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Universidad Nacional de Colombia.

Facultad de Ciencias Humanas.


Departamento de Sociología.
TS: Michel Foucault.

Duvan Felipe Avilés Correa.


Joel Sebastian Garcia Osorio.

Algunas Líneas de fuerza del dispositivo de la discapacidad1


y El gobierno de los anormales.

Introducción - ¿Por qué hablar sobre la discapacidad?

La discapacidad ha sido un fenómeno que ha estado presente a lo largo de la historia y así


mismo ha sido concebida de muy diversas maneras, esto dependiendo del lugar, del
entramado cultural así como del momento histórico en el que nos situemos; razón por la cual
no se podría afirmar entonces que la discapacidad posea un desarrollo unívoco o lineal.
(Padilla-Muñoz, 2010; Rojas Campos, 2015; Valencia, 2014). Sin embargo, un hecho que
llama nuestra atención es que desde el inicio de la época moderna, llevado de la mano de la
expansión y la institucionalización del carácter tanto caritativo como asistencialista del
cristianismo, y junto con la especialización de un sin número de saberes, dentro de la cultura
occidental se ha asociado a la discapacidad (su mismo origen etimológico lo índica) 2 por lo
general con la debilidad y lo anormal. Aquí resaltamos que el modelo médico fue el que se
instaló con más fuerza en este campo y el cual designó entonces una serie de prácticas,
discursos, incluso formas de regulación en las relaciones cotidianas de estas personas.

Con ello, y a razón de que la discapacidad se está convirtiendo en un escenario en donde las
ciencias sociales están comenzando a intervenir de una manera más acentuada y están
logrando desligar el saber sobre la discapacidad del modelo médico que había logrado
acaparar casi a totalidad este fenómeno, resulta particularmente de nuestro interés el
problematizar la discapacidad y hacer un análisis de esta a la luz de varios conceptos de la
teoría foucaultiana, los cuales iremos desarrollando en el cuerpo del texto. Uno de los

1
La discapacidad, para esta oportunidad la entendemos como un fenómeno el cual no puede ser definido de
forma absoluta, esto a causa de ser un fenómeno interseccional que agrupa un sinnúmero de matices; sin
embargo, con base en los postulados de Nagi (1965) citados por Torres (2017) consideramos su abordaje
resaltando fundamentalmente dos de sus dimensiones, una dimensión somática que responde a un sustrato
biológico, y una relacional que responde a un sustrato social, esto con el fin de señalar que en la discapacidad
convergen diversos factores, y razón por la cual nos motivamos a llevar a cabo el presente trabajo.

2
El prefijo dis, indica contradicción u oposición, otorga una carga completa de sentido al ser antepuesto a la
base léxica ‘capacidad’, facilitando que la sociedad se asegure de establecer diferenciaciones entre el sujeto
‘discapacitado’ y el ‘plenamente capacitado’.

1
conceptos al que daremos mayor importancia será el concepto de dispositivo, y el cual en esta
oportunidad “apellidamos” con el término discapacidad. Dado que partimos de la noción de
que este ‘dispositivo de la discapacidad’ tendría como efecto último un proceso de
subjetivación en el que se constituye entonces un sujeto discapacitado. Con base en esto,
nuestra pretensión será la de analizar las que a nuestra consideración son las principales
líneas de fuerza que atraviesan este dispositivo, entre ellas encontramos principalmente las
correspondientes al saber/poder médico, a la familia, a la educación, al trabajo y a la
arquitectura. Seguido de esto pretendemos hacer un planteamiento sobre la forma en la que
son gobernadas las personas discapacitadas, haciendo énfasis sobre todo en las políticas
públicas que sobre estas personas se han desarrollado en el contexto colombiano.
El dispositivo de la discapacidad.

Tanto para Foucault, (1984) como para Deleuze (1990), un dispositivo es algo dinámico, un
conjunto multilineal el cual está:
“compuesto de líneas de visibilidad, de enunciación, líneas de fuerza, líneas de subjetivación,
líneas de hendidura, líneas de fisura, de fractura, que se entrecruzan y se entremezclan
surgiendo unas de otras o suscitando a partir de otras, a través de variaciones o incluso de
mutaciones de disposición”(Deleuze, 1990, p. 155).

