Está en la página 1de 27

2017

PROCESO DE CUMPLIMIENTO

UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE


GROHMANN
UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y EMPRESARIALES

ESCUELA DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

“PROCESO DE CUMPLIMIENTO”

Docente: DR. LUIS VALDIVIA ZALASAR

Alumnos: HUANACUNI CANDIA, MARTHA YESICA 2013-38414

JAN CARLOS APAZA 2014


Tacna – Perú

INTRODUCCION
PROCESO DE CUMPLIMIENTO

1. CONCEPTO.-

La acción de cumplimiento es la garantía constitucional que procede contra


cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto
administrativo -sin perjuicio de la responsabilidad en que aquel incurra por ese
hecho con la finalidad de que dicha autoridad o funcionario cumpla con lo
dispuesto en el precepto legal o administrativo, ya que en el fondo lo que protege
esta acción es el derecho genérico a la vigencia del orden jurídico, el mismo que
siempre ha de ir acompañado de un derecho específico cuya observancia es la
que se reclama.

2. ORIGEN.-

El inciso 6 del artículo 200º de la Constitución Política del Estado de 1993


incorporó la figura del proceso de cumplimiento, señalando que procede contra
cualquier autoridad o funcionario renuente a acatar una norma legal o un acto
administrativo. La acción de cumplimiento se asemeja al “writ of mandamus”
norteamericano. En efecto, como señala Fix Zamudio, aquel “implica la solicitud
ante un tribunal para que expida un mandamiento que ordene a una autoridad
que cumpla con las atribuciones que le confieren las disposiciones legales”. Este
writ ha tenido una influencia apreciable en algunos países latinoamericanos,
como por ejemplo, en la Constitución de Colombia de 1991 y en los
ordenamientos procesales de ciertas provincias argentinas. Es un proceso
constitucional que tiene su origen en el derecho inglés, cuyos orígenes se
remontan al siglo XVI, data en la que aproximadamente se forja el Writ of
Mandamus. De allí se expande a los Estados Unidos y paulatinamente se irradia
en lí- neas generales a ciertos países, como es el caso de Colombia, algunas
constituciones provinciales de Argentina, y el Perú.

Uno de los rasgos comunes del derecho constitucional latinoamericano de los


últimos 20 años, consiste en haber introducido una diversidad de mecanismos
procesales de defensa de la Constitución y, al mismo tiempo, haberlos abordado
de espaldas a la teoría general del proceso, esto es, con relación al estudio “en
conjunto y con un criterio común (de los) principios generales” aplicables a todas
las ramas del Derecho Procesal, independientemente de las particularidades que
cada una de ellas posea. Es un proceso, pues se trata de un mecanismo
instrumental compuesto por un conjunto de actos jurídico procesales
concatenados entre sí de modo ordenado, a través del cual una o varias
pretensiones litigiosas, invocadas por los justiciables, son resueltas por los
órganos de la jurisdicción, aplicando el derecho objetivo, con el objeto de
restablecer la paz social y la justicia. Este proceso constitucional procede contra
toda autoridad o funcionario que se muestre renuente a acatar lo dispuesto en
una norma legal o en un acto administrativo, esto es, constituye un mecanismo
de control de la inactividad de la Administración; conlleva que, por la función que
cumple, se le considere como un proceso en cuyo seno pueden resolverse dos
clases de pretensiones: En ese sentido, siguiendo a Allan Brewer Carías, bien
puede decirse que el proceso de Cumplimiento “contra la carencia de la
Administración no persigue que sólo se declare la ilegalidad de la omisión…de
la Administración…, sino lo que se persigue, es que formalmente se ordene a la
Administración adoptar determinados actos, o si ello no es suficiente para
amparar el derecho, que el Juez restablezca por sí mismo la situación jurídica
violada ”. Un sector importante de la doctrina latinoamericana ha expresado una
respuesta afirmativa al señalar que el proceso de cumplimiento es un proceso
constitucional. Y es que lo que caracteriza a un proceso como constitucional es
la presencia conjunta de los siguientes elementos:

a) Su configuración o creación a nivel constitucional, y no simplemente mediante


una ley; b) Existencia autónoma, esto es, con entidad propia, y no sólo
como un elemento accesorio que forme parte de un proceso distinto, como puede
ser el caso de los “incidentes constitucionales”; y, c) Su objeto, esto es, un
proceso destinado a resolver controversias en materia constitucional, y no de
otra clase, mediante una ley.

En ese sentido, aun cuando de los tres elementos, el proceso de cumplimiento


cumpla con los dos primeros, la carencia del tercero parece ser de tal
envergadura que basta, por sí sola, para enrarecer su condición de proceso
constitucional. Y es que si la controversia en este proceso se deriva
esencialmente de la inactividad, omisión o renuencia a no cumplir con los
mandatos establecidos en una ley o en un acto administrativo, entonces puede
decirse, sin temor a equivocarse, que se trata de un proceso destinado a
controlar la ilegalidad por omisión de la Administración Pública. No hay, pues,
controversia que gire sobre “materia constitucional”, ya que su objeto no se
plantea como consecuencia de la aplicación o vigencia de una norma
constitucional, sino de la ley o el acto administrativo. Sin embargo, César Landa
ha advertido que su objeto sería velar “por la vigencia de dos derechos
constitucionales positivos: uno, la constitucionalidad de los actos legislativos y,
el otro, la legalidad de los actos administrativos”.

