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El poder económico y social

de la Educación Superior en Chile

Rodrigo Fernández
Andrés d’ Alençon
Ignacio Cassorla
Camilo Araneda
José Miguel Sanhueza
Editado por la Fundación CEFECh

Primera edición : Julio 2014

©Fundación Centro de Estudios de la Federación de Estudiantes de la Universidad de


Chile / Coordinadora: Camila Miranda M. / Diseño y diagramación: Matías Gómez /
Esta edición consta de 200 ejemplares.

Inscripción Nº: 243585


ISBN: 53820

Financiado con la colaboración de Heinrich Böll Stiftung.

Obra liberada bajo licencia Creative Commons

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que el trabajo original.

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Fundación Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, CEFECh.


Dirección: Periodista José Carrasco Tapia 9, Providencia, Santiago, Región Metropolitana , Chile.
www.cefech.cl
Dedicado al movimiento estudiantil
y a todas las y los que luchan por una
educación pública, gratuita y de calidad para Chile.
Presentación     8

Introducción     11

I. De cómo llegamos a esto...   16

La educación de Pinochet 17
Las primeras grietas del consenso educativo neoliberal  22
i. “Educación gratuita”: La cuestión del financiamiento  25
ii. “Educación pública y de calidad”  29
A modo de síntesis  32

II. Herramientas para la caracterización del


sistema universitario      34

Clasificación de instituciones  34
Hacia una medición de eficiencia en el proceso educativo:
Docencia e investigación  38
i. Docencia   44
ii. Investigación  46
Composición socioeconómica e Integración social
dentro de las universidades  47
Relación con el mercado del trabajo  50

III. El lucro y la eficiencia en el proceso educativo    52

1. Evolución de cada “nicho” institucional: Matrícula e Ingresos  58


2. Composición socioeconómica y segregación  60
Indicador de Segregación  60
Indicador de No diversidad  62
3. Docencia  64
Tendencia y Configuración de los
Cuerpos Docentes a nivel de Sistema  65
Cantidad y Calidad de la docencia: Por nichos institucionales  66
Recursos para la docencia:
Insumos de biblioteca a nivel de sistema  69
Cantidad y calidad de insumos de biblioteca:
Por nichos institucionales  71
4. Investigación 74
IV. Gratuidad y mercado del trabajo   85

1. Subempleo profesional  87
2. Matrícula de educación superior y mercado del trabajo  89
3. Educación superior y salarios  90
Brechas salariales entre grupos de trabajadores
según educación superior  91
Desigualdad de ingresos al interior de cada grupo  93
4. Alcances finales  95

Conclusiones     97

Bibliografía 101

Anexos    107

1. Construcción de indicadores de docencia  107


2. Composición según tipo de establecimiento de procedencia,
Nichos Selectivos  108
3. Composición según tipo de establecimiento de procedencia,
Nichos No Selectivos  109
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

PRESENTACIÓN

Como movimiento social por la educación hemos puesto en cuestionamiento


los pilares de la actual educación, propios del modelo neoliberal desplegado
tras las políticas de 1981. Así, hemos sido capaces de correr las fronteras de
la discusión, evidenciando la oposición no antojadiza entre una educación en-
tendida como derecho a una entendida como negocio

Tal oposición no opera sólo en el plano de las ideas, sino que su sentido se
expresa y tensiona en todas las dimensiones de la política educacional que se
encuentren en discusión y por tanto, en las reformas que se lleven a cabo. Por
lo que será a partir de cómo se resuelva dicha oposición que se dará forma al
sistema mismo, se autorizarán acciones concretas y se establecerán los tér-
minos en que los cambios ocurran. Lo reconocía Alfredo Prieto, el ministro
de Pinochet que condujo las “modernizaciones” educativas en 1981 que rigen
hasta hoy: “Las modernizaciones no constituyen sólo un conjunto de medidas
pragmáticas para resolver problemas concretos. Es la expresión, en el campo
educacional, de una determinada concepción del hombre y la sociedad”.

Hemos señalado los problemas que afectan profundamente a la educación


chilena, pero no estamos aquí solo para “poner el tema sobre la mesa”, sino
que también para formar parte de la construcción de una nueva, exponiendo
sus causas, pero también, proponiendo los pilares esenciales para transfor-
mar la Educación chilena. Así pues, una reforma cuyo centro sea el despla-
zamiento del sentido mismo de la educación desde un bien de mercado hasta
un derecho social, hará que todos los metros que retroceda el mercado sean
avances para ensanchar la democracia y darle vida a un nuevo Sistema Nacio-
nal de Educación.

Como Centro de Estudios estamos convencidos de que el saber experto -fun-


damental en cualquier actividad social- debe ponerse a disposición de los
consensos políticos emanados de la sociedad. En tal sentido, lo técnico ha de

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

ser un vehículo de concreción de los principios que la sociedad defina, y no


al revés. Es por eso que la misión del Centro de Estudios desde su creación,
sea la de generar conocimiento al servicio los movimientos sociales, compro-
metiendo el trabajo continuado de estudiantes y egresados de la Universidad
de Chile en torno a los problemas educativos, y más recientemente, a otros
problemas como los de la salud y el trabajo.

Con esa verdadera vocación pública, esta investigación ha contribuido, entre-


gando importantes insumos durante el proceso de movilización en contra del
lucro, conflicto del que fue expresión el cierre de la Universidad del Mar, y la
destitución del ex-ministro Harald Beyer, unos de sus principales defensores.
Así, éste equipo también fue parte del debate que dio como resultado el In-
forme de la Comisión Especial Investigadora encargada de estudiar a fondo
el sistema de educación superior chileno (Informe lucro 2.0), que le atribuyó
responsabilidad al Estado en la formación del mercado en la Educación Supe-
rior, explicitando que el sistema se encuentra en crisis.

Hacer vida ésta publicación ha sido fruto de la reunión de muchos esfuerzos,


por lo que no puedo dejar de agradecer a las presidencias de Gabriel Boric y
Andrés Fielbaum de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile
(FECh), quienes apoyaron permanentemente la investigación y, desde sus ro-
les como dirigentes estudiantiles, fueron dando cuenta de los frutos de éste
trabajo. A quienes anteriormente hicieron posible éste trabajo desde el Centro
de Estudios, los ex directores Gonzalo Winter E. y Pablo Soto A. A la contri-
bución de la Fundación Heinrich Böll, que permitió hacer realidad tanto el
proceso de investigación, como el de edición y publicación de éste texto. Y a
quienes dedicaron largas horas de trabajo y compromiso con generar conoci-
miento para el movimiento estudiantil: Rodrigo Fernández, Camilo Araneda,
Ignacio Cassorla, Andrés D’alencon y José Miguel Sanhueza.

