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Intensive survey methods in the framework of a regional project: the Serena Region
study case
1. INTRODUCCIÓN (1)
ABSTRACT
Como han señalado algunos autores en los úl-
The aim of this paper is to show the survey methods
developed in the framework of a research project carried timos años (Blanton 2001; Gillings 2000: 108;
(*) Instituto de Arqueología-Mérida (CSIC-Junta de Extre- (1) Este trabajo se ha desarrollado en el marco de los si-
madura-Consorcio de Mérida). Plaza de España 15. 06800 Mé- guientes proyectos de investigación: “Prospección arqueológica
rida. Web: http://www.iam.csic.es/. y SIG entre la Cuenca Media del Guadiana y el valle de La Sere-
Correos electrónicos: vmayoral@iam.csic.es; na: Estudio comparativo y evolución histórica del territorio”,
ecerrillo@iam.csic.es; scelestino@iam.csic.es. Plan Nacional I+D+I (2004-2007) HUM2004-01070. Investiga-
Recibido: 30-VII-2008; aceptado: 20-I-2009. dor Principal: Sebastián Celestino Pérez; “Sistemas de Informa-
8 Victorino Mayoral, Enrique Cerrillo y Sebastián Celestino Pérez
Ruiz Zapatero 2004: 21), una de las principales cuestión desde el registro material. La llamada
tendencias en la evolución reciente de los estu- “arqueología de fuera del sitio” cuenta ya con una
dios arqueológicos a escala territorial es la cre- larga tradición (Foley 1981). Este enfoque asume
ciente focalización del trabajo en pequeñas áreas, que es posible identificar con claridad agrupacio-
que a veces pueden definirse como verdaderas nes de ítems en superficie susceptibles de ser in-
microrregiones. Probablemente la principal moti- terpretados como lugares de actividad humana
vación para este cambio de escala es el desarrollo (aunque también como fruto de otros fenómenos
de métodos de registro orientados a obtener datos no-antrópicos). No obstante, también presta aten-
de gran resolución acerca de la distribución de los ción al hecho de que numerosos procesos de tra-
elementos arqueológicos. Esto es especialmente bajo y otras pautas de utilización del espacio en
evidente por lo que respecta a las prospecciones torno a los asentamientos dejan una huella mate-
de superficie. A medida que se ha incrementado rial susceptible de ser registrada. Se trata del de-
el conocimiento sobre los factores que influyen nominado “ruido de fondo” (Gallant 1986), que
en las distribuciones de artefactos y se ha enri- ha sido objeto de una gran atención como posible
quecido la visión sobre las posibles causas de esta indicador de actividades como el abonado de los
complejidad, se ha producido un notable desarro- campos (Wilkinson 1982, 1989; Hayes 1991).
llo en la sofisticación de los sistemas de docu- Dicha hipótesis ha sido ampliamente debatida,
mentación. Obviamente esto ha supuesto un fuer- planteándose numerosos matices y explicaciones
te aumento del coste material y humano para alternativas que ponen de manifiesto la gran com-
poder cumplir los objetivos, limitando la capaci- plejidad de las distribuciones de superficie
dad de abarcar extensiones mayores. (Alcock et al. 1994).
La aproximación estadística a la exploración Como señala Banning (2002: 20), el modelo
del terreno pretende en buena medida solventar de “fuera del sitio” se contrapone conceptual y
estos problemas, proporcionando estimaciones metodológicamente al de la prospección “sin si-
fiables sobre las pautas de ocupación humana del tios”. Este último tipo de trabajos suele asumir
espacio a partir de técnicas de muestreo. Sin em- como unidad básica del registro el ítem, planteán-
bargo existen problemas relativos a la estructura dose como objetivo no la localización de sitios y
y escala de determinados procesos políticos, eco- su delimitación frente al ruido de fondo, sino el
nómicos, demográficos, etc., que sólo pueden ser análisis de las variaciones en la presencia de ha-
abordados de manera satisfactoria contando con llazgos de superficie a través del espacio. Esta
un registro de calidad de espacios de un tamaño forma de concebir los datos de superficie puede
significativo. Existe por otro lado otro problema resultar especialmente operativa para valorar
que dificulta el desarrollo fluido del reconoci- cuestiones tales como la probabilidad de hallaz-
miento de superficie. Se trata de la discontinuidad gos y el efecto de diversos factores ambientales
que se plantea entre los métodos empleados para (actividad erosiva, formación de suelos, visibili-
el estudio de áreas amplias y los que se utilizan dad de superficie, efecto de las prácticas agríco-
en la prospección intensiva a escala de sitio ar- las...). Al centrarse en el problema de la distribu-
queológico (cuyo incremento es otra de las ten- ción, ambos enfoques precisan de sistemas de
dencias actuales en este tipo de estudios). registro capaces de reflejar, de una forma matiza-
Detrás de las transformaciones que acabamos da y con un aceptable nivel de resolución, los
de señalar está un cambio aún más profundo que cambios en cuanto al tipo, densidad, rodamiento
se refiere a la manera de entender la interacción y fragmentación del material. Otra cuestión es la
de los grupos humanos entre sí y con su entorno, definición de las entidades objeto de registro, que
así como a los medios para aproximarse a esta determina el uso de procedimientos más o menos
alejados de la tradicional localización y delimita-
ción de los sitios como unidad básica de trabajo.