En tal sentido, ha afirmado que, “no basta que una norma legislativa o
administrativa sea aprobada mediante los requisitos formalmente y que sea
conforme a las disposiciones sustantivas establecidos en la Constitución y en la
ley, sino que la eficacia del cumplimiento de las mismas se convierte en un
derecho constitucional de los ciudadanos.”

3. ALCANCES.

Alcances sobre las Innovaciones en el Código Procesal Constitucional

Si bien se ha cuestionado la incorporación de la “acción” de cumplimiento en el


Código Procesal Constitucional, esto no podía ser de otra forma por cuanto esta
figura estaba expresamente determinada en la Constitución Política del Estado
como garantía, para algunos, de derechos constitucionales, y para otros a
efectos de cautelar la supremacía de la Constitución.

Pese a ello, el Código se ha preocupado por precisar los aspectos de su


regulación sistematizando de mejor manera su casi ausente presencia en la Ley
N° 26301- Ley de Hábeas Data y Acción de Cumplimiento.

En primer término, y a diferencia de la todavía hoy vigente Ley N° 26301, el


Código precisa el objeto de este proceso, señalando que su objeto es ordenar
que el funcionario o autoridad pública renuente dé cumplimiento a una norma
legal o ejecute un acto administrativo firme; o se pronuncie expresamente
cuando las normas legales le ordenan emitir una resolución administrativa o
dictar un reglamento (artículo 66).

Al respecto cabe hacer algunas reflexiones. Prima facie, el Código delimita la


legitimidad para el cumplimiento de la abstención únicamente para quienes
forman parte de la administración pública, lo cual excluye determinantemente a
los sujetos privados, dejándose para este último caso sólo la vía del
procedimiento administrativo. Con esta precisión se refuerza la obligatoriedad de
observancia del principio de legalidad en los sectores estatales.

En cuanto a la ejecución de los actos administrativos, se establece que pueden


demandarse el cumplimiento de aquellos actos “firmes”, es decir de aquellos que
están en aptitud de ser ejecutados por parte de la administración pública,
conforme a las reglas que regulan el procedimiento administrativo [16], sin que
esto quiera decir que se tenga que agotar la vía administrativa. En otras palabras,
la demanda por la omisión de cumplimiento procederá en los casos en que hayan
vencido los plazos señalados en las normas del procedimiento administrativo,
para que la administración cumpla con pronunciarse.

La posibilidad de recurrir al proceso de cumplimiento demandando dicho


pronunciamiento constituye para los privados afectados por la inactividad formal
(o material) de la administración pública, un mecanismo de garantía adicional a
los que el ordenamiento administrativo les dispensa, como es el silencio
administrativo de carácter negativo o positivo que les permite reaccionar contra
la conducta omisiva por parte de la administración. O la posibilidad de iniciar el
proceso contencioso administrativo con el mismo propósito, e incluso iniciar un
proceso de amparo contra omisiones que tienen como consecuencia la
vulneración de derechos constitucionales.[17]

En cuanto a la procedibilidad del proceso de cumplimiento cuando se trate de la


omisión de dictar un reglamento, el mandato debe de haber provenido de una
ley u otro dispositivo legal, y del mismo modo ha debido de vencer los plazos
establecidos para su dación.
Otro aspecto que cabe resaltar como novedoso del Código, y quizá el más
trascendente y meritorio, es el de especificar las causales de improcedencia del
proceso, a los cuales nos referiremos más adelante a efecto de desarrollarlos
con mayor detalle.

Del mismo modo, otro aspecto en el que innova el Código y que conviene
precisar es lo referido a la legitimidad y representación.

En cuanto a la legitimación activa, se establece que cuando se trate de exigir el


cumplimiento de normas con rango de ley y de reglamentos, corresponderá a
cualquier persona iniciar el proceso, en tanto que, cuando se trate de hacer
efectivo el cumplimiento de un acto administrativo, sólo podrá ser interpuesto por
la persona a cuyo favor se expidió el acto o quien invoque interés para el
cumplimiento del deber omitido.

La lógica de delimitar una legitimación amplia y otra restringida, responde a los


efectos que la omisión del deber de cumplimiento por parte de la administración
pueda repercutir en una o más personas. Así, al tener alcance general la norma
legal o el reglamento, lo razonable es que cualquier individuo pueda requerir su
cumplimiento, porque de alguna u otra manera lo afectará; mientras que el acto
administrativo se da para casos concretos; y por ello mismo, el Código dispone
además, que solo se admitirá el desistimiento de la pretensión cuando ésta se
refiera a actos administrativos de carácter particular.

Por otro lado, si de la defensa de derechos con interese difusos o colectivos se


trata, la legitimación también corresponderá a cualquier persona, lo cual
naturalmente responde a que los titulares de esos derechos son toda la
colectividad.

Es importante precisar, que al respecto, se le haya dado participación activa para


promover este tipo de procesos a la Defensoría del Pueblo, lo cual garantiza una
mejor observancia de los objetivos del proceso en comentario.

