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Como una norma: se puede definir como el conjunto de normas que rigen
el actuar del hombre en la sociedad y encarga a un ente regulador para tal fin.
Van a imponer deberes y derechos: es decir el derecho como ordenamiento
jurídico.
Como una facultad: Conjunto de Derechos adquiridos y ejercidos por los
individuos protegidos por el poder público o Estado.
Los fines jurídicos intentan y pueden satisfacer las aspiraciones del grupo
social si se verifican en el plano de la realidad. Sirven de medios legales que
permiten afianzar la plasmación de valores en la sociedad.
El problema de los valores del derecho es que las leyes nacen, se aplican
y mueren; pues el derecho positivo es cambiante y toma conciencia de que a
medida que la sociedad se hace más compleja, las normas necesitan adaptarse
a nuevas circunstancias y, por ello, su permanencia en el tiempo es mucho más
breve. Llevado por este cúmulo de experiencias, el ser humano se ha
preocupado por encontrar unos valores éticos que sirvan para justificar y
fundamentar el derecho y constituyan un límite a la voluntad del legislador.
Los requisitos o aspectos de la justicia son: la justicia como virtud, la justicia ideal
y la justicia como conocimiento. Consideramos que la justicia en este sentido es
una virtud y por ella en su significación interviene la moral. "El fin es una situación
propuesta a nuestra libertad como termino de llegada, situación a la que se llega
efectivamente cuando el fin se realiza".
3.- EL BIEN COMÚN:
Este bien común puede ser entendido como el estado que una sociedad
intenta alcanzar en donde las personas que allí residen tienen la posibilidad de
obtener el conjunto de condiciones necesarias para una vida digna y de calidad,
en donde pueden, fructíferamente, alcanzar el perfeccionamiento de su
personalidad. Esto puede referirse en un nivel material, moral, profesional e
intelectual. Siempre manteniendo en cuenta que el bien común que el Derecho
persigue como fin, es un estado de oportunidades igualitarias para todos, y no
solo para un sector privilegiado de la sociedad; el bienestar es comunitario y no
individual.
4.- Recto uso del bien común por los particulares: En este requisito lo que
más constituye al bien común es el grado de perfección personal que se alcanza
con el recto uso de los bienes inherentes a la riqueza y comodidad material, si
estos son utilizados para el mal en nuestra vida cotidiana. Por lo que existen
personas con niveles económicos bajos, con niveles superiores en la aplicación
del bien común.
4.- JUSTICIA
Según Luis María Olaso, para que exista justicia es necesario que
concurran un conjunto de requisitos esenciales. Olaso considera requisitos
esenciales de la justicia: la alteridad de la persona, la existencia de un deber y
un derecho, la igualdad y la objetividad.
PLATÓN:
Nace el 428 a.c. en Atenas, fue hijo de Aristón y de Perictione, ambos
formaban parte de la clase dirigente durante el gobierno de Pericles. Platón era
entonces un joven aristócrata,-desciende por línea paterna del último rey de
Atenas- y quizás por ello, muy interesado en la política cuando conoce a
Sócrates personaje de gran influencia para él.
Al morir Sócrates condenado a beber el veneno de la cicuta, Platón se
retira hacia la ciudad de Megara y luego iniciará largos viajes por Egipto, Creta y
Delos, tras un breve retorno incluso participa en la batalla de Corinto, donde los
atenienses vuelven a ser derrotados por los espartanos; después, luego de un
nuevo viaje por la llamada Magna Grecia (el sur de Italia) recibe el llamado de
Dión, discípulo suyo y cuñado del entonces tirano de Siracusa llamado, Dionisio
el Viejo con el objetivo de implementar las ideas preconizadas en su libro “La
República”, sin lograr el éxito deseado, pues el tirano hace expulsar de mala
manera al filósofo.
Este forzado exilio crea una de las más rocambolescas situaciones vividas
por filósofo alguno, cuando por directa orden del gobernante en cuestión, Platón
es vendido como esclavo en la isla de Egina, pero lo rescató Anníceris de Cirene,
que por suerte se encontraba allí, por veinte minas y lo envió a Atenas junto con
sus compañeros y logra volver así a la libertad.