Camila Miranda M.
Directora Centro de Estudios
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (CEFECh)

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

INTRODUCCIÓN

Luego del estallido de los procesos de movilización social durante el año 2011,
la problemática de la educación superior chilena lleva ya tres años de pre-
sencia sostenida no solamente en la discusión académica, sino también en
la agenda de las organizaciones sociales, medios de comunicación, gobierno
y partidos políticos. Ríos de tinta y horas de televisión se han gastado en in-
tentar explicar el porqué cientos de miles de personas salen a las calles en un
país cuyo crecimiento económico y estabilidad política parecieran llevarlo sin
sobresaltos por la senda del desarrollo.

Las movilizaciones del año 2011 no son las primeras manifestaciones socia-
les de masas que ocurren durante la llamada “transición a la democracia”, ni
tampoco lo son a nivel estudiantil. Sin embargo, existe un cierto consenso
en caracterizarlas como las más amplias y masivas de la historia del Chile
post-dictadura. Posiblemente las primeras manifestaciones en traspasar el
ámbito puramente sectorial para pasar a interpretar y amplificar desconten-
tos largamente arraigados en la sociedad chilena, como lo han demostrado
a lo largo de estos años las multitudinarias convocatorias en las calles y el
apoyo transversal y sostenido expresado en diversas y sucesivas encuestas de
opinión pública.

Además de las protestas, el otro hecho relevante que ha marcado el devenir de


la educación superior chilena en los últimos años son los sucesivos escándalos
institucionales que se han desatado. El colapso de la Universidad del Mar, que
dejó a más de 18 mil estudiantes a la deriva, al poco tiempo fue evidenciándo-
se como la punta del iceberg, en la medida que emergen otras situaciones, ta-
les como los casos de cohecho en las acreditaciones otorgadas por la Comisión
Nacional de Acreditación (CNA), y las sucesivas acusaciones y posibilidades
de cierre de diversas instituciones acusadas de irregularidades asociadas a
dicho proceso como también a la violación de la prohibición legal de perseguir

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

fines de lucro (en el caso de las universidades).

Ambos factores han traído consigo inusitados cuestionamientos al modo de


organización política y económica del sistema de educación superior. Las con-
signas “fin al lucro” y “educación pública, gratuita y de calidad”, ideas fuerza
de las movilizaciones recientes, han desafiado algunos de los hasta entonces
escasamente cuestionados fundamentos de la Reforma Educacional de 1981
que sentó las bases del actual modelo: la “mercadización” del sistema
de educación superior, entendida como desplazamiento del eje del siste-
ma desde el Estado hacia actores privados, tanto respecto a la oferta (libera-
lizando la creación de establecimientos privados y obligando a los públicos
a autofinanciarse) como a la demanda (estableciendo el cobro de aranceles
a los estudiantes, y relegando al Estado a un rol subsidiario a través de la
administración de un sistema de becas y créditos para quienes no pudiesen
costearlos).

Estos cuestionamientos han permeado de manera significativa el debate


incluso a nivel de las más altas esferas del país. Antes del año 2011 las au-
toridades académicas y políticas no reconocían mayor problema en el fun-
cionamiento general de la educación superior, relegando muchas de las irre-
gularidades acumuladas a problemas de ajuste propio de los procesos de la
expansión de la matrícula. Al año 2014, y como botón de muestra, la Cámara
de Diputados aprueba por amplia mayoría un informe en cuyas conclusiones
se establece que el Estado por más de tres décadas ha tenido “una responsa-
bilidad ineludible en la creación de un mercado de la educación superior pri-
vada sin regulación, y de instituciones públicas con regulación insuficiente,
privilegiando el derecho a la libertad de enseñanza -entendido ésta como
libertad de entrada a la oferta educativa-, por sobre el ejercicio del derecho
a la educación”1.

Pero retomando el tema de las movilizaciones y sus implicancias, persiste un


debate no resuelto acerca de cuáles son los factores que hacen que la educa-
ción (y en particular la educación superior) se transforme en un ámbito que
concita el interés de tanta gente, al punto de ser el catalizador de las mani-
festaciones más masivas de la historia del Chile post-dictadura, y trasladar el
eje de la discusión pública de la manera en que lo ha hecho. Probablemente la
lectura más difundida al respecto sea la que ha realizado el gran empresaria-

1 “Informe de la Comisión Investigadora encargada de estudiar a fondo el Sistema de


Educación Superior Chilena” (Cámara de Diputados, Abril 2014) http://www.camara.cl/pdf.as-
px?prmID=1158&prmTIPO=INVESTIGAFIN

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

do, asumida como propia también por amplios sectores en las dos principales
coaliciones políticas del país, según la cual el gran factor explicativo de estos
fenómenos es una ciudadanía más empoderada debido al nivel de desarrollo
alcanzado, el cual permite formular nuevas exigencias que hasta hace algunos
años resultaban impensables.

Aquella perspectiva niega muchas de las contradicciones económicas y so-


ciales que están en el origen del malestar social en torno a la educación. El
trabajo que aquí desarrollamos desde el Centro de Estudios de la FECh (CE-
FECh) busca contribuir desde una mirada distinta, orientada precisamente
a dar cuenta de dichas contradicciones que subyacen al descontento, atrave-
sado por la relación entre el creciente apremio económico asociado a la edu-
cación, y el incumplimiento de las promesas sobre las cuales ésta se ha
construido en las décadas recientes. Será sobre este segundo aspecto en el
cual pondremos el foco en la presente investigación.

Las contradicciones puestas en estos términos se tornan evidentes al obser-


var un hecho distintivo de las movilizaciones post 2011 respecto de cualquier
otro proceso de revuelta estudiantil reciente, que dice relación con el tipo de
actores que lo constituyen. Aún cuando históricamente, y hasta el día de hoy,
las conducciones formales y las capas más visibles y organizadas provendrán
de los sectores tradicionales de educación superior (las universidades perte-
necientes al Consejo de Rectores, CRUCH), resalta notoriamente la aparición
en la escena de importantes franjas de estudiantes de universidades privadas,
centros de formación técnica e institutos profesionales, precisamente la gran
masa de instituciones que emergen con posterioridad a la reforma
de 1981 y que son las que explican en mayor medida la dinámica del sistema
de educación superior.

