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GIORDANO EL ORDEN EN SOCIEDADES DE MASAS 1 33


Haya de la Torre leyó la conocida proposición leninista en sentido inverso. e1 problema indígena. A diferencia de México, donde la cuestión indígena fue
Así, en Indoamérica e1 imperialismo debía contribuir a superar e1 atraso material pensada e instrumentada desde posiciones asimilacionistas, en Perú, e1 pensa-
heredado de las estructuras coloniales ("feudales" hasta la llegada de1 capitalismo). miento indigenista radical de la década de 1920 se construyó en oposición a1
Lejos de ser la "etapa superior", era la primera fase de1 capitalismo, necesaria para hispanismo de las clases dominantes de la oligarquia.
su superación. Mariátegui, original pensador marxista, y Mella, de orientación E1 indigenismo radical fue una corriente cuyo desarrollo está ligado al impac-
comunista, debatieron profundamente y se enfrentaron duramente con Haya de to de la reforma universitaria en e1 país. Cabe recordar que Haya de la Torre fue
la Torre sobre este punto. E1 APRA promovía la formación de un frente de clases uno de 10s líderes de la Federación de Estudiantes Peruanos. E1 APRA tuvo un
liderado por 10s sectores medios, claramente en 10s antípodas de las propuestas componente indigenista en su ideología y apeló a la utilización de muchos de 10s
levantadas por 10s partidos comunistas latinoamericanos. símbolos de la tradición incaica. Por su parte, Mariátegui identificó a1 "indio"
En febrero de 1927 se celebró en Bruselas e1 Primer Congreso Antiimpe- con la clase oprimida y colocó en este sujeto la clave de la construcción nacional.
rialista Mundial (Congreso Contra la Opresión Colonial y e1 Imperialismo), E1 indigenismo se difundió paradigmáticamente en la revista Amauta, dirigida
convocado por la Internacional Comunista y financiado por México y China. por e1 mismo Mariátegui y publicada entre 1926 y 1930, y tuvo fuerte impacto
Allí, Haya de la Torre presentó las cuatro "secciones de acción" en las que, en la literatura y en e1 arte de vanguardia. Singularmente, Mariátegui sostuvo
según su argumentación, e1 imperialismo operaba en Indoamérica: 1) e1 Caribe una visión de la articulación de1 "problema de1 indio" con e1 "problema de la
(área que en su visión incluía a México, Centroamérica, Panamá y las Antillas), nación" que era radical y contestataria: rechazaba de plano la occidentalización
donde "10s intereses directos de la expansión económica y 10s indirectos de la de 10s indígenas.
estrategia militar" estaban unidos y e1 imperialismo norteamericano había pasa- E1 indigenismo no era algo nuevo en Perú. Ya la Asociación Pro Indígena
do "e1 período de la concesión, de1 tratado, de la acción diplomática" y había había articulado un discurso de denuncia. Después de la convulsión que sig-
entrado en la fase "de la acción agresiva, de la amenaza, o de la violencia"; 2) las nificaron la rebelidn de Rumi Maqui y la Gran Rebelión de1 Sur en la Sierra
"repúblicas bolivarianas" (en su visión: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Sur, algunos intelectuales y universitarios se articularon en un movimiento
Bolivia), donde e1 imperialismo se encontraba en la fase de1 empréstito, la con- conocido como indigenismo cuzquefio. Enseguida, este tuvo alcance nacional,
cesión, "alentando despotismos y convirtiéndolos, mediante apoyo financiero, principalmente a través de su difusión en revistas, algunas de ellas publicadas
en agentes de1 imperialismo en esos países"; 3) 10s países de mayor desarrollo en Lima. E1 Gobierno de Augusto B. Leguía intentó apropiarse de1 indigenis-
nacional (según su propuesta: Chile, Argentina, Uruguay), donde e1 Estado era mo, oficializándolo. Leguía introdujo una ruptura, más discursiva que política,
m á s definido y estable", y donde 10s proletarios eran "más organizados y más en la larga dominación oligárquica a través de la interpelación a 10s indígenas.
numerosos"; 4) Brasil, donde Haya apenas destacaba la existencia de fuertes Durante su Gobierno, se instauró e1 "Día de1 Indio". Más allá de la retórica, 10
inversiones norteamericanas (Haya de la Torre, [I9271 1936; Funes, 2006a: cierto es que en la práctica la segregación y la represión se intensificaron.