ción Geográfica aplicados a la investigación y planificación te- Por nuestra parte consideramos que tiene poco
rritorial del patrimonio arqueológico de la comarca de La
Serena”. Junta de Extremadura, PRI 06B098. Investigador prin- sentido la adopción de posturas radicales. Estima-
cipal: Sebastián Celestino Pérez; “Los paisajes agrarios del final mos en cambio más prudente el diseño de una
de la Protohistoria en el suroeste peninsular: estudio arqueológi- estrategia que asuma con toda la cautela el con-
co del territorio”. Proyecto Intramural Especial del CSIC
(PIE200710I013). Investigador principal: Victorino Mayoral cepto de sitio, y que sea capaz de ofrecer una
Herrera. continuidad entre los procedimientos de docu-
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mentación aplicados en éste y los que exigen las Cancho Roano (Maluquer de Motes 1981, 1983;
distribuciones más débiles y dispersas. Celestino Pérez 1996, 2003; Celestino Pérez y Ji-
En resumidas cuentas, en la prospección ar- ménez Ávila 1993), y se planteó ante la necesidad
queológica persiste el problema de encontrar un de una visión espacial y cronológicamente más
equilibrio entre esfuerzo y rendimiento sin renun- amplia para entender los procesos económicos y
ciar a una información de la máxima calidad po- sociales que dan sentido y contexto a este enclave.
sible. Al mismo tiempo continúa existiendo una Este cambio de perspectiva se tradujo en la in-
gran diversidad de soluciones metodológicas en corporación de la prospección de superficie como
función del modelo de distribución del registro una de las herramientas clave en el proceso de in-
arqueológico que se maneja. En estas páginas lo vestigación. Esto a su vez supuso enfrentarse al
que se plantea es la solución concreta adoptada registro e interpretación de un complejo palimp-
para afrontar este tipo de cuestiones en el marco sesto de materiales distribuidos a través del paisa-
de un proyecto de investigación actualmente en je, resultante de un prolongado proceso de activi-
curso. dad en un paisaje intensamente humanizado. La
estrategia específica adoptada fue diseñada por
Antonio Gilman, quien planificó y codirigió las
2. UN PROYECTO REGIONAL: LA prospecciones del primer proyecto de investiga-
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS ción desarrollado en La Serena.
PAISAJES AGRARIOS EN LA A grandes rasgos, el procedimiento de estos
COMARCA DE LA SERENA primeros trabajos se orientó tanto a la localización
(PROVINCIA DE BADAJOZ) y delimitación de las principales concentraciones
de material como entidades discretas, como al es-
El año 2000 el Departamento de Prehistoria del tudio de las distribuciones de menor densidad.
Instituto de Historia del CSIC, en colaboración Para ello se planteó un rastreo sistemático de las
con la Universidad de Extremadura, puso en mar- parcelas agrícolas con un reducido intervalo entre
cha un proyecto de investigación centrado en la prospectores. Gracias a este modus operandi es
evolución del paisaje en la comarca de la Serena posible obtener una imagen de alta resolución de
(Badajoz) desde la Prehistoria hasta la Romaniza- la variación en densidad y características del mate-
ción (Fig. 1). A partir de 2002 retomó la labor el rial de superficie en el conjunto del área de pros-
entonces recién creado Instituto de Arqueología de pección. Se asume que esta estrategia puede ser
Mérida manteniendo su colaboración con las ante- una vía de consecución de los siguientes objetivos:
riores instituciones. Dicho proyecto arranca a su • Determinar la extensión y forma de las dis-
vez de una prolongada labor de excavación en tribuciones de material identificables mediante
prospección.
