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M. ROSENTAL Nétodo Dialéctico Marxista EDICIONES PUEBLOS UNIDOS MONTEVIDEO — URUGUAY A446 Traducelén directa dal ruse por M. B, DALMACIO Pane mv URUGUAY, Copyright by Ediciones Puebles Unidos Colonia y Tecuarembs C._Coneo 588 MONTEVIDEO — URUGUAY “ INTRODUCCION EL PAPEL DE LA FILOSOFIA MARXISTALENINISTA EN LA LUCHA POR EL COMUNISMO. — EL, PROBLEMA FUNDAMENTAL DE TODA FILOSOF LA RELACION ENTRE EL PENSAR Y EL SER — IMPCRTANCIA DE ESTE PROBLEMA. — {PUEDE EL CONOCIMIENTO SER VERAZ? — DOS CAM: POS PRINCIPALES EN LA FILOSOFIA: EL MATERIALISMO Y EL IDEALIS- MO. — EL CARACTER CLASISTA DE LA FILOSOFIA, — EL PUNTO DE VISTA IDEALISTA ACERCA DE LA NATURALEZA ¥ LA SOCIEDAD. — EL PAPEL PROGRESISTA DEL, MATERIALISMO FILOSOFICO EN EL DESARRO. LO DE LA CIENCIA, — EL MATERIALISMO FILOSOFICO MARXISTA, ‘CONCLUSIONES. 1 el materialismo dialéctico @ histérico constituye el cl- miento t2érieo del comunismo, la base teérica del Partido mar- xista y todo miflitante activo ‘del Partido Comunista esté obli- gado a conocer estos fundamentos teérieos y asimildrselos” (2) Estas palabras definen con precisién méxima Ia signifi- cacién y el papel de la filosofia marxista-leninista en la lucha por el comunismo. El dominio de la teorfa més avanzada y revolucionaria, la defensa del materialismo dialéctico e histé- Heo contra los multiples adversarios del marxismo-leninismo y su desarrollo ulterior, constituyeron el elemento més importante en la preparacién del nuevo Partido, auténticamente marxista, en el desarrollo del bolchevismo. La historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unién Soviética, seiala convineentemente que sin el previo do- minio de la teorfa revolucionaria, no hubiera podido conver- tirse en un Partido de nuevo tipo, no hubiera podido, en Oc- gg) Mvtoria det Partido Comuniste (0) de a URSS, ple. 120, ef. o= 8 ‘M. Rosenran tubre de 1917, condueir a la clase obrera y a los eampesinos al triunfo, a la victoria del soeialismo, “EI Partido Botchevique no habrfa podido triunfar en Oc- tubre de 1917, si sus cuadros de vanguardia no hublesen po- seldo la teorfa’ del marxismo, si no hubiesen sabido ver en esta teorfa una guia para la acelén, s1 no hublesen sab.do impulsar Ja teorla marxista, enriqueciéndola con la nueva experiencia do Ja lucha de clases’ del proletariado”, (2) 4En qué radica la fuerza de esta teorfat ; Cuéles son las eualidades que la convierten en ol arma més eficaz de lucha y de triunfo? En uno de sus articulos, Lenin eseribfa que la fuerza de Ja teorfa marxista consiste en su justeza. ‘La. doctrina de Marx es omnipotente: porque es exacta”’ (3), Esta coneisa con- clusion eneierra un sentido muy profundo. La filosofia marxista-lenin‘sta da una interpretacién cien- tifiea justa y consecuente de las leyes de la evolucién de la Na- turaleza _y de la Sociedad. Hs el instrumento més poderoso del conocimiento del mundo. Sus conclusiones se basan en el estudio exacto de Ja realidad objetiva. Los conceptos y eyes del materialismo dialéetico © his- 't6rieo son eopias, reflejos del mundo objetivo, que existe in- dependientemente del hombre, y de las leyes de su evoluciéa. En esto radica la fuerza, el valor inapreciable de la filosofia del proletariado, Pero el conocimiento eorrecto de las leyes de a realidad, no es un objetivo en sf mismo, El conocimiento de las leyes del desarrollo de la Sociedad sirve para orientarse en las com- plejas condiciones de la vida y de la lucha social, para co- noger en qué direceién evoluciona la sociedad, proponerse los objetivos en consonaneia con la evolucién de la propia rea- lidad, y poder actuar acertadamente. La interpretacién correcta de la realidad, saber explicar el sentido de los acontecimientos, da la posibilidad ‘de prever Ex Mérovo, Disutorico Manxiera 9 Ja marcha de los acontecimientos y discernir no s6lo eémo