Está en la página 1de 3

Como atraer a los peces 

"Macizo, Bromeo, Engodo"

A continuación en este articulo de la sección cebos os vamos a hablar del Macizo, también
conocido como Anguado, Bromeo o Engodo según en la zona del territorio en el que pesquemos.
Muy utilizado antiguamente en épocas en el que la pesca desde orilla era la reina de las pescas en
mar, hoy en día la pesca al lanzado o surf-casting ha contribuido a que muchos pescadores
practiquen esta técnica principalmente, y dejando de lado la pesca a boya desde orilla y por
consiguiente la utilización de un atrayente de peces (Macizo) a la postura de pesca.
El macizo según el diccionario de la Real Academia es "el cebo que emplean los pescadores,
consistente en una mezcla de residuos de pescado, como sardinas o chicharros, o sus
desperdicios, o más comúnmente, en salvado y arena." Si buscáramos cebo en el diccionario
veríamos que lo denomina como "atrayente", por tanto hablaríamos del atrayente para peces
formado por la mezcla de restos de pescado y arena...
Ahora solo vamos ha hablar del macizo como atrayente para pesca en el mar, pero no nos
queremos olvidar de su importancia en la pesca de ciprinidos, pero eso será otra historia de la
que hablaremos en la sección de ciprinidos ya que en la pesca de ciprinidos esta técnica de atraer
a los peces a nuestra postura se ha perfeccionado tanto que daría para escribir un libro.
Antiguamente la arena de playa era el principal componente que se utilizaba pero en la actualidad
es muy utilizada la harina. Con la aparición de diferentes tipos de harinas, que podemos encontrar
en las tiendas de pesca para hacer los macizos utilizados en la pesca de ciprinidos, le dan al
bromeo mucho mas olor y poder de atracción.
El bromeo se puede hacer mezclando diferentes materiales según las especies que queramos
atraer, aquí os vamos ha enseñar como hacer el mas común, el formado por sardinas en salazón.
Este es el mas polivalente y utilizado, al atraer a casi todas las especies por no decir a todas. 

Como hacer macizo de sardina:

1-Compraremos las sardinas o parrochas necesarias dependiendo de la cantidad que queramos


hacer. En los puertos, muchos mayoristas de pescado tiran gran cantidad de ellas los sábados ya
que no aguantan frescas el fin de semana (no les importara darnos las que queramos).

2-Las meteremos en un bidón de plástico (servirán los de pintura para cantidades no muy
grandes) junto con bastante cantidad de sal gorda para que de esa manera se sequen y pierdan
el agua. Allí deberán estar unos cuantos días, una vez metidas en sal no pudrirán así que
podremos tenerlas todo el tiempo que queramos. La sal la podremos comprar por sacos grandes
en tiendas agrícolas (la usan para curtidos y salazones).
3-Pasados unos días, separamos las sardinas del agua y las pasamos a otro bidón donde haremos
el macizo. El agua con la sal nos servirá para meter mas sardinas en salazón así que no la
tiraremos a no ser que después de unas cuantas veces haya demasiada.
4-Con un taladro y una varilla de amasar mortero trituraremos bien las sardinas hasta que nos
quede una pasta homogénea y consistente lista para pescar. Si nos ha quedado muy liquido (cosa
que no suele pasar si se escurren bien las sardinas) siempre podremos añadir algo de harina o
arena de playa dependiendo del uso que le queramos dar.
El macizo o engodo en el mar

El macizo o engodo es un alimento que arrojamos al agua en distintas dosis, con la intención de
que los peces se ceben para facilitar que acudan a nuestra zona de pesca, o para que se
familiaricen con el alimento con el que luego encarnaremos el anzuelo, o ambas cosas.
De lo anterior se desprende que el macizo puede estar compuesto de muy distintas materias y,
con bastante frecuencia, de la misma que usamos para encarnar. En ocasiones, el verdadero
problema radica en hacer llegar el macizo hasta el punto en el que queremos pescar y, más aún,
hacer que permanezca allí.
Para ello deberemos sopesar las corrientes, la profundidad, así como la constitución del
propio macizo. Para lanzarlo podemos utilizar un tiragomas especial (sobre todo si le hemos
dado forma de bolitas, o si se trata de pequeños animales de poco peso que queramos arrojar
enteros, como quisquillas, gusanillos, etc.)

