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Las voces de la naturaleza y sus habitantes

En los primeros días del año 2018, Año del Dialogo y la Reconciliación nacional, se observó un
clima caótico en el campo político que produjo efectos en el ambiente económico y social. Se
avizoraba un crecimiento de 4.5% del PIB por diversos factores favorables para la economía
peruana. Pero es probable que la economía crezca en menos de 4% o 2.3%.

Según el politólogo Eduardo Dargent nos centramos en problemas, conflictos y crispaciones


políticas y dejamos de lado cuestiones del Estado como educación, salud, territorialidad,
fortalecimiento de la democracia, seguridad y muchas reformas que se tienen que dar para
generar el bien común. Algo que no lo puede brindar el modelo de desarrollo adoptado en los
90, y que encamina a la economía por las sendas de un crecimiento ínfimo.

En estos momentos que toda la atención se centra en problemas políticos ocasionados por el
gobierno, es necesario fortalecer la Democracia debido a su importancia para el desarrollo
humano desde la dimensión política. Asimismo, esta conlleva a la solidez de las instituciones
gubernamentales y los partidos políticos, la recuperación de la confianza de la ciudadanía y por
ende genera las condiciones óptimas para un marco de diálogo en diferentes sectores y niveles
de las relaciones de la sociedad. Además favorecer a consolidar una economía sostenible libre
de corrupción.

La democracia también es un elemento importante como un enlace cohesionador entre el


Estado y los pueblos originarios. Históricamente la élite gobernante y tecnocrática desdeñó,
marginó y explotó a los indígenas de la sierra y a las comunidades de la selva y los usó como
instrumentos económicos en los boom del guano, el gaucho y la minería. Y tal parece que dicho
elemento cohesionador no existió con el modelo económico (neoliberal) impuesto desde las
instituciones económicas supranacionales como el FMI. Debido a que, en estos momentos,
gracias a la visita del representante político de El Vaticano (el Papa Francisco) recién se visibilizan
a todo pulmón las voces de las comunidades indígenas: “Los nativos de la Amazonía del Perú
somos los sobrevivientes de muchas crueldades e injusticias. Nuestros hermanos indígenas de
varias regiones de la Amazonía sufren por las explotaciones de nuestros recursos naturales. En
la actualidad, muchos foráneos invaden nuestro territorio” fueron las declaraciones de una
representante nativa ante la mirada atenta del Papa Francisco.

Es evidente que al sistema económico ni a su versión camuflada como capitalismo natural


(llamado así porque es en lo que el capitalismo puede convertirse si su mayor categoría de
capital -el "capital natural" de los servicios del ecosistema- son valorados adecuadamente)
importado por los foráneos no le interesa la vida de los indígenas, la conservación de nuestros
territorios, los bosques y la biodiversidad existente en esos espacios de la Amazonía del
hemisferio sur. Ya que se promueven grandes megaproyectos en diferentes sectores de la
actividad económica empresarial sin tener en cuenta la amenaza concreta que podrían sufrir los
pueblos originarios, así como la pérdida continua de áreas forestales y la realidad llamada “la
sexta extinción masiva”. Tampoco se observa políticas de conservación de lenguas originarias
eficientes (una continua imposición de aprender el idioma de la globalización). La reducción de
áreas de bosques en la Amazonía es notoria en los últimos años, según el Informe Planeta vivo,
en términos brutos, desde 1990, han desaparecido 239 millones de hectáreas de bosques
naturales. Además de ello, con el “boom” de autos eléctricos se desea construir
aproximadamente de 50 a 400 centrales hidroeléctricas en los pongos del rio Amazonas, cuya
consecuencia inconmensurable a priori es la alteración del sistema ecológica y, por ende una
reducción paulatina de las especies. La pérdida de la biodiversidad es un proceso silencioso, no
es como el cambio climático que es visible. Las causas de la pérdida de la biodiversidad vienen
de muchas esferas: pesca, transporte, energía, comercio, desechos, etc.

El Sumo Pontífice eleva el tema de los indígenas y su rol en la conservación de la biodiversidad


a una cuestión nacional y no solo en temas sectoriales que estaban a cargo de Ministerio del
Ambiente. Lo que se necesita es una reforma en los sistemas de gobernanza, buscar que la
protección a la biodiversidad sea tomada en cuenta por todos los sectores y la ciudadanía en
general y a nivel mundial. La declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos indígenas (UNDRIP) es un gran avance.

En esta etapa geológica llamada “Antropoceno”, el incremento de la temperatura es visible


producto de la emisión de CO2; debido a ello es menester la conservación de los bosques y de
sus habitantes porque son fundamentales para el funcionamiento de la Tierra. Retienen vastas
cantidades de carbono y liberan oxígeno. Influyen en las lluvias, filtran el agua dulce, evitan las
inundaciones y previenen la erosión del suelo. Producen alimentos naturales, leña y medicinas
que benefician a las personas que moran en ellos o en sus alrededores. Son depósitos de una
gama de cultivos potenciales y de materiales genéticos con propiedades curativas inexploradas
y saberes que están guardados en las comunidades originarias.

Con una democracia fortalecida y robusta el tema ambiental e indígena hubiesen estado
presentes siempre en la agenda de políticas nacionales. Pero se ha puesto en boga por la visita
del Papa y es un indicador de que nuestro sistema democrático todavía no toma impulso, ya que
todavía los pueblos indígenas observan cómo colonizan su entorno ecológico por parte del
hombre citadino. “Protejamos nuestra tierra para vivir en armonía. Nos sentimos orgullosos de
pertenecer a un pueblo originario y hablar nuestra lengua. A pesar de eso, tenemos miedo
porque los que son de otros lugares quieren desaparecernos, los pueblos indígenas de la
Amazonía queremos decir a toda la humanidad que nosotros también estamos preocupados
porque la tierra se está malogrando”- fueron las declaraciones de una representante nativa ante
la mirada atenta del Papa Francisco.

En suma, la visita del Santo Padre ha generado una sensación paz y tranquilidad en medio de la
población devota peruana. Sería recomendable que las indicaciones, consejos y exhortaciones
del Sumo Pontífice sean tomados en cuenta por las autoridades de nuestro país. Y además, que el
pueblo peruano en su conjunto trabaje por la unidad nacional, buscando siempre colaborar los
unos con los otros. Siendo empáticos con nuestros hermanos alcanzaremos el bienestar colectivo.

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