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Versión de Esnaola

El Himno Nacional aprobado por la Asamblea, tiene nueve estrofas y un coro escrito en octavas decasilábicas. Es
una marcha épica, de inflamados versos, donde se destacan los valores de la lucha por la libertad y el triunfo sobre
el tirano opresor. También se manifiesta en el texto, la tendencia monárquica de su autor.

Partitura de Esnaola

La versión que se conoce actualmente, es el arreglo que hiciera en 1860 el compositor argentino Juan Pedro
Esnaola (1808-1878).

Esnaola junto a su tío Jose Antonio Picasarri -cura y maestro de la catedral de Buenos Aires- fueron expulsado en
1818 por no adquirir la ciudadanía. Ambos eran de tendencia realista. Regresó de España con la amnistía de 1822.

Esnaola fue músico oficial de Rosas, y profesor de música de su hija Manuelita. El primer arreglo del Himno, lo
anota en el cuaderno de su alumna entre 1847 y 1849, entre otras canciones de moda.

Este arreglo es el que finalmente toma como base para la versión de 1860, que le fuera encargada por el director
de Bandas Militares. Desde 1928 esta es la versión oficial, del Himno Nacional Argentino.
Habiendo quedado el escenario de la emancipación argentina en el pasado, el texto del himno no se condecía con
el estado de amistad y unión, en las relaciones internacionales con España de finales de siglo XIX.
En 1893 el ejecutivo a instancias del ministro del interior Lucio Vicente Lopez, nieto del autor del himno, decreta
que en los actos oficiales se cante solo la última estrofa. Pero esto no termina con las discusiones sobre el tema.

Por qué el Himno necesita instrucciones para ser cantado?


Julio Argentino Roca, durante su segunda presidencia, retoma el tema de que “el himno contiene frases que fueron
escritas con propósitos transitorios, las que hace tiempo han perdido su carácter de actualidad y que mortifican el
patriotismo del pueblo español y no son compatibles con las relaciones internacionales de amistad, unión y
concordia” entre Argentina y España.
El presidente además es consciente de que “el poder ejecutivo no puede alterar el texto oficialmente consagrado
por una sanción legislativa”. Por lo tanto no es posible acortar o suprimir partes del texto de la canción nacional
oficial.
Por esta razón Roca opta por dar instrucciones, sobre como se debe cantar Himno en los actos oficiales. Por
decreto del 30 de marzo de 1900, se establece que se cantarían los cuatro primeros versos, los cuatro últimos y el
coro.

Versión oficial del Himno Nacional Argentino


Pasa el tiempo y vuelven las polémicas, y los cuestionamientos. Tal es así que en 1924, el presidente Marcelo T. de
Alvear firmo un decreto para formar una comisión, para crear una nueva versión musical del Himno. Presionaron
los diarios La Prensa y La Nación con argumentos en contra y a favor de una nueva versión. La opinión pública
también se manifestó y finalmente en 1928 queda sin efecto la nueva versión.
Tras cuatro años más de dudas, donde se intenta imponer una nueva versión, en 1928 se establece que la versión
de 1860 de Pedro Esnaola, es la versión oficial del Himno Nacional Argentino, que se cantaría acorde al decreto del
30 de marzo de 1900.

La confirmación de 1944
El decreto número 10.302 del 24 de abril de 1944, se refiere a los símbolos nacionales, el Escudo, la Bandera y el
Himno.
Allí se reafirma en el cuerpo del decreto “Que por los motivos respetables invocados en el decreto de 30 de marzo
de 1900, sobre omisión en el canto de algunas frases del texto de López, se confirma dicha decisión;”
En tanto en el articulado, especifica las definiciones respecto de la letra y la música del Himno Nacional Argentino
en los artículos 6º y 7º respectivamente.
Art. 6° – Adóptase como letra oficial del Himno Argentino, el texto de la canción compuesta por el diputado Vicente
López, sancionado por la Asamblea General Constituyente, el 11 de mayo de 1813, y comunicado con fecha de 12
de mayo del mismo año, por el Triunvirato al Gobernador Intendente de la Provincia. Para el canto se observará lo
dispuesto por el Acuerdo de 30 de marzo de 1900.
Art. 7° – Adóptase, como forma auténtica de la música del Himno Nacional, la versión editada por Juan P. Esnaola,
en 1860, con el título: “Himno Nacional Argentino. Música del maestro Blas Parera”. Se observarán las siguientes
indicaciones: 1°) en cuanto a la tonalidad, adoptar la de Sí bemol que determina para la parte del canto el registro
adecuado a la generalidad de las voces; 2°) reducir a una sola voz la parte del canto; 3°) dar forma rítmica al grupo
correspondiente a la palabra “vivamos”; 4°) conservar los compases que interrumpen la estrofa, pero sin
ejecutarlos. Será ésta en adelante, la única versión musical autorizada para ejecutarse en los actos oficiales,
ceremonias públicas y privadas, por las bandas militares, policiales y municipales y en los establecimientos de
enseñanza del país.
Historia del Himno Nacional Argentino
¡Oíd Mortales!...

