formación continua
Algunas consideraciones
EL APRENDIZAJE COLABORATIVO
● El aprendizaje colaborativo es una prioridad en la formación docente
● Apostamos al aprendizaje colaborativo en la modalidad presencial
como construcción social del conocimiento
PORQUE
● Permite crear comunidades de aprendizaje entre pares
aprender con otros, de otros, entre otros
● ejercitar nuevas dinámicas de comunicación con grupos de colegas
y generar espacios de producción
PERO
● No hay colaboración en cualquier trabajo grupal
● A colaborar se enseña y aprende
En este sentido, es fundamental tener en cuenta que el trabajo colaborativo es una apuesta
central de nuestra propuesta formativa, entendida como estrategia de formación continua y
Pero además, promover el trabajo colaborativo y comprenderlo como una habilidad que
debe ser aprendida y apropiada, nos permite instalar su necesidad en las aulas de
desarrollar estrategias de enseñanza que la propicien, con objetivos claros y concretos de
aprendizaje sobre los propósitos de cada propuesta. Vygotsky1 destaca la influencia de la
estructura social en el desarrollo de las personas, pone a la interacción social como centro
del desarrollo cognitivo, adquiriendo bases de conocimientos teóricos y prácticos en las
relaciones con los demás. Por ello es necesario el desarrollo en el aula de estrategias
grupales donde el aprendizaje pueda suceder mancomunado en su contexto, donde se
generen situaciones de análisis, discusión, diálogo, donde aparezcan procesos
comunicativos, actividades colectivas y colaborativas de espacios de aprendizajes comunes
en construcción de conocimientos con otros. No se trata de descartar el aprendizaje
individual, sino de promover, enseñar y aprender el aprendizaje colaborativo como
estrategia pedagógica vinculada al modo en cómo se enseña.
1
Vygotsky citado por Delval, Juan. El desarrollo humano.
2
María Paz Prendes Espinoza citada por Ana María Ehuletche (2009), diferencia aprendizaje
colaborativo de aprendizaje cooperativo: “[…] hilando más fino es posible distinguir entre aprendizaje
colaborativo y cooperativo. […] El trabajo colaborativo difiere del cooperativo en que en este primer
caso todo el conocimiento es construido conjuntamente y se negocia. Además, en la colaboración
hay un ujo de comunicación bidireccional continuo, mientras que en la cooperación es en ocasiones
unidireccional (cuando algún alumno asume un rol de experto explicando determinadas ideas del
grupo) y en otras multidireccional (cuando los miembros del grupo valoran alternativas y toman
decisiones). En la cooperación se producen consultas sobre lo hecho por cada uno, mientras que en
la colaboración se va haciendo conjuntamente”. Esta diferencia conceptual no será objeto de
reflexión en este breve documento, orientado con un sentido práctico, de modo que los usaremos de
manera indistinta para referirnos a los modos de aprender que se definen en este apartado.
¿Siempre que hay trabajo grupal hay colaboración? En un trabajo central para
comprender el aprendizaje de este tipo, Neil Mercer (1997) señala que trabajar
colaborativamente supone dar a la conversación un nuevo rol en los procesos educativos,
uno que ya no la considera subversiva y entorpecedora (como sucedería cuando los chicos
charlan en el aula) sino que reconoce a la interacción entre pares como un espacio de
producción y apropiación de saberes. Pero no toda conversación es cooperativa, aunque
sea fluida y entusiasta, y el autor reconoce tres tipos de conversación en el trabajo en
grupo.
¿Qué tipo de consignas? Para muchos autores y referentes del tema, el desarrollo de las
consignas es un momento central para el éxito del trabajo colaborativo, de la misma manera
que es fundamental que los cursantes comprendan esa consigna y sus objetivos. Al
respecto, Schwartzman (2009) señala que “el proceso de diseño supone imaginar buenas
actividades, anticipar los derroteros que éstas propondrán a los estudiantes, configurarlas y
ponerlas en marcha y, por último acompañar a los alumnos en su desarrollo”.
