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Resumen de varios autores

Epigenética en medicina: Más allá del genoma


Manel Esteller Badosa*
Profesor de Genética, Facultad de Medicina, Universitat de Barcelona
La Epigenética no es
"espiritual" y realmente se refiere a modificaciones químicas en nuestro material genético y en las proteínas reguladoras del
mismo. Las más reconocidas marcas epigenéticass son la adición de un grupo metilo a nuestro ADN y la modificaciones química
de las histonas, proteínas alrededor de las cuales se enrolla el ADN. Otras marcas epigenéticas de estudio en un futuro próximo
serían la disposición de estructuras de alto orden formada por los complejos ADN-histonas, denominados nucleosomas, y la
actividad de los ARNs no codificantes (como microARNs, ARNs antisentido, etc).
Una diferencia esencial entre la genética y la epigenetica, es que la metilación del ADN y la modificación de las histonas son
reversibles bajo las circunstancias adecuadas. Por lo tanto, las alteraciones epigenéticas son uno de los puntos más débiles en la
armadura de las células cancerígenas, debido a que podemos despertar de su largo sueño los genes supresores tumorales
epigeneticamente inactivados usando los fármacos adecuados y volverán a hacer su función de inhibir el crecimiento tumoral.

Encendido y apagado “Aunque estrictamente cualquier factor aparte de la secuencia de ADN que influya en la función del genoma
sería epigenético, actualmente el término se tiende a aplicar, casi exclusivamente, a las modificaciones en el ADN o en las proteínas
que lo acompa- ñan, las histonas”, define Schor. Son cambios químicos en las moléculas; uno de ellos es la metilación, que es el
agregado de un grupo metilo (molécula formada por tres átomos de hidrógeno unidos a un carbono) a ciertas bases del ADN, en
particular, la citosina (C) cuando se encuentra situada en forma previa y contigua a una guanina (G). La desmetilación, por el
contrario, es la remoción o pérdida de ese grupo químico. En el ADN hay zonas regulatorias de Encendido y apagado “Aunque
estrictamente cualquier factor aparte de la secuencia de ADN que influya en la función del genoma sería epigenético, actualmente
el término se tiende a aplicar, casi exclusivamente, a las modificaciones en el ADN o en las proteínas que lo acompa- ñan, las
histonas”, define Schor. Son cambios químicos en las moléculas; uno de ellos es la metilación, que es el agregado de un grupo
metilo (molécula formada por tres átomos de hidrógeno unidos a un carbono) a ciertas bases del ADN, en particular, la citosina
(C) cuando se encuentra situada en forma previa y contigua a una guanina (G). La desmetilación, por el contrario, es la remoción
o pérdida de ese grupo químico. En el ADN hay zonas regulatorias de
Encendido y apagado “Aunque estrictamente cualquier factor aparte de la secuencia de ADN que influya en la función del genoma
sería epigenético, actualmente el término se tiende a aplicar, casi exclusivamente, a las modificaciones en el ADN o en las proteínas
que lo acompa- ñan, las histonas”, define Schor. Son cambios químicos en las moléculas; uno de ellos es la metilación, que es el
agregado de un grupo metilo (molécula formada por tres átomos de hidrógeno unidos a un carbono) a ciertas bases del ADN, en
particular, la citosina (C) cuando se encuentra situada en forma previa y contigua a una guanina (G). La desmetilación, por el
contrario, es la remoción o pérdida de ese grupo químico. En el ADN hay zonas regulatorias de

los genes que son muy ricas en secuencias CG. En ellas, principalmente, es donde se produce la metilación. “Se sabe que algunas
marcas favorecen la transcripción del ADN, y otras la reprimen”, explica. La metilación del ADN se asocia normalmente con el
silenciamiento de los genes, y la desmetilación, con la activación. En las histonas, se puede producir la acetilación, o agregado de
un grupo acetilo. Esta modificación facilita la expresión de los genes, pues vuelve a la cromatina menos compacta, permitiendo
que los factores de transcripción accedan al ADN a fin de copiar la secuencia genética para la fabricación de proteínas. Pero, como
en el problema del huevo y la gallina, no se sabe con certeza si las marcas en las histonas se deben a que el gen está activo, o si el
gen está activo debido a la presencia de esas marcas. Lo cierto es que hay cambios que ayudan a que el gen se active, pero, a la
vez, la activación del gen ayuda a que esos cambios se establezcan. Las marcas epigenéticas cumplen un papel clave en el
desarrollo del embrión. En efecto, mientras que casi todas las cé- lulas de un organismo tienen el mismo genoma, los genes que
se expresen serán diferentes en las distintas etapas del desarrollo. Muchos de ellos están gobernados por factores epigenéticos
que favorecen o impiden la expresión. Así, durante el desarrollo embrionario se producen “oleadas”