y hacia dénde se desarrolian los acontecimientos en el presente, Sino también e6mo y hacia dénde habran de desarrollarse en el porvenir” Estas cualidades del materialismo marxista - leninista: 1) dar una justa deseripeién objetiva de Ia realidad y 2), sobre esta base, determinar acertadamente el curso de los aconteci- mientos, no s6lo en el presente, sino también para el futuro, ‘en wna enorme importaneia. Del materialismo dialéctico Surge, precisamente, légiea ¢ inevitablemente el socialismo Proletario de Marx, la teoria del comunismo cientifico, En la époea on que actuaron Marx y Engels, el poder de Ja burguesia era sélido atin, el capitalisime se desarrollaba to- davia en linea ascendente. Pero ya entonees, los grandes dirigentes del proletariado trazaron el euadro de la evolucién de la Sociedad, no s6lo en el presente, sino también para el porvenir. Descubrieron las eyes que rigen el modo capitalista de produceién, demostraron ue las leyes de evolueién de la sociedad capitalista socavan inevitablemente sus fundamentos y la condueen a una sitnac’én en que las fuerzas productivas no pueden ya permanecer den- tro del marco capitalista; que esta contradiccién es resuelta por el proletariado, la fuerza productiva més importante de la Sociedad; que sélo puede resolverla la revolucién proletaria y Ja instauracién de Ia dictadura del proletariado; que el prole- tariado, reagrupando en torno suyo a todos los trabajadores, construye la nneva soeiedad, la sociedad socialista. Lenin y Stalin desarrollaron atin més la doctrina de los fundadores del marxismo, adapténdola a la época del imperii ismo, a las nuevas eond'eiones de Ia Iucha de elases del prole- tariado. Enriquecieron fecundamente la teoria revolueionavia, Todo el curso posterior de los acontecimientos —la revo. Iucién socialista y la construecién de la sociedad socialista en la URSS— confirms plenamente las previsiones de Marx y Engels, de Lenin y Stalin (4) Historia dot. 0. (6) do ia URSS, phe, 414, of, on 10 ‘M. Rosenean, 4 Qué es lo que ha dado a los fundadores del, marxismo- Jeninismo la posibilidad de prever los acontecimiento con wna exactitud tan sorprendente, de sefialar las rutas y los medios de lucha que eondueen el proletariado al Poder? La respuesta es clara: la teorfa revolucionaria, la filoso- fie marxista-leninista, 1a dialéetica materialista, que da un ?e- flejo exacto de la realidad y constituye el més drande poder de previsién. Este es, precisamente, el sentido de las sencillas y formidables palabras de Lenin: Ja doctrina de Marx es om nipotente, porque es exacta, vitalmente justa. La filosoffa del materialismo dialéetico en su conjunto, y cada una de sus conclusiones en particular, tienen un enorme valor revolucionario prictico. Son un instrumento para la transformacién revolucionaria del mundo. El enorme valor de la filosofia marxista-leninista se sefiala con inmensa fuerza en el apartado filoséfico del capitulo IV del “Compendio de His- toria del P. C. (b) de la URSS”, de la pluma del camarada Stalin. En el presente libro no analizaremos la filosofia marxista en su conjunto, en todas sus partes integrantes. El objetivo de este esboz0 sélo es el método dialéctico, el aspecto de la filo- sofia marxista-leninista que descubre el método de estudiar los fenémenos de la Naturaleza y de la Sociedad, el método de conocimiento y de accién en Ias condiciones complejas de la Jucha soeial, el aspecto Namado por Lenin el alma del marzismo. 