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Lucien Goldmann Para una sociologia de la novela A editorial ayuso ‘Traduccisn de la eicion correida y aumentade: Jame Ballesteros 1 Gregorio Ore Ccublerta y maqueta dela coleclén: Csur Bobis 14 icin 1967, Eatorat Ciencia Nueva 2 edicia 1S, Baitoral Ayuso ISBN: oassconees Depésit legal M. 2.76975 Imprime: Clsas-Orcopea, 8, L, Martines Fae, 5. Madrid? PREFACIO Los tres primeros capitulos del presente volumen han sido publicados en el numero 2 de 1963 de la Revista det Instituto de Sociologia de Bruselas, consagrado a la sociologia de la no: vela. Entre ellos figura el estudio sobre la nueva novela (*) y Ja realidad social, que constituye el texto de una intervencién fen un cologuio en el que figuraron Avatw Rossr-Gasuuer y Na- ‘THaLin SARRAUTE, texto al que he afladido algunas ideas explica- tivas relativas a la obra de Roope-Gritier. E] conjunto sinte- tiza los resultados de dos arios de investigaciones sobre la socio- logia de la novela realizados en el Centro de Sociologia de Li- teratura del Instituto de Sociologia de la Universidad de Bru- selas. El euarto capftulo ha sido escrito para la revista amerivana Modern Language Notes, en la que seré publicado, probable- mente, al mismo tiempo que el presente volumen. Nuestro objeto en este prefacio es, unicamente, salir al paso de una posible objecién relativa al desplazamiento entre el nivel en que se situa el primer estudio que formula una hipé- tesis completamente general sobre la correlacién entre la histo- ‘la de la forma novelesca y la historia de la vida econémica en las sociedades occidentales, y aquel en que se coloca el estudio acerca de las novelas de MaLnAUX, muy concreto por el contra- (@). Teaduelmos en todo momento la expresiin enouveau romans por enue novelay a bien con esta den ‘ome er bien a Wedel 1) ido Fendmeno de ia Bowela 10 PARA UNA SOCIOLOGIA rio, pero en que muy raramente se desborda el andlisis estruc- ‘ural interno y en donde queda muy reduelda la parte propia~ mente sociolégica. Afiadamos también que el estudio sobre la ‘nueva novela se sitda a un nivel intermedio entre la general dad extrema del primer trabajo y el andlisis interno que carac teriza el segundo. “Estas diferencias de nivel son reales y se derivan del hecho de que, lejos de constituir un estudio acabado, este volumen no hhace mas que resumir los resultados parciales de un trabajo de investigacién atin no finalizado. ‘Los problemas sociolégicas de la forma novelesca se mues- tran apasionantes, susceptibles de constituir una renovacién, tanto de la sociologia de la cultura, como de la eritica literaria, y, a la vez, de una complejidad extrema; ademés, se refieren un campo particularmente amplio. Por ello resulta imposible rogresar en este campo tinicamente mediante los esfuerzos de tun solo investigador o de algunos de ellos, perteneclentes a uno 0 dos centros de estudio. Como es natural, no desfalleceremos en nuestros estuerzos de investigacién, tanto en la Bscuela Practica de Altos Estu- dios de Paris, como en el Centro de Sociologia de la Literatura de Bruselas, Pero, con todo, no se nos oculta que, en los pré- ximos afios, nuestra labor se vera forzosamente limitada a cu brir un sector muy redueldo del inmenso campo que es preciso cexplorar, Somos también conscientes del hecho de que tnica~ ‘mente podeén realizarse progresos sustanciales el dia en que la sociologia de la literatura se transforme en un campo de in- vestigaciones colectivas, realizadas por un niimero suficlente- mente elevado de Universidades y de centros de investigacién e todo el mundo. Con esta perspectiva, y hablda cuenta de que los resultados ‘ya obtenidos, aunque parciales y provisionales, se nos presen- tan como de Valor suficiente para poder hacer luz en el proble- ‘ma objeto de estudio, nos hemos decidido a publiearios, con la esperanza de que puédan quedar integrados en otros esfuerzos de investigacién en desarrollo, o, al menos, tomados en consi- deracién y analizados por quienes los efectien, 0 suscitar en ‘otros lugares esfuerzos orientados en la misma direccién. De la ‘misma forma, esperamos vivamente que, en consecuencia, pu- DE LA NOVELA a Dlicaciones sociolégicas provenientes de otros puntos habrén de servirnos de ayuda en nuestra labor. Antes de terminar, quisiéramos sefalar una vee mas hasta ‘qué punto los métodos recientes de critica literaria —estruetu- ralismo genético, sicoandlisis e, incluso, estructuralismo esté tieo, con el que no nos mostramos de acuerdo, pero algunos de cuyos resultados parciales nos parecen incontestables—, han puesto al orden del dia la exigencia de constituir una ciencia seria, rigurosa y positiva, de la vida del espiritu en general y de la ereacién cultural en particular, No se nos escapa que esta ciencia se encuentra atin en sus ‘comienzos. No disponemos ms que de algunos estudios can- cretos, muy escasos, mientras que, por el contrario, Ios estuidios tradicionales —empiricos, positivistas 0 sleolégieos— dominan enteramente en el mundo de la vida universitaria, al menos en un sentido cuantitativo. Afiadamos, ademds, que esos es- ‘casos trabajos cientéficos de que se dispone son de un acceso muy dificil, no sélo para los lectores en general, sino, incluso, para los mismos estudiosos, en tanto significan una oposicion frente a habitos mentales sOlidamente establecidos, mientras ‘que, por el contrario, los estudios tradicionales se encuentran favorecidos por esos hébitos, lo cual facilita su accesibilidad. Se trata, en realidad, de un trastorno radical en el estudio clen- tifico de la vida cultural, semejante a los que en otro tiempo biieron posible la formacion de ls clenelas positivas dela a turaleza, iHlabfa, en efecto, algo que pareciese més absurdo en el pasado que sostener el hecho de la rotacién de la tierra o el principio de inereia, cuando la experiencia inmediata e incon- testable dejaba patente para todo el mundo que la Uerra no se mueve o que una piedra que se arroja jamas podra continvar indefinidamente su trayectoria? Hay algo que parezea hoy 145 absurdo que afirmar que los verdaderos autores de la cr {ign cultural son los grupos sociales y no los indivicuos aisla- dos, cuando la experiencia inmediata prueba, de una manera aparentemente incontrovertible que toda obra cultural, ya sea literaria, artistica o filoséfica, tiene por autor a un individuo? Pero la ciencia se ha formado siempre, a pesar de las aevi- dencias inmediatasy, en lucha con el esentido comin» estable 2 ‘ldo; y esta formacién ha encontrado siempre las mismas dif ccultades, las mismas resistencias, los mismos tipos de argu- mentos. En realidad, esto constituye un hecho normal y, en ultima instancia, positive y estimulante. Ws la prueba de que, a pesar de todas las resistencias, frente a toda clase de conformismos {¥ de posiciones intelectuales eémodas, el trabajo clentifico con linia su camfno, con Ientitud, indudablemente, pero sin inte- rrupeién. Paris, junio, 1964. Hemos aprovechado la reedicién de esta obra para afiadir tres notas (paginas 187, 207 y 236) y un estudio sobre el ulti- mo film de Rosor-Gnitter (redactado en colaboracién con ‘ANNA OLIVIER, ¥ que habla sido publicado ya en U'Observateur, Gel 18 de septiembre de 1964) Es preciso afiadir que la afirmacién segiin la cual «los ver- daderos autores de la creacién cultural son los grupos socia- Jes y no los individuos aislados» ha suscitado numerosas criti ‘cas; eserita con el fin de provocar la discusién, podemos reco- rnocer, hoy, que acaso la forma demasiado eliptica de la ex- presién haya podido favorecer los malentendidos. Sin embargo, hablamos explicado ampliamente nuestro pen- samiento en anteriores publicaciones. Las notas que hemos afiadido al tiltimo capitulo de esta obra, ponen, también, las ‘cosas en su punto. Para nosotres no queda ninguna duda de que, en el sentido en que Hegel escribfa que ela Verdad es el ‘Todos, los auténticos autores de la ereacién cultural son, efec- tivamente, los grupos sociales y no los individuos aislados: pero el creador individual forma parte del grupo, con frecuen’ cia por su nacimiento o su status social, y siempre por la sig: nificacién objetiva de su obra, ocapando un puesto que, sin duda, no es decisive, pero que, sin embargo, si es privilegindo. ‘Ademds, y especialmente en la medida'en que fa tenden ia a la coherencia, que constituye la esencia de la obra, se sitda no sélo al nivel del creador individual, sino también al del grupo, 1a perspectiva que ve en este tiltimo el verdadero sujeto de la ereacién puede incluir el papel del escritor e in- ‘corporarlo a su anilisis, en tanto que la perspective contraria no nos parece vélida. Paris, abril, 1965 1, INTRODUCCION A LOS PROBLENAS DE UNA SOCIOLOGIA + DE LA NOvELA ‘Cuando hace dos afios, en enero de 1961, el Instituto de Sociologia de la Universidad Libre de Bruselas nos propuso hnacernos cargo de la direccién del grupo de investigaciones de sociologia de la literatura y consagrar nuestros primeros tra- bajos a las novelas de ANoRé MaLRaUx, no dejamos de sentir una seria preocupacién al aceptar el encargo. Nuestros estu dios sobre la sociologia de la filosofia y de la literatura tragi- ‘cas en el siglo xvi no nos permitian en absoluto considerar de antemano la posibilidad de un trabajo acerea de una obra no- velesca, y, menos atin, sobre una obra escrita en una época casi contemporénea. En realidad, durante el primer afio nos dedicamos, fundamentalmente, a una investigacién de tipo preliminar acerca de los problemas de la novela en tanto que ‘género literario, trabajo para el cual tomamos como base el texto, ya casi clasico —aunque todavia muy poco conocido en Francia— de Grorce Lukics, La teorfa de la novela* y el libro, ‘que acababa de aparecer, de René Greazp Mentira roméntica y verdad novelesca?, en el que se reproducen sin mencionai los —y, como el autor nos ha asegurado, en consecuencia, sin conocerlos— los andlisis de Lukes, modificdndoles, sin embar- ‘g0, en varios puntos concretos. El estudio de La teorfa de la novela y del libro de Grmano T Buta obra he. sido publicada después on francés por las ediciones Gonthier en libro de bolo, mi Han Cheat Mente romantica y verdad novelas, Pai, Gras, 6 PARA UNA SOCIOLOGIA nos ha llevado a formmuler algunas hipétesis socildgicas que znos parecen particularmente interesantes, y a partir de las cua- les se desarrollan las ulteriores investigaciones sabre las no- vvelas de Malraux. | Bstas hipétesis se refieren, de un lado, a la homologia en- tre la estructura de la novela clésica y la estructura de la eco- nomi liberal, estableeida sobre el intereambio,y, de otro, ala fxistencia dd clertos paralelismes entre sus evoluciones pos teriores. Comenzaremos por tratar los rasgos principales de la es- tructura expuesta por Luxics y que caracteriza la forma de la novela en general, si no en la medida en que 61 piensa, al me- nos en une de sus aspectos mas importantes (y, probablemente, desde el punto de vista de la genesis, el primordia). La forma de novela que estudia Lus{cs es la caracterizada por la exis- tencia de un héroe, definido, en frase fell2, con la expresién de héroe problemético 1La novela no es otra cosa que la historia de una busqueda degradiada (que Lukes denomina edemoniacay), busqueda de valores uténticos en un undo también degradado, pero a nivel mas avanzado y de un modo dstinto. PPor valores auténtieas es preciso comprender, naturalmen- te, no los valores que la eritia o el lector estiman autentices, sino aquellos que sin estar manifestamente presentes en la no- vela, constituyen, de modo implicit, la base de la estructura cin del conjunta de su universo. Ni que decir tiene que estos valores son especifios de cada novela y diferentes de una no- ela a otra Siendo la novela un género épico que se caracteriza, con- twariamente a fo que sucede con la epopeya o el cuento, por Ja ruplura insuperable entre el héroe y el mundo. LUEACS se See ate a ett Eloesi a agisane ae ion Setar eee ee eee ne ye See Naar a Rie ariete reirats See See eee tectonics Se ae SE Shere rr DE LA NOVELA 17 ccupa de hacer un andlisis de la naturaleza de las dos degrada ciones, la del héroe y la del mundo, que deben engendrar a la vyez una oposicién constitutiva, fundamento de esta ruptura inguperable, y una comunidad suficiente para permitir la exis- tencia de una forma épica. ‘La sola ruptura radical habria desembocado en la tragedia © en la poesia lirica, y la ausencia de ruptura, o la existencia de una ruptura simpiemente accidental, habria conducido a la epopeya 0 al cuento, Situada entre las dos, la novela ofrece una naturaleza dia \éetica en Ta medida en que, por una parte, participa, precisa- mente, de Ia comunidad fundamental del héroe y del mundo que supone toda forma épica, y, de otra, de su Fuptura insu- erable. La comunidad entre el héroe y el mundo es conse- ‘cuencia del hecho de que ambos se encuentran degratados res- ppecto de los auténticos valores; 1a oposicion es consecuencla de la diferencia de naturaleza entre una y otra degradacion, El héroe demonfaco de la novela es un loco o un criminal, fen todo caso un personaje problemdtico, como ya se ha dicho, ‘euya biisqueda degradada, y por eso mismo inauténtica, de va- lores autenticas en un mundo de econformismo y de conven- cién, constituye el contenido de este nuevo génera literario qué los escritores han creado en,la sociedad individualista y que han denominada «novelas ‘A partir de este anélisis, Luxes elabora una tipologia de la novela. Partiendo de la relacién entre el héroe y el mundo, dis- tingue tres tipos esqueméticos de la novela occidental en el siglo xxx, a los que afade un euarto, que constituye ya una transformactén del género novelesco hacia modalidades nuevas {ue requeririan un tipo de andlisis diferente. Esta cuarta po- ibilidad se le aparece, en 1920, expresada, ante todo, en las novelas de Totsror, orientadas hacia la epopeya. Los tres tipos constitutivos de la novela sobre la que realiza su estudio son: 2) La novela del «idealismo abstractos, caracterizada por Ja actividad del héroe y por su conciencia excesivamente es- trecha respecto de la complejidad del mundo (Don Quijote, Rojo y Negro), 0) La novela sicolégica, orientada hacia el andlisls de la ‘vida interior, earacterizada'por la pasividad del héroe y su 2 18 PARA UNA SOCIOLOGIA ‘conciencia demasiado amplia para sentirse satisfecho de lo que el mundo convenclonal en que vive puede proporcionarle. A. este tipo pertenecen Oblomov y La educacién sentimental. Por uiltimo, ©) ‘La novela educativa, que termina por una autolimita- cién que siendo, sin duda, una renuncia a la busqueda pro- blemética, no constituye, sin embargo, ni una aceptacion del mundo de cenvencién ni un abandono de la escala implicita de valores; es una autolimitacién que debe caracterizarse por la calificacién de emadures virily (Wilhelm Meister, de Gorrie, © Der grime Heinrich, de Gortenie> KELLER), ‘Los estudios de Revé Gitano, a cuarenta afios de distancia, coinciden muy frecuentemente con los de Luxfcs. Para Gr- apo, la novela es también la historia de una busqueda degra- dada (que llama eidélatra») de valores auténtices, por un hé- roe problemético en un mundo degradado. La terminologia que emplea es de origen heideggeriano, si bien, con frecuencia, le ateibuye un significado distinto del que le conferia Hzi- peace, Sin intencién de adentrarnos en esta cuestion, dire- ‘mos, simplemente, que Gran, en lugar de la dualidad de que Hurscaza hacia distineidn entre lo ontologico y 10 éntico, se vale de la dualidad, sensiblemente proxima, dé lo ontolégico y lo metafisico que para él corresponden a lo auténtico y lo inauténtico; pero, mientras que Heiprcces excluye toda idea de avance y de retroceso, Ciranp confiere su terminologia de lo ontolégico y lo metafisico un contenido mucho ms pré- xximo a las posiciones de Luxics que a las de Hemecce, intro- @uciendo entre los dos términos una relaclén regida por las, ‘categorias de progreso y de regresién faa una rupeite radical entre el Ser (en Linacs Ta Totaidad) 9 todo sabe io dea ie se uade abi, sta en inset tino de RecN), ca ch "fata iferenca es la que Hetprccr deslgna como Ia existente entre tp ontelégeo yp éatico, ¥en esta perepectiva, la metalsic, que es una fe as tormas ads elevadas'y mas generale de pensamienta ch indicate, ‘eds, en tluma instancls,et'6! campo Ge fo Satieo. Gencorcantes en cuanla In necondad’ ce ia distincién entre fo onto- rogico yo dntic, In totaidad lo teérico de lo meral y Jo metaiece aa Boniiones de Hnioroorn y se Lies son esonciaimente iferentes en 18 Inanesa de concebi ous relacones ‘Come ilosoia dela historia el pensamlento de Lunes implica la idea DE LA NOVELA 9 La tipologia de la novela de Grrano descansa sobre la idea de que la degradacion del mundo de la novela es el resultado ‘de un mal ontolégico mas © menos desarrollado (este «més 0 menos» es rigurosamente contrario al pensamiento de Hel- ‘degger), al que corresponde en el interior del mundo novelis- tico un incremento del deseo metafisico, es decir, del deseo degradado. 