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“Pilares de la democracia”

¿Humanidades y artes, ciencia y tecnología o crecimiento económico?

Por: Genarina Mercedes Caba.

Martha Nussbaum, filósofa estadounidense. Galardonada con el premio Príncipe de Asturias


2012. Sus estudios y publicaciones giran en torno a las humanidades, la filosofía del derecho y
la poética, y la concepción ética del desarrollo humano, tema en el que circunscribe Sin fines
de lucro, obra que estaremos reseñando a continuación.

El prefacio o presentación de la obra hecha por Ruth O Bieh, arroja las primeras luces acerca
de los planteamientos de la autora, ante una Sociedad que se deshumaniza de forma
inconsciente. Donde los sistemas educativos, tienen una gran cuota de responsabilidad y las
humanidades y las artes pierden cada vez más terreno.

En la obra, Nussbaum propone un modelo de educación basado “en el desarrollo humano”


donde el arte y las humanidades vendrían a equilibrar y a formar sujetos sensibles, capaces de
situarse en la “condición del otro” y no sujetos que operen como máquinas reproductoras de
capital meramente.

En su propuesta, la autora se ampara en el pensamiento de John Dewy, Rabindranath Tagore,


Jeans – Jacques Rosseau, Donald Winicott y Ralph Ellison, por sus aportes en el campo de la
educación, las artes y la filosofía.

En el texto, Sin fines de lucro, analizaremos siete temáticas de gran interés, que conforman la
estructura del texto. Éstas son: La crisis silenciosa, Educación para la renta, educación para la
democracia, Educar ciudadanos: los sentimientos morales y (antimorales), La pedagogía
Socrática: la importancia de la argumentación, Los ciudadanos del mundo, Cultivar la
imaginación: la literatura y las artes, y por último, La democracia contra las cuerdas.

Sin más preámbulo, nos enfocaremos en el análisis de contenido de la obra. En el capítulo uno,
“La crisis silenciosa”, la autora pone de manifiesto su profunda preocupación por el modelo de
educación que se está implementando. Un modelo más orientado “a la rentabilidad, que a la
conciencia, a los valores, a la capacidad de situarse en lugar del otro” lo que en lenguaje bíblico
sería el amor al prójimo.

En ese sentido, expresa la autora “sedientos de dinero, los estados nacionales y sus sistemas
de educación, están descartando sin advertirlo, ciertas aptitudes que son necesarias para
mantener viva la democracia. Si esta tendencia se prolonga, las naciones de todo el mundo en
breve producirán generaciones enteras de máquinas utilitarias” de esta cita se puede inferir, la
profunda preocupación de la autora por el devenir de la democracia y su alta sensibilidad
humana.

Esta sensibilidad y preocupación de la Nussbaum, que va a estar presente a lo largo de todo el


texto, diera la impresión de que estamos frente a la subjetividad viva de la autora y que por
tanto, sus argumentos pudieran ser una “opinión” suya y no una gran realidad. Sin embargo,
hay que destacar que la autora se ampara en el análisis profundo de hechos y situaciones
reales y que su obra emerge de un estudio riguroso y prolongado de años de observación y
reflexión.

En este primer capítulo, que ha denominado Crisis silenciosa, la autora expone argumentos
razonables, que dan muestra de cómo las universidades, ceden cada día más a favor de la
generación de ingresos y degeneración del pensamiento crítico y creativo.

Nussbaum, insiste en que “una democracia solo puede ser estable, cuando se prepara a los
ciudadanos para ese fin, y eso solo se logra con el cultivo del pensamiento crítico y reflexivo de
las artes y las humanidades”

Vale resaltar, que en los planteamientos que la autora hace en esta obra, no propone una
ruptura odiosa entre las ciencias y las humanidades, sino mas bien una integración de
actitudes, donde bien el demandado crecimiento económico de las naciones, puede nutrirse
de las humanidades.

En el segundo capítulo, “Educación para la renta, educación para la democracia”, la autora


sitúa al lector en punto de reflexión, frente a la gran brecha que se crea entre el crecimiento
económico y el desarrollo humano, donde el primero, es tomado como el indicador de
desarrollo y crecimiento de las naciones, olvidando cuestiones elementales que giran en torno
a la parte humana, como son: igualdad, equidad, calidad de las relaciones interpersonales, el
género y la raza.

Para llevar al lector al plano de la reflexión de las cuestiones planteadas en el párrafo anterior,
Nussbaum, formula preguntas interesantes como: ¿Qué son las naciones democráticas y qué
procuran? ¿Qué significa el progreso para una nación? Este método le atribuye a la obra, un
carácter didáctico, pedagógico, que procura la criticidad del lector y la auto reflexión.

En este capítulo se toma como referencia los países de Estados unidos y La India, donde la
autora analiza sus constituciones, y sus modelos democráticos. Señala Nussbaum, refiriéndose
a estas naciones “en ninguna de las dos naciones se observa una reformulación suficiente de
las políticas con una aplicación clara de las ideas correspondientes al desarrollo humano.
Ahora bien, ambos países resguardan una serie de derechos civiles y políticos, además de
garantizar a toda la ciudadanía, la igualdad ante la ley, independientemente de la raza, el
género y la religión.