2 El método dialéetieo de Marx, Engels, Lenin y Stalin es un método materialista. Sin comprender su caréeter materia lista, no es posible comprender el ms grande valor de la dia- \éctica revolucionaria, Antes de Marx y Engels, la dialéetica fué claborada en todos sus aspectos, por el filésofo alemin Hegel. Hegel fué una de los fundadores del método dialéetico. Pero Hegel era un idealista. Por eso, no obstante haber hecho mucho en beneficio del desarrollo del iéludu dialéetico, su dialéetiea estaba vi- ciada en su origen. Lenin eseribfa que no hay que tomar la Ex Mérovo Dutforico Manxisra iw dialéctica de Hegel en la forma dada por él, sino que hay que depurarla, emaneiparla del idealismo, reelaborarla de una ma- nera materialista, Marx y Engels desenmascararon por completo el idealismo filos6fieo. Obtuvieron una plena victoria para el materialismo filoséfieo. En sus manos, el método dialéctieo se transformé en la fuerza te6rica més grande, en el instrumento mis pode- ros0 de conocimiento y de accién revolucionarios, La filosofia, como ciencia, tiene una larga historia, Hace miis de dos milenios y medio que los filésofos de las diversas Spocas, incitados por las necesidades pricticas de su tiempo, frataron de encontrar el sentido del mundo que les rodeaba ¥ de deseubrir las leyes que rigen Ia Naturaleza. Pero por di- Versos que hayan sido Jos sistemas filos6fieos que crearon, nin- guno pudo ni puede ignorar un problemha: el de Ja relacién entre el espfritu —eoneieneia — y la Naturaleza— el ser. 4 Qué es lo primario: el espfritu, las sensaciones del hom- bre, sus ideas, su conciencia; o la Naturaleza, el sor, la mate- ria? Los filésofos pueden imaginar que ignoran este problema, que estén por encima de este problema “elemental”. Filésofos de esta clase hubo muchos y los hay todavia. Pero en realidad, ninguno de ellos, ni ningtin sistema filos6fieo pudo ni puede eludir el problema de la relacién entre el pensar y el ser. El Problema acerea de qué es lo primario: el espiritu, las seusa- ciones del hombre, o la Naturaleza, Ia materia; ataiie al funda. ‘mento de los fundamentos de cualquier coneepeién del mundo, de toda ciencia. Sin resolver este problema toda concepeién del mundo, toda ciencia, earece de sentido, Su solucién puede ser conseiente o inconsciente; pero sin solueionarlo no es posible dar ni un solo paso en el camino del conocimiento, De la solueién de este problema dependen todas las orien- taciones del conocimiento y de las concepeiones filoséficas. Si se parte del principio de que Ias ideas son lo primario, y Ia Naturaleza lo seeundario, no existente fuera de las ideas del hombre, todos los demés problemas'han de ser, por tanto, re- sucltos también eu esta direeeién, Bs preciso’ reconocer,' en tonces, que el hombre no es una parte de la Naturaleza, su Producto supremo; sino todo lo contrario, que la Naturaleza 2 M. Rosenran es creacién del hombre. Imego, es preciso reconocer que en la Naturaleza y en Ja Sociedad no existe ninguna ley objetiva, es decir, independiente del hombre, y que todo se basa en puras easualidades; que del deseo 0 no deseo, de la instruceién © de la ignoraneia de los hombres, depende uno u otro estado de la Sociedad. Y, al contrario, si se admite que la Naturaleza, la materia, son primarias, y la cone‘encia, la sensacién s6lo son el producto supremo de la materia, todos loz demés problemas han de ser resueltos también en esta direecié Por eso, por grande que haya sido el nitmero de los diversos sistemas y escuelas filos6fieos, todos se dividen en dos gran- des campos fundamentales. Los que consideran que el espiritu existia antes que la Naturaleza, pertenecen al eampo del idea. lismo. Los que eonsideran que el principio basico es la Natu. raleza, la materia, eonstituyen el campo del materialismo. Entre estos dos campos filos6ticos se movieron y se mue- ‘Yen todavia hoy muchas “‘escuelas” y “sistemas”? filosétieos, Pero todos eneubren el idealismo o-arrastran un materialismo Yergonzante. En 1908, después de Ia derrota de la revolucién de 1905- 1907 en Rusia, aparecieron filésofos que se consideraban situa. dos por encima del materialismo y del idealismo, y erefan haber superado la ‘‘unilateralidad”? de estas dos corrientes prineipa- Jes. Fueron los lamados empiriocriticistas, los