Está en la página 1de 189
Erving Goffman Internados Ensayos sobre la situacién social de los enfermos mentales Amorrortu /editores De Erving Goffman en esta biblioteca Estigma. La identidad deteriorada La presentaci6n de la persona en la vida cotidiana Internados Ensayos sobre la situacién social de los enfermos mentales Erving Goffman Amorrortu editores Biblioteca de sociologia Asylums. Essays on the Social Situation of Mental Patients and Other Inmates, Erving Goffman, 1961 Primera edicién en castellano, 1970; primera reimpresién, 1972; segunda reimpresi6n, 1984; tercera reimpresién, 1988; cuarta reimpresién, 1992; quinta reimpresién, 1994; sexta reimpresién, 1998; séptima reimpresién, 2001 Traducci6n, Maria Antonia Oyuela de Grant Revisién técnica, Maria Celia Bustelo Unica edicién en castellano autorizada por Doubleday & Com- pany, Inc., Nueva York, y debidamente protegida en todos los paises. Queda hecho el depésito que previene la Jey n° 11.723.© Todos Jos derechos de Ia edicién en castellano reservados por Amorrortu editores S. A., Paraguay 1225, 7° piso (1057) Buenos Aires. La reproduccién total o parcial de este libro en forma idéntica 0 modificada por cualquier medio mecdnico 0 electrénico, inclu- yendo fotocopia, grabacién o cualquier sistema de almacena- miento y recuperacién de informacién, no autorizada por los edi- tores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacién debe ser previamente solicitada. Industria argentina. Made in Argentina ISBN 950-518-028-4 305.908 24 Goffman, Erving GOF Internados: ensayos sobre la situacién social de los enfermos mentales.- 1a ed. 3a reimp.- Buenos Aires : Amorrortu, 2001. 384 p. ; 20x12 cm.- (Biblioteca sociologia) Traduccién de: Maria Antonia Oyuela de Grant ISBN 950-518-028-4 I. Titulo - 1. Enfermedades 2. Socioiogia Impreso en los Talleres Graficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en noviembre de 2001. Tirada de esta edicién: 1.500 ejemplares, Erving Goffman nacié en Canada en 1922. Obtuvo su pri- mer titulo universitario (Bachelor of Arts) en la Universidad de Toronto en 1945, y estudié después en la de Chicago donde se gradué de Master of Arts en 1949 y de Philosophi- cal Doctor en 1953, Vivid por espacio de un afio en una de las pequeiias islas Shetland, reuniendo material Para una te- sis sobre esa comunidad. Mas adelante actué como cientifico invitado en el Instituto Nacional de Salud Mental de Wash- ington. Goffman es autor de varios articulos y resefias biblio- graficas, aparecidos en Psychiatry, American Journal of So- ciology y otras publicaciones periédicas, y de las obras Estig- ma. La identidad deteriorada y La presentacién de la persona en la vida cotidiana (publicadas por Amorrortu editores) . Es miembro del Departamento de Sociologia de la Universidad de California, con sede en Berkeley. Prefacio Desde el otofio de 1954 hasta fines de 1957, actué como miembro visitante del Laboratorio de Estudios Socioam- bientales perteneciente al Instituto Nacional de Salud Men- ‘tal (NIMH) de Bethesda, Maryland. En el curso de esos tres afios hice algunos breves estudios sobre comportamiento de sala en los Institutos Nacionales del Centro Clinico de la Salud, Entre 1955 y 1956 cumpli un afio de trabajo de campo en el Hospital St. Elizabeth, de Washington, institu- cién federal que cuenta con mas de 7000 internos, proce- dentes en sus tres cuartas partes del distrito de Columbia. Me facilitaron el tiempo adicional para poner por escrito los resultados de mi investigacién, una beca NIMH y la participacién en el Center for the Integration of Social Science Theory de la Universidad de California, en Berkeley. El objetivo inmediato de mi trabajo de campo en St. Eli- zabeth fue tratar de aprender algo sobre el mundo social de los pacientes hospitalizados, segin ellos mismos lo experi- mentan subjetivamente. Me inicié en el rol de asistente del director de gimnasia; si me apuraban, confesaba ser en realidad un estudiante de las actividades recreativas y la vida de comunidad. De este modo podfa pasar el dia con los pa- cientes, evitando todo contacto social con el personal y pres- cindiendo de Ilevar una Ilave conmigo. No dormia en las salas, y la direccién del hospital estaba enterada de mis fi- nes. Crefa entonces, y sigo creyendo, que cualquier grupo de personas —-sean presos, integrantes de un nicleo primi- tivo, miembros de una tripulacién o enfermos hospitaliza- dos— forma una vida propia que, mirada de cerca, se hace significativa, razonable y normal; y que un buen modo de aprender algo sobre cualquiera de esos Mundos consisté en someterse personalmente, en compaiiia de sus miembros, a la rutina diaria de las menudas contingencias a la que ellos ismos estén sujetos. Los limites, tanto de mi método come de su