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Cars ses Yn cy te pecans ‘paienntogens | Cares Bort otal] ‘dalato sox Minka Iteaurlde; on petogo de Sussfa base Sought -taad Doeros Ave Canto de Pusicasores Ecce Mele Basen 3000, 216 0. :22e15 on. \sen o7e-se7 8 250:7 1. Gioia Socislos. 1 erat, Cres, eure, ic, ‘com Ne reo de Suh, Susan, plo. Cooiecion generat Anarea G. Kaptan Consccit de est: Roraieo Petiogrint ‘Biagranecion: Pada Lagutzaron ‘Gisele de ported: Analla Kaplan 1 edicién, junio de 2009 © novedue tibros del Centro de Publicaciones Educetivas y Material Didéctico S.F.L. ‘Av. Corrientes 4245 (G119SAAC) Buenos Aires - Aigentina ‘Tel. (64 11) 4867-2020 - Fex: (54 11) 4867-0220 E-mail: contacto@novedve.com / www.noveduc.com, Ediciones Novedades Educativas de México S.A. de C.V. Instiuto Técnico Industiel # 234 (Circutto interor) Oficina # 2 - Planta Atta (fief: Met Estacion Normal) Colonia Agricultura, Deleg. Miguel Hidalgo ‘México, D. F.~C. P. 11360 - TaUFax: 59 96 59 96 /'53 96 60 20 E-mal: novemex@ noveduc com - novernex®@ infosel.net0x ISBN: 978-987-598-252-7 (Queda hecho el dopdsto que estates la Loy 11.723 Impreso en Argertina - Printed in Argentina ue [Nose povmite a ropes parca o os. ot aacenamientc, a adult anisn o a tanstome- ‘Gon de ess nf, en euanques forma oor Galeet mado, sea sconica 0 mecinien, mesiaro fee fas, uigtaion woos metodo ne prise prove y cutee teat Su eracstn st Eenad por ricjee 1 790 7 256 Monica L. insaurralde (Coord) Ciencias Sociales Lineas de accién didactica y perspectivas epistemolégicas Prélogo de Susana Barco noveduc Buenos Aires * México ‘Cantos Bonsorn. Doctor en Clencias Juridicas y Sociales por h Universidad Nacional diel Litoral y. Master en Sociologia por la Factels Latinoamericina de Sociologia FLACSO. Ha partcipato como expeeto en cl Droyscto “Desarrollo y Educacion en ‘América Latina y cf Caribe” (UNESCO, CEPAL, PNUD) y ha sido Secretario de Plan’. ficasida de la Universidad de Buenos Aires. Actuilmente se desempeRa coma Profesce de posrrade y Titular Ondinario de Metodologia de la Investigacién en la Univeesidad ‘Nacional de Layjin y come docente en macstslas y doctorados en Ciencias Sociales en la ‘Universicad Nacional de Rosatio y en la Universidad Nacional del Litorst ‘Mowics T, Insaumnatos. Especalista y Magister en Didictica (UBA), Profesor. Adjunta Ordinaria de Diddetica I y Tuller dé Docencia I ¢ investigsdora en le Univereh dded Nacional de Lajin (UNLu). Actuclmeate es Coordinadora del Proyecto de Invest _gicién “Concepciones socto-pedagtgicasy politica de cistnbucion de conociiientos en 4a formacion de macstras/os”, direccién de Susana Barco, radicado en el Departamento de Educatiéa de la UNLu, Ha publicido en Argentina y en el extrasjeso capfrulos de libeor y ardculos de revista con referato sobre temas ce Ditlictica y formacida de docen. 'ss. Se ha desempetado como docente en los niveles Primario, Secuncaco y en Instivu tos Superiores de Formacién Docente. Manuano Ramos. Lic. en Ciencias Antropolézicas, FEVL-UBA (1987). Especialises (2004) y Master en Eoistemologfa ¢ Historia de la Ciencia, UNTREF (2005). Docio- tarde en FEyL- UBA. Profesor Adjunto de Universidad Nacional de Lujin en materias de Antropologia y Arqueologia y Profesional Principal de CONICET. Pspeciaivea en ‘material ltico arqucolégico, andlisis de rastros en piease arqueclégiexs, anqucologle is- tides, tora arqueolbgiea. Diige proyectos de investigacion y el Programa de Arqueo- {ogfa Historica y Estudios Fiuriciscipiinarios ( PROARHED), DCS-UNLu, Evalusdor de ‘Proyectos y trabajos, Dirige Becarios y Pasintes cle UNL y CONICET. Tene 65 publl- ‘aciones en Argentina yel exterior, Realizé 58 campatas arqueologicas en Argenta, Francia y Espatt, Crauprs Parmcia VamitA. Profesor de Historia (L$.0. Joaquin V; Gonzélez) y Espe- saliva en Didéctica (UBA). Bs autora de diversas publcaciones referidas tanto a la ence anza de lus Ciencias Sociales em el Nivel Primario € Tnical, como a la de la Fistoria en el Nivel Media. Se ha desempentando cn dives instixuciones de formacion doceate pata l Nivel Primatio € Inial. Actualmente presta servicios cn insttutos de formacion docente del G.C.B.A., como Profesora de Prderica y Residencia en la Carreta de Histo fia y como Docence en el Nivel Medio, ‘Ansan R. Vina. Mac y Proftce de Geogr. Cun cpecociones cn po soacén de recunos dices y et Formacion de Fonmadorh Se desnpend coos soceate en cfrenes nivels del sistema eduestno ples. fas niemben elactn, ¥ connitors de eqipor de ditto conte, uocd uahenidhdes on projenes de scovracin docente, ei eon elas aul sole temas de a onto arcs como ponent, panlisa,conferencisa en reaniones ional veo, les. Actulmente ex doceate dsl Depto- de Gegzata (UDA) ce lac eo Enea ao te Citas Sexines (UNAM), coordi el equipo de Gens Soc de Discian e Carvcda (GOA). ‘Viviana Ziswonr. Profsore en Geograffa de la Universidad de Buenos Aires, Doveate ¢ lnvestigaciora de la Universidad Nacional de Luin. Miembro del equipo de Ciencias Sociales dela Direccién de Curricula del Ministerio de Educacién dela Ciudad Autono- sa de Bacaos Aircs, Autora de Libros de texto para distintos niveles educativos, de mats tales didactioos y de articulos cicntificos sobre diversas temas vinculadae com la for. ‘maciéa doceate y la Didléctica de la Geografi. a Capitulo5 Ea ETNOCIDIO Y GENOCIDIO: “NOSOTROS” Y LOS “OTROS” Mariano Ramos Este trabajo analiza algunos temas y conceptos cuyo uso se ha incre~ mentado durante los sltimos afios en nuestra sociedad multicultural. Estos no son temas ajenos a la sociedad en general y a las aulas en parti- cular. Aqui tomaremos etnocidio y genocidio y veremos algunos de sus alcances. Nos situaremos dentro de los cjes de espacio y tiempo y anali- zaremos dos ejemplos de la realidad nacional en los que, sobre todo el {ilkimo de ellos, cobra una cruel y brutal dimensiéa de la mano del Esta- do. ‘Tomaremos el tiltimo cuarto del siglo XIX con la denominada “Con- quista del Desierto” y el tlsimo cuarto del siglo XX en donde en su pri- mera parte se ejecuté lo que se dio ex Lamar “Ia guctra sucia”. Los conceptos de etnocidio y genocidio se pueden detarrollar en las aulas; al respecto existe abundante bibliograffa, notas periodisticas, regis- tros arqueolégicos, eseritos diversas y documentacién fotogréfica que brindan testimonio de estos dos perfodos de ta historia nacional eayos motores ideal6gicos se encontraban dentro y fuera dela Argentina, Estas v9 | T Ciencias Sociales. Lineas de accién didéetiea, cuestiones alcanzan aspectos de la cultura material y simbélica, se ‘encuentran cruzsdos por la ética c incluyen distintas cosmovisiones de la sociedad en la que vivimos. Los problemas aqui planteados se hallan stra- vesidos por més de una disciplina, por lo cual pucden ser considerados como de alcances pluridisciplinarios. Finalmente, se reflexiona acerca del “nosotros” y se propone un trato similar respecto de las cosas que con- sideramos como “del otto". LA ANTROFOLOGIA Y Las ClENCIAs SociaLes. ALGUNOS PROBLEMAS Y CUESTIONES EPISTEMOLOGICAS ‘La Antropologia se conforma como ciencia, en Europa occidental y los Estados Unidos, desde mediados hasta fines del siglo XIX. Surge con la finalidad de estudiar al “otro” cultural con el que se habia tomado