La historia del Himno Nacional Argentino es bastante más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Por lo
menos, más compleja que la versión que nos enseñaron en la escuela. Y si bien a esta altura es conocido por todos
que la letra original fue acortada, existe una larga serie de anécdotas y detalles (algunos podrían calificarse de
estrambóticos) que sólo son referidos por los especialistas en el tema.

EL HIMNO NACIONAL

Al parecer, todo comienza el 24 de mayo de 1812, con la representación en la Casa de Comedia de la pieza teatral
El 25 de Mayo, de Luis Ambrosio Morante, cuyo final desembocaba en un encendido himno coreado por los
actores, sobre música original de Blas Parera.

Según documentos de la época, el 22 de julio de 1812 el Triunvirato envía al Cabildo un oficio en el que “se
recomienda muy eficazmente al patriótico celo de V.E. el que se encargue de mandar hacer una composición
sencilla, pero majestuosa e imponente (...) que en todos los espectáculos públicos se entone al principio de ellos,
con la dignidad que corresponde a la marcha de la patria, debiendo en el entretanto permanecer los concurrentes
en pie y destocados.” Además de esto conceptúa de igual importancia que en las escuelas de primeras letras se
cante todos los días, y que un día señalado de cada semana concurran a la Plaza de la Victoria todos los estudiantes
de primeras letras presididos de sus maestros y, puestos alrededor de la pirámide del 25 de Mayo, repitan los
himnos de la patria, “con todo el decoro y acatamiento que exige esta augusta deidad de los hombres libres”.

La misión de hacer cumplir dicha tarea recae en el Regidor Manuel José García. Este encarga el texto a Fray
Cayetano Rodríguez, sacerdote, poeta y periodista, quien cumple con el pedido en la última semana de julio de
1812. Durante la sesión del 4 de agosto de ese mismo año, el Cabildo aprueba la letra y ordena que la misma sea
provista de la correspondiente música, para lo cual el cabildante García convoca -otra vez- a Blas Parera.

La partitura, escrita para orquesta, es aprobada también y el denominado Himno Patriótico se estrena el 1º de
noviembre de 1812 en el Cabildo de Buenos Aires, tras lo cual comienza a cantarse según las indicaciones del
decreto inicial. Al poco tiempo, razones prácticas simplifican las obligaciones de los escolares: el gobierno
recomienda que los niños lo canten sólo una vez por mes, en día festivo.

Pero la obra no obtiene la repercusión esperada. La opinión de Luis Cánepa, en su Historia de los símbolos
nacionales argentinos, es que el fracaso de esta primera experiencia hay que atribuirla a la falta de vuelo lírico de
Fray Cayetano. Lo cierto es que el 6 de marzo de 1813 la Asamblea General Constituyente convoca una vez más a la
creación de un himno que de manera heroica resuma los ideales de la Revolución de Mayo y simbolice el
entusiasmo patriótico del pueblo.

De esta manera, los asambleístas Fray Cayetano Rodríguez y Vicente López y Planes preparan, cada uno por su
lado, un nuevo texto. Durante la sesión del 11 de mayo de 1813, López y Planes da a conocer su obra y obtiene la
aprobación unánime de la asamblea, incluido Fray Cayetano, quien admirado retira su propia letra. El original
aprobado por la asamblea es el siguiente:

Oíd mortales el grito sagrado

Libertad, libertad, libertad;

Oíd el ruido de rotas cadenas

Ved el trono a la noble igualdad

Se levanta en la faz de la tierra


Una nueva, gloriosa nación

Coronada su cien de laureles

Y a sus plantas rendido un león.

