Está en la página 1de 30

Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa

Anexo D: Clientelismo, política y participación

Autor: Francisco Gutiérrez Sanín

Clientelismo, política y participación1

"Determinar la naturaleza de [los] partidos


constituye uno de los problemas más difíciles con
que podemos enfrentarnos y una prueba de que la
historia puede ofrecer cuestiones tan complicadas
como las de las ciencias más abstractas" David
Hume, Ensayos Políticos.

El funcionamiento de los partidos en Colombia sigue siendo una caja negra. Casi desde
su nacimiento se habló de su venalidad, de sus carencias en relación con algún modelo
ideal de partido, de su caudillismo, de su enclaustramiento e irrealidad. Los unos les
atribuían esos defectos a los otros2 pero desde afuera parecía que "olivos y aceitunos
todos son unos”. Hace medio siglo Jorge Eliécer Gaitán se asomaba con un escalofrío
de horror al abismo creado entre "país político" y "país real", y desde entonces ese
abismo ha crecido día a día: no ha podido ser llenado ni con litros de sangre. El
extrañamiento de los políticos es ya tan grande, desde la perspectiva cotidiana así
como desde la erudita, que un especialista llegó a decir que simple y llanamente los
partidos en Colombia no existían3.

Hace más de dos décadas, políticos que querían tomar distancia del bipartidismo y de
las prácticas del Frente Nacional, periodistas e investigadores descubrieron una
categoría que les permitió aunar el rechazo a la comprensión: el clientelismo. Durante
lustros fue construyéndose un notable patrimonio intelectual sobre el tema, que
merecería un capitulo aparte en la historia de las ideas en Colombia4. Al señalar al
clientelismo como la principal distorsión de nuestro sistema político, y al oponerlo a la
1
Con la participación de César Rocha, Pilar Rueda y Yenny Caycedo.
2
Gary Hoskins; con la colaboración de Patricia Pinzón de Lewin: "Los partidos políticos colombianos y la
crisis coyuntural" en Patricia Vásquez de Urrutia (compiladora): “La democracia en blanco y negro”,
Uniandes-CEREC, Bogotá, 1989, pp. 199-227
3
La afirmación dio origen a una extraña forma de religiosidad: la teología política. Se discutió
acaloradamente sobre la posible existencia de los partidos liberal y conservador; cada bando ofreció en
el debate exquisitos entinemas. Mientras tanto, liberales y conservadores seguían arrasando en las
urnas.
4
He intentado caracterizar y hacer un balance de las principales tesis de dicho patrimonio en Francisco
Gutiérrez: "Dilemas y paradojas de la transición participativa" en Análisis político no. 29 1996 pp. 35-53.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

participación, estuvo en la raíz del movimiento de opinión que encontraría su momento


consagratorio en la Asamblea Nacional Constituyente de 19915. Lo que nos interesa
por el momento es señalar algunos de los rasgos sobresalientes de la investigación
sobre clientelismo en Colombia. Típicamente, se apoyaba en estudios de caso en
contextos rurales, con un fuerte énfasis en mecanismos explicativos bipolares
(moderno-atrasado, sano-patológico) y funcionalistas6. El clientelismo era funcional
para las élites porque ligaba a través de amplias redes de transferencias de recursos a
la periferia del sistema político con la (y el) capital, cerrando los espacios a formas
auténticas y no deformadas de participación.

En este material, trataremos de mostrar cuánto tenemos que aprender del estudio del
clientelismo en contextos urbanos, y cuánto podemos ganar abandonando las
explicaciones más crudamente bipolares. En la primera parte, se proponen cuatro ejes
analíticos para la discusión del clientelismo. En la segunda, se exponen dos casos de
redes clientelistas (en adelante, RC) en Bogotá: se estudian su “vida cotidiana", su
"cultura” y sus curiosas relaciones con los partidos políticos, con el Estado, con los
procesos de participación. Se verá que la descalificación del clientelismo en el nivel
micro no es ni tan rectilínea ni tan sencilla. Los líderes locales y barriales de las RC se
sienten -¡se saben!- actores públicos, constructores de ciudad y de ciudadanía, a veces
de país y de humanidad7. Esta carga de sentido ha pasado desapercibida a quienes
intentan construir nuevas formas de intermediación.

Cinco dimensiones del estudio de las redes clientelistas

Lucy Mair8 ha ofrecido la definición más económica y potente de clientelismo: un


sistema de lealtades asimétricas. La frase es de una sencillez engañosa. En realidad, lo
que plantea es que se requiere de al menos tres condiciones para poder afirmar que
estamos frente a una expresión de clientelismo, al menos en su forma canónica. Ante
todo, debe ser un sistema; no debe consistir en encuentros aislados, ni en la

5
Ver al respecto el excelente artículo de Fals Borda en Análisis Político no. 29 1996.
6
Lamentablemente, en nuestro medio funcionalista ha terminado por ser poco menos que un insulto. No
comparto esta connotación. Entiendo el término funcionalista en el sentido amplio, no peyorativo, como
en Jon Elster: “El cambio tecnológico-investigaciones sobre la racionalidad y la trasformación social",
Gedisa, Barcelona, 1992; sobretodo la primera parte, pp. 17-83. Muchas, no todas, de las críticas de
Elster al funcionalismo son acertadas, aunque esto naturalmente exigiría una discusión aparte.
7
En las actas de muchas juntas de acción comunal suena una nota ecuménica inconfundible, en la que
nos detendremos más adelante.
8
Lucy Mair: "Primifive government", Penguin, USA 1967.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

transferencia ocasional de recursos y/o información de una parte a otra, ni siquiera en


intercambios permanentes débiles, íntimos o de poca relevancia. Se trata de
interacciones que se producen en un espacio que no es el privado -de qué tipo de
espacio pueda tratarse lo discutiremos enseguida-, y que involucran a, y tienen efectos
sobre, más de dos individuos. Algunos de ellos, tal vez todos, consideran tales efectos
de vital importancia. En segundo lugar, el clientelismo produce lealtades. La
transferencia permanente de recursos en ambas direcciones, de abajo-arriba y de
arriba-abajo, está asociada simultáneamente a un patrón y a una sensación subjetiva
de interdependencia.

Dos efectos emergentes dimanan de aquí. Por una parte, aparece una racionalidad de
la interacción: se aprende que defeccionar hoy será castigado en el futuro, que los
pactos deben ser cumplidos so pena de consecuencias tangibles, que se debe ofrecer,
pero a la vez se tiene derecho a recibir, la reciprocidad. Por otra parte, se genera una
racionalización: los costos del vínculo clientelista se perciben por ambas partes como
menores que los beneficios. Es perfectamente factible que ambos efectos coincidan.
Por ejemplo, cada una de las partes (o ambas de común acuerdo) pueden transferir
parte sustancial de los costos de su relación a un tercero (el Estado, un adversario
político o la comunidad); o cobrar “peajes" exorbitantes por sus labores de
intermediación. Incluso cuando esto no resulta posible, tal vez simplemente no haya
alternativa mejor, y entonces el clientelismo se convierte en una forma de minimizar
costos. Con todo, hay que subrayar que racionalidad y racionalización no son
necesariamente coincidentes. Quizás alguien perciba que no está ganando en realidad
con el vínculo, pero está atado a valores tradicionales, o es débil de voluntad, o cree no
tener manera de desatarse de sus compromisos previos. Todo esto revela que el
clientelismo no es utilitario en el sentido más estrecho, aunque tampoco sea
auténticamente altruista. Mientras dura el pacto los socios se acompañan, como suele
decirse, "en las buenas y en las malas"; de hecho, ciertas relaciones clientelistas
contienen alguna cláusula explícita en favor de la parte débil en presencia de urgente
necesidad. Finalmente, las lealtades son necesaria y fuertemente asimétricas. La
asimetría se presenta en tres niveles: a) la calidad de la transferencia de recursos: los
que van en una dirección son distintos (por ejemplo, más escasos) de los que van en la
otra; b) la importancia que tiene para cada una de las partes los recursos que aporta a
la otra: el cacique puede darse el lujo de vivir sin los recursos ofrecidos por sus
clientes, mientras que para estos es mucho más difícil y doloroso prescindir de los
bienes de aquel; c) el carácter de los compromisos adquiridos por cada una de las
partes: mientras que, valga por caso, la parte débil adquiere compromisos obligatorios
la otra puede adquirir compromisos que le dejan sin embargo una amplia
discrecionalidad con respecto del cuándo y el cómo (lo que, a propósito, se subraya en
las frecuentes expresiones del tipo "Don. .me colabora.").
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Varias preguntas vienen a la mente en el acto. La primera de ellas está relacionada con
el mantenimiento, rotación y distribución del poder dentro de las RC. Según lo vimos en
el párrafo anterior, el clientelismo no constituye, ni podría constituir, una forma de poder
absoluto, sino un pacto con obligaciones mutuas. Como todo pacto, éste está
permanentemente en curso. Incluso en el caso extremo de una adaptación funcional
incondicional, una RC constituye un equilibrio de mano temblorosa: los actores no sólo
conocen su mejor jugada, sino que saben que no deben apartarse de ella; pero no
tienen habilidades de cálculo omnisciente, cometen errores, carecen de información
perfecta, etc... Equivocaciones graves o muy repetidas menoscabarán seriamente las
lealtades u obligarán a una reformulación de todo el sistema de obligaciones acordado
con anterioridad. Si la RC es lo suficientemente "larga" y "grande”9, el patrón deberá
contar con intermediarios que, por la sola razón de serlo, adquieren ya atribuciones y
poder. Dicho de otra manera, se crea dentro de la RC una “mini-sociedad civil"10 (un
conjunto de barricadas y obstáculos, traduciendo a lenguaje gramsciano) constituida
por subordinados a quienes ya no puede tratarse con absoluta discrecionalidad; para
delegarles eficazmente se les deben dar explicaciones, cargos, visibilidad, derecho a
decidir; a menudo es menester responder ante ellos. La socio-técnica de la dominación
(con elementos mínimos de división del trabajo, gerencia, búsqueda de legitimidad) se
rebela contra el contenido (clientelista) de la dominación. Para ser sostenible, la RC
debe mantener un gradiente de asimetría menos que absoluto que entra en
contradicción con su forma ideal. En lugar de total verticalidad, tendremos una
permanente tensión dinámica entre la necesidad de formar y consolidar escalones
intermedios, y el repudio a hacerlo por el peligro que entraña de estar sembrando las
semillas de una oposición interna.

