ta la lluvia, porque el día que llueve su amo no la deja sa- lir del establo a jugar en el prado. Su amigo Casimiro le hace compañía en sus juegos. Nicolaza es muy coqueta, y lo primero Que hace al despertar, es peinarse su cola y Se limpia las patitas y la cara con Agua y jabón. Ha salido el sol Nicolasa mueve su cola muy conten- ta y sale disparada al prado para oler la hierba fres- ca y tumbarse en ella. Es una vaca inquieta, no puede estar parada. Hasta cundo la ordeñan se está moviéndo. -¡Nicolasa, preciosa no te muevas que vas a derramar la leche! Dice su amo. Se pasea por la granja, moviéndo- se como si fuese modelo. ¡Es tan presumida! Se baña en la char- quita del río y después se mira en sus agua para ver lo guapa que está. Pero la pobre Nicolasa ha dado un tropezón y se ha caído de cabeza en el pequeño río. No pue- de salir y a pedido auda a sus amigos. -¡Casimiro, Casimiro, ven por favor que me ahogo! Casimiro muy preocupado, llamó al caballo Bruno, que se había quedado en el establo. -¡Ven pronto, ven pronto, Bruno ,
que la vaquita Ni-
colasa se está ahogando. Bruno, corrió con sus ágiles patas, hasta llegar al río. Con la ayuda de los dos amigos, Nicolasa pudo salir de allí. -¡Me he dado un susto, la próxima vez Tendré más cuidado! Decía Nicolasa. De vuelta en la granja, la vio su amo y dijo: -¡Nicolasa, otra vez a tenido una a- ventura, mañana seguro que estarás un poquito resfriada!. Al día siguiente, la vaquita si estaba resfriada pero con el cariño y el cuidado se sus amigos se recu- peró rápidamente