con- tacto desde el sigio XV, sobre todo, en las colonias amcricanas, afticanas y asidticas. Este ¢s un punto fundamental a tener en cuenta, ya que la Antropologia se vinculé directamente con el desarrollo del colonialismo y del imperialismo. Por supucsto que, de acuerdo a distintas posiciones teGricas y epistemolégicas que existieron y existen, los antropdlogos verin diversas conexiones catre su ciencia y este proceso. Varios autores, entre ellos Llobera (1974), tratan justamente sobre la estrecha relacién que tuvo desde un principio la disciplina con el colonialismo y, adem4s, €n qué medida se explica, a través de este origen, la crisis que experi. menté la Antropologia durante las diltimas décadas con la desintegraci6n del mundo colonial, aunque no del imperial (Balazote et al, 2006). Desde st origen, la Antropologis estuvo muy influida por el pensa- micato positivista plenamente vigente a fines del siglo XIX y durante buena parte del XX, Esto es asf ya que lot antropélogos de ese perfodo trataron de trabajar con material empirico “observable” y “conereto”, utilizando lz medicién y el criterio comparativo a través de parémetros supuestamente objetivos. Sin embargo, la Antropologia, como cualquier otra disciplina social, solamente alcanza ciertos niveles de objetividad. subjetividad, los que tienen muy poco que ver con la Fisica 0 la Biologia, 1150 M, Romas | Emaciio y gonocidio... H por ejemplo, aunque razonables para una disciplina humantstica (Kli- movsky © Hidalgo, 1998). Solamente en lo que hace a algunas de los ramas de fa Antropologfa, como la Arqueclogia o la Antropologia Bio- legica, algunos de coos enfoques pueden Hegar a tener alguna perspecti- va de aplicaciOn, aunque finaimente siempre mantienen como objeco de estudio los comportamientos humanos y como objeto de anilisis al grupo humano; es decir, no a los objetos estudiados, los que representan simplemente un medio para acceder a las acciones antropicas, ‘Durante Jos tiltimos afios, la ciencia ha permitido cierta apertura en rela- én con las modalidades de abordar distintos problemas. Este es un tema que cuestiona la delimitacién estanca de los campos disciplinares y los ‘imiestos sobre los que se ha construido la ciencia desde mitad del siglo XIX. Nos referimos # problems en los que iaterviene mis de una disci- plina cientifica y que se plantean en lo que podriamos denominar “las mediancras” que scparan los imbitos disciplinares del conocimiento. Para resolver los problemas o preguntas pianteados, puede haber mis de una ‘modalidad. Asi, la informacién puede proveni de una sola frente 0 regis~ tno ¥, por otro lado, desde diferentes dmbitos de informacién comespon- dientes a mAs de una disciplina. Cuando sucede esto iiltimo, el problema se encuentra compartido por varias disciplinas. La epistemdéloga Ana Fer- néndez sefiala que en estos casos, el problema es que se halla cruzado, atravesado por mis de un érea del conocimiento, por lo que es posible res- ponder sobre él desde diversas fuentes de informacion (Fernandez, 197). Por Jo tanto, un problema puede tener alcances unidisciplinarios, pero también puede abarcar enfoques pluridisciplinares, ya que les datos que permiten resolver determinadas probleméticas eé fictible que provengan ce varias disciplinas y no exclusivamente de una sola. Esto permite obte- ner informacion més variada y abandante y una mirada mas rica ¢ integral ‘c aspectos de la realidad del presente o det pasado (Gianella, 1995). Fsta modalidad de entender cémo se pueden resolver determinados problemas cucstiona los compartimientos cstancos que separaban disci plinas y campos. En la actualidad, también es importante entender que ‘existe continuidad y nexos entre lo que pueden estudiar diferentes den- tificos sociales (eventualmente, otros que provienen de las ciencias exac- tas), Actualmente... it | E icncias Socal. Lineas de accion dicictica... ~-“pretender que cada disciplina cientifica poses un sujete te extudig cuclusive, que no se superponga con ct de otra tisciplina, es apuivocado y va contra le préctica efectina de las diversas cicncias sociales, en las gue saiston especeras continuas enare lo: distinsas enfoques y un intercambia y complementariedad constante de ohjeto de estudio» (Klimovaky ¢ Hidal- 0, 1998: 176). Durante los tltimos aftos se debate y aplica en forma creciente un/aba- nico de posibilidades que brindan las relaciones multidisciplinarias, inter. ee ¥ fransdisciplinarias (sensu Somenson, 1992; Gianella, €n relacién con la resolucién de problemas. Al respecto dice Gia. nella (1995:71): oars “La multidiseiplina se caracteriza por el trabajo mancomuunado de cien- Dificas de distintas ciencias en torno a la resolucisn de problemas, sin la modificacin de lo: conceptos y provedimientes de cada una de ellas. El trabajo interdisciplinario, en cambie, se caracterica por el intercambio de informacibn y procedimicntos, pero manteniendo las categortas pro- Biase casa ciencia, Por tiltimo, ol trabajo transdisciplinaris requiere de Ja creaciin de categorias y procedimientos nuevas, auc van més allé de las contribuciones que cfecvtia cada disciplina” En cuanto a lo que afirma Somenson (1992) respecto de las relaciones nie disciplinas, las expresiones son similares. Hace pocos afios, y siem- Pre en relacién con la resolucién de problemas, hemos englobado estos conceptos bajo el rémulo de esnidios pluridiseiplinarios (Ramos, 2000). Desconocer estos conceptos y recursos, como cvitar su implementa Giga correcta 0 Ia ejecucién de cjercicios metodolégices dentro del campo de la denominada Arqueologia Historica, representa, a la vez, una negacin y una falta de aplicacién de métodos eientificos (Ramos, 2000) Algunos temas y problemas que agu{ abordaremos alcanzan instancias pluridisciplinerias, particularmente multi o intercisciplinarias, como son los casos de los indigenas derrotados durante cl dltimo cuarto del siglo XDX y ci de los movimientos de liberacién nacional y social durante parte | is2 ‘M. Rames | Emodidlo y genocicto... del cuarto final del siglo KX. En ambos, en los cuales interving el Esta- do nacional actuando como agente de genocidio, hay muchos puntos de contacto y los ssrupos pueden ser considerados como “desaparecidos” de Ja historia oficial. Histéricamente, la agresién de los imperios y Estados coloniales ha brindado' temas y problemas a los antropSlogos, que estudian los resulta~ dos de esas oposiciones culturales que han llegado a niveles de emocidio ¥ genocidio. En la actualidad existea otras modalidades de dominacién que contribuyen a desplazar y eliminar lentamente a otras manifestaciones culturales y que incluyen el cine, la televisién, la literatura y la ciencia, en Jo que se conoce como “la colonialidad del saber” (Lander, 2000). Aqui hay sometimiento 0 autosometimiento de los pueblos, Muchos aspectos de la cultura se expanden de la mane de la amplia y abrumadora disponi- bilidad ce capital monetario y cuyos recursos van desde las presiones de Jos grupos econémicos internacionales -entes financieros, cadenas de ‘ines, cadenas de hipermercados, etc.