• Determinar la secuencia ocupacional y la
existencia o no de variaciones temporales en la
localización de zonas de actividad.
Guadiana • Obtener datos sobre la estructura y función
de los asentamientos humanos.
R
Lám. III. Desarrollo de la primera etapa de la prospección. A. Planteamiento del eje para los recorridos; B. Inspección de
las parcelas; C. Cumplimentando la ficha descriptiva de una parcela; D. Descarga de los recuentos de fragmentos en un en-
torno SIG.
de superficie que de manera inequívoca fuesen altas prestaciones dentro de los aparatos de uso
recientes (vidrios, lozas, ladrillo...) fueron identi- no-profesional. A día de hoy, el principal incon-
ficados con un código diferente al resto. Esto per- veniente que presenta este tipo de aparatos es la
mitió delimitar las zonas más “contaminadas” limitada precisión de las mediciones que se pue-
con vertidos modernos. Por otro lado también se den obtener. Se trata de receptores que captan una
introdujo un código específico siempre que se re- única frecuencia y carecen de sistemas para dis-
conocía en zonas de baja densidad un elemento criminar y garantizar la calidad de la señal. Tam-
claramente antiguo (por ejemplo, la pestaña de poco permiten el proceso posterior de los datos.
una tegula). En el caso de que se tratara de cerá- Por todo ello el error típico que introducen
micas con un valor diagnóstico se recogían e puede estar entre dos y tres metros (Fig. 5). No
identificaban con una sigla correspondiente al obstante hay que señalar que la calidad de la se-
GPS empleado, la fecha y el número del punto. Si ñal mejora en parte gracias a la habilitación del
se estaba trabajando en zonas de densidad eleva- sistema EGNOS de que disponen estos aparatos,
da y con abundante material claramente antiguo aportando corrección diferencial en tiempo real.
se reservaba la toma de este tipo de datos para la Por otro lado, aunque existe la imprecisión men-
segunda fase del trabajo. cionada en coordenadas absolutas, la posición re-
lativa de los puntos obtenidos presentaba un error
5.2. Precisión, esfuerzo y rendimiento siempre inferior al metro.
El modelo de GPS utilizado en la primera eta- Frente a los inconvenientes señalados hay que
pa del trabajo se encuentra dentro de la gama de destacar las ventajas de este método. En primer
lugar, el coste reducido de los receptores hace
viable el equipar con uno de ellos a cada prospec-
tor. En segundo lugar hay que resaltar la agilidad
A y rapidez con la que se puede generar una car-
tografía global de la densidad de materiales en
zonas muy extensas. Pensamos, en fin, que es
despreciable el error introducido considerando la
intervención de diversos factores, como el des-
plazamiento del material por efecto de la erosión
o el arado, y teniendo en cuenta el tamaño medio
de las dispersiones. Lo realmente significativo en
esta etapa del trabajo fue captar una imagen de
conjunto mediante un reconocimiento inicial del
terreno que no encareciese demasiado el coste en
tiempo y esfuerzo de la prospección.
0 20 40 m Una vez inspeccionada cada parcela, se cum-
plimentaba una ficha de campo en la que se
Distancia al vértice topográfico
B 10 [1,947; 2,085] incluía toda la información relevante sobre los
16 5 [2,085; 2,222]
6 [2,222; 2,36] elementos arqueológicos detectados en ella
14 7 [2,36; 2,497]
6 [2,497; 2,635] (Lám. III, C). Igualmente se señalaba cualquier
12
10
17 [2,635; 2,772]
10 [2,772; 2,91] alteración reciente que pudiera amenazar su con-
Count
8
9 [2,91; 3,048]
7 [3,048; 3,185] servación (canteras de granito, abundantes en la
6 zona, nuevas construcciones...). Respecto a las
4 condiciones del reconocimiento del terreno, se re-
2
0
gistraron mediante descripciones genéricas datos
[1,947; 2,085) [2,222; 2,36) [2,635; 2,772)
Distancia
[3,048; 3,185] sobre la visibilidad, la topografía, el tipo de sus-
trato, el tipo de suelo (color, textura, compacta-
ción...) o el uso actual. Se tuvieron en cuenta con-
Fig. 5. Estimación del error de los receptores GPS em-
pleados en la primera fase de la prospección. A. Medicio-
diciones muy específicas que en la práctica tienen
nes realizadas sobre un vértice topográfico y un camino mucha influencia en la visibilidad (por ejemplo si
reflejados en un mapa a escala 1:10000; B. Gráfico con la un terreno en barbecho había sido arado reciente-
distancia al vértice de los puntos tomados sobre el mismo. mente o si estaba lavado y compactado por la llu-
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via). Se consideró poco operativo el empleo de para explorar la distribución de ítems creando
valores preestablecidos para rellenar las fichas o imágenes más sintéticas y globales o más deta-
el empleo de escalas numéricas (por ejemplo para lladas (Fig. 6).