Otro aspecto que precisa como meritorio el C.P.Co. En cuanto al proceso de


cumplimiento, es el referido al contenido de la sentencia fundada, lo cual
responde al ánimo sistematizador que se le ha querido dar al proceso. En
particular, nos parece trascendente que se haya establecido un plazo máximo
para que se efectivice el cumplimiento de lo resuelto, habida cuenta que muchas
veces lo resuelto queda en mero enunciado sin llegarse a ejecutar. Por lo que a
futuro consideramos que los fallos tendrán mayor efectividad y la finalidad del
proceso se verá satisfecha.

Al igual que ha sucedido con el hábeas data, el Código sustituye el requisito del
requerimiento notarial por el documento de fecha cierta, mediante el cual el
demandante debió haber reclamado previamente el cumplimiento de la norma
legal o el acto administrativo. Señala además, que a parte de este requisito no
será necesario agotar la vía administrativa que pudiera existir.

Finalmente, el Código establece que el procedimiento aplicable al proceso de


cumplimiento será el mismo que el previsto para el amparo.

4. DERECHOS QUE PROTEGUE

 En el caso del cumplimiento

Cuando se solícita se haga efectivo la pensión de cesantía el recurrente


demanda el cumplimiento de la ley el acto administrativo o la disposición
administrativa

Lo que caracteriza principalmente al cumplimento es la defensa de derechos de


naturaleza infraconstitucional son aquellos derechos contenidos en la ley de
naturaleza genérica que reconocen determinados derechos pero que mediante
su cumplimiento garantiza o persigue el ejercicio pleno de derechos de mayor
nivel o jerarquía.
5. CAUSALES DE IMPROCEDENCIA

Improcedencia de la acción de cumplimiento

En primer lugar se deben considerar las causales de procedencia generales, es


decir las contenidas en el artículo 5 de la Constitución Política del Estado.
Artículo 5.- Causales de improcedencia

No proceden los procesos constitucionales cuando:


1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado;
2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la
protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se
trate del proceso de hábeas corpus;
3. El agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para
pedir tutela respecto de su derecho constitucional;
4. No se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos por este
Código y en el proceso de hábeas corpus;
5. A la presentación de la demanda ha cesado la amenaza o violación de un
derecho constitucional o se ha convertido en irreparable;
6. Se cuestione una resolución firme recaída en otro proceso constitucional o
haya litispendencia;
7. Se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la
Magistratura en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre
que dichas resoluciones hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia
al interesado;
9. Se trate de conflictos entre entidades de derecho público interno. Los
conflictos constitucionales surgidos entre dichas entidades, sean poderes del
Estado, órganos de nivel o relevancia constitucional, gobiernos locales y
regionales, serán resueltos por las vías procedimentales correspondientes;
10. Ha vencido el plazo para interponer la demanda, con excepción del proceso
de hábeas corpus.
Y en segundo lugar hay que continuar con las causales de improcedencia del
Titulo V concerniente al proceso de cumplimiento; de conformidad con el artículo
70° del Código Procesal Constitucional, que señala lo siguiente:

Artículo 70°.- No procede el proceso de cumplimiento:

 Contra las resoluciones dictadas por el Poder Judicial, Tribunal Constitucional y


Jurado Nacional de Elecciones;
 Contra el Congreso de la Republica para exigir la aprobación o la insistencia de
una ley;
 Para la protección de derechos que pueden ser garantizados mediante los
procesos de amparo, habeas data y habeas corpus;
 Cuando se interpone con la exclusiva finalidad de impugnar la validez de un acto
administrativo;
 Cuando se demanda el ejercicio de potestades expresamente calificadas por la
ley como discrecionales por parte de un autoridad o funcionario;
 En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial;
 Cuando no se cumplió con los requisitos especial de la demanda previsto por el
articulo 69 del presente código; y
 Si la demanda se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días contados
desde la fecha de recepción de la notificación notarial.

Cabe señalar que para interponer la demanda de cumplimiento, no es necesario


agotar la vía previa, solamente requerir el cumplimiento mediante documento de
fecha cierta. Si después de 10 días de recepcionado el requerimiento, el
demandante tiene un plazo de 60 días para demandar el cumplimiento; sino se
declarará Improcedente de plano.

Conforme lo anticipamos líneas arriba, el Código incorpora ocho interesantes


causales de improcedencia, que de alguna manera delimitan el objeto y los
alcances de este proceso, a efectos de minimizar el uso indiscriminado que
podría recaer sobre el mismo. Enseguida pasemos a detallarlas.
La primera causal está referida a las resoluciones dictadas por el Poder
Ejecutivo, el Tribunal Constitucional y el Jurado Nacional de Elecciones. Al
respecto establece que el proceso de cumplimiento no procede contra este tipo
de resoluciones[18]. La justificación reside en que el cuestionamiento a las
mismas se efectiviza a través de los recursos impugnatorios previstos al interior
de cada proceso, habida cuenta, que si esto no es así, se estaría interfiriendo en
el debido proceso, además de que se estaría desnaturalizando el precepto
constitucional de independencia de la judicatura.