aplicacién, sal- ~ tan a la vista. No me permiti comprometerme, ni siquiera nominalmente: de haberlo hecho, mi radio de accién y mis roles —y por lo tanto mis datos— habrian sido més restrin- gidos aun de lo que fueron. Para obtener los pormenores etnogrdficos deseados sobre determinados aspectos de la vida social del paciente, no apliqué ii edidas y controles. Supuse que el rol y el tiempo requeridos para retoger pruebas estadisticas de solo unas pocas afirmaciones me impediria reunir datos generales sobre la estructura in- tima deTa~vi mte. Mi método é, adémas, otras ciones. La visién_que del mundo tiene_un_grupo tiende a sostener a sI 08, 2_les_pro- ~ porciona una définicién de su propia situacién. uto- pore ua PB = justifica, y una vision prejuiciada de los que no-pertenecen al grupo (en 88te-cashs los medicos, enfermeros asistentes det hospital y familiares). Para describir la situacién del paciente con fidelidad es imprescindible presentarla en una perspectiva parcial. (Personalmente me siento, en cierta me- ‘dida, eximido de esta parcialidad por un criterio de equi- librio: casi todos los trabajos profesionales sobre los enfermos mentales han sido escritos desde e] punto de vista del psi- quiatra que, hablando en términos sociales, esté ubicado respecto a mi perspectiva en el bando opuesto.) Quiero ad- vertir, ademds, que mi punto de vista probablemente co- rresponda demasiado al de un hombre de clase media; quiz sufrf mas, sustitutivamente, ciertas situaciones, que los pa- cientes de clase baja expuestos a ellas. Por ultimo, a diferen- cia de algunos pacientes, cuando Ilegué al hospital no me inspiraba gran respeto la disciplina psiquidtrica ni las insti- tuciones que se limitan a su prdctica consuetudinaria. Deseo reconocer en forma especial el apoyo que recibi de las instituciones patrocinantes. La autorizacién para estudiar en St. Elizabeth fue tramitada por intermedio del doctor Jay Hoffman, hoy fallecido, a la saz6n primer médico asis- tente. Se convino con é] que el hospital se reservaba el de- recho de ejercer una critica previa a la publicacién, pero que la censura definitiva, asi como todo privilegio de for- mular aclaraciones incumbian exclusivamente al NIMH de Bethesda. Quedé entendido que no se le informaria a él ni a nadie ninguna observacién referente a cualquier miembro identificado del personal o de los internos, y que en mi ca- rActer de observador yo no estaba obligado a interferir en ninguna forma en Jo que ocurria en derredor, observara lo 10 que observase. E] doctor Hoffinan convino en abrirme cual- quier puerta del hospital, y asi lo hizo cada vez que le fue requerido en el curso de la investigacién, con una cortesia, una celeridad y una eficiencia que no olvidaré nunca. Cuan- do el superintendente del hospital, doctor Winifred Over- holser, repas6 ulteriormente los borradores de mis estudios, hizo algunas tiles rectificaciones concernientes a ciertos no- torios errores de hecho, y sugirié atinadamente la convenien- cia de que expusiera de modo explicito mi enfoque y mi método. Durante la investigacién, el Laboratorio de Estu- dios Socioambientales, entonces encabezado por su director fundador, John Clausen, me proporcioné remuneracién, ayu- das auxiliares, critica versada y aliento para observar el hospital con genuino criterio sociolégico, y no de psiquiatra principiante. Si el Laboratorio 0 el organismo al que perte- nece (el NIMH) ejercieron alguna vez sus derechos de acla- racién, yo lo adverti solamente en una oportunidad en que me insinuaron la conveniencia de sustituir por sendos sinéni- mos uno o dos adjetivos descorteses. Quiero destacar que esta libertad y esta oportunidad de emprender una investigacién pura me fueron proporcionadas por una institucién del go- bierno, mediante el apoyo financiero de otra; que ambas debfan actuar en la atmésfera presumiblemente delicada de Washington, y que esto se hizo en un tiempo en que varias universidades del pais, baluartes tradicionales de la investi- gacién libre, habrian impuesto més restricciones a mis es- fuerzos. Debo agradecer a los psiquiatras e investigadores sociales del gobierno su rectitud de juicio y su amplitud de criterio. Erving Goffman Berkeley, California, 1961 11 Introducci6n Una institucién total puede definirse como un lugar de residencia y trabajo, donde un gran nimero de individuos en igual situacién, aislados de la sociedad por uu periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente. Las cArceles sirven como jemplo notorio, pero ha de advertii ismo cardc- ter intrinseco de prisién tienen otras instituciones, cuyos miembros no han quebrantado ninguna ley. Este libro se refiere a las instituciones totales en general, y a un caso particular de ellas: los hospitales psiquidtricos. Enfoca