7 “Esta tipologia se encuentra, pues, fundada sobre la idea de la degradacién, siendo aqui donde Giaanp incorpora al ané- lisis lukacsiano una precisién que, a nuestro juicio, es particu- larmente importante. A sus ojos, la degradacién del mundo novelesco, el progreso del mal ontolégico y el incremento del deseo metafisico, se manifiestan, en realidad, por una media- tizacién més 0 menos grande, que hace aumentar progresiva- mente la distancia entre el deseo metafisico y la busqueda auténtica, la basqueda de la «transcendencia vertical En a obra de Gitano abundan los elemplos de mediacién Jas novelas de caballerias que se interponen entre Don Quijote la busqueda de valores caballerescos, el amante que se cru- 2a entre ol marido y su deseo de la mujer, en el Marido eterno, de Dosroievsnt, ete. Nos parece, sin embargo, que no consi- gul6 clegir sus ejemplos siempre con la misma fortuna. Tam- poco estamos convencidos de que la mediatizacién sea una categoria tan universal del mundo de la novela como piensa Ginano. El término de degradacién nos parece més amplio ¥ mas apropiado, a condicién, naturalmente, de precisar la na- de un devenir del congcimiento, de una esperanza de,prosreso y de un Sele Blgsola precsamente ta nteoduscién Se la cate: {forts de fa totalded coma fundamento. co tolas las investgnsones Ds ‘ies $e tetas las releeiones sabre datos poston, "Por el sontrario Heibesctn estabiece una eeparactin radical (¥, per 10 rite, abstracts $ conceptual) entre ei Ser'v 10 dado, entre io olor Pio atice, entre la Mlowotia y le clenela poctiva,‘ciminanda de esta Jorma toda idea de progreco y reeresn, Vigne s parar, también, 2 una Floctia ‘de ia histor, pero’ una Blsotla astracta ce‘doe dimensiones. io aulunico } lo ipautdaice, la aperturn baste el See y el olvido cel Set ‘Como se vo, l bles lp terinlnolagia de Camano es, ciertament, de origer heidoggeriann ia inteoduecibn de Ine categorist de progress Y' Se Teste: Sin le aprorima alas posieiones de Luxaes 2 PARA UNA SOCIOLOGIA turaleza de esta degradacién con ocasién de cada andlisis en particular. ‘Sin embargo, queda claro que al hacer luz sobre la catego- fa de la mediacién, incluso exagerando su importancia, GrRaxD hha conseguido precisar el andlisis de una estractura que impli- cca no sélo Ia forma de degradacién més importante de las que caracterizan el mundo novelistico, sino también, muy proba blemente, la*Yorma primera desde el punto de vista de la gé- resis, la que hace nacer el genero literario de la novela, ha- blendo engendrado este ultimo a continuacién otras formas derlvadas de degradacién. Partiendo de ahi, la tipologia de Gitano encuentra su fun- damento, primero en la existencia de dos formas de media- ‘ién, externa e interna, caracterizada la primera por el hecho de que el agente mediador es exterior al mundo en que se des- arrolla la actividad de bisqueda del héroe (gor ejemplo, las novelas de caballer‘as en Don Quijote), y la segunda, por la circunstancia de que el agente mediador forma parte de este mundo (el amante, en el Marido eterno). En el interior de estos dos grandes grupos, cualitativamen- te diferentes, encontrames en Cimanp la idea de una degrada- cién progresiva que se evidencia por la proximidad creciente entre el personaje novelesco y el agente mediador, y la dis- tanciacion cada vex mayor entre este personaje y la franscen- dencia vertical Intentemos precisar ahora un punto esencial, acerea del cual existe une fundamental discrepancia entre Luxics y Gi- aK, Siendo la novela la busqueda degradada de valores autén- ‘ricos en un mundo. inauténtico, ha de ser, necesariamente y ‘2 la vez, una biografia y una erénica social, Un hecho particu Jarmente importante es que, en la novela, la situacién del es- critor con relacién al universo que ha creado difiere de su situacién con respecto al universo de todas las demas formas Iiterarias. A esta particular situacién G1raro Ia llama humo- rismo; Lukics, ironfa, Ambos estén de acuerdo en el hecho de que el novelista debe rebasar 1a conciencia de sus héroes, Y¥ que este exceso (Iidmese humorismo o ironia) es, estética- ‘mente hablando, el elemento constitutive de la creacién no- vvelesca. Pero dichos autores se distancian al apreciar la na- DE LA NOVELA a turaleza de este exces0, pareciéndonos que, sobre esta cues- 16m, la posicién de Luxics es mas aceptable que la de Greano. Para Ginano, el novelist, en el momento de escribir su ‘obra, ha abandonado el mundo de la degradacién a fin de vol- ver @ encontrar la autenticidad, la transoendenela vertical. Por ello piensa que la mayor parte de las grandes novelas termi nan por una conversion del héroe a esta transcendencia verti- fal, ¥ que el cardcterabstracto de clertos finales (Don Quijote, Rojo y Negro, acaso tambien La Princesa de Cléves) se debe a una ilusién de lector, o bien al resultado de supervivencias {el pasado en la conciencia del eseritor. ‘Una afimmacién semejante es rigurosamente contraria a la estética de Loxics, para la cual toda forma literaria (Jo mismo due toda gran forme artstica en general) nace de la necesidad dle expresar un contenido esencial. Si realmente la degrada- eign de la novela fuera rebasada por el escritor, e incluso, por Ja eonversién final de cierto miimero de héroes, la historia de cesta degradacién no seria otra cosa que la historia de un hecho Aistinto, y su expresion tendria, alo sumo, el eardcter de un relato mas 0 menos entretenido. Sin embargo, la ironia del escrtor, su autonomfa con rela- cién a sus personajes, la conversion final del héroe de la n0- ‘ela, son realidades indiscutibles ‘Luxcs piensa, no obstante, que precisamente en la medi- 4a en que la novela es la ereacién imaginaria de un universo regido por la degradacln universal, ese exceso habré de ser forzosamente degradado, abstracto, conceptual, y no vivido como realidad conereta. La ironia del novelista se hace sentir, segiin Luxics, no silo sobre el héroe, cuyo eardcter demoniaco conoce, sino tam bien sobre la naturaleza abetracta, y por lo mismo insuficlente ¥y degradada, de su propia conciencia. Por ello, 1a historia de la busqueda degredada, dlemoniaca o idélatra, es en todo caso 1a Gniea posibilidad de expresar realidades esenciales, 1La conversién final de Don Quijote o de Jullén Sorel no es, como cree GrRAto, el acceso a la autenticidad, a la transcen- dlencia vertical, sino, simplemente, 1a toma de’ conciencia de Ja vanidad, del cardcter degradado, no sélo de la busqueda 2 PARA UNA SOcTOLOGtA anterior, sino también de toda esperanza, de toda busqueda posible. Por ello esta conversién es un final y no un comienzo, y es 1a realidad de esta ironia (que es también siempre una auto- ironia) lo que permite a Logics exponer dos definieiones em- parentadas de esta forma novelesca que nos parecen igualmen- te acertadas:, £1 camino ha comenzado, termind el viaje, ¥ ‘La novela es fa forma de la madurez viril, Bsta wltima f6rmula ‘acaso defina con més precisién, como hemos visto, la novela educativa del tipo de Withelm Meister, que termina por una autolimitacién (renuncia a la busqueda problemética, sin que, sin embargo, sea aceptado el mundo de la conveneién ni aban- donada la implicita escala de valores) Asi, pues, la novela, en el sentido que le dan Loxics y Gr ‘Ramp, aparece como un género literario en el que los valores, auténticos, siempre discutides, no podrian ser presentados en Ja obra bajo la forma de personajes conscientes o de realida- des coneretas. Hstos valores no existen més que bajo una for- ma abstracta y conéeptual en la conciencia del novelista, en la que comportan un cardcter ético. Ahora bien. las ideas abs- tractas no pueden existir en una obra literarla, en que no pa- sarfan de constituir un elemento heterogéneo El problema de la novela es, pues, hacer de lo que en la ‘conciencia del novelista es abstracto y ético, el elemento esen- cial co na obra en Ia que.esta realidad no podria existir mas que a modo de una ausencia no tematizada (mediatizada, di- Fis Gyv.ce) oy lo que es igual, de una presencia degradada, ‘Como dice Luxécs, la novela es el tinico género literario en que 1a ética det novelista se transforma en un problema estética de 1a obra, Ahora bien, el problema de una sociologia de la novela ha preocupado constantemente a los socidlogos de la literature, sin que, hasta ahora, se haya dado, en opinién nuestra, nin- giin paso decisivo en la via de su elucidacién, En realidad, puesto que la novela fue, durante toda la primera parte de stt historia, una biografla y una erénica social, siempre se ha es- tado en condiciones de mostrar que la erénica social reflejaba ds 0 menos la sociedad de la época, constatacién para la cual, no es necesario, ciertamente, tener la condicién de socislogo. DE LA NovELA 2B Por otra parte, se ha relacionado la transformacién de la novela, desde Kars, con los andlisis marxistas sobre la co- sifcacién, Sobre este punto es preciso decir también que los sociélogos serios habrian debido ver en ello un problema més bien que una explicacién. Si bien es evidente que el mundo absurdo de Karns, de £ extranjero, de Caos, 0 el mundo compuesto de objetos relativamente auténomos de Rosse-Gxi- Lier, corresponden al andlisis de la coslficacién tal como fue {esarrollado por Manx y los marxistas posteriores, queda plan- teado el problema de saber por qué, shientras que este andli sis fue elaborado en la segunda mitad del siglo xxx relativo @ un fenémeno cuya aparicién se sitiia mucho antes, no se haya ‘manifestado este mismo fenémeno en la novela més que a par- tir de la primera guerra mundial, En suma, todos estos andlisis descansaban sobre la rela- cin de clertos elementos del contenido de la literatura nove- Jesca y de la existencia de una realidad social que reflejaban ‘casi sin transposicién 0 con la ayuda de una transposicién més © menos diéfana. Ahora bien, el primer problema que hubiera debio atior- dar una sociologia de la novela es el de la relacidn entre la forma novelesca misma y la estructura del medio sovial en cuyo interior se ha desarrollado, es decir, de la novela como gé nero literario y de la sociedad individualista moderna, Hoy nos parece que el conjunto de los analisis verificados por Luxics y Gano, a pesar de haber sido elaborados uno ¥ ‘otro sin preocupaciones especificamente sociolégicas, nos per~ mitiré, si no elucidar totalmente el problema, s{, al menos, dar un paso decisivo hacia su elucidacién, En efecto, acabamos de decir que la novela se caracteriza por ser la historia de una busqueda de valores auténticos de modo degradado, en una sociedad degradada, degradacion que, fen lo que concierne al héroe, se manifiesta principalmente en Ja mediatizactén, en la reduccién de los valores auténticos al nivel implicito, y su desaparicién como realidades manifiestas Esto comporta, evidentemente, una estructura singularmente compleja, y no serfa ffeil imaginar que la misma haya podido aparecer ‘un dia por capacidad inventiva individual, sin nin- fin fundamento en la vida social del grupo. m PARA UNA SOCIOLOGIA Lo que serfa, sin embargo, completamente inconcebible, es que una forma literaria de tal complejidad dialéctica, se hu- biese dado, durante siglos, en los mas diferentes escritores, cen los paises mas diversos, y que hubiese llegado a ser la for- ‘ma por excelencia mediante la cual se haya expresado en el Plano literario el contenido de toda una época y no hubiese hhabido una homologia, o una relacién signifcativa entre esta forma y los aspectos mas importantes de la vida social La hipétesis que presentamos al respecto nos parece par- ticularmente sencilla y, sobre todo, sugestiva y verosimll, a pesar de que hayamos necesitado afios para enicontrarla. ‘En nuestra opinién, la forma novelesca es, en efecto, 1a transposicion al plano literario de la vida cotidiana en la so- ciedad individualista nacida de la produccién para el mercado. Existe una homologia rigurosa entre Ja forma literaria de la novela, tal como acabames de definirla siguiendo a Luxics ¥ ‘8 Ginaxo, y la relacidn cotidiana de los hombres con los bienes fen general y, por extensién, de los hombres entre si, en una sociedad que produce para el mercado, La relacion natural, sana, de los hombres y de los bienes fs, en efecto, aquella en que lq produccién se halla resulada conscientemente por el consuino futuro, por las cualidades concretas de los objetos, por su valor de uso. ‘Ahora bien, lo que caracteriza la produccién para el mer- ‘ado es, por el contrario, la eliminacién de esta relacién de la conciencia de los hombres, su reduccién a lo implicito gracias a la mediacién de la nueva realidad econémica ereada por esta forma de produccién: el valor de cambio. En las otras formas de la sociedad, cuando un hombre te- nnfa necesidad de un vestido o de una casa, tenfa que produ: citlos por si mismo u obtenerios de un individuo capaz de producirlos, quien debia, o podia, proporcionarselos, bien en virtud de clertas normas tradicionales, bien por razones de autoridad, amistad, etc., o bien como contrapartida de otras ‘prestaciones “Ea gxtructura mental de Ia medicién no aparece, o lo hace on pte 1g socandari mientras el cambio no pase Ge tot erpordaico al reivares io sabre fos excedentes 0 tenga ol caractar de un cambio de valores de liso que Individuos © grupos no podran procuelr en el interior de une DE LA NOVELA 25 Actualmente, para obtener un vestido 0 una casa, Io que importa es conseguir el dinero necesario para su compra, El productor de vestidos o de casas no tiene en consideracién el valor de uso de los objetos que produce. En su opinion, és- tos no son mas que un mal necesario para obtener lo tnico que le interesa, un valor de cambio suficlente para avegurar la rentabilidad’ de su empresa. En la vida econémica, que constituye 12 parte més importante de la vida social moder- ra, toda relacién auténtica con el aspecto cualitativo de los objetos y de los seres tiende.a desaparecer, tanto respecto a las relaciones entre los hombres y las cosas como a las rela- clones interhumanas mismas, para ser sustitufda por una re- lacién mediatizada y degradada: la relacién entre los valores de cambio puramente cuantitativos, Como es natural, los valores de uso contindan existiendo, fe incluso regulan, en tltima instaneia, el ccnjunto de Ia vida ‘econémica; pero su accién toma un eardcter implicito, ezac- tamente como el de los valores auténticos en et mundo de la novela En el plano conselente y manifiesto, la vida econdmica se compone de gentes orientadas exclusivamente a produclr va- lores de cambio, valores degradados, a los que se incorporan algunos individuos —Ios creadores en todos los terrenos— que continian orientados esencialmente hacia los valores de uso, y que por ello se situan al margen de la sociedad, trans- formindose en individuos problemdticos, y naturalmente in- cluso éstos —a menos de aceptar la ilusién (que Gianp Ila- marfa mentira) roméntica de la ruptura total entre la esen- cia y la apariencia, entre la vida interior y la vida social— no podrian dejarse engafar por las degradaciones que sufre su actividad ereadora en una sociedad que produce para el mer- cado, inmediatamente que se manifiesta al exterior, en cuanto ‘queda materializada en un libro, un cuadro, la ensefianza, una composicién musical, etc, que posee un cierto prestigio, ¥ por tanto, un cierto precio. A esto es preciso afiadir que, como consumidor Ultimo, opuesto en el acto mismo del carnbio a ‘Soomia esencalmente natural, La transformaciin fundamental en el ‘Seseerolo ea couiencldn se Gebe aia aparcion de la roduccion om et merendo. 