A partir del desarrollo histórico y conceptual de la interculturalidad en la región y en
nuestro país, consideramos que para el desarrollo pleno y democrático de la interculturalidad, requerimos los siguientes procesos sociales, políticos y educativos que a continuación describimos:
1. Campaña permanente de sensibilización
El histórico racismo y la discriminación en nuestro país han provocado que los idiomas mayas hayan entrado en un proceso de desprestigio social, que ha motivado que la misma población maya del país presente y manifieste resistencias en cuanto al aprendizaje del idioma materno y su utilización en espacios públicos. Por lo anterior, una de las primeras acciones para el desarrollo y avance de la EBI es la implementación, por parte del Estado, de una campaña nacional y permanente de sensibilización sobre el valor de los idiomas mayas y las ventajas pedagógicas, psicológicas y culturales de la enseñanza en forma bilingüe. La cual debe apoyarse en la radio como principal medio de información en el contexto rural guatemalteco. Esta campaña se debe proponer romper los mitos sobre los idiomas mayas, como “lenguas atrasadas o primitivas”, y promover su conocimiento y valoración en el marco de la interculturalidad. Además, debe sensibilizar a la población mestiza sobre la diversidad lingüística en el mundo y el acercamiento a las lenguas indígenas.
2. Políticas lingüísticas de uso de los idiomas mayas en el Estado
Una de las principales manifestaciones del racismo y discriminación estructural en la sociedad guatemalteca es la negación del derecho de las poblaciones indígenas a ser atendidas por el Estado en sus propios idiomas. El Estado debe promover políticas sobre el uso de los idiomas mayas por parte de los servidores públicos en todas las oficinas de gobierno y de servicio social en todos los municipios con presencia indígena del país. Este tipo de acciones promoverán el desarrollo de la EBI en las escuelas y contribuirán a que los idiomas mayas recuperen prestigio y estatus social frente al castellano, el cual fue (y sigue siendo) promovido como el idioma oficial en el país.
3. Reorganización del sistema educativo nacional
La organización del sistema en direcciones generales, direcciones departamentales y subdirecciones en algunos municipios, es poco operativa, ya que responde a un esquema imaginario de nación homogénea, en la que la división política facilita la cobertura. Pero en un país como el nuestro, la división política solamente es un imaginario que a lo largo de la historia ha demostrado la ineficiencia del Estado. Nuestra propuesta plantea la descentralización del sistema educativo siguiendo el espíritu de la Reforma Educativa- en la que las comunidades lingüísticas y culturales deben ser las que orienten la estructura del MINEDUC. Todas las direcciones con mayoría de población indígena deberán ser coordinadas por la Dirección de Educación Bilingüe Intercultural (DIGEBI), para fortalecer y orientar el Modelo de EBI a nivel nacional. El Viceministerio de EBI debe ser el ente responsable de las políticas en materia de educación para pueblos indígenas, operativizadas por las direcciones en cada una de las comunidades lingüísticas. Estas direcciones verificarían y acreditarían que las escuelas en todas las comunidades de su cobertura, que las y los docentes dominen las habilidades básicas de la lengua maya y el castellano. Coincidimos con el planteamiento de la actual administración, que la generalización de la educación intercultural implica que toda la estructura se convierta en intercultural, pero consideramos que debe haber un proceso de transición en el que las comunidades lingüísticas indígenas deben tener la oportunidad de desarrollar sus propias formas de educación e implementar el modelo de EBI que consideren más apropiado para su población, todo en permanente diálogo y debate con la población y comunidad educativa a través del Sistema de Consejos Educativos. Se debe de fortalecer el Sistema Nacional de Consejos Educativos, para que en cada municipio y comunidad lingüística se cuente con uno, en el que participen delegados y representantes de las distintas comunidades y sectores de la población, desde los padres y madres de familia, docentes, autoridades y estudiantes. 4. Educación interculturalidad para todos y todas La educación intercultural sistemática es prácticamente inexistente dentro del sistema educativo y en particular dentro del sistema a cargo del Ministerio de Educación. Se trata de un vacío muy grande que ha sido su plantado por la educación bilingüe a la que se le ha agregado el adjetivo “intercultural” sin llegar en la práctica a abordar tal dimensión. La educación intercultural debe trascender el ámbito del bilingüismo. Proponemos la creación de un programa -puede ser un área de aprendizaje con su propio texto en todos los grados desde preprimaria a la universidad- que llegue a todos los centros educativos-públicos y privados-, para el desarrollo de la interculturalidad en la vida escolar y para el aprendizaje de la convivencia intercultural. Este tema debe ser una prioridad estatal, dado que sin este tipo de acciones, será imposible erradicar el racismo y sus efectos en la sociedad guatemalteca. Debe dejar de repetir el discurso y hacer realidad la Ley de Generalización de la Educación Bilingüe Intercultural, la cual incluye el aprendizaje de un segundo idioma nacional en todas las escuelas del país y el conocimiento de la diversidad cultural del país, valoración de la misma y promoción de la interculturalidad.
5. Educación bilingüe intercultural de pueblos indígenas
La educación de pueblos indígenas debe dejar de ser la estrategia del sistema y el Estado para la homogenización de la población. Debe integrarse en los contenidos y metodología de enseñanza el idioma, las ciencias, la tecnología, la historia, la cultura, las artes, la literatura y la economía regional de las comunidades étnicas en todo el sistema educativo. Desde nuestro posicionamiento, este proceso debe estar dividido en tres etapas. En primer lugar fortalecimiento de la propia cultura e identidad étnica, ya que vemos necesario sentar fuertes bases sobre el conocimiento de la historia, los valores y los elementos de su propia cultura previo a conocer los de otras. El segundo momento consiste en el conocimiento de la historia, valores y elementos de las otras culturas con las que convive y que habitan el mismo territorio nacional. Este segundo momento permite aproximarse a otras culturas con mucho respeto y partiendo de que no existen culturas superiores o inferiores, sino distintas.
Finalmente, el tercer momento es la etapa de cierre en que se deben desarrollar las
habilidades para la convivencia intercultural y la construcción de sociedades interculturales, sin el desvanecimiento de las diferencias y la autoestima e identidad étnica.