La entrada de estos sectores no solamente aportará nuevos contingentes de


personas en las calles: pondrá también de manifiesto el conflicto estudiantil
como una pugna abierta entre el empresariado de la educación y aquel seg-
mento representado por los 7 de cada 10 estudiantes que son primera genera-
ción en la educación superior, que desde la perspectiva de los defensores del
actual modelo debiesen haber sido los grandes “agradecidos” de este. Justa-
mente la crítica frontal al lucro como principio articulador, y la instalación de
la educación gratuita como demanda, serán expresiones de un conflicto
puesto en estos términos.

Desde los sectores defensores del actual modelo se ha argumentado que existe

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

una clausura ideológica por parte de las demandas de los estudiantes, apelan-
do así a la inexistencia de fundamentos técnicos para las transformaciones
planteadas. Los estudiantes movilizados, a su vez, han denunciado el con-
flicto de intereses fundado en la existencia de altos personeros de gobierno y
oposición que se identifican entre quienes han, derechamente, lucrado con la
educación.

Se trata en definitiva de una discusión de carácter ineludiblemente políti-


co-ideológico, pues en ella se disputan visiones y proyectos de país, y también
en alguna medida modelos de desarrollo. Ahora bien, al margen de esto, existe
en este trabajo una intención por develar hechos estilizados que comúnmente
se esgrimen como logros de un modelo educativo “revolucionario”, que logró
aumentar la matrícula exponencialmente y vincular a la educación superior a
casi un millón de jóvenes.

Concretamente, se trabajará a partir de dos grandes ejes temáticos. En pri-


mer lugar, el pretendido rol del mercado como motor de una educación de
cada vez mejor calidad: la teoría económica subyacente ha dado por supuesto
que la competencia entre instituciones por captar estudiantes alinearía los
incentivos de estas hacia la mejora constante de su calidad, pues aquella sería
la vía a través de los cuales los “clientes” los preferirían a ellos. ¿Esto ha
sido efectivamente así? ¿Las instituciones han tenido incentivos
a invertir en dotaciones de insumos básicos para la docencia y la
investigación?

Un segundo eje que se trabajará es respecto al rol asignativo y redistributivo


que tiene la educación superior, en lo que respecta a la inserción de los egresa-
dos en el mercado del trabajo. ¿Cumple efectivamente este rol el siste-
ma, o más bien tiende a perpetuar las desigualdades de entrada?

En cuanto a la estructura del texto, el primer capítulo ofrecerá algunos ante-


cedentes básicos acerca de la configuración del actual modelo de educación
superior a partir de la reforma de 1981, y cómo este comienza a evidenciar sus
primeras grietas durante la última década, cuestión que se encuentra en la
raíz del malestar. Posteriormente, el segundo capítulo propondrá un esquema
básico de clasificación de las instituciones universitarias2 con el cual se bus-

2 El trabajo se concentra exclusivamente en el sistema universitario, para el cual existe


mayor disponibilidad de fuentes de información. El ámbito de la educación superior técnico-pro-
fesional queda planteado como una línea de investigación a abordar desde el CEFECh para este
año 2014.

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

cará llevar a cabo el análisis empírico posterior, así como también el marco
analítico y metodológico con el cual se trabajará en materia de eficiencia del
sistema de educación superior, diversidad de este, y su relación con el merca-
do del trabajo.

Los capítulos 3 y 4 consisten justamente en dicho análisis. En el tercer capí-


tulo se caracteriza el comportamiento de las instituciones en lo que respecta
a ciertos elementos básicos para su desempeño, tanto en lo relativo a la do-
cencia (variable transversal del sistema, toda institución educativa realiza
docencia) como a la investigación (componente clave del valor agregado
que cabe esperar específicamente de las universidades), además de introducir
consideraciones respecto a la diversidad del sistema universitario chileno.
El cuarto analiza el desempeño del sistema en su conjunto en lo que respecta
a su vinculación con el mercado laboral. Finalmente, en el quinto capítulo
se ofrecen las principales conclusiones y desafíos que se abren a partir de la
caracterización realizada.

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

I. DE CÓMO LLEGAMOS A ESTO...

Chile ha sido constantemente referido como un “milagro” por sus buenos ín-
dices macroeconómicos y la estabilidad general con que se ha conducido el
proceso que muchos estiman lleva al desarrollo. De hecho, el país pasó a ser
parte del selecto grupo que compone la OCDE por sus avances en una serie de
indicadores que dan pie para esta incorporación. Sin embargo, el 2011 (y con
el 2006 como antecedente más inmediato) se visibilizó un conflicto latente
incubado en el seno de la sociedad chilena. Dicho conflicto tuvo como princi-
pal eje detonante los problemas asociados a la Educación y, por tanto, fueron
los estudiantes los principales encargados de dar sustento a esas demandas.

Antes, el año 2006, las protestas estudiantiles tuvieron como sustrato la edu-
cación básica y media. La denuncia se orientó principalmente a destacar el
virtual abandono en el que el Estado había dejado a los educandos, haciendo
ver la paupérrima situación de las escuelas municipales (públicas) y el des-
empeño desastroso que éstas tenían en entregar igualdad de oportunidades a
todos los chilenos por igual. A su vez, el 2011, el caldo de cultivo se centró en la
educación superior (universidades, principalmente) y cómo estas, en parte, no
cumplían rol equiparador alguno, sino más bien reproducían y aumentaban
las distancias de clase existente al interior de la sociedad chilena.

En las próximas páginas se buscará construir una breve panorámica acerca


de cómo fue que llegamos a la situación de cuestionamiento radical al sistema
educativo en su conjunto (y a la educación superior en particular) que ha con-
centrado la atención en la agenda pública durante los últimos años. Se comen-
zará por ofrecer un breve resumen de las bases fundamentales del sistema de
educación superior establecido a partir de la gran reforma del año 1981, para
posteriormente plantear un análisis respecto de las primeras grietas signifi-
cativas que el modelo comienza a experimentar en la última década.