~ hasta lo militar ~como es e! caso de los Estados Unidas-, superando cuzlquier intento de mantenimiento 0 difusién de aspectos de la culuura por parte de pueblos y naciones inva- didos por la avalancha generada en el norte. EL TEMA Y ALGUNOS CONCEPTOS A TRATAR En este escrito trataremos algunos de los temas enunciados. Para eso, en primera instancia, debemos apcoximarnos, brevemente, al concepto de culiura, aunque sepamos que sobre él sigue generindose polémica y debate desde el siglo XIX; tan es asi que varios antropélogos ya no uti zan el término, En lineas generales, y desde hace muchos anos, les antro- pélogos y Jos cientistas sociales consideran que dos grandes bloques for- man parte de la cultura: el material o tridimensional y el simbélico 0 intangible. A mediados del siglo XX dos antrop6logos. norteamericanos, Alfred Kroeber y Clyde Khuckhohn, hicieron una recopilacién de los conceptos sobre cultura que cxistian desde el inicio de Ja Antcopologia cientifica en iss | Bi iencias Sociates. Lineas de acciin dicta... el sigio XIX. Ese recucnto, sobre todo proveniente del émmbito anglosa- jon, brind6 una cifra que superaba las 400 definiciones (Kroeber y Kluck- hohn, 1952). Ello estaba indicando que los antropdlogos y otros cicn~ tistas sociales tenfan grandes dificultades en delimitar y precisar el concepto 0, por Jo menos, en alcanzar consenso al respecto. Algunas de esas dcfiniciones eran descriptivas y otras abstractas. A principios de la década de 1870, Edward Tylor habia dicho que cultura es un “todo complejo que incluye conocimicntos, creencias, arte, moral, leyes, cos- tumbres y toda otra clase de disposiciones ¥ de hibitas adquicides por el hombre como micmbro de una sociedad” (Tylor, 1873). Al filo del siglo XX, Max Weber entendia que “cultura es esa urdiembre de tramas de sig- nificacién que el mismo hombre ha tejido” (ver en siatesis de Ramos, 2000 MS). Ea 1944 Ralph Linton enuncié; Una cultura es la configuraciéa de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cayos elementos compartea y transmiten los miembros de una sociedad” (Linton 1979 [1944]: 45). Por esos mismos anos, més precisamente durante 1948, ‘Melville Herskovits sostenfa que “Cultura es la parte del ambiente hecha por el hombre”; on tanto en 1949 Clyde Kluckhohn decia que... “por cultura, la antropologia quiere significar la manera total de vivir de ua pueblo; el legado social que ¢l individuo recibe de su grupo. © bien... aquella parte del medio ambiente que ha sido creada por el hombre” (Ramos, 2000 MS). Los mencionados recopiladores, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, durante 1952 tambiéa hicieron su aporte al expresar que cultura *...c un conjunto de atributos y productos de las sociedades humans y, en contecuencia, de Ia humanidad, que son extrasométicos y transmisibles Por mecanismos distintos de la herencia biolégica.” Luego ampliaron al decir que... “La cultura consiste en patrones, explicitos ¢ implicitos, de comportaniento y que tigen el comportamiento, adquitidos y transmiti dos mediante simbolos, que constituyen los logros distintivos de los gru- pos humanos, incluyendo su plasmaci6n en utensilios, el nticleo esencial de la cultura se compone de ideas tradicionales (es decir histéricamente obtenidas y seleccionadas) y sobre todo de sus valores asociados; los sis: temas culturales pueden, por un lado, ser considerados como productos Lise ‘M.Ramos | Einociioy genecidio... H de la actuaciSn y, por otro lado, como elementos condicionantes de las actuaciones sucesivas” (Kroeber y Kiuckhoha 1952). Durante ese mismo afio de 1952 Leslie Whice eatendia que... “Cultura es una organizacién de patrones de conducts, objetos (berramieatas), ideas (conocimientos y creencias) y sentimientos (actitudes, valores), que dependen del uso de simbolos. En sintesis, cultura ¢s un proceso simbvlico, continuo, acu- mulativo y progresivo.” También Kroeber y Parsons en 1958 menciona- ban que cultura cra... “El contenido creado y transmitido y las pautas de valores, idezs y otros sistemas simbélico - significativos en tanto factores que dan forma al comportamiento humano y a los articulor producidos por éste” (sintesis en Ramos, 2000 MS). ‘Atos después, durante la década de 1970, Marshall Durbin (1973) definis que cultura es “un coajunto de mecanismos ~planos, recetas, reglas, instrucciones— los cuales forman las bases principales que dan 2 la conducta su cardcter especifico y son condicion esencial para su gobier- no” (Ramos, 2000 MS}. Un grupo de antropdiogos argentinos traté de superar las limitaciones de enfoques parciales y elaboraron, una propucs- ta que decfa: ...podemos definir la cultura afirmando que se trata de una forma integral de vida creada histérica y socialmente por una comunidad, de acuerdo con la forma particular en que resuelvan o entablen Jas rela~ ciones con la naturaleza, las de los integrantes en su seno, las relaciones con otras comunidades y con el mbito de lo sobrenatural, a fin de dar continuidad y sentido a la totalidad de su existencia, mediante una tradi- cin que sustenta su identidad” (Carutti et #l, 1979: 136). Al final de ese decenio, el conocido antropélogo norteamericano Marvin Harris enten- dia por cultura “el repertorio aprendido de pensamicatos y acciones que exhiben los miembros del grupo... cuya tansmision de generacion ea gencracién cs independiente de la herencia biclégica” (Harris, 1979 en ‘Ramos, 2000 MS). Posteriormente Harris viraria su pensamiento respec to de la cultura (Harris, 1999). Otra definicién muy utilizada por ce antropélogos, y muy emparentada con la de Max Weber, es la que dice ears aed Oe deticaden ‘compartidos” (Geertz, 1988). ‘A fines del siglo XX, en 1992, el catalan Josep Fericgla expresaba: “Soy partidario de retomar la definicién mis clisica del concepto de cultura como sistema de conocimientos que nos proporciona un modelo de la iss | E ciencias Socaies. Lineas de acckén didéctica... realidad, cambiando, sin embargo, la concepeiéa que se refiere a la cul- tura como sistema transmisible a través de la tradicidn de cada etnia. Ea fa actualidad, y en referencia @ nuestras sociedades, los mecanismos de transmisi6n cultural no siempre estan al servicio de la tradicién ni siem- pre socializan en la misma direcci6n: actéan més bien en sentido contra- tio” (Fetiegla en Ramos, 2000 MS). Esta definicién se adzptaba a los cambios producidos en lz tecnologia de las comunicaciones en relacién con ba transmisi6n de la cultura, que tradicionalmente los antropélogos abian considerado legada de generacién en generaci6n y dentro de un mismo grupo étnico. La revolucién en las comunicaciones contribuyd para que ese mecanismo, que actué de tal manera por millones de aiios, cambiara de direcci6n en muchos casos. La informacién cultural ya no pasaba de padres a hijos y luego a niewos y asi sucesivamente; ahora per- sonas de generaciones distantes tenfan la posibilidad de intercambiar informacién de ida y vuelta. Por oma parte, podfa no tratarse del mismo ‘grupo émico, sino de grupos distintos y ni siquiera vecinos; también la transferencia de aspectos materiales y simbélicos podia manifestarse entre habitantes de culcuras de otros continentes. Sin embargo, esta posibili- dad también depende de los sectores 0 clases sociales que se comuniquen Y establece mayores diferencias cntre palses del primer mundo y el resto. Por qué mencionamos cultura? Porque tanto el