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Durante los primeros diez días del mes de octubre de 2001, las autodefensas

asesinaron a 140 personas en diferentes lugares y hechos a lo largo del país.


Los datos hacen pensar en un promedio de 14 muertos por día, atroces todos
en medio de sus diferentes circunstancias. En este contexto, el 10 de octubre
de aquel año, en la zona rural de Buga, las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC)realizaron un recorrido atroz entre las veredas de Alaska, Tres Esquinas
y La Habana, buscaron, retuvieron y posteriormente asesinaron a cerca de 30
campesinos (a la morgue se llevaron 24 cuerpos, pero el Comité Internacional
de la Cruz Roja buscó seis cadáveres más en los alrededores de la zona).

Tras la tragedia vivenciada en la zona rural de Buga, el desplazamiento de


familiares y allegados de los muertos a zonas aledañas o el abandono total de
sus tierras, pese a la sentencia de reparación dictada, fueron inevitables. Es
por eso que el proceso de acompañamiento y reparación de la comunidad ha
requerido de un trabajo largo y continuo por parte de distintas instituciones
que cobijan la región.

El 23 de noviembre de 2017, tuvo lugar la ceremonia de entrega de medidas


de reparación colectiva a la comunidad, en el marco del convenio entre el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Gobernación del
Valle en la implementación del Modelo de Gestión Territorial para la Paz. En la
ceremonia los líderes de las Juntas de Acción Comunal de ocho veredas
aledañas, junto a sus acompañantes, recibieron una dotación de equipos
como computador portátil, impresora, resmas de papel, elementos de
escritorio, enseres de cafetería, mesas y sillas, destinados a complementar los
recursos de las casetas comunales de cada vereda.

El propósito del encuentro fue además fortalecer el trabajo conjunto y las


capacitaciones, que en materia de administración y formación de líderes han
recibido. Talleres encaminados a continuar la gestión y veeduría social del
cumplimiento a las medidas de reparación que continúan pendientes.

Los asistentes reiteraron la solicitud de perdón que aún esperan por parte de
las autoridades militares y actores institucionales que fueron cómplices o
posibilitaron de alguna forma lo ocurrido, ya que en el año 2009, un juzgado
de Buga condenó a la nación por la masacre ocurrida. Según el fallo, tanto el
Batallón Palacé del Ejército como el Comando de Policía de Buga sabían de
la presencia de grupos paramilitares en la zona; el comandante del Batallón
Palacé, coronel Jorge Alberto Amor Páez, entregó un listado con nombres de
campesinos que debían ser asesinados por los hombres del Bloque Calima,
según declaró el jefe paramilitar Hebert Veloza, alias 'HH'.

Pese a esto, no opacan el progreso que se ha logrado en materia de cohesión


social y restauración del tejido comunitario. Así, la reconstitución del Mercado
Campesino por la Paz es motivo de orgullo y trabajo continuo, por lo que se
concentran ahora en las expectativas de desarrollo de este espacio de
encuentro y crecimiento económico.

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