machistas, (adep- tos del filésofo austriaco Mach) que bajo la bandera de una falsa f'delidad al marxismo, sacaron a relueir el idealismo més Puro. ¥ todavia en sus formas més reaecionaria En, su genial libro “Materialismo y empirioeriticismo”, Lenin desenmasearé a los machistas, demostrando que bajo et estandarte de sistemas filoséfieos ‘més nuevos”, resueitaban gn realidad la filosofia idealista subjetiva del obispo inglés Berkeley, quien a prineipios del siglo XVIIT prédicaba una “‘teorfa”’, segtin la cual s6lo el hombre sensible existe real 7 Yordaderamente; todu lo demas no es més que un “eompleio de Sensaciones”, ereacién del “yo” humano, v consideraba ame el fundamento altimo de las sensaefones es Dios, que existe inde- pendientemente del hombre, Et Mérovo Dinfcrico Marxists 13 Los machistas rehuyeron cuidadosamente el problema fun- damental de la filosofia: la relacién entre el pensar 'y el ser. Lenin, en cambio, demostré que tras de todos sus subterfugios ¥ astucias, se ocultaba una solucién idealista del problema fi- Joséfieo fundamental. ““Detrés del montén de los nuevos artificlos terminolégtcos, detras de la inmundicta do Ia escoldstica pseudo erudita, slem. Pre hallamos, sin excepcién, los dos alineamientos principales, las dos tendencias fundamentales en la solucién de los proble- hha de tomarse como primario la Naturaleza, Ia materia, 1o fisico, el mundo exterior, ¥ como secundario Is concienc:a, el espiritu, Ia sensaclén, io psiguieo, ete. este es el problema fundamental que en realidad continga dividiendo 8 los filésofos en dos grandes campos’. (3) Y¥ ms adelante, Lenin eseribe que “los intentos de huir de estas dos tendencias filoséticas bésieas, no son mas que ‘‘char- latanismo conciliador” (©, El idealismo objetivo de Hegel y de otros, como una de Jas principales variantes del idealismo filoséfico, hace de la idea, el espiritu, fundamento de todo lo existente, como el idealismo subjetivo. Pero, a diferencia de este tltimo, los re- Presentantes del idealismo objetivo consideran que la idea, el espiritu, existe objetivamente, independientemente de la con- ciencia del hombre. Segiin ellos, la idea objetiva, en su evo- lucién, engendra a la Naturaleza, al hombre y a la méltiple y variada realidad. Hl idealismo objetivo, por su modo de resolver el problema fundamental de la filosofia, perteneco también al mismo campo bien definido, diametralmente opuesto al materialismo filosé- fico. Tal es la suerte de todas las corrientes filoséficas. Perte- necen al materialismo o al idealismo, no hay un tereer eamino. En el problema supremo de la filosofia hay todavia otro aspecto, extraordinariamente importante: jes veraz nuestro conocimiento, puede el convcimiento humano reflejar verar. mente la realidad, pueden nuestros conocimientos tener el valor spletns, tomo XIIT, pg. 274, od, runs 4 M. Rosexran de verdades objetivas, o’sea, de verdades que reflejan correcta- mente Ja naturaleza? La solucién de este problema es extraordinariamente im- Portante: y tanto eomo el relacionado con lo que debe primar, el pensar 'o el ser, requiere también una respuesta clara y definida, De entre los filésofos que negaban Ia posibilidad de co- nover el mundo o de conocerlo de un modo completo, Engels distingue a Kant y a Hume. Kant, en su sistema filos6fieo, parte de la tesis de que el mundo exterior 0, como él dice, cl mundo de ‘las cdsas en si”, es incognoseible. A diferencia de los dems idcalistas que niogan Ja existeneia de un mundo exterior independiente de Ia coneiencia del hombre, Kant reconoce la existencia de un mundo exterior, de cosas objetivamente existentes; pero las considera como “cosas en si”, negando la posibilidad de convertirlas en cosas para nosotros, esto es, miega Ia posibilidad de conocerlas. Kant levant6 una muralla entre el mundo de las “cosas en si”? y el de los “fenémenos”. Desde el punto de