De igual modo, no procede acudir a este proceso para exigir que el Congreso de
la República apruebe o dicte una ley, toda vez que ello afectaría el principio de
división de poderes. Si bien, es obligación del Congreso legislar, no existe a nivel
constitucional un mecanismo que haga frente a esta omisión, por ello se deja a
libertad del legislador cuándo y sobre qué materias legislar, aunque muchas
veces no haya respondido a las expectativas de la población. Por otro lado, se
ha dicho que un eventual uso del proceso de cumplimiento para exigir del
legislador determinadas leyes, convertiría a los jueces en agentes políticos, lo
cual importaría una desfiguración de sus funciones y atribuciones.

Asimismo, no procede el proceso de cumplimiento para la protección de


derechos que pueden ser garantizados mediante los procesos de amparo,
hábeas data y hábeas corpus. En efecto, si existen mecanismos específicos para
la tutela de determinados derechos, lo idóneo es, que se recurra a dichos
procesos para alcanzar los objetivos concretos, dejándose al proceso de
cumplimiento, en último caso, la protección de derechos de origen legal que no
tengan amparo en los procesos referidos y cuya vulneración se dieron a
consecuencia de la inactividad administrativa.

Tampoco procede iniciar el proceso de cumplimiento, cuando se interpone con


la exclusiva finalidad de impugnar la validez de un acto administrativo, toda vez
que para ello están los recursos establecidos en el procedimiento administrativo,
v.gr. recurso de reconsideración, apelación, revisión.

En igual medida, el proceso de cumplimiento no procede cuando se demanda el


ejercicio de potestades expresamente calificadas por la ley como discrecionales
por parte de una autoridad o funcionario; porque en tales casos repele el principio
de separación de poderes que los jueces puedan situarse en una posición que
por mandato de una ley, sólo corresponde a la administración pública,
suplantando la discrecionalidad de la administración por la suya.[19]

En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial,


tampoco es procedente recurrir a un proceso de cumplimiento, toda vez que tiene
que existir identidad entre el objeto de cada proceso y la materia que se pretende
garantizar. Existiendo una vía específica para los conflictos de competencias que
se pudieran presentar en las atribuciones que se da a un determinado organismo
estatal, sería impropio adecuar otro para los mismos fines.

De la misma forma, no procede iniciar el proceso de cumplimiento cuando no se


ha cumplido con el requisito especial de la demanda, cual es el requerimiento
por parte del demandante de que previamente hay reclamado por documento de
fecha cierta el cumplimiento del deber legal o administrativo, y que la autoridad
se haya ratificado en su incumplimiento o no haya contestado dentro de los diez
días útiles siguientes a la presentación de la solicitud, conforme lo dispone el
artículo 69 del C.P.Co.

Por último, tampoco procede el proceso que venimos comentando, si la demanda


se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días (útiles) contados desde
la fecha de recepción del documento de fecha cierta.[20]

Artículo 5.- Causales de improcedencia

No proceden los procesos constitucionales cuando:


1. Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado;
2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la
protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se
trate del proceso de hábeas corpus;
3. El agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial para
pedir tutela respecto de su derecho constitucional;
4. No se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos por este
Código y en el proceso de hábeas corpus;
5. A la presentación de la demanda ha cesado la amenaza o violación de un
derecho constitucional o se ha convertido en irreparable;
6. Se cuestione una resolución firme recaída en otro proceso constitucional o
haya litispendencia;
7. Se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacional de la
Magistratura en materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales, siempre
que dichas resoluciones hayan sido motivadas y dictadas con previa audiencia
al interesado;
9. Se trate de conflictos entre entidades de derecho público interno. Los
conflictos constitucionales surgidos entre dichas entidades, sean poderes del
Estado, órganos de nivel o relevancia constitucional, gobiernos locales y
regionales, serán resueltos por las vías procedimentales correspondientes;
10. Ha vencido el plazo para interponer la demanda, con excepción del proceso
de hábeas corpus.
Y en segundo lugar hay que continuar con las causales de improcedencia del
Titulo V concerniente al proceso de cumplimiento; de conformidad con el artículo
70° del Código Procesal Constitucional, que señala lo siguiente:

Artículo 70°.- No procede el proceso de cumplimiento:

 Contra las resoluciones dictadas por el Poder Judicial, Tribunal Constitucional y


Jurado Nacional de Elecciones;
 Contra el Congreso de la Republica para exigir la aprobación o la insistencia de
una ley;
 Para la protección de derechos que pueden ser garantizados mediante los
procesos de amparo, habeas data y habeas corpus;
 Cuando se interpone con la exclusiva finalidad de impugnar la validez de un acto
administrativo;
 Cuando se demanda el ejercicio de potestades expresamente calificadas por la
ley como discrecionales por parte de un autoridad o funcionario;
 En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial;
 Cuando no se cumplió con los requisitos especial de la demanda previsto por el
articulo 69 del presente código; y
 Si la demanda se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días contados
desde la fecha de recepción de la notificación notarial.