Reestablecido en Atenas adquiere un terreno vecino al templo dedicado
en honor al héroe Akademos y funda su famosa escuela conocida como La
Academia. En el 367 a.c. ocurrida la muerte de Dionisio el Viejo, le sucede su
hijo Dionisio el Joven, más Dión reanuda sus vínculos con Platón para tomar el
poder; luego se suceden hechos complejos y diversos como el destierro de Dión
y la breve prisión de Platón, hasta una corta guerra que enfrenta Siracusa y el
joven gobernante ordena liberarlo, pero a pesar de los consejos del filósofo
ateniense, Dión insiste en retomar el poder, el cual había en algún momento, por
breve tiempo, conquistado en Siracusa pero muere en el intento.
Muchos afirman que esta situación de duro fracaso, agota en Platón el
sueño de instaurar una República regida por un filósofo y amargaría los años
últimos de su vida. Muere en 347 a.c. y sus discípulos lo habrían enterrado en el
jardín de la Academia.
“La República” es la obra más importante de Platón, ya que resume su
filosofía política. En ella se discute el problema frente a que es la justicia. La
justicia para platón es la suprema virtud. El distingue entre el mundo de las ideas
puramente intangibles que es el mundo de la razón pero no de los sentidos y, el
mundo sensible que captamos y vivimos, que es una reproducción imperfecta de
aquél, es como su sombra, de manera que para lograr un derecho justo precisará
traducir con pureza la estructura de la idea de justicia y cumplir rigurosamente
sus exigencias.
El concepto de justicia no se detiene en los actos eternos del hombre, sino
que regula lo interior del mismo, no permitiendo que ninguna parte de su alma
haga otra cosa que aquello que le es propio. La justicia se basa en el reparto
equitativo de los beneficios de una ciudad entre sus habitantes, de modo que
para gobernar de manera justa, aquellos que menos tienen deben ser los más
favorecidos por la organización de la ciudad. Los gobernantes que quieran serlo
de una ciudad, no pueden ser aquellos que ambicionen el poder para su propio
enriquecimiento, sino que deben gobernar aquellos que lo hagan en virtud al
desarrollo común. Si el gobierno recayese sobre aquellos que lo ambicionan, la
sociedad sería deficiente e injusta.
Para Platón, la justicia es un atributo de perfección comparable a la
sabiduría y a la valentía. La trasgresión a este principio de justicia se castiga
severamente, lo que permite que se cumplan todas las tareas de la ciudad. La
justicia consiste en hacer cada uno lo suyo. Esto es el concepto de justicia en
sociedad, lo cual consiste en que cada uno ocupe su puesto. Por lo tanto, la
justicia social consiste en la realización de las funciones propias de cada grupo
y que cada grupo social sea consecuente con la virtud que le es propia.
Así pues, podemos afirmar que la virtud de la justicia para Platón, se da
de dos formas:
Primera; la justicia en general, que es la virtud del orden. Es decir, poner
cada cosa en su sitio. En este sentido es tratada por los pensadores
presocráticos como justicia cósmica u orden cósmico.
Segunda; la justicia en sociedad, que es poner a cada ciudadano en su
lugar social, según su saber y el papel que puede y debe desempeñar
ARISTOTELES:
Aristóteles es uno de los pensadores clásicos de la filosofía occidental.
Sentó las bases y precedentes de diversos estudios y disciplinas y, en la mayoría
de estudios filosóficos, es el punto de partida (junto a Platón) hacia el resto de
pensadores influyentes desde la época intelectual griega.