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Ambas dimensiones del presente capítulo son pasos indispensables para com-
prender la centralidad que la cuestión educativa ha tenido como articulador
de demandas y movilizaciones sociales en la vida republicana reciente de Chi-
le. Asimismo, constituyen un punto de partida necesario para el ejercicio que
esta investigación propone: ofrecer algunas dimensiones explicativas respec-
to de los fundamentos socio-económicos del malestar incubado en el seno del
sistema educacional chileno, a partir de lo que ha sido la experiencia concreta
en su nivel superior.

LA EDUCACIÓN DE PINOCHET

El actual sistema de educación superior chileno se fragua a partir de la re-


forma educativa llevada a cabo por la dictadura militar, en línea con otros
cambios realizados siguiendo políticas de corte neoliberal, orientadas a la
sustracción del aparataje estatal de la coordinación social y de la interacción
entre los ciudadanos, así como a la privatización de parte importante del sec-
tor productivo estatal como también del grueso de los servicios básicos de
provisión históricamente pública.

Sin embargo, no es posible afirmar que la transformación de la educación


superior en los términos antes descritos comenzara inmediatamente con el
inicio de la dictadura en Chile. En una primera instancia, la aproximación del
régimen a las universidades será bajo la perspectiva de estas como reductos
ideológicos donde se articulaba el enemigo (“el marxismo”). Es necesario re-
cordar que durante finales de los años ’60 y comienzos de los ’70 la discusión
en torno al modelo de educación superior estuvo marcada por el movimiento
de Reforma Universitaria que desde 1967 había adquirido inusitada fuerza,
encontrando en la toma de la Pontificia Universidad Católica un punto de in-
flexión con el cual las reivindicaciones de transformación profunda del mode-
lo de educación superior adquirieron un carácter nacional.

La Reforma representó un esfuerzo de transformación del modelo de educa-


ción superior, orientado hacia la apertura de la institucionalidad universita-
ria en dos niveles. Por un lado, una apertura hacia adentro, democratizando
sus estructuras de gobierno y gestión interna. Por otro, una apertura hacia
afuera, orientando hacia los sectores medios y populares su conocimiento y
políticas de extensión, y sobretodo promoviendo el acceso masivo de estos
sectores a las aulas de las instituciones. Se trató en definitiva de una apuesta
por “sustituir a las élites tradicionales y los cuadros dirigentes de la sociedad

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

tradicional por nuevas élites de capas medias y en especial por empresa-


rios y técnicos de nivel superior, lo que imponía una nueva economía de las
relaciones de poder al interior de las escuelas y las Universidades” (Ruiz
Schneider, 2010)

La situación del sistema de educación superior al año 1973, pues, está aún
atravesada por este conflicto y este debate. Es en este marco, que el 3 de octu-
bre de aquel año el entonces Ministro de Educación declaraba en el diario El
Mercurio que: “Muchas sedes y escuelas universitarias se han convertido en
focos de adoctrinamiento y propaganda marxista, llegando incluso algunas
a amparar la violencia y el armamentismo ilegal, muchas veces promovidos
por extranjeros indeseables que privan a jóvenes chilenos de un lugar en las
aulas” (Hugo Castro Jiménez, El Mercurio, 3 de Octubre de 1973, citado en
Brunner, 2009). De ahí se explica que estos primeros años estuviesen mar-
cados por múltiples cierres de facultades y carreras, así como expulsiones de
estudiantes y académicos, y el posterior desmantelamiento de la Universidad
de Chile en distintas sedes regionales autónomas.

En términos concretos, las vacantes ofrecidas por los ocho planteles exis-
tentes hasta ese entonces caen de 47.214 en 1973 a 32.952 en 1980, es decir,
prácticamente un tercio menos de cupos para la Educación Superior. Como
cabe esperar, dicha disminución se explica principalmente por la merma que
sufrieron las Universidades de Chile y Técnica del Estado (principalmente en
el área de las Humanidades y Ciencias Sociales). Las Católicas (de Chile, del
Norte y de Valparaíso), por el contrario, mantuvieron casi intactos sus plante-
les y de hecho aumentaron su participación en el total (Brunner, 2009: 194).

Paralelamente a esta disminución en las tasas de matrícula, y en directa rela-


ción con ella, se asiste durante el período a una intensa reducción de las trans-
ferencias estatales directas hacia las universidades. No es raro, pues, que las
universidades progresivamente disminuyeran los cupos ofrecidos, como es-
trategia para cuadrar sus flujos de caja.

A este proceso de “contrarreforma” que va desde 1973 a 1979 no se le puede


atribuir una intención más que reactiva. No se trata entonces -aun- de refun-
dar la “concepción del hombre y la sociedad”, como el ministro Alfredo Prieto
declararía en su libro de 1983 “La Reforma Educacional”, sino más bien de
contener los espacios de formación ideológica del “enemigo interno”. Se tra-
ta, en definitiva, de una reacción de corte político, que cifra en el seno de las
universidades la incubación del “cáncer marxista”, pero que aún no responde

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

a una posición propiamente ideológica emanada desde el régimen y orientada


hacia la construcción de un modelo de universidad distinto al que se venía
gestando desde la Reforma Universitaria de 1967 antes mencionada.

No es sino hasta los albores de la década de los ‘80 que los argumentos co-
mienzan a modificarse en pos de justificar los cambios que se suscitaron con
posterioridad. Aparecieron entonces las declaraciones que aseguraban que la
gratuidad era socialmente regresiva, que el sistema era por entonces monopó-
lico y que en la medida que tuviera asegurado el financiamiento por parte del
Estado, las instituciones no tendrían incentivo alguno por mejorar su gestión.
Así pues, comienzan a desarrollarse las críticas más concretas hacia la rela-
ción que el Estado estableció con las universidades hasta entonces y por tanto,
se justifica una modificación radical de ésta (Brunner, 2009)

Se revela, entonces, el carácter refundacional que tendría el régimen dictato-


rial de las estructuras profundas de la sociedad chilena, que no sólo se agotan
en el campo de la educación. Como se sabe, dicho carácter se fundó sobre la
modernización de la sociedad bajo “el principio de la libertad”, no entendi-
da esta como libertades políticas (difícilmente podrían serlo) sino sobre la
libertad de elección frente a las posibilidades que el mercado ofrece a los in-
dividuos. En una palabra, se revela la influencia neoliberal que sectores de la
sociedad civil lograron ejercer sobre los regentes (Brunner, 2009)

En este contexto se fraguaron las reformas llevadas a cabo en materia edu-


cacional, que adquirieron una complejidad tal que no hubo área involucra-
da en el proceso formativo que no estuviera sujeta a profundas modifica-
ciones. Como veremos, los cambios no sólo fueron realizados en el marco
legal–formal; lo que se logró fue una modificación profunda de cómo los chi-
lenos entendemos y nos relacionamos con la educación.