23 1-239). En este clima de cambios y de creación social, también e1 denominado "pri-
E1 APRA, y más específicamente e1 programa elaborado por Haya de la Torre mer feminismo7'hizo su aparición en la escena pública.3 E1 feminismo se perfiló
y discutido por Mariátegui, hie objeto de una de ias polémicas más descollantes como un movimiento conducido primordialmente por sectores urbanos de dase
de1 período: la que presentaba al binomio Reforma-Revolución como un par media, en muchos casos con acceso a la educación universitaria. En general, este
antagónim. En la polémica entre Haya de la Torre y Mariátegui o entre Haya de feminismo entendía que e1 mejoramiento de la condición social de las mujeres
la Torre y Mella se expresaron las opciones reformistas y revolucionarias a pro- era de algún modo un mejoramiento de la Nación en su conjunto. No obstante,
pósito de 10s objetivos, 10s tiempos y 10s sujetos de1 cambio social. Estos y otros hubo polifonías e insubordinaciones nada desdefiables. En e1 conjunto, se puede
debates ideológicos que la creación de1 APRA suscitó hieron la expresión más distinguir un feminismo conservador, más ligado a la tradición y/o a1 catolicis-
acabada de la discusión de1 marxismo en América Latina. Un elemento que sin mo, de otro reformista, más liberal y radical. Una consideración aparte merecen
duda contribuyó a estos encendidos debates fue la Revolución Mexicana. Para las mujeres anarquistas.*
muchos, México representaba una experiencia revolucionaria prometedora, pero
ella aun estaba en curso y e1 derrotero de violencia todavia no alentaba la idea de
un &anzamiento de1 proceso como revolución desde abajo. 3. Los párrafos sobre el primer feminismo están basados en Giordano (2003b)
y (2004).
Perú también fue cuna de uno de 10s pensamientos más originales de hibri-
4. Esta interpretación es Ia que propone Barrancos (2002) para el caso de
dación de1 marxismo con otros elementos propiamente latinoamericanos, como Argentina y aquí Ia hacemos extensible al conjunto de Ia región.
W. ANSALDI Y V. GIORDANO
EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA
tión era cómo usarla con capacidad generadora de conciencia plena de1 pueblo,
Ia cual debía no solo impedir las prácticas manipuladoras de 10s colonizadores, raevidencia histórica muestra con harta elocuencia e1 papel decisivo de la
sino también Ia eventual de 10s nuevos gobernantes de1 pais liberado. La pro- ncia en la instauración de regímenes políticos democráticos clásicos, como
puesta de Fanon fue e1 resultado de su experiencia en Ia Iiicha anticolorlialista en los de Gran Bretana, Francia y Estados Unidos. Barrington Moore (1973: 407-
Argelia, en Ia cual también desempeiíó tareas profesionales como psi~oanalist~. 408)ha observado, agudamente, que horroriza la parcialidad abrumadora (son
Fue, justamente, esta práctica Ia que 1e permitió subrayar una dimensión funda- sua y nalabras)
- con que se ha analizado la violencia revolucionaria: "Equiparar la
mental de su reflexión: Ia violencia era necesaria para lograr Ia liberación, pero violencia de quienes resisten a Ia opresión con la violencia de 10s opresores es ya
debían tenerse bien en cuenta, seriamente, sus consecuencias, particularmente no poco enganoso. Pero hay mucho más. Desde 10s dias de Espartaco hasta 10s
en e1 plano psíquico. Si bien Ia argumentación de Fanoti referia directamerite de Robespierre y hasta hoy mismo, e1 uso de Ia fuerza por 10s oprimidos contra
a la experiencia de Ias luchas anticolonialistas, de liberación nacional, ella fue sus amos ha sido objeto de casi universal condena. A la vez, la represión cotidiana
asumida también por movimientos políticos que, como 10s latitioamericanos, se de la sociedad 'normal' vaga confusamente por e1 trasfondo de la mayor parte
plantearon la lucha anticapitalista o de liberación social. -- 10s Iibros de historia [. ..I. La modernización sin una revolución auténtica
AP r., ha
En rigor, Ia cuestión de la violencia es hien compleja o, como decia Geor- tenido consecuencias trágicas: e1 fascismo y sus guerras de agresión con miiiones
ges Sorel, en su clásico libro Refexiones sobre la violencia, oscura. Más allá de de víctimas. En 10s países atrasados, hoy dia, hombres que no se han rebelado
10s juicios de valor sobre su uso -celebrado, combarido, renegado hoy por siguen sufriendo [. . .I. En 10s países democráticos occidentales, la violencia rwo-
algunos de quienes la practicaron o alabaron- de 10 que se trata es de explicar lucionaria (junto a otras formas de violencia) formó parte de1 complejo proceso
por qué sectores importantes de Ias sociedades -no solo latinoamericanas- histórico que hizo posible e1 cambio pacífico subsiguiente".