Que a su vez implica un:


“conjunto decididamente heterogéneo que comprende discursos, instituciones, instalaciones
arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas; en resumen: los elementos del
dispositivo pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho El dispositivo es la red que puede
establecerse entre estos elementos” (Foucault, 1984, p. 127).

Con ello, entendemos que un elemento característico y determinante dentro del dispositivo es
la heterogeneidad, que refiere a la propia conformación del dispositivo y se contrapone a la
idea se esté como un sentido unívoco irreductible, su efecto último, su resultado es la
creación de un sujeto particular.

Con base en lo anterior, vemos como el dispositivo comprende entonces un vínculo de


elementos múltiples, caracterizados por tener sustratos de saber, poder y subjetividad, en
donde se diferencian principalmente los discursivos y los no discursivos, una serie de líneas

2
de fuerza3 que logran dar una imagen, es decir, permiten “cartografiar (...) tierras
desconocidas” (Deleuze, 1990 p. 155). Para el tema de la discapacidad consideramos que al
tratarla como un dispositivo podemos dar claridad sobre el cómo fue posible la construcción
de esta, por lo general ligada a lo anormal, con implicaciones políticas fuertes, y cuyos
efectos los vemos en la fijación de una identidad discapacitada, y como lo mencionamos al
inicio, la fabricación de un sujeto discapacitado. Condición que a su vez, marca la forma
en la que el sujeto se relaciona consigo mismo, con los otros y con el mundo. Teniendo claro
esto, procederemos entonces a la explicación de algunas de las líneas de fuerza, que a nuestra
consideración son más relevantes y que atraviesan el dispositivo de la discapacidad.

Línea de Saber/Poder Médico.


Uno de los principales efectos que observamos respecto a la institucionalización del modelo
médico y la supeditación de la discapacidad por parte de este, consideramos que se presenta
en primera medida, en la clasificación de la discapacidad de acuerdo a ciertas variables que
permiten dar cuenta de factores diferenciadores y que se catalogan como patológicos, tales
como los expedidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lanzó en el 2001 la
‘Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud - CIF,’ el
cual es el mecanismo por medio del cual se ha revisado, con criterios médicos, la situación de
los sujetos discapacitados, proporcionando de paso niveles y tipos a su condición con el fin
de analizar distintamente las patologías y permitir la formulación de políticas enfocadas
según cada una de ellas. Bajo este mismo principio se orienta la clasificación tanto de CIE 4-
10 y del DSM5-V, cuyos principios orientadores dan como resultado la elaboración de
manuales con una serie de criterios frente a la manera ‘adecuada’ de tratar y de relacionarse
con un tipo de sujeto particular, es decir el discapacitado. En relación a esta característica en
Colombia se maneja el Sistema General Para la Protección Social (SISPRO) manejado por el
ministerio de Salud, mediante el Observatorio Nacional de Discapacidad, cuyo objeto es
visibilizar6 las condiciones de la población mediante la recopilación, análisis y difusión de la
información suministrada por los mismas personas, así lograr caracterizarla, y de este modo

3
Término adoptado por Deleuze el cual refiere a las líneas que integran las curvas de visibilidad y de
enunciación, las cuales logran transformar esa heterogeneidad en una amalgama entre el saber y el poder.
4
Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud.
5
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
6
Siguiendo el planteamiento de Deleuze, el cual enuncia que las curvas de visibilidad no se refieren a una luz
en general, sino está hecha de “líneas de luz que forman figuras variables e inseparables” de un dispositivo.

3
ejecutar políticas particulares para esta población. Incluso el acceso a beneficios para esta
población se ve supeditada por el requisito de encontrarse en esta base de datos.

De esta manera, la persona discapacitada se encuentra determinada por el esquema de sus