26 PARA UNA SOCIOLOGIA los productores, todo ihdividuo, en la sociedad productora para el mercado, tiene ocasién de observar, en alggin mo- ‘mento del dia, Ja existencia de los valores de uso, que no pue- de conseguir sino es por mediacién de los valores de cambio. De aguf que Ia ereacidn de la novela, como género litera- rio, no tenga nada de sorprendente. La forma extremadamen- te compleja que presenta en apariencia es aquella en que los hombres sa encuentran diariamente sumergidos cuando se ‘ven obligades a buscar toda cualidad, todo valor de uso de un ‘modo degradado por la mediacién de la cantidad, det valor de ‘cambio, ¥ elio en una sociedad donde todo esfuerzo por orien- tarse directamente a la produccién de valores de uso no podria dar otro resultado que el de engendrar individuos tambien de ‘gradados, si bien de un modo diferente, el del individuo proble- mitico. Por tanto, estas dos estructuras, le de un importante género de la novela y la del camblo, se manifiestan rigurosamente ho- maélogas, hasia el punto de que podria hablarse de una sola y misma estructura que se muestra en dos planos diferentes, ‘Ademés, como veremos més adelante, la evolucién de la forma de Ia novela que corresponde al mundo de la cosificavién no podria comprenderse més que en la medida en que se la ponga fen relacién con una historia homéloga de las estructuras de cesta ditima. ‘Sin embargo, antes de proceder a formular ciertas observa ciones a propésito de esta homologia de las dos evoluciones, es preciso examinar el problema, particularmente importante para el sociélogo, del proceso en virtud del cual la forma lite- raria ha podido surgir de la realidad econémica, asf como las modificaciones que el estudio de este proceso nos obliga a in- troducir en la representacién tradicional del condicionamiento sociolégico de la creacién literaria ‘Encontramos un primer hecho realmente sorprendente. resulta imposible hacer uso del esquema tradicional de la socio. logis literaria, marxista o no, en el caso de la homologia estruc- tural que acabamos de mencionar. La mayor parte de las tra- bajos de soviologia literaria establecen, efectivamente, una re- Iacién entre las obras literarias mas importantes y la concien- ia colectiva de los grupos sociales, en cuyo interior han naci- DE LA NovELA 2 do. A este respecto, la posicién marxista tradicional apenas di- feria del conjunto de los trabajos sociolégicos no marxistas, respecto a los cuales no introducia més que cuatro ideas distin= tas, que son ‘@) La obra literaria no es el simple reflejo de una concien- cia colectiva real y dada, sino el resultado, a un nivel de cohe- rencia muy elevado, de las tendencias propias de la conciencia de tal o cual grupo, conciencia que es preciso concebir como luna realidad dinémica, orientada hacia un cierto estado de equilibrio. En el fondo, 1o que separa en este terreno, como en los demas, a la sociologia marxista de las tendencias sociolégi- cas positivistas, relativistas o eclécticas, es el hecho de que ve el concepto clave no en la conclencia eolectiva real, sino en el concepto construido (zugerechnet) de conciencia posible, unico que permite comprender la primera, ) La relacién entre el pensamiento colectivo y las gran- des creaciones individuales literarias, flos6ficas, teolégicas, et- cétera, reside no en una unidad de contenido, sino en una ¢o- hherencia més desarrollada y en una homologia de estracturas que puede expresarse por contenidos imaginarios extremada- mente diferentes del contenido real de la conciencia colectiva. ©) La obra correspondiente a la estructura mental de tal 0 ccual grupo social puede ser elaborada en ciertos casos, muy ra ros a decir verdad, por un individuo que haya tenido escasa relacién con el grupo. Hl cardcter social de Ia obra reside, ante 7 todo, en que un individuo serfa incapaz de establecer por si ‘mismo una estructura mental coherente que se correspondiese con lo que se denomina una avisi6n del mundo». Tal estructura ho puede ser elaborada mas que por el grupo, siendo el indi- vviduo tinicamente el elemento capaz de desarrollarla hasta un grado de coherencia muy elevado y transponerla al plano de la creacidn imaginaria, del pensamiento conceptual, etc. 4) La conciencia colectiva no es ni wna realidad primera ni una realidad autOnoma; se elabora implicitamente en el comportamiento global de los individuos que participan en la ‘vida econémica, social, politica, etc. Como se ve, se trata de tesis extremadamente importantes, suficientes para establecer una diferencia muy considerable centre el pensamiento marxista y las demas concepeiones de la 28 PARA UNA soctOLOGtA soctologia de la literatura, Sin embargo, ¥ a pesar de estas di- ferencias, los tedricos marxistas, al igual que la sociologia lite raria positivista o relativista, han pensado siempre que la vida social no puede expresarse en el plano literario, artistico 0 fi- loséfico, mas que a través del eslabén intermedio de la con- cienela colectiva, Ahora biep, en el caso que acabamos de considerar, 1o que sorprende en primer lugar es el hecho de que, si bien podemos encontrar una homologia rigurosa entre las estructuras de 1a vida econémica y una cierta manifestacién literaria especial- ‘mente importante, no se puede descubrir ninguna estructura andloga al nivel de la conciencia colectiva, que parecia hasta gut el eslabén intermediario indispensable para conseguir la homologia o una relacién inteligible y significativa entre los diferentes aspectos de la existencia social. La novela estudiada por Lukics y Gitano no parece ser de ninguna manera la transposicién imaginaria de las estructura conscientes de tal 0 cual grupo en particular, sino que, por el contrario, parece expresar (y quizd sea éste el caso de una par te muy extensa del arte moderno en general) una biisqueda de valores que ningiin grupo social defiende efectivamente y que Ja vida econdmica tiende a convertir en fmplicitos para todos los miembros de Ia sociedad. La antigua tesis marxista que vefa en el proletariado et vini- co grupo social capaz de constituir el fundamento de una cul tura nueva, por el hecho de no hallarse integrado en una sociedad cosificada, partia de Ia representacion soclolégica tra- dicional, segiin la cual, toda creacién cultural auténtica e im- portante no podfa surgir més que de una conjuncién funda- ‘mental entre la estructura mental del creador y la de un grupo parcial més o menos extenso, pero de alcance universal. En realidad, para la sociedad occidental al menos, el anlisis mar- xista se’ha revelado insufleiente; el proletariado occidental, lejos de quedar extraiio a la sociedad cosificada y oponerse en. tanto que fuerza revolucionaria, se ha integrado en ella en gran, medida, y su accién sindical y politica, lejos de trastornar esta sociedad y de reemplazarla por un mundo socialista, le ha per- ‘mitido asegurarse una posicién relativamente mejor que la que permitian prever los anslisis de Manx. De LA NOvELA 2» Y, sin embargo, la creacién cultural, aunque mas © menos ameriazada por la sociedad cosificada, no ha cesado en abso- luto, La literatura novelista, lo mismo que podia decirse de 1a ‘ereacion poética moderna y de la pintura contempordnes, son formas suténticas de erescién cultural, sin que se las pueda hacer depender de la eonciencia — incluso posible— de un igru- po social particular. Antes de abordar el estudio de los provesos que han permi- tido y hecho realidad esta transposicidn directa de la vida eco- némica a la vida literaria, sera preciso eonstatar que, si bien un proceso semejante parece contrario a toda la tradicion de estudios marxistas sobre la ereacién cultural, confirma, en rea- Iidad, de una forma completamente inesperada, uno de los mas importantes andlisis marxistas del pensamiento burgués, a sa- ber: Ia teoria del fetichismo de la mercanela y de la cosifica- ign. Este andlisis, que MaRx consideraba como uno de sus des- cubrimientos més tmportantes, establece, en efecto, que en las sociedades que producen para’el mereado (es decir, en los ti pos de sociedad en que predomina la actividad econémica) la conciencia colectiva plerde progresivamente toda realidad ac- tiva y tiende a transformarse en un simple reflejo* dg la vida econdmica y, finalmente, a desaparecer. oa Resultaba asi plenamente evidente entre este andlisis par- ticular de Marx y la teorfa general de la creacién literaria y fi Josética de los marxistas posteriores —que suponia un papel activo de la conciencia colectiva—, no una contradiecidn, sino luna ineoherencia, al no haber tomado en consideracién esta i- ‘ima teoria las consecuencias para la soclologia literaria de la afirmacién de Manx, segxin la cual en las sociedades que pro- ducen para el mercado sobreviene una modificacisn radical del ‘estado de conciencia individual y colectiva e, implicitamente, ‘as referimos a una sconcienct-efejo cuando el contenido de esta consiensa'y el conjunto de Int relaionea eatre lor aerenter elementos de ‘ete contedide (lg gue liamamos su esievetura) suften Ta accion Go ots ‘SRinpor dela vida scl, iu que, a eu ven ecten edbee ellos De hee SOE sfuein po ha ago sicenaecn nce, ene seal’ de ia Sgcad capitalist. Ena crea slo embargo una tendencia ela disminccs Flpida'y progretiva de la scldn de a tencienia gre ia vid econdmice ‘vinvectamente, al eresimiento continuo de a acelin del sector sconémicd ‘Soin vidn soi sore el conten y la etructora de Ta conciencln, 30 PARA UNA SOCIOLOGIA de las relaciones entre la infra y la superestructura, El andlisis de 1a cosificacién, elaborado primero por Manx en el plano de Ja vida cotidiana, desarrollado después por LuxAcs en lo que se refiere al pensamiento {ilosdfico, cientifieo y politico, y ulte- riormente objeto de investigacién de un cierto miimero de te6- rleos en diferentes campos particulares, y sobre el cual nos- otros mismos hemos publicado un estudio, se revela asf, al menos por afora, confirmado por los hechos en el andlisis so- ‘lolégico de una forma de la novela Una ver dicho esto, se plantea la cuestién de saber cémo ‘iene lugar Ja ligazén entre las estructuras econémicas y las ‘manifestaciones literarias en una sociedad en que esta liga- 26n tiene lugar fuera de la conciencia colecttva. A este respecto hemos formulado la hipétesis de la accién ‘convergente de cuatro factores distintos, que son: 2) El nacimiento, en el pensamiento de los miembros de la sociedad burguesa, y'a partir de la condueta econémica y de la existencia del valor de cambio, de la categoria de la media- cidn, como forma fundamental y cada ver més desarrollada de pensamiento, con la tendencia implicita a reemplazar este pen- samiento por una falsa conciencia total en la que el valor me- Glador se convertira en valor absoluto, y en la que el valor me- iatizado desaparecerd enteramente; 0, en lenguaje mas claro, con la tendencia a imaginar el acceso a todos los valores bajo el 4ngulo de la mediacién, con la propensién a hacer del dinero yy del prestigio social valores absolutos, y no simples mediacio- nes que aseguran @l acceso a otros valores de carécter cualita tivo. )_ La subsistencia en esta sociedad de un cierto niimero de individuos esencialmente problemdticos en la medida en ‘que su pensamiento y su conducta siguen dominados por valo res cualitativos, sin que no obstante puedan sustraerlos ente- ramente a la existencia de la mediacin degradante, cuya ac- i6n es general en el conjunto de la estructura social, Entre estos individuos se encuentran, en primer lugar, to- dos los creadores, escritores, artistas, fildsofos, teélogos, hom- bres de acci6n, etc, cuyo pensamiento y conducta estan regidos ante todo por la calidad de su obra, pero sin poder escapar to- DE LA NovELA, 3 talmente a Ia accién del mercado y a la acogida de la sociedad cosificada. ©) Al no poder ser ninguna obra importante la expresién de una experiencia puramente individual, es probable que el sgénero novelesco no haya podido aparecer y desarrollarse mas que en la medida en que un estado de descontento afeetivo no conceptualizado y una aspiracion afectiva directamente orien- tada hacia valores cualitativos se hayan desarrollado en el con- junto de la sociedad 0, quizé, tinicamente entre las capas me- ‘dias, en cuyo interior se reclutan la gran mayorla de los no- velistas ) abia, en fin, en las sociedades de tipo Uberal que pro- ‘ducen para el mercado, un conjunto de valores que, sin trascen- der del individuo, tenian no obstante un alcance universal y, cen el interior de estas sociedades, una validez general. Bran Jos valores del individualismo liberal, vineulados a la existen- cia misma del mercado concurrencial (libertad, igualdad, pro- piedad, en Francia; Bildungsideat, en Alemania, con sus deri- vados ‘de tolerancla, derechos del hombre, desarrollo de la personalidad, etc.). A partir de estos valores tuvo lugar el des- arrollo de la categoria de la biografia individual que se ha con- vertido en el elemento constitutive de la novela, donde, sin em- bargo, ha tomado la forma del individuo problemético, a par- tir de: 7 Agu se plantea un problema difeil de resolver por el momento, ue pode ser fesuitaaigun dla mediante sabojos de iabestigacton soci ‘Beacon de tcl de. encancay elec afectva no ‘coneplutiizada, que ha permitido el deceroilo de’ a forms, novelist "Sx un primes momento hanlamos pensado que ls cosineaién, a tender 1 aisover a itegrar ia societedfiobal lo diferentes grupos parales {bor lio, & privares, hasta certo punto, de su especitldad, Lene um {acheter Se fal forma contrario als realidad tanto olgica como scale flea del incividue humane que habrie de engendrar en todos los inaivicos Fumstes, en grade mas 0. menes intenco,reatclones e opesicisn (0, Se Gagraie de forma cualtstivamente mds avensada, reactones de ova" Siete ale duc Tetons al mando colin, restores ‘Spe gnaccuentia, nor he pafecdo tn embsrgo que en ello sxitia unm suposidién © prion, no contolnda’ Ia do ln exstencia de une naturaleza Biolegea, cayge manifesacionesexterares ne podtian quedarenteramente Aleanaturaleades por la realidad soci ‘Ahora bien, puede suceder tambien que las resistnclas, incluso afec= waste fa cosileacian quaden clreunacrites a certassapas focal partes Jes; alas que habia de limtatte el trabajo de investigucise postiva, PARA UNA SOCIOLOGIA 12 La experiencia personal de los individuos probleméti- ‘cos, ya mencionados antes en el punto B). 