Cabe señalar que para interponer la demanda de cumplimiento, no es necesario


agotar la vía previa, solamente requerir el cumplimiento mediante documento de
fecha cierta. Si después de 10 días de recepcionado el requerimiento, el
demandante tiene un plazo de 60 días para demandar el cumplimiento; sino se
declarará Improcedente de plano.

Conforme lo anticipamos líneas arriba, el Código incorpora ocho interesantes


causales de improcedencia, que de alguna manera delimitan el objeto y los
alcances de este proceso, a efectos de minimizar el uso indiscriminado que
podría recaer sobre el mismo. Enseguida pasemos a detallarlas.

La primera causal está referida a las resoluciones dictadas por el Poder


Ejecutivo, el Tribunal Constitucional y el Jurado Nacional de Elecciones. Al
respecto establece que el proceso de cumplimiento no procede contra este tipo
de resoluciones[18]. La justificación reside en que el cuestionamiento a las
mismas se efectiviza a través de los recursos impugnatorios previstos al interior
de cada proceso, habida cuenta, que si esto no es así, se estaría interfiriendo en
el debido proceso, además de que se estaría desnaturalizando el precepto
constitucional de independencia de la judicatura.

De igual modo, no procede acudir a este proceso para exigir que el Congreso de
la República apruebe o dicte una ley, toda vez que ello afectaría el principio de
división de poderes. Si bien, es obligación del Congreso legislar, no existe a nivel
constitucional un mecanismo que haga frente a esta omisión, por ello se deja a
libertad del legislador cuándo y sobre qué materias legislar, aunque muchas
veces no haya respondido a las expectativas de la población. Por otro lado, se
ha dicho que un eventual uso del proceso de cumplimiento para exigir del
legislador determinadas leyes, convertiría a los jueces en agentes políticos, lo
cual importaría una desfiguración de sus funciones y atribuciones.

Asimismo, no procede el proceso de cumplimiento para la protección de


derechos que pueden ser garantizados mediante los procesos de amparo,
hábeas data y hábeas corpus. En efecto, si existen mecanismos específicos para
la tutela de determinados derechos, lo idóneo es, que se recurra a dichos
procesos para alcanzar los objetivos concretos, dejándose al proceso de
cumplimiento, en último caso, la protección de derechos de origen legal que no
tengan amparo en los procesos referidos y cuya vulneración se dieron a
consecuencia de la inactividad administrativa.

Tampoco procede iniciar el proceso de cumplimiento, cuando se interpone con


la exclusiva finalidad de impugnar la validez de un acto administrativo, toda vez
que para ello están los recursos establecidos en el procedimiento administrativo,
v.gr. recurso de reconsideración, apelación, revisión.

En igual medida, el proceso de cumplimiento no procede cuando se demanda el


ejercicio de potestades expresamente calificadas por la ley como discrecionales
por parte de una autoridad o funcionario; porque en tales casos repele el principio
de separación de poderes que los jueces puedan situarse en una posición que
por mandato de una ley, sólo corresponde a la administración pública,
suplantando la discrecionalidad de la administración por la suya.[19]

En los supuestos en los que proceda interponer el proceso competencial,


tampoco es procedente recurrir a un proceso de cumplimiento, toda vez que tiene
que existir identidad entre el objeto de cada proceso y la materia que se pretende
garantizar. Existiendo una vía específica para los conflictos de competencias que
se pudieran presentar en las atribuciones que se da a un determinado organismo
estatal, sería impropio adecuar otro para los mismos fines.
De la misma forma, no procede iniciar el proceso de cumplimiento cuando no se
ha cumplido con el requisito especial de la demanda, cual es el requerimiento
por parte del demandante de que previamente hay reclamado por documento de
fecha cierta el cumplimiento del deber legal o administrativo, y que la autoridad
se haya ratificado en su incumplimiento o no haya contestado dentro de los diez
días útiles siguientes a la presentación de la solicitud, conforme lo dispone el
artículo 69 del C.P.Co.

Por último, tampoco procede el proceso que venimos comentando, si la demanda


se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días (útiles) contados desde
la fecha de recepción del documento de fecha cierta.[20]

6. DESISTIMIENTO

Desistir es ceder, abdicar, renunciar, apartarse de algo. Cuando hablamos de


desistimiento en un proceso constitucional nos referimos en general a la
conducta del demandante dirigida a renunciar a su pretensión; y cuando se trata
de un proceso de cumplimiento el desistimiento se refiere al cumplimiento de un
acto administrativo de carácter particular.

Este acto voluntario del demandante no necesita de la conformidad del


demandado. Sin embargo, el juez constitucional debe vigilar que no existan
derechos conexos de carácter indisponible, pudiendo haber desistimiento solo
en aquellas causas en las que el demandante tenga facultad de libre disposición,
según se lee del cuarto párrafo del artículo III del Código adjetivo y que se
sustenta en la Constitución Política del Perú, interpretada a la luz del artículo V
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.

El código no limita la oportunidad para desistirse de la pretensión, que puede


hacerse incluso cuando la causa llegue al Tribunal Constitucional (pero antes de
que ese colegiado emita sentencia). El desistimiento no se presume, por lo que
debe ser manifestado por escrito y con firma legalizada ante el auxiliar
jurisdiccional encargado, para provocar los efectos de una demanda infundada
con calidad de cosa juzgada.
De haber solamente un desistimiento parcial de la pretensión, ya sea cuando se
trate de acumulación objetiva o cuando se trate de una acumulación subjetiva
activa, el proceso continuará respecto del resto de pretensiones, o respecto a los
actos sobre los que no se haya desistido.