la visibilidad). Las apreciaciones visuales de los
prospectores fueron anotadas y además esbozadas
sobre una copia en papel de la ortofotografía de la 5.3. Segundo paso: definiendo la naturaleza
zona (3). de las dispersiones
El registro obtenido con los GPS era regular-
Uno de los problemas que se ha planteado de
mente volcado en un portátil a medida que se
manera más frecuente en prospección es determi-
desarrollaba la prospección (Lám. III, D). El soft-
nar la forma y la extensión de las dispersiones de
ware empleado para gestionar estos datos fue
material. La delimitación de las mismas como en-
ArcGIS. Gracias a una extensión añadida al escri-
tidades discretas de un modo directo sobre el te-
torio de trabajo fue posible generar directamente
rreno exige establecer el umbral a partir del cual
una capa vectorial sin necesidad de conversiones
la densidad de hallazgos decrece significativa-
de formato o ajustes de la proyección cartográfica.
mente. En algunos casos esto se logra trazando
Estas distribuciones de puntos fueron utiliza-
radios tomando como centro la zona con mayor
das como base para generar mapas de densidad
presencia de materiales (véase por ejemplo Bint-
de material mediante técnicas de interpolación.
liff y Snodgrass 1985: 130-131). Estas demarca-
Aunque se crearon resultados para el conjunto del
ciones pueden resultar arbitrarias, especialmente
área prospectada, habría que considerar el sesgo
si se trabaja en zonas con un elevado “ruido de
introducido por las condiciones particulares de
fondo”, lo que exige a fin de cuentas una valora-
cada parcela, estimándose una medida prudente
ción de la importancia de este último. La alterna-
comparar los resultados con mapas de densidad
tiva (que es el fundamento del procedimiento que
parciales. Los métodos disponibles para realizar
hemos empleado) consistiría en registrar la varia-
estas estimaciones son muy variados y requieren
ción de la densidad a través del espacio para deci-
la toma de decisiones que influyen notablemen-
dir a posteriori dónde establecer los límites. Esto
te en el resultado Por nuestra parte optamos por
se determinó sintetizando los valores obtenidos
el método kernel. Con este nombre se designa a
mediante la reclasificación en categorías discre-
la función matemática que describe la forma
tas. Por tanto, las dispersiones son identificadas
del “abultamiento” producido por cada punto
por su “contraste” con el ruido de fondo, actual-
(Wheatley y Gillings 2002: 186). Frente a la esti-
mente estamos trabajando en un módulo que trata
mación simple de la densidad, este procedimiento
de automatizar la elección de umbral para identi-
permite generar superficies suavizadas y visual-
ficar concentraciones de material, que se basa en
mente más comprensibles. Uno de los parámetros
esencia en la reclasficación en categorías de la
que es posible modificar con este sistema es la
densidad de material. Los resultados preliminares
amplitud del abultamiento, que se calcula en fun-
han resultados satisfactorios, aunque será necesa-
ción de la anchura de banda. Ésta se establece
rio probarlo ante distintas circunstancias. De esta
como la distancia en torno a cada punto empleada
manera el ámbito de la prospección quedó subdi-
para buscar otros puntos adyacentes y que quedan
vidido en espacios de alta, media y baja presencia
así englobados en una agrupación. Como señalan
de materiales. Los intervalos se definieron en
Baxter et al. (1997: 348) estos intervalos son aná-
función del rango de valores presente en cada
logos a los de un histograma. Un radio de distan-
zona. Las áreas así diferenciadas se convirtieron
cia reducido genera un mapa de densidad que re-
en la base para estructurar la siguiente etapa del
fleja las pequeñas variaciones locales, mientras
trabajo que, como ya dijimos, consistió en la rea-
que un valor elevado tendría en cuenta los puntos
lización de muestreos. Se esperaba obtener con
más alejados y produciría una imagen mucho más
ellos una imagen representativa de las dispersio-
suavizada. Podemos así obtener varios resultados
nes en cuanto al tipo de material, su fragmenta-
ción, rodamiento, forma, posible cronología, etc.