2 La contradiceiéa interna entre el individualismo como valor universal engendrado por la sociedad burguesa y las im- Portantes y penosas limitaciones que esta sociedad imponia Tealmente por sf misma a las posibilidades de desarrollo de los ‘ndividues, Este esquema hipotético parece quedar confirmado entre cosas por el hecho de que cuando uno de estos cuatro ele ‘mentos, el individualismo, ha sido abligado a desaparecer por Ja transformacién de la vida econémica y la sustitucion de 1a economia de libre concurrencia por una economia de cartels y de monopolios (transformacién que comienza a finales del Siglo xrx, pero cuyo cambio cualitativo lo sitiian la mayor par te de los economistas entre los afios 1900 y 1910), tiene lugar una transformacién paralela de la forma novelesca que dese. bboca en la desaparicién del personaje individual, del héroe; transformacién que, a nuestro juicio, queda caracterizada de una forma extremadamente esquemética por la existencia de dos perfodos: 4) Bl primero, transitorio, durante el cual la desaparicion e la importancia del individuo lleva consigo las tentativas de sustituir la blografia como contenido de la obra novelesca por valores nacidos de ideologias diferentes. Porque si en las 4. ‘ledades occidentales estos valores se han revelado demasiado ‘ébiles para generar formas literarias propias, podian servir ‘eventualmente de punto de apoyo para una forma ya existente, que se encontraba en peligro de perder su contenido anterior En este plano se sittian, en primera fila, las ideas de comuni dad y de realidad colectiva (institueiones, familia, grupo s0- cial, revolucién, etc.) que la ideologia socialista habia introdu- ido y desarrollado en el pensamiento occidental. ) El segundo perfodo, que comienza aproximadamente ‘con Kare, y se continda con la nueva novela contemporénea, no ha terminado todavia, y se caracteriza por el abandono de todo intento de sustituir'el héroe problematico y la biogralia individual por otra realidad y por el esfuerzo por elaborar Ia otra De: LA NovELA, 33 novela de la ausencia del tema, de la no-existencla de toda Duisqueda que progresa Ni que decir tiene que esta tentativa por salvaguardar la forma novelesca dindole un contenido, emparentado sin duda con el contenido de la novela tradicional (que era desde siem- pre la forma literaria de la busqueda problemética y de la au- sencia de valores positives), pero, sin embargo, esencialmente diferente (se trata ahora de eliminar dos elementos esenciales del contenido especifico de la novela: la sicologia del héroe problematico y la historia de su busqueda demonfaca), debia generar al mismo tiempo orientaciones paralelas hacia formas diferentes de expresion. Quizé existan en ello elementos para uuna sociologia del teatro de la ausencla (Bzcxerr, Ioxesco, Apauov, durante cierto tiempo), asi como de clertos aspectos de la pintura no figurativa, ey Hay que mencionar, por fin, un problema tiltimo que podria 1y deberia dar lugar a investigaciones posteriores. La forma no- velesca que acabamos de estudiar es, por esencia, critica y opo- siclonal. Es una forma de resistencia a la sociedad burguesa en desarrollo. Resistencia individual que no ha podido apoyar- se, en el interior del grupo, més que en procesos psiquicos afec- vos y no conceptualizados, precisamente porque resistencias consclentes que hubieran podido dar lugar’ a formas literarias ‘que implicasen la posibilidad de la existencia de un héroe po- sitivo (en primer lugar, la conciencia oposicional proletaria, tal como la esperaba y a prevefa Manx) no se han desarrollado sufcientemente en las sociedades accidentals. La novela de héroe problemético se revela asi, contrariamente a la opinién tradicional, como una forma literaria vineulada sin duda a la historia y al desarrollo de la burguesta, pero que no es la ex- presién de la conciencia real o posible de esta clase, Pero ahora se plantea el problema de saber si, paralel ied “GE amino hn comenvato, ol saje na tenmingsa La. nacea Roveus podria queda® caracterizada per la supresion de ia primera porte {el enue, ‘Su tempo qvedarla seracerizo por st enuncade: aL Sptaclén permanece,poro'alviale ha terminadon (Kareay Naruate Sie vers) 0 Smplemente por ia consiatacan ge que wel vale he termnado a's que el camino haya comensadon (ist ies primeres novelay de Rosecmuen. 4 PARA UNA SOCIOLOGIA ‘mente a esta forma literaria, no se han desarrollado otras que se correspondiesen con los Valores conseientes y las aspiracio- hes efectivas de la burguesia; nos permitimos mencionar a este respecto, ¥ a titulo de sugerencia completamente general hipotética, la eventualidad segin la cual la obra de Batzac —euya estructura seria preciso analizar a partir de ahi-—cons- tituirfa Ja tiniea gran expresién literaria del universo estruc- urado por los valores conseientes de la burguesia: individua- lismo, ansia de poder, dinero, erotismo, que Irlunfan sobre les antiguos valores feudales de altruismo, caridad y amor. Sociologicamente, esta hipétesis, de ser exacta, podria estar relacionada con el hecho de que la obra de Bauzac se sitia pre- ‘cisamente en una época en que el individualismo, en sf ahist6- rico, era la base de la estructura de la conciencia de una bur- ‘guesia que se hallaba construyendo una nueva sociedad y que ‘se encontraba en el nivel tds elevado y mds intenso de sia elicacia histérica real. Subsidiariamente, hace falta asimismo plantearse por qué, con excepcién de este nico caso, esta forma de literatura no- velesca no ha tenido mas que una importancia secundaria en Ja historia de la cultura occidental, por qué la conciencia real yy las aspiraciones de la burguesia no consiguieron nunca, du ante el siglo xmx y el x2, erear una forma literaria propia que pueda situarse al mismo nivel que las otras formas que cons- tituyen la gran literatura occidental. ‘A este respecto nos permitiremos formular algunas hipéte- sis completamente generales. HI anélisis que acabamos de rea- gar hace extensiva a una de las formas novelescas ms impor- ‘antes una afirmacién que nos parece ahora valida para casi todas las formas de ereacién cultural auténtica y respecto de Ja cual la tinica excepelén que somos capaces de pexcibir por el momento es precisamente la obra de Bauzac’, que mostré ace un afo, al {rater de Jos mlsmes problema y mencionas Ia oxi tencia de In novela de héroepeeblemtico 9 hele subieatura novelerch Indra postivo, eseribiamos: sPor imo, onslaizemor ene ecto fort Inge Una gran iterropacin, Ta del esiaio socoloice robre Ia obra do Balzec Hote nos parece consitulr ina forma novolesce prope, gue inte- fa elementos importantes pertenecontes 4 los des Uipos de novela. que ‘Tegusmos de mendionar y represeta, pobeblemente, le manilstacin no ‘elesee mde importante dela strip Las notacfotmlasas on eta pas finas fntentan precisa aigo Ia ipotess que estas meas dejan entteve, DE LA NOvELA 35 facultades para crear un gran universo literario estructurado por valores puramente individualistas, en un momento histé- rico en que los hombres, en actividad concurrencial, animados ppor estos valores ahistéricos, se hallaban empefiados en la ts- rea de producit una considerable transformacién_histérica (que, en el fondo, no Ilegé a su fin en Francia hasta la revolu- cin burguesa de 1848). Con esta tinica excepcidn (quiza seré preciso agregar todavia algunas otras escasas excepclones even- tuales en las que no pensamos por el momento), a nuestro jui- clo, no se produjo ninguna creacién literaria y artistica de va- Jor, sino alli donde hay una aspiracién a rebasar al individuo y 1 buscar valores cualitativos transindividuales, eE1 hombre re- basa al hombres, hemos afirmado parodiando ligeramcnte a Pascat. Esto significa que el hombre no podré ser auténtico ‘mas que en la medida en que se conciba o se sienta como parte de un conjunto en transformacién y se site en una dimension transindividual histériea o transeendente. Ahora blen, el pensa- ‘miento burgués, vinculado, al igual que la sociedad’ burguesa misma, a la existencia de la actividad econdmica, es precisa- ‘mente el primer pensamiento en la historia radicalmente pro- fano y ahist6rico a la vez; es el primer pensamiento cuya ten- dencia es negar todo lo sagrado, ya se trate de lo sagrado celes- te de las religiones transcedentes, ya de lo sagrado inmanente del futuro historico. En nuestra opinién, ésta es la razén fun- damental, en virtud de la cual la sociedad burguesa ha creado Ja primera forma de conciencia radicalmente aestética. Bl ca- récter esencial del pensamiento burgués, el racionalismo, ig- nora, en sus expresiones extremas, la existencia misma del arte. No existe estética cartesiana 0 spinozista, e incluso para ‘Bauwcarren el arte no es mis que una forma inferior del co- nocimniento, No es casualidad que, con excepoién de ciertas situaciones particulares, no encontremos grandes manifestaciones liter ras de la conciencla burguesa propiamente dicha. En la socie- dad vinculada al mereado el artista es, como ya hemos dicho, ‘un ser problemético, y esto significa critico y opuesto a la so- cledad. ‘Sin embargo, el pensamiento burgués cosificado posefa sus valores teméticos, a veces auténticos, como los del individua- 36 lismo, a veces puramente convencionales, a los que LUKAcs lla~ ‘maba la falsa conciencia y, en sus formas extremas, la mala fe, y Henosccrn, la charlataneria, Estos estereotipos, auténticos 0 ‘onvencionales, tematizados en la conclencia colectiva, habrian de dar lugar a una literatura paralela, al lado de la forma no ‘velesca auténtica, que contase también una historia indivi. dual y que pudiese naturalmente, ya que se trata de valores conceptualizados, comportar un hétoe positive. Serfa interesante seguir en sus evoluciones estas formas novelescas secundarias, cuyo fundamento seria, naturalmen- te, a conciencia colectiva, De ello podria resultar —todavia no nos hemos ocupado de su estudio— una gama muy variada, desde las formas mas inferiores, del tipo Drty, hasta las més, elevadas, como las de escritores tales como ALEJANDRO DUXAS 0 Evcento Sue. Acaso sea también sobre este plano sobre el que debieran situarse, paralelamente a la nueva novela, clertas obras de gran éxito vinculadas a las nuevas formas de la con- ciencia colectiva. Como quiera que sea, estimamos que el esbozo que acaba- ‘mos de trazar, aunque extremadamente esquematico, podria ‘constituir el marco aceptable para un estudio sociolégico de la Jorma novelesca. Estudio que serfa tanto més importante cuan- to que, aderras de su objeto propio, podria significar una apor. tacion nada desdefiable al estudio de las estructuras siquicas de ciertos grupos sociales y, especialmente, de las capas mo- dias de la cociedad. 2, WTRODUECION 4 JN ESTUDIO ESTRUCTUBAL DE LAS NO- Vibas DE MALRAUX ‘A fin de precisar los limites del presente trabajo, ereemos obligado decir de principio que no pretende ser, en ningtin 50, un estudio socioldgico acabado de los escritos literarios de Matraux. Un estudio semejante supondria, en efecto, por un lado ha- ‘cer luz sobre cierto mimero de estructuras significativas, c2- paces de explicar, al menos en gran parte, el contenido y el eardcter formal de estos eseritos, y, por otro, la demostracién. bien de la homologia, o bien de la posibilidad de encontrar una relacion significativa entre las estructuras de este universo terario y cierto mimero de otras estructuras sociales, econdtni- cas, politicas, religiosas, ete. ‘Ahora bien, nuestro trabajo se mantendré dentro del mar- co de la primera fase, la del andlisis interno, destinado a trazar lun primer esbozo de estructuras significativas inmanentes a la ‘obra, esboz0 que, con toda probabilidad, habra de ser modifica Go y precisado por la investigaci6n ulterior sobre las homolo- iglas J las relaciones signifcativas con las estructuras intelec- Quales, sociales, politicas 0 econémicas de Ja época en cuyo transcurso han sido elaboradas, ‘Sin embargo, y sin sobrepasar tales limites, hemos creido que, incluso en este estado provisional, los resultados de este studio, aunque hipotéticos, podian presentar interés suficiente para ser objeto de pubiteacién. 38 PARA UNA SOCIOLOGIA Al estudiar la obra de Mautavx destaca inmediatamente un primer hecho: entre sus primeros escrites, tales como Reino estravagante, Lunas de papel, La tentacién de occidente, que afirman la muerte de los Dioses y la descomposicién universal de los valores, y los escritos siguientes —Loe conguistadores, La via real, La condicién humana existe no so una dife- rencla de contenido, sino también una diferencia de forma. A pesar de que'tanto én uno camo en otro caso se trata de obras de ficcién, nicamente las citadas en segundo término crean lun universo intencionadamente realista, conatituido por seres, sin duda imaginarios, pero individuales y vivos, lo que les etri buye un cardcter novelesco, en tanto que las del primer grupo son ensayos, como La tentacién de oecidente, o historias fan- tésticas y alegorieas (como el Reino extravagante y Lunas de papel) a pesar de la afirmacién de MALRavx al conilento de Lunas de papel, sein la cual cen este libro no hay nada sim: balices Si ademés constatamos que todas las novelas posteriores de Maxnavx haban de crear universos regidos por valores positi- vos y universales y que el primer escrito, que sefiala una nue- va crisis, La lucha con el éngel, habia de ser a la ver el dltimo ¥ el menos novelesco, el mas intelectual de los eseritos de fe- tion de Mavraux, nos parece posible la formulacién de una primera hipotesis: En esta obra, dominada por la crisis de lor valores que caracterizaba la Buropa occidental en la época en ‘que fue elaborada, 1a ereacién propiamente novelesca corres- onde al periodo en que el escritor orey poder salvaguardar fa ezistencia de ciertos valores universales auténtics, frente a to- doy contra todo. En suma, los mismos titulos de las obras, como Lunas de papel, El reino exiravagante, por un lado, y Los conguistada- 12s, La via real, La condicién humana, Bl tiempo del desprecio, ‘La esperanca, de otro, presentan la diferencia de contenido que hha determinado transformaciones formales y ha hecko posible la apericién de un perfodo propiamente novelesco en la obra del eseritor. El perf propiamente novelesco, tomando estas palabras fen un sentido estricto, se lita, sin’ embargo, a tres obras: ‘Los conquistadores, La vfa real y'La condicién humana que, en DE LA NOvELA 9 ‘el conjunto de la obra de MaLeavx, son las tinicas novelas que ‘pueden calificarse de tales, ya que El tiempo det desprecio ¥ La esperanza son relatos orientades hacia una forma lirico- plea, y Los nogales del Altenburg forman una serie estructy- ‘rada de relatos destinados a plantear primeramente un proble- ‘ma conceptual. Fis preciso aclarar también que en este estudio Ia expresién eperiodo novelesco» sera empleada en un sentido ‘menos riguroso y més ampllo, de forma que pueda comprender las sels obras de intencién realista que, en el conjunto de la ‘obra de MALRAVx, tienen por finalldad deseribir un universo do personajes individuales y vivos. Puesto que es principio concreto de toda investigacién so- ‘cfologica y genética analizar, en la medida de lo posible, el con- tenido y la estructura de los eseritos de todo autor en su orden ‘eronoldgico, preciso nos sera detenernos, aunque sea breve- mente, antes de comenzar el andlisis de sus obras novelescas, fen sus tres escritos anteriores, que, a falta de conocimiento de Ia fecha exacta de su redacci6n, estudiaremos en el orden que aparezea més favorable para el andlisis ', Reino extravagante (subtitulo: «Hlistorian) se compone de dos partes de las que una de ellas, segtin una nota de edicio- nes Skira, fue escrita en 1920, en tanto que el conjunto de la obra fue publicado por primera vez en 1927. El contenido esencial de este eserito parece ser, a la vez, ta conclencla de la vanidad y de la muerte universal de los va lores y la aspiracién roméntiea a un valor desconocido e incog- noscible. En la primera parte la encarnacién de éste se halla figurada por la princesa de China que constituye el suefio del principe del pafs, princesa a la que nunea ha visto y que se pa- rece a la flor azul de los roménticos alemanes como se parecen entre si dos gotas de agua. Sin embargo, y a pesar de que esta aspiracién a un valor desconocido e inasequible sea la panorémica global ultima de Ja obra, tan sélo son dos las veces en que se hace alusién expli- clta a ello en el transourso de las veinte paginas de que consta 1 escrito en las ediciones Skira, Bs verdad que estos dos pasajes 1 gue, por otra parte, es el que ha adoptado Mazavx mismo en 1a ceticiia Se Su ebvas of Shes 40 PARA UNA SociOLOGtA se hallan en lugares particularmente signifcativos: uno al f- nal de la primera parte? y el otro al final de la obra. ‘Las diecinueve piginas restantes estén dedicadas, por el con- trario, al tema de la muerte universal de los valores. ‘Este tema define el tiempo mismo de la primera parte; los seres estuvieron vivos en otros tiempos, y tenfan una significa- ldn; pero ya no lo estén. Este pensamiento queda indicado ya en las primeras Iineas. Demonios y lugares santos, papas y an- tipapas, emperadores ¥ conquistadores existieron un dla, pero ya no existen; y el recuerdo de su grandeza pasada no hace ‘més que dar color a la vanidad de un presente duradero y eterno: Tener cuidado, demonios rizados; pélidas imé- genes se forman sobre el mar en silencio; no es ésta uestra hora, Mirad, mirad: frente a las tumbas de Jos santos lugares, los vigilantes dan cuerda lenta- ‘mente a los relojes que miden la eternidad a los sul- tanes muertos —papas y antipapas dorados se persi- guen por los desiertos sumideros de Roma; tras ellos rien sin ruido demonios de cola sedosa, que son los antiguos emperadores—...