de metilación y desmetilación, es decir, de encendido y apagado de genes. En tal sentido, las células totipotenciales, que pueden
dar lugar a cualquier tejido del organismo, tienen una cromatina muy permisiva y, a medida que la célula se va diferenciando, se
establecen diferentes marcas en la cromatina que la hacen más o menos permisiva según el tejido de que se trate. Por ejemplo,
las marcas en el linaje neuronal son diferentes de las que se instalan en las células del hígado o de la sangre, por nombrar algunos
tejidos. La marca epigenética más importante, y más estable, en el desarrollo temprano es la metilación del ADN. Y no hay
evidencias de que esté regulada por estímulos externos. El hecho de que las células maduras tengan marcas estables hace que
sea complicado utilizar sus núcleos para obtener células tempranas clonadas. Cuando se extrae un nú- cleo de una célula adulta y
se lo coloca en el interior de un óvulo (previa eliminación del ADN de éste), ese núcleo difícilmente pueda prosperar. Si bien la
información genética está completa, está acotada por la epigenética, y resulta necesario reprogramar, borrar la historia. “El campo
más excitante de la epigenética es el de las células madre y la clonación”, se entusiasma Schor.

Si bien se han estudiado las marcas epigené- ticas en el segmento regulador de los genes (denominado “promotor”), poco se sabe
sobre qué sucede en el interior del gen. Pero en los últimos años se descubrió que ciertos cambios químicos dentro del gen ayudan
a un paso posterior de la transcripción, que es el procesamiento del ADN. Por ejemplo, hay marcas que contribuyen al proceso
denominado splicing alternativo, que consiste en el cortado y rearmado de los segmentos que conforman un gen de modo de que
pueda dar lugar a proteínas diferentes.

“En un trabajo en células neuronales –explica Schor–, vimos que las marcas epigenéticas dentro de un gen determinado afectaban
el splicing alternativo. Es decir, hacían que, en respuesta a ciertos estímulos, se fabrique un tipo de proteína u otro”. En las plantas
Las plantas ofrecen un buen terreno para el estudio de la epigenética, porque pueden adaptarse a los cambios ambientales en
una única generación. En realidad, la adaptación al entorno es una estrategia de supervivencia, pues no pueden moverse para
buscar alimento o un ámbito más amigable. En las plantas, hay patrones de metilación en el ADN diferentes a los de animales, por
ejemplo, puede ocurrir en C aisladas, es decir no necesariamente vecinas a G, y además no siempre asociada con el silenciamiento
de los genes Asimismo, en las plantas es más fácil indagar si esas marcas son heredables. En efecto, en ellas, las células germinales
aparecen tardíamente en el desarrollo, de hecho, las flores surgen cuando la planta ya es adulta

Más allá de la heredabilidad a nivel celular y de los organismos, se busca desentrañar los mecanismos de adaptación ante
situaciones de estrés. Por ejemplo, ante la falta de agua, en el interior de las células de una planta se pone en movimiento una
compleja maquinaria en la que participan numerosas proteínas responsables de conferir resistencia a la desecación (Ver “La
tolerancia del tomate”). Hasta ahora se desconoce el sensor biológico primario del estímulo externo que provoca indirectamente
un cambio químico en el núcleo de la célula. Puede ser que “alguna enzima cambie su conformación y por ende su nivel de
actividad, debido, por ejemplo, al estrés por desecación”, explica Iusem, cuyo equipo de investigación estudia, desde hace años,
la planta de tomate y, actualmente, Arabidopsis.

“Esta posibilidad de adaptación que brindan los cambios epigenéticos resulta especialmente interesante en las plantas, que están
condenadas a desarrollarse en el lugar donde cayó la semilla, a diferencia de los animales, que pueden trasladarse en busca de
condiciones mejores”, señala González. Tradicionalmente se pensaba que algunos comportamientos se transmitían de padres a
hijos a través de los genes. Actualmente, se prefiere asignar la responsabilidad a la epigenética. Sin embargo, todavía no hay
pruebas contundentes de ello.