etnocidio como el genocidio operaron y operan sobre aspectos de las cultmras. Los con- quistadores externos atacaron a grupos humanos distintos y alteraron sus vidas y obras, materiales y simbélicas. Pero, antes de referimos a etnoci- dio y genocidio debemos abordar otro concepto que incluye cuestiones culturales. Nos referimos a patrimonio, que ha sido muy watado y deba- tido por los centistas sociales en general (entre otros, Bonfil Batalla, 1993; Florescano, 1994; Querol y Martinez, 1996; Gili, 1997; Lloreny, Prats, 1997; Garcia Candin, 1999; Rosas Mantecon, 1999; Marques Bandeira Arkley, 2003; Ponte, 2003; Cantoni er al., 2003; Cirvini, 2003; Soncini, 2006). Tomaremos un concepto de alcance para la sociedad en general y otro de los especialistas en estos temas. Asi puede ser entendi- do patrimonio como el “Bien comtin de una colectividad o de un grupo de personas, considerado como una herencia transmitida por los ascen- dientes (Diccionario Enciclopédico Larousse, 1997:770). ‘También, Lise Re halen | Choisy giro Hl como la “Propiedad de los bienes recibidos de nuestros antepasidos... patrimonio piiblico recibido del pasido, Pero cuclquier patrimonio pablico <3 ua petimonio colectiva y los limites de todo patrimonio colectivo deben ser interpretados por la comunidad al menos para sepa- rarlo del patrimonio privado” (Limén Delgado, 1999: 8). Las manifestaciones calturales tangibles ¢ intangibles forman parte del patsimonio. Sin embargo, cxisten uses y derechos sobre las cosas del Pasido que pueden entrar en esta categorie ¥ que son motivo de polé- mica, discusién y conflicto. Asi, un tema muy conflictivo que cobra cada vez més vigencia ¢s el de los justos reclamos que las scciedades indigenas hacen de las cosas que se descubren en exeavaciones arqueolégicas: los componentes de un registro arqueolégico. Piedras talladas, pulidas; ceré- mica; huesos de animales, humanos y una variedad conocida de conjun- tos arqueolégicos son halladas en excavaciones practicadas por les arque: logos. Muchas veces, y sobre todo cvanéo no han transcurrido més que algunas décadas 0 pocos siglos, los descendientes dizectos reciaman esos ‘objetos que, casi naturalmente y por parte de los Estados, son conside- rados como formando parte de patrimonios nacianales 0, por lo menos, locales. Tenieado en cuenta este marco conceptual que vamos acercan- do, entraremos en el nécleo principal de lo que queremos tratar. Los antropélogos, socislogos y otros cicntistas sociales consideran que, en Lineas generales, ernocidio es ia negacin de una formacién social o sis- tema social por otro. Comprende un exterminio cultural total o parcial, pero importante, y representa tin fenémeno reiterado en la historia de los imperios que expandieron y expanden sus propios valores y pautas cultu- rales, desteuyendo Ja identidad cultural de los pueblos conquistados. En el caso de la conquista europea del mundo, y en particular la de Améri- ca, hubo resistencia a la invasién c imposicién cultural pero también adopciones culturales ~y algunos cambios de forma y fanci6n de los obie- tos de aquellas cosas que traian los conquistadores: artefactos, tecnolo- gia, alimentos, materias primas, cuentos foldldricos, recetas de cocina, animales, modos de transporte, etc. Algunos elementos de las eulsrss invasoras fucron tomados porque constituian novedades tiles, Sin embargo, las imposiciones coloniales generaron acciones de resistencia, “por ejemplo, los caciques pampeanos se negaban a hablar en castellano 1s7 | TF coencs Sociales. Linas de ac de, con fincionarios coloniales 0 republicanos y exigian intérprete aunque conocicran ese idioma. El uso de la propia lengua reafirmaba valores znicos”.,. “La novedad no debfa chocar con valores muy ceatrales de la sociedad. Un cjemplo: la monogamia era dificil de aceptar en’ pueblos como el mapuche, donde el matrimonio myiltiple proporcionaba valiosas alianzas sociales con las familias polfticas” (Palermo, 2000: 346). exo de indigenas co Tctra del Fuego, ‘Tomada por ia Mision Scientifique Frgaie, 1887. Ea Musso dal Fin del Mando, Ushuaia, ow de nitios colar en Tierra del Fuego. Tomada det loco Hf de wn mundo. Los Selt’nam de Tier del Fuge, de Anne Chapman (1990; 94). Por otra parte, los mismos especialistas consideran, en general, que genocidio es el exterminio o destrucci6n parcial © total de un grupo bumano nacional, racial 6 religioso; podemos agregar también —y sobre ‘esto s¢ debate que durante ef siglo XX y el XXT el concepto también lise I. Ramos | Emocidioy genocisio... abarcaria 2 los grupos politicos, Ea el mundo y en nuestro pais, los resal tados estin a la vista. Hubo genocidio respecto de los armenios a princi pios del siglo XX; lo hubo por parte de los nazis alemanes y sus aliados en la Europa de 1940; peto también existieron en América latina como en Guatemala y Angentina~ y en otros pafses del denominado Texcer Mundo en los que actuaron moviles ¢ intereses econdmicos & ideolégi- co-politicas El concepto es adoptado por las Naciones Unidas con posterioridad al juicio de Naremberg, luego de Ia derrote del eje formada por el nazis- mo de Alemania y el fascismo de Italia y Jap6n. El bloque yencedor, for- mado por los aliados, entre los que se destacaron les Estados Unides, la URSS, Inglaterra y Francia, impone juicios y jueces a los acusados de cometer erimenes de lesa humanidad, que inclayeron el holocausta judfo en Europa. Sin embargo, y debido a que han resultado veneedores durante la Segunda Guerra considerada como Mundial, los Estados Uni dos y sus jefes escapan a esa condena, ya que también son genocidas por lanzar tres bombas atémicas sobre Japén, una en Hiroshima y dos en Nagasaki, produciendo la muerte de cientos de miles de personas y la destruccién total de ambas ciudades, blancos civiles y no militares. For ese genodidio, y por otros tantos ejecutadas par ese estado imperial desde el siglo XIX, no ha habido condenas para aingin jerarca norteame- ricano. Los vencedores, aunque genocidas, gozaron y gozan de la impuni- dad que les brinda su poder militar. Poxos de consecucnslas de ks homba atémica acojada por les Estados Unidos ex Nagasskl, Japon Tomadas de Incernet (2006), 1s9 | B encins Sociales. Lineas de accién didictica... El concepto de genocidio también abarca medidas tendicntes a cvitar nacimientos, traslado por la fuerza de nifios y otras personas a otro grupo. Todo esto esti destinado a desarraigar y a desarmar el grupo que es objeto del ataque. Acciones como éstas han sido ejecutadas en todas los continentes, principalmente de Ia mano de los conquistadores y de los impetios de tumo. Valgan algunos pocos ejemplos de la conquista de ‘América, como la resistencia acaudillada por Téipac Amara; como las de Jos indigenas de los Valles Calchaquies y la Quebrada de Humahuaca. Ea particular, el caso de los Quilmes, quienes fiteron cruelmente trasiadados de sus territorios como escarmiento y ejemplo para otros grupos indige- nas que combatian al invasor. Recordemos que ante la resistencia frente al conquistador que levantaban las nordestinos, por ejemplo, 1a palabra de la autoridad espafiola expresada a través de los cronistas del sigho XVI resulta may explicita “al decir que inevitablemente deben desarraigarse ‘los pueblos de indios