Aristóteles nació en Estagira (Tracia, de ahí que se le nombre, a veces,
como "El Estagirita"), hacia el año 384 a.c. Su padre, Nicómaco, fue médico del
rey de Macedonia. Tal vez de él adquiere el gusto y la necesidad de validar sus
tesis a través de la experimentación. De hecho, su juventud la pasó
instruyéndose como aristócrata. No obstante, a los 18 años fue enviado a Atenas
a la Academia de Platón para seguir con su educación. No la abandonaría hasta
la muerte de su maestro. En el año 342 a.C. va a la corte del rey Filipo de
Macedonia quien le encomienda la educación de su hijo, el futuro Alejandro
Magno, que entonces sólo tenía trece años. Cuando éste se convirtió en rey
(336-335 a.C.), Aristóteles partió de Macedonia y es probable que permaneciera
durante algún tiempo en Estagira, su ciudad natal, que Alejandro reconstruyó en
pago de la deuda para con su maestro.
ULPIANO:
Domicio Ulpiano fue un jurista romano de origen fenicio. Fue tutor,
consejero y prefecto del pretorio del emperador Alejandro Severo. Nació el 170,
en Roma, y murió en el año 228. Fue un Jurisconsulto romano, considerado uno
de los más grandes jurisconsultos de la historia del Derecho. Era miembro de
una de las más importantes familias ecuestres de la provincia romana de Siria.
Fue el discípulo más aventajado del gran jurista clásico romano Papiano, de
quien fue asesor cuando este ocupó el cargo de perfecto del pretorio en el 203
d.C., cargo en el que Ulpiano permaneció hasta el 212 a.C.
Su producción, muy abundante, abarcó todas las ramas del Derecho
romano. Se le consideró autor de 287 libros, lo que le convirtió en el jurista más
prolífico de su época. Entre sus obras destacaron los Libri LXXXI ad edictum
praetoris y Libri II ad edictum aedilium curulium, en los que comentaba los
contenidos de los edictos de los pretores y de los ediles.
Para Ulpiano las costumbres en el Derecho quedaban instituidas por su
largo uso. La autoridad de la costumbre nacía del consentimiento del pueblo, lo
que era asumido por las generaciones posteriores como el ideal de la nación
romana. Describió la jurisprudencia como la ciencia del Derecho que define la
noticia de las cosas divinas y humanas, ciencia de lo justo y de lo injusto.
Se distinguen con este nombre tres principios generales de que nace
como de su fuente toda la doctrina del Derecho, y son:
1º vivir honestamente, «honeste vivere»;
2º. No hacer mal a otro, «neminem laedere»;
3º. Dar a cada uno lo suyo, «suum cuique tribuere».
El objeto del primero dicen, es hacer un hombre de bien; el objeto del
segundo es hacer un buen ciudadano, y el objeto del tercero es hacer un buen
magistrado. El primero enseña lo que el hombre se debe a sí mismo; el segundo
lo que debe a los demás, y el tercero, lo que debe un magistrado a los que están
sometidos bajo su jurisdicción.
El primero de estos preceptos se limita a una pura honestidad, la cual
puede violarse sin hacer daño a nadie cuando se hace una cosa que está
permitida, pero no es conforme al decoro: “Non omne quod licet, honestum est”.
El segundo nos ordena que no hagamos en el comercio de la vida cosa alguna
que cause daño o perjuicio a otra persona, cualquiera que ella sea, en sus
bienes, en su reputación o en su cuerpo, “sive in bonis, sive in fama, sive in
corpore”, de modo que este concepto excluye toda violencia, toda malicia, todo
fraude y, generalmente, todo lo que se opone a la buena fe. El tercero, en fin,
enseña a los encargados de la administración de la justicia las reglas que deben
seguir en el desempeño de sus funciones.
Ulpiano, él definió la justicia como la continua y perpetua voluntad de dar
a cada uno lo que le corresponde.
SANTO TOMAS DE AQUINO:
Nacido en Roccasecca, Italia entre el año 1224 y 1225, Tomás de Aquino
fue un teólogo y filósofo escolástico. Durante su época se le consideró uno de
los pensadores más influyentes e importantes. Hoy en día continúa siendo un
imperdible para los estudiosos de metafísica y catolicismo.
Tomás creció en una familia noble, su padre Landolfo era descendiente
de los condes de Aquino y estaba emparentado con el emperador Federico II.