—un rey, al que no gusta més que la misica y los suplicios, camina errante durante la noche, desolado, haciendo reso- nar altas trompetas de plata y arrastrando a su pue- bblo que baila... he aqui que en la frontera entre las dos Indias, bajo arboles de hojas tupidas como bestias, un conquistador abandonado se duerme en su armadura negra, rodeado de monos inquietos...» (in este caso, como en general en este ensayo, los subrayados son nuestros) Incluso lo que todavia existe, se define por la conciencia de su destruceién futura y por la huida de la vida. En ia ciu- Timo te atvidars, princess de China” (blame de Ia princes de Chinas, dio volviéndose hacia mi, :No la habla visto Yo nunca? “10h, fasta, Tastido!, suspieé ol principe... Yo tampoco, pobre in- teil“ y,desputs de up momento ée sllencie tue To even a election DE LA NOvELA, 41 ad a la que legan los viajeros, un mereader que vendfa £6 nix, quemé uno ante sus ojos. «I animal renacta inmediatamente de sus ceni- 228, pero se aprovechs de la imprudente alegria del meteader para eseaparse, con un vuelo, por lo de- ‘més, pesado y sin elegancia. Consternacién. Todos los rostros se elevan para seguir al ave con la mira- da; en el silencio no sq dejaban oir mas que las vo- es que gritaban en la lejanfa: «Ciudad nacida de? ‘mar, Wegaré et dia en que los peces de las tinieblas ‘se aduefiarén de tus palacios de formas animales... Los dragones inmortales, y de tanta belleza que su sola contemplacién ¢hace desaparecer las penas més profundas y los més agudos doloress, pueden tambien «ser utilizados como barémetross; sacerdotes remueven las grandes calde- ras de innumerables dioses menores de cobre amarillento, En- cerrado en un calabozo, el narrador se halla penefrado por una gran tristeza..., cansado..., sin alegria... Contempla ho teles abandonadosy, etc. Es conducido a presencia del prin cipe del pafs quien escucha los informes de los mensajeros; éstos le anuncian la muerte universal que, por supuesto, se resiste a admitir, puesto que piensa en la princesa de China «Principe, he ido a Babilonia la desierta, chudad no es més que polvo.. —Esta bien; yo iré més lejos, mucho més lejos. 4Conoces ti el infierno, el infierno con su cielo lle- no de estrellas violeta... y, en lo profundo, sus gra vves cantos...? “Los cantos no existen, prineipe...a la Otro mensajero ha levado a la hija del principe al Zar comedor de pescado; en su relato encontramos una de las imagenes mas importantes del texto, imagen que se re- ppetira con frecuencia en los primeros escritos de MaLRAUx, y que, a nuestro juicio, ofrece una significacién particular; se trata de aguella en que los dioses que reinaban ocultos en los 2 PARA UNA SocTOLOGtA templos o en los subterréneos, que habfan salido a causa de un ineendio, se han convertido en simples juguetes mecdnicos, ‘estén ausentes, o, en todo caso, han perdido su poder. Se estaban preparando silenciosas invasiones. 1La princesa, rodeada de gatitos blancos, hacia eon- ‘dyelr a su presenela todos los dioses de los pueblos vyéncidos, en una cueva plagada de ciempiés, enca- denéndolos uno a uno... Un dia el templo se in- cendi6; los fdolos, ennegrecidos, salian de las lls- ‘as; los guardias del zar luchaban con sus hachas ‘azules contra las turbas de caballeros rebeldes que blandian los aceitados créneos de grandes anima- Tes... iY ahora? —Ahora, la zarina es la unica que relna. Duran- te el deshielo, los ttimos ‘dolos se han marchado ro abajo como pesadas bareas (un gran cemente- Flo se extiende en la desembocadura...). Desde el palacio la zarina mostraba su flota mucrta a los dio- $08 prisioneras de los tributaros, alos dioses enca- denados, enmohecidos, que habia ordenado atar a Jos barrotes de la ventana, en tanto que eantaban los sacerdotes eristianoss, La segunda parte de la obra describe la expedicion y 1a de- rrota de un ejército que ni siguiera entré en batalla, a quien no se le ofrecié ninguna resistencia, sino la presentada por tuna ciudad abandonada, convertida en laberinto invadida por pajaros, lagartos, y, por ultimo, escorpiones; Ia historia ‘de un ejéreito que se ha hundido —hasta el punto de ser victi- ma de los escorpiones (no disponfa de fuerza alguna para defenderse)— en la masa blanduzea de una realidad sin es- tructura, al carecer de valores, Es la repeticién de la primera parte en forma narrativa Es digno de observar, tinicamente, por su significaclén espe- cial, la reaparicién de la imagen de los dioses sacados de los subterréneos, y que a la luz del dia, ven perdido todo su po- De LA NOVELA a der*, Notemos iguslmente el epflogo en que el narrador, que sobrevive a la matanza, resulta ser un joven viejo, que arras- tra una vida carente de interés, viviendo sélo del recuerdo de Ja antigua derrota. Bste epflogo termina en el relato con una imagen romantica, andloga a la de la princesa de China, con que finalizaba la primera parte: «quiza pueda tomar uno de los barcos que navegan hhacia las Islas Afortunadas. Apenas tengo sesenta aos. Es natural que este escrito de un joven de veinte o de ‘veintisiete afios que ya se siente viejo, ¥ para quien los valo- res no son més que un recuerdo, no posea mucho valor lite- 7” Salioron hombres, eargadas de magnifies objetos, entre las que po ian Sistinguirse soda)” perlas: manigule, grandes musecas ricamente ‘stig, fuguetes antiguee.. Estos saldados"pertenecian alas (opus Sfgunas’y sortas,a'Ta patio mas salvaje del elercio, avanzaban bee {ndamenie, slucnados, con un rugido confuse que Tue elevandose yee fenvir en un clamor: 1; Los diowes!, Las dlosts!, ;LOS DIOSES'> Tt Saber, que desde hace varlos slglos los sehores envargados Ge los pores dedutelan de todas I init deme on eon, gue deginban a Tron. Ura eae ‘apest de polvo se extendia por slguas de las cameras subtertaneas ce- ‘Sider de las Noces mis bellas de los Srutog mda sogulares det imo Siglo, Por encima, inaumerabieg juguetes enredados, se huadiaa, en pers ‘es las profunaidades Los princpes ge esta por lo bereditario. Lee sefores de le terra ‘Evade pusrly cotiplcads”. Bare tr Ge revolt coda sodado levaba 5 pos eatin 40 lag shusts. eslada los analog Yecdalcoy ls mubecss, enact, ieyrey oo pereitandws et al del rvplandc del cen‘ we ects? Batimis que ios rofelos ojos que producian sus tales Joyas "Ena noche, fue, sit duds algund, una de lag noches ms randes del mundo, une de Squeliat en que lor dieses cmbrvteiios cniregan Ia res lor gens suvaies Ge le poesia, Durante tua in noche-wio yea log rados teldados dieron vactan, en Tangs faréndula alando en torso af ieapsente alco Yup Boguras, maninindo, avemere Gedlen fos gritos. vejos de Lab hogueras, et is tnseblas mas profusdas, Id verduges 7 ow arquetos chino se levaban candestioamente ay beraa ‘erdaderas ele principes derrotadee, entre aus manor en. copa, para "Yenderias es os reinos det Sur, on donde los reyes eatdn pintadon, “4 PARA UNA SocrOLOGtA Un eritico que no poseyese més que este texto veria en él, sin vactlar, el deseneanto superficial y, acaso, puramente ver- bal de un adolescente bien dotado y, a la vez, excesivamente preocupado de su propia persona, “EL resto de la obra nos prueba que, no obstante, se trata de algo muy distinto; es la expresién de una sensibilidad agu- da afectada por Ia crisis intelectual y moral del mundo oeci- dental, tal como Ta sentia uno de los espiritus més inquietos y.més poderoses de la 6poca. A ello se debe, ante todo, el hecho ‘de que hayamos ereido conveniente consagrar algunas paginas al analisis de este escrito en calidad de estudio del clmiento sobre el que se levanta toda su obra Tutura, y que nos de- tengamos muy brevemente en el estudio de los dos siguientes. ‘La vision que nos ofrece la obra Lunas de papel es, en efecto, bastante aproximada; esta obra apareci6 por primera vvez en 1920. ‘La obra estd explicitamente vinculada a la titulada Reino extravagante ya que en ella se nos dice que éste es el imperio dela muerte’ Se compone también de dos partes: un prélogo de cinco péinas en la edicién Skira, y una exposicién de veintidés que, al igual que en Reino extravagante, desarrolla 1déntico tema que-en la primera parte ‘La influencia de la literatura de vanguardia se deja sen- ‘ur notablemente en ella, no solo en la forma, sino también en €l contenido; el escrito, en efecto, refiere la lucha de los es- citores no conformistas contra el Reino extravagante, el Im- perio de la Muerte, es decir, la sociedad burguesa de la épo- ¢a%.Sin embargo, MALRAUX no cree en esta lucha, siendo solo ‘su vanidad el objeto de su exposicidn, las dos veces de un modo simbélico e, incluso, alegorico. ‘En el prdlogo el universo esta constituido por un lago, ‘gobernado por un genio en forma de gato e iluminado por la = Ahora, aio la Lufuria, ea los dominios de la Muertel» Bl Orgu= i protests ‘Eetor, oe seradeceria nftamente que no not pusierals en ridielo. ‘Todos eatemoa que eel imperio de im Merten ce liama st aReino extra: vista de 1a fecha (1920), oe tate, probablemento, de Dada y de ‘odavie en tora 8 Tear DE LA NovELA, 45 luna. Los dientes de ésta se desprenden para caer dando vuel- tas sobre el agua, donde vuelven a encontrar los globos que van a luchar con el castillo dibujado por el reflejo de la luna y con el genio mismo del lago. Su contexto nos indica ‘que estos globos son los escritores, mientras que los hijos de la luna, el castillo y el genio del lago, no son més que ssimbolos de Ta sociedad entera. ‘Los hijos de la luna creen sin rodeos que los escritores ‘son personajes no conformistas, misteriosos quizé, pero serios fe importantes. Una vez disipada esta ilusién, estalla el con- flicto, Cuando han encontrado los globos. «alos j6venes hijos de la luna crefan que estaban for- jando obras Invisibles y complicadas. Con el cono- ‘cimiento de la verdad, la indignacién se apodera de ‘ellos. Sus narices, transformadas en tacos de billar, arrojaron los aerostatos al lago. Ligeros, aunque rollizos, rebotaron, y su elegancia armoniosa, des- pert6 el celo de las lunas que desearon su muerte, ‘iste deseo no fue escuchado. Puesto que no po- dian holgazanear, los globos se vieron obligados, jay!, @ actuars, Cuando vieron sobre el lago el castillo dibujado por el re- flejo de la luna, se decidieron a asaltarlo. A este propésito, uno de ellos se adelanté y co- ‘menz6 la lectuira de una obra de tesis que habia escrito cuando atin estaba en el colegio. El palacio, despreciativo, no respondi6, ;Desdén fatal! El ac rostato continué leyendo. A la palabra «Cortina» el Palacio estaba ya completamente adormecido. Sol- taron todos los globos y apareclé uno, a guisa de escarapela, en el marco de cada ventana, Entraron sin dificultads, En el castillo encontraron: «Marionetas, gendarmes, guardas, casadas, dia- bos, aldeanos con paraguas rojas, porteros, mufe- ‘cas de todas clasesy, 46 PARA UNA socroLoGta Los cojen y loe atan a las ventanas para lanzar sobre ellos 1a sus propios hijos. Los fantoches caen con un resorte. ‘Sin embargo, ante esta derrota, el genio del lago pasa a Ja ofensiva. Valiéndose de un barril siembra el espanto en- tre los globos, temerosos de que contenga un explosivo; sin embargo, el mas valeroso se atreve a aproximarse; el contenido del barril es mucho mas peligroso: champén exquisito, de s0- lera. Los globos se emborrachan; asf, el genio del lago podré atarios. Uno ver obtenida la vielorla, grita: «Mfirad, los bonites globos prisioneros; no los ven- do, los regalo; Qué? js que nadie quiere uno?... Puesto que nadie desea los malvados globos, yo, Genio det Lago, les condeno a muerte... Morirén shorcados». Intenta atar los globos a un tubo neumético para eolgarlos y hacerles sacar la lengua; pero ellos se resisten. iwSus lenguas se obstinan en jugar al escondite! iQué testarudas! “Si; se obstinan. Mi vida est Irremediablemen- te perdida. ;Oh, pasién; te vas a quedar sin tu pa- satlempo, Y al genio det lago: «Se colgé del extremo del rosario, con las patas fen eruz, como correspondia. Entonces, como su peso habia aumentado, el ro- sarlo se estird; cada una de sus cuentas s3c6 la Ten- ‘gua, ¥ del dije, que era un gato con las patas en ‘cruz, sabié una lengua victoriosa, que parecié que- rer golpear a las demés, pero cay6, flaccida, como si un alfilerazo la hubiese reventadow ‘Las precedentes lineas no necesitan comentarios; no pue- de caber duda de que se trata de una sétira de los escritores ¥ pensadores no conformistas, en guerra contra la sociedad de DE LA NovELA a ‘mufiecos que ocupa el castillo, corrompidos por el barril de champén y confundides, al fin, en la muerte universal que in- vade el universo, La segunda parte, dividida en tres capitulos, Combates, Viajes, Victoria, describe la lucha de estos mismos intelectua- Jes no conformistas (a quienes aqui se presenta bajo la forma de los siete pecados capitales, caminando con las manos*, de Jos euales cinco surgen directamente de un fruto que, a su vez, nace de la transformacién de uno de los globos, y' los otros dos provienen de la sustitucién de dos personajes shuertos por ‘un cientifico y un muisico) contra la muerte y su eReino ex- travagantey. Hs intitil insistir sobre los diferentes episodios que jalonan ‘este viaje y este combate, eplsodios en su mayor parte sim- bélicos; cabe recordar tnicamente el hecho de que para com- Datir a’los siete pecados capitales, la muerte envia dos armas extremadamente peligrosas, las serpientes bigéfonas, que co- ‘mienzan a cantar «Ven, queriday, y los tubos de geissler, a los que los pecados capitales combatiran con ayuda de un’ foné- grafo y de una pila eléctrica, Es decir, que las dos armas ‘més poderosas del Imperio de la Muerte contra los escritores ¥ los pensadores son la pseudocultura de la «mass median y la ‘técnica industrial; pero sucede que para combatirlas los es- critores emplean armas que son esencialmente semejantes, lo que hace su lucha discutible y ambigua. Al final del escrito se define la posicion de Matratx. La Muerte, en efecto, se ha ‘modernizado 0, por mejor decir, industrializado. Tiene vérte- bras de aluminio y articulaciones de latén. Disfrazado de mé- dico, el orgullo le prescribe un baio de dcido nitrico, en el que quedard corroida y destruida, Sélo