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El descubrimiento de AMP naturales data de 1939, cuando Dubos extrajo gramicidina, un agente

antimicrobiano producido por Bacillus brevis, desde el suelo. Gramicidina mostró actividad in vitro e in
vivo contra una amplia gama de bacterias grampositivas Más tarde se demostró que era efectivo contra
heridas infectadas en cobayas, lo que indica su potencial terapéutico para uso clínico (Dubos, 1939). En la
década de 1980, HDPs, incluyendo péptidos α-helicoidales catiónicos lineales, cecropinas (de Hyalophora
cecropia) y magaininas (de Xenopus laevis, la rana africana con garras) se aislaron y caracterizaron
(Steiner et al.,1981; Zasloff y otros, 1988).

Desde su descubrimiento, se han detectado muchos AMP en todos los organismos multicelulares vivos;
Además, los efectos biológicos y composiciones de aminoácidos de varios cientos de AMP tienen se ha
descrito (Maccari et al., 2013; Phoenix et al., 2013; Patil et al., 2015). Luego se descubrió que los AMP
también juegan un papel central en los procesos intracelulares, tales como angiogénesis, respuestas
inflamatorias, señalización celular y curación de heridas; lo que los hace candidatos interesantes en la
investigación y desarrollo de nuevas drogas con fines terapéuticos.

Los péptidos antimicrobianos han sido considerados como potenciales fuentes de futuros antibióticos debido a sus
actividades de amplio espectro, baja resistencia microbiana y diferentes mecanismos de acción en comparación
con antibióticos convencionales, incluso se ha comprobado in vivo que protegen contra infecciones y daño tisular.
Aunque los AMP poseen beneficios considerables como antibióticos de nueva generación, su desarrollo clínico y
comercial todavía tiene algunas limitaciones, como toxicidad, susceptibilidad a las proteasas, inestabilidad en
soluciones salinas y alto costo de producción de péptidos

La toxicidad de esos péptidos y su suceptibilidad a la degradación por proteasas, tanto del torrente
sanguíneo como del sistema gastrointestinal, así como la unión con otras proteínas, la cual lleva a su
inactivación. Estas dos serían las razones para su uso clínico de forma tópica. Pero, se han desarrollado
análogos sintéticos, como peptoides y otros, que son resistentes a las proteasas, ya que usan aminoácidos
modificados que le confieren resistencia.

Uno de los problemas potenciales del uso in vivo de PAM’s es su sensibilidad a la fuerza iónica del medio.
Quizás una solución a este problema sea la utilización de péptidos de organismos adaptados a vivir en
condiciones de alta salinidad como cangrejos, peces y otros animales marinos.

La síntesis artificial de los péptidos resultaría entre cinco y veinte veces más costoso que el de los
antibióticos tradicionales (Van ‘t Hof et al., 2001)

Estos son algunos avances de investigación que se han ido realizando:

-Se ha visto que las células cancerígenas presentan alteraciones en su composición lipídica de la membrana
haciéndola más ácida que las células normales. Bajo este principio, los AMP’s también se están evaluando
como agente anticancerígenos (Shai, 1998).

-Se ha demostrado que los péptidos antimicrobianos pueden ser utilizados en la prevención de infecciones
y su amplio espectro antimicrobiano los pone en consideración como agentes de control de enfermedades
sexualmente transmitidas como Neisseria, Chlamydia y Herpes (HSV) (Yasin et. al., 2000).

-También se ha pensado su uso como sondas que faciliten el acceso de los antibióticos existentes a las
células bacterianas gracias a su gran afinidad por ese tipo de membranas (Darveau et al.,1991; Giacometti
et al., 2000).

-Se ha planteado la posibilidad de hacer modificaciones en macrófagos humanos para permitir su expresión
de b-defensinas para aumentar su actividad frente a la tuberculosis (Kisich et al.,2001).
-Algunos péptidos, como las manganinas, pueden conservar su actividad luego de ser unidas
covalentemente a algunos polímeros (Haynie et al., 1995), lo que representaría una posible solución a los
problemas de contaminación en materiales clínicos.

-La introducción de genes que codifican compuestos antimicrobianos en plantas y animales ha sido exitosa
en la transferencia de resistencia frente a algunas enfermedades de la papa (Osusky et. al., 2000) y del
tabaco (DeGray et al., 2001).

-El potencial terapéutico de las defensinas en enfermedades infecciosas es muy amplio. Se ha observado
que la aplicación de defensinas por vía tópica en estos pacientes disminuye hasta en 90% las infecciones
recurrentes, además de que la aplicación de los péptidos antimicrobianos induce una mejor cicatrización
debido a que algunos péptidos como las β defensinas , pero sobre todo LL-37, estimulan la proliferación de
las células epiteliales además de su efecto antimicrobiano( Milner et. al., 2002).

-Estudios recientes por Uehara han demostrado que el Helicobacter pylori es capaz de inducir la expresión
de mRNA para β-defensina-2, además que esta bacteria es totalmente susceptible a la acción de estos
péptidos.

-In vitro, se ha registrado que algunos péptidos antimicrobianos como las retrociclinas, las cuales son
defensinas, se unen a las proteínas gp120, CD4,CXCR4 y a CCR5 para bloquear la entrada del virus VIH-1
a la célula. Tambié es conocido que estas retrociclinas y las α defensinas tienen un efecto antimicrobiano
directo sobre el virus; por lo tanto , estas defensinas actúan bloqueando la entrada del virus y eliminándolo
(Munk, 2003). Sin embargo todavía falta demostrar si esto es también in vivo.

-El amplio espectro y la baja incidencia de resistencia bacteriana de las β defensinas y catelicidina las
situan como candidatas importantes para la investigación y el desarrollo de nuevos agentes
antimicrobianos.

Se han encontrado posibles efectos colaterales de estos tipos de sustancias; por ejemplo, se ha encontrado
actividad embriotóxica y paralizante sobre los espermatozoides, en la nisina y magainina y se ha evaluado
su posible uso como anticonceptivo de aplicación vaginal.

-No existe actualmente ningún péptido aprobado para uso en humanos por la Food and Drug
Administration (FDA).

La variedad de propiedades antimicrobianas, sus propiedades físicas y el éxito evolutivo, hacen de los
péptidos catiónicos sustancias ideales para el desarrollo de futuras aplicaciones terapéuticas (Téllez, 2010).

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