La segunda pregunta tiene que ver con la interacción entre la RC y su entorno. Una de
las maneras clásicas -y, ciertamente, la que al parecer ha predominado en Colombia-
de garantizar que ambas partes perciban que reciben beneficios por la relación es
explotando a un tercero: por ejemplo, el Estado. El patrón clientelista, a través de la
corrupción, transforma bienes públicos en privados y, después, redistribuye, de tal
suerte que efectivamente pueda otorgar beneficios tangibles y reales a sus clientes sin
pagar nada a cambio11. Pero obviamente la compra de favores privados -votos,
activismo en pro de mi causa, incluso servicios domésticos- con bienes públicos
depende de la capacidad de uso intensivo de recursos externos a la RC; esta forma
parasitaria de RC es únicamente un consumidor de riqueza12. Pero la capacidad de

9
Tanto en el sentido social como espacial.
10
Muchos lectores preferirán utilizar el prefijo "seudo" en lugar de "mini".
11
En realidad, si incurre en un costo: el riesgo de ser castigado por cometer un acto ilegal. En un
escenario de corrupción generalizada, la probabilidad de castigo se acerca a cero.
12
Es necesario subrayar que el parasitismo puro constituye, una vez más, un caso extremo. Las RC,
junto con la explotación de terceros, cumplen labores de intermediación necesarias allí donde el Estado
no puede hacerlo (Francés Hagopian: “Democracy and poIitical representation in Latin America in the
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

saquear al Estado no se puede tomar como un hecho dado. Ante todo, el saqueo tiene
obviamente límites; si no fuera así, se convertiría en una auténtica redistribución. Se da
a los unos, pero quitando a los otros. Por eso, diferentes RC deben competir entre si.
Incluso en una crapulocracia (expresión acuñada por el periodista Ernesto
McLausland), los caciques no las tienen todas consigo; un régimen de saqueadores es
en realidad tremendamente inestable y, aunque en momentos de emergencia puedan
cerrar filas para defenderse como capa social, en las situaciones normales estarán
trenzados en la "negociación del desorden"13 que implica ataques mutuos, intentos de
raparse el territorio y el personal político y, en general, constantes y a veces feroces
fricciones. Por otro lado, en un escenario menos estilizado que la crapulocracia, las
cosas son todavía menos claras para los caciques. En Colombia, tres grandes
tendencias han venido gravitando desde la década del 60 hasta hoy: un conjunto de
reformas institucionales que tienden a la modernización del Estado y a la tecnificación
de sus funciones gerenciales y de planeación; el desarrollo de una política de clases
medias profesionales, como lo fueron los movimientos de Lleras y Galán, que se ha
galvanizado precisamente alrededor de la consigna de denuncia al clientelismo; y la
esquizofrenia del espacio público, desquiciada por una radical ruptura entre
presentabilidad (capacidad de aparecer como respetable y con destrezas de alto
estatus ante los medios de comunicación masivos y las élites económicas y
profesionales) y representabilidad (capacidad de ganar elecciones)14. Las tres
tendencias en su conjunto han alterado radicalmente tanto la racionalidad y
racionalización predominantes dentro de las RC, como su topología. Las dificultades
crecientes para transferir recursos hacia la RC han significado reiterados y cada vez
mayores incumplimientos desde arriba, lo que a su vez genera nuevas expectativas y
conjeturas los clientes sobre su patrón, redistribuciones y reformulaciones del poder
dentro de la RC, etc... La enorme capacidad de adaptación de las RC no nos debe
llevar a subestimar las transformaciones cualitativas que se producen dentro de ellas;
hay un juego permanente entre desagregación y adaptación oportunista, en el que
ninguna de estas dos variables puede ser reducida a la otra.

La tercera pregunta tiene que ver con los juegos espaciales involucrados en las RC. En
este sentido, hay por lo menos tres dimensiones en las que se mueven las RC: uno
interpersonal (distancia social), un espacio físico y un espacio cívico. En cuanto a la
primera, veremos que los caciques clientelistas manejan con bisturí el doble
movimiento de "acercarse” y "alejarse”, de "ser de abajo" y "ser de arriba", de ser para

1990's: pause, reorganization or decline?", policopiado, 1996; en este caso, junto con el saqueo, hay
creación efectiva de bienes colectivos.
13
Maria Teresa Uribe de Hincapié: "La negociación de los conflictos en el ámbito de viejas y nuevas
sociabilidades" en Adriana Barrios (compiladora): "Conflicto y contexto", Tercer Mundo-Ser-Colciencias-
Programa de reinserción, Bogotá, 1997, pp. 165-183.
14
Para una exposición algo más detallada de este punto, ver Gutiérrez, 1996.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

los clientes a la vez un "él" y un "nosotros”, y que a eso le deben muchos de sus éxitos
y de su legitimidad. La segunda constituye el ancla y la tarjeta de presentación de las
RC. El acto fundacional de los partidarios de Forero Fetecua15 en el barrio en el que
nace su movimiento es colgar un gran pasacalle que proclama "Bienvenidos a territorio
Forerista". Protección, extraterritorialidad (en territorio forerista, es de suponer, se
aplican las leyes de Forero), pertenencia e identificación, son temas que entran en este
saludo y otros similares. El territorio define también un nosotros delimitado, físicamente
marcado, ajeno a las polisemias típicas de la gran ciudad. El clientelismo, en suma,
está hecho de espacio físico, de paisaje y barro, que constituyen su materia prima
imprescindible tanto como la explotación de terceros y la opacidad moral. En cuanto a
la tercera dimensión, la definimos como el lugar de creación y negociación de la res
populii, siguiendo un añejo y conocido tema ciceroniano. La res populii no es cosa
privada ni pública, sino la cosa de muchos (que puede obtenerse y crearse a costa de
otros). Así, pues, el reto que el clientelismo presentaría a la vida pública propiamente
dicha sería doble: fragmenta y a la vez esconde. En lugar de confluir a lugares en
donde todos presentan sus intereses y, negociándolos, los limitan mutuamente (la
tematización madisoniana de la ciudadanía) se reparte el espacio físico y cívico e
imputa a fragmentos de ellos bienes que pertenecen a todos. Haciéndolo, evade los
controles que resultan de la negociación de lo privado. Fragmentación y opacidad se
implican mutuamente.

En cuarto y último lugar, está el problema de los grandes conglomerados sociales. En


la literatura clásica sobre el tema la cuestión aparece clara: el clientelismo impide la
formación de una sólida conciencia de clase, cívica o nacional16. En Colombia el
fenómeno es notorio, aunque aparecen cada vez más casos intermedios
extraordinariamente interesantes, en donde formas incipientes e/o idiosincráticas de
afirmar la pertenencia a grandes conglomerados sociales no sólo conviven con la
pertenencia a RC, sino que se convierten en núcleos de la identidad clientelista misma.
Destaco los siguientes patrones de identificación: a) el resentimiento. Si el resentido es
aún un arribista (y por eso no constituye un auténtico rebelde), se reconoce sin
embargo como producto de la exclusión. "Somos los liberales sucios”, afirma Evelio17
refiriéndose a los foreristas: los que son de abajo, a los que llaman a votar cada vez

15
Un auténtico clientelista "químicamente puro" y hombre de extracción popular, Forero Fetecua, amasó
un buen capital con actividades constructoras. Parte de él lo invirtió en formar un movimiento político,
perteneciente al liberalismo, que llegó a tener una de las más importantes votaciones de Bogotá. El
movimiento se desintegró luego de que Forero fuera encarcelado y, después, repentinamente enfermara
y muriera.
16
Schmidt S., Guasti L., Landé C., Scott J. (Edittors): "Friends followers and factions. A reader in political
clientelism", University of California Press, 1977.
17
En este capítulo, la mayoría de los nombres de personas y barrios han sido cambiados, con excepción
de los de políticos y caciques clientelistas de renombre nacional (y a veces internacional). También se
han mantenido los de las localidades de Bogotá.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

que es menester ganar una elección pero después los esconden18. La sensación es
que los usan y después los sacan del juego con criterios discriminatorios (por ser de
abajo, impresentables). Están hartos de que después de hacer el trabajo sucio de
nuestros delicados equilibrios democráticos, los usuarios de sus buenos servicios se
hagan cruces de sus prácticas y se autocalifiquen de decentes. b) autonomización:
instancias participativas tradicionalmente copadas por patrones clientelistas han ido
basculando hacia un discurso autonomizante; el ejemplo más claro, y por mucho el más
importante, es el de las juntas de vecinos. En lugar de deferencia con respecto de "los
de arriba" hay prevención y un programa explícito de negociar en pie de igualdad y "no
dejarse engañar". c) pulsión hacia 10 cívico y participación en movilizaciones de
protesta: una mayoría muy notable de líderes barriales y locales involucrados en
actividades bipartidistas, y clientelistas ciertamente, se califican y autoidentifican como
cívicos, repudian a los partidos liberal y conservador y a los "politiqueros" ("yo nunca he
sido liberal-yo soy izquierdo", dice don Evelio), son partidarios de la Constitución de
1991 (ver análisis estadístico, Anexo A) y piensan que es necesaria una pedagogía
ciudadana para acabar con las patologías de la política.

La búsqueda de respuestas a estas cuatro grandes preguntas constituirá, pues, el eje


narrativo y analítico en lo que sigue. Rotación y conservación del poder dentro de las
redes clientelistas; interacción entre la RC y su entorno; espacialidad y territorio; micro
y macro-identidades, micro y macro-política: temas y unidades de análisis sobre las que
estaremos martillando permanentemente en este capítulo.

Los casos: vida cotidiana del clientelismo

1. Caso 1. El barrio La Meca19 y el movimiento forerista (vida, pasión y muerte de


Rafael Forero Fetecua)

1.1. Tiempos heroicos - La fundación - El reino de la necesidad

La Meca es un barrio de reciente conformación, con la población de una ciudad


intermedia (en 1993 se hablaba de 300.000 habitantes)20. Es el resultado del proceso

18
Evelio guarda con amor fotos de Forero Fetecua con liberales de amplia proyección nacional, como
Alberto Santofimio Botero y Juan Martín Caicedo Ferrer. “Con don Rafael subimos a Samper al Concejo,
llegamos al Concejo..."
19
Esta reconstrucción de los avatares de la red de Forero Fetecua se basó en entrevistas a don Evelio,
notable forerista, la revisión minuciosa de su archivo personal, que nos facilitó, entrevista a otros líderes
comunitarios del barrio y a trabajo de campo.
20
En realidad se compone de varios "sectores" que tienen la vida de un barrio independiente.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

urbanizador "pirata" iniciado en los primeros años de los ochenta cuando un grupo de
41 personas, conocidas popularmente como los "41 socios", vendieron los lotes. La
propiedad sobre el predio todavía está en discusión.