capacidades definidas por el modelo médico. Lo que implica que las relaciones que se erigen
se encuentran interceptadas por su cuerpo discapacitado, que media con el entorno, que lo
rige acogerse a un rol asignado con el que deberá relacionarse como discapacitado, no
solamente en el sentido de sus limitaciones corporales, sino también de la convivencia con
los otros no discapacitados, es de resaltar que, en la medida en que existe un saber más
sistematizado, estructurado, e institucionalizado, su capacidad para controlar y homogeneizar
los cuerpos es mucho mayor, esto se podría considerar entonces como una tecnología política
de los cuerpos, que se aúna con una serie de normas que establecen la producción de ciertos
cuerpos que se deben acoger a ella. Por ello, desde el momento de la detección de la
discapacidad temprana se ejerce un poder sobre el cuerpo intentando normalizar; como el
caso de Beatriz, una niña con síndrome de Down que fue sometida a múltiples cirugías
estéticas para que su cuerpo no representará las características fenotípicas propias del
síndrome.(Ferreira & Toboso, 2014) . Como el caso de Beatriz hay muchos más, incluso los
que del Estado buscan la normalización de los cuerpos que se insertan bajo la promesa de una
“cura”, que es un intento por la legitimación de un cuerpo, que ha sido desposeído de todo
sentido de legitimidad. Es así que “podrían encontrarse fácilmente signos de esta gran
atención dedicada entonces al cuerpo, al cuerpo que se manipula, al que se da forma, que se
educa, que obedece, que responde, que se vuelve hábil o cuyas fuerzas se multiplican”
(Foucault, 1998, p. 140 ). Pues es el cuerpo precisamente un eje de reflexión, ya que este es
un texto donde se escribe la realidad social.

Línea Familiar.
Otra de las líneas que a nuestra consideración posee más fuerza dentro del dispositivo de la
discapacidad, es la línea familiar, consideramos que la familia es fundamentalmente una
institución de gobierno soberano, con varios aspectos de gobierno disciplinario, la cual por lo
general se ocupa de la fase de socialización primaria de los sujetos, consideramos, que es en
esta fase, en donde la familia por medio del mecanismo de sanción/gratificación fija cierta

4
manera de conducirse de la persona, en la medida en que premia y/o reprende cierto tipo de
comportamientos.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando la persona tiene una discapacidad congénita, o cuando
manifiesta a edad temprana algún tipo de afectación? hemos apreciado a partir de nuestro
acercamiento con el tema, y con base en historias de vida de personas en situación de
discapacidad pertenecientes a la comunidad universitaria (principalmente personas con
discapacidad sensorial y con discapacidad físico/motriz), como las familias tratan a este tipo
de personas, según ellas, como “porcelanas”, es decir como personas que hay que tener en un
ambiente cómodo y fuera de todo riesgo, por lo cual desde sus primeros años, las familias
niegan la posibilidad de desenvolverse de una manera independiente, no les permiten
experimentar y enfrentarse a los entornos de la vida cotidiana, a desarrollar sus capacidades,
que aunque diferentes, les permiten sortear los diferentes entornos de la vida cotidiana.

Es importante resaltar como el trato especial y la sobreprotección por parte de las familias
hacia estas personas, terminan anulando el desarrollo de su autonomía y reproduciendo
entonces, un sentimiento de impotencia, y de dependencia hacia otras personas; se han
evidenciado incluso situaciones en las que mantienen en el encierro a estas personas y les
privan del ingreso a la educación, del acceso a parques y de compartir e interactuar con otros
niños “normales” etc.

Línea de trabajo.
Por medio de los datos que se encuentran en el SISPRO, se puede tener conocimiento de qué
proporción de esta población se encuentra excluida del ámbito laboral, como parte su
ejercicio de generación de informes presenta las cifras de exclusión laboral en esta población,
y como es sabido, el sentido de normalización propio de los Estados modernos, se ocupa de
generar una legislación que sea congruente con este principio. Para ello, en 1990 se genera
la ley 14 y ley 316 de 1997 que busca la promoción en la inserción laboral de esta población
en ambientes normalizados, ya que precisamente el trabajo como actividad, ha sido impuesta
como prioritaria e intensificada desde la instalación del neoliberalismo. El cual la inserción
laboral es congruente con el modelo de normalización del modelo neoliberal.

“En suma, la integración/inclusión neoliberal se muestra. Reproduce una normalidad basada


en la despolitización, ahistorización y negación de la condiciones de producción de

5
desigualdad, para, través de modelos y profesionales también ideológicamente imbricados,
resolver la exclusión por medio de técnicas normalizadoras no sólo de los cuerpos, sino de la
subjetividad y lo que podríamos denominar “comportamiento político” (Gallardo, 2015, p 4.)