vista de su filosofia, al hombre no le son asequibles més que los “fené. menos”’, no puede conocer Ja naturaleza de las cosas objetivas, El filésofo inglés Hume fué todavia mas conseeuente en Ja negaeién de la eognoseibilidad del mundo. Si Kant reconoeia que las sensaciones se producen por Ia aceién del mundo exterior sobre el hombre, Hume negaba en general la exactitud de ese conocimiento. Hume razonaba: Los hombres suelen pensar que existe un mundo exterior gue no depende de nuestra pereepeién, y que seguiria exis: tiendo atin despnés de desanarecer Ja sustancia eapaz de sentir. Pero este pensamiento es ffeilmente destrufdo por la filosotia ‘que afirma que sélo las imagenes ¥ pereepeiones son asequibles @ nuestra inteligencia, En realidad, razona Hume, nuestros sentidos son canales mediante los euales se trasmiten estas imé- genes ¥ pereenciones.' Nuestros sentidos no pueden establecer una relacién directa, un cusiluvlo, entre Ja inteligencia y el objeto. F si cl hombre no sabe més que de sus pereeneiones, sus sensaciones, ,qué derecho le cabe, para razonar sobre eual. Ex Mérovo Dunforico Marxisra 15 quier objeto exterior que obre sobre él, si este objeto no Ie es asequible, ni mucho menos? Hume cita el ejemplo de Ia sensacién que se recibe al per- cibir una mesa, “La mesa que vemos parece més pequefia a medida que nos alejamos de ella, pero Ia mesa real, la que existe independiente mento de nosotros, no sufre alteracién; por consiguiente, ante Buestra mente, no ‘se presenté otra cosa que la imagen de la mesa”. (7) De esto Hume hace Ja siguiente deduecién ‘La mente Jamds tlene presente ante sf otra cosa que Tas, Pereepeiones, ¥ no esta en condiciones de conseguir por modo alguno, ni la menor experiencia relativa a su conexién con los objetos. Por eso carece de todo fundamento ldgico supouer esa ‘conexién”. (6) Este punto de vista fué ealificado de agnosticismo. En su libro ‘‘Materialismo y empirioeriticismo”’, Lenin da una explieacién popular del agnosticismo muy extendido en el posterior desarrollo de la filosofia burguesa: “Agnéatico es una palabra grioga: A qulere decir en grie~ 0, GNOSIS, conocimiento. EI agnéstico dice: ignore. si hay © no una realidad objetiva, refleiada por nuestras sensaclo- nes, ¥ declaro imposible saberio”. (2) Lo caracteristico de todos los agnéstieos es su negacién del gonoeimiento como reflejo, como copia de la realidad objetiva, El agnéstico se niega a reconocer el contenido objetivo de nues. tras representaciones y conceptos. Y esto es natural, puesto ue, segiin él, s6lo tenemos que ver con las percepciones, eon las imagenes de los objetos, ¥ no es posible hablar de un’ eon. tenido objetivo de nuestro conoeimiento, Desde este punto de vista, es verdad todo lo que piense éste 0 aquél hombre 0 grupo de hombres; si a un hombre o grupo de hombres les parecen reales los demonios y duendes, ¥ Ro seres inventados, estas imagnaciones no pueden ser Tefu (D Oltado por Lenin, Obras completss, tome KIL, phy. 27, efigtuen, (8) Tem pag. 27 oe (9) dem, pg. 208, 16 M, Rosenran, tadas, No es posible refutar ninguna afirmacién, més que si existe Ia posibilidad de confrontar la inteligencia del hombre con el mundo exterior, con la realidad objetiva. Pero ya hemos isto que Hume, en principio, niega 1a posibilidad de esta:con- frontacién. Bl agnosticismo, por consiguiente, hace el juego a la reaceién, al clericalismo. El agnosticismo socava las bases de todo pensamiento au- ténticamente cientifico. Sélo reconoce las sensaciones y no pasa més allé de dichas sensaciones. Niega toda posibilidad de co- nocer el mundo exterior, objetivo; y esta negacién es incompa- tible en absoluto con 1a cieneia. Cuando despnés de la derrota de la revolucién de 1905 en Rusia, los agnésticos ¢ idealistas subjetivos doméstieos, Bog- danov, Basarov y otros, oculténdose tras de la pantalla del “empirioeritieismo”” y “empiriomonismo”, abrieron la eruzada contra el materialismo dialéetico, y so pretexto de corregir ¥ completar el marxismo, trataron de introducir los viejos tras- tos burgueses del agnosticismo, Lenin, en su libro “Materia~ lism y empiriocriticismo”, hizo una eritiea despiadada del agnosticismo y demostré emo el materialismo dialéetico re- suelve positivamente el problema de si son 0 no son eapaces nuestros sentidos, nuestro conocimiento, de ser un fiel reflejo de Ja realidad. Tenin veia Ia diferencia fundamental entre el materia- ismo dialéetico y el agnosticismo, en que el primero, a dife- cia del segundo, reconoce la realidad objetiva como fuente de nuestras sensaciones y las considera como reflejos fieles de la realidad. ‘Tanto el materialista como el agnéstieo admiten que nues- tros conocim‘entos provienen de la experiencia, de las sense- ciones, Pero el agnéstico no reeonoce nada fuera de los limites de las sensaciones. No ve, ni quiere ver, que las sensaciones son el resultado de Ia accién del mundo exterior, de las ‘cosas on ai”, gobre mnestras senting En eambio, el materialismo dialéetico no se detiene en las ensaciones. Reconoce a existencia de un mundo exterior ob- jetivo que, actuando sobre nosotros, provoea nuestras sensa- ciones y pereepeiones, En Mérovo Dianéertcd: Manxisra aa “Ei materialista, —dice Lenfu, ..— atirma la existencia y cognoscibilidad ‘de las cosas en si. Bi agndstico no admite sie auiera Ia idea de tas cosas en sf, declarando que no podemos saber de ellas nada que morezca fe" (10) ___De esta manera, a diferencia de los agnésticos, el mute~ rialismo dialéetico responde afirmativamente a la pregunta de si nuestras representaciones y conceptos sobre la realidad,” pueden ser su fiel reflejo. Los conceptos y las repre- Sentaciones del hombre, si son exactos, son reflejos espejados, copias, retratos de las ‘cosas, del mnundo objetivo. Sélo desde el punto de vista de la incognoscibilidad de las cosas, se puede afirmar que nuestras sensaciones no son més que un simbolo, un jeroglifico, un distintivo impreciso del mundo ex- terior, Al conocer el mundo exterior no recibimos en realidad Ja similitud abstraeta de este mundo, sino su reflejo cierto, su copia. Cuando observamos un Arbol, por ejemplo, nuestras sen- saciones y representaciones acerca de él yn0 son acaso el reflejo del Arbol real, objetivo, fuente de nuestras representaciones? Cuando, ‘por ejemplo, estudiamos las peculiaridades del fuego jno nos dan acaso esos estudios un reflejo fiel de dichas peeuliaridades? __Chernishevski refuté brillantemente los “naturalistas simplistas”” que, atosigados con la leetura de los idealistas, anuneiaban : ‘No conocemos los objetos tal como son en si, tal ¢omo son en realidad, sino tan sélo nnestras sensaciones de los objetos, nuestra actitud frente a los objetos”. Chernishevski cita un ejemplo sencillo: ‘Estamos viendo algo, supongamos, un arbol: Otro hombre mira el mismo objeto. Fijémonos en sus ojos, en los cuales él Arbol se refleja por completo tal como Jo vemos nosotros. 4Y, entonees? Dos eua- dros completamente iguales: uno lo vemos directamente, el otro, en los espejitos de los ojos de ese hombre. Este segundo euadrito es una fiel copia del primero. Bl original y 1a copia son iguales : nuestras sensaciones son iguales a las copies... (10) Tenia, Obras completes, tomo XIII, pby. 88, ed, rus 18 M. Roser, ‘Vemos Jos objetos tal como en realidad existen’? (11), Pero el agnésticd no quiere tomar en consideracién estos argumentos. Sostiene lo suyo: no podemos saber como son las cosas en sf mismas. _ # agnéstico dice: Bien, admitamos que los maaterialistas tienen razén, Admitamos que la realidad objetiva es la fuente de las sensaciones; pero permftanme hacerles una pregunta: ssobre qué base reeonocen Uds. que sus sensaciones y nociones corresponden al mundo exterior, que son su preciso