El proceso de "venta y ocupación" tuvo particularidades que explican la actual


conformación social del barrio. Los lotes eran muy baratos, pero los de la parte baja
costaban casi el doble que los de la media, y diez veces más que los de los sectores
altos, cuyo acceso a los servicios públicos (no sólo agua, luz y alcantarillado, sino
también transporte) resultaba francamente improbable. En la parte alta, la tierra parecía
estar al alcance incluso de los más pobres; como cuenta Evelio: "en esa época yo
cambié un revólver por doce lotes, ¡eso era una mugrera de revólver viejo! Entonces
ahí cambiaban lotes por bicicletas, televisores, hasta por hacer el amor se dice
legalmente, se cambió si vamos a hablar la realidad así: alguien veía una señora que le
gustaba y le regalaba un lote, los primeros lotes se entregaron gratis a las personas
para que cuidaran el terreno y hacer así actos de posesión".

Las primeras personas y familias que compraron en La Meca eran inquilinos de barrios
populares que vieron allí la posibilidad de volverse propietarios. Son pocas las familias
que llegaron como emigrantes de otras partes del país21.

1.2. El nacimiento de la junta - Entra en escena Forero Fetecua - Apostolado forerista

Junto con la compra de lotes y el proceso de poblamiento aparecieron las primeras


formas de acción colectiva: fundamentalmente para la vigilancia (la policía intentó
sacarlos varias veces), la consecución de agua (era comprada a carrotanques
particulares) y el acceso al barrio (no existían ni las demarcaciones de las calles). Todo
esto se tramitó inicialmente a través de comités de cuadras que posteriormente se
consolidaron como Comités Pro-Junta, finalmente convenidos en juntas de acción
comunal.

Fue entonces cuando Evelio, flamante presidente de la nueva junta, conoció a Forero
Fetecua. Este último estaba cada vez más desencantado con el Partido Liberal "porque
Rafael Forero antes de fundar su movimiento él respaldaba a una serie de líderes que

21
Actualmente se evidencian cambios en la población del barrio por que con su consolidación y su
rápido desarrollo en cuanto acceso a servicios sociales básicos los primeros propietarios han vendido y
se han marchado: un proceso frecuente en Bogotá. Nuevas gentes, más pobres, jóvenes y
emprendedoras se encargarán de expandir la frontera de la capital, más lejos y más alto.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

no es el caso mencionar porque la gente los conoce, pero eran políticos de honda
reigambre dentro de la política nacional, entonces vimos el desengaño de esas
campañas que no se lograba nada para las comunidades "; este su desencanto y las
dificultades que encontró para obtener los permisos necesarios para desarrollar sus
proyectos de vivienda lo llevaron a convertirse en un político diferente porque " política
no es hablar sino hacer"22. Típicamente, Evelio conoció a Forero Fetecua a través de
Carlos García, un connotado líder comunal, quien había visitado el único jardín infantil
del sector que se encontraba en las peores condiciones: una piecita con pisos de tierra,
los niños se sentaban en ladrillos porque no tenían sillas, dormían en el suelo sobre
cartones. García le propuso a Evelio aceptar la ayuda de Rafael Forero: "entonces yo
era presidente y vino un señor que se llama Carlos García, que era coordinador...y me
dijo: ¡hombre que mire que hay un señor así, que tal...!, a mi no me venga con cuentos
de eso tan bueno no dan tanto!, eso fue en el año 81. Yo le dije: bueno traiga a ese
señor, que de eso tan bueno no dan tanto, que regala, que yo no sé qué, vamos a ver.
Entonces llegó el tipo ahí, miró los niños y dijo: hoy por la tarde le envío unas cosas.
Dije: ¡puro cuento! Por la tarde llegaron 16 cunas...Entonces nos mandó colchonetas,
nos mandó fundas, olla a presión, licuadora, nos mandó mercado, nos mandó todo eso.
Y cuando yo comencé a ver eso dije: carajo, este señor como que verdaderamente si
sirve”.

Este (estamos hablando del año 83) es el inicio de la presencia de Forero en La Meca.
A partir de entonces se estableció el compromiso de Evelio y de los presidentes de las
Juntas de Acción Comunal de trabajar con el apoyo de y para Rafael Forero. Se trataba
de una clásica relación de reciprocidad: Rafael Forero proporcionaba lo necesario para
que el barrio pudiera iniciar su proceso de consolidación y los dirigentes comunales se
comprometían a trabajar con él y a garantizar el apoyo electoral a él y a los políticos
que apoyaba.

Ejemplos de la forma como funcionaba esa reciprocidad los hay a granel. Como
acabamos de ver, la relación comienza con uno de ellos. A los aportes para el jardín
comunitario don Evelio correspondió organizando una reunión con los presidentes de
las Juntas de Acción Comunal, a la que asistieron 18 líderes comunitarios, entre los
que se encontraban todos los presidentes de las JAC de La Meca. Le propusieron a
Rafael Forero iniciar la conformación de un movimiento político liderado por él, Forero.
A este ofrecimiento Forero respondió con escepticismo: ¿qué iba a hacer con 18
personas? Evelio cuenta reiteradamente como anécdota su respuesta a esta inquietud:
"Si Jesucristo empezó con doce y le fue tan bien, a nosotros nos sobran seis".
Finalmente convinieron en que de acuerdo a la cantidad de gente que asistiera a la
primera movilización que se propondrían se daría o no inicio al Movimiento Rafaelista.

22
Magazín 8 días, entrevista a Rafael Forero: Rafael Forero Fetecua: "fui y soy un obrero de mi madre",
p. 26-30
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

1.3. Nacimiento y bautizo - Éxitos continuos - La consolidación

Si Forero creía que sus 18 apóstoles iban a resultar ineficientes o estaban echándose
un farol, se equivocó. La primera concentración del Rafaelismo marcó un hito. Algunos
líderes del barrio aseguran que asistieron más o menos 30.000 personas de distintas
localidades de Bogota. Según don Evelio, El Tiempo, el diario de mayor circulación en
el país, reseñó la concentración. "El Tiempo que nos daba ya palo en ese momento se
asustó cuando vio la plaza llena y dijo que habían asistido escasamente 15.000
personas. Todo el potrero de La Meca lo llenamos y después a la semana siguiente
llenamos la plaza de Bosa, toda llena completamente, ya como movimiento".

El movimiento había nacido23; ahora era preciso proceder al bautizo. Finalmente por
iniciativa del propio Rafael Forero se denominó Movimiento de Integración Popular. La
explicación del nombre por parte de Forero fue la siguiente: los sectores populares
deben integrarse en torno a un líder..."él creía que las masas estaban dispersas -
recuerda Evelio- y que se necesitaba un líder, que en ese caso era él, para integrar a
las clases populares".

Las movilizaciones no pararon con la creación del movimiento. Los primeros habitantes
de La Meca aún recuerdan la marcha de 7500 personas a la plaza de Bolívar para pedir
el no desalojo, que fue apoyada con buses por Rafael Forero, por los comerciantes del
sector y por "los socios" fundadores. A esta marcha le siguió otra a Planeación
Nacional que terminó en un enfrentamiento con la policía. "Nos cogieron los asesores y
la fuerza pública y nos dio una mano de bolillo horrenda, una señora abortó, a un señor
lo llevaron de urgencias a la clínica San Pedro Claver porque le dislocaron la mano".

Si don Rafael mandaba buses para "apoyar a su gente", estos también se la jugaban
por el patrón. El primer cargo de elección popular que ocupó Rafael Forero fue el de
concejal en 1984, con 36.800 votos. Evelio asegura que en ese momento esa fue la
votación más alta, por encima del "Galanismo que salió como con veintiún mil votos a
la vida política y Samper como con diez y seis mil, una vaina así, en todo caso es el
movimiento que más votos tuvo.. Fue el movimiento que en Bogotá ha nacido con más
votos...". De ese capital electoral, más de 7 mil sufragios provenían de Ciudad Bolívar.

23
Los líderes comunitarios de distintos barrios se disputaron durante mucho tiempo el lugar de origen del
Rafaelismo. La discusión quedó saldada en los siguientes términos: Rafael Forero nació como político en
el barrio Roberto Quiñones y como líder de su propio movimiento en La Meca.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

El apoyo electoral recibido por Rafael Forero en La Meca fue la respuesta de la gente
por los "servicios que don Rafa nos prestó". Los primeros habitantes de La Meca
recuerdan que las máquinas utilizadas para abrir los caminos de acceso fueron
prestadas por Rafael Forero; los presidentes de las JAC coordinaban con él y se
comprometían a que la comunidad aportaría la gasolina necesaria24. Además de los
buldózer para abrir las vías, Rafael Forero prestó carrotanques que transportaban el
agua para el consumo de los habitantes de Jerusalén y aportó la manguera para traer
el agua de una finca de su propiedad. Aportó también tubería, tejas, postes, ladrillos,
servicio de recolección de basuras dos veces por semana; todo esto lo entregaba a
través de la junta de acción comunal. Posteriormente, la relación de Forero con los
líderes comunales se deterioró. Forero decía que los comunales se quedaban con parte
de los recursos que él aportaba a las comunidades y comenzó a atender directamente
a las gentes sin que tuvieran que pasar por la intermediación de los líderes.

1.4. El forerismo por dentro

En su primera etapa, el Movimiento de Integración Popular tenía una estructura


organizativa simple; los líderes barriales "duros" (que en adelante llamaremos
convencionalmente "coroneles") gravitaban alrededor de Forero; no había en realidad
aparato25. La figura de Rafael Forero, como jefe y padre protector, estaba construida
sobre un delicado juego de identificación total y distancia. La primera era producto de
orígenes sociales compartidos26, que se concretaban en marcas de pertenencia
claramente identificables y visibles y en valores comunes de gran centralidad: trabajo
manual, el sentido del sufrimiento, la necesidad de protección, la importancia de la
figura materna La segunda resultaba de la autoglorificación como ejemplo de avance
social, como protector único, como intermediario también exclusivo entre la urbe
periférica y empobrecida y "el resto de la sociedad". Ambos aspectos estaban
presentes todo el tiempo en sus discursos: "Bienvenidas líderes, hombres, esposas y
madres, él siempre nombraba eso, él quería mucho esa mujer y era muy enamorado,
era bastante enamorado, era fregado. Pero adoraba sus viejas y ante todo a su mujer,
él siempre nombraba a las esposas y madres. Pero el discurso era repetitivo, en lo
último él nombraba mucho a Rafael Forero, él tenía una idolatría dentro de sí, decía: es

24
Rafael Forero era uno de los principales contratistas del Estado para la construcción de carreteras y
vías y por eso contaba con la maquinaria necesaria y los recursos económicos propios (además era
accionista mayoritario del Banco de los Trabajadores, de Seguros el Cóndor, de 64 empresas de
construcción, según don Evelio). Parece claro que tener votos le era útil como contratista del Estado.
25
Recuerda Evelio: “...nosotros nunca tuvimos infraestructura, era un movimiento completamente
despelotado, de pronto por eso fue que llegamos a ser lo que fuimos,...”.
26
El padre de Forero era albañil, la madre vendía hortalizas en una plaza de mercado. Su infancia y
juventud las pasó entre las privaciones y trabajo manual.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

que hoy en día están persiguiendo a Rafael Forero porque Rafael Forero ayuda a los
pobres, si no fuera que Rafael Forero.... esto era así, en todo caso eso le lavaba el
cerebro a uno y uno pues carajo, uno se mataba por esas vainas. .. Era un discurso
todo veintijuliero ahí, pero que llegaba, llegaba."