Esto se puede interpretar como resultado de la “reabsorción de una masa de población


flotante una sociedad con una economía de tipo esencialmente mercantilista le resultaba
embarazosa” (Foucault, 1985, p. 127) que se intensificó en desde ese momento. De forma que
era la necesidad de la inserción de estos en el mercado laboral que los hizo definirse como
incapacitados y ser excluidos; pues precisamente su identidad y sus capacidades fueron
fijadas desde las una racionalidad de tipo productivo, de allí la necesidad de gobernar sus
cuerpos y las formas de tratamiento se vieron organizadas en función de la productividad e
inserción al mercado laboral. (Ferreira, 2009).

Así pues es mediante la inclusión laboral por donde esta población busca su reivindicación.
Pues buscan no ser excluidos del sistema productivo y lograr ostentar la doble condición de
ser consumidor de servicios y el productor dentro del mercado, así como de bienes, y no solo
verse limitado a ser un consumidor. Y precisamente, es mediante el sector de servicios que la
mayoría de la población tiene una posibilidad en el accionar laboral, que se ven mediadas por
fundaciones como Best Buddies que busca fomentar la autonomía y la autorresponsabilidad
de los individuos, y así extender la cultura de la empresa. La cual también busca la
expandirse a todos los dominios de la vida, de tal modo que sobre el individuo recae la
responsabilidad de su propio bienestar: el logro del enriquecimiento personal y la conquista
de éxitos en un sentido amplio, lo que pasa por la comprensión de la propia existencia de un
modelo de inversión basada en el capital Humano7 que ha de favorecer el incremento del
mismo en aptitudes, capacidades, independencia, etc. (todas aquellas carencias que se le
considera a la persona discapacitada), en la que transforma al trabajador discapacitado en un
empresario de sí.

7
La teoría del capital humano se basa en el análisis del trabajo humano como factor de producción. el cual es
“el conjunto de los factores físicos, psicológicos, que otorgan a alguien la capacidad de ganar tal o cual salario,
de modo que, visto desde el lado del trabajador, el trabajo no es una mercancía reducida por abstracción a la
fuerza de trabajo y el tiempo (durante) el cual se lo utiliza. Descompuesto desde la perspectiva del trabajador en
términos económicos, el trabajo comporta un capital, es decir, una aptitud, una idoneidad; como suelen decir, es
una máquina. Y por otro lado es un ingreso, vale decir, un salario o, mejor, un conjunto de salarios; como ellos
acostumbran decir, un flujo de salarios” (Foucault, 2007, p 263)

6
Así pues, se crea la necesidad de la posesión de un cuerpo eficaz que se hace un imperativo
dentro de la concepción de la normalización de la persona, pues “el cuerpo sólo se convierte
en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido (Foucault, 1998, p.
32). Y en este precisamente se encuentra el núcleo del poder. Lo que hace necesariamente
pensar la discapacidad vinculada intrínsecamente a la condición de biopolítica en el mundo
contemporáneo.

Línea de Educación.
En la educación para las personas en situación de discapacidad, intervienen saberes expertos,
tales como los discursos pedagógicos, los discursos médicos, los psicológicos, etc. los cuales
legitiman, institucionalizan y reproducen el conocimiento sobre la discapacidad. Estos
saberes se materializan en la práctica educativa como formas de conocimiento práctico, en
donde su aplicación ha contribuido a definir, separar, regular o últimamente a integrar a la
población. Como ejemplo de ello, encontramos el caso de la educación especial, un saber que
ha surgido con base en la consideración de que estas personas requieren una educación
diferenciada, especialmente para las personas con discapacidad intelectual, esto, creemos que
se puede leer como una respuesta de diferenciación funcional a la demanda de incluir esta
población, con el objetivo de integrarlos en un futuro al mercado laboral, una muestra de ello
es el Colegio República de Bolivia8, lugar en donde gran parte de su programa educativo se
orienta hacia la practica laboral.

Es importante resaltar entonces la forma que la educación especializada para las personas con
discapacidad se ha convertido en un dispositivo de control complementario y sofisticado,
capaz de realizar una armonización bastante sutil con las características de diferentes tipos de
cuerpos e individuos y sus necesidades de adaptación al sistema en un sentido de
normalización, en la cual los diversos saberes que confluyen en el cuerpo de los
discapacitados contribuyen a este gobierno específico de la población. En donde se distingue
así entre individuos según manuales de diagnosticó como el DSM V o el CEI-10 y en donde
se aplican instrumentos especializados para la clasificación de ellos, como lo sería las escalas
Wechsler en el orden de lo psicológico para realizar un diagnóstico preciso que permita
definir el tratamiento adecuado, o exámenes minuciosos en lo biológico en el orden de lo
médico. Esta lógica de clasificación y tratamiento es una condición de posibilidad para que la

8
Colegio ubicado en Engativá que se orienta a la educación de personas con discapacidad intelectual, pero no
responde al modelo de inclusión educativo

7
educación funcione como un dispositivo diferenciado que se modula y adapta con el objetivo
de obtener un efecto general: el gobierno de toda la población.