Sin embargo, aún en estos países, en su modelo de educación, las artes y las humanidades, se
encuentran en cuerda floja. En ese sentido, expresa la autora, refiriéndose a la India “a pesar
de la influencia generalizada del gran Tagore, que intentó construir su escuela, en torno a la
idea del pensamiento crítico y la imaginación empática, y fundó una universidad con el modelo
interdisciplinario de las artes y las humanidades, las universidades de la India no se organizan
hoy según ese paradigma, sino que, como en Europa, se estructuran bajo una disciplina única”

En el capito tres “Educar ciudadanos: los sentimientos morales y (antimorales)”Nussbaum,


apertura el capítulo con dos importantes citas, una de Jean –Jacques Roussau y la otra de
Donald Winnicott, la primera hace referencia al amor propio y al amor hacia los demás (base
de las relaciones interpersonales, que se construyen desde la infancia. La segunda, refiere el
tema de la democracia y las condiciones que deben generarse para su desarrollo, siempre
partiendo del sujeto y su bienestar.

Destaca en esta parte del texto, el análisis que hace la autora de los factores que inciden en la
formación de sujetos democráticos, amparándose en la psicología experimental y sus
hallazgos. La formación de sujetos democráticos, dependerá entonces, de la dirección que las
familias, la escuela y la sociedad, le den a las actitudes innatas y de carácter psicológico del del
niño.

En ese sentido, explica Nussbaum, que el niño a temprana edad, experimenta la sensación de
repugnancia, narcicismo, impotencia, deseo de invulnerabilidad, incluso el deseo de controlar
a sus padres y hacerlos sus servidores. Pero si a un niño, aclara la autora, se le educa de tal
forma “que sepa negociar en su entorno, tendrá menos necesidad de esclavos”

En ese, sentido, será determinante en la formación del sujeto que propone Nussbaum,
moldear las conductas y fundamentar la educación en “el reconocimiento de la vulnerabilidad
humana, la comprensión, la empatía y la igualdad”

Esta educación tendrá también el reto de romper esquemas en los que se establecen
paradigmas de “los buenos y los malos, los puros y lo impuros” donde los buenos y los puros
serán superiores a los malos y los impuros, donde se justifica entonces que los malos puedan
incluso perecer, para bien de los buenos.

Llama la atención la observación que hace la autora sobre las literaturas infantiles, donde
predomina este esquema de buenos y malos y que justifica la destrucción de los “malos” y el
imperio de los “buenos”

El cuarto capítulo, titulado “La pedagogía Socrática: importancia de la argumentación” da


cuentas de la importancia de reflexionar sobre la propia práctica. En ese sentido, la autora
retoma la frase de Sócrates, que reza “una vida no examinada, no merece ser vivida”

En este capítulo de la obra Nussbaum, le atribuye especial importancia a la competencia de la


argumentación crítica, la cual, según nuestra autora, enfrenta el peligro de los exámenes
estandarizados, ya que éstos “no son muy útiles para medir esa capacidad”, la cultura de
crecimiento económico, es también otra de las amenazas que enfrenta el modelo de
argumentación crítica.

La autocrítica constituye el eje central en este capítulo, y la autora presenta argumentos muy
razonables, que derivan de las concepciones Socráticas, al respecto. En este sentido, señala
que “las personas que no hacen un examen crítico de sí misma, resultan demasiado
influenciables”, de lo que se infiere entonces, que quien carece de la competencia de
reflexionar de forma crítica, es susceptible de asumir de forma sumisa, patrones y esquemas
de pensamientos, sin someterlos a ningún tipo de escrutinio, para evaluar la pertinencia de los
mismos.

Esto a su vez, supone “un grado de sumisión ante la autoridad y la presión de los pares,
problema este que es endémico en todas las sociedades humana”
En el capítulo cinco, nos encontramos ante un título muy sugerente “Los ciudadanos del
mundo”. Este capítulo da muestra de cómo la globalización, ha dejado sin efecto las distancias
geográficas y culturales. Una globalización que supone una “interdependencia”

Aquí Nusbaum, toma una postura determinante, respecto a las problemáticas que afectan al
mundo, indicando que esas problemáticas son de todos y no de unos. En palabras literales de
la autora sería “los problemas económicos, ambientales, religiosos y políticos, que debemos
resolver, tienen alcance mundial. No cabe esperanza alguna de que se resuelvan, si las
personas que se encuentran distantes no se unen para cooperar”.

Por supuesto, esta interdependencia, esta colaboración, deberá contemplarse en los planes de
estudios de las naciones, debido a que demanda un conocimiento holístico de los subgrupos,
sus necesidades y su cultura. En ese orden, señala la autora “se trata de un conocimiento de
los subgrupos étnicos, nacionales, religiosos y de género, que conforman la propia nación, así
como las luchas y los aportes de esos subgéneros”.