La expansión geográfica y política de Integración Popular llevó a que se establecieran


nuevas estructuras dentro del mismo. Los coroneles formaban una especie de "círculo
interno" que rodeaba al jefe. Aparte de pertenecer al núcleo del movimiento, recibían
diversas ayudas materiales del propio Forero (por ejemplo a Don Evelio se le permitió
vivir en un lote de Forero). Después aparecieron los asesores y jefes de campaña, que
generalmente eran profesionales, coordinadores barriales y zonales (casi siempre
líderes comunitarios) y comités barriales. Cada una de estas estructuras tenía
funciones específicas en términos geográficos y electorales. Los asesores cumplieron
un papel fundamental en la proyección nacional del movimiento (hacia Caquetá,
Cundinamarca, Tolima y Boyacá). Eran ellos quienes diseñaban las estrategias
electorales (alianzas, campañas, programas, publicidad etc.). Los coordinadores
barriales y zonales debían cumplir con las "cuotas electorales" que prometían y dotar
de lo indispensable para cada campaña electoral a su zona, así como transmitirle a la
gente las preferencias de Forero en cuanto a candidatos para cámara, senado y
presidencia27. La política se hacía a través de proselitismo, contactos, alianzas y
ayudas. Las instancias de coordinación ocasionalmente cumplían el papel de
verificadoras cuando no estaba totalmente claro si el peticionario de turno realmente se
encontraba en un caso de extrema necesidad. Los coordinadores también tenían la
responsabilidad de dotar de propaganda y elementos necesarios para las campañas de
los comités barriales, de garantizar determinado número de votos, de coordinar las
actividades masivas del movimiento en sus respectivas zonas (reuniones,
manifestaciones, etc.) y de entregar o coordinar la entrega de ayudas (mercados,
becas, medicamentos, materiales de construcción, etc.).

Las decisiones en lo referente a los candidatos del movimiento o el apoyo de éste a


otros candidatos no eran consultadas con los coordinadores, ni con los comités
barriales. Evelio subraya que al principio esto no era fuente de conflictos: "...por que en
ese momento don Rafael nos decía por quién había que votar y nosotros ciegos pues
por Rafael Forero, por sus ayudas, votábamos por las personas que él nos indicaba...."

27
Estas preferencias no tenían nada de exótica. Entre los nombres de primera plana con quienes Forero
simpatiza o a quienes apoyó están, entre otros: Alberto Santofimio Botero, Ernesto Samper Pizano,
Dagoberto Charry, Hilda Mártinez de Jaramillo, Laurence Rodríguez, Mariano Porras, Edmundo Guevara,
Jaime Bogotá M., Roberto Bernal, Augusto Espinosa Valderrama, Juan Martín Caicedo, René Vargas,
Mauricio Jaramillo, Santiago Sala y el conservador Gabriel Melo Guevara, entre otros. Para presidentes
apostó a las candidaturas de Alfonso López Michelsen, Virgilio Barco y Álvaro Gómez. Como se notará,
hay muchísimos "decentes" en esta lista.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Rafael Forero atendía personalmente a la gente en su sede, otorgaba los auxilios y


autorizaba los gastos. Si un presidente de junta iba a la sede a solicitar algo y no
estaba Rafael Forero, no lo podía obtener. Pero Evelio cree que este personalismo
también tenía su lado "bonito", igualitario: "Lo bonito del movimiento de don Rafael es
que yo a pesar de ser un coordinador, conmigo no coordinaban, todo el mundo iba y
hablaba con él, lo bonito de este movimiento es que no habían jefazos, ¿entiende? Yo
era el coordinador general pero ellos iban y hablaban con don Rafael y él les daba sus
cositas, sus auxilios, sus ayudas. Lo que pasa es que ya en casos de mucha
envergadura me pedía el concepto don Rafael, yo decía si sí o no o algo así, pero la
gente iba y hablaba...".

1.5. La transferencia de bienes - Avance social de los coroneles del movimiento -


Tierra, política y legalidad

Las formas organizativas que garantizaban el intercambio de bienes y votos en los


barrios eran los Comités. La frenética expansión del movimiento, ampliando el frente de
acción y socavando el manejo personalista de su vida interna, dio posibilidades de
avance social a múltiples sectores que estaban inmediatamente debajo de Forero en la
estructura de poder. El caso de Evelio es ilustrativo. Al principio como coordinador
general en La Meca aparece sólo como un primus inter pares, posteriormente asumió la
coordinación general del rafaelismo y por último (durante la campaña presidencial de
Virgilio Barco en 1986) la del partido liberal de la zona 6a, que en ese momento
correspondía al barrio Tunjuelito y a Ciudad Bolívar. En su casa funcionó la primera
sede del movimiento, que además de propaganda y coordinación electoral ofrecía una
gama variopinta de servicios, desde consultas médicas hasta sesiones de peluquería y
arreglo pemonal que eran realizadas por estudiantes de academias de belleza
relacionadas con Forero28. Todo esto gratuito y promocionado a través de perifoneo.

Las transferencias de recursos no se limitaban a las sesiones de belleza. Había


múltiples modalidades adicionales (todas recibían el nombre genérico de "apoyos” por
parte de los favorecidos), entre las que cabe destacar:

• Las becas (completa o media), eran pensiones para las familias recomendadas por
los coordinadores con el fin de apoyar el estudio de los hijos de los militantes
foreristas (Evelio calcula que en Bogotá Rafael Forero tenía 13.000 becados.

• Los mercados que se entregaban, previa autorización de Forero, por tenderos del
28
Según Evelio, en este período "se veían muchas mujeres bonitas y hombres bien presentados en el
barrio".
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

mismo barrio que tenían cuenta abierta para él.

• La atención médica que cuando era de primer nivel se hacia en la casa de los
coordinadores, por médicos del (o pagados por el) movimiento. Cuando era más
especializada Forero remitía a la gente a pequeñas clínicas privadas. Según
algunos habitantes de la Meca, Forero era accionista de las clínicas o les hacía
favores. "Allá nos atendían porque dan Rafa apoyó esas clínicas". También se
daban cheques o efectivo para los tratamientos.

• Muchos depósitos de materiales de construcción de la localidad tenían una cuenta


abierta a nombre de Rafael Forero y previa autorización del mismo, entregaban
materiales de construcción: tubos, Iadrillos, cemento, tejas, etc.

• El movimiento auspiciaba eventos de especial significación para sus afiliados


(primeras comuniones, bautizos). Las anécdotas de estos eventos se dan en tomo a
las atenciones que la "gente del norte" daba a los niños: los transportaban en sus
carros, los acompañaban en las ceremonias y compartían los festejos con ellos y
sus familias.
• El forerismo también actuaba como una bolsa de empleos. Contrataba a
trabajadores no calificados (celadores, conductores, secretarias) en las sedes del
movimiento o en la empresas de Rafael Forero.

Además, si la petición parecía justificada, se regalaba dinero. Evelio cuenta que lo


incómodo de eso era que se debía hacer la solicitud frente a una cantidad de gente y
ahí mismo esperar la respuesta (Forero no recibía en recintos privados).

También se transferían bienes a colectivos. En ese caso, los "apoyos" se entregaban


exclusivamente a través de los dirigentes del movimiento: dotación para jardines
infantiles, materiales para la construcción y mejoramiento de éstos y de los salones
comunales, cupos de cocinol, estufas (cuando se propuso el cambio de cocinol por gas
natural), dineros, materiales y máquinas para mejoramiento de vías barriales,
canalización de aguas negras y lluvias, etc. Siempre se buscaba beneficiar
directamente a las familias que apoyaban al movimiento y a sus candidatos. Durante el
auge del rafaelismo era frecuente encontrar pedazos de vías pavimentadas hasta la
mitad de una calle; el resto se quedaba sin pavimento. Forero cumplía lo que prometía,
según Evelio: si había prometido pavimentar la calle solo pavimentaba el pedazo de
enfrente de la casa que lo había apoyado.

Sin embargo, el bien más apetecido -y por mucho el más eficaz como carnada
electoral- seguía siendo la tierra. Rafael Forero, al parecer cediendo a la presión de los
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

líderes comunitarios, promovió una nueva urbanización, una verdadera ciudadela, en la


que se vendieron a muy bajo precio 8.500 lotes de 6 mts. de frente por 12 mts. de
fondo. Según Evelio, el proyecto nació así: "entonces nos reunimos e hicimos una
reunión con don Rafael y nos pusimos a hablar y me dijo: Hombre yo tengo por allá
unos terrenos, yo qué hago con esa tierra, y le dije; pues vamos y la miramos y me
llevó a donde queda la ciudadela y nos pusimos a andar porque a don Rafael le
encantaba andar a pie, a él no le gustaba andar en carro, le gustaba andar a pie,
recorrimos toda esa extensidad, bajamos hasta San Julián y volvimos a subir y nos
sentamos al lado de la laguna de los terrenos y se puso a decir: ¿qué hago yo con esto,
qué hacemos con esto?, yo le dije: pues hagamos lo que hace el padre Saturnino29,
ofrezcámosle lotes a la gente y que voten por nosotros y no hay ningún problema y
usted empieza a tener poder, démosle esos lotes a la gente y dijo: no pero es que
después me meto en un problema porque legalmente don Rafael toda la vida fue
enemigo, enemigo a morir de entregar lotes sin contar con el concepto de Planeación,
ni los servicios, ni nada. Nosotros los lideres con el afán de conseguir votos para Rafael
Forero éramos los que le decíamos a la gente que ya les íbamos a entregar lotes y todo
eso....Porque el siempre comentaba, yo tengo grabaciones en vida de él, que él decía
que todo dependía del poder político que nosotros tuviéramos y entonces lo
presionamos tanto que iniciamos una urbanización pirata...”