Sin embargo, por otra parte, se observa que esta diferenciación y clasificación de la
educación especial no ha consolidado criterios propios de funcionamiento, sino que ha sido
objeto de producto de modelo médico (incluyendo la psicología en este). De forma que la
orientación del saber médico de la educación especial somete al saber pedagógico a los
criterios a la vez patologizantes y terapéuticos de la medicina y la psicología, y con ello
ordena los criterios pedagógicos a las características que orientan estos saberes.

Es así que nace la inclusión en discapacidad bajo el discurso de ser una nueva estrategia
superadora de la situación marginal en la que se encuentran las personas en situación de
discapacidad, la cual adquiere una consistencia teórica, ideológica y política en función los
saberes que se orientan hacia la mejor comprensión del discapacitado. Es así que el concepto
de discapacidad y el de inclusión siempre se ven correlacionados bajo los discursos de la
diversidad, la integración, y la igualdad de oportunidades etc. Las cuales han sido promovidas
desde las nuevas narrativas educativas y multiculturales en el contexto de la expansión del
modelo neoliberal (De la Vega, 2010).

Línea no discursiva - La Arquitectura -


Para cerrar el conjunto de líneas que atraviesan y componen lo que sería el dispositivo de la
discapacidad, decidimos abordar una línea no discursiva, que permea y complementa en
cierto sentido las líneas mencionadas anteriormente, esta línea es a la que a la arquitectura
refiere, y a la forma en la que están construidos los espacios de interacción dentro de la
ciudad, como ejemplo queremos tomar el caso de la ciudad de Bogotá, un espacio que no fue
en lo más mínimo pensado en clave discapacitada, y creemos que esto es algo de vital
importancia en la medida en que la persona con discapacidad visual, la persona que se
transporta en silla de ruedas, o cualquier persona en situación de discapacidad, dadas sus
condiciones y la marca que está plasmada en su cuerpo, no experimenta la ciudad de la
misma forma que una persona sin discapacidad, el tener que sortear con diversos obstáculos
tales como andenes, rampas demasiado empinadas, restaurantes, parques, y un sinnúmero de
espacios que no fueron adaptados para recibir a estas personas, hacen que se sientan

8
excluidas, es decir estamos hablando de una ciudad discapacitante que regula y confina a este
tipo de personas a transitar por ciertos lugares, por ciertas rutas, incluso la dificultad para
transportarse puede llegar a ser tan grande, que la persona ni siquiera contemple el
desplazarse a otro lugar fuera de su residencia.

De esta manera, nos encontramos entonces frente a un dispositivo de la discapacidad, que


como lo mencionamos en repetidas ocasiones se encarga de la fabricación de un sujeto
discapacitado, que en relación con una serie de discursos proyectados sobre él desde diversos
saberes, limitan su autonomía, y plantean casi que un deber ser para la vida del discapacitado.

Gobierno de los anormales.

El gobierno de las personas en condición de discapacidad dentro del actual modelo neoliberal
se sustenta principalmente en las políticas públicas que conservan una relación con la
inclusión, estás, por lo general abordan la problemática desde la cuestión individual,
diferenciando con base en la patología con la que han sido caracterizados, y de este modo les
brindan una solución (a través de la construcción de rampas, del otorgamiento de tratamientos
especializados, educación especial, implantes cocleares, etc.). Para lo cual se sustentan en las
estadísticas (como cálculo del gobierno de seguridad) para conocer la magnitud de la
situación, pero la atención de cada problema, suele ser individuo por individuo. Se trata de
una magnífica muestra de la forma en que la biopolítica y la anátomo política se articulan
justamente para intentar resolver una problemática sin cuestionar ni afectar la modalidad de
gubernamentalidad que la produce y sostiene. En donde el individuo discapacitado se inserta
en una red de poder mediante un despliegue de novedosas estrategias que permitan conducir
su conducta a hacia un estado de normalización mediante el control estadístico de todos los
movimientos en un despliegue perfecto del dispositivo de seguridad. Bajo este mismo
concepto se erigen los discursos de seguridad social al discapacitado y se materializa en la
práctica estatal de una ley, para lo cual tratará de acondicionar un medio en función de
acontecimientos o de series de acontecimientos o elementos posibles, series en el que será
preciso regularizar en un marco polivalente y transformable, este mismo dispositivo tiene la
capacidad de organizar antes que el medio pueda constituirse.

