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El cultivo de la Mora

1. Taxonomía y origen
2. Morfología
3. Requerimientos edafoclimáticos
4. Propagación
5. Técnicas de cultivo
6. Plagas y enfermedades
6.1. Plagas
6.2. Enfermedades
7. Cosecha y postcosecha

1. TAXONOMÍA Y ORIGEN

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Familia Rosaceae
Género Rubus
R. fruticosus
Especie R. glaucus
R. ulmifolius
Mora
Nombre común
Mora de castilla

El género Rubus comprende unas 300 especies aceptadas, originarias de las zonas
tropicales altas de América y del norte de África. Entre las especies más cultivadas
se encuentra Rubus glaucus.
Cultivo de la mora

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2. MORFOLOGÍA

Se trata de una planta perenne y arbustiva de tallos rastreros o semierguidos.


Cultivo de la mora

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- Raíz: Posee una raíz pivotante que alcanza unos 30cm de profundidad. Las raíces
secundarias se distribuyen entre los primeros 10-20cm de profundidad.

- Tallos: Presentan numerosos tallos bianuales (durante el primer año crecen y el


segundo florecen y fructifican) que emergen desde la corona de la planta. Los tallos
primarios son muy ramificados y de longitud variable, llegando a arquearse
conforme van creciendo. Generalmente presentan espinas.
Detalle de los tallos de la planta de la mora

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- Hojas: Presentan hojas de largo peciolo, imparipinnadas, de tres o cinco foliolos,


alternas y con forma oblongo-lanceolada y bordes aserrados. Normalmente son de
color verde oscuro por el haz y algo más claro por el envés.

- Flores: Posee flores hermafroditas de numerosos pistilos y estambres, que se


desarrollan principalmente en racimos laterales y terminales. El cáliz está
compuesto por cinco sépalos lanceolados de color verde y la corola por cinco
pétalos lobulados de color blanco o rosado, según la especie.
Botón floral en cultivo de mora

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Flor de mora no polinizada

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Flor de mora polinizada

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- Fruto: Los frutos son polidrupas de forma elipsoidal. Son varias drupas
adheridas a un receptáculo de 5-7mm de diámetro y de color rojo-púrpura en su
maduración. La floración de la mora no es homogénea, por lo que los frutos
maduran de forma dispersa.
Cuajado del fruto de la mora

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Maduración de frutos de mora

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Frutos de mora maduros

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3. REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS

- Temperatura: Este cultivo requiere de un clima relativamente fresco y soleado,


aunque es susceptible a heladas. El rango óptimo oscila entre 16-25ºC. Para salir
del reposo, este cultivo requiere acumular un total de 700 horas-frío.

La mora tolera un amplio rango de altitudes. No obstante, el óptimo oscila entre


1200 y 2000 metros sobre el nivel del mar.

- Humedad: El rango óptimo de humedad oscila entre el 70-90%. Un exceso de


humedad favorece la proliferación de enfermedades así como también resulta
perjudicial para la maduración del fruto.

- Sustrato: La mora tolera gran diversidad de suelos siempre que tengan buen
drenaje, ya que es muy sensible al encharcamiento. No obstante, se desarrollan
mejor en suelos franco-arcillosos. Requieren de suelos con un elevado contenido de
materia orgánica, fósforo y potasio y un pH en torno a 5,5-6,5.
- Riego: El sistema de riego más habitual es el riego localizado. Se deben dar
riegos cortos y frecuentes, evitando en todo momento el encharcamiento.

La mora es una planta resistente a la sequía. Sin embargo, resulta fundamental su


riego durante todo el ciclo para la obtención de un número de frutos y calibre
mayor. Por tanto, una correcta aportación hídrica al cultivo de la mora supone un
aumento del rendimiento de la explotación.

4. PROPAGACIÓN

La mora se puede propagar tanto sexual como asexualmente, aunque el método


más utilizado comercialmente es el segundo. La propagación sexual solamente se
lleva a cabo en laboratorio para la obtención de nuevas variedades. La semilla de la
mora tiene un poder germinativo muy bajo y las plántulas que consiguen emerger y
crecer, lo hacen a un ritmo muy lento.