La reforma de 1981 introdujo una serie de cambios en las reglas del juego que
jugaron las 8 universidades existentes en el país hasta ese año. Todas estas
modificaciones fueron hechas en pro de la “libertad de enseñanza” y la aper-
tura del sistema. Así, por ejemplo, a través de la Ley General de Universidades
(DFL-1), se liberalizó la creación y mantención de establecimientos educacio-
nales de derecho privado y se disminuyeron las barreras de entrada para de
hecho promover la aparición de nuevas instituciones (Brunner, 2009: 224).
La lógica subyacente a esto implicaba que la introducción de nuevos agentes
en la educación superior, además de abrir espacio para incrementar su cober-
tura, fomentaría la competencia interinstitucional, y con ello promovería el

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

que estas debiesen invertir en calidad para captar estudiantes, en el marco de


un esquema de menor control público fuera de la lógica propia del mercado.

El DFL-1 también produce la separación de las ocho universidades existentes


de sus respectivas sedes, pasando estas a ser instituciones autónomas, pro-
ceso que golpeará principalmente a la Universidad de Chile y la Universidad
Técnica del Estado (UTE, cuya sede central pasará a ser la Universidad de
Santiago de Chile, USACH). Todo lo anterior, sobre la base de un principio
general: la competencia era condición sine qua non para el desarrollo de un
sistema de educación superior robusto y moderno. En esa lógica, la oferta de
instituciones debía expandirse cuantitativamente, y diversificarse en un sen-
tido tanto horizontal como vertical. Horizontal, en el sentido de introducir
facilidades para la entrada al sistema de nuevos agentes privados; y vertical
en tanto diferenciación jerarquizada de la enseñanza superior, consagrándose
tres niveles institucionales que expendían distintos niveles de credenciales,
sumándose así a las universidades dos nuevas figuras: los Institutos Profesio-
nales (IP) y Centros de Formación Técnica (CFT), también reconocidos como
instituciones de educación superior.

Adicionalmente, se prohibió nominalmente el lucro por parte de estas na-


cientes universidades, como forma de asegurar (en teoría) una orientación
estrictamente ligada a la formación de los estudiantes y a la creación de co-
nocimiento. Cabe señalar que dicha prohibición fue establecida única y ex-
clusivamente para las universidades, no así para los institutos profesionales
y centros de formación técnica. Sin mencionar, como veremos más adelante,
el carácter puramente nominal y “en el papel” que tuvo durante estos 30 años
dicha prohibición en la práctica para muchas instituciones, constituidas en
los hechos como empresas orientadas a la obtención de beneficios crecientes y
la reducción constante de los costos.

Como sea, para el año 1990, una década después de las modificaciones in-
troducidas, el país había pasado de ocho instituciones universitarias a más
de 300 establecimientos de educación superior entre universidades, institu-
tos profesionales y centros de formación técnica. Dentro de estas, las univer-
sidades ocupaban la no despreciable cifra de 60 planteles, 40 de los cuales
correspondían a entidades privadas (nuevas) sin aporte fiscal. Por su parte,
las 2 universidades estatales existentes fueron desmembradas y sus sedes re-
gionales pasaron a convertirse en nuevas universidades autónomas, las que
se conocen como “derivadas” y engrosaron las filas de las universidades que
recibían algún tipo de aporte estatal (Brunner, 2009).

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Por consiguiente, las formas de financiamiento fueron objeto de profundas


modificaciones también. Habiendo sido introducida la lógica de la competen-
cia, era entonces esperable que las universidades salieran a buscar recursos
“en el mercado” (Brunner, 2009: 226). La flamante Ley de Financiamiento
de las instituciones de educación superior (DFL-4) dispuso una reducción
progresiva del Aporte Fiscal Directo que las universidades tradicionales y las
derivadas recibían, hasta llegar a la mitad de los recursos que entonces se
entregaban.

Paralelamente, se estableció la figura de los “Aportes Fiscales Indirectos”


(AFI), mecanismo que promueve la competencia entre instituciones por la
captación de estudiantes de mejores rendimientos según el examen de admi-
sión existente. Finalmente, fue este cuerpo legal el que estableció la imposi-
ción del autofinanciamiento a las instituciones y el cobro de aranceles hacia
los estudiantes junto a un sistema de “crédito fiscal” que permitiera costear
los estudios a quienes no pudiesen pagarlos, a través de su endeudamiento
con el Estado. Todo esto en la práctica significó el fin de la educación entendi-
da como un derecho público y gratuito asegurado y financiado por el Estado.

Como es evidente, las modificaciones formales al cuerpo legal que reglamen-


ta el funcionamiento de las instituciones de educación superior, descansan
sobre posturas ideológicas claramente definidas que se expresan en la lógica
con que se comprende la educación y la formación superior en general: no es
tan relevante ya la formación como condición indispensable para dotar de
profesionales el proceso de desarrollo nacional, sino que como un medio para
la obtención privada de mejores dividendos producto de la venta en el merca-
do de la fuerza de trabajo. Se considera desde esta perspectiva que el principal
y prácticamente exclusivo “beneficiario” de la educación superior es el propio
estudiante, perdiendo así relevancia las externalidades sociales positivas que
conlleva para una nación el poseer una sociedad educada y calificada para
guiar los procesos de desarrollo social. Una diferencia que no solamente se
observa en el discurso público, sino también en aspectos como el financia-
miento, donde (como se verá más adelante en cifras) el gasto privado en edu-
cación comienza cada vez más a empinarse por sobre el público.

Así, se introduce la lógica de la educación como un bien privado, cuyos frutos


son principalmente aprovechados por el individuo que es sujeto de la misma,
lo que justifica el pago por la adquisición del “bien” educación y su homologa-
ción a cualquier otro bien transable. De esta forma, se justifica que el finan-

(21)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

ciamiento de la educación superior (y en general, de todo el sistema educativo)


pase a ser responsabilidad principalmente en los estudiantes y sus familias, a
través del pago de aranceles de cada una de las carreras.