prin- cipalmente | mundo der intemo, del interno, no el del personal, y se Propone, corho uno de sus objetivos bdsicos, exponer una versién sociolégica de la es . Los cuatro ensayos contenidos en este libro fueron escritos asignéndoles caracter independiente, y los dos primeros se publicaron por separado. Todos apuntan a esclarecer el mis- mo problema: Ia situacién del paciente internado. Por lo tanto el lector encontrar4 algunas repeticiones inevitables. Pero cada uno de ellos aborda el tema central desde dife- rente punto de vista; cada uno de ellos parte de una fuente sociolégica distinta, y tiene escasa relacién con los demés. Este método de presentar el material, que acaso resulte fas- tidioso, me permite desarrollar analitica y comparativamente el tema central de cada trabajo con mayor profundidad de lo que podria hacerlo en los capitulos de un libro organico. Alego en mi descargo el estado de nuestra disciplina. Pienso que si actualmente se desea manejar los conceptos sociolégi- cos con alguna consideracién, es preciso remontarse hasta el punto en que mejor se aplica cada uno, seguir su itine- rario hacia donde parezca conducir, y urgirlo a que nos revele todas sus otras concatenaciones. O, para expresarlo con una imagen mas exacta, quiz4 convenga vestir a cada uno de sus vastagos con un abrigo individual, en vez de alojarlos a todos juntos en una suntuosa tienda de campafia 13 donde estaran muertos de frio. El primer ensayo, «Sobre las caracteristicas de las instituciones totales», es un examen general de la vida social en estos establecimientos, fundado sobre todo en dos ejemplos en los que el ingreso de los inter- nados no es voluntario: los hospitales psiquidtricos y las carceles. Se enuncian en este trabajo los temas desarrollados en detalle en los demas, y se sugiere su ubicacién e impor- tancia dentro del conjunto. El segundo, «La carrera moral del paciente mental», considera los primeros efectos de la institucionalizaci6n sobre las relaciones sociales que el indi- viduo mantenia antes de convertirse en internado. E] tercer ensayo, «La vida intima de una institucién publica», se re- fiere ‘a la adhesién que se espera que manifieste el internado hacia su celda, y en detalle a la forma en que los internados pueden establecer cierta distancia entre si mismos y aquellas expectativas. E] ultimo de la serie, «E] modelo médico y la hospitalizaci6n psiquidtrica> dirige la atencién hacia los equipos profesionales para considerar, en el caso de los hos- pitales psiquiatricos, el rol de la perspectiva médica en lo que se refiere a dar a conocer al internado la realidad de su situacién. 14 b Sobre las caracteristicas de las instituciones totales?! 1 Una versién abreviada de este ensayo aparece en el «Symposium on Preventive and Social Psychiatry», Instituto de Investigaciones «Walter Reed» del Ejército, Washington, D.C., 15-17 de abril, 1957, p&gs. 43-84. La que damos es una reproduccién de The Prison, compilada por Donald R. Cressey, copyright © 1961, por Holt, Rinchart and Winston, Inc. Introducci6n I Se Ilaman establecimientos sociales —o Jnstituciones en el sentido corriente de la palabra— a sitios ‘tales como habita- ciones, conjuntos de habitaciones, edificios o plantas indus- triales, donde se desarrolla regularmente_determii .cti- vad Fats escort adecud part cla- icacién. Algunos de ellos, como la Grand Central Station (Estacién Central) , son accesibles a cualquier individuo que se comporte correctamente; otros, como el Union League Club de Nueva York, o los laboratorios de fisica nuclear de Los Alamos, parecen un poco exigentes en lo relativo al acceso. En unos, como en [as casas de comercio y en las oficinas de correos, hay un n&mero reducido de miembros fijos que prestan un servicio, y una afluencia continua de miembros que lo reciben. Otros, como los hogares y fabricas, comprenden un conjunto de participantes més estable. Cier- tas instituciones proveen el lugar para actividades que pre- suntamente confieren al individuo su status social, por fa- ciles y agradables que tales actividades puedan ser; otras, por el contrario, brindan la oportunidad de contraer rela- ciones que se consideran electivas e informales, reclamando parte del tiempo que dejan libre otras exigencias més serias. En este libro se deslinda otra categoria de instituciones, y se sostiene que dicha categoria es natural y fecunda, porque sus miembros tienen tanto en comin que, en realidad, para conocer una cualquiera de tales instituciones es aconsejable echar una mirada a las demas. I Toda institucién absorbe parte del tiempo y del interés de sus miembros y les proporciona en cierto modo un mundo propio; tiene, en sintesis, tendencias absorbentes. Cuando 17 repasamos las que componen nucstra sociedad