Propagación asexual: Se emplean distintos métodos de propagación asexual:

- Acodo: Se trata del mejor método para obtener plantas vigorosas. Esta técnica
consiste en que una porción de tallo de la planta madre enraíce sin ser separada de
ésta. Una vez que los tallos hayan enraizado se separan de la planta madre. Existen
distintos métodos de acodo:

Acodo rastrero: Este tipo de acodo se debe realizar en tallos largos (1,5-2,5m) y
de buenas características. Seguidamente, se extienden en el suelo, enterrando
porciones de tallo cada 25cm aproximadamente para favorecer el desarrollo de
raíces. Transcurrido mes o mes y medio, los acodos se deben separar de la planta
madre, manteniéndolos en esas mismas condiciones durante 15-30 días más. Con
este método se pueden obtener de 3-5 plantas por rama.

Acodo de punta: Este tipo de acodo consiste en arquear una rama, enterrando el
extremo de ésta unos 10cm aproximadamente o utilizando una bolsa con sustrato
previamente desinfectado. Del extremo del tallo se desarrollan las nuevas raíces. A
los 30 días se cortan a 50cm de la base del tallo, obteniéndose así una plana lista
para el trasplante definitivo. Con este método se obtienen plantas de elevado vigor.
Sin embargo, es mucho más costoso que el anterior al tener que obtener una
plántula por tallo.

- Estacas: Este método consiste en obtener porciones de 35cm de tallos vigorosos.


Para ello, el diámetro de dichos tallos debe ser de al menos 1cm y cada estaca tener
3-4 yemas. El corte de las estacas se debe realizar por encima de las yemas.

Para obtener un buen enraizamiento, puede resultar necesaria la aplicación de


fitohormonas en la base de las estacas y de parafina en la parte superior. De este
modo, se reduce la deshidratación y la incidencia de patógenos. La siembra de éstas
se debe realizar directamente en bolsas con sustrato y materia orgánica
desinfectada.
Este sistema es más costoso que los anteriores, pero proporciona mayor cantidad
de material.

5. TÉCNICAS DE CULTIVO

- Preparación del terreno: Antes de llevar a cabo la plantación, es


recomendable realizar un análisis del suelo para determinar la necesidad de llevar a
cabo enmiendas o correcciones nutricionales. Una vez analizado el suelo, se realiza
una labor de subsolado en los primeros 40-50cm de profundidad y a continuación,
una labor de arado (si es necesario, se aprovechará para aportar materia orgánica).
De este modo, se mejora el drenaje del suelo. Por otro lado, también es conveniente
realizar caballones de 0,3m de alto y 1,2m de ancho.

Una vez preparado el suelo, se procede al delineado y trazado del lugar realizando
las excavaciones necesarias (40cm de profundidad x 40cm de diámetro) donde
posteriormente se colocarán las plantas.

- Plantación: La mejor época para llevar a cabo la plantación es a finales de otoño


- principios de invierno intentando mantener siempre el suelo húmedo. Por lo
general, el marco de plantación que se aconseja en cultivo de mora es de 1,2-1,5m
entre plantas y 1,7-3m entre líneas.

- Entutorado: La planta de la mora es de crecimiento rastrero, por lo que resulta


fundamental el entutorado. De este modo, se facilita la aireación y el manejo del
cultivo. En dicho cultivo se utilizan distintos tipos de entutorado:

Espaldera sencilla en línea: Este entutorado consiste en la colocación de una serie


de posters de 2,5m de alto a cada lado de la hilera manteniendo las plantas en el
centro. La distancia entre posters suele ser de 2m aproximadamente. Una vez
situados, se procede a la colocación del alambre. El primer alambre se sitúa a 60cm
de altura respecto del suelo y el resto a 40cm de distancia entre ellos.
Normalmente, se disponen cuatro filas de alambre para facilitar la recolección, ya
que de este modo se impide que las ramas cuelguen.
Entutorado en cultivo de mora

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Espaldera doble en línea o en “T”: Consiste en colocar una serie de posters en


forma de “T”. Cada poster está compuesto por un eje vertical de 2m de altura y uno
transversal de 0,8m. La distancia entre ellos suele ser de 2m. En cada extremo del
poster horizontal, va sujeta una hilera de alambre galvanizado de forma que la
planta queda situada entre ambas hileras.