Su madre Teodora, también era hija de dos condes. Comenzó su educación
desde muy pequeño y siempre dentro de en un ambiente religioso. A los 5 años
inició su instrucción en la abadía de Montecasino, de la cual su tío era abad, allí
aprendió gramática, música, religión y moral. Cercano a los 15 años ingresó a la
Universidad de Nápoles donde aprendió lógica aristotélica, misma que marcaría
su obra entera.
Tomás siempre tuvo una gran inclinación religiosa, lo cual lo condujo en
su juventud a integrarse a la Orden de los dominicos, de la cual sería uno de los
miembros más destacados, junto con Alberto Magno. Su decisión de convertirse
en fraile iba en contra de los deseos de su familia, por lo cual sus hermanos lo
tuvieron encerrado durante más de un año en el castillo de Santo Giovanni,
intentando disuadirlo; sin embargo, finalmente logró ir a París y realizar sus
propósitos.
Al llegar a Francia ingresó a la Universidad de París, lugar en el que
conoció a otras personalidades importantes, como San Buenaventura, quien fue
su compañero y con el cual mantuvo varias disertaciones teológicas; también allí
comenzó su relación con Alberto Magno, del cual sería discípulo y quien influyera
de manera relevante en su formación y futuro, pues creyendo en el talento de su
estudiante comenzó a apoyarlo en sus estudios, instruyéndolo sobre todo la obra
de Aristóteles. Durante este periodo se ordena sacerdote.
Santo Tomás como seguidor de Aristóteles, piensa que el fin del estado
es el mantenimiento de la paz interior, mediante la protección de los enemigos
exteriores, y, la administración de justicia en el estado. Este clasifica la justicia
en: conmutativa, distributiva y legal, siguiendo el pensamiento aristotélico. Pero
vinculándola a los problemas dogmáticos de la iglesia.
Santo Tomás define a la Justicia en sentido estricto por referencia a su
objeto, qué es lo justo, lo debido, lo que pertenece a cada cual (lo suyo, lo de
cada uno). Tomás de Aquino dice también que el objeto de la Justicia es el
derecho. Lo hace al comentar la definición clásica de la Justicia. Esta, la Justicia,
es “el hábito según el cual alguien, con constante y perpetua voluntad, da a cada
uno su Derecho. Y en otro sitio escribe: “Se llama a algo justo en cuanto tiene la
rectitud de la Justicia o en cuanto termina la acción justa (...). La Justicia, entre
las demás virtudes, se determina especialmente en razón de su objeto al que se
llama justo. Y esto es también el Derecho. De donde es manifiesto que el
Derecho es el objeto de la Justicia.
Una de las principales limitaciones de su ética como padre de la Iglesia,
es hacer compatible la filosofía aristotélica con el pensamiento cristiano. Esta
compatibilidad obliga a que el bien supremo no sea la felicidad de la comunidad
sino la armonía de la vida humana con la ley divina, quedando las leyes sociales
en un plano secundario frente a las normas de Dios.
Santo Tomás realizó el acercamiento de la ética a la política, lo que
supuso una fuente de inspiración para el posterior desarrollo de la filosofía
occidental.
Para Santo Tomás, igual que para Aristóteles, el ser humano solo posee
una naturaleza social, donde la satisfacción de las necesidades solo pueden
llevarse a cabo en comunidad, por lo que el bien de la sociedad está por encima
de la individual.
Toda persona tiene derecho a recibir de la sociedad los bienes necesarios
para su desarrollo personal, a cambio tiene que cumplir unas obligaciones con
los demás. Para esto debe existir un marco legal que asegure el cumplimiento
de las responsabilidades de cada uno, con lo que contamos con el plano de las
virtudes conocida como legalidad, llamada por Santo Tomás, justicia general.
La justicia debe alcanzar a todos los miembros de la sociedad. El poder
reside en los gobernantes cuya obligación es satisfacer las necesidades de la
sociedad y para ello debe de contar con mecanismos que castigue a los
infractores.