asentados en lo alto de fragosas montaiias donde se hacen fuertes y siembran, y tienen pukaris que los resguardan, y crfan ganado de la tierra’” (Raffino y Barcena, 1999: 280) LA PROFESION Y LA ETICA En relacién con los temas que estamos tratando, resulta muy impor- tante un concepto muy particular que los cruza, lot atraviesa y que a veces ha sido bastardcado, Mec refiero al concepto de ésica, Segtin los fil6- sofos, “étice” -del griego sthika, de ethos, comportamiento- se debe defi- nir como costumbre, prineipios o pautas de la conducta humana, a ment do y de forma impropia, lamada moral (Cano de Pablo, 2000). Esta ética 0 moral proporciona un contenido normative que se da en forma “namural” ~por decirlo de alguna maners~ en una sociedad particular. Dicho concepto, que considera ciertos valores, puede variar de un grupo hamano a otro cn los contextos de espacio y tiempo, Pero, ghacia qué o quienes se oricatan esos valores? Aqui, entonces, ¢s oportuno definir asiologéa, que entiendo como ne teoria del valor o de lo gue se cansile- ra valioso. La axiologia trata sobre los valores positivos, también de los | 160, 'M. Ramos | Etnocidio y genocidio... negativos, y analiza los principios, criterios y fundamentos que permiten considera: que algo es valioso 0 no lo es ‘Los filosofos intentaron determinar fa conducta humana bienintencio- nada de acuerdo a estos dos conceptos 6 principios fimdamentales, por Io que existirian algunos tipos de conducaa bucnes en si mismos © por~ que se adaptan a un modelo moral concreto. Ambos, cl primero ~ética— un valor final descable en sf mismo y el segundo —aaiolagta~que implica sun medio para alcanzar un fin, pueden marchar unidos 0 separados. La ética trata de garantizar la continuidad arménica de la vida de los miem- bros de tuna sociedad. En cuanto a la axiologia, desde el momento en el gue el fin que se quiere alcanzar ya no es el mismo que el de la moral (ética axivlégica), se aparta de! mismo camino y se ubica en una postura que puede encamar el beneficio de unos pocas (Cano de Pablo, 2000). La ética brinda el contenido normativo a una sociedad. En enanta a la axiologia, proporciona el contenido normativo al sistema 0 modo de produccién. Ambos son inseparables, ya que toda sociedad los tiene. Sin embargo, la sociedad es la que debe soportar al otro y no al contratio. Bien, cudl es la relacién con etnocidio y genocidio, en particular, con los casos que situamos en estos dos periodos de la historia de la Argentina? En este punto, el andlisis debe contemplar en este momento otras cosas que se vinculan con lo recién expuesto. En primer lugar, introducic, y de forma muy sencilla, los tipos de economia u organizacion social que se ‘conocen y que se vinculan estrechamente con la existencia humana. Esto incluye sociedades extractivas de recursos de la naruraleza ~a veces deno- minadas “de subsistencia”- y sociedades productoras de cosas que gene- ran excedentes -0 “excedentarias”~. En las primeras, ética o moral y axiologia coincidén, ya que ese tipo de sistema econémico no genera plu- ralidad de sistemas normativos. En cambio, las excedentarias ~en gene- ral, considerades sociedades “complejas"- permiten la existencia de diversas sistemas econdmicos y, por consiguiente, de diferentes axiologi- as, En estos Gilkimos tipas de sociedades se puede llegar a clegir entre uno 1 otro, pero entre ellos, un sistema o modo de produccion puede diri- giles “sin duda- y entonces superponerse 0, de alguna manera, impo- nerles su dominadn. Entonces, sociedad y sistema o modo de produc cién tenen un contenido normative que puede no necesariamente ser el to} scons cee ear tac asc. mismo; 0 eontradictorio, igual o equivalente. Por otra parte, ambas con- ‘tenidos normativos tienen detris de si el poder. Pero en el sistema capi talista, que domina a muchas sociedades, la gran diferencia se centra en que si bien la moral pretende repartir lo producido, la axiologia intenta concentrarlo en pocas manos. Este serla el caso de la Argentina, en donde una ética de la mayorfa sugicce, aconseja al Estado acerca de cierto cuer- po de normativas, de alcance social, colectivo. Sin embargo, el poder del ‘capital considerando el actual contexto neoliberal pugna por imponer al Estado sus principios ¢ intereses, mmchas veces en contra de la ética Esa axiologfa del capitalismo se generé en el marco del pensamiemo ‘curopeo occidental conocide como Modernismo. Este movimiento no tiene un concepto univoco y daramente delimitado en el campo de las Ciencias Sociales, aunque cn general cs utilizado para referirse a fa con- fianza on la Ciencia, la Raz6n y el Progreso}. LOS CONTEXTOS UTILIZADOS PARA EXPLICAR ESTOS CONCEPTOS Para utilizar estos conceptos y abordar problemas de alcance pluridis- ciplinario, trabajamos con los ejes de espacio y de tiempo. Fl primero nos sitdia en lo que acualmente es la Argentina y para el segundo hemos tomado dos perfodos de la historia nacional: 1) el tiltimo cuarto de siglo XEXy 2) ef cuarto final del XX. Existi6 y existe un conjunto de aspectos de indole ideolégica, ccondmni- ay politica que brindan marco a ¢s0s dos periodos de Ia historia nacional. Los hechos que sucedierin durante ellos responden, en mayor o menor medida, a causas de esc teaor. Aqu{ seftalaremos breve y concisamente los Principales puntos que contribuyen a conformar tales contextos. Para ol Gltimo cuarto del siglo XIX: a) La Argentina es ubicada dentro de la Divisién Internacional del Traba- jr, esquema lerado adelante por las principales potencias industriales, militares y econémicas del mundo, El plan es ideado principalmente por algunos paises de la Buropa llamada “Occidental” ~Inglaterra, Alema- 162 'M, Ramos | E:nocidio y genocdio.. nia, Francia y los Estados Unidos como potencia industrial y militar | emergent, La Argentina, como otros paises dependientes, pasa a tener fanciones muy precisas acerca de su rol como productora de ‘materias primas, principalmente carne vacuna y cereales, los que sc destinan a alimentar las fierzas de trabajo en los paises que evan a cabo la Segunda Revolucién Industrial. |b) Espansidin de frontera interna para la produceién agropecuariay avan- ce 0 “solucién Anal” sobre los grupos indigenas de Pampa y Parago- nia en ese momento. Para desarrollar ese plan de expansi6n, el grupo politico-militar que gobierna cl pais respondiendo al grupo interna~ cional dominante, debe brindar “seguridad” econémica para las inver- siones. De ahf, principalmente, el avance y la ocupacién de los fértiles, territories indigenas, <} Conformacién del Estedo-nacién. Se propone y se ejecuta un proyecto “nacional”, sobre todo impulsado por la célebre y famosa “generacion del °80”. ) El marco ideolégico general que impera en los pafses dominantes es cel del fabersisnso—con el mecanismo librecambista- de siglo XIK, pero aplicado a los tetritorios y pafses no centrales, ya que aqueéllos adhie~ ren al proteccionismo dentro de sus fronteras. €) La posicién tebrica y cientifica que le brinda el marco de referencia y esa la vez Ia justificaciém para la dominaci6n con la consiguiente eje- cucién de planes etnocidas y genocidas es el evalucionisma wnilincat del siglo XIX. Pirimide cvolucionista . v3 | B cicnci Socislas. Linaas da nectbn