Epigenetica y las emociones


http://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2015/01/10/la-epigenetica-vs-el-determinismo.aspx
Así, la información fluye en ambas direcciones, del ADN a las proteínas y de las proteínas al ADN, lo que contradice al "dogma
central." Los genes pueden ser activados y desactivados por señales del medio ambiente. La conciencia de la célula se encuentra
dentro de la membrana de la célula. Todas y cada célula en nuestro cuerpo tiene un tipo de conciencia. Los genes cambian su
expresión en función de lo que está sucediendo fuera de nuestras células e incluso fuera de nuestros cuerpos.”

egún el Dr. Lipton, el verdadero secreto de la vida no se encuentra en su ADN, sino más bien dentro de los mecanismos de su
membrana celular.

Cada membrana de la célula tiene receptores que captan diferentes señales ambientales y este mecanismo controla la "lectura"
de los genes dentro de las células. Sus células pueden optar por leer o no el mapa genético dependiendo de las señales que se
recibe del medio ambiente. Por lo tanto un "programa de cáncer" en su ADN no significa automáticamente que está destinado a
tener cáncer. Lejos de ello. Esta información genética no tiene que ser expresada...

Todo esto significa que usted no está controlado por su composición genética. Sino más bien por su lectura genética (que es la
que activa o desactiva a los genes) se determina principalmente por sus pensamientos, actitudes y percepciones.
El principal problema de creer el mito de que los genes controlan su vida es que usted se convierte en una víctima de su herencia.
Dado a que no puede cambiar sus genes, esto en esencia significa que su vida está predeterminada, y por lo tanto tiene muy poco
control sobre su salud. Con un poco de suerte, la medicina moderna será capaz de encontrar el gen responsable y podrá alterarlo
o crear otro tipo de medicamento para modificar la química de su cuerpo, pero aparte de eso, usted no tendrá suerte... Sin
embargo, la nueva ciencia, revela que sus percepciones controlan su biología, y esto es lo que lo hace tener el control, ya que si
es posible cambiar sus percepciones, puede dar forma y controlar su propia lectura genética.

Esta nueva ciencia de hecho también revela que usted es una extensión de su entorno, que incluye todo, desde sus pensamientos
y creencias hasta exposiciones tóxicas y la exposición a la luz solar, ejercicio y por supuesto, todo lo que usted pone dentro y fuera
de su cuerpo. Como lo explica el Dr. Lipton con mucho aprecio, la nueva biología lo mueve del victimismo y lo lleva al dominio
sobre su propia salud.

Es una confirmación suprema de mi frase favorita: "Usted Puede Tomar Control de su Salud."

Cómo la Nutrición Afecta la Expresión Genética


Hace dos años, un estudio realizado por el Instituto Linus Pauling de la Universidad del Estado de Oregon fue presentado en la
convención anual de Biología Experimental. El estudio demostró como "las modificaciones de histonas" pueden afectar la
expresión de muchas enfermedades degenerativas, desde el cáncer, enfermedades cardiacas hasta problemas bipolares e incluso
el mismo envejecimiento. Según Vara Dashwood, profesora de toxicología molecular y ambiental y jefa del Programa de Cáncer
de Quimio protección en el Instituto Linus Pauling, citada en un comunicado de prensa: 4

En pocas palabras, todos tenemos genes que suprimen los tumores, y estos genes son capaces de detener las células de cáncer.
Estos genes están presentes en todas las células del cuerpo, pero también las proteínas llamadas “histonas.” Como lo explica el
Dr. Jean-Pierre Issa del Centro del Cáncer MD Anderson,5 las histonas pueden “abrazar” apretadamente al ADN al grado que lo
“ocultan de la vista de la célula.” Si un gen supresor de tumor está oculto, no podrá utilizarse y de esta manera, demasiada histona
"apagara" a estos supresores de cáncer y permitirá que las células cancerosas se proliferen.

Ahora aquí es donde entra en juego la epigenética... ciertos alimentos, como el brócoli y otros vegetales crucíferos, el ajo y la
cebolla contienen sustancias que actúan como inhibidores de las histonas, que esencialmente bloquearan la histona, lo que haría
que sus genes supresores de tumores se activen y luchen contra el cáncer. Al consumir regularmente estos alimentos, usted está
apoyando de forma natural la capacidad de su cuerpo para combatir los tumores.