De nuevo se priorizó el desarrollo de una estrate-
(3) Disponemos para el trabajo de la ortofoto elaborada por gia que permitiera alcanzar los objetivos propues-
la Dirección General de Ordenación del Territorio de la Junta de
Extremadura. Las imágenes manejadas corresponden al año tos con una relación aceptable entre inversión de
2002 y tienen una resolución espacial de 50 cm/píxel. esfuerzo y resultados.
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Densidad de frags.
Densidad de frags.
Fig. 6. Generación de mapas de densidad de hallazgos en la zona a con un radio de 20 (A) y 50 (B) metros de búsqueda
empleados para el cálculo.
sobre la topografía y el tipo de terreno (sustrato registro, y puede resultar más complejo hallar
geológico, suelos, uso actual...) podrá ayudarnos evidencias diagnósticas. Del mismo modo, nume-
a entender el proceso de formación y alteración rosas producciones comunes de vajilla de mesa y
de los conjuntos de superficie. almacenaje realizadas con técnicas de tradición
El efecto de las decisiones tomadas sobre el local podrían estar indicando la presencia de una
número y distribución de las unidades de mues- ocupación republicana o anterior. Sin embargo, en
treo plantea algunas dudas y dificultades. Nuestra ausencia de materiales con alto valor diagnóstico
elección a priori fue mantener el tamaño de la como las importaciones itálicas, estos importan-
cuadrícula y el número de unidades de muestreo tes matices cronológicos son difíciles de captar.
en la totalidad de las dispersiones, a fin de efec-
tuar comparaciones directas entre ellas. Sin em-
bargo, las diferencias en cuanto a densidad y ho- 6. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
mogeneidad de los materiales que las componen
hacen necesario un ajuste que garantice la re- El procedimiento descrito permitió un recono-
presentatividad de los datos para caracterizar la cimiento intensivo de una superficie de 250 ha en
naturaleza de una dispersión. Otro problema un total de 10 días de trabajo de campo. En la
planteado fue la capacidad de los muestreos para campaña del año siguiente, elevando a siete el nú-
detectar los elementos de distribución más mino- mero de prospectores equipados con GPS fue po-
ritaria e irregular. Éste sería el caso de la identifi- sible prospectar más de 900 ha en el mismo lapso
cación de ocupaciones prehistóricas en el interior de tiempo. Esto ha permitido completar el tran-
de conjuntos con múltiples períodos representa- secto de la zona A.
dos. En general, los sitios prehistóricos se carac- Junto con el recuento global de ítems a lo lar-
terizan con mayor frecuencia por la atonía de su go de los transectos se completó un muestreo de
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mos analizar de forma excesivamente detallada materiales considerados. Tan sólo la comparación
las facilidades que ofrece este tipo de método ma- entre la teja moderna y la romana (y aún de un
temático frente a otros, pero sí señalar que, en modo discreto) sugiere una pauta netamente di-
nuestro caso, sus ventajas principales son varias. ferenciada. Mas allá de la posibilidad que ofre-
En primer lugar, nos proporciona una estimación ce este proceder para establecer la existencia
del error de interpolación, facilitando la cuantifi- de patrones distintos, lo que se hace posible es
cación del ajuste entre los valores conocidos y la evaluar y comparar la intensidad de las dife-
superficie generada. En segundo lugar, este proce- rencias.
dimiento de interpolación mediante splines per- Por otra parte, hemos aplicado otros métodos
mite generar un modelo más ajustado a la superfi- para analizar los resultados de los muestreos, con
cie del área de trabajo, y una representación más resultados desiguales. Uno de ellos es el kriging.