didéctice... Para el dltimo cuarto del siglo XX: 8) Crisis del capitalismo mundial ¢ inicio de la fase capitalista de la Glo- balizacion, b) Ultima ctapa de la “guerra fifa” y afianzamiento de la Doctrina de la “seguridad nacional” que, en realidad, busca la seguridad de los Esta- dos Unidos y su modelo ideolégico-cconémice capitalista. ¢) Proyecto para la Argentina dentro de esquema y proyecto dominante (BE.UU,). ) Se recicla una ideologia del siglo XIX en el neoliberalismo del siglo xx ¢) Calda de la URSS y predominio de los Estados Unidos como “Esta- do imperial”. La legada del “tltimo hombre”, el “fin de historia” y el fin de la ciencia (Fukuyama, 1992) sobre el que se dispara diversi- dad de argumentos en contra (Gomez, 1995; Ramos, 2004), £) Se pretende imponer la hegemonfa del meccado para todas las socie- aces humanas y un correlato de pensamiento tinico. El “Dios mer- cado” regularfa a las sociedades humanas y se plantea la hipétesis del “decrame”, Pirimide desarrollista Lies ‘IM. Ramos } Emocidio y genocidio... PROFESIONES Y OBJETOS. La IMPORTANCIA DE Los “DiosEs” DE TURNO: BI patrimonio cultural sobre el que operamos los arquedlogos es un conjuato de cosas 0 bienes materiales y simbélicos que pertenccicrom & sociedades humanas en el pasado y que en la actualidad -en cada aqui y ahora- estarfan despojados de sus contenidos originales. Esto sucede asi cuando més discancia en el tiempo se establece entre los autores de esos objetos y los arquedlagos que las hallamos en nuestros trabajos de campo. En los restos de sitios arqueolégicos que tuvicran por lo menos varios miles de afios, podriamos reconocer ancestros comunes. Otro es el caso de los sitios con restos de sus ocupantes sobre los que algunos gru- pos humanos manticnen continuidad histérica en el presente. En este caso, ese contenido simbélico puede reconocerse casi en igual medida como la que tuvo originalmente. Aqui volvemos a lo que dijimos antes acerca de que los bienes comunes de una colectividad o de un. grupo de personas, considcrado como una hereucia transmitida por los asvendien- tes, formarian parte del patrimonio, que también incluye el reconoci- miento de pertenencia comunitaria por parte del individno o de un grupo en términos de compromiso moral mis que legal. Sin embargo, los arqueélogos trabajamos con objetos y luego podemos intexpretar, inferit, deducie a través de ellos, las actividades del hombre; incluso, de sus ancestros hominidos (seres en el proceso de bominizacién 0 camino de la humanizacién). Durante el siglo XIX, la conformaci6n de lar disciplinas cientifieas, con todos los elementos que consideran para reconocerse como tales —obje- to de estndio, abjeto de anilisis, teoria, métados, técnicas, problemas a resolver, ctc.-, se desatrollé dentro de unt marco en el gue la ciencia y 1a técnica representaban una promesa -de la modernidad- de una vida ‘mejor para las sociedades humanas. Esa promesa dej6 de serlo para trans formarse en una amenaza para la humanidad, tanto en su esencia como en su existencia fisica misma (Gili, 2004 e.p.). La axiologta de los siste- ‘mas industriales, y entre ellos fa del capitalismo, fue en gran medida dise~ ada por las ciencias. Fn buena parte se sustituyd ef orden establecido 165 | cis siti na este en por Ia Iglesia por el orden que disefiaba la Ciencist. Antes, el control y la represidn social se fundamentaron en los criterios que, segiin el momen- toy lugar y de acuerdo 2 ka situacién, las autoridades religiosas entendi- an. Otro control y represién fue generindose con motivo de la puesta en cescena de los dioses de la Ciencia. Porlo tanto, en el mode de produccién capitalist, y de la mano de criterios supuestamente cientificos, podemos considerat que la axiologfa supera a la ética dc las sociedades y en alguna fase se distancia mucho més que en otras (las pasteras en el rio Uruguay podrian representar un ejemplo). Recicntemente, en la fase de la globa- izacién, el “dios? anterior fue reemplazado por el “dias mercado”, quien establece alianzas transitorias con alguno de los otros, en el cumplimien: to de sus objetivos, a veces corporativos, a veces individualistas, pero siempre mercantilistas. Todo este marco también influye en las cuestio- nes de! patrimonio y sa merzaio ~objetos exchasivamente~ es uno de los ‘mis redituables, y aqui debemos considerar que en la actualidad fa huma- nidad no presenta, en casi toda Ja extensin que habita, sociedades igua- litarias. Los sistemas 0 modos de produccién que las abarcan someten los hombres a los planes de otros hombres 0 grupos; en general, con intereses mercantilistas contemplando el individualismo o el predominio y el bien de una corporacién pero no del conjunto social, como ¢s el c2s0 del neoliberalismo de pretensiones globalizantes. Esta docttina de base seudocientifica (cir. Gdmez, 1995) también ba alcanzado al patrimonio ‘del pasado, ok gue, como un producsa mds, debe entrar em el mercado de bie- nes y proporcionar beneficias. ‘Lambién se habla de patrimonio como cl conjunto de “legados del pasado” que pertenecen 2 la sociedad humana. Se dice que aquél “es de Ia gente”, considerando varias cscalas: local, nacional, continental, glo- bal, o de la humanidad. Se entiende que esto diltimo incluye algo con un sentido mas abarcativo, de todos en cualquier tiempo y hugar. Todos pue- den observarlo, valorizatlo y admirarlo coleciivamente. Este discurso parecerla, en principio, democritico, igualitario. Sin embargo, se opera en contra de la ética para manejar cucstiones de patrimonio, Para ello es necesario’ consensuar, mentir © dominar por algiin medio para cumplir los objetivos propios, individuales o de corporacianes. Al considerar esto, estamos incluyendo la existencia de la dominacién, que comprende seres Lies hhumanos j cosas, y-¢s una relacién que considera dominadores ¥ domi- nados?, Bn relacién con el patrimonio también existe dominacién. Aqui debemos considerar cémo se disponen y exhiben las cosas creadas por los hombres. Cuando se trata del dominador, también es disposicién y eventual ethibiciém alcanza las cosas del grupo dominsdo, es decir las ams del orro. Esas cosas de la cultura del otro se disponen como si fixe- ran botin de guerra, o sca, se consideran como propias por el derecho que hha dado la dominacién, a teavés de la derrota y eventual muerte del otro (Reding Blase, 1994), que incluye aspectos de etnocidio y, en ocasiones, de gonocidio, Como resultado, nachos de los objetos provenientes de los sagueos se encuentran en los muscos de lon pases que fueron y son impe Halistas y colonizadores; por eso cuando hablamos de “pacrimonio de ta humanidad® se entiende por qué objetos de culturas de diversos grupos humanos de cualquier tiempo y Iugar sc hallan en los museos de Berlin, Londres, Paris, Nueva York o Madrid?. Sabemos que existen muchos intereses; algunos lo hacen en beneficio de la humanidad; otros fancio- nan en nombre de la ciencia y otros mas descaradamente defienden Ia necesidad del lucro. Algunos de ellos se enmascaran detrés de institucio- nes que desde el discurso defienden cl “pautimonio de la humanided” y propugnan su internacionalizacién'. (M temot | Emocdo y ganocdio. LAS COSAS DEL FASADO Y LOS LAZOS DE GRUPO En relacién con étiea y