Algunos oncólogos alternativos también se enfocan directamente con el mecanismo epigenético, como el Dr. Nicolás González,
que utiliza un enfoque de tres vertientes para el cáncer basados principalmente en la nutrición y la desintoxicación, y el Dr.
Stanislaw Burzynski, que trata el cáncer enfocado en los genes. Su tratamiento utiliza péptidos no tóxicos y aminoácidos, conocidos
como antineoplastones, que actúan como interruptores genéticos que “activan” los genes supresores de tumores.

Un Estilo de Vida Saludable Apoya la Expresión Genética Saludable


Así que la buena noticia es que usted tiene el control de sus genes... Puede alterarlos regularmente, dependiendo de los alimentos
que come, aire que respira y los pensamientos que usted tiene. Es el medio ambiente y estilo de vida los que determinan su
tendencia a expresar la enfermedad y este nuevo hallazgo está listo para hacer grandes cambios en prevención de enfermedades
futuras-- incluyendo un día para educar a las personas sobre cómo combatir la enfermedad a nivel epigenético. Cuando se
presenta una enfermedad, la solución, de acuerdo con la terapia epigenética, es simplemente "recordarle" a sus células afectadas
(cambiar sus instrucciones del medio ambiente) su función saludable, para que puedan volver a ser células normales en lugar de
células enfermas.

Usted puede comenzar a hacer esto por su propia cuenta, mucho antes de que manifieste una enfermedad. Al llevar una vida
sana, con una nutrición de alta calidad, ejercicio, exposición limitada a las toxinas y una actitud mental positiva, con esto animara
a que genes expresen comportamientos positivos que combatirán las enfermedades.

De esto es lo que se trata la medicina preventiva. No se trata de tomar cualquier nutriente en particular como un suplemento para
curar una "parte" específica de su maquinaria biológica... Entre más personas estén dispuestas a aceptar esta simple verdad, más
saludables serán todas estas personas.

También vale la pena señalar que los efectos epigenéticos comienzan antes del nacimiento.

La investigación epigenética del 2009 mostró que los fetos de ratas que recibieron pobre nutrición en el útero estuvieron
preparados genéticamente para llevar un entorno de nutrición deficiente. Como resultado de esta adaptación genética, las ratas
fueron propensas a ser más pequeñas. También estuvieron en mayor riesgo de sufrir una serie de problemas de salud durante
toda su vida, como la diabetes, retraso del crecimiento, enfermedades cardiovasculares, obesidad y retrasos del desarrollo
neurológico. Una vez más, mientras que algunas personas han tratado de culpar a estas "predisposiciones" en los genes malos, el
factor clave es la nutrición, es decir, el entorno celular.
Si usted está listo para abordar sus hábitos alimenticios, échele un vistazo a mi Plan de Nutrición, que le dará los consejos y las
herramientas para llevar una alimentación saludable, como tratar con el estrés y como llevar un estilo de vida que apoye su salud
epigenética.

También puede prender y apagar sus genes con su emociones. Muchas, si no es que la mayoría de las personas portan cicatrices
emocionales; traumas que pueden afectar negativamente a la salud. El uso de técnicas como la psicología energética, pueden
ayudar a corregir el trauma y ayudar a regular la expresión genética. Mi técnica favorita para esto es la Técnica de Liberación
Emocional (EFT) pero hay muchas otras más. Elija la que más le atraiga y si usted no siente ningún beneficio, pruebe con otra,
hasta que encuentre la que mejor que le funcione.

Por favor, recuerde que "Usted Puede Tomar Control de su Salud”.

Algunos conceptos tomados del libro The Biology Of The Belief :

Las células aprenden a través de la experiencia, de su contacto con el medio que las rodea, y luego guardan una memoria que les
permite adaptarse mejor y anticiparse a los cambios en las condiciones. Es decir, ¡son inteligentes! Esta memoria incluso se
mantiene intacta en las células de los órganos donados.

Estudios del genoma han indicado que los seres vivos comparten sus genes no sólo entre individuos de la misma especie –a través
de la reproducción– sino entre individuos que no son de la misma especie. Esto ha sido una adaptación evolutiva para aumentar
la sobrevivencia de los seres vivos en el planeta ya que los genes son memorias físicas de las experiencias aprendidas por todos
los organismos vivos.