realista del comportamiento espacial de las varia- Los resultados de su aplicación no han sido com-
bles (Wheatley y Gillings 2002: 193). Por último, pletamente satisfactorios, aunque es un sistema
la resolución de la superficie raster no incide di- que tiene en cuenta la creación de superficies de
rectamente sobre la interpolación, sino que de- tendencias y expresa el error cuadrático medio
pende directamente de la extensión de la superfi- que se genera. Por otro lado, las superficies se ge-
cie a estimar. neran mediante variogramas, que no han ofrecido
En el caso que presentamos como ejemplo, las garantía suficientes para representar un vo-
hemos utilizado el peso de cada tipo de material lumen de datos reducido y con una naturaleza de-
en cada unidad de muestreo para estimar la fre- sigual. Por ejemplo, los variogramas son muy
cuencia con la que puede registrarse un determi- sensibles a las variaciones bruscas entre las ob-
nado tipo de material en cada punto del área pros- servaciones y acaban por demostrar casi en todos
pectada. Hemos escogido únicamente categorías los casos la ausencia de un comportamiento espa-
que poseyeran suficiente entidad en términos es- cial de las variables tipificado por uno de los mo-
tadísticos (material constructivo romano, teja mo- delos matemáticos que requieren. Aun así, no es
derna y cerámicas a torno), dado que no es facti- descartable el uso de estos métodos en futuros
ble utilizar estos procedimientos para analizar el trabajos.
comportamiento de elementos cuya presencia sea Este tipo de exploraciones de la estructura de
poco significativa. El resultado obtenido (Fig. 10) los datos puede ser un medio para acercarnos a
es un modelo en el que se registra el peso espera- la caracterización de los múltiples procesos que
do para varios tipos de material en el conjunto de pueden conducir a la formación de las dispersio-
la superficie muestreada. El objetivo de generar nes de superficie. Éstos, como ya hemos visto,
estas imágenes parciales fue comparar la distri- pueden ir desde la acumulación derivada de una
bución de las diferentes categorías de ítems en actividad más o menos concentrada y duradera en
busca de pautas identificables en su variación el tiempo (“sitios” de muy diversa índole relacio-
conjunta. Para poder evaluar de una forma más nados con la estructuración de los paisajes agra-
objetiva la posible existencia de asociaciones, re- rios), hasta el fruto de prácticas reiteradas de
currimos a una matriz de correlación obtenida carácter extensivo como el abonado. Al mismo
mediante el coeficiente de correlación de Pear- tiempo, el llamado “ruido de fondo” puede co-
son. Comparamos los valores de cada una de las rresponderse con diversos episodios en la explo-
celdas de las superficies y establecimos estadísti- tación de la tierra, incluyendo el de la actividad
camente si existían relaciones entre los tipos de
material de una determinada dispersión (Tab. 1).
Torno
Como es sabido, en una matriz de este tipo la co- Tegula Teja
oxidante
rrelación más consistente se produce cuando los
valores positivos tienden a uno. La relación entre Tegula 1 –0,46 0,05
los materiales es más débil a medida que el índice Teja –0,46 1 0,23
de correlación se aproxima a cero, mientras que Torno oxidante 0,05 0,23 1
un valor negativo elevado indica una correlación Tab. 1. Matriz de correlación generada a partir de la co-
inversa. Como puede verse, la distribución de rrelación de los distintas superficies de tendencia genera-
fragmentos a torno es la más homogénea y no das para la tegula, teja y cerámica oxidante realizada a
guarda una particular correlación con los otros torno.
A B
C D
Fig. 10. Explorando una dispersión de superficie. A. Distribución de cerámica prehistórica “oculta” bajo una densa con-
centración de material romano. Superficie de Tendencia del peso estimado de B. Tegulas; C. Cerámica a torno oxidante;
D. Teja árabe.
agrícola más reciente. En este último sentido una posibilidad de establecer variaciones dentro de
estrategia intensiva como la expuesta puede ser los conjuntos de superficie, valorando la existen-
útil para calibrar la importancia de las alteracio- cia de cambios en la forma y tamaño de las ocu-
nes más modernas. Desde el punto de vista crono- paciones a lo largo del tiempo o delimitando zo-
lógico y funcional es igualmente interesante la nas de actividad. En cualquier caso, es importante
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Métodos de prospección arqueológica intensiva en el marco de un proyecto regional... 23
avanzar hacia una caracterización más dinámica En cuanto a los materiales recuperados, quizás
de las dispersiones, que tenga en cuenta factores los mayores problemas se refieren la adecuada
relacionados con los procesos de alteración de los clasificación cronológica de la cerámica, no sólo
depósitos arqueológicos (Mayoral Herrera et al. por la escasez de elementos con potencial valor
2006; Chapa Brunet et al. 2003). Un elemento diagnóstico, sino por la falta de referencias a es-
clave para desarrollar esta aproximación sería un cala regional para determinados períodos. Así,
buen estudio geomorfológico del que aún no se por ejemplo, es una difícil tarea diferenciar las
dispone, dado el breve desarrollo temporal que cerámicas comunes de tradición local producidas
tienen aún nuestros trabajos. durante los inicios de la presencia romana de las
adscribibles a la etapa precedente. Otro problema
para caracterizar las dispersiones es en ocasiones
la superposición de un denso manto de material
PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS
moderno. Hay que filtrar todo este “estruendoso”
FUTURAS
ruido para escuchar señales que se emiten con
una frecuencia muy baja.