axiologia, gcémo funciona en la Argentina <1 tema del patrimonio, contemplando las dos forinas que coexisten en la sociedad y son contradictorias? Ahora debemos considerar elementos que sc vinculan, dentro de contertos especiales, a través de relaciones interétnicas entre grupos humanos desde la época de la invasién europea. Durante varios siglos, desde el XVE hasta et XX, los europeos primero y Jos criollo-europeos después, se enffentan con los pueblos originarios que habitan América y, particularmente, lo que lego serd Ja Argentina. ‘Ambos conviven, intereambian en paz © en guerra y finalmente los ‘indios” son derrotados a fines del siglo XIX cn los territorios de Pampa y Patagonia, Con la irrupcién del nuevo Estado Argentino, la vinculacién ver | [ee respect del territorio, [a organizacién social particular, las normativas y los poderes que incluyen le relacién con tierras, geates y recursos de los diversos mundos indigenas, se produce la eliminacién de las distancia politicas. Sin embargo, al mismo tiempo, en el nuevo Estado se crear un abismo que alcanzard lo social a través de cuestiones étnicas entre “blan~ es" ¢ “india”. En ese momento, el Bstado-nacién argentino se confor- ma dentro del contexto idcoldgico del evobwcionisno de cackcter wntline at, A los indigenas de Pampa y Patagonia, como también a los de otras regiones, les aguardaba un duro futuro de reclusién en rescrvas, insufi- clentes en exzensin y calidad agropecuaria, también desarraigos y des- membramientos familiares, con muchos casos de reclutamiento obligado dentro de las fucrzas armadas de! Estado, encerrados en prisiones y entregados para servidumbre en estancias y casas de familia, separacién de familias; también de pobreza y discriminacién (Elemindez, 1992; Palermo, 2000). El vencido forma parte de! borin de guerra y, como tal, se puede disponer tanto de sus cosis como de él, Entre los casos en Jos que se dispone de los restos del indfgena venci- do se encuentran: 1. Elde Calfucuré (Picdra azul), temido y respetado cacique de la Pata- gonia; lonko mapuche chileno que habia cruzado la cordillera con sus lanceros en 1834 (cft. Hernindez, 1992: 224). Calfucuré sometié al grupo vorogano, dando muerte a su lonko Alén, bautizado como Mariano Rondeau. En los valles, montes y caiadones préximos a las Salinas Grandes ~La Pampa~ levanté sus tolderfas y desde alli organi- 26 la Confederacién Indigena. Su astneia y poder creciente convocd a gran cantidad de tribus dispersas, tenicndo bajo su mando unos 13,000 hombres, con miles de combatientes. Luewo de la caida de Rosas, Calfucuré acrecenté su poder en la Pampa, se enfrents a los “blancos”; comandé malones y batallas ¢ infligié duras derrotas a los generales Mitre y Hornas y al coronel Granada. Aliado a los caciques Pincén y Namuncuré, no les dio wegua “r los blancos enpantanados en us guerras civiles?, Cuando se apaciguaron las lachas entre los criollo- europeos, Calfucurd replanted su estrategia y se alié con antiguos ene- migos. Sin embargo, la denominada “Campafia al Desierto” se aveci- | 168 Eee snc et ASN 0 a ‘M. Remas | Emocidioy genocide. nO con-una guerra de desgaste de unos 20 anos. Finalmente fue derrotado en la batalla de San Carlos y murié en 1873 (Hernindes, 1992). Luego, la resistencia indigena se debilits y les poblaciones se replegaron. Los restos de Calficuré fueron sacados de st Ingar de muette’y trasladados por los venicedores. Desde hace mas de us siglo, su esqueleto todavia se encuentra en los depésitos del Museo de La Plata, siendo exhibido durante muchos aiios con el N° 241 dentro de fa vidriera 72 (Torres, 1927). No ha sido restituido a sus descendien- tes (Pincén com. pers., 2004). . El cacique ranguel que por su relaci6n con Rosas fue llamado “Maria no Rows”, pero que en realidad se llamaba Panghitruz Guor (Zorro cazador de leones). Era hijo del cacique Payné. Vivi6 y se desplazé principalmente por la pampa seca comandando su tribu a las érdenes del coronel renegado Manucl Baigorria, Combatié, cventualmence aliado a la Confederaci6n Indigena de Calfucuré (Hernandez, 1992), ‘Cuando murié, en 1877, fuc enterrado en Leubucé, La Pampa, hasta que en 1879 el oficial Racedo profané su tumba, haciéndolo desente- rrar muy probablemente para neutzalizar aspectos simbélicos sobre su. valor en combate y Ja tetritorialidad, los que podrfan haber incidido en nuevas reorganizaciones indigenas y eventuales resistencias. El cri- neo de Panghitruz Gor fire entregado a un investigador que 10 llevs al Museo de Ciencias Naturales de lz Universidad Nacional de La Plata; fue guardado en los depésitos del musco en donde estuvo 123 afios, siendo identificado con. el N° 292 y expuesto durante afios en la vidriera 9 (Torres, 1927). En julio de 2001 se lo trasladé al lugar de entierro original (Carrasco, 2001-2002; Pincén com. pers., 2004). ‘Otsos casos estén representados por fa exhibicién de créncos en la vidriera 9 del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacio- nal de La Plata, Fueron expuestos durante muchos afios y son de caci- ques o capitanejos: Gherenal (craneo N° 317); Indio Brujo (crineo N° 333); Chipitruz (créneo N° 337). También se encontraba enire las colecciones el esquelcto del cacique Masayal (N° 1834, vidricre 72). Bl cadaver disecado de un indigena patagén, hallado 2 orillas del Lago Argentino por el Dr. Moreno cl 19 de febrero de 1877, figure con el N° 5459 (Torres, 1927). 169 | Bf Ciencias Sociales. Lineas de accién didetiea. 4, Otro ejemplo de acciones furdadas en Iz ideologia dominante es el de una pareja mapuche que fire llevada a fines del siglo XIX al Museo de La Plata. Trabajaroa como cuidadores y limpiadores de los 4mbitos del museo. Tuyieron un hijo, Adios después, la madre yel hijo murie- ron, fixeron embalsamados y ubicados en las salas del museo. El padre, sobreviviente, podia ver los cuerpos de su familia que se encontraban ‘expuestos a los visitantes (Pincén com. pers., 2004). Estos casos, tomados entre muchos otros, no s¢ vinculan s6lo con las, colecciones del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata; son un simple ejemplo. Esas colecciones de seres bumanos con identidad grupal -tribu-e individusl -nombre- formaban parte de muchos muscos que sc armaron en la Argentina y en América ~por lo ‘menos- durante el siglo XIX y principios de! XX dentro de un contexto de pensamiento cientifico de cardcter cvolucionista unilincal, que brin- daba sustento a las ideologias dominantes de sesgo eurocéntrico. "Fol de eaquclet halado en excavacidn arqucolégjea en el tora argentine. Gira de 1970. Foto de Luis A. Onquer, L170 M. Ramos | Emocidio y genoeidio... H Bn la Argentina, y en América en general, la discriminaciéa nace como tuna justificacién hist6rica del etnocidio y el genocidio de la Conquista europea (Hernindez, 1984), pero subsiste en la necesidad de legitimar laexplotacion econdmica y social que en la actualidad se ejerce sobre los indigenss pobees -urbanos o nurales-. La ideologia del evolucionismo del siglo XIX sigue mantenicado vigencia cn las sociedades y también diver sidad de oposiciones, que explicarfan, en parte, las diferencias y relacio- nics entre grupos humanos de la misma o de otras culturas. Estas oposi ciones mantienen su vigencia en amplios