Sean eternos los laureles

Que supimos conseguir

Coronados de gloria vivamos

O juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros

Marte mismo parece animar

La grandeza se anima en sus pechos;

A su marcha todo hacen temblar.

Se conmueven del Inca las tumbas

Y en sus huecos revive el ardor

Lo que va renovando a sus hijos

De la Patria el antiguo esplendor.

Pero muros y sierras se sienten

Retumbar con horrible fragor

Todo el país se conturba por gritos

De venganza, de guerra y furor.

En los fieros tiranos la envidia

Escupió su pestífera hiel

Su estandarte sangriento levantan

Provocando a la lid más cruel.


¿No los veis sobre México y Quito

Arrojarse con saña tenaz?

¿Y cual lloran bañados en sangre

Potosí, Cochabamba y La Paz?

¿No los veis sobre el triste Caracas

Luto y llantos, y muerte esparcir?

¿No los veis devorando cual fieras

Todo pueblo que logran rendir?

A vosotros se atreve argentinos

El orgullo del vil invasor

Vuestros campos ya pisa cantando

Tantas glorias hollar vencedor

Mas los bravos, que unidos juraron

Su feliz libertad sostener

A estos tigres sedientos de sangre

Fuertes pechos sabrán oponer.

El valiente argentino a las armas

Corre ardiendo con brío y valor

El clarín de la guerra, cual trueno

En los campos del sud resonó

Buenos Aires se opone a la frente

De los pueblos de la ínclita unión

Y con brazos robustos desgarran

Al ibérico altivo león.


San José, San Lorenzo, Suipacha,

Ambas Piedras, Salta y Tucumán

La colonia y las mismas murallas

Del tirano en la banda oriental

Son letreros eternos que dicen:

Aquí el brazo argentino triunfó

Aquí el fiero opresor de la Patria

Su cerviz orgullosa dobló.

La victoria al guerrero argentino

Con sus alas brillantes cubrió

Y azorado a su vista el tirano

Con infamia a la fuga se dio

Sus banderas, sus armas se rinden

Por trofeos a la libertad

Y sobre alas de gloria alza el pueblo

Trono digno a su gran majestad.

Desde un polo hasta el otro resuena

De la fama el sonoro clarín

Y de América el nombre enseñado

Les repite, mortales oíd:

Ya su trono dignísimo abrieron

Las provincias unidas del Sud

Y los libres del mundo responden:

Al gran pueblo argentino salud.


Para la música, el gobierno vuelve a confiar en Blas Parera. Es interesante señalar que los historiadores no parecen
ponerse de acuerdo sobre la verdadera talla musical del español. Mientras que algunos lo destacan como el primer
director de la orquesta del primer teatro existente en Buenos Aires, la máxima figura musical de la Argentina en
aquella época, otros los describen como un modesto profesor de música, empleado en las casas ricas de Buenos
Aires para dar lecciones de piano, cello o canto, y autor de música por encargo. Para el compositor Alberto
Williams, Blas Parera “no era un compositor avezado en los secretos técnicos del arte, sino más bien un autor
ocasional, que se sobrepasó a sí mismo a impulsos de la inspiración patriótica y de la sublimidad del momento”.

Sin embargo, la inspiración patriótica de Blas Parera también es puesta en duda por algunos analistas. En
Wikipedia, una enciclopedia de desarrollo comunitario alojada en la web con versiones en más de 100 idiomas, un
extenso artículo anónimo sobre la gestación del Himno Nacional Argentino ofrece una polémica versión de la
historia: “La Asamblea General Constituyente aprobó la Marcha Patriótica el día 11 de mayo de 1813. Al día
siguiente le encargó al español Blas Parera componer con urgencia una nueva música. Algunos autores dicen que
Parera accedió, pero pasados varios días no presentaba ningún resultado. Finalmente se negó, alegando que la
letra era ofensiva contra España y que él temía las represalias del gobierno del rey. Fue encarcelado por el gobierno
y obligado a componer bajo pena de fusilamiento. En una sola noche terminó la partitura (simplemente copió la
música que había compuesto para la obra de teatro de Morante un año antes), tras lo cual fue liberado y en el
primer barco abandonó para siempre la Argentina, viviendo algunos años en Río de Janeiro y finalmente en España,
donde murió.”