Muchas cosas precisan ser mejoradas. Por lo Tampoco tenemos respuestas sencillas para el
que respecta al sistema de gestión de información tratamiento de una variable que estimamos im-
durante el desarrollo del trabajo, es posible au- portante, como es el desgaste y alteración del ma-
mentar la agilidad y velocidad para descargar e terial de superficie. La escala utilizada se presta
integrar los recuentos iniciales. De cara a las pró- a una notable subjetividad, y sería preciso ex-
ximas campañas de prospección se ha puesto a plorar el potencial de técnicas aplicadas en otros
punto una aplicación basada en GRASS que rea- proyectos. En términos generales, pensamos que
liza todo el proceso de descarga, almacenamien- el estudio de esta cuestión podría abordarse des-
to, fusión y procesado de los datos de la primera de una perspectiva experimental, confrontando
fase del trabajo en un solo paso. Junto al ahorro muestras resultantes de la acción de procesos co-
de tiempo este sistema facilitará la gestión de un nocidos con los conjuntos arqueológicos. La tan
número mayor de receptores, lo cual puede multi- debatida cuestión del abonado podría abordarse
plicar sensiblemente el ritmo de trabajo sin que de esta manera, ya que aún subsisten en numero-
ello afecte a la calidad de la información. sas áreas rurales campos con claras evidencias de
Otro problema aún no resuelto satisfactoria- esta práctica tradicional e incluso el testimonio
mente en cuanto a la ejecución de las prospeccio- vivo de quienes las han mantenido.
nes es la necesidad de adaptación a terrenos no Si, finalmente, atendemos a la cuestión del
cultivados en los que carecemos de una pauta análisis de los datos, su gran abundancia plantea
para la inspección a intervalos regulares. La solu- tanto oportunidades como retos para lograr su
ción de trazar artificialmente los ejes de los reco- adecuada explotación y valoración. Nos parece
rridos no se considera satisfactoria, ya que el particularmente importante extremar el cuidado
tiempo consumido en esta tarea es demasiado ele- en la generación de la información que a su vez
vado en proporción al previsible rendimiento en va a utilizarse como base para la realización de
cuanto a hallazgos en superficie. La alternativa nuevos análisis. Esto se refiere tanto a las esti-
que nos parece más viable sería cubrir estas zonas maciones preliminares sobre densidad de ítems
mediante puntos de muestreo, aunque la precisión como al sistema de muestreo (resolución de la
exigida ralentizaría en cualquier caso el ritmo de malla, fracción muestral, tipo de unidad de mues-
trabajo. Por otra parte, el empleo de esta estrate- treo...). En un plano más experimental, podemos
gia en zonas de escasa visibilidad presenta nume- señalar el potencial de la contraposición entre los
rosos problemas en cuanto a la representatividad recuentos globales y los resultados de los mues-
de los resultados (Banning 2002: 121). La cues- treos como una base interesante para la simula-
tión tiene importancia, ya que concentrarse exclu- ción de resultados, experimentando con el efecto
sivamente en los espacios cultivados introduce un que puede tener modificar los parámetros de es-
claro sesgo en nuestra imagen de la huella huma- tos últimos.
na en el paisaje. Debemos, por tanto, acometer de Para concluir, pensamos que el sistema de re-
manera sistemática la exploración de sus zonas gistro que hemos expuesto posee un gran poten-
menos “amistosas” para la prospección. cial para el estudio intensivo del paisaje, tanto por
T. P., 66, N.º 1, enero-junio 2009, pp. 7-25, ISSN: 0082-5638
doi: 10.3989/tp.2009.09010
24 Victorino Mayoral, Enrique Cerrillo y Sebastián Celestino Pérez
la agilidad en su ejecución como por el volumen Banning, E.B. 2002: Archaeological Survey. Kluwer
y calidad de la información que nos aporta. El Academic/ Plenum Publishers. Nueva York.