occidental, encontramos algunas que presentan esta caracteristica en un grado mucho mayor que las que se hallan préximas a ellas en la serie, de tal modo que se hace evidente la discontinui- dad. La tendencia absorbente o totalizadora esté simbolizada por los obst4culos que se oponen a Ia interaccién social con el exterior y al éxodo de los miembros, y que suelen adquirir forma material: puertas cerradas, altos muros, alambre de pia, acantilados, rics, bosque: 0 pantanos. Me interesa ex- plorar aqui las caracterfsticas generales de estos estableci- mientos, a los que llamaré instituciones totales.? Las instituciones totales de nuestra sociedad pueden clasifi- carse, a grandes rasgos, en cinco grupos, En primer término hay instituciones erigidas para cuidar de las personas que parecen ser a la vez incapaces € inofensivas: son los hogares SOP OSs i ; huérfanos e indigentes. En un segundo grupo estan las erigidas para cuidar_de aquellas_personas que, incapaces de cuidarse por si mismas, constituyen ade- mas una amenaza involuntaria para la comunidad; son los hospitales dé os infecciosos, Jos hospitales psiquidtri- cos y los leprosarios. Un tercer tipo de institucién total, or- ganizado para proteger a la comunidad contra quienes.cons- tituyen intencionalmente un peligro para ella, no se propone comé finalidad inmediata el bienéstar de los reclusos: perte- necen a este tipo las cArceles, los presidios, los campos de trabajo y de concentracién. Corresponden a un cuarto grupo ciertas instituciones deliberadamente destinadas al mejor cumplimiento de una tarea de cardcter laboral, y que solo se justifi éstos fundamentés instrumentales: los cuar- teles, los barcos, las escuelas de internos, los campos de tra- 2 En la literatura sociolégica se ha aludido una que otra vez, bajo muy diversos nombres, a la categoria de las instituciones totales, y hasta se han sugerido algunos de los rasgos de esta clase de es- tablecimientos. Quizds el aporte mds notable en este sentido sea el articulo de Howard Rowland: Segregated Communities and Men- tal Health, incluido en «Mental Health Publication of the Ameri- can Association for the Advancement of Science», N° 9, comp. por F. R. Moulton, 1939. Un esbozo previo de nuestras conclusiones figura en Group Processes (Transactions of the Third Conference, comp. por Bertram Schaffner, Josiah Macy, Jr., Foundation, Nueva York, 1957). Amitai Etzioni usa la designacién «total» en el mis- mo sentido, en: The Organizational Structure of «Closed» Edu- cational Institutions in Israel, «Harvard Educational Review», XXVIII, 1957, p4g. 115. 18 bajo, diversos tipos de colonias, y las mansiones sefioriales desde el punto de vista de los que viven en las dependencias de servicio. Finalmente, hay establecimientos concebidos co- mo refugios del mundo, aunque con frecuencia sirven tam- bién pate iy Tormacion de religiosos: entre ellos las abadias, monasterios, conventos y otros claustros. Esta clasificacién de las instituciones totales no es precisa, exhaustiva, ni tam- poco para su inmediata aplicacién analitica; aporta, no obstante, una definicién puramente denotativa de la cate- goria, como punto d= partida concreto. Fijada asi una defi- nicién inicial de las instituciones totales, espero poder exa- minar sin tautologia las caracteristicas generales de su tipo. Antes de intentar un perfil general de esta serie de estableci- mientos, permitaseme destacar un problema conceptual: nin- guno de los elementos que voy a describir parece pertenecer intrinsecamente a las instituciones totales, y ninguno parece compartido por todas; sin embargo cada una presenta, en grado eminente, varios atributos de la misma familia, y éste es el rasgo general que las distingue. Al hablar de «caracte- risticas comunes» lo haré en sentido restringido, pero no sin fundamento légico. Asi podré aplicar al mismo tiempo el método de tipos ideales, estableciendo rasgos comunes, con la esperanza de sefialar mds adelante las diferencias sig- nificativas. sant Un ordenamiento social bdsico en la sociedad moderna es que el individuo tiende a dormir, jugar y trabajar en distin- tos lugares, con diferentes coparticipantes, bajo autoridades diferentes, y sin un plan racional amplio. La caracteristica central de las instituciones totales puede describirse como una ruptura de las barreras que separan de ordinario estos tres Ambitos de la vida. Primero, todos los aspectos de la vida se desarrollan en e] mismo lugar y~bajo Ta ridad unica. Segundo; ja actividad diaria del miem- bro-ge lleva a cabo en la compafiia inmediata de un gran nimero de otros, a se f le quie- nes se réqui juntos las mismas cosas, Tercero, todas las etapas de las actividades diarias estan estri en- te pros Ina actividac conduce en un 19

También podría gustarte