7. TRAMITE

La acción de cumplimiento se tramita conforme a las disposiciones pertinentes


de la Ley N° 23506, que regulan el procedimiento de la acción de amparo (Ley
N° 26301, arts. 4 y 3). El trámite es el siguiente:

a) Agotamiento de la vía previa:

La vía previa específica en la acción de cumplimiento es el requerimiento por


conducto notarial, con una antelación no menor de quince (15) días, dirigido
a la autoridad o funcionario pertinente, para que dé cumplimiento a lo que se
considera debido por mandato de la ley o de acto administrativo (Ley N°
26301, arto 5 ¡nc. c). Si no hay respuesta a la carta notarial o si la respuesta
es negativa, queda expedita la acción de cumplimiento.

b) Trámite en primera instancia:

Una vez agotada la vía previa correspondiente (requerimiento notarial, Ley N°


26301, arto 5 ¡nc. c), si es el caso, e interpuesta la acción de cumplimiento, el
juez correrá traslado de la demanda por tres días al autor de la infracción (Ley
N° 23506, arto 30). Con contestación o sin ella, el juez resuelve la causa
dentro de los tres días de vencido el término para la contestación, bajo
responsabilidad (Ley N° 23506, arto 32).

Cabe señalar que no existe etapa probatoria, lo que no impide la presentación


de prueba instrumental o la actuación de las diligencias que el juez considere
necesario realizar sin dilatar los términos, no requiriéndose notificar
previamente a las partes sobre la realización de las diligencias. Procede la
deducción de excepciones, de las cuales no se correrá traslado y se
resolverán en la resolución que ponga fin a la instancia (Ley N° 25398, arto
13). La resolución es apelable por las partes dentro del tercer día de notificada
(Ley N° 23506, arto 33).

c) Medida cautelar:

En el caso de la acción de cumplimiento, teniendo en cuenta que


precisamente la violación del derecho se da a través de una omisión de
cumplimiento de aquello que se considera debido, es poco factible la
procedencia de una medida cautelar, salvo que en casos especiales las
circunstancias permitan la solicitud de una medida de esta naturaleza. Si este
es el caso, tal medida podrá solicitarse en cualquier etapa del proceso,
siempre que sea evidente la inminente amenaza de agravio. o violación del
derecho, tramitándose por cuenta, costo y riesgo del solicitante.

De la solicitud se corre traslado por el término de un día, tramitando el


pedido como incidente en cuerda separada, con intervención del Ministerio
Público. Con la contestación expresa o ficta el juez o la Corte Superior
resolverán dentro del plazo de dos días, bajo responsabilidad. La resolución
que se dicte será recurrible en doble efecto ante la instancia superior, la que
resolverá en el plazo de tres días de elevados los autos, bajo responsabilidad
(Ley N° 23506, arto 31, modificado por el D.L. N° 25433).

c) Recurso de apelación:

La resolución de primera instancia es apelable por cualesquiera de las partes


dentro del tercer día de notificada. El expediente deberá ser elevado a la Corte
Superior dentro del tercer día de interpuesta la apelación (Ley N° 23506, arto
33).
Recibido el expediente por la Corte Superior se notificará a las partes y al
Fiscal Superior en lo Civil, dentro del tercer día, para la respectiva expresión
de agravios y dictamen y, en su caso, para el informe oral correspondiente.
No deberá ser mayor de veinte días el plazo para la resolución, contados
desde la recepción del expediente, bajo responsabilidad (Ley N° 23506, arto
34).

e) Recurso extraordinario:

En este punto cabe señalar que si bien la acción de cumplimiento se rige por
las disposiciones concernientes a la acción de amparo, y por consiguiente los
arts. 35 y 36 de la Ley N° 23506 establecían la procedencia del recurso de
nulidad en caso la acción sea denegada en segunda instancia, hay que tener
en cuenta que dichos artículos han sido derogados tácitamente por la 4'i disp.
trans. de la Ley N° 26435, desprendiéndose del inciso 2) de dicha disposición
que ante la denegatoria de la acción de cumplimiento solo procede el recurso
extraordinario contemplado en el arto 41 de dicha ley, reduciéndose así el
número de instancias judiciales y pasando a conocimiento del Tribunal
Constitucional la acción de cumplimiento denegada en segunda instancia
(Const., arto 202 inc. 2, y Ley N° 26435, arto 41 párr. 1°, Y 4~ disp. trans. inc.
2).

El recurso extraordinario procede, pues, solo cuando la acción de


cumplimiento ha sido denegada en segunda instancia. El plazo para
interponer este recurso es de quince días de notificada la sentencia
denegatoria (Const., arto 202 inc. 2 y Ley N° 26435, arto 41 párrs. 1° y 2°).

