean simples figuras decorativas. Antes bien el significado de la exigencia de esta
solemnidad, es crear una autenticidad y verdad al negocio aduciendo personas que puedan dar
testimonio del proceso del otorgamiento y del contenido de lo declarado durante él. Si los testigos
testamentarios no se diferencian de los otros medios de prueba sino en que su aducción ha sido
convertida en un elemento constitutivo esencial del negocio, a fin de que la prueba no pueda faltar
regularmente. En materia de testigos en los testamentos debe hacerse resaltar el principio
filosófico de Non tam numeranda quuam ponderanda sut testimonia: En los testamentos se trata
de los testigos llamados en derecho procesal contemporáneo presenciales, pues ante ellos se
verifica o realiza el hecho o la cosa de que se trate, y el testimonio de estos es indispensable para
que en derecho civil tenga valor el mismo hecho, y aun para que exista, clase a la que pertenecen
los testigos instrumentales y algunos de los judiciales. Los testigos instrumentales deben:
b. Entender el contenido del instrumento que autorizan con su presencia, intervención y firmas,
pues de lo contrario se expondrían a ser testigos falsos.
c. Todos los que estén actualmente privados de razón, como el embriagado pleno, el hipnotizado,
etc.
d. Los ciegos
e. Los sordos
f. Los mudos
g. Los condenados a algunas de las penas que llevan consigo la suspensión de los derechos
políticos y civiles; y los que hubieren sido condenados por delitos de falsedad en general o de falso
testimonio.
j. La mujer, los dependientes, criados o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad del notario autorizante; y el que escribe el testamento
k. Los herederos, legatarios, cónyuges y parientes de los instituidos, dentro de los mismos grados a
que se refiere el literal anterior.
Esta prohibición se aplica solo para el testamento abierto, y además cuando el legado sea de algún
mueble o cantidad de poca importancia con relación al caudal hereditario desaparece la
inhabilidad del legatario o sus parientes. Para que el testigo sea declarado inhábil en las hipótesis
previstas, se precisa al tenor del arto. 1031C que la causa exista al tiempo del otorgamiento del
testamento, no antes ni después, sino en el momento.
Al tenor del arto. 1032C el notario autorizante de un testamento, cualquiera que sea su
naturaleza, está en el deber de identificar la persona del testador. Ese trámite puede consistir en el
conocimiento personal que del otorgante tenga el notario, pero, si no lo conoce, debe recurrir a
dos testigos idóneos que le conozcan, y que a su vez sean conocidos del notario. Además el notario
debe asegurarse de que el testador tiene la capacidad legal, necesaria para otorgar el testamento,
esto es si tienen la edad mínima requerida (pubertad) y o se encuentra en los casos de inhabilidad
testamentaria (arto. 979C).
En relación con la capacidad basta la afirmación del notario, la cual según la hemos observado en
otras oportunidades siguiendo a STROHAL constituye una presunción de derecho relativa sujeta a
prueba en contrario (iuris tantum), Si no se pudiera identificar al testador en la forma expresada, la
legislación en el arto. 1033C con un criterio de amplitud, siguiendo la tesis de la relevancia e
importancia medular de la sucesión testamentaria, permite que el notario exprese claramente el
desconocimiento del otorgante y la imposibilidad de la presencia d los testigos de conocimiento,
para con los simples detalles identificatorios que aporte el mismo testador, y cualquier documento
corroborante que señalará el notario, se tenga el cumplimiento del requisito.
Cuando el testamento se impugne por falta de identidad del testador en el caso señalado, se
revierte la carga de la prueba, y se obliga al que sostiene la validez del testamento probar la
identidad del otorgante.
Aquí es muy oportuno señalar el contenido del arto. 969C cuya inteligencia completa el arto. 1090
parte primera, de que el testador no puede prohibir que se ataque o impugne el testamento en los
casos en que haya nulidad declarada por la ley, como la que consagra el arto. 1034C por omisiones
de las formalidades sustanciales en el otorgamiento.