De esta cita se deduce claramente la invitación de la autora, a mostrar respeto e interés por la
diversidad cultural, partiendo de su estudio y apreciación de los rasgos que la conforman. La
síntesis de este capítulo sería entonces: no somos ciudadanos de un país, somos ciudadanos
del mundo y por tanto las problemáticas sociales nos confiere a todos el mismo grado de
responsabilidad, sensibilidad y deseo de colaboración, para que se resuelvan.

Sobre “El cultivo de la imaginación, la literatura y las artes”, cuestión que se analiza en el
capítulo seis del libro de Nussbaum, es bueno señalar que nos encontramos frente al capítulo
medular de la obra. Pues aunque la autora ha justificado en capítulos anteriores la necesidad
de las artes y las humanidades en los programas de estudios, en este capítulo expone de
manera más detallada los argumentos para responder a la pregunta que funge como subtitulo
de la obra: Por qué la democracia necesita de las humanidades.

En esta parte del texto, la autora afirma categóricamente que “los conocimientos fácticos y la
lógica, no son suficiente para que los ciudadanos se relacionen bien con los demás”. De modo,
que a estos conocimientos, la autora le suma la necesidad de cultivar la imaginación narrativa,
entendida ésta “como la capacidad de pensar cómo sería estar en lugar de la otra persona”En
ese orden, le atribuye también gran importancia al cultivo de la comprensión.

Es importante destacar que, la obra de Nussbaum, pudiera parecer un poco repetitiva y


redundante. Por eso, me merece la pena hacer una separación entre lo repetitivo o
redundante y lo reiterativo y enfático. Lo redundante, es la repetición de una información no
necesaria, mientras que lo reiterativo, consiste en repetir una información, pero con la
intención de insistir y dejar claro una idea o postura sobre algo.

Es por ello que en este capítulo la autora reitera, enfatiza, sobre el rol de las familias, las
escuelas, las instituciones terciarias y las universidades, respecto al cultivo de las artes y las
humanidades.

De modo que, nuestra autora continua su insistencia en la necesidad de cultivar “el interés
genuino por el otro y hacer sus cosas por sus propios medios, de modo que no necesite
esclavizar a nadie” para que le sirva. Enseñarle además que somos vulnerables y débiles, que
necesitamos de los demás tanto como ellos necesitan de nosotros.

Nussbaum, enfatiza en la importancia de la empatía, valor que se puede cultivar a través del
juego, y las artes entonces tendrán un papel preponderante, para el desarrollo de esta
“capacidad lúdica”

En fin, este es el capítulo de la reiteración sobre la importancia de la música, la poesía, el


teatro, la danza, el juego, como elementos claves para el desarrollo de la sensibilidad,
imaginación, conocimiento y comprensión del mundo interior, la empatía y el amor por el otro.

Por último, el capítulo siete: “La educación democrática contra las cuerdas” da muestra del
estado en que se encuentra la educación democrática. Es algo que ya la autora ha anunciado
en capítulos anteriores, por tanto, no extenderemos el análisis de esta parte de la obra. La
misma autora ha expresado que es un capítulo de resumen. En él invita a “redoblar la apuesta
por aquella parte de la educación que mantiene viva la democracia” (las artes y las
humanidades). Es un grito en defensa de las disciplinas humanísticas.

Es el reto de la autora hacia las naciones, para que se interesen por los “grupos minoritarios”.
Es la voz incesante de Nussbaum; porque las humanidades y las artes recuperen terreno en los
programas de estudios. Es un clamor para que los alumnos ya no tengan un rol pasivo, sino
que se les enseñe a pensar de forma crítica. Pues la autora considera que “la educación
humanística corre peligro”

Finalmente, a modo de conclusión, destacaremos algunos puntos de gran importancia de la


obra:

Primero, resaltar la valía de la temática de la obra. En un mundo donde los valores, los
principios éticos y el amor al prójimo, se ve amenazado por el deseo de poder y riqueza
económica, estatus social y desarrollo tecnológico, la obra de Nussbaum presenta con
argumentos claros y fundamentados, la necesidad reivindicar los indicadores de desarrollo de
las naciones, centrados hasta ahora en el crecimiento económico.

Segundo, destacar el grado de importancia, que le atribuye Nussbaum, a los sistemas


educativos, en el desarrollo de los pueblos y la creación de una conciencia plena de la realidad
social que nos compete a todos.

Tercero, la obra de Nussbaum, rompe con los esquemas de individualismo y egocentrismo, en


tanto que concibe a los sujetos como ciudadanos del mundo, no de un país, por tanto el
ciudadano del mundo será capaz de sentir solidaridad por las causas más lejanas y abstractas
geográficas y culturalmente hablando.

En fin, la obra de Nussbaum, constituye, un arquetipo para el análisis y la reflexión de la


democracia y su vínculo con las humanidades.

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