Una vez interpuesto el recurso, los autos son remitidos al Tribunal


Constitucional dentro del plazo máximo de cinco días, bajo responsabilidad
(Ley N° 26435, arto 41 párr. 3°). El Tribunal Constitucional se pronuncia sobre
el fondo y la forma del asunto en un plazo máximo de veinte días, y el fallo de
este órgano que estime o deniegue la acción de cumplimiento agota la
jurisdicción interna (Ley N° 26435, arts. 43 y 45), pudiéndose recurrir a los
tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados o
convenios de los que es parte el Perú (Const., arto 205).

Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el Tribunal Constitucional para


conocer en última y definitiva instancia las resoluciones denegatorias de la
acción de cumplimiento, se constituye en dos Salas con tres miembros cada
una. Las resoluciones requieren tres votos conformes.

En caso de poder reunirse el número de votos requeridos, cuando haya


vacancia o impedimento de uno de sus miembros o para dirimir la discordia,
la Sala en la cual tiene lugar cualquiera de estos supuestos puede recurrir a
los miembros de la otra Sala, en orden de antigüedad, desde el menos al más
antiguo y, en último caso, al Presidente del Tribunal (Ley N9 27850 que
modifica el arto 4 de la Ley N9 26435, agregándole los párrafos 5 Y 6).

Finalmente, cabe recordar que el Tribunal Constitucional al conocer mediante


el Recurso Extraordinario de las resoluciones denegatorias de la acción de
cumplimiento, se pronuncia sobre el fondo y la forma del asunto materia de
litis; en ese sentido, cuando el Tribunal estime que en el procedimiento llevado
a cabo, antes de que el caso llegue para su conocimiento, hubo
quebrantamiento de forma, declara la nulidad de la resolución, reponiendo el
proceso al estado que tenía cuando se cometió el error, disponiendo la
devolución de los autos al órgano judicial del que procedieron para que este
sustancie la resolución con arreglo a derecho (Ley N926435, arto 42).

f) Recurso de queja:

Procede este recurso contra el auto que deniega elevar el recurso


extraordinario al Tribunal Constitucional (Ley N926435, arto 41 párr. 49).

El plazo para interponer este recurso es de cinco días hábiles siguientes a


la notificación de la resolución denegatoria.
La queja se interpone ante la Sala que denegó el recurso extraordinario, la
misma que elevará el cuaderno de queja al Tribunal Constitucional dentro del
tercer día, bajo responsabilidad. El Tribunal resuelve en el plazo de diez días
sin más trámite. Si la queja se declara fundada se concederá el recurso
extraordinario comunicando simultáneamente esta decisión a la Sala para que
eleve el respectivo expediente dentro del tercer día y con notificación a las
partes. Si la queja se declara inadmisible o improcedente se comunica a la
Sala de origen y se notifica a las partes (R. Adm. N° 111-2003-PITC, arts. 51
al 61).

Cabe indicar que el Recurso de Queja contra la denegatoria de conceder


recurso extraordinario ante el Tribunal Constitucional, estaba regulado
primigeniamente por la R. Adm. N° 026-97-prrC la misma que fuera derogada
tácitamente por la R. Adm. N° 033-2003-prrC, de fecha 6 de marzo del 2003,
norma cuya existencia fue muy breve, ya que también ha sido derogada por
la R. Adm. N° 111-2003-prrC, Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional, de fecha 1 de setiembre del 2003, actualmente vigente.

Por último, sin perjuicio de lo ya expuesto y refiriéndose la acción de


cumplimiento a casos de omisión de un acto debido, cabe indicar que se
notificará al responsable de la agresión con el fallo que ordena el
cumplimiento incondicional de dicho acto, concediéndole para el cumplimiento
del referido acto el término de 10 días calendario, siempre que este plazo no
perjudique el ejercicio del derecho reconocido por la resolución final, bajo
apercibimiento de ejercitarse la acción penal pertinente si se da el caso;
asimismo, el agresor se hará responsable del pago de los daños y perjuicios
que resultaren de este incumplimiento (Ley N° 23506, arto 4 y Ley N° 25398,
arto 28).
CONCLUSIONES
NOTAS:

[1] Al respecto, el artículo 200° inciso 3° de la Constitución peruana para


referirse al hábeas data; e inciso 6° del mismo artículo para regular la acción
de cumplimiento.
[2] A este novedoso derecho de protección de datos personales, el profesor
Pérez Luño le ha denominado libertad informativa, y el Tribunal Constitucional
alemán “autodeterminación informativa”; denominación ésta ultima que se va
unificando en la doctrina. El Tribunal Constitucional peruano ha optado
también por este criterio a partir de sus sentencias emitidas.
[3] Denominación que de pronto damos para referirnos al sector doctrinario,
que separadamente, descartan la presencia del hábeas data y de
cumplimiento como procesos constitucionales autónomos.
[4] Calificación que se dio a la capacidad de influir e intervenir en decisiones
políticas, económicas, sociales, entre otras, mediante el manejo de
información almacenada en registros o archivos de datos.
[5] Tentativamente proponemos esta abreviatura para referirnos al Código
Procesal Constitucional, habida cuenta que la conocida como C.P.C. ya es
utilizado para el caso del Código Procesal Civil, y que por costumbre y
tradición le corresponde.
[6] De esta opinión es el constitucionalista peruano César Landa Arroyo, en
“Teoría del Derecho Constitucional”, Primera Edición, Lima, abril del 2003,
Palestra Editores. Al respecto: “…En tal sentido, el cumplimiento de los
mandatos legales y administrativos, si bien es una obligación jurídica concreta
de las autoridades y funcionarios estatales, se convierte ahora también en un
derecho subjetivo/objetivo de los ciudadanos; con la suficiente validez como
para demandar judicialmente la expedición de una orden o mandato judicial
de cumplimiento…” (p. 142).
[7] Al respecto, el artículo 5°, LXXII de la Constitución de la República
Federal del Brasil de 1988 (que, dicho sea de paso, fue la primera en América
Latina en establecer la denominación de hábeas data) dispone la procedencia
de dicho proceso:
a. Para asegurar el conocimiento de las informaciones relativas a la
persona del solicitante, que consten en registros o bancos de datos de
entidades gubernamentales o de carácter público;