cuando parece asegurada, Por fin, la victoria de los pecados, MaLnaux se decide a ter- ‘minar su texto de la forma siguiente La muerte estaba muerta. Sentados en las al- menas de la torre més alta del castillo, los pecados contemplaban emo el atardecer acariciaba la ciu- 7A los pecados no les gustaban las aciones ase posian ser relies. as por cusiguiera’ so nepaban famblin s ulliear sus pies Y era Dera ‘as'un placer endar sobre las maton eae SS a | 48 PARA UNA SOCIOLOGIA dad en calma. Todavia no se manifestaba ningiin ‘cambio. —iAbora, a trabajar! —dijo el Orgullo. iA trabajar! —repitieron los pecados. —iPor dénde espezamos? —afiadié Hifi, Se produjo un largo silencio al que el miisico pu- 0 fin diciendo, no sin cierta vacilacién: +Perdén, queridos amigos... Cuando yo era hom bre padecia de anemia mentaj,... No os sorprenda, pues, mi pregunta: ;Por qué hemos matado a la Muerte? ‘Los pecados levaban colgando de sus cinturones a manera de amuletos, los trozos de su esqueleto Llevando a ellos sus dedos, repitieron.. —St, :por qué hemos matado a la Muerte? Se miraron a continuacién, Tenian tristes sus ca- ras, Entonces, con la cabeza entre las manos, esta- Haron en sollozes, {Por qué habian matado a la ‘Muerte? Todos lo habian olvidado». De esta forma, el final se nos aparece a la vex distinto y semejante a la primera parte. En ésta, el mundo habia ven- ido a los escritores; en la segunda, son éstos quienes salen victoriosos, pero tanto en un caso como en otto, Ja victoria ccarece de significacién, ya que tanto vencedores como venci- ddos son victimas de la'misma muerte universal Estas mismas ideas serdn desarrolladas de nuevo, en un plano conceptual, en la obra titulada La tentacién de occi- dente, constituida por el intercambio de cartas entre un in- telectual occidental que vive en China y otro oriental duran- te sus viajes por Europa. EI titulo sugiere la tentacién que para Oceldente repre- senta el resto del mundo y, en especial, Oriente, una vez que ‘sus valores han perdido la vitalidad y'se encuentran afecta- dos por una enfermedad mortal, Pero, a pesar de que tanto el titulo, de una manera explicita, como la mayor parte de la obra estn dedicadas a la crisis de la cultura occidental, Ins liltimas cartas reflejan que la cultura china padece, asimis- bn 1A NOWELA 0 ‘mo, de una crisis complementaria, de anilogas consecuencias. lo mismo que Occidente, que se repliega en costumbres xxtrafias que comprende, pero que no comparte, Ios jévenes cchinos se sienten atraidos por la cultura occidental, a la que ‘dian, Tanto en un caso como en el otro, esta actitud es de- Dida a la decadencia de los valores especificos de cada una de estas civilizaciones (en Occidente el individualismo, y el panteismo de la sensibilidad en Oriente), asf como de las ba- rreras que la vitalidad de estos valores oponfa en otros tiem pos a la atraccién y a la seduceién de las culturas extrafias Al objeto de no ir mas allé de los limites que debe tener ‘este trabajo, mencionaremos tinicamente dos pasajes que, & nuestro julelo, ofrecen una particular significacién, ‘En primer lugar, para designar la crisis de la cultura chi- na, Ia reaparicién de la imagen del gran incendio que ha des- truido todos los valores «..Yo quisiera que el dia de nuestra flesta na- ‘clonal _no fuese ya el aniversario de nuestra re- volueién de nifios enfermes, sino de aquella noche fen que los inteligentes soldados de los ejéreitos aliados se escaparon del palacio de verano, llevan- dose con cuidado los preciosos juguetes mecénicos ‘que durante diez siglos le habian sido ofrendados al Emperador, aplastando las perlas y limplando sus hotas con las capas de los reyes tributarios...» Falta en este texto la palabra dioses —que, por otra par- te, tiene un significado completamente andlogo 2 los dos pa- sajes citados de EI reino extravagante y al que encontrare- mos més tarde en Los conquistadores— por la sencilla razon de que Matraux, hablando de la crisis actual, acababa de de- finir, por boca de un viejo pensador chino, Wang-Loh, la an- tigua cultura china como una cultura sin dloses: «..Hs la destruccién, el aniquilamiento del més grande de los sistemas humanos, de un sistema que consiguié vivir sin apoyarse en los dioses ni en los hombres. {El aniquilamiento...!» 50 PARA UNA SOCIOLOGIA En segundo lugar, la deseripeién de la crisis de la cultu- +a occidental. ‘Tras la'desaparicién de los valores trascenden- tes de la Bdad Media, se deriva tal crisis —siendo notable aqui la penetracién de Matnaux— de la de los valores individua- Iistas, que habfan reemplazado a la divinidad en la cultura clasica, y de la imposibilidad de crear estructuras 0 formas nuevas, que ya no podrian apoyarse ni sobre 10 transindivi- dual ni sobte el individuo: «...La realidad absoluta fue para vosotros Dios, después el hombre; pero el hombre murié a con tinuacién de Dios, y ahora buscais angustiados al ‘guien a quien confiar su extrafa herencia. En mi opinion no serin muy duraderos vuestros peque- fos intentos de estructurar nihilismos modera- dos...» Pero MALRAUX hace aparecer —lo cual reviste un interés particular a la luz de los tltimos escritos de arte de este au- tor, y tiene auf, para nosotros, una significacién especial para ilustrar hasta qué punto los mismos hechos pueden te- ner valores y significados opuestos cuando se integran en es- tructuras mentales diferentes— como sintoma de la crisis y de la decadencia de la cultura occidental, la aparicion del ‘Museo Imaginario, que algunas décadas més tarde, Ie pare- ‘cerd el fundamento més sdlido de esta cultura y de la misma condicién humans «...Los ewropeos estén cansados de st mismos, eansados de su individualismo que se derrumba, cansados de su exaltacién. Lo que les sostiene es ‘menos un pensamiento que una delicada estructura de negaciones. Capaces de ir hasta el sacrificio, pero Wenos de desgana ante 1a voluntad de accién que hoy deforma su raza, desearfan buscar bajo los ac- ‘tos humanos una razén de ser més profunda. Sus defensas deseparecen una @ una, No quieren opo- nnerse @ aquello que se ofrece a su sensibilided; no pueden dejar de comprender. La tendencia que los DE 1A NovELA. st ‘empuja a desertar de si mismos les domina més atin cuando consideran las obras de arte. Bl arte se con- vierte entonces en un pretexto, sin duda, el mas delicado: la tentacién més sutil sabemos es aquella que est reservada a los mejores. No hay mundo imaginario a cuya conguista no se esfuercen hoy en Europa los artistas inquietos. Palacio abandona- do que el viento de invierno ataca, nuestro espiritu se disgrega poco a poco, y sus rendijas, de bello efecto decorative, no dejan de extenderse... Estas obras, y el placer que proporcionan, pueden ser caprendidas» como una lengua extrafia; pero ocul- ta por su sucesién, se adivina una fuerza angustio- sa que domina el espiritu, En el intento de renovat incesantemente ciertos aspectos del mundo, mirén- dolos con nuevos ojos, se da una ardiente ingenios! dad, que actia sobre el hombre a manera de un estt- pefaciente. Los suefios que se han aduefiado de nos- otros dan lugar a otros suefios, cualquiera que sea 1a forma en que hagan sentir su sortilegio: planta, cua- dro, libro. EI especial placer que se encuentra en el descubrimiento de artes desconocidos cesa con su descubrimiento, sin transformarse en amor. Que ‘vengan otras formas que nos afectardn y que no queremos, como a reyes enfermos a quienes todos los dias Levan los més bellos presentes de su reino, de quienes todas las noches vuelve a apoderarse ‘una vider fiely desesperante..,.». «Bste es el mundo que invade Europa, el mundo con todo su presente y todo sw pasado, sus amontonadas ofrendas de formas vi- ‘vas o muertas y de meditaciones... Bste gran espec- taculo trastornado que comienza es, querido amigo, ‘una de las tentaciones de Occidente.» La profunda crisis de la civilizacién occidental, la crisis de los valores individualistas y de las esperanzas en que se apo- ‘yaban, se manifiesta, entre otras cosas, en na crisis de la ac- ‘i6n, y también, como hemos visto, en una crisis del amor; se 32 PARA UNA SOCIOLOGIA trata de una crisis general de los valores en la que no sobrevive ‘més que una sola actitud:: el conoelmiento. Lo real que declina se alia con los mitos, prefl- riendo aquellos que nacen del espiritu. zQué recla- ma la visién de fuerzas inaprehensibles, que levanta entamente la vieja efigie de la fatalidad en nuestra civilizacién, cuya magnifica y quizé mortal ley es ‘que toda tentacién se resuelve en conocimiento...? En el corazén del mundo occidental hay un conflicto sin esperanza, cualquiera que sea la forma bajo la cual se descubra: el del hombre y lo que ha creado.» Bl libro acaba, también, rechazando el somnifero que repre- senta el cristianismo: 4... una fe mas alta: la que ofrecen todas las eru- cces de las aldeas, y las mismas cruces clavadas s0- bre nuestros muertos.» «... Yo no la aceptaré nunca; no me rebajaré a su- plicarle el sosiego a que me llama mi debilidad...» y en una toma de conciencia clara y desesperada que, por esta &poca, es la ultima palabra de Manav, expresa: «Avida lucidez, ardo todavia ante ti, llama solita- ria y erguida, en'esta pesada noche en que el ama- rillo viento ulula, como en todas estas extrafias no- ches en que el viento extenso repetia en torno a mi 1 orgulloso clamor de la mar estéril...» Entre Reino extravagante, Lunas de papel y La tentacién de oceidente, de una parte, y Los conquistadorés, de otra, hay un salto cualitativo: la transformactén de un joven, que escri- ‘be bien, pero cuya visién no es original ni profunda, en uno de Jos escritores més grandes de la primera mitad del siglo xx en la Europa occidental. Sin duda, esta transformacién leva con- sigo un progreso en la técnica de la escritura y en el dominio del estilo; pero, en realidad, si esta transformacién no fuese | | 0 AA NovELA 33 Ulvhida més que a esta clase de progreso, ofrecerfa un aspecto jovlual ¥ progresivo, ¥ no podria, de ninguna forma, explicar tuna transformacién que, por el contrario, se presenta de una rmuanera Brusca y eualitativa ay otres dos argumentos que van en el mismo sentido: de na parte, una vieja experiencia de los socidlogos de la culture, ‘asi siempre confirmada por el resultado de investigaciones oneretas, que demuestra que los cambios cualitativos en el in= rior de una obra, de un estilo, de un género literario o ar- tistico, nacen siempre, incluso cuando entrafian cambios técni- ‘vs importantes, de un contenido nuevo que acaba por crear sus propios medios de expresién; de otra parte, la evolucién nlterior del mismo Mauravx, quien, a partir de 1999, época en |i cual se encontraba, con toda seguridad, en el punto mas ele- vawlo del dominio de su escritura y-de su estilo, ces6 de escribir bbeas literarias, para volver a los ensayos y a las obras concep- ‘wales, a un nivel sin duda mucho més elevado, Serfa, por nuestra parte, demasiado atrevido recordar aqui nuestra hipétesis inieal, sein la cual la obra propiamente li- Icraria del escritor, su posibilidad de crear universos imagina- vos concretos de alcance realista, estaba estrechamente ligada 1 una fe en los valores humanos universalmente accesibles a todos los hombres, en tanto que los eseritores conceptuales co- rresponden a una ausencia de dicha fe, ya tenga esta ausencia Ja forma de la desilusién inicial, ya la de la teoria de las élites creadoras, anunciada en Los nogales del Altenburg y desarro- llada a partir del Museo Imaginario. I novelista Mauraux, entre Los conquistadores y La con- dlicién humana, es un hombre que eree en valores universales, aunque sean probleméticos. Hl escritor MaLnavx, de Tiempos de desprecio y de La esperanza, es un hombre que cree en va- lores humanos universales y transparentes, si bien profunda- mente amenazados. El autor de Los nogales del Altenburg, ‘obra que se sitia entre la creacién literaria y la reflexién con- ceptual, es un hombre que expresa su desilusién y busca to- davia wn fundamento para su fe en el hombre. ‘Tenemes, ademés, el MatRavx ensayista © historiador del arte, que mo conciernen a nuestro estudio, ya que éste se re- st PARA UNA SOCIOLOGtA fiere s6lo al MALRAUX escritor y a su visi a sus vislones y expresiones iiterarias ©, mas exactamente, Ignoramos en qué orden fueron escritos Lor conquistado- res y La via real. Aunque importante, la cuestién no es, sin embargo, decisiva, ya que los dos libros tienen idéntiea estruc tura y se complementan mutuamente, Ellos dos solos sirven para clasificar a MaLRavx, de golpe, como uno de los mas gran- des escritores del siglo xx, dado que mediante ellos se aporta luna solucién nueva y original al problema més importante que se planteaba, bajo diversas y complementarias formas, tanto en la filosofia como en la literatura occidentales de la época el de dar una significacién a la vida en el interior de la crisis general de los valores. Intentemos esbozar la situacién tanto en literatura como en {ilosofia, al nivel, muy relativo, de una investigacion que se hhalla todavia en sus eomienzos, En nuestros estudios sobre la sociologia de la novela he- ‘mos caracterizado este periodo como un periodo de transicién entre dos formas novelescas que se encontraban en tna rela~ cidn inteligible con el conjunto de la estructura social y econd- ‘mica, correspondiendo la primera, basada en el héroe proble- ‘mético, a la economia liberal y ligada al valor, universalmente reconocido y fundado en la realidad, de toda vida individual en tanto que tal, y la segunda, la novela de cardeter no biogréfico, que corresponde a las sociedades en las que el mercado liberal hha sido ya sobrepasado y, con él, el individualismo, Ahora bien, si la novela de héroe problemético y la novela no biogréfica constituyen estructuras relativamente unitarias ¥ estables, entre una y otra se sitia un periodo de transicin mu- ‘cho més variado y rico en tipos de ereacién novelesca, nacido del hecho de que, de una parte, la desaparielén del fundamen to focial y econémico del individualismo no permite a los es- critores conformarse con un personaje problematico como tal sin vineularle a una realidad que le es exterior, de otra parte, la evolucién econdmica, social y cultural, no se eneuen- fra atin suflcientemente avanzada para crear las condiciones Ge una eristalizacién definitiva de la novela sin héroe y sin personaje, a DA NOVELA 55 No hay por qué imaginarse, naturalmente, que estos tres perfodos se hallen perfectamente delimitados en el tiempo, La vida soclal es una realidad compleja en la que se superponen sus diferentes aspectos; hay escritores que elaboran ya nove- las sin personaje, otros se hallan todavia en la fase del héroe problemético, mientras que clerto mimero de ellos se sitiian en ‘1 plano que hemos llamado periodo de transicién, no teniendo ‘esta distinelén de tres perfodos sucesives otro vaior que el de luna esquematizacion destinada a orientar la investigacién Sea como sea, las primeras novelas de Maxnaux se sitian cen la Iinea general de la novela de transici6n, euya problems tea es la del sujeto y ol sentido de Ia accién y, en lo posible, la dela accién individval en un mundo en que el Individue no re- presenta ningtin valor por el simple hecho de ser individuo, Y la importaneia de Los conguistadores y de La via real reside en que hablendo integrado a un nivel muy avanzado la concien- tia del problema de la crisis de los valores, expresada ya de orma radical en sus tres primeros escritos, MaLnavx presenta, sin embargo, una solucién en el plano de la bografia indivi ‘tual, mientras que cierto numero de otros eseritores (y 1 mis Imo a partir de La condicién humana) se orientan hacia la sus- litucién det héroe individual por un personaje colectivo, [En resumen, Lor Conquistadores y La via real se sittian en- lee las dtimas grandes tentativas de la novela de héroe proble- ‘atico, ¥ elo con plena conciencia det hecho de que la vida de los heroes de este tipo no seria suficiente y que, para hacerla significativa, seria preciso remontarla a un clerto contexto 80- ‘ial e histérico, Digamos, de una ver, ¥ antes incluso de abor- dar la deseripeién estructural de las dos obras, que en esta pperspectiva sus héroes han de ser, necesariamente, hombres de twccién, Don Quijote, Julién Sorel, Emma Bovary eran interesan- les, en realidad, ‘por su propia sicologia; a Garin y a Per- ken seria imposible separarles de su accién. Bsta no es un de- * Faquematizaign que, sn embargo, tene su fundamento en ln reali std, un Burepa eigen ch edct, oferta a un util que fen i gra que fies aa Vr ln envesgedure yi etrutura des novelas biauaavye, despues dela segunda fuerss mundial (a beast de que ello 5 de ado tnconcedtbe). 