Espaldera en doble “T”: En este sistema, cada poster vertical de 2m de altura


presenta dos ejes transversales. El eje inferior suele ser de 0,5m y el superior de
0,8m. En los extremos de los posters horizontales se sujeta una hilera de alambre
galvanizado.

Espaldera en cuadro o cajón: Este sistema se utiliza para entutorar una sola planta.
Consiste en la colocación de 3-4 posters en posición horizontal formando un
triángulo o rectángulo, de forma que la planta queda en el centro de dichas figuras.

- Poda: Esta labor es imprescindible para el cultivo de la mora. Existen diferentes


tipos de poda en el tiempo.
Poda de Formación: Este tipo de poda se realiza cuando la planta está en
crecimiento y, convenientemente, antes de la primera cosecha. Generalmente se
dejan 6-10 ramas por planta. Es importante eliminar las ramas quebradas, torcidas
y aquellas que sean muy vigorosas.

Poda de Fructificación: Este tipo de poda se realiza después de la cosecha. Consiste


en eliminar aquellas ramas que han dado producción. El objetivo de esta poda es
estimular el crecimiento de los brotes laterales y la formación de nuevas ramas
productivas. Es necesario también podar las ramas vegetativas.

Poda de Renovación: Este tipo de poda se realiza a los diez años de vida de la
planta. Consiste en cortar todos los tallos reduciéndolos a una longitud de 10cm. El
corte se hace en sentido diagonal y éste se cubre con parafina para evitar que el
agua de lluvia penetre y favorezca la aparición de enfermedades.

- Polinización: Las flores de las moras son hermafroditas y autocompatibles. No


obstante, la polinización cruzada mejora la calidad del fruto. Por ello, es
recomendable colocar 2 colmenas/ha de abejorros (Bombus terrestris).

- Fertilización: Para llevar a cabo una buena fertilización se recomienda realizar


un análisis foliar y de suelo.

1) El Nitrógeno es fundamental durante el desarrollo de la planta, ya que está


relacionado con la formación de hojas y tallo; 2) el Fósforo es necesario en el
proceso de enraizamiento y en la formación y maduración del fruto y 3) el Potasio
es necesario para la maduración y buena calidad del fruto. Los micronutrientes,
como el cobre y el hierro, también se deben tener en cuenta, ya que la planta es
muy sensible a la deficiencia de éstos.

Después de la cosecha, es necesaria la aplicación de una adecuada cantidad de


nitrógeno complementado con zinc para favorecer el desarrollo de la planta.
Vayas, J (2000) recomienda la fertilización con 330kg/ha de Nitrógeno, 60kg/ha
de Fósforo (P2O5) y 300kg/ha de Potasio (K2O). Las aplicaciones deben realizarse
de forma fraccionada: 50% durante la fase de poda, 25% durante el cuaje de frutos
y el 25% restante durante el desarrollo de los frutos (ciclo productivo del cultivo).

La aportación de microelementos como hierro y cobre se realiza mediante


aplicaciones foliares.

6. PLAGAS Y ENFERMEDADES

6.1. Plagas

- Trips (Frankliniella spp.): Se trata de una plaga cuyas larvas producen daños al
alimentarse de los tejidos de la planta. Los síntomas que se manifiestan son la
caída de pétalos, aborto de flores y deformación de frutos. Las hembras adultas
producen daños al ovipositar, dando lugar a verrugas como consecuencia. Además,
esta plaga origina también daños indirectos, ya que son transmisores de virus.

Para su control es conveniente la realización de medidas preventivas, tales como la


eliminación de malas hierbas y la colocación de trampas adhesivas azules. Para la
lucha biológica, resulta efectivo el empleo de depredadores como Amblyseius
swirskii u Orius spp. El control químico se debe realizar mediante aplicaciones
insecticidas compatibles con la fauna auxiliar. Si la densidad de población de la
plaga es alta, las aplicaciones serán más frecuentes.