En particular, puede resumirse la restructuración del sistema de educación


superior como el paso desde un modelo de formación técnico-profesional
hacia uno cuyo rasgo principal es la expansión cuantitativa y diversificación
de la oferta formativa, la diferenciación institucional y la vinculación con la
economía del conocimiento3. Así, si la principal función del sistema post re-
forma de 1967 y pre reforma de 1981 estaba asociada a la construcción de una
elite nacional, siendo sus costos asumidos por el Estado y cuya extensión y
cobertura era reducida, el sistema instaurado con la Constitución del año 80’
pretende descentralizar la oferta formativa, desregulando la creación de nue-
vas entidades de educación superior, buscando la expansión en la matrícula
mediante la introducción de agentes económicos privados, dispuestos a com-
petir por la calidad de los “servicios” educativos prestados y, así, aumentar la
cantidad de estudiantes que ingresan a sus planteles, repercutiendo también
en las formas de financiamiento, en las dinámicas internas del mercado aca-
démico y el campo de la investigación científica.

LAS PRIMERAS GRIETAS DEL CONSENSO EDUCATIVO NEO-


LIBERAL

Transcurridas tres décadas del inicio de las grandes reformas que sentaron
las bases de la actual configuración de la educación chilena en general (y en
particular el ámbito de la educación superior que es el que nos compete), no
ha sido para nadie un misterio el cuestionamiento al cual ha sido sometido
este modelo construido a partir de las características descritas en las páginas
precedentes. Y es que los procesos de progresivo abandono de la red pública
de educación, y su abierta mercantilización, fueron generando contradiccio-
nes que con el correr de los años han articulado un creciente descontento,
el cual (como fue señalado en la Introducción) se caracteriza por la relación
entre el apremio económico asociado al educarse, y el incumplimiento de las
promesas de un mejor futuro asociadas a ellos.

Este malestar inicialmente fue siendo procesado en ciclos de lucha corpora-


tiva (por techos que gotean, por salas sin sillas, por instituciones educativas
en decadencia, o becas y créditos insuficientes), emergiendo primero como

3 Esto es, la producción de valor sobre la base de conocimientos técnico-científicos.

(22)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

conflictos entre los estudiantes y sus autoridades, luego frente al gobierno y


finalmente contra “el sistema en su conjunto”, pasando así desde el reino de
las necesidades a una creciente crítica a la totalidad del modelo (Thielemann,
2011).

La trayectoria del movimiento estudiantil a nivel secundario ha sido muy ex-


presiva de aquello: de su desarticulación casi absoluta en los años ’90, pasa
luego a la emergencia de nuevas formas de organización al calor de la deman-
da por estatizar el control del “pase escolar” y arrebatarlo a las manos de los
gremios de transportistas (el llamado “Mochilazo” del año 2001), y años más
tarde a la conocida “Revolución Pingüina” del 2006, que tendrá como ejes
principales la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza
(LOCE) heredada de la dictadura, y la reversión del proceso de municipaliza-
ción de la educación escolar pública iniciada a comienzos de los años ’80. Este
primer cuestionamiento profundo a las bases del modelo educativo instaura-
do por el régimen encabezado por Pinochet, así como la trayectoria histórica
que llevó a él, constituye un antecedente insoslayable del estallido del 2011
(Ruiz Encina y Sáez, 2012).

Por el lado de la educación superior, esta trayectoria se va expresando en el


tipo de actores que irán progresivamente cuajando formas de organización y
expresión en las calles y en la escena pública. En primer término, la segunda
mitad de los años ’90 será escenario de la reconstrucción de las principales
federaciones estudiantiles del sector tradicional (CRUCH), anteriormente ji-
barizadas y desarticuladas a comienzos de la década. Serán estas organiza-
ciones reconstituidas las que encabezarán de manera más visible el ciclo de
movilizaciones en torno al financiamiento de la educación superior, que se
abre en 1997 hasta su cierre el año 2005 y en el cual se profundizará en los
próximos párrafos.

Es también en aquel año 2005 que comienzan a aparecer en escena (aunque


aún de manera incipiente) franjas de estudiantes organizados en instituciones
de masas surgidas con posterioridad a la reforma de 1981, los que adquirirán
mucha mayor presencia el año 2011 a partir de hitos destacados como la mo-
vilización de la comunidad de la Universidad Central en contra de la venta de
la institución al consorcio Norte-Sur (CIPER, 2011a)

Sin embargo, no son sólo los procesos de emergencia y maduración endógenos


al movimiento estudiantil los que explican un estallido y cuestionamiento ra-
dical como el de estos últimos años. O mejor dicho, tales procesos no ocurren

(23)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

de manera aislada al devenir del propio sistema educacional, atravesado tam-


bién por crecientes contradicciones. Muchas de estas serán también adverti-
das entre finales de los años ’90 y comienzos de los 2000 por amplias franjas
de la intelectualidad ligada a los gobiernos concertacionistas, destacándose
especialmente actores como José Joaquín Brunner y otros concentrados prin-
cipalmente en el MINEDUC y las Universidades Diego Portales, Adolfo Ibá-
ñez, y la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, muchos
de los cuales durante los años 2000 convergerán en la “Corporación Expan-
siva”, think tank de significativa y creciente influencia en los gobiernos de Ri-
cardo Lagos y Michelle Bachelet (Pinilla, 2012).

Desde el punto de vista de estos sectores (Brunner et al., 2005), hacia fina-
les de los años ’90 la educación superior chilena comienza a dar señales de
debilitamiento en su dinamismo, es decir, estancamiento en sus lógicas de
apertura al capital privado (como alternativa al financiamiento exclusivamen-
te público), de fomento a la innovación (entendida como conocimiento de rá-
pida rentabilización) y de formación de “capital humano adaptable a diversas
circunstancias ocupacionales” (flexibilización que muchas veces en la práctica
ha devenido en precarización).

La idea común a estos elementos de diagnóstico fue el plantear que la inte-


racción del mercado, el Estado y las instituciones de educación superior, ha
generado un modelo internamente fracturado por la división entre educación
pública y privada. Y será en sintonía con esta lectura que promoverán acti-
vamente una nueva política para la educación superior basada en transfor-
maciones en el ámbito del financiamiento a la demanda, de regulación de la
calidad, y de financiamiento a las instituciones4. Nos concentraremos a con-
tinuación principalmente en los dos primeros ejes, cuyos progresivos agrieta-
mientos han estado en el corazón del malestar y el cuestionamiento de fondo
al modelo educativo expresado en los últimos años.