Este "programa de vivienda" fue el elemento que motivó la ulterior adhesión de la


mayoría de militantes populares al movimiento: la Ciudadela se convirtió en el ejemplo
de lo que se podía hacer y a la vez en el proyecto que produjo un nuevo paroxismo de
actividad forerista. Evelio se estacionaba a las horas pico con su camioneta dotada de
equipo de perifoneo (prestada por Forero) en el paradero de Santa Lucía que ha sido el
punto de convergencia de los habitantes de distintas localidades empobrecidas de
Bogotá, y promocionaba las soluciones de vivienda "sin UPAC, sin fiador" a nombre de
Rafael Forero La gente recibía un formulario que debía llenar y entregar en la sede del
Movimiento y al momento de hacerlo se llevaba otros formularios para entregárselos a
familiares o conocidos que repetían el mismo proceso30.

Los adeptos captados a través de este mecanismo se comprometían a conformar los


Comités de Integración Popular Rafael Forero en sus barrios. Los Comités, reunidos en
Asambleas Generales, elegían presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y siete
vocales para trabajar por los principios del movimiento: "Conscientes de que la ‘justicia

29
El padre Saturnino Sepúlveda, conocido dirigente cívico y de izquierda. La interpretación que da Evelio
a su actividad puede ser totalmente errada; lo que importa es la manera como migran prácticas, ejemplos
y destrezas del campo "cívico-alternativo" al campo "clientelista-bipartidista ".
30
Para Evelio, ese formulario era una encuesta que les permitía a ellos dimensionar el problema de
vivienda para los sectores populares de Bogotá (ver anexo).
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

social es la fuente única de PAZ Y LIBERTAD’, comprometemos todas nuestras


capacidades físicas y mentales para defender la vivienda, educación, trabajo, salud y
empleo como derechos del hombre... La familia, la mujer, el niño y el anciano son el
objetivo fundamental de nuestra lucha, pues la dignidad humana no existe sin su
bienestar"31

1.6. De cómo se gana una elección - Liberales y foreristas

Las actas de las asambleas quedaban consignadas en un formato previamente


entregado (anexo), en el cual se recogía la información que necesitaban los
coordinadores zonales: el número del comité, barrio, zona, nombre del propietario de la
casa en la que se efectuaba la asamblea, fecha, nombre del coordinador zonal y
nombres de los elegidos, lo cual permitía tener "un control electoral" sobre los afiliados.
Evelio cuenta que conocer exactamente el número de afiliados de cada zona les
permitía calcular la votación que podían obtener. Los comités recibían del coordinador
zonal, en épocas electorales, las camisetas y propaganda del movimiento y eran los
encargados de distribuirlos. Nunca faltó propaganda, siempre que pedían recibían
bastante y de buena calidad.

Las destrezas de un buen coronel forerista consistían, entonces, en “cultivar“votos,


cuidarlos y contarlos. Las elecciones no sólo eran una prueba periódica de la fortaleza
de la Integración Popular, sino la manera en que cada uno de los líderes
inmediatamente por debajo de Forero podía demostrar su capacidad de liderazgo y
acumular poder dentro del movimiento. Antes de cada justa electoral, el coronel tenía
que jugar con el jefe un juego muy complicado, que tiene un cierto aire de familia con el
bridge: cada uno hacia una "declaración" de lo que esperaba obtener. Si la declaración
era demasiado alta, se corría el riesgo de quedar en ridículo el día de las elecciones. Si
era demasiado baja, se perdía prestigio dentro del movimiento y ante Forero. El bridge
electoral se practicaba sobre múltiples mesas. Había que ganar para seguir
acumulando fuerzas; para obtener preponderancia sobre otras fracciones políticas en la
zona; para ganarle de mano a los demás coroneles; y para fortalecer el coronelato a
costa de los "doctores", esos petulantes asesores de saco y corbata que nunca se
habían peleado una presidencia de junta, ni sabían lo que era amanecer para ir por
agua ni eran capaces de ganarse un lugar en la vida a voto limpio. Además, el jefe
presionaba; pero había que resistir, porque después las sobreestimaciones se pagaban
caro (en prestigio y poder). "Evelio, ¿cuántos votos va a colocar?- yo don Rafita
seguros, seguros 4.000-. ¡NO!, 4.000 qué va si eso no es nada-no, don Rafa 4.000 ahí
en el barrio Nueva Vida. Llegaban las elecciones y los que habían prometido los
100.000 ponían 3 o 4 o 7 votos y yo que había prometido 4.000 estaba en 4.000 algo".
31
Volante forerista
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Así, la necesidad de eficacia y la fuerza expansiva del movimiento, junto con las
corrientes de competencia interna, desarrollaron en los cuadros inusuales capacidades
y destrezas de cálculo. Evelio, por ejemplo, creó un exitoso mecanismo para el manejo
de alta precisión de sus propias cifras electorales. Cuando alguien le llevaba los
formularios o encuestas de vivienda a su sede, él lo enviaba para que inscribiera la
cédula en el que siempre fue su puesto electoral (el No. 21 del barrio Nueva Vida32).
Luego, las personas volvían con la cédula y la radicaban en la sede política que
coordinaba Evelio; él mismo contaba el número de inscritos.

El día de las elecciones Evelio se ubicaba cerca de su puesto en Nueva Vida 21, el
lugar clave de toda su carrera política. Era allí donde media su eficacia electoral, tanto
en el sentido de "producción" como en el de "predicción": le entregaba las papeletas
con el voto a la gente, verificaba con su lista de inscritos quiénes se hacían presentes y
realizaba el último conteo. Como vimos, uno de los orgullos de Evelio es que casi
nunca la cifra prometida estuvo por debajo de la obtenida: baza declarada, baza hecha.
Cuando los éxitos del forerismo complicaron el manejo interno del movimiento,
haciendo a la vez imposible mantener un control cotidiano desde la periferia urbana,
Evelio trasladó la sede de su casa al barrio Tunjuelito: "...como el movimiento se creció
ya habíamos dos lideres o tres o cuatro líderes duros aquí entonces nos dábamos palo
por demostrar cuál era el mas Forerista y peleábamos por puestos electorales, el
puesto electoral mío era el puesto de Nueva Vida, el otro era en San Julián, el puesto
electoral de Carlos García, el de Hernán Jaramillo que fue edil también y del hijo de él
era el Perdomo, entonces una vez me ganaron ellos por 250, otra vez les gané yo por
1.000 y así, eso era una pelea horrible y dijo don Rafael: no ya no me aguanto esta
peleadera, Evelio usted verá para dónde se quiere ir, yo le dije listo yo me voy para
Tunjuelito, entonces me fui para Tunjuelito". El cambio de sede le significó a Evelio la
oportunidad de ampliar su base electoral que confluía siempre al puesto en Nueva
Vida. El orgullo que le queda de esa época es aún enorme: "...tuve once mil y pico de
cédulas inscritas, en ese momento el puesto de Nueva Vida tuvo 18.000 votos inscritos,
fue el puesto electoral más alto como puesto en el país y por ende el más alto de
Bogotá, vinieron investigaciones que por qué eso, que tanto, que yo no sé qué;
entonces yo tenia mas o menos póngale 10.000 votos esa vez ahí...."

Pero la maquinaria rafaelista sólo podía funcionar y, lo que es más importante, durar, si
tanto "los de abajo" como “los de arriba” no le quedaban debiendo favores. Aún
contando con que buena parte de los recursos con los que Forero aceitaba su
maquinaria fueran producto de alguna forma de corrupción33, algunos de los bienes

32
A veces, los votantes foreristas vivían demasiado lejos, y entonces Evelio los mandaba al puesto más
cercano posible a Nueva Vida. Quedaban así dentro de su radio de acción.
33
No se necesita ser un lince para darse cuenta de la posible conexión contratos - votos. En ese caso,
Forero se estaría pagando con creces (a costa del Estado) los mercados y las becas ofrecidos a sus
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

más deseados por los habitantes de los barrios deprimidos que constituían la base
social del rafaelismo no podían obtenerse sin movilizar instituciones y segmentos
enteros del Estado. Cosas como los servicios públicos, la legalización de un barrio, el
transporte, el no-desalojo, son distintas de los mercados, las becas y las peluquerías
ambulantes: exigen una negociación y una interacción permanentes con la urbe y la
política moderna. Y uno de los pocos recursos significativos con los que tanto Forero
como su base social podían ofrecer en esa negociación eran los votos34.

Forero, sin embargo, no tuvo éxito en su intento de salir de la periferia de la vida


política. Es verdad que el Movimiento de Integración Popular apoyó a dirigentes
liberales e incluso conservadores; pero obtuvo poco o nada a cambio. Si bien el partido
liberal pudo haberle servido de paraguas legal al forerismo, protegiéndolo -a costa de
un enorme desprestigio- de un escrutinio cuidadoso, lo cierto es que defraudó
ampliamente sus expectativas. En cambio, deterioró su base social. Las gentes que
votaban rafaelista no siempre acompañaban al jefe del movimiento en sus alianzas. El
caso de Santofimio Botero es diciente. Rafael Forero decidió que Santofimio
encabezara su lista para el concejo en Bogotá; él iba como suplente con la convicción
de que también saldría elegido. No fue así. Santofimio llegó al concejo con 56.000
votos y Forero quedó por fuera. Esta fue una de las pocas ocasiones en las que Evelio
se equivocó en sus cálculos. En lugar de los 11.000 votos prometidos, apenas obtuvo
4000. Para él, la explicación de la derrota es evidente: la resistencia de la gente con
Santofimio y el disgusto que generó que en la lista Rafael Forero no fuera como cabeza
de lista.