b. Para la rectificación de datos, cuando no se prefiera hacerlo por


proceso secreto, judicial o administrativo”.
[8] Debemos entender por entidades de la Administración Pública, al menos
en lo que respecta a nuestro ordenamiento nacional, aquéllas señaladas en
el artículo II del T.P. de la Ley 27444 – Ley del Procedimiento Administrativo
General; la misma que comprende a:

1. El Poder Ejecutivo, incluyendo Ministerios y organismos públicos

2. El Poder Legislativo

3. El Poder Judicial

4. Los Gobiernos Regionales

5. Los Gobiernos Locales

6. Los organismos a los que la CP y las leyes confieren autonomía.

7. Las demás entidades y organismos, proyectos y programas del


Estado, cuyas actividades se realizan en virtud de potestades administrativas
y, por tanto se considera sujetas a las normas comunes de derecho público,
salvo mandato expreso de ley que las refiera a otro régimen.

8. Las personas jurídicas bajo el régimen privado, en virtud de


concesión, delegación o autorización del Estado, conforme a la normativa de
la materia.
[9] Esta denominación ha sido recogida por nuestro ordenamiento a partir
de las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional y que a su vez han
hecho suyo diversos criterios manejados por el Tribunal Constitucional
alemán. En ellas se desarrolla el contenido del inciso 6 del artículo 2° de la
Constitución, lo que ahora queda reforzado por lo dispuesto en el inciso 2)
del artículo 61° del Código Procesal Constitucional.
[10] Dicha clasificación ha sido desarrollada en Subtipos de Hábeas
Data en Jurisprudencia Argentina, Buenos Aires, edición del 20 de diciembre
de 1995. (citado por Eloy Espinoza en el colectivo “Derecho Procesal
Constitucional”, Susana Ynes Castañeda Otsu - Coordinadora, Jurista
Editores E.I.R.L. Lima-Perú, 2004, Tomo II, p. 892).
[11] Cfr. al respecto la sentencia recaida en el Exp. N° 2663-2003-HC/TC.
[12] Dato sensible, a decir de Sagúes, es la información no registrable en
bancos de datos o con un área mínimo de ser registrado, son los datos a
través de los cuales se puede afectar la intimidad personal y familiar de la
persona. En nuestro caso lo extenderíamos a las limitaciones del derecho de
acceso a la información que prevé el inciso 5) del artículo 2 de la Constitución,
vale decir a las informaciones que afecten la intimidad personal y las que
expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.
[13] La reserva de la información y la confidencialidad de las mismas se tiene
que aplicar de conformidad con los principios de razonabilidad y
proporcionalidad, tal como ya lo ha manifestado el Tribunal Constitucional.
[14] Del mismo modo ocurre con el proceso constitucional de Cumplimiento,
por lo que en este caso habrá de tenerse en cuenta lo dispuesto por el artículo
74 del Código.
[15] Al respecto, podemos encontrar una anotación en el Artículo VI de los
Principios de Lima (del 16 de noviembre de 2000) cuyo texto
establece: “ningún periodista puede ser obligado por el poder judicial o
cualquier otro funcionario o autoridad pública a revelar sus fuentes de
información o el contenido de sus apuntes y archivos personales y
profesionales”.
[16] Código Procesal Constitucional, Comentarios, Exposición de Motivos,
Dictámenes e Índice Analítico; colectivo Samuel B. Abad Yupanqui, Jorge
Danós Ordóñez, Francisco J. Eguiguren Praeli, Domingo García Belaúnde,
Juan Monroy Gálvez, Arsenio Oré Guardia; Palestra Editores, Lima-2004, p.
77.

[17] Código Procesal Constitucional, op., cit., p. 78.


[18] La improcedencia se refiere para las resoluciones que tengan carácter
jurisdiccional, más no así para aquella de naturaleza administrativa, donde sí
cabría interponer el proceso de cumplimiento.
[19] Código Procesal Constitucional, op.cit., p. 83.
[20] El inciso 8° del artículo 70 del Código Procesal Constitucional se refiere
a “notificación notarial”; sin embargo, ello responde a un error de redacción;
por lo que en consonancia con lo que prescribe el artículo 69, debe
entenderse “documento de fecha cierta”.

También podría gustarte