- Ácaros (Tetranychus spp.): Se presenta fundamentalmente cuando las


temperaturas son altas (30ºC) y el ambiente seco. Los síntomas que aparecen son
unas punteaduras de color amarillo en el haz de las hojas y a lo largo de los nervios
principales. Posteriormente, estas punteaduras se tornan de color marrón y se
abarquillan, obteniendo un aspecto polvoriento. Finalmente, dichas hojas se
desecan y caen. Es frecuente también encontrar finas telarañas en el envés de las
hojas afectadas. Si el ataque es muy fuerte, la planta amarillea, se torna de color
cobrizo y acaba muriendo. Los ácaros también pueden afectar al fruto, provocando
en él una coloración rojo oxidado.

Para evitar la propagación de esta plaga se deben llevar a cabo una serie de
medidas preventivas:
- Aumento de la humedad relativa
- Manejo de material vegetal sano
- Eliminación de malas hierbas y material infestado
- Adecuado marco de plantación, de forma que no exista contacto entre plantas
consecutivas
- Evitar exceso de abono nitrogenado
- Uso de plantas cebo
- Tratamientos químicos durante el invierno (en este periodo la plaga permanece
inactiva)

Otro método de control es la lucha biológica mediante la utilización del ácaro


depredador Phytoseiulus persimilis. Si la infestación es severa, será necesaria la
intervención química. Es fundamental realizar aplicaciones alternando acaricidas
con modo de acción diferente para así evitar la aparición de resistencias.

- Mosca y gusano de la fruta (Anastrepha spp.; Ceratitis capitata): Son plagas


cuya actividad máxima se desarrolla durante el verano. Los daños son producidos
por larvas que se introducen generalmente en el fruto maduro, se alimentan de la
pulpa y dejan sus excrementos dentro del mismo. Además facilitan un punto de
entrada para otros patógenos.

Para el control de estas plagas se debe recurrir a los siguientes métodos:


- Colocación de trampeo masivo.
- Suelta de machos de su misma especie previamente esterilizados.

Como control químico se deben aplicar insecticidas autorizados de manera


localizada.

- Barrenador del tallo (Epialus spp.): Los síntomas son originados por las
larvas, las cuales provocan el engrosamiento del cuello del tallo. Cuando éstas
penetran el mismo, originan numerosas galerías. Como consecuencia de estos
daños, la apariencia de la planta se vuelve clorótica y posteriormente se necrosa y
muere. Para su control se deben aplicar insecticidas autorizados de manera
localizada.

6.2. Enfermedades

- Pudrición del fruto (Botrytis cinerea): Se trata de un hongo que se refugia en


los tejidos senescentes, para que a la salida del invierno, sus esporas sean
diseminadas por el viento o las gotas de lluvias.

Los daños más importantes se manifiestan en el fruto, provocando en ellos un


ablandamiento que finaliza con una masa de micelio que cubre todo el fruto.
También, provoca daños en tallos y hojas, dando lugar a masas de micelios sobre
éstos.

En la recolección es preciso descartar los frutos afectados, ya que si entran en


contacto con los sanos pueden infectarlos.

El control de este hongo es muy importante debido a su capacidad para sobrevivir


como saprófito. Se debe evitar el exceso de humedad, ya sea disminuyendo la dosis
y frecuencia de riego, aumentando el marco de plantación o ventilando. También es
conveniente retirar restos de poda y tejidos enfermos, cortándolos a ras de tallo y
utilizando siempre herramientas desinfectadas. Para su control químico se deben
realizar tratamientos preventivos, durante la floración y tras las lluvias. Se
recomienda alternar productos de diferentes grupos sistémicos.

- Verticillium spp.: Se trata de un hongo que afecta a raíces y tallos originando


en ellos manchas oscuras. Como consecuencia de la oclusión del sistema vascular
de la planta por parte del micelio del hongo, las plantas dejan de crecer, las hojas se
marchitan y amarillean y/o se tornan de color oscuro.
Para el control preventivo de este hongo se debe contar con un correcto drenaje. En
caso de que la enfermedad sea severa, se debe recurrir a la eliminación del material
vegetal infectado.