Esta anécdota, aunque en contradicción con todas las restantes fuentes consultadas, sienta sin embargo sus bases
sobre un hecho real: la repentina partida de Parera en circunstancias poco claras. Pero el musicólogo argentino
Carlos Vega lo explica de esta manera: “Meses antes de su partida, el gobierno argentino (recuérdese que el país
estaba en guerra) exigió a todos los españoles residentes juramento de fidelidad a la patria naciente y morir por su
independencia total, legalizando su adhesión mediante una carta de ciudadanía. Podría ser que la adopción de la
nacionalidad argentina hubiera sido una imposición demasiado dura para el catalán, y acaso la causa de su
extrañamiento súbito.”

Tampoco existe acuerdo unánime respecto del lugar donde el Himno Nacional fue ejecutado por primera vez.
Según la tradición, tuvo su estreno en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, dama de la sociedad porteña de
la época, asidua anfitriona de concurridos eventos sociales y veladas musicales. Pero otras fuentes sostienen que el
debut de la obra se produjo el 25 de mayo de 1813 en la Plaza de la Victoria, al pie de la Pirámide de Mayo, cantado
por los alumnos de la escuelita del maestro Rufino Sánchez. Y que el mismo día, por la noche, se entonó en el
Coliseo Provisional. Esta segunda versión se fundamenta básicamente en que, tratándose de un encargo
gubernamental de tamaña magnitud, difícilmente su estreno se confinara a un ámbito reducido. Conclusión: la
performance en casa de Mariquita Sánchez de Thompson tendría que haber sido posterior a su estreno oficial.
Aunque no resulta descabellado pensar en un pre-estreno en las condiciones antedichas, habida cuenta de que es
muy probable que tanto López y Planes como Blas Parera fueran asiduos concurrentes de las reuniones organizadas
en casa de la dama en cuestión.

Lo cierto es que la obra alcanzó rápidamente gran popularidad, y muy pronto quedó instalada en forma excluyente
como canción patria, siendo interpretada tanto en eventos oficiales y sociales como también en el campo de
batalla. Aunque, como es sabido, no sobrevivió al paso del tiempo tal como se la conoció entonces.

Como era de esperarse, el contenido de la letra, tan apropiada para inflamar el patriotismo del pueblo en tiempos
de guerra, con el transcurso de los años y el tamiz de la paz acabó por generar cierto malestar en España. Versos
como “y a sus plantas rendido un león”, “el orgullo del vil invasor”, “y con brazos robustos desgarran / al ibérico
altivo león” o “aquí el fiero opresor de la Patria / su cerviz orgullosa dobló”, fueron al fin considerados ofensivos.

En julio de 1893, a instancias del Ministro del Interior Lucio Vicente López, nieto del autor de la letra del Himno, el
Poder Ejecutivo resuelve que a partir de la fecha en los eventos oficiales se interpretaría sólo la última estrofa. Una
interpelación al ministro López en el Congreso, pedida por el diputado Osvaldo Magnasco, finalmente consigue que
el gobierno de marcha atrás con la propuesta. Sin embargo, años más tarde el presidente Julio Argentino Roca
firma un nuevo decreto, ordenando que en los actos oficiales se canten sólo los cuatro primeros versos, los cuatro
últimos y el coro. Fechado el 30 de marzo de 1900, el decreto sostiene: “El himno nacional contiene frases que
fueron escritas con propósitos transitorios, las que hace tiempo han perdido su carácter de actualidad; tales frases
mortifican el patriotismo del pueblo español y no son compatibles con las relaciones internacionales de amistad,
unión y concordia”. Esta versión abreviada por el decreto de Roca es la que se canta en la actualidad.