56 PARA UNA SOCIOLOGIA talle accidental a la expsesién de una preferencla sicolégica de Matravx, sino una necesidad estructural de su personaje. ‘Sin su esfuerzo para conseguir clertos fines en el mundo ecterior, sin Ia seriedad de este esfuerzo (y la expresién de esta seriedad es el hecho de que va con toda naturalidad hasta Ia asuneién de la posibilidad del suicidio y el riesgo de la rauer- te), sus personajes carecerian por completo de interés. Se ha reprochado on frecuencia a los héroes de Mannaux, ¥ espe- cialmente a Garin y a Perken, no ser mas que aventureros. Pero el mismo Matravx hizo un intento por distinguirlos de éstos, oponiendo, por ejemplo, Perken al rey Mayrena, o bien Claudio a su padre. Quede claro que la terminologia es una cuestién que no nos interesa, que nos es completamente indiferente saber qué se entiende por «aventurero»; sin embargo, la distincién que hace Matnawx parece ofrecer una gran importancia para la com- prensidn de sus obras. Mayrena y el abuelo de Claudio se inte- resan especialmente por ellos mismas, en el estilo de su accion, ¥ de su vida. Garin, Perken y el mismo Claudio se interesan ex- lusivamente en los fines que persiguen, su aecién es seria por- que se halla orientada, en primer término, hacia la victoria, ¥ elestilo de su vida resulta precisamente del hecho de que elles no piensan en este estilo en el momento de la accién. ‘Antes de seguir adelante en el andlisis, sera preciso que nos detengamos un tanto en el contexto intelectual en que nace la respuesta de MaLnavx, en la manera como se planteaba en el curso de este perfodo critico de la conciencia occidental el pro- blema de los valores en el plano del pensamiento conceptual en general y filoséfico en particular. La crisis del individualismo, desarrollada en otra direcelén, habia llevado, en efecto, al centro de la problemética floséfica estos mismos problemas de la accién y de la muerte, Bn el pensamiento cristiano de la Edad Media Ia muerte era para el individuo un problema particularmente importan- te ya que constitufa el balance de su vida, el instante en el 4 Puede suceder, por otra parte, que MaLnavx haya descubierto ettos problemas a través elas hloboliad Gxitensalsin 7 marina gue Denes {Efsban en Francia por estonces: el esaio de erta ponetrecan eed el tema de nuestros prOximos taba DE LA NovELA 7 que habia de decidirse, de una vez para siempre, el carécter de ‘su existencia eterna, el hecho de si se salvaria o se condenarfa para toda la eternidad. No era, pues, el problema esencial, puesto que se hallaba subordinado al de Ia salvacién, Mis tarde, sin embargo, cuando el individuo lego a ad- quirir valor universal en tanto que tal, no llegaré a encon- trar, o encontraré cada vez menos, el problema del instante de su desaparicion; permanecen eternos los valores individualis- tas de la razén y de la experiencia en la medida en que habré siempre individuos que los mantengan realmente o tengan vit- tualmente la posibilidad de mantenerlos. Mientras el individuo existe, es valor en tanto que individuo; una vez que muere, deja de existir como valor y como problema; de aqui que, como hemos dicho en otra parte, las filosofias individualistas sean en sus tendencias virtualmente amorales, aestéticas? y arreligiosas. En el siglo 2 Ia crisis de los valores individualistas, que, como ya se ha dicho, nacié de la supresién del mercado libe- ral y tuvo como consecuencia, en literatura, la decadencia de la novela tradicional de héroe problemitico, no sélo ha reac twalizado el problema de la muerte al nivel del pensamiento conceptual, sino que, incluso, 10 ha colocado en el centro de la problematica filosoica. = | Siel comportamiento del individuo no puede fundamentar- © fe, en efecto, ni en los valores transindividuales (puesto que et individualismo habfa suprimido todos) ni sobre el valor incon- testable del individuo (ahora puesto en duda), el pensamiento habia de centrarse neceseriamente en las dificultades de este + fundamento, en los limites del ser humano como individuo, ¥ _ ¢ enel més importante de todos ellos, su desaparicién inevitable, © es decir, la muerte. Se encontraba asi reactualizada la posicin pasealiana, y no cs por casualidad que vuelva a expresarse alld por el aiio 1910 fen un gran escrito filoséfico: La metafisica de la tragedia, de once. Luxics. El problema que se planteaba de forma cada ‘ver més aguda y consciente a los fildsofos de la época era, en ue se trate de una estitica puremente Dedonista que se arte al pacer © el agrade individuals, eliminande toga selscoa 58 PARA UNA SocrOLOGiA efecto, el de la ausencia de fundamento de los valores y de po- sibilidades de superarla. En esta perspectiva el comportamien- to individual se presentaba bajo dos aspectos complementa- ios: referido al individuo, como limitado esencialmente por la ‘erte y contrastando con ésta en su esfuerzo por encontrar luna significacién (con la particularidad de que toda significa- cidn individual quedaba necesariamente reducida a la nada por Ja muerte de individuo en que se fundaba); vinculado a la so- ciedad y a la comunidad humana, como ausencia de toda forma de realidad transindividual y, por ello mismo, como dificultad de encontrar en la accién externa una significacion plena y valida. En resumen, desprovisto de dos de los posibles funda- ‘mentos, el individuo y las realidades transindividuales, el com- portamiento humano se encontraba en tela de juicio, y esta crisis tomaba, para el pensamiento filos6fico, la forma del do- ble problema de la muerte y de la azcién. 2 Es precisamente a esta problematica a la que las dos prime + ras novelas de MaLnaux dan una respuesta coherente y aguda- ‘mente original. En el momento en que aparecen Los conquistadores, Lu- xcs ya habia dado, en efecto, dos respuestas opuestas a estas ,-cuestiones, Hn 1908, en La metafisica de la tragedia, habia afir- mado que la realidad absoluta de Ia muerte como limite y la dausenela de toda realidad transindividual haelan imposible toda _ | ida suténca‘en el mundo, toda acid vada, Ho pucende | situarse la autenticidad para él més que en la conciencia clara | de este limite y en la grandeza de una renuncla querida y ra- 1 dical En 1923, ya marxista, afirmaba la realidad de un sujeto ‘transindividual de la historia: el proletariado revolucionario, | ya partir de ahi, la posibilidad de una vida y de una accién sig- nificativas, y el eardcter secundario, en ultima instancia, de la | muerte, que no era més que un hecho individual, incapaz de suprimir el verdadero sujeto del pensamiento y de la accién, Por muy diferentes que sean estas dos posiciones, estamos seguros de que el lector habré observado la existencia en ellas de un elemento comin: la exclusién reciproca de la accién stgnificativa y de la muerte como realidades humanas funda- ‘mentales; en 1908, la realidad esencial de la muerte suprime be 1A NovELa 9 para Luxécs toda posibilidad de accion significativa; en 1923, la posibilidad de la accién relega, inversamente, a segundo pla- no el problema de la muerte, Bl pensemiento de HsinecoEr sobre este punto, expresadoen su Sein und Zeit, aunque trabajando con los mismos elemen- tos, e8 esencialmente diferente, Hn wltima instancia, se trata de una sintesis conservadora de las dos posiciones de Luxkcs, sintesis que lleva @ la afirmacién de una posibilidad de coexis- tencia entre la autenticidad, la conciencia aguda de la reali- ad de la muerte y un cierto modo de accion significativa intra- mundana. ‘Como Luxécs en 1908, Hiipeccex piensa en 1927 que la ini- ca posibilidad de una existencia auténtica es la de la vida para yy hacia la muerte (Sein 2um Tode). Sin embargo, al igual que Lukes en 1928, Heipeccen piensa que esta existeneia indivi- dual auténtica puede realizarse en la acclén histériea no gra- cias a la realidad de un sujeto colectivo transindividual, sino por la repeticién (auténtica y no mecdnica) de la actitud y del comportamiento de las grandes figuras del pasado nacional, El fundamento, en Ia flosofia de Heiveccen, de esta super- vivencia de los valores a la muerte del individuo es un proble- ‘ma filos6fico dificil. Quizé implique la idea subyacente de una comunidad auténtica, no de hombres como tales, sino de indi- viduos que constituyen una élite creadora. Si esta interpreta- cidn fuese valida, resultaria, en el fondo, ser un pensamiento muy préximo de aquel que desarrollaré MaLaux en sus escr'- tos sobre arte. Sin embargo, es un problema que no nos inte- esa por el momento, Baste con decir que para todo escritor © pensador que busque atin una visién individualista de alcance universal, la posicién de Luxcs, en 1908, presenta la dificul- tad de negar toda posibilidad de vida auténtica en el mundo; Ja de 1923, la de negar el carécter primordial del individuo; y lade Huupeccrr en Sein und Zeit, la de coneiliar la impartan- cia esencial de la muerte para toda conciencia individual au- téntica con la supervivencia del valor de los proyectos y de las acciones individuales mas allé de la desaparicién del individuo. En el estado actual de nuestro andlisis no conocemos nada todavia acerca de la génesis biogréfica e historica de las ideas de Maznavx; pero la visién que se encuentra en la base dv © PARA UNA SocrOLOGTA Los conquistadores y de La via real, que permitié a MaLaux crear una forma especial de novela de héroe problemético, se situa, con toda evidenela, en el eontexto intelectual que acaba- ‘mos de deseribir. Porque en todas estas novelas 1a muerte y Ja accién significativa se excluyen en tanto que presencias, pudiendo constituir, sin embargo, una estructura en la medida en que se sugeden en el tiempo. ‘Mientras el individuo vive, la autenticidad de su vida re- side en la dedicacién total a la'accién revolucionaria de libera- cin, en la exclusiva preocupacién del triunfo, acclén que re- Jega'la muerte a un lugar sin duda real, pero secundari. No existe para el héroe mas que como limite, siempre presente, ¥ cuya incorporacién a la conciencia convierte por si sola su accign en realmente seria. Pero, por otra parte, constituye también una realidad vir- tual e inevitable, extrafia a la accién, y cuya actualizacién debe privar necesariamente de todo valor, retroactivamente, a una aceién que no encontraba su fundamento més que en el indi- vviduo, ‘Mientras que Garin 0 Perken actiian, la muerte no existe ‘para ellos mas que como riesgo y Iimite de Ia accién, cuya asun- idm la hace seria y valida. Cuando la muerte hace su aparicién, fu aceién pierde retroactivamente todo valor, encontrandose solos,leomo el nombre de Pascat o el de Luxécs en la Betafi- sica de la tragedia. En cuanto a la estructura constituida por esta sintesis de Ja accién y de la muerte, crea un individuo sui generis, que no ces ni el hombre tragico de Pascau y del primer Lux&es, ni el genio roméntico de Hripeaces, sind Garin y Perken, las hom- bres de accién no conformistas, revolucionarios, problemdticos ¥y enfermos, de las dos primeras novelas de MaLnavx. En esta perspectiva pasamos a analizar los dos escritos de Jos que ya hemos dicho que, por desgracia, ignoramos el orden ‘eronol6gico. Los conquistadores, aparecido en 1921, se compone de tres * partes, cuyos titulos resumen la novela «Las aproximacio- nes», ¢Potenciasy, «Hl hombres. ~ La historia es relatada por un joven que abandona Buropa DE LA NoveLa a para dirigirse a los lugares en que encontrara al héroe de la novela y donde tiene lugar un acontecimiento decisivo del tras- curso historieo. ‘Sin embargo, Mannavx indica desde el prineipio que Ga- rin no existe de'manera autnoma, por si solo. En el plan de conjunto, el hombre no llega ms que después de las poten- cias; ¥ las aprozimaciones no son tales porque conduzean al narrador hacia Garin, sino por ser aproximaciones al lugar que permite a Garin tener una existencia significativa, ser él mismo, La novela comienza por constatar en la misma frase el lugar de accién y su naturaleza, la esencia del universo que describe: Se ha decretado la huelga general en Cantén. No se trata de un simple hecho distinto, quiza extremada- ‘mente importante, pero, con todo, de la misma naturaleza que Jos demas; constituye, en la novela, una transformacién radi- cal del universo, instante en que comienza a existir y a partir {tel cual la vida se hace, por fin, posible| En el mundo pasivo ¥ fen descomposicién que MALRAUX habia deserito en sus obras anteriores aparece algo que inspira a la vida y que constituye tun nuevo valor: la accién y, més precisamente, la accién revo- lucionaria e histériea, En este mundo, con el que no se identifica (no es ni chino al revolucionario profesional, y acaso por ello pueda consti- tuirse en héroe de la novela), Garin podra tranisformarse en ‘un personaje esencial y —Io que es lo mismo— dar una sig- nificacién y un valor 2 su existencia, Si nos situamos a un nivel muy general, podriamos con- formarnos con constatar que MaLRaux descubrié en la accién hstorica la posibilidad de una creacién literaria original. Ello serfa, quiz, suflelente para un estudio fenomenolégico. Como socidlogo, hemos de constatar que esta aecién tiene en la obra novelesca de Marravx una forma concreta, determinada por Ja época, la del encuentro con el mundo y ia ideologia comu- nnistas; ereemos obligado detenernos un tanto en este en- cuentro, Si bien no hemos realizado ningiin examen profundo toda- via mas que de la parte més importante de la literatura nove- a PARA UNA SOCIOLOGIA lesca comprendida entre las dos guerras, en nuestra opinién ‘Matraux es, con Vicror Sence, el tinico escritor conocido que hha hecho de la revolucién proletaria un elemento estructural importante de sus creaciones lterarias. En el fondo, entre 1927 y 1939, MALRAUX es, en Francia, el tinico novelista de esta revolucién. Ello indica la importancia que para él tuvo el encuentro que le permitié crear un verdadero mundo no- velesco, el eneuentro con la ideologia comunista.que para él, sin duda alguna, aparecté como la tinica realidad auténtica en uun mundo en descomposicién. ‘También con toda seguridad Maumaux no es comunista, ni en sus tres primeras obras novelescas, Los conguistadores, La via real y Le condicién humana, ni en su tltima obra pro- iamente literaria, Los nogales del Altenburg. Las obras escri- tas en la perspectiva més proxima al pensamiento comunista ficial son El tiempo del desprecio y, sobre todo, La esperanza. Esta constatacion plantea a todo aquel que desea emprender lun estudio soctolégico de los escritos de MaLRavx, al menos os grupos de problemas importantes. Bl primero, que supo- rne una vasta tarea de investigacién empirica, consiste en sa- ber en qué medida la relacién, bastante compleja, de MAL RaUx con el pensamiento comunista entre los afios 1925 ¥ 1933 es un fenémeno individual o, por el contrario, expresa tun hecho més general, resultante del encuentro de las preacu- paciones que dominan a ciertos grupos