4 Las principales expresiones de política pública que tendrá este último eje (Brunner,
2009) será la creación de modalidades de financiamiento para instituciones acreditadas (inde-
pendiente de su dependencia pública o privada) como los Fondos de Desarrollo Institucional
(FDI) o el Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación Superior (ME-
CESUP), y la introducción de convenios plurianuales de desempeño como forma de reemplazar
progresivamente el Aporte Fiscal Directo (AFD) a las universidades públicas.

(24)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

I. “EDUCACIÓN GRATUITA”: LA CUESTIÓN DEL FINAN-


CIAMIENTO

El año 1997 estuvo marcado por un escenario de fuerte conflictividad social,


experimentándose las primeras movilizaciones de masas de significación
después de la vuelta a la democracia. El anuncio del cierre definitivo del ya-
cimiento carbonífero de Lota marcó el inicio de una serie de protestas secto-
riales, marcadas por el descontento frente a una crisis asiática en ciernes y
que ya comenzaba a empinar las cifras de desempleo por sobre los dos dígitos
(Stallings, 2001). En ese contexto, emergen también las primeras moviliza-
ciones estudiantiles de la postdictadura, protagonizadas entonces principal-
mente por universidades del Consejo de Rectores (CRUCH) y sumándose a un
escenario también marcado, además del citado caso de Lota, por movilizacio-
nes en el sector portuario y en el Alto Bíobío contra la Central Hidroeléctrica
Ralco, entre otras.

Las movilizaciones estudiantiles del ’97 giraron en torno a dos grandes ejes
(Thielemann, 2011). Por un lado, la promesa trunca de la democratización de
las instituciones educativas, manifestada en la eliminación de los enclaves au-
toritarios en los estatutos de las universidades y en la generación de mayores
espacios de participación en la toma de decisiones. Por otra parte, la perma-
nente crisis de financiamiento de los planteles, que se expresaba en problemas
de funcionamiento e infraestructura de las instituciones, así como en la insu-
ficiencia en los fondos para los créditos estudiantiles.

Lo que interesa resaltar, en particular respecto al segundo de estos ejes, es


que a partir de 1997 se abre un ciclo en el cual el déficit del Fondo Solidario
de Crédito Universitario se presenta como una problemática recurrente año
tras año, reiterándose todos los años una dinámica en la cual los fondos eran
insuficientes, se producían movilizaciones estudiantiles, y estas lograban una
inyección adicional de recursos al Fondo. La visión predominante en aquel
entonces al interior del gobierno de Ricardo Lagos asociaba esta insuficiencia
del Fondo Solidario al hecho de depender exclusivamente de recursos públi-
cos y al ser estos administrados de manera ineficiente, con muy bajas tasas de
recuperación (Brunner et al., 2005).

Este déficit permanente será una de las razones que se esgrimirán el año 2005
a la hora de plantear la creación del Crédito con Aval del Estado (CAE). La otra
gran razón formulada es la inexistencia de un instrumento público de finan-
ciamiento a la demanda para estudiantes de instituciones no pertenecientes

(25)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

al Consejo de Rectores, que por entonces correspondían a cerca del 60% de la


matrícula de la educación superior, y no eran beneficiarios del Fondo Solida-
rio destinado para instituciones del CRUCH, quedando sujetos únicamente a
la posibilidad del Crédito CORFO como alternativa de financiamiento (Brun-
ner, 2009)

La fórmula que el gobierno de Ricardo Lagos finalmente termina adoptando,


buscando poner un término al cíclico conflicto por el financiamiento estudian-
til, se orienta a “sentar las bases de un sistema que intermedie recursos desde
el mercado de capitales hacia los estudiantes, en condiciones que permitan
la devolución de estos fondos en concordancia con el incremento futuro de
sus ingresos” (Biblioteca del Congreso Nacional, 2005). Esto se traduce en la
creación del mencionado CAE, mecanismo a través del cual el Estado licita
a la banca privada un conjunto de carteras de deudas de estudiantes que in-
gresan a la educación superior, actuando como aval de dicho endeudamiento.

Ahora bien, ¿cómo podía el Estado atraer a los bancos privados a tomar parte
en un negocio que a priori se presentaba muy riesgoso, al tratarse de “clientes”
posiblemente con difícil capacidad de pago? Los mecanismos utilizados fue-
ron dos. En primer lugar, establecer una tasa de interés elevada, menor a la
del Crédito CORFO (cercana al 8,5%), pero lo suficientemente alta como para
que resultase rentable y atractivo para los bancos la entrega de créditos a este
tipo de estudiantes. Así, se estableció un interés de un 5,8%, muy por sobre el
2% del Fondo Solidario.

El otro mecanismo relevante fue el establecimiento de la figura del “sobrepre-


cio”. Los bancos tendrían la facultad de hacer efectivo de manera unilateral
el aval estatal, “vendiendo” al Estado la deuda de aquellos estudiantes con
una baja proyección de ingresos, ante lo cual el fisco debía pagar el monto
original del crédito más una comisión adicional, acordada al momento de la
licitación, y sin un límite fijado por ley. Estas comisiones son los llamados
“sobreprecios”, y constituyeron el principal mecanismo de subsidio estatal a
la banca privada a través del CAE, incluso más que las cuotas de pago de los
estudiantes propiamente tales. Hasta el año 2011, solamente por concepto de
sobreprecios la banca obtuvo cerca de $150 mil millones desde la instalación
del CAE (CIPER, 2011b).

El anuncio del CAE en su momento trajo consigo masivas movilizaciones,


sucediéndose paros y tomas durante todo el primer semestre del año 2005.
Sin embargo, a diferencia del año ’97, en estas movilizaciones comienzan a

(26)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

despuntar algunas franjas de estudiantes del mundo privado no perteneciente


al CRUCH, rompiendo a su vez con los intentos del Gobierno de dividir a los
estudiantes de establecimientos tradicionales con los de las instituciones pri-
vadas, supuestamente beneficiarios directos del Crédito (Thielemann, 2011).

Sin embargo, dicho proceso de emergencia de organización estudiantil en


aquellos sectores es aún muy incipiente al año 2005, y el actor protagónico
continúan siendo los estudiantes de universidades del Consejo de Rectores.
A esto se suma un consenso transversal entre Concertación y Alianza, que se
expresó en su aprobación prácticamente unánime en ambas cámaras5.