Se ha demostrado que la evolución de los seres vivos depende más de la interacción entre las especies que de la interacción entre
los individuos de una misma especie. En otras palabras, si el ser humano quiere sobrevivir tiene que ocuparse también de su
relación con los otros seres vivos del planeta tierra y no sólo entre los humanos.

Hay enfermedades que sí son causadas por un gen, pero éstas equivalen a menos del dos por ciento de las que sufre la población
mundial. La mayoría de la gente viene a este mundo con genes que deberían permitirles vivir una vida feliz y saludable. Las
dolencias más comunes actualmente como la diabetes, la enfermedad del corazón y el cáncer no son el resultado de un solo gen
sino de la interacción entre múltiples genes y sobre todo de los factores medio ambientales.

La idea de que los genes controlan la biología humana es una suposición que nunca ha sido probada, por el contrario, ha sido
rebatida por las últimas investigaciones epigenéticas.

Aportes de la epigenética en la comprensión del desarrollo del ser humano

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872010000300018&script=sci_arttext&tlng=pt

Contribution of epigenetics to understand human development

PAULA BEDREGAL1, BEATRIZ SHAND2,3, MANUEL J. SANTOS4, PATRICIO VENTURA-JUNCÁ3,5

los primeros estudios han mostrado la asociación entre la calidad de la vida familiar —en particular el vínculo materno— y el
desarrollo de diferencias individuales en el comportamiento y en la presencia de enfermedades a lo largo de la vida. La hipótesis
explicativa propuesta señala que las enfermedades crónicas emergerían como respuestas alteradas al estrés. Un vínculo materno
débil o deficiente, se asocia en la descendencia a un incremento de las respuestas autonómicas y endocrinas en la adultez, como
también alteraciones en las respuestas al procesamiento de estímulos amenazantes38, lo que es concordante con lo observado en
roedores y primates39. Entre las enfermedades que se podrían favorecer por este mecanismo están: la obesidad visceral,
hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, depresión, trastornos ansiosos, adicciones y enfermedad coronaria29,40.

Otra evidencia epidemiológica proviene de la asociación observada entre la pobreza y el desarrollo emocional y cognitivo de los
niños. Este efecto está mediado por la calidad de las interacciones padres-hijos41. Si se controla este efecto, desaparece esta
relación. La pobreza, por su parte, se asocia con mayor variabilidad en el apego y con conductas punitivas. En este sentido, el
impacto de la pobreza sobre el desarrollo de los niños estaría mediado por la manera en que la madre vive esta situación. Del
mismo modo, parece mediar en este efecto el alto estrés vivido durante la transición del embarazo a la crianza.
Se reconoce una asociación entre depresión, estados ansiosos de la madre y desarrollo emocional y cognitivo de los hijos. Estos
problemas de salud maternos se han asociado a interacciones padres-hijos menos sensibles, es decir, a una menor calidad del
vínculo.

Uno de los programas de investigación que ha aportado luces sobre los mecanismos epigenéticos en el período postnatal es el
encabezado por Michael Meaney. En el año 1988, este investigador y su grupo publicaron el primero de una serie de experimentos
que culminaron proponiendo el mecanismo por el cual la conducta materna, en ratas, afecta la respuesta al estrés de sus crías42,43.
Este estudio mostró que las crías de ratas manipuladas que se mantenían la mayor parte del tiempo con sus madres, en contraste
con ratas en su ambiente natural, donde están expuestas a largos períodos de ausencia de la madre, tenían elevados niveles del
receptor de glucocorticoides (GR) a nivel hipotalámico y en el lóbulo frontal y, como consecuencia de ello, un
mayor feedback negativo del sistema HHA. Estas ratas tenían 50% de aumento en los niveles del ARNm del GR a nivel hipocampal,
explicado por la variante del GR 1-744. Todo lo anterior se reflejaba en menores niveles de factor liberador de corticotrofina (CRF)
en el hipotálamo, es decir, menor respuesta endocrina al estrés. Posteriormente, el grupo confirmó que en estas ratas la respuesta
al estrés se encuentra disminuida a nivel del locus coereleus45 y que los niveles de noradrenalina extracelulares son menores en el
sistema nervioso central46. En el año 2000 se identificó un aumento de los receptores GABA-que participan en el feedback negativo
del eje HHA- a nivel del locus coereleus y en el núcleo central y basolateral de la amígdala en ratas manipuladas 47. Este efecto se
asocia con un aumento de la expresión del ARN, de las subunidades alfa 1 y gamma 2 del receptor de GABA en ese nivel. En suma,
las ratas que se mantuvieron por un período más prolongado junto a sus madres tienen —a través de múltiples mecanismos—
una respuesta disminuida al estrés.