- Chancro de las raíces: Se trata de una enfermedad bacteriana que causa sobre
las raíces (Agrobacterium tumefaciens) o en el cuello (Agrobacterium rubi)
gruesas excrecencias agalliformes. Estas formaciones obstaculizan la circulación de
la savia, provocando la muerte, o bien, pueden permanecer débiles y escasamente
productivas. Las agallas formadas sirven como reservorio a otros patógenos por lo
que durante el invierno se observan con pudriciones y coloraciones pardas.

Cualquier labor que pueda causar heridas en las raíces, puede favorecer la
diseminación de estos hongos. Por tanto, para llevar a cabo su control, se deben
eliminar aquellas plantas procedentes de vivero con síntomas evidentes. Además,
se deben eliminar en su totalidad las partes afectadas de la planta y llevar a cabo
una buena desinfección del material empleado.

- Pudrición de raíces (Phytophthora spp.): Estos hongos se ven favorecidos por


la presencia de agua libre en el suelo y temperaturas comprendidas entre 13-19ºC.

Los primeros síntomas se manifiestan en las hojas (necrosis del margen del limbo
foliar y marchitez) y en los brotes (clorosis y posterior marchitez). Por otro lado, las
raíces se necrosan, por lo que el número de brotes disminuye, así como también el
vigor de la planta.

Para llevar a cabo un control preventivo, se debe evitar la plantación en suelos con
drenaje deficiente, evitar el exceso de riego, eliminar material sintomático, etc.

- Antracnosis (Glomerella cingulata; Colletotrichum spp.): Esta enfermedad se


manifiesta originando pequeñas manchas de color oscuro en los tallos y manchas
pardas circulares rodeadas de un aro púrpura en las hojas.

Para el control preventivo de esta enfermedad se deben realizar una serie de


labores culturales. Para llevarlas a cabo es importante evitar cualquier tipo de
herida (en caso de ser necesario, controlar las heridas realizadas), eliminar el
material vegetal afectado, podar para que la planta se encuentre bien aireada,
reducir la humedad relativa del ambiente, etc. En caso de ser necesario el control
químico, se deben realizar aplicaciones alternas con insecticidas a base de cobre.

7. COSECHA Y POSTCOSECHA

La cosecha de la mora se lleva a cabo normalmente a los ocho meses desde el


trasplante. Se debe realizar cuando la fruta se encuentre en su momento óptimo de
maduración, que suele coincidir cuando ésta adquiere un color rojo tinto.

Por otro lado, la mora es muy sensible al magullamiento, por lo que esta labor debe
ser sumamente cuidadosa, requiriendo trabajadores cualificados. Se deben recoger
una a una durante las primeras horas de la mañana y depositándolas en los envases
directamente, evitando dejarlas caer y manteniendo la fruta bajo sombra y
protegida para evitar la deshidratación.

La clasificación y el envasado se deben realizar en campo para que su manipulación


sea mínima. Dicho envasado se lleva a cabo en bandejas de plástico clamshell. La
mora se puede clasificar en tres grupos:

Calidad Longitud (cm)


Extra >5
Primera o especial 2,5-3,5
Segunda o corriente < 2,2

La fruta herida o defectuosa se debe recolectar ya que puede ser utilizada para
industria.

El peso de las bandejas es un paso importante en el proceso de control de calidad.


Las moras deben tener un peso neto entre 170-175g por clamshell después del
envasado, para llegar al destino de exportación con un peso neto mínimo de 160g.
Un peso superior a 175g está sujeto a sanciones monetarias rígidas.

Por último, las bandejas correctamente preparadas, se colocan en una caja plana de
cartón (flat) de exportación de 2kg para ser enfriados por medio de aire frío
forzado.

Las moras necesitan ser enfriadas con aire frío forzado y humedad relativa en torno
al 90-95% con el objetivo de bajar la temperatura interna en la pulpa entre 0-1°C.
Es importante que las moras se encuentren en condiciones de frío lo antes posible,
ya que si permanecen en campo más de tres horas, se produce una disminución
importante de calidad.

Por último, después del periodo de enfriamiento, las moras deben ser almacenadas
(sin perder la cadena de frío) a una temperatura de 0-1ºC. Si la fruta se destina a
exportación, no se debe almacenar más de un día.

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