En lo relativo al aspecto musical, la historia del Himno se presenta aun más accidentada. A partir de su gestación,
comienzan a pulular arreglos y adaptaciones de toda índole, tanto para piano como para diferentes grupos
instrumentales. De hecho, la edición argentina de la partitura, del año 1850, es posterior a una edición parisina de
1824, a una inglesa de 1830 (publicada bajo el título de Marcha del Río de la Plata) y a otra de origen francés, en
este caso una reducción para piano realizada por el compositor belga Louis Massemaeckers, titulada Chant
National de Buenos Aires. Existe incluso una edición del año 1866, para orquesta y banda militar, efectuada por
Crisanto del Cioppo en vistas a su interpretación en la corte imperial de San Petersburgo, en Rusia. Sin embargo, el
arreglo musical más conocido es el que realizó el compositor Juan Pedro Esnaola en 1860, por encargo del director
de Bandas Militares Francisco Faramiñán.

El 2 de agosto de 1924, y muy a pesar de la popularidad que gozaba la versión Esnaola del Himno, el presidente
Marcelo Torcuato de Alvear crea una comisión integrada por los compositores Floro M. Ugarte, Carlos López
Buchardo y José André, con el fin de preparar una versión musical definitiva del Himno Nacional Argentino. Al cabo
de dos años de investigación, la comisión encuentra en el Museo Histórico Nacional una partitura que se identifica
como el original de Blas Parera, que hasta entonces se consideraba perdido. El manuscrito, que habría sido donado
al museo en 1916 por los descendientes de Esteban de Luca, es calificado como “fuente genuina y completa”, y un
nuevo arreglo basado en esta pieza se interpreta el 25 de mayo de 1927 en una función de gala del Teatro Colón.

Las reacciones ante el nuevo himno resultan dispares. Mientras el diario La Nación habla de “una versión que
produjo el mejor efecto por las modificaciones que se han introducido al texto corriente, y que el público aprobó
con aplauso caluroso”, las páginas de La Prensa cuestionan la autenticidad del manuscrito hallado por la comisión y
pide al gobierno que retire el nuevo arreglo, aduciendo que “el himno actual, feo o lindo, es una tradición”.

Las cosas llegan al extremo durante los desfiles del Nueve de Julio, cuando una multitud desafía al gobierno
cantando el himno viejo frente a la Casa Rosada y es reprimida por la fuerza policial. Esa misma noche, nuevos
incidentes se producen en el Teatro Colón. Según La Nación, “finalizada la canción patriótica toda la concurrencia,
de pie, aplaudió con entusiasmo y prolongadamente”. Por el contrario, La Prensa afirmó que “los empleados
policiales detuvieron a todos los que no estuvieron de acuerdo con la versión”. El 20 de julio de 1927, Alvear deja
en suspenso la nueva versión del himno y nombra otra comisión que restaura el Himno Nacional a partir de la
versión Esnaola. En un nuevo decreto, del 25 de septiembre de 1929, el Poder Ejecutivo oficializa este trabajo como
Himno Nacional Argentino.

Muchos años después, en 1990, la polémica parece resurgir cuando Charly García enfrenta un juicio por “ofensa a
los símbolos patrios” al incluir, en su álbum Filosofía barata y zapatos de goma, una versión del himno adaptada a
la estética del rock. Pero el tiempo no ha pasado en vano: los tribunales autorizan la difusión de este nuevo arreglo
y la polémica acaba por agotarse en el ámbito mediático.

Ocho años más tarde otro artista popular, Lito Vitale, prepara una nueva versión del himno para teclados y
sintetizadores. La misma forma parte del disco El grito sagrado, que incluye además arreglos de otras canciones
patrias, a cargo de intérpretes argentinos de diferentes géneros como Jairo, Sandra Miahanovich, Victor Heredia,
Pedro Aznar y Juan Carlos Baglietto. Se trata de un proyecto realizado conjuntamente con el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires y el disco es repartido gratuitamente en las escuelas. En esta ocasión, no se genera ninguna
polémica.

Finalmente, cabe mencionar que al cierre de esta edición no se conocen aún los detalles de una nueva versión del
himno, producida por el periodista y conductor Mario Pergolini y el historiador Felipe Pigna. La misma formará
parte de un ciclo televisivo sobre historia argentina titulado Algo habrán hecho, que saldría al aire durante este
mes. Evidentemente, la historia continúa...

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