En caso de que practiquemos una pesca de rompiente en zonas con marea pronunciada -todas
nuestras costas salvo las mediterráneas- existe una forma magnífica de dosificar el macizo para
que su acción se prolongue durante toda la jornada y mantenga a la pesca en nuestro radio
de acción.
Habrá que empezar diciendo que cuando se practica esta pesca de rompiente cercana a las rocas,
se aprovecha siempre el espacio de tiempo durante el cual la marea está subiendo, que es
cuando los peces de roca se acercan a comer en los tramos del litoral que va cubriendo
progresivamente el agua a medida que la marea avanza. Este es el caso de los sargos, las
lubinas, los lábridos y un largo etc. Pues bien, lo que haremos con el macizo es precisamente eso,
no arrojarlo directamente al agua, sino esparcirlo en distintos niveles sobre las rocas que serán
bañadas por la marea. De esta manera nos aseguraremos que siempre habrá macizo en el agua,
y mantendrá a los peces pegados al lugar que deseemos y expectantes ante la afluencia de
comida que obtendrán progresivamente con el avance de la marea.
 Si, por el contrario, pescamos a fondo, lejos de la rompiente, en una embarcación a
cierta distancia de la costa, podemos encontrar dificultades para hacer llegar el macizo
hasta nuestro pesquil, que se encuentra en el fondo, a veces, a muchas brazas de profundidad.
Entonces, si arrojamos directamente el macizo a la superficie, lo normal es que apenas una
mínima parte llegue hasta el fondo, y en caso de que haya corriente -que es lo normal- el poco
macizo que llegue al fondo alcance una zona muy alejada de donde pescan nuestros aparejos.
El truco que emplearemos para solventar esta situación es el de la bolsa de papel lastrada con
piedras. A tal fin, introduciremos cierta cantidad de macizo en una bolsa de papel, a la que
previamente hemos añadido un par de piedras de mediano tamaño; cerraremos la bolsa y la
amarraremos a un cabo o un sedal de distancia bastante para llegar hasta el fondo. Una vez allí,
esperamos unos poco minutos y damos un fuerte tirón, con lo que conseguiremos romper el
fondo de la bolsa de papel y liberar el macizo que habrá llegado de esta manera hasta el punto
donde trabajan nuestros aparejos de fondo.
Otra forma que se revela excelente, consiste en utilizar un trozo de red o una malla -como las de
las bolsas de naranjas- y la llenamos de peces troceados y de piedras para lastrarla. De esta
forma nos aseguraremos un macizo permanente cerca de nuestros aparejos.

Pescando en la rompiente podemos hacer un buen macizo a partir de los invertebrados que


pueblan las playas y escolleras. Estos animales que servirán para procurarnos el macizo
son básicamente moluscos y crustáceos, desdeñando los equinodermos, salvo el erizo de mar,
que bien triturado y mezclado con arena, constituye también la base de un macizo excelente.
Para ello, recoja cangrejos, mejillones, lapas etc. Macháquelos con una piedra al tiempo que los
va mezclando con arena y agua marina. Obtendrá un macizo perfecto para los peces de roca.
No obstante, este tipo de macizo es bastante agresivo para con el medio, por lo que suele ser
más recomendable el tradicional macizo a base de despojos de pescado, sobre todo de sardina o
de anchoas.
Si tenemos la suerte de estar en una localidad donde podamos acercarnos hasta una conservera,
no tendremos problemas para conseguir gratis estos despojos.
Convenientemente salados y mezclados con harina, con un poco de arena o con cualquier otra
sustancia para darles la consistencia y el peso que se prefiera, podremos guardarlos durante
mucho tiempo en botes de plástico bien cerrados.
Así nos aseguraremos tener siempre macizo disponible para cuando lo precisemos.

También podría gustarte