Es así que los mecanismos inherentes a la biopolítica ejercidos dentro del dispositivo de
seguridad, elaborarán cada vez más recursos, tanto legislativos como de políticas públicas,

9
tendientes a contrarrestar la exclusión de tal sector de la población. Pero estos intentos no
deberían ser concebidos como formas incompletas o imperfectas de pensar la problemática,
sino como la máxima modificación posible de ser realizada sin conmover los fundamentos
político-económicos de la sociedad actual. Por lo tanto, es esperable que nunca logren los
objetivos propuestos, en tanto el límite de su accionar está dado en dejar intacta la estructura
político-económica actual, aún a costa de no modificar en nada la situación de quienes se
encuentran atravesando la problemática de la discapacidad. Es decir, podría sostenerse que
estas políticas públicas se inscriben en un punto intermedio entre la anátomo política, la
biopolítica y la gubernamentalidad, de modo que se presentan con la supuesta intención de
solucionar ciertas injusticias sociales, pero lo máximo que lograrán es reducir su incidencia
regulando la circulación de tales problemas. Esta estrategia de inclusión perpetúa el
funcionamiento social y económico actual, pero interrogar a fondo la problemática abordada
sería demasiado costoso para el sistema actual (De la vega, 2009).

¿Resistencias y contraconductas?

A nuestra consideración, esta población discapacitada, ejerce principalmente actos de


resistencia, las cuales han sido agenciadas principalmente por activistas y académicos, como
el caso de Ferreira (2008), quien plantea que el hecho de que la OMS hiciera una
caracterización de las personas con discapacidad, fortaleciera a su vez un carácter asociativo,
que logró expandirse y reunir a personas con diversos tipos de discapacidad, un hecho que
logró entonces una serie de prácticas críticas que plantean una resignificación de su
discapacidad, y sugiere a la vez formas de autocomprensión con base en su propia cultura, así
como la construcción de su propia episteme en donde el lugar de enunciación sea el mismo
discapacitado. No está de más resaltar que estas prácticas se han generado como respuesta a
la marginalidad a la cual ha sido expuesta esta población, así como en la creación de unos
saberes siempre construidos desde una relación asimétrica, estos son las manifestaciones del
control biopolítico del conjunto de la población. En consecuencia se genera una forma
distinta de ser personas que se constituye a partir de la consideración del individuo como
sujeto dentro de la diversidad funcional, lo que lo reivindica y lo inserta de forma diferente
dentro de la comunidad con una identidad construida asentada dentro de la cultura propia.

10
El activismo sociopolítico que representan las necesidades de la población personificado por
organizaciones como Society of Disability Studies encarna una política de la identidad y el
reconocimiento cultural, que se opone a la invisibilización y negación de la diferencia que
particulariza la población, este activismo se expresa en la difusión y defensa de la memoria
colectiva de la población, la lucha por el reconocimiento de estos como ciudadanos de
derechos así como de algunos derechos ciudadanos fundamentales que por lo general son
negados por sus condiciones; por ejemplo el beneficio de movilidad para el caso de los que
padecen alguna discapacidad física o como es el derecho a la información, a la educación y al
trato igualitario. Este activismo político de identidad de los discapacitados más que politizar
el cuerpo y la vida misma, repolitiza y reivindican su singularidad e identidad, a la vez
resistiendo a la gubernamentalidad biopolítica que, como hemos visto, genera discursos,
estrategias, tácticas e instituciones específicas cuando se trata de personas con discapacidad
(Castro & Triscornia, 2014).

Bibliografía.

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Especial. Noveduc.

Deleuze, G. ¿Qué es un dispositivo? En Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas


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Piqueta, pp.127-162.

Castro, M. M., & Tiscornia, V. G. (2014) ¿ Puede el “discapacitado” hablar?


Discapacidad y activismo político: el caso uruguayo. Presentado en las XIII
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11
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