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Por medio del parto humanitario, se espera que las mujeres no sean sometidas a una situación
traumática.
Por medio de esta propuesta, se busca evitar la violencia obstétrica que obliga a las
personas a tomar decisiones en base a información equivocada y prácticamente a la
única alternativa que le dan es la cesárea.
LA DEFINICIÓN
El parto humanitario permite que las mujeres tengan un parto como ellas desean
informándose y sabiendo que la mujer embarazada no es una persona enferma, salvo
algunas excepciones y que las intervenciones que tengan sean consentidas por ellas y
familiares, que se les brinde seguridad y supervisión médica.
Un ejemplo de estas situaciones, señala Camacho, es que varios médicos ‘estén tocando
a la paciente a cada rato causando estrés en la mujer que está en su labor de parto y no le
permita tener un proceso natural'.
Además de la violencia psicológica, señala la ginecóloga, que tal vez se ven normales,
pero que no deberían pasar, como que el personal médico no le proporcionen a la mujer
que acaba de dar a luz, alguna sábana para protegerse del frío; que las mujeres reciban
gritos de parte del personal médico o que no les permitan estar con algún familiar
durante su labor de parto cuando muchas mujeres están asustadas, sobre todo las
primerizas.
La mayoría de los colegas en el sector salud están muy reacios a que se practiquen esta
serie de cambios en los procedimientos de labor de parto. Heart asegura que muestran
resistencia ante la propuesta que forma parte de una corriente que ha crecido en todo el
mundo y que en Panamá tiene un atraso de 20 años aproximadamente.
Para Ángel Cedeño, director general del Hospital Santo Tomás, el hospital de referencia
en el país, "no existen ni la infraestructura, ni el personal ni la cultura por parte sobre
todo los familiares de las pacientes, que asegura Cedeño, son muy violentos sobre todo
si algo no sale bien en los procedimientos".
En el caso que cumpla con todos los requisitos de forma, debe ser remitida a la
respectiva comisión que en este caso sería la Comisión de Trabajo, Salud y Desarrollo
Social.
El proyecto de ley podría ser adoptado por alguno de los diputados y presentado ante el
pleno de la Asamblea Nacional para que el trámite sea más ágil.
El futuro del proyecto de ley dependerá de la aceptación que tenga entre los miembros
de la Asamblea Nacional que son los que al final tomarán la decisión
· Siete de cada diez mexicanas de más de 15 años han tenido al menos un hijo vivo, lo
que indica que 71.6% de la población femenina con vida reproductiva en México ha
necesitado atención médica durante el embarazo, parto y puerperio, agrega
“Cómo olvidar aquellas imágenes en televisión y redes sociales de una mujer indígena a
la que le negaron el servicio médico en un hospital de Oaxaca y dio a luz a su hijo en el
jardín del nosocomio, hecho que impactó e indignó a la sociedad mexicana”, recordó.
La diputada Rebeca Peralta agregó que el caso de esa indígena de nombre Irma López,
ocurrido en octubre 2013, es un claro ejemplo de violencia obstétrica que, según cifras
del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) sufren más de 6 mil 800
mexicanas diariamente, tomando en cuenta que México registra alrededor de 2 millones
500 mil nacimientos de niños anualmente.
Agregó que de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, siete de cada diez
mexicanas de más de 15 años han tenido al menos un hijo vivo, lo que indica que 71.6%
de la población femenina con vida reproductiva en México ha necesitado atención
médica durante el embarazo, parto y puerperio y, por tanto, el universo susceptible de
sufrir violencia obstétrica es enorme.
La representante popular comentó que son pocas las denuncias presentadas por mujeres
que sufren de violencia obstétrica: De acuerdo a reportes de GIRE, entre enero de 2014
y junio de 2015, 266 mujeres que sufrieron violencia obstétrica interpusieron una queja
en las secretarías de salud estatales, de las cuales, 130 son de Guerrero, lo que
representa 48% del total; seguido de Morelos con 54; 18 en la Ciudad de México; 14 en
el Estado de México; 14 en Veracruz; 9 en Chiapas; 6 en Chihuahua; 5 en Sinaloa, 3 en
Coahuila; 2 en Querétaro; 2 en San Luis Potosí; 1 en Nuevo León; 1 en Baja California;
y 1 en Baja California Sur.
La diputada del sol azteca retomó al GIRE al señalar que las “manifestaciones de
violencia obstétrica pueden abarcar desde regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas,
humillaciones, manipulación de la información y negación al tratamiento, sin referir a
otros servicios para recibir asistencia oportuna, aplazamiento de la atención médica
urgente.
Las mujeres forman una ronda alrededor de Esperanza, la encargada de cebar mate.
Mariana quiere dar su testimonio, pero el miedo y el dolor no la dejan hablar. A su lado
está Trinidad, que desembucha el rosario de maltratos que sufrió en el momento de parir
a sus cinco hijos. «Los médicos y las enfermeras no te escuchan, te maltratan, te dicen
que no grites ni te quejes», relata Trini, como le dicen en el barrio. «Yo tenía 16 años
-cuenta Rosa, otra integrante de la ronda- cuando tuve mi primer hijo. No sabía ni qué
era una contracción y la partera me decía que si me había gustado abrir las piernas para
quedar embarazada, ahora que dejara de lloriquear», cuenta. «El desconocimiento de las
mujeres acerca de sus derechos, el miedo y la impunidad del sistema médico, que piensa
que somos cosas, llevan a estas situaciones de maltrato», interviene Esperanza, a modo
de explicación mientras alcanza un mate a Mariana.
Aprender a decidir
Elisabet Contrera
Categorías: Noticias
Etiquetas: Embarazo, Enfermedad, Enfermeras, FEIM, Médicos, Mujeres, Obstetricia,
Parto, Salud, Violencia, Violencia obstétrica
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