Clasificación de la justicia según Santo Tomás de Aquino
a) La justicia conmutativa: Lo esencial para que exista un orden entre los
individuos, es el respeto entre las partes integrantes del grupo social, respeto
que se basa en la idea en que todos somos iguales en cuanto apersonas
humanas.
b) La justicia Distributiva: Regula las relaciones en la comunidad (El
Estado frente a los individuos que la forman)
c) La justicia Legal: Exige a cada uno de los miembros de la comunidad
ordenar adecuadamente su conducta al bien general, es decir, al bien de la
comunidad. La justicia legal preside las relaciones del hombre y el grupo social.
DELVECCIO:
Filósofo italiano del Derecho, nacido en Bolonia el 26 de agosto de 1878
y muerto en Génova el 28 de noviembre de 1970. Fue profesor de Filosofía del
Derecho en las universidades de Ferrara, Sassari, Mesina, Bolonia y Roma.
Experto en filosofía del derecho, reconocido por su trabajo como uno de los
principales ideólogos fascistas.
Criticó el positivismo filosófico, argumentando que el concepto de Derecho
no puede ser derivado de la sola observación de los fenómenos jurídicos. En
este sentido, se inscribe en la disputa entre la filosofía, la sociología y la teoría
general del derecho que se desarrollaba en Alemania, redefiniendo la filosofía
del derecho, a la cual atribuyó tres tareas: una tarea lógica que consiste en
construir el concepto de derecho; una tarea fenomenológica que se ocupa del
estudio de la ley como un fenómeno social; y una tarea deontológica consistente
en "la búsqueda y el cuidado de la justicia, es decir, el derecho que debe ser".
Por otra parte, en el Derecho se dan una forma y un contenido. El derecho
como fenómeno histórico puede cambiar en su contenido, es mudable en cierto
sentido. Pero la forma lógica es inmutable, está presente en toda manifestación
del derecho y constituye un elemento universal. Por último, la fuente del derecho
es la naturaleza humana. El Estado no es el creador del derecho, es solamente
el supremo órgano del derecho; el Estado es el propio hombre visto sub specie
iuris, y debe ser por su propia naturaleza la síntesis de los derechos de todos.
Giorgio Del Vecchio en un capítulo de su libro Derecho y Vida, hace una
interesante descripción de lo que es la Justicia. Del Vecchio empieza descifrando
lo que para los Pitagóricos o Itálicos era la justicia, y escribe que -para estos- “La
justicia consiste esencialmente en una igualdad”, y la Igualdad es una “relación
que se aplica a todas las especies cognoscibles de la realidad” es un
“instrumento lógico de pensamiento”, “una categoría”. La justicia era pues la
igualdad. La igualdad era una ecuación, que indica comparación y
correspondencia entre términos contrapuestos”.
Con Platón la Justicia significaba “armonía entre las diversas partes que
integran un todo”. Pero aquí se olvida que la justicia es más que eso, es una
“Regla de vida en sentido ético”, afirma Giorgio del Vecchio.
Más allá la justicia es propuesta como una virtud, pero no una virtud
aislada, sino mucho más, es decir, “la justicia no es sola y simplemente una
virtud, sino una virtud que se refiere al otro”. Eso indica que la característica es
que la justicia establece una relación entre sujetos, ese por tanto, una relación
jurídica; “la relación jurídica es esencialmente un vínculo entre personas”.
Eso indica que la justicia relaciona a los sujetos, pero un sujeto o persona
debe pensarse en relación a otra persona, “todo sujeto debe pensarse como
contrapuesto a otro sujeto”, por una razón primordial, debe “reconocer la
subjetividad ajena”.
Una parte fundamental del bien común es el orden público, que resulta de
la eficaz tutela de los derechos y obligaciones de todos los ciudadanos y de su
pacífica composición y armonía entre sí; de la debida observación de la
moralidad pública y ordenada convivencia de todos en la auténtica justicia. No
deja de ser un protagonista importante el ciudadano, pues él es el centro del
problema, para ello es preciso que internalice adecuadamente todos los
particulares que envuelven tan importante materia.
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