reflejo? Puesto que lo tinieo que tienen es la percepcién, ustedes no pueden establecer Ia cone: in, el contacto entre sus sensacio- nes y el mundo objetivo. A estas preguntas, con las que el agnéstico cree haber co- Jocado una barrera infranqueable para el Mmaterialismo, el dia- testa: La piedra de toquc if asin de la veracidad de nucsiras sonsaciones oe noconen 1a préctica, 1a actividad préctica de la humanidad. ’ A través de la actividad, de la préctica, eomprobamos si ‘nuestros conocimientos reflejan de una manera. exacta o inexacta Jas eualidades de las cosas. “Desde el momento, escribe Engels, en que aplicamos es- {as cosas, con arresio a las propledades que pereibimos em elleg @ nuestro propio uso, sometemos las percepciones de nucstred sentidos @ una prueba infalible en punto-a su exactitud o tat, Sedad. Si estas pereepeiones eran falsas, tiene que serio taue biém nuestro Juicio acerca de In posibilidad de emplear ta cosa de que so trata, y nuestro intento de emplearla tendra due trae casar forzosamente. Pero si consegulmos el fin perseguido. al encontramos que la cosa corresponde a Ia idea que nos tornae bamos de ella, que nos da lo que de ella esperdbamos al em. Blearla, tendremos Ia prueba positiva de que dentro de eares Unites, nuestras percepeiones acerca de esta cosa y sus propien dades coineiden con la realidad existente fuera de nosotros," 11s) , En demostracién. de este pensamiento, Engels cita el si- Guiente ejemplo: El sistema de Copérnieo, quien descubrié GLX. 6. Ohernisheveki, Obsas ‘losétiens escorldss, pfs, 586, e8, ruse, (12) Boges, Det socatlamo atépico cl uotaliome elonttion, wége 1 Mosod'2941, ely apatite ad eae Eu Mérovo Dianforco Marxisra 1s que la tierra no esté en el contro del universo, sino que gire alrededor del sol, continué siendo durante tres siglos una hipé tesis, una conjetura, euya veracidad se podfa refutar o afir. mar. Pero cuando ¢l sabio Leverrier, guiindose por este si tema, no sélo demostré que existia otro planeta desconocid: hasta entonees, Neptuno, sino que ealoulé el lugar en que dich: planeta debia encontrarse en el firmamento, y euando otro sabio Galle, deseubrié después efectivamente este planeta, el sistem: de Copémnico, diee Engels, queds demostrado. La préctica con- firmé -y demostr6 su veracidad. Lo mismo ocurrié con la teorla del comunismo cientificc de Marx y Engels, Durante un largo perfodo, la teorfa del marsismo score: ae Ia inevitable desaparieién del capitalism y el triunfo dc la sociedad socialista, era una conjetura tedrica. Habfa no poco: aficionados que afirmaban que esta teorfa era irvealizable, qu no eorrespondia a la realidad. ete. Pero cuando los obreros 3 ‘campesinos rusos terminaron précticamente con el régimen di miseria y de opresidn, y realizaron los grandes ideales del mar xismo, Ia teorfa del comunismo cientifieo queds précticament: demostrada, Se puede meneionar otro ejemplo. Ya en Ia primera mitac del siglo XTX, los socialistas ut6pieos sefialaron que el régime: capitalista habia de ceder su Iugar al régimen socialista. Per Jos métodos que propusieron a la humanidad para esa recons truccién de Ja sociedad, nada tenfan de comin con los que desprenden de la doctrina de Marx y Engels. Los jefes ac proletariado sefialaron que sélo la revolucién violenta destruirs: el régimen capitalista y crearfa las condiciones para la cons- truccién de la nueva sociedad. Los socialistas utépicos cifraba sus esperanzas en 1a vaz6n del hombre ilustrado que leva a eabc sus planes. La préctiea de la evolucién social ha demostrado de parte de quién estaba la raz6n. Por consigniente, nada hay insuperable en la pregunta que Yormnlan los agnésticos acerea de dénde radica la certeza de la veracidad de nuestras sensaciones. Esta certeza, eomo hemos visto, radica en la actividad préetiea de los hombres.

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