Los mismos autores mostraron que el efecto en la cría de la separación prolongada de la madre, es exactamente el opuesto: éstas
mostraron una respuesta exagerada al estrés48, aumento de los niveles de CRF en la amígdala, núcleo parvocelular del hipotálamo
y locus coereleus49. Esta respuesta exagerada tuvo también un correlato conductual: las ratas separadas precozmente de sus
madres presentan, siendo adultas, menores conductas de alimentación y exploración ante lo desconocido y mayores respuestas
de sobresalto al estímulo acústico50. En el año 200851, el grupo de Meaney publicó el mecanismo subyacente a la modificación
selectiva de la expresión del gen de GR en estos animales, identificando una mayor expresión del gen de GR en el hipocampo.

http://mail.siicsalud.com/pdf/td_fac_ries_psicosociales_1.4_d1113.pdf

Depresión y sedentarismo La inactividad física está cada vez más extendida en muchos países, lo cual repercute
considerablemente en la salud de la población. Constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad (6% de
defunciones a nivel mundial), aumentando a su vez la prevalencia de enfermedades no transmisibles (por ejemplo, enfermedades
cardiovasculares, diabetes y cáncer) y de sus factores de riesgo (hipertensión, hiperglucemia y sobrepeso).26 Además, existen
líneas de investigación que relacionan un estilo de vida sedentario con una mayor probabilidad de presentar enfermedad
afectiva27-29 y hay bastantes estudios que respaldan el empleo del ejercicio físico como una opción más dentro del arsenal
terapéutico antidepresivo.30-33 Cada vez se conoce más en relación con el posible mecanismo de acción del ejercicio físico. En el
pasado, se creía que su efecto a nivel cerebral se debía únicamente a su capacidad para aumentar el flujo cerebral y el consiguiente
aporte de nutrientes y oxígeno. Hoy en día se acepta que el ejercicio optimiza la funcionalidad de las neuronas interviniendo en
procesos de excitabilidad y de plasticidad sináptica. Durante la actividad física se producen diferentes sustancias como hormonas
(hormona del crecimiento), endorfinas (péptidos endógenos), neurotransmisores (dopamina, noradrenalina, serotonina) o
neurotrofinas (sustancias con la capacidad de modular el crecimiento neuronal) entre otras; la práctica de ejercicio se relaciona
también con una mayor expresividad del gen regulador del BDNF.34-35

Se ha demostrado que es suficiente una actividad moderada en la cual los grandes grupos musculares se muevan rítmicamente
(actividad aeróbica o de resistencia), siempre que se haga de manera regular a lo largo de toda la semana. Puede ser andar a paso
vivo, correr, montar en bicicleta, saltar la cuerda o nadar. La respuesta es dependiente de la dosis. Un mayor nivel de actividad (es
decir, más de los 150 minutos semanales recomendados) aporta beneficios adicionales para la salud, pero no hay pruebas que
indiquen que dicho beneficio aumente a partir de los 300 minutos por semana. Lo más adecuado, de acuerdo con los datos
disponibles, sería integrar la actividad física en la vida diaria, familiar y comunitaria, a través las tareas domésticas, el trabajo, los
estudios (educación física), desplazamientos, así como actividades de tiempo libre (juegos, deportes, ejercicio programado,
etcétera).36

Un aspecto importante que debemos mencionar llegado este punto es la dificultad que presenta el paciente depresivo para la
realización de cualquier actividad, en concreto, ejercicio físico. Tanto la falta de motivación como de energía son síntomas
importantes en la depresión, que explican en gran medida estas dificultades. También hay estudios que señalan un inicio más
temprano del agotamiento de estos pacientes debido a su menor capacidad de rendimiento.38 La elección del ejercicio y su
intensidad es muy importante para evitar su abandono por parte de los pacientes depresivos. Este debería ser por tanto,
individualizado y progresivo, siempre en función del estado físico inicial del paciente.3

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