La mantención de las protestas aún ya aprobada y promulgada la ley decan-


tó finalmente en el “Acuerdo CONFECh-MINEDUC”, que logró introducir un
cierto límite al CAE en el ámbito de las instituciones del CRUCH, otorgando
un 100% de cobertura de becas a los estudiantes de los tres quintiles más
pobres y manteniendo el Fondo Solidario como mecanismo de financiamiento
dentro de los mencionados planteles. Sin embargo, el mentado CAE se logrará
instalar como vía única de financiamiento en las instituciones privadas así
como también en el segmento de estudiantes del CRUCh que no se ven cubier-
tos por las becas ni el Fondo Solidario.

Visto en perspectiva, uno de los argumentos que justificaron una medida


como el CAE, así como en general las grandes reformas emprendidas a la edu-
cación chilena desde 1981, dice relación con la ampliación significativa de la
cobertura, permitiendo el ingreso de nuevos estudiantes. Tal expansión du-
rante estas décadas indudablemente se ha producido, sin embargo, no ha sido
socialmente homogénea. Por el contrario, el comportamiento del crecimiento
de la matrícula desde 1990 en adelante ha ido beneficiando en primer término
a los sectores acomodados, y solamente cuando estos han alcanzado un punto
de saturación en su demanda por educación superior, se ha iniciado una ten-
dencia de crecimiento en los quintiles inmediatamente inferiores de ingresos,
y así sucesivamente (Orellana, 2011).

Así pues, si bien es efectivo que desde finales de los 2000 en adelante el grueso
de la expansión de la matrícula se ha explicado por los dos primeros quintiles,
fenómeno principalmente relacionado al reciente crecimiento de la educación
técnico profesional desde el 2006 en adelante (Orellana, 2011), la tónica ha
sido que la expansión de la educación superior, lejos de poner en jaque las

5 El proyecto fue rechazado por Sergio Aguiló en la Cámara de Diputados y Nelson Ávila
en el Senado.

(27)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

desigualdades, contribuye a reproducirlas.

A esto se suma además que el CAE como instrumento de financiamiento ha


generado niveles de endeudamiento muy elevados en comparación con están-
dares internacionales. De acuerdo a un informe del Banco Mundial (2011),
la relación entre el monto total de la deuda sobre el ingreso anual de los be-
neficiarios del CAE está cercana al 180%, es decir, la deuda de un egresado
ascenderá a casi el doble de lo que gana en un año. Realidad muy distinta a la
de países de la OCDE como Alemania (14%), Holanda (31%) o Estados Unidos
(57%), e incluso a la del país sudamericano que le sigue directamente a Chile
(Colombia, con un 94%). Realidad que, asimismo, se torna dramática cuando
se considera que cerca de un 60% de los “beneficiarios” del CAE pertenecen a
los dos quintiles de menores ingresos, porcentaje equivalente a cerca de 100
mil estudiantes.

Asimismo, también se alejan largamente de los estándares internacionales


los niveles de gasto privado en educación (OCDE, 2013). A nivel general, Chile
gasta poco más del 7% de su PIB en educación, superando levemente el pro-
medio de la OCDE. Sin embargo, cerca del 40% de aquel gasto es aportado por
las familias, siendo el país con menor proporción de gasto público en educa-
ción de dicha organización de países. El contraste es aún más dramático en
educación superior: más del 75% del gasto total del país en estudios terciarios
es aportado por las familias, a diferencia del promedio de la OCDE donde esta
cifra no supera el 30%, y superando incluso a países como Estados Unidos y
Corea del Sur.

Los elevados niveles de endeudamiento y de gasto de las familias encuentran


su contraparte en exorbitantes niveles de ganancia por parte de la banca pri-
vada. Como fue anteriormente mencionado, desde su instalación al año 2011
el CAE arrojó ganancias a la banca privada cercanas a los $150 mil millones
únicamente por concepto de los llamados “sobreprecios”, sin contar lo obteni-
do por las cuotas de pago de los estudiantes. Dicha situación respecto de los
sobreprecios ha llegado a extremos como el ocurrido el año 2009, cuando los
bancos Scotiabank, Estado, BCI y Falabella otorgaron el CAE a 72 mil alum-
nos por una cifra total de aproximadamente UF 4.169.000, y luego el Fisco
recompró 49 mil de estos préstamos cancelando UF 4.226.540. Es decir, al
Estado le habría resultado incluso más barato financiar la educación com-
pleta de los 72 mil alumnos, que lo que gastó en recomprar los 49 mil antes
mencionados.

(28)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

No es casual entonces que uno de los móviles que dio inicio a las movilizacio-
nes del año 2011 haya sido el endeudamiento ni que rápidamente esto se haya
cristalizado en la demanda por gratuidad. No es casual tampoco que esto ocu-
rriese el año 2011… justo el año donde debía egresar la primera generación
“beneficiaria” del Crédito con Aval del Estado.

II. “EDUCACIÓN PÚBLICA Y DE CALIDAD”

Como fue anteriormente señalado, las reformas de 1981 condujeron al inicio


de una política de Estado de apertura y fomento a la proliferación de insti-
tuciones de Educación Superior privada sin mayores requisitos. El año 1990
existían más de 300 instituciones de educación superior, y si además se con-
sideran las sedes que los establecimientos poseen en distintos lugares, al año
’90 existían 461 unidades distribuidas a lo largo del territorio nacional (Brun-
ner, 2009).

La tendencia al crecimiento de nuevas instituciones tiende a estabilizarse


desde 1990 en adelante. No así el número de sedes, que de 42 que existían
en 1980 pasan a 390 en el año ’90 y luego a 532 a comienzos del año 2003.
Resulta interesante esto último pues corresponde a un ámbito que, hasta el
día de hoy, no se encuentra regulado y depende única y exclusivamente de la
voluntad de las instituciones.

Por otra parte, la principal estrategia a través de la cual las instituciones han
expandido su participación en el mercado de la educación superior ha sido la
creación de nuevas carreras o programas. Tan solo en los últimos años las uni-
versidades aumentaron el número de programas ofrecidos de 1.952 en 2022
a 3.156 en 2007; los institutos profesionales pasaron en el mismo período de
962 a 1.769; y los centros de formación técnica ofrecían 1.602 programas al
año 2007 (Brunner, 2009)

En definitiva, los fundamentos esenciales de