Los politólogos que se han acostumbrado a la cómoda división entre votos "de opinión"
(pensados, respetables, blancos) y "votos amarrados-clientelistas" deberían evaluar
experiencias como estas, que sin duda se cuentan por decenas en la década del 80.
Un cacique clientelista arma su red, conquista respaldos gracias a la transferencia de
recursos hacia abajo....pero no logra (o lo hace apenas muy parcialmente) imponer sus
preferencias políticas a su base social. El clientelismo coexiste con la opinión (¿es
necesario decirlo?: otra opinión), y el cacique se estrella contra la evidencia: no puede

fieles militantes de La Meca. Obviamente, tal vinculo sólo lo establecemos como hipótesis probable,
puesto que su comprobación no quedaba ni dentro de los propósitos ni dentro de las posibilidades de
este trabajo. Don Evelio, por su parte, sostiene que Forero se arruinó con la política, lo que tampoco es
improbable, incluso manteniendo la hipótesis de corrupción masiva: como en todo negocio, en esta clase
de política se puede perder o ganar.
34
Forero mismo estaba involucrado en una maniobra de avance social. Aunque evidentemente rico,
nunca estuvo ni siquiera cerca de ser un gran capitalista. No era aceptado ni por las élites económicas y
profesionales ni por los políticos tradicionales de los dos partidos. Estos últimos, típicamente, lo evadían
y temian, pero a la vez codiciaban sus votos.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

endosar sus votos por más mercados que reparta. Más adelante veremos por qué.

1.7. El gólgota de Rafael Forero - Entre bases y doctores - La desagregación del


pacto

Los males no vienen solos. Forero Fetecua se encontró con que múltiples bombas de
tiempo explotaron simultáneamente, destruyendo su movimiento. Entre ellas, cabe
destacar:

a. La existencia al margen de la ley. Aparte de las posibles prácticas corruptas, la


conformación de una base social y electoral basándose en urbanizaciones
piratas implicaba incurrir en varias prácticas ilegales. Por supuesto, los
mecanismos de control electoral del rafaelismo implicaban distintas formas de
coacción trampa (como lo demostraría el escándalo de las cédulas encontradas
en el apartamento de Forero, que condujo a su protagonista a la cárcel).

b. La contradicción entre los 'liberales sucios" (los coroneles del movimiento,


salidos de la propia base social forerista y que le debían a aquel su avance
social) y los "doctores". Esta contradicción se resolvía en dos instancias.
Hacia adentro, entre asesores y coroneles acerca de las metas y la orientación
del movimiento. Los primeros buscaban una expansión nacional del movimiento,
lo que condujo a inversiones sustanciales en Caquetá y Tolima y a una radical
restricción de recursos para los coroneles en Bogotá. "Pero don Rafael no lo
hacía de mala fe, él lo hacia pensando en que sus asesores que tenía en ese
momento, que lo obnubilaban y Rafael Forero de pronto pecó en algo y era que
a cada rato, le llenaban el ego a él diciéndole que aquí tenemos al futuro alcalde
de Bogotá, que el presidente de la República, y que todo eso, cuando nosotros
sabíamos nuestras limitaciones, por que cuando ya se intentó organizar el
movimiento, y a meterle organización duro y lo metieron dentro de un saco de
cintura que teníamos que ser organizados, el movimiento se vino para el suelo".
Hacia afuera, entre rafaelistas y liberales "ortodoxos”, que cada vez más
recelaban las prácticas ilegales, "impresentables" y "peligrosas" de Forero. Una
vez Forero aupaba a un liberal de cierta notoriedad (nacional o distrital), éste
desconocía sus relaciones con el cacique y le cerraba las puertas.

c. El deterioro y final quiebre del sistema de lealtades mutuas dentro del


movimiento. La primera señal de alarma fue el intento de Forero de saltarse la
intermediación de los líderes comunitarios y desarrollar una jefatura caudillista.
Después, la influencia los asesores dañó su relación con los coroneles. La
"ingratitud" de los jefes liberales que usaban los votos de Forero y después se
olvidaban de él hizo que el forerismo incumpliera muchas de sus promesas
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

sobre servicios, vías de acceso, etc... Tampoco los programas de urbanización


se hicieron realidad: muchos líderes comunitarios y barriales tenían la
expectativa de que la influencia política permitiría saltarse las barreras legales
pero el distanciamiento de los jefes liberales con Forero hicieron que esto
resultara imposible. Por último, a Forero le resultó imposible complacer un
poquito a todos sus "acreedores" de compromisos. Para no enemistarse con los
competidores de don Evelio dentro del movimiento, dejó a los rafaelistas en
libertad de votar para las primeras elecciones de Juntas Administradoras
Locales. Don Evelio respondió a la "traición" haciendo lo propio: sus clientes
tendrían libertad de votar por cualquier candidato para Concejo. El resultado es
que Forero Fetecua apenas obtuvo 252 sufragios en el legendario puesto
electoral de Nueva Vida35.

d. El deterioro y final quiebre del sistema de lealtades mutuas entre el movimiento y


su base social. Como vimos, Integración Popular no cumplió sus promesas en
términos de servicios y bienes públicos a barrios distintos a La Meca; tampoco
pudo realizar nuevas urbanizaciones. La Meca había ido cambiando
inadvertidamente; ya a principios de la década de los 90 tenía casi todos los
servicios. Buena parte de los habitantes fundadores se había ido, por la violencia
que se había apoderado del barrio o por procesos espontáneos de migración
interurbana, y los nuevos líderes barriales no se sentían comprometidos con el
rafaelismo. Aparecieron nuevos competidores –las ONG, organizaciones cívicas
con jóvenes que tañan mayor educación formal que Forero, para no hablar ya de
sus coroneles- que recortaban todavía más el margen de maniobra del
movimiento.

Finalmente, la muerte física de Forero -relativamente joven, aquejado por una extraña
enfermedad- y la negativa de su familia a seguir involucrada en la aventura36,
terminaron con esto que, más que una novela, es una ranchera política.

1.8. El post-forerismo

Don Evelio heredó parte de la RC de Forero; a través de las prácticas tomadas del
movimiento del Integración Popular (énfasis en que la política no es hablar, sino hacer;

35
Ya había habido un declive pronunciado de 4000 a 1600.
36
Los hijos de Forero, que eran muy distintos a él (con formación profesional, con valores y percepciones
provenientes de otra clase y otro mundo), resentían la actividad de su padre como una fuente de
desprestigio e inestabilidad económica.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

realización de obras; uso de reparto de terrenos para hacer política) formó su propio
capital político. Llegó a edil de la Junta Administradora Local en 1992, y en 1994 fue
cómodamente reelegido37. Aún se reconoce orgullosamente forerista.
En su casa tiene un retrato hecho por un pintor ecuatoriano, en el cual según él Rafael
Forero quedó retratado tal y como era, con la mano izquierda en el pecho al estilo
napoleón y la mano derecha en el bolsillo: poder y dinero. Don Evelio cuenta que
cuando está mal de plata toca la mano derecha del retrato y sus problemas se
empiezan a solucionar.

2. Caso 2: El clientelismo en barrios pavimentados

2.1. El nacimiento de la JAC - Subversión y conductos regulares38

Narraremos ahora un caso mucho menos tumultuoso, ejemplo de una modalidad que
llamaremos clientelismo institucional. Se trata del barrio Henares. El núcleo al que ha
confluido la vida pública de Henares (un barrio de tenderos, obreros, artesanos y
pequeños empleados, en donde el partido conservador gana con regularidad las
elecciones) es la junta de acción comunal. Allí nunca han tenido, ni posiblemente
tendrán, un jefe al estilo de Rafael Forero Fetecua.

No se debe olvidar que la JAC de Henares, como todas las del país, está inscrita en el
momento de su creación (1961) en un arreglo de pactos que semejan una muñeca
Matrioshka. El más amplio, sin duda, es la Alianza para el Progreso, cuyo rango es todo
el subcontinente; después viene el Frente Nacional, específicamente colombiano, por
debajo de los cuales están los atinentes a lo que hoy llamaríamos "gobernabilidad
urbana", para culminar en el puntual del propio barrio, consistente en un difícil intento
de convivencia y cooperación entre las distintas facciones de Henares, cada una
compuesta por los miembros de los dos partidos tradicionales39. El resultado de esta

37
Recientemente, dio con sus huesos en la cárcel, aunque acusado de un delito que no tiene ninguna
relación con actividades políticas o económicas.
38
Hemos cambiado el nombre del barrio, de sus instituciones (escuelas, etc.) y de los protagonistas de la
red. Las fechas son auténticas así como los nombres de los jefes políticos, las citas de archivo y, en
general, todos los demás detalles de la narración. Esta se basa en el archivo entre 1962 y 1995 de la
Junta de Acción Comunal; en entrevistas con todos los miembros de la red estudiada y con familiares de
don Roberto Villaveces (ya fallecido). También se entrevistó a miembros fundadores de Henares.
39
Guillermo Sánchez (promotor de Acción Comunal Distrital): "Informe sobre el conflicto surgido en el
barrio Henares", sin fecha, Archivo de la JAC de Henares. De ahora en adelante, citaremos este archivo
como AJH. El informe debe ser de 1962.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

intersección de pactos, desde el nivel más macro hasta el más micro, dará origen a la
peculiar manera de vivir la política y lo público que caracteriza a las JAC. En esencia,
los dignatarios (esta es la palabra que utilizan) de la JAC de Henares verán su actividad
inscrita en un sistema de transmisión que "sube" bienes (hacia el Estado y la sociedad
política) y los “baja" (hacia las comunidades: grupos sociales pequeños, fácilmente
delimitables y gobernables, con mucho menos poder de negociación que un macro-
conglomerado social). Los bienes que sube son deferencia, "pacificación", estabilidad,
legitimidad, control social y vigilancia anti-comunista. Los dignatarios saben que están
construyendo su barrio; pero también que hacen parte de una obra más grandes la
ciudad, y más aún, el régimen legal, los partidos, el país40; y, como culminación de la
cadena, la democracia y el "mundo libre”. Los bienes que baja son obras,
respetabilidad, “reconocimiento“y progreso.

El panorama se complica si se tienen en cuenta dos factores. Primero, no "todo" el


Estado ni toda la sociedad política participan en el intercambio de bienes con “toda” la
comunidad. Se necesitan intermediarios de lado y lado: por "arriba" serán las
instituciones y, cada vez más, los líderes visibles de los partidos y sus equipos de
trabajo, etc... Por "abajo", los dignatarios de las JAC. Segundo, como el papel de
intermediarios da recursos y poder, en cada uno de los escalones del proceso de
transmisión distintos individuos y organizaciones tratarán de cumplir ese papel. En la
medida en que es único - es decir, en que las JAC constituyen por diseño institucional
un monopolista de la micro-representación y que, por tanto, el Estado y la sociedad
política no tienen nadie más con quien hablar -, esto hará de la vida barrial, hacia
adentro y en su vinculación con los partidos, un escenario extraordinariamente
competitivo. O si se prefiere: tan cerrado como competitivo Aunque en Henares - y, sin
duda, en toda Bogotá - se presentan esporádicos intentos de montar organizaciones
alternas (desde relativamente inofensivos comités puntuales41 hasta grupos vinculados
con la izquierda), no tendrán larga vida. Las comunidades no les verán las virtudes
paradigmáticas, y esenciales, de las JAC, a saber, la capacidad de conseguir recursos,
de ser interlocutor válido con los políticos y el Estado y de obtener "reconocimiento".

