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Con un Producto Interno Bruto (PIB) de más de US$600.

000 millones,
Argentina es una de las economías más grandes de América Latina.
Argentina está en proceso de una transformación económica que busca un
desarrollo económico sostenible con inserción en la economía global.

Argentina tiene abundantes recursos naturales en energía y agricultura. En


su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, el país tiene tierras
agrícolas extraordinariamente fértiles y un enorme potencial en energías
renovables. Es un país líder en producción de alimentos, con industrias de
gran escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna. Asimismo,
Argentina tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de
manufacturas y en el sector de servicios innovadores de alta tecnología.

Lamentablemente, la decadencia de Argentina empieza de manera clara y


ostensible con el primer gobierno de (Juan Domingo) Perón. A finales del
siglo XIX en el ranking mundial de ingreso per cápita Argentina estaba
quinta, cuando llega el primer gobierno de Perón estaba en el lugar 11 y
para 2016 está en el puesto 47. Se han perdido 35 puestos en 70 años

Durante la gestión de la ex presidente Cristina Kirchner, las tasas de


pobreza -tanto a nivel de hogares como de población– experimentaron una
importante reducción entre 2010 y 2011, para posteriormente crecer entre
2012 y 2014 hasta alcanzar aproximadamente al 28,7% de los
individuos.

Las elecciones presidenciales de finales de 2015 condujeron a un cambio


significativo en la política económica argentina. La nueva administración se
ha movido rápido para implementar reformas clave tales como la
unificación de la tasa de cambio, el acuerdo con acreedores internacionales,
la modernización del régimen de importaciones, una desaceleración de la
inflación y la reforma del sistema de estadísticas nacionales.

En el primer semestre de 2017, bajo el mandato de Mauricio Macri, según


las estadísticas oficiales, el 28,6% vivía en la pobreza, mientras que el
6,2% se encontraba en situación de pobreza extrema. Por regiones
urbanas, el Gran Buenos Aires lidera la pobreza con el 37,4% y con el
7,9%, la indigencia. En la Ciudad de Buenos Aires, la pobreza es del 8,5%
y 2,7% la indigencia.

Se ha priorizado el gasto social a través de diversos programas, entre los


que se destaca la creación de la Asignación Universal por Hijo, que alcanza
a aproximadamente 3,7 millones de niños y adolescentes hasta 18 años, el
9,3% de la población del país.

Además, Argentina ha retomado una agenda muy activa en política


internacional y ejercerá la presidencia en el G-20 en el 2018, al mismo
tiempo que manifestó su intención de adherirse a la OCDE y ha inaugurado
su rol de observador en la Alianza del Pacífico.

Luego de una contracción económica de 2,2% en 2016, concentrada en la


primera mitad del año, la economía comenzó a recuperarse. En efecto, el
PBI creció interanualmente 2.7% en el primer semestre de 2017.

Si bien el hecho de que la tasa de expansión de la economía (nunca hubo


crecimiento, sino una mera recuperación cíclica) viene cayendo muy
fuertemente pasando de un nivel del 8% anual promedio durante 2003-
2007 al 4% para 2007-2011 y ubicándose en el 0% durante la segunda
gestión de Cristina Kirchner, al tiempo que la inflación se acelera, no existe
creación de empleos genuinos y que los niveles de comercio exterior se
contraen en más de un 20% respecto a los máximos históricos deberían ser
muestras más que suficientes de un modelo exterminado, desde distintos
sectores políticos se cuestiona la visión de los economistas “ortodoxos” que
se manifiestan sobre el pésimo manejo de la economía y que dan cuenta de
la oportunidad que se ha perdido de acelerar la convergencia a la luz del
mejor contexto internacional de la historia del país. En línea con esta visión
sobre la economía argentina, un trabajo sobre competitividad elaborado por
el Foro Económico Mundial (WEF) muestra a nuestro país en el lugar 140°
en una muestra de 141 países, donde sólo nos hemos privado de superar a
los “formidables logros” del modelo venezolano, al que con tanto esfuerzo
(económico y social) intentamos copiar día a día.

Así mismo, la economía argentina, acorde a la función de demanda de


dinero estimada, muestra un sobrante de pesos en torno al 3,7% del PIB ($
200.000M). Si a ello se le suma que los USD 26.000M de reservas
informadas por el BCRA se vuelven casi nulas cuando se depuran los
encajes de los bancos y las distintas deudas que se han contraído para
maquillar al relato monetario, debería resultar claro que, de producirse una
brusca caída en la demanda de dinero, una crisis cambiaria sería
inexorable.

En este sentido, la evidencia empírica para Argentina desde 1955 hasta


2015 es contundente. En el gráfico es posible observar que esta situación
de un exceso de pesos en la economía ha tenido lugar en dos
oportunidades. El primer caso se observa entre los años 1957 y 1958,
donde luego de sobrar cerca de 4 puntos del PIB, ello concluyó en un
estallido inflacionario del 113,7% en el año 1959. En segundo lugar
tenemos el Rodrigazo, donde con un excedente similar durante los años
1973 y 1974, en 1975 la inflación escaló a niveles del 182,8% y a 440%
durante 1976. En este sentido, siguiendo los postulados de la teoría
cuantitativa del dinero, con una economía que permaneciera estancada y
con una tasa de emisión monetaria nula, la inflación reprimida es del 44%.
Sin embargo, dado el deterioro en las cuentas del sector público es de
esperar que la tasa de creación de dinero se ubique por lo menos en el
40% anual, por lo que si la demanda de dinero se ajustara a su nivel de
equilibrio (8,5% del PIB) la inflación treparía al 150%. A su vez, si la
demanda de dinero cayera hacia su nivel de largo plazo (3,8% del PIB) la
tasa de inflación treparía al 450%.

Fuentes:

http://www.bancomundial.org/es/country/argentina/overview

https://www.scribd.com/document/366887058/2017-Observatorio-Informe-Pobreza-Por-
Ingresos#from_embed

http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/Informe_Pobreza_14.pdf

Ensayos Monetarios para Economías Abiertas: El Caso Argentino. Javier Milei y Diego Giacomini.

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