Ta- observación de Moore invita a una reflexión sobre e1 papel de Ia violen-
recurrieron, en ciertas circunstancias históricas, a Ia violencia como última I-

ratio para transformarlas. Por aiiadidura, la ciiestión de la violrncia supone un cia, necesaria para explicar y comprender mejor la fase vivida por Ias sociedades
riesgo que debe ser sorteado con cautela: evitar juicios a priori (aprobatorios latinoamericanas durante las décadas de 1960, 1970 y 1980, pero también las
o reprobatorios). posteriores y Ias anteriores, es decir, la historia toda de nuestras sociedades.
Toda sociedad de clases -por 10 tanto, sujeta a relaciones de explotación y La violencia puede ser individual o colectiva, directa o indirecta, pública o
dominación- es una sociedad en Ia cual la violencia es parte constitutiva. Esa vio- privada (doméstica), física o simbólica, política o social. Cualquiera sea la forma
lencia es, para decirlo una vez más, tanto fisica cuanto simbólica, y su posesión que adoyte, e1 recurrir a ella -ha plantado y reiterado Charles Tilly- remite a
monopólica es estatal, a1 menos mientras no sea puesta en cuestión de manera algún tipo de relación con e1 Estado -tal vez más especificamente con 10s apara-
inequívoca, particularmente en situaciones revolucionarias, pero no solo en ellas. tos esratales y las personas concretas que ejercen Ia violencia- capaz de convertir
Hay, pues, situaciones históricas en Ias cuales Ia violencia se torna medio o ins- las violencias sociales en repertorios de acción politicos. La violencia puede ser
trumento politico-armado para la resolución de contlictos de distinta magnitud. de1 Estado o contra el Estado, o bien interindividual, por lo general de1 ámbito
Son situaciones en las cuales Ia lucha de clases (un componente estructural) se privado, como en 10s casos de rifias entre personas o de violencia familiar, en 10s
intensifica y agudiza, y en e1 limite deviene guerra de clases (un componente cuales, pese a su carácter privado, e1 Estado interviene para rnantener e1 orden o
coyuntural). En rales situaciones se hace más evidente y descarnado e1 carácter para proteger a las personas objeto de Ia agresión.
de clase de1 Estado. l 0 La muy conocida y tantas veces citada definición formulada por Weber con-
sidera que Estado es el "institutopolimco de actividad continuada cuando y eii
la medida en que su cuadro administrativo mantenga con éxito la pretensión a1
10. Recuérdese Ia cita de Wood que consignamos en el capitulo 3, en Ia cual monqpolio legítimo de Ia coacción física para e1 mantenimiento de1 orden vigente"
Ia autora destaca que el conflicto de clases suele convertirse en una guerra
declarada solo cuando se exterioriza, momento en eI cuai el poder coer- (Weber, 1984: 43-44: itálicas de1 autor). A1 respecto vale retener la observación
citivo está fuera de Ia unidad de producción y el Estado, no el capital, e1 que de ICavier Crettiez (2009: 75): el Estado es una abstracción y su monopolio de
se hace cargo dei conflicto de clases y reprime a Ia fuerza de Irabajo [Wood, la violencia una ficción jurídica, toda vez que ella es practicada, en rigor, por 10s
2000: 55). En cambio. en Ia hacienda y en Ia plantación esclavista el poder
coercitivo se encuenira en primer lugar en el interior de Ia unidad de produc-
organismos estatales provistos de legitimidad de Estado. De hecho, en última ins-
ción. donde se enfrentandireciamente 10s hacendados y 10s campesinos, 10s taticia, quienes ejercen realmente la violencia son personas, hombres y mujeres,
plantadores y 10s esciavos, sin perjuicio de Ia intervención de1 poder político a quienes e1 Estado autoriza tal comisión.
externo cuando el confiicto se expande. como ocurria en casos de revueltas
o de cimarronería.
La definición de Weber tiene la ventaja de destacar uno de 10s monopolios
detentados por el Estado gua institución: e1 de la violencia física. Ya hemos

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