sectores sociales, a veces eepifcita, pero en muchas ocasiones en forms implicita y subyacente. Dicha ideologia trasciende y supera a los grupos que originariamente In produjeron, impregnando a otros sectores de las sociedades nacionales, las que cn cl presente también discriminan al indigena, al otro. Los cien- tistas sociales no se encuentran aislados de estas influencias, zuaque 2 ‘veces varios de ellos denuncien ¢ intenten abatir estas formas ideolégicas (Garcia Canelisi, 1989). Otros han optado por aislarse dentro del dmbi- to de ls cieneia, el que supuestamente se presentarfa como aséptico de todas estas influencias y contaminaciones, que cn cl caso de la Arqueolo: gia contribuirfa para despegarse de “subjetividades” 0 contenides ideo- Iégicos. Sin embargo, en realidad se estudian cuestiones humanas del pasado y no solamente objetos despojados de la impronta humana, con toda la carga que ello puede llegar a representar. En el final del siglo XX, algunos antropélogos han intentado sefialer cuestiones que aleanzan discriminacién interétnica, inclusive dentro de la misma clase social (Herndndez, 1984; Bechis, 1992, etc.), Bsto parece importante para la comprensi6a de que no solamente alcanza a objetos supuestamente despojados de cualquier contenido simbélico. Segtin Tsa- bbel Heméndez, tal discriminacién encuentra su explicaci6n en las siguien- tes razones: Sa) El camperino pobre, 0 +l asnlariads rural o urbana no-aborigen, obje- tipamente se identifica desde el punto de vista tenico com ol dorminator, Sus rasgos fisicor y su comportamiento cotidiano se asemejan a las pawtas de la culeura dominante, mits que w las manifestuciones de los grupos de identidad ind{gena. mt Ui coerce Soc Lend de sl tee 2) La difusion de normas y valores que ton propio: de lor sectores sociales dominantes, determine que los grupos menos beneficiados parcicipen ide- oligicamente de una kerencin histbrica de desprecio por el aborigen, haciendo propios interests que ne son necesariamente los suyos. ©) Para los trabwjadores pobres no indlgenas el ejercicio de la discrimi nacién les asegurn la axistencia de un grupo sociulmente inferior of maisms, lo que los jerarquiza y les da ta oportunidad de obtener ciertes beneficias secundarios de la mayor exploracién ejercida sobre los grupos jadigenas, Por todo lo dicho basta el momento, concluimos que la discriminacién 4snica ejercida en perjuicio del aborigen se define en la actualidad a tra- ‘vis de dos caracteristicas bisicas y fandamentales: 1) aparece todavia hoy veladn por una legislacién de corte liberal que eygrime las valores det ‘igualitarismo y la integracién y que inmoviliza a los indigenas en el camino thesico bacia su eutorrepresentacion politice y 2) a travis det sjercicio de las mds diversas practicas sociales ¢ ideoldgicas, el prejuicio se extiende a todas les sectores de la sociedad, inchuides aguellos que, por su condicién de estratos subalternos, ethn marginado: al igual que las abo- rigencs te les beneficios de wna mayer porticipacién social y econémica? (Hernandez, 1984: 40). Considerando estos puntos enunciados por Hernindez, y sobre todo Ja primera de las conclusiones, debemos enfatizar el caricter de integra ciin gue inmovilisa a les grupos indigenas, ya que las leyes se discuten y formulan entre los miembros de la sociedad dominante. Partiendo de esa derrota del “otro” es desde donde tenemos que analizar el patrimonio de las poblaciones indigenas en la Argentina, dentro de ese contexto todavia no superado en la acci6n, aunque supuestamente sen el diseurso oficial. A puttir de ese momento se impone la presencia de la Nacién Argentina, Cuyo proyecto contaba con un modelo de Constitucién Nacional votado y aceptado desde 1853. Fs. constitucién pretendié, desde el discurso, amparar a los indigenas, lo que se expresa, sobre todo, en el articulo 67, inciso, 15 del Capitulo IV, denominado “Atribuciones del Congreso”, Por ots parte, pese a Jas recurrentes reivindicaciones que se hacen en. relacion con la conversi6n al cristianismo, ésta es una manifestacién que {in representa un ataque cultural, parte de un etnocidio. Ello también-con- tribuye al aniquilamicnto de sits estructuras morales, politiess y cultura les, que los ha dejado sin ¢jes ni puntos de referencia (cfr. Hernindez, 1992: 217). La sociedad dominarte también se ha referido a la denomi- nada “Conus del desierto” para ceferisse a la invasién y conguista erio- Uo-europea de amplies sectores fértiles y poblados por hombres, enima- les y plantas. M Rams | Exnocisboy gerocidie.. (UNA REFERENCIA DE ETICA COMPARTIDA En la Argentina se produjo durante parte del iltimo cuarto del siglo XX un exterminio de la poblaciéa comprometida con movimientos de liberacién nacional y social, el cual fue planificado y ejecutado desde el Estado. Estas matanzas de seres humanos se llevaron a cabo de la mano de la filtima dictadura militar que tom6 por asalto el gobierno y gobernd al pafs durante casi ocho aiios (marzo de 1976 hasta diciembre de 1983) Los asesinados rerminaron en fosas comunes, incincrados o tirados al mar oval Rio de la Plata desde aviones. El lugar en el que se desechaban los ‘cuerpos de Jos muertos no se conocia piblicameates tampoco sus familia res lo sabfan. A todos ellos ~secuestrados, torturados, fasilados sin juicio-, los que finalmente les ocultarcn sus cuerpos, se los denominé “desapa- recidos”. Las fuerzas represivas que actuaron desde el Ambito estatal y uti lizaron todos los recursos disponibles de ese Estado terrorista, mantuvie- ron complicidad y un pacto de silencio respecto de su accionar. Los lugares en donde comenzaron a hallarse los desaparecidos desde 1984 fucron excavados por cl Equipo Argentino de Antropologia Forense (EAAB), creado con ese objetivo luego de la reapertura democritica (CONADEP, 1986; EAAF, 1992, 2006, etc.). Luego de minuciosas investigaciones -que incluyeron muy poca infor- macién derivada de confesiones de los grupos criminales~ para establecer los lugares en los que fueron abandonados los cuerpos de los NN, s¢ lle varon a cabo excavaciones arqueolégicas en distintos lugares. Posterior mente se aplicaron diversos recursos que permitirian conocer la identidad im TE cacncias Sociales Lineas de accién didéctca.. personal de los restos esqueletarios hallacios. Esos recursos incluyeron ¢ incluyen ~todavia contintian lis investigaciones~ diversidad de estudios de ADN y crancodentarios, anilisis fotogrificos, historias clinicas con placas radiograficas comparativas, etc. En relaciéa con esos studios, los integrantes del EAAF consultaron y consultan a las asociaciones de fami liares de los desaparecides, Madres de Plaza de Mayo, Abuclas de Plaza de Mayo, Hijos ¢ Hijas por la Tdentidad y ta Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS), y diversidad de instituciones vinculadas a la defensa e los Derechos Humanos y la ética. Siempre se delibera con estas agru- paciones acerca de cuestiones que alcanzan los derechos para disponer de los restos esqueletarios pare su estudio ¢ identificacién. También se utili- zan datos provenientes de diferentes fuentes de informacién que permi- ten, de manera convergente, responder a lzs mismas preguntas, entre cllas:

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