de intelectuales fran- ‘cesee con la realidad de la revolucién Tusa y del movimiento revolucionario mundial; el segundo, de orden puramente es- tético, es el de la relacién entre el lugar que ocupa en esta visién el movimiento comunista y Ia forma literaria de las obras mismas. ‘No es, en efecto, un azar que 1a forma novelesca de los ‘tres primeros escritos (Los conguistadores, La via real y La condicién humana) coincida con una relacién compleja que implica a la vez una comunidad y una distancia entre el escri- tor y el movimiento, mientras que, en el Tiempo del desprecio y en Lo esperanza, cuando la aproximacién aventaja a la distancia, vernos brillar esta forma propiamente novelesca para dar lugar a una forma literaria nueva sui generis, que seria preciso analizar de nuevo. Debemos decir, por fin, que Los DE 1A Noveta 8 nogales del Altenburg, obra intermedia desde el punto de vista formal entre la ereacién literaria y el ensayo, se define , en gran parte, por la relacién entre Mateavx y el comunismo, en la medida en que uno de los aspectos de este escrito es precisamente la ruptura radical de esta relaeién, ‘Antes de pasar al andlisis de Lot conquistadores, hemos de decir también que existe, en relacién con esta novela, dos tex- tos importantes que se nos aparecen fundados en un tinico ¥ mismo malentendido. Una carta de ‘Trotsky que trata del li- ‘bro como si fuese un escrito politico, ignorando por entero su cardcter literario ¥ las exigencias formales de su estructura novelesca y, cosa curiosa, wna nota final afiadida por MALRAUX en el momento de su reedicién en la «Pléiades, en la que da una explicacién de su repulsa del comunismo, y en la cual se sitda, sin duda en perspectiva opuesta, en el mismo plano que antes lo hiciera TaoTs«y. Ni que decir tiene que en nuestro ‘trabajo intentaremos, por el contrario, permanecer en el pla no de un universo imaginario, fundado, es clerto, en la reali- ddad social y politica de la época, y para cuyo estudio constitu yen un factor explicativo las convicciones politicas del eseri- tor, si bien uno s6lo entre otros varios y, en ningyin caso, el ‘més importante (puesto que el sociélogo de la literatura sabe que con mucha frecuencia las exigencias formales se sobre- ponen a las convinciones conceptuales del autor), universo ue, sin embargo, tiene sus proplas exigencias estructurales, a las cuales se trata precisamente de comprender y de escla- : Se ha decretado ta huelga general en Canténs. Hste acontecimiento significa un cambio decisivo para la vida de los coolies chinos y para la misma civilizacién china. ‘Bn China no se conocian las ideas que levan a la acelén, pero esas ideas se apoderan de ella, 10 mismo que la idea de igualdad se apoderaba de las gentes en la Francia del 89, como si fuese una pre- sa... En Cantén... hasta el individualismo mas sim- ple resultaba insospechado. Los coolies estén des “a PARA UNA SOCIOLOGIA cubriendo que existen, simplemente, que existen.... La propaganda de Garin... ha actuado sobre ellos de una manera perturbadora y profunda e impre- vvista— con una violencia extraordinaria, dindoles la posibilidad de creer en su propa dignidad... la revolucién francesa, la revolucién rusa fueron fuer- tes porque dieron a cada uno su tierra; esta revo- Incién esta dando a cada uno su vidav. Las dltimas frases indican, de golpe, que, en la novela, la revolucién china toma una importancia particular y diferente de la de la revolucién rusa y del comunismo internacional; por ‘otra parte, en el mismo texto se hace observar esta distancia: “«Borodin quizé atin no ha comprendido bien estov. En otros pasajes se contiene 1a misma indicacién, El na- rrador que, camino de Cantén, lee los mensajes y reacciona conforme a la importancia que tienen los lugares y las cosas para el mundo de la novela. «Suiza, Alemania, Checoslovaquia, Austria... pa~ semos, pasemos, Rusia, veamos. No, nada intere- sonte. China, ‘jah! Mukden: ‘Tehang-Tso-Lin... Pasemos. Cantény. En este pasaje, los nombres de paises 0 de cludades no son simples constataciones googrdficas 0 sociolégicas, sino la descripcién de la estructura del espacio novelistico. En el centro, Cantén y China; més lejos, Rusia; Suiza, Alemania, etc., fuera de sus limites y, por ello, indiferentes, ‘Ahora bien, Mabnavx sigue siendo’un escritor occidental, + preocupado de los problemas de Occidente, realidad que han onstatado la mayoria de los criticos. Si para escribir novelas + sobre la revoluctén sitia la accién en China y en Espatia, se + debe a que los movimientos revolucionarios se han producido fen estos pafses, por lo que, atendlendo a motivos de tipo rea~ lista, ha de situar la aecién tan cerca de la realidad como sea bn 1 NOVELA cy posible. Sin embargo, nos parece que en estas novelas y, qui- ‘4, en el pensamiento de la mayor parte de los pensedores de lu época, no se encuentra ninguna huella de la conciencia de tin hecho que hoy aparece evidente para nosotros: que Chi nna, en particular, y los pafses no industrializados, en general, ticnen sus problemas propios, diferentes de los que afectan a ls sociedades occidentales, y'que en Ios dos grupos de paises sv dibujan evoluciones distintas. ‘Al hablar de China, Matnauxc no quiere ni refugiarse en el ‘cxolismo ni relatar una situacién particular, sino hablar del hombre universal e, implicitamente, del hombre occidental, tle si mismo y de todos sus camaradas. En esta perspectiva, China, Cantén, la lucha contra Ingia- lrra representan la accién histériea y revolucionaria univer nal, Ja accién Uberadora que dota al hombre de una nueva eoncienla de su existencia y de su dignidad, Y, naturalmente, ‘cl mundo de la novela se organiza enteramenite en torno al tie de esta accién: el capitalismo extranjero —representado tsspecialmente por Inglaterra, con sus aliados en la misma China—, representa allf a las potencias antagénicas y, cosa importante, la Rusia soviética, con sus representantes en la novela, Klein, Borodin, Nikolayev, constituye una fuerza alis ‘la positiva, pero extranjera y diferente de la revolucién china. ‘La primera parte, «Aproximaciones», relata cémo el via- jero ve dibujarse progresivamente en el curso de su viaje el mundo de la novela, mundo del que sabemos ya que esti constituide por los elementos que indican los titulos de las ‘otras dos partes del libro: «Las potencias» —la revolucién china, apoyada por Rusia y los comunistas y, frente a ella, Inglaterra—, y «Bl hombres —Garin, 'En el interior de este marco general constituido por las poteneias en conflicto, hemos de examinar la estructura In- lerna de la potencia revolucionaria y los principales persona- jes que la encarnan. En primer término, se encuentra la masa china, descrita en su compleja estructuracién, desde los po- bres de Indochina, simpatizantes pasivos, que se conforman con apoyar Ia revolucién de forma financiera, hasta Ios cua- ros sindicales y los alurmnos de la escuela militar. No hemos de insistir mas’en este andlisis. Se trata de un problema sin 65 PARA UNA SOCIOLOGIA duda interesante para un estudio exhaustivo de la obra, pero cuya realizacién nos llevaria a prolongar desmesuradamente las dimensiones de este trabajo. Hsta masa conslituye el tras fondo de la obra. En cuanto a los individuos, estan en primer plano Garin y Borodin, elos dos manitusy, De primera intencién, podiamos vernos tentados de escri- bir «el héroe de MatRavx y el militante comunistay, pero se- ria simplificar las cosas extremadamente, porque en la novela ‘el comunismo esta representado por tres personajes que en- ‘carnan con toda evidencia, en la perspectiva de MarRavx y de Garin, tres elementos constitutives y distintos del movimiento comunista, cada uno con su valor humano diferente: Klein, Borodin y Nicolayev. El primero, Klein, es el militante entregado sin reservas, ligado estrechamente’al pueblo (en la novela, esta vincula- cién se expresa por la relacién con su mujer, encarnacién in- tegral del pueblo oprimido), que consagra toda su vida al par- tido y cuya accion le Hevaré a la tortura y a la muerte, Borodin es el jefe revolucionario, el hombre de accién, para quien, sin embargo, la accién no podria existir més que fen tanto que lucha contra la opresién; dlgamos, de principio, due lo mismo que la accién de Garin esta estructurada y ame- nazada por el limite de la muerte, la de Borodin se encuentra estructurada y amenazada por un limite diferente, pero que posee andloga funcién, la de Ia victoria; Borodin, ‘revolucio- nario profesional, no podria nunca llegar a ser gobernante ni hombre de estado. Asi es como en la novela, donde la enfer- ‘medad es la expresién de una accién cuyo porvenir amenaza con destruir retroactivamente la significacién, cae gravemente enfermo, igual que Garin, aunque por razones diferentes. Por iiltimo, Nicolayev, el eterno palicia, lo mismo bajo el zarismo, como ahora en China, como lo sera siempre, ¥ para quien la victoria no produciria ningun cambio; limitado, ro- busto y realizando stiles funciones, pero sin poseer, apenas, valor humano ninguno. En esta novela de la revolucién, Garin y Borodin son los dos manituss, porque su vida esta estrechamente ligada a la acclén revolucionaria come tal y no podria concebirse fuera bn 1a NovELA o vie ella; su existencla perder toda signifcacién en el mo- mento en que cese esta acclén, para Garin a causa de la muer- te, nara Borodin a eausa de la victoria del partido al que per- twneee. Vin torne a ellos, los dos personajes més importantes, Hong y ‘Tehen-Dat, enearnan la actitud abstracta, de principio, sin lio con la situacién conereta y las consecuencias de sus ac- ws, Hong, anarquista, en el plano material de la accién; ‘eheng-Dat, en el terreno espiritualista y abstracto de los prin- wo Hong ga queer mala 8 toda cot Ios en y lerosos; ‘Tcheng-Dat se opone, por principio, a toda vio Iincta en el fondo, los dos son, cada uno a su manera, mora- lintas Kantianos e idealistas iabiendo encontrado asi, en el curso de su viaje, las po- tencias que constituyen no ‘sélo el cuadro, sino incluso, los lomentos de la estructura novelesca, el narrador —y Mat- rrx-— estén en condiciones de evocar, gracias a la lectura de a fieha poliefaca, yendo de lo exterior a lo esencial, el per- onaje central de la novela: Garin, La ficha le califiea sin paliativos de eanarquista militan- lw». Bl narrador, que le conocfa de antes, corrige: «si bien ha Jrecuentado los medios anarquistas, no lo ha sido nuncay. Lo ‘uc, en verdad, le preocupaba no éra tal o cual idea, sino el medio de dar una significaci6n a su vida. 4A los veinte aos... todavia bajo la influencia de sus estudios de letras, recién terminados, y de los que no quedaba en él mas que la revelacién de grandes existenclas opuestas («,Qué libros merecen Ja pena ser escritos, salvo las Memorias?s), era in- diferente a los sistemas, partidario decidido de es ‘coger aquel que las eircunstancias le impusierany. Y poco mas adelante, hablando de los anarquistas. «eBstos cretinos quieren tener razén. Pero, no hay més que una razdn que no sea una farsa: el em- peo lo més eficaz posible de su fuerza.» 68 PARA UNA SOCIOLOGIA Y¥ este empleo no podria darse mas que aplicado a la lu- ccha por un objetivo preciso y no vuelto sobre sf mismo. «No es tanto el hombre como la conquista quien 7 hhace el jefer, me habia dicho un dia. Y habia afia- ido con ironia: «jDesgraciadamente!» Y algunos ‘dias mas tarde (se encontraba entonces leyendo el Memorial), afiadia: Bs, sobre todo, la conquista 1o que sostiene el alma del jefe. Napolesn legs a de- cir, estando en Santa Elena: «iY, sin embargo, qué més novela que mi vidal» También el genio se pudre... Mezclado en una confusa historia de ayuda Snanciera para facilitar el aborto a ciertas j6venes, un dia se vio acusado fen Ginebra debiendo comparecer en juicio. Todo el proceso no le inspira otro sentimiento que el del absurdo total de la co- ‘media que se representa ante él y de su participacién, aunque sélo sea externa, en una sociedad en la que ee siente totalmen- te extrano. Enrolado, a continuacién, en la Legién Extranjera, se da cuenta de que la guerra es algo completamente alejado de la accién auténtica, al igual que el anarquisme, y termina por evadirse tras corto plazo; en Zurich ‘entra en contacto can ‘emigrados bolcheviques, teniendo la impresién, al principio, de que se trata de simples tedricos, hasta el dia en que, sor- prendido, se da cuenta de que estos doctrinarios habian orga nizado y hecho triunfar una revolueién, De esta forma encuentra por ver primera una eficacia re- volucionaria e intenta utilizar estas relaciones para dirigirse «a Rusia, lo que no consigue, lograndolo respecto a China, don- de transformara la oficina de propaganda que se le confia, ‘més 0 menos por casualidad, y que era una institucién sin ‘mucha importancia, en uno de los principales centros de ac- cidn revolucionaria, Gracias a eu actividad y a la de su or ganizacién se consigue la transformaelén de China, que para- liza al adversario en la huelga de Cantén. Hay que agregar que en el curso de su viaje, el narrador tuvo ocasién de darse cuenta de que esta accién que, vista desde el exterior, aparece PIL LA NOVELA 0 tan grandiosa y eficaz, se halla minada por mailtiples peligros Interiores, tales como la falta de dinero, el poder del adver- «ivi, us agentes en el campo chino, la intmensa autoridad de ‘Tehen-Dai opuesta a la violencia, etc. Pero Ia cuestién no se ha terminado todavia; muy al ccontrarlo, estamos en el instante decisivo, en aquel en que 1a vietoria 0 la derrota serén las que den su verdadera significa ‘cin al compromiso de Garin: su vida. ‘fe permito Uamar su atencién especialmente s0- bre esto: este hombre se encuentra gravemente en- fermo». Como es natural, la ficha no hace mencién ni de la natu- raleza ni de las consecuencias de la enfermedad. No obstante, se cuida de especificar que ano tardard en verse obligado a abandonar el tro pleo», lo que et narrador apostilla con dos palabras: «Lo dudos. La segunda y tercera parte del libro van a mostramos esta, ‘estructura que Ya conocemos (las potencias y el héroe), pero ‘en acelén, No és, naturalmente, posible analizar con detalle, ‘en el marco de un estudio limitado, cada una de las novelas ‘lo MaLmaux; una ver perfilada la estructura, es preciso pro- ‘coder a exponer referencias parciales. ‘La acci6n gira en toro al esfuerzo de los revolucionarios, cuya organizacién esta dirigida por dos personalidades nota- hes, que son Garin y Borodin, con la finalidad de obtener del obierno un decreto que prohiba a los buques que se dirijan a China detenerse en Hong-Kong, lo que paralizaria el tréfico lel puerto, El gobierno, del que forman parte no s6lo los ele- ‘mentos revolucionarios, sino también los representantes de la Inurguesia moderada, vaella y anda con rodeos. Ahora bien, tuna de las fuerzas mas importantes que le empujan a contem- 7 PARA UNA SOCIOLOGIA porizar es Tehen-Dal, representante de las tradiciones chinas, moralista opuesto a ia violencia y cuyo prestigio es conside- rable. Tras él se encuentra el general Tang, tniembro asimis- mo del Kuomintang, que, apoyado por Inglaterra, prepara la {intervencién militar contra las fuerzas revolucionarias de Can- ‘én, ¥ ‘Teheng-Dai, partidario de la lucha puramente espiri- tual y de la unidad en el geno del Kuomintang, le apoya, igno- anda, o finiendo ignorar, como es natural, que de esta for- ma hace el juego al enemigo. Frente a ellos, Hong, el moralista de la accién y de la violencia revolucionaria, que acabara por querer matar a to- dos los ricos independientemente de las consecuencias politi- cas que puedan derivarse de tal aceién, y sin preocuparse del hecho de que los revolucionarios tienen necesidad del apoyo de una parte de la burguesia

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