Flavia Terigi (2016) señala que la colaboración funciona cuando el asunto que convoca la
tarea solo puede resolverse mediante la colaboración de los participantes, es decir, cuando
se trata de una tarea que no se puede solucionar individualmente o a través de la suma
sucesiva de partes. Se trata entonces de tareas donde se requieren distintos puntos de
vista, donde la producción final es demasiado compleja o donde se espera que la
interacción de lugar a procesos creativos o a la emergencia de aspectos no previstos
(Schwartzman, 2009). En principio la construcción entre pares del conocimiento puede
presentarse desde una consigna general, para luego acompañar la producción
colaborativa desde recorridos más individualizados que lleven a la reflexión, evaluación y
coevaluación del conocimiento generado en grupo. Por otro lado, es importante además
que se prevean lo que Terigi llama “tiempo personal para pensar en borrador”, es decir,
proponer consignas de participación donde el inicio del diálogo convoque al cursante a
participar aportando desde su lugar y su saber a través de alguna elaboración práctica o
conceptual.
Por otro lado, cada propuesta supone una respuesta a (casi) todas estas
preguntas:
Schwartzman, 2009.
Por otro lado y como ya se señaló, uno de los puntos que Mercer señala como potencialidad
es la amistad, la existencia de lazos de afecto previos como una condición que puede
facilitar la colaboración a través de la conversación exploratoria. Es sabido, además, que el
lazo social es un elemento central en los procesos de aprendizaje, especialmente entre los
adultos, que ayuda a sostenerlos en el tiempo a través del acompañamiento recíproco
¿Cómo generar estos lazos entre cursantes que solo estarán juntos unas semanas? Tal vez
planteando algunas actividades previas a la colaboración que se orienten precisamente en
este sentido. Una opción es generar actividades lúdicas, didácticas, comunicacionales,
grupales de retroalimentación para “romper el hielo” y comenzar a aplicar este tipo de
dinámicas. Otra opción es escalonar los agrupamientos, por ejemplo comenzando con
tareas anteriores a la colaboración por parejas, potenciando que en los grupos pequeños
las posibilidades de un vínculo más cercano son mayores
¿Cómo manejar el tema de los agrupamientos? Para que un equipo pueda desarrollar
una tarea colaborativamente, es importante tener en cuenta no solo las actividades previas,
las consignas y los tipos de conversación sino también el modo en el que agrupamos a los
cursantes. En este sentido, la sugerencia principal es que el criterio utilizado guarde relación
con la consigna y con los objetivos del aprendizaje y que a partir de ellos se defina la
cantidad y el origen en términos de nivel, disciplina y modalidad de los participantes ¿Es
3
Los autores trabajan sobre el trabajo colaborativo en entornos virtuales, por eso los ejemplos
refieren a este tipo de espacios. Proponemos una lectura ampliada para pensar los grupos también
en escenarios de aula presencial o mixtos.
¿Cómo intervenir? Al igual que sucede en los entornos virtuales, en el trabajo en los
cursos presenciales las intervenciones del capacitador necesitan una periodicidad activa,
según el tipo de conversaciones y trabajo grupal que se identifiquen en cada espacio de
trabajo. Según este diagnóstico y sin perder de vista que el objetivo final es la conformación
de comunidades de aprendizaje, si el grupo se encuentra encausado en la propuesta
didáctica es importante destacar las fortalezas de los aportes, como guía necesaria de
“estar en buen camino”. Si no lo está, su función es como organizador alternativo de la
producción, señalando nuevos pasos a seguir y estableciendo etapas con propósitos
intermedios claros y establecidos.
Para intervenir, es importante tener en cuenta además que las situaciones de colaboración
pueden ser aprovechadas de forma desigual por los cursantes, de acuerdo a las distintas
experiencias, estilos y habilidades para participar y apropiarse del saber en contextos que
son al mismo tiempo grupales y virtuales. Terigi (2016) señala por ejemplo que son
precisamente los estudiantes (cursantes aquí) mejor posicionados respecto al saber los que
tienen mejores oportunidades de aprender a través de la colaboración grupal. En lo virtual,
esto puede reforzarse también entre aquellos que tienen más experiencia en el entorno.
Estas diferencias deben ser tenidas en cuenta por el tutor de modo que sus intervenciones
puedan orientar una participación más simétrica, poniendo atención allí donde es más
necesario.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Terigi, Flavia (2009) El trabajo colaborativo y las TIC, video disponible
Mareco, Lucía y Montero, Julieta (2017). El aprendizaje colaborativo como desafío de
la formación continua. Algunas consideraciones. Dirección de Formación Continua -
DGCyE.