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Disposiciones de los agentes y estructura del campo de producción

Pierre Bordieu

Al inicio del capítulo Las Formas de Capital del libro Poder, Derecho y Clases Sociales (1983),
Bourdieu distingue cuatro principales formas de capital: Capital económico: es tener cierto
control sobre recursos económicos. Capital social: Bourdieu describe el capital social como "un
capital de obligaciones y relaciones sociales”. Capital cultural: son las formas de conocimiento,
educación, habilidades, y ventajas. Capital simbólico: serie de propiedades intangibles inherentes
al sujeto. Es el prestigio acumulado o poder adquirido por medio del reconocimiento de los
agentes del campo.

Lo anterior dicho, es una introducción para entender a fondo la lectura. Bourdieu comienza a
hablar del bien Material (la vivienda); que expresa al ser social de su propietario, sus medios y
sus gustos. Al objetivarse en bienes visibles motiva una aproximación simbólica que logra
situarse en un espacio social. La vivienda es una inversión económica y afectiva, además un
ahorro financiero ya que se pretende conservar convirtiéndose en patrimonio ya que se tiene la
idea de perdurar y ser heredada. Luego, Bourdieu explica la “mitología de la casa”; comentando
que la casa no se le debe abordar como un mero bien de capital ya que se deja de lado las
propiedades históricas, ya que con su creación se da la creación de un grupo permanente, de un
proyecto colectiva sobre la unidad doméstica.

Esto da paso al siguiente punto que toca en la lectura; el espacio de los compradores y la génesis
social de las preferencias. Bourdieu considera que el deseo de la misma posesión debe tomar en
cuenta las experiencias y expectativas diferentes, es decir, la posición social ocupada en el
espacio social. Según el estudio de la INSEE en 1984, las probabilidades de acceder a una
propiedad depende el volumen de capital posee. En el caso del alquiler depende del peso del
capital económico y el capital cultural. Un factor que determina la compra o alquiler es el capital
cultura, el cual no ejerce prácticamente ningún efecto sobre la tasa de propietarios dentro de una
categoría social.

El acceso a la propiedad de casas experimentó su crecimiento más pronunciado en la región del


espacio social definida por la primacía del capital cultural sobre el capital económico, es decir,
en todas las categorías superiores y medias de los asalariados del sector público o semipúblico, y
también en las regiones superiores de la clase obrera e incluso en un segmento no desdeñable de
los obreros semicalificados y los jornaleros.

Bourdieu, también aborda el tema de la lógica específica del campo de producción. Considera
dos principios metodológicos de construcción del objetivo: El primero, las relaciones objetivas
que se establecen entre los diferentes constructores que compiten por la conquista de porciones
de ese mercado constituyen un campo de fuerza cuya estructura en un momento dado esta en el
origen de las luchas que aspiran a conservarlo o transformarlo. Y segundo, las leyes generales de
funcionamiento que valen para todo los campos y, más especialmente, para todo los campos de
producción económica, se especifican según las propiedades características del producto.Luego
habla de la estructura del campo de los constructores; En un primer momento se limita el análisis
a las empresas constructoras de casas individuales y a los agentes inmobiliarios más importantes
por su volumen de negocio. Y se desarrollo apoyándose en la lista elaborada por le MONITEUR
DES TRAVAUX PUBLICS ET DU BATIMEN el 1985, se reunieron datos que permitieran
medir el dinamismo relativo de las diferentes sociedades como la evolución del número de casas
en construcción y del volumen del negocio entre 1983 y 1984.

El análisis de las estructuras del empleo de las distintas empresas, verdadero revelador de las
opciones económicas fundamentales permite entonces distinguir tres grandes de firmas de
producción de casas. El primero las empresas que gracias a todo una serie de innovaciones
organizacionales, dominan el mercado de la casa individual. Que es gracias a producir casas de
albañiles sin albañiles propios. El segundo la de las empresas integradas y organizadas alrededor
de la puesta en práctica de un procedimiento de fábrica industrial. El tercero el de las pequeñas y
medianas empresas familiares e integradas que producen de acuerdo con el modelo tradicional.

Por otro lado, pero dentro del mismo campo, la función comercial se percibe como muy
significativo para determinar la posición de una empresa dentro del campo de los constructores.
De lo que trata la función comercial es por un lado, transformar los esquemas de apreciación o
percepción socialmente construidos. Todo ello con la intención de romper con los prejuicios que
se tienen en contra de la casa industrial y también de desarmar las asociaciones tradicionales que
se dan entre los elementos casa, antiguo, tradicional; y proponer en su remplazo asociaciones que
giren alrededor de lo tradicional y moderno. Por otro lado, otra función comprendería la de
reducción de la brecha entre la apariencia de los productos que tratan de generar y la impresión
espontanea causada por el producto.

El efecto de campo, en este caso, consiste básicamente en la producción de estrategias,


entendiendo el campo como espacio de constante pugna por el dominio del mercado, lo cual va a
sugerir ciertas estrategias tanto para mantener o para transformar las relaciones de fuerza entre re
las diferentes empresas. “Este efecto se hace más evidente en el momento de una crisis”, que
según el texto se da alrededor de la década de 1980 y que afecta al mercado de la casa. Estas
estrategias son de fabricación y de comercialización, las cuales se pueden encerrar en la nueva
demanda de construcciones tradicionales y personalizadas.

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