El control social (o la simple delación) y la lucha por mantener el monopolio de la micro-


representación en competencia con otros posibles intermediarios a menudo aparecen
enunciados como partes inseparables de un solo programa: ser el “Conducto regular"
entre comunidades y Estado. Cuando, por ejemplo, vecinos de la Avenida Primero de
Mayo organizaban una protesta contra el eventual cobro de valorización por obras
públicas, la JAC de Henares dirigió una carta al Alcalde de Bogota con los siguientes

40
Nos encontramos con cartas al alcalde de Bogotá (reiteradas), al presidente de la República, a
ministros, embajadas extranjeras, al poeta Carranza...
41
AJH, “Resumen de actividades del comité pro-pavimentación”, 8 de marzo de 1965.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

considerandos:

PRIMERO.- Que es de conocimiento que el próximo domingo 26 de los corrientes se llevará una reunión
en la Escuela República Helvética, a la cual concurrirá Ud. y algunos concejales, con el fin de tratar lo
relacionado con el cobro de la valorización.

SEGUNDO.- Que como desde hace algún tiempo se viene gestando un movimiento en tal sentido con
carácter netamente político y subversivo, contando con reuniones y hojas volantes en donde se atacan a
las autoridades legítimamente constituidas, nosotros no hemos querido participar, como Entidades que
laboramos en bien de la comunidad y como consecuencia lógica en forma apolítica de acuerdo con los
Estatutos que nos rigen.

TERCERO.- Que estas Juntas no han tenido un informe oficial por parte de los dirigentes del
movimiento, ni en forma verbal ni escrita, desconociendo de esta forma el conducto regular que debe
primar en estos casos.
CUARTO.- Que no desconocemos el interés creado en busca del bienestar social y económico de
nuestros por ser gentes de bajos recursos, pero tampoco aceptamos que se tomen estas solicitudes
como bandera de combate, sin el conocimiento de las Entidades representativas de la Comunidad como
42
somos nosotros .

Se pregunta uno leyendo estas líneas qué produjo más irritación: si la presencia
"netamente subversiva" o el hecho de que alguien estuviera "desconociendo... el
conducto regular que prima en estos casos".

2.2. política y auxilios

"Laborarnos en forma apolítica...". Parecería una declaración más bien extraña - tal vez
abiertamente cínica - en una organización íntimamente vinculada con los partidos
tradicionales, cuyos líderes en los primeros años para aspirar a un cargo debían
explicitar su filiación43 (Fulano, liberal; mengano, conservador) y en la que todavía en la
década de los 70 tenían directa ingerencia los directorios bipartidistas locales que, por
ejemplo, se las arreglaban para aunar fuerzas y excluir a terceros44.

42
AJH, "Al Sr. Dr. Luís Prieto Ocampo, Alcalde Mayor del Distrito Especial de Bogotá", octubre 23 de
1975.
43
AJH, “Lista para elecciones de las JAC por partidos políticos”, 24 de octubre de 1962.
44
AJH, "Alianza Nacional Popular - Comando Barrio Henares: Señor Promotor de Acción Comunal del
Distrito", julio 21 de 1974.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Pero, si se trataba de cinismo, era cinismo inconsciente. Cada vez más, las JAC (y la
de Henares en particular) rechazarán a los políticos y la política con múltiples objetivos:
hacer énfasis en los resultados concretos y tangibles, distanciándose así de los
"promeseros", que "sólo hablan"; mantener la unidad y la armonía del barrio, contra los
divisionistas; construir una base social estable, independiente de las preferencias
electorales macro. Nótese cómo, en cierta medida, el control social y el apoliticismo, se
funden en una sola fórmula produciendo un efecto muy curioso: la búsqueda de la
unidad y la denuncia al ideologismo es una barrera eficaz contra los agitadores "con
ideas foráneas” pero, extremándola un poquito, servirá para mantener a raya finalmente
a todos los agitadores (incluyendo a los de los partidos tradicionales). A la vez, la
denuncia a la política constituye muchas veces un desesperado y último recurso de
salvación de la propia JAC: en la medida en que las rencillas políticas se meten dentro
de la vida de la JAC, los afiliados (cada vez más alejados de los partidos e identificados
con intereses vitales concretos) abandonarán la organización, llevándola a la muerte
por sustracción de materia45.

Ahora bien, la otra cara de la moneda es que la JAC se sabía y se proponía "conducto
regular": el estrecho tubo por el que pasarían deferencia, demandas y denuncias, y
también recursos y obras (como hemos visto, "progreso"). Su contacto con los políticos
era, si, una maldición: fuente de grandes conflictos y deserciones, así como de
corrupción46. Pero a la vez era lo que le daba poder y sentido a su existencia. Lo cual
se reforzó decisivamente con la introducción de la figura de los "auxilios", partidas
especiales que los políticos obtenían del presupuesto nacional para entregárselo a sus
clientelas. Los auxilios institucionalizaron la privatización de lo público: se lograba una
inversión social relativamente ágil, a cambio de canalizarla como una compra de votos
con recursos del Estado47. Ya a finales de la década del 70, se juzgaba a los
presidentes de la JAC por su capacidad de conseguir auxilios, y la JAC de Henares,
como miles de otras en todo el país, estaba totalmente metida en el juego. Hasta las
vísperas de la eliminación de los auxilios en 1991, encontrarnos solicitudes y
agradecimientos a políticos que los han concedido. El tono predominante es de patética
humildad:

• Petición: "La palabra sabia de Jesús dijo DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MI PORQUE DE

45
Lo que ocurrió varias veces a la JAC de Henares. Un primer episodio está en: AJH: "Solicitud de
vecinos de cambio inmediato de los miembros de la JAC", 13 de septiembre 1968. Antes de la primera
elección de Roberto Villaveces la JAC también estaba muerta.
46
Desde muy temprano se presentan denuncias de malos manejos y exigencias de que haya
“honorabilidad” en la vida comunitaria.
47
La Constitución de 1991 acabó con esa perversión; pero el muerto ha ensayado distintas intentonas de
resurrección.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

LOS TALES ES EL REINO DE LOS CIELOS. Que hermoso contar con espíritus llenos de AMOR Y
GENEROSIDAD como el suyo y por esto pedimos al Dios del UNO Y TRINO que envíe protección
sobre su vida y la de los suyos. Que precioso seria para los niños de nuestro barrio recibir un regalito
en su nombre, detalle que ellos y sus padres no olvidarán porque lo que se fija en la mente de un
48
niño se refleja en el comportamiento del adulto" .

• Un agradecimiento: "Personas que amen a los pobres como Ud. y que hagan efectivo el amor de
Dios sobre la tierra en favor de los más pobres son muy pocas. Nuestras palabras son insuficientes
ante la generosidad que Ud. ha tenido con nuestro barrio conglomerado de personas que lo admiran
y respetan su figura política. El dinero que tanto nos hace falta para obras de desarrollo tendrán un
uso honesto y cumplirá el objetivo que Ud. al donarlo se propuso...EI regalo maravilloso de los 3
millones de pesos es algo que nos hace sentir una deuda de lealtad y gratitud con Ud. EL
CANDIDATO EL PODER EN FUNCIÓN SOCIAL. Cuente con nuestro respaldo electoral”49.

• Y otro: “Es grato para nosotros escribirle un agradecimiento sincero por su gesto noble al ayudar con
nuestro barrio dando partidas que ayudan a la superación de quienes lo estimamos de verdad.
Agradecemos también su presencia y su grata compañía en el salón comunal y nos deja una bella
experiencia de solidaridad el tenerlos tan cerca. Nuestros más grandes anhelos son para que su
campaña triunfe y cuente con nuestro apoyo electoral. De antemano nos despedimos de Ud. como
50
sus fieles seguidores en la lucha electoral” .

Las cartas producen una profunda impresión. Parecen apuntar a un triunfo rotundo del
clientelismo: una conquista total del barrio vía JAC, muy barata además (3 millones de
pesos; una visita a un salón comunal para estar cerca). Pero hay un detallito picante:
casi ninguno de los que firman las misivas eran liberales sino conservadores; y el liberal
entre las firmas era militante de otra fracción del partido (la de Marco Tulio Gutiérrez),
totalmente alejada de la de Rafael Forero Fetecua y su Integración Popular. Ninguno
estaba dispuesto a cumplir su promesa de "respaldo electoral" ni tampoco movieron un
dedo para convenirse en sus “fieles seguidores"; y la votación de Forero en Henares
siempre fue insignificante, antes y después de las cartas.

Lo estaban engañando aunque de rodillas.

2.3. Clientelismo con quiebra de la lealtad - Entra Don Roberto - Estructura de la RC

48
AJH, "Doctor Rafael Forero, octubre 15 de 1991".
49
AJH, "Doctor Rafael Forero", octubre 15 de 1991.
50
AJH, "Doctor Guillermo Morales. Honorable Concejal Integración Popular”. octubre 15 de 1991.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Para entender este fenómeno de infidelidad extendida, ya evidente en 1991, es preciso


ver cómo funcionaba la red clientelista del barrio Henares, y cómo su cabeza, don
Roberto, fue capaz de negociar con muchos políticos y fracciones políticas (jugando
con todos en un mercado semi-abierto de provisión de recursos) mientras consolidaba
un equipo bipartidista, aunque él mismo era entusiasta militante del partido
conservador.

Se tomó como fecha de inicio el año de 1977, fecha en la cual el señor Roberto
Villaveces - líder que motivó el estudio - participó por primera vez como candidato a
Fiscal de la JAC. Inició su participación en la JAC, como presidente en 1979,
permaneciendo en ese cargo hasta 1985, y regresando al mismo en el 87 hasta el 90.,
cuando por razones de salud abandona su participación en este espacio. Es decir,
hablamos de 13 años de labor comunitaria.

El señor ViIIaveces estuvo como Presidente de la Junta durante tres periodos seguidos
(1979-1980; 1981-82 y 1983-84), para el siguiente periodo (1985-1986) no se postuló
debido a que estaba impedido (de acuerdo con el reglamento de la Acción Comunal), y
su última participación se registra en el periodo de 1987 a 1991, también como
presidente de la Junta. No logró concluir el periodo por razones de salud. Renunció al
cargo en 1990, quedando quien fungía como vicepresidente en ese momento (P.R.)
como nuevo presidente.