proceso de trabajo es fluido en dos sentidos. Pri- Baxter, M.J.; Beardah, C.C. y Wright, R.V. 1997:
mero, por lo que respecta a la integración de sus “Some Archaeological Applications of Kernel
diferentes etapas, permitiendo una rápida descar- Density Estimates”. Journal of Archaeological
Science 24: 347-354.
ga y análisis de los datos de campo para a su vez Bintliff, J.L. y Snodgrass, A.M. 1985: “The Cambrid-
retornar al terreno para realizar los muestreos. En ge/Bradford Boeotian Expedition: the First Four
segundo lugar, creemos que se ofrece un modus Years”. Journal of Field Archaeology 12: 123-161.
operandi que no plantea discontinuidad metodo- Blanton, R.E. 2001: “Mediterranean myopia”. Anti-
lógica entre el estudio de las áreas de mayor con- quity 75: 627-29.
centración y las zonas de escasa o nula presencia Burillo, F.; Ibáñez, J. y Alegre, E. 2005: “Prospección
de materiales en superficie. Esta consideración y concepto de asentamiento. El caso de la ciudad
del sitio arqueológico como una entidad “anida- celtibérica de Segeda”. Arqueología Espacial
da” en el paisaje es tributaria de la idea, apuntada 24-25: 165-184.
en la introducción, de la importancia de una apro- Campana, S. 2006: “DGPS e mobile GIS per
ximación integradora al registro de la huella ma- l’archeologia dei paesaggi”. En S. Campana y R.
terial en la totalidad del paisaje. Enlazando con Francovich (eds.): Laser scanner e GPS: paesaggi
archeologici e tecnologie digitali 1, atti del work-
nuestras reflexiones iniciales, lo que busca todo shop, 3 marzo 2005 Grosseto. Edizioni all’Insegna
este desarrollo metodológico es, en última instan- del Giglio. Florencia: 201-225.
cia, tender puentes entre el tratamiento intensivo Celestino Pérez, S. 1996: El Palacio-Santuario de
de pequeñas áreas y el estudio a escalas más am- Cancho Roano V-VI-VII. Los sectores oeste, sur y
plias. Es importante mantener esta perspectiva si este. Junta de Extremadura, publicaciones del Mu-
nuestro objetivo es llegar a cuestiones sustantivas seo Arqueológico Provincial de Badajoz 3. Bada-
como la evolución demográfica, la intensidad de joz.
la explotación económica o la racionalidad de las Celestino Pérez, S. (ed.) 2003: Cancho Roano VIII y
decisiones de localización en el pasado. En defi- IX. Los materiales arqueológicos. Instituto de
nitiva, para acercarse a la lógica social de la es- Arqueología, CSIC. Mérida.
tructuración de los paisajes agrarios a través del Celestino Pérez, S. y Jiménez Ávila, J. 1993: El Pala-
cio-Santuario de Cancho Roano IV. El sector norte.
tiempo.
Bartolomé Gil Santacruz. Badajoz.
Celestino Perez, S. y Walid, S. 2003: “Proyecto ar-
queológico “La Serena”. En S. Torallas Tovar (ed.):
AGRADECIMIENTOS Memoria. Seminarios de Filología e Historia.
CSIC. Madrid: 47-53.
Queremos en primer lugar expresar nuestra Chapa Brunet, T.; Uriarte González, A.; Vicent, J.M.;
gratitud a Jose Ángel Salgado, Rebeca Cazorla, Mayoral Herrera, V. y Pereira Sieso, J. 2003: “Pro-
Ana Cabrera, Sergio Muñoz, M.ª Isabel Roger, puesta metodológica para una prospección arqueo-
Daniel Martín, Marcos A. Martelo, M.ª Jesús Do- lógica sistemática: el caso del Guadiana Menor
mínguez, Rui Mataloto y Mario Gomes por su (Jaén, España)”. Trabajos de Prehistoria 60: 11-34.
entusiasta colaboración en las tareas de pros- Chapa Brunet, T.; Vicent, J.M.; Uriarte González, A.;
pección. Agradecemos a Antonio Uriarte, Teresa Mayoral Herrera, V. y Pereira Sieso, J. 2004: “Un
programa de prospecciones arqueológicas para el
Chapa y Carlos Fernández sus impresiones y co- valle del Guadiana Menor (Jaén)”. Arqueología
mentarios durante el proceso de elaboración de Espacial 24-25: 123-144.
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