Los períodos en los que estuvo de presidente se destacan por la gran estabilidad en
sus planchas, es decir no existían mayores cambios en su conformación, el presidente
y el vicepresidente siempre fueron los mismos, y los cargos de tesorería y secretaría se
rotaban entre dos personas. También se caracterizan porque en la primera etapa (1979
a 1985) solo hubo una plancha inscrita.

Don Roberto Villaveces trabajó en el barrio como presidente de la JAC por varios años.
El era conservador del sector de Álvaro Gómez. Se identificaba como miembro del
Movimiento Nacional Conservador. También trabajó políticamente con Gustavo
Rodríguez Vargas, Pardo Koppel y Pava Camelo. Su experiencia comunitaria era
igualmente amplia. Antes de pertenecer a la Junta, participó en la creación de una
cooperativa de Ahorro y Crédito del barrio Henares y en la Defensa Civil. En estos
espacios se dio a conocer públicamente. Pero para cualquiera de los cuerpos
colegiados cambiaba fácilmente de candidato. Acompañó a Gustavo Rodríguez para el
Senado, a Álvaro Pava, Pardo Koppel, Rafael Forero Fetecua, Fernando Tamayo,
Jaime Casablanca, y a Enrique Forero Russi para el Concejo capitalino, y a Francisco
Afanador para la Cámara.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

Hay muchas opiniones respecto al tipo de liderazgo de Villaveces. Por ejemplo, un


colaborador cercano, dijo: “Tenía muchos padrinos políticos y eso es muy importante.
Don Roberto Villaveces tenía un “carisma comunitario" impresionante. Además le puso
interés al barrio..., tenía tiempo disponible..., tenía su carro..., la comunidad lo
respaldaba..., también tenía su carisma político, que es muy importante para un líder”.

Su propia esposa respalda la anterior afirmación, al concluir: "Estuvo (el señor


Villaveces) durante tanto tiempo en la JAC para no desprenderse de lo que había
hecho en la comunidad, como el salón comuna, el cocinol,... Tenía la certeza de que si
llegaba otro todo se acababa... No recibió lucro económico por su Labor, ni para sí
mismo ni para sus hijos. Disponía de sus bienes para ponerlos al servicio de la JAC
(Carro y casa). No buscaba el beneficio personal, trabajaba para solucionar las
necesidades que existían".

En general había consenso sobre el carácter democrático de sus decisiones. Aceptaba


las sugerencias de la mesa directiva, las decisiones tomadas de común acuerdo,
armaba las planchas con criterio pluralista (claro que sólo liberales y conservadores),
aun cuando también se acepto que quien llevaba la iniciativa de las actividades por
hacer era precisamente Villaveces.

Y tal como lo afirmaba uno de sus colaboradores, su liderazgo se sustentaba también


en bienes materiales y por favores gratuitos: "La presidencia la ganó porque era un
gran líder, tenía un carro y lo prestaba sin cobrar nada. Tenía entusiasmo para
organizar la política conservadora..., las elecciones para el Concejo, el Senado,...".

El grupo de personas con el que más trabajó don Roberto Villaveces, y que estaba
incluido en sus planchas, estaba conformado por: dos liberales (uno de ellos de Marco
Tulio Gutiérrez) y un conservador. Todos reconocidos líderes y fundadores del barrio.
En general se armaban las planchas para las elecciones del barrio por el liderazgo sin
tener en cuenta la fijación política. Fue un grupo estable y eran los mismos
asambleístas quienes proponían sus nombres.
Los viejos habitantes del barrio son conservadores, al menos así lo muestran las cifras
de votación antes y después de la década del 80. Eso explicaría el hecho de que fuera
un conservador el que tuviera las riendas de la JAC durante tanto tiempo, pero sin
embargo, el resto de los cargos de la JAC eran distribuidos equitativamente. Se
respetaron sus diferencias políticas, no había discriminación. Para la elección de la
Junta reunía a sus amigos, y en las elecciones nacionales (Concejo, Cámara, Senado)
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

aunque la disputa era fuerte cada uno trabajaba su gente sin mayores problemas.

El Sr. Villaveces también participó activamente en un grupo llamado "Colonia de


Bacará" de donde era oriundo, y estuvo en alguna oportunidad como Presidente.
También constituyó en el barrio la Casa Conservadora para trabajar con su gente y
hacerle campaña al político con el que estuviera en ese momento. El otro conservador
fue uno de los primeros habitantes del barrio. Es de filiación política conservadora pero
no le hacía campaña a ningún candidato. Participó activamente en la Defensa Civil y en
los comités parroquiales. Participó en la Junta como Secretario y Presidente en el
periodo en el cual Villaveces no pudo continuar siéndolo.

El liberal gutierrista era, por su parte, exsindicalista de los Ferrocarriles de Colombia.


Siempre fue el Vicepresidente en las planchas en las que participó don Roberto
Villaveces. Nunca quiso disputarle la presidencia a Villaveces porque “jamás” pensé
que fuera mejor que él. Yo hacía mi trabajo con honestidad, pero don Roberto
Villaveces era el líder del grupo..., eso nadie se lo discutía". El segundo liberal del
equipo también comenzó como gutierrista. Participó en todas las planchas en las que
estuvo el Sr., Villaveces, rotándose los cargos de Secretario, Tesorero y Fiscal.

Don Roberto Villaveces tenía una relación directa con cada uno de ellos. Cuando se
presentaba algún problema en el barrio, cada uno de estos personajes acudía
directamente al señor Villaveces para obtener consejo o para que se apropiara de la
situación. Estos a su vez contaban con su propia red, que los mantenía al tanto de lo
que ocurría. Pero entre ellos sólo se hablaban cuando se reunían en el salón comunal o
en la tienda de don Roberto Villaveces con el fin de encontrarle solución a los
problemas que se presentaban.

Para Villaveces, ganar amigos era una premisa. Lo lograba de varias formas: poseía
una tienda, que él mismo atendía y en la que se relacionaba con mucha gente a la que
le hacia favores (fiaba), vendía o regalaba artículos (trago, en lo fundamental). También
conseguía becas para la Escuela Distrital General Obando, daba recomendaciones
para empleos, gracias a sus contactos con los políticos de turno, conseguía cupos para
el cocinol, que él personalmente administraba o prestaba su carro para hacerles vueltas
a los vecinos o amigos.

Además Villaveces tenía buenas relaciones con la parroquia, en especial con el


sacerdote del barrio. Hacían actividades conjuntas como misas campales en los
predios de la JAC, o reuniones de la directiva en el salón parroquial. Al final de su
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

carrera comunitaria se vio enfrentado al cura de turno, y cada uno desde su púlpito
arremetió contra el otro. Pero esa discrepancia con el cura fue excepcional, en general
la relación fue estable. Otro de los argumentos que Villaveces esgrimía para convertirse
en el vértice de la red era el monto de los auxilios que conseguía. Por lo general era
mucho mayor que el de sus compañeros directivos. Y con ese dinero se logró construir
buena parte de las obras del barrio, y en especial la construcción del salón comunal.

Cuando hizo falta dinero, Villaveces impulsó los bazares. Estos pretendían obtener
fondos, pero lograban a la vez integrar a la comunidad. Gracias a estos eventos,
Villaveces pudo presentar en sociedad a los políticos de turno, comprometerlos
públicamente, darle uso a su vehículo (pasaba por las calles del barrio recogiendo a la
gente para que asistiera al bazar), y hacer gala de su aparente generosidad (el trago
por lo general corría por su cuenta).

Los recursos para la realización de las obras comunitarias las obtenían de la realización
de bazares (en un principio) del alquiler del salón comunal y de los auxilios
parlamentarios. Cada miembro de la Junta tenía sus padrinos políticos y acudían a
ellos para pedir auxilios; a cambio tenían que conseguir votos. Las directivas que eran
de filiación liberal trabajaban con Marco Tulio Gutiérrez. Los conservadores trabajaban
con Jaime Arias, Gustavo Rodríguez Vargas y Roberto Camacho.

Don Roberto Villaveces ganaba amigos por intermedio de una tienda que él mismo
atendía, de becas que conseguía para varios colegios, de cupos para el colegio y
también del trago que obsequiaba a sus amigos. Todo esto hacía parte de las
campañas para la elección de la Junta, además del perifoneo correspondiente. Este
método era el utilizado por los integrantes de la plancha y no solo para el momento de
las elecciones sino también en el transcurso de cada período en el que eran elegidos
(es decir, iban cultivando su propia reelección).

Antes de la elección sabían quiénes iban a votar por ellos. Lo sabían por la cantidad de
cupos que habían asignado para el cocinol o de becas educativas de la Escuela
general Obando que otorgaba. Esos votos se consideraban fijos. Además las
relaciones de amistad que cada uno tenía en su cuadra eran muy importantes: "entre
los miembros de cada plancha hay representantes de cada calle o cuadra y arrastran a
sus vecinos... esos líderes deben ser metelones...”.

Generalmente en las campañas para las elecciones de JAC se hacia perifoneo. Se


convocaba de acuerdo al liderazgo y responsabilidad de los que se postulaban.
Gobernabilidad, cultura política y democracia participativa
Anexo D: Clientelismo, política y participación

También existía un programa, el cual se presentaba en la asamblea general que


convocaba a elecciones de Junta.

Otra de las razones de su éxito en las elecciones era las buenas relaciones con la
comunidad; el saludo, la amabilidad, el tinto, etc. Esta actividad tenía tanta importancia
como los cupos para el cocinol, (obtención de cartón) o los cupos para el estudio
(Colegio General Obando). Otro factor importante era que los integrantes de las
planchas vivían en diferentes cuadras del barrio y formaban allí equipos de apoyo por
cuadra. Las campañas se basaban en las amistades de cada uno de los integrantes de
la plancha, que se encargaban de concienciar a los demás.

2.4. Red secundaria

Esta red estaba constituida por los amigos o vecinos con los que siempre contaba a la
hora de conseguir votos, ya sea para la plancha de la JAC como para las elecciones de
Concejo, Cámara o Senado. Estas personas eran de los llamados "incondicionales” ya
que su amistad era de muchos años. Estaban ubicados principalmente en la cuadra
donde vivía Villaveces, y se conocían desde su llegada al barrio, en los comienzos del
mismo.

2.5 Contradictores

El principal contradictor era don Próspero, de filiación liberal (del grupo de Durán
Dusán). Este personaje demandó las elecciones de 1987 (en donde él se presentó
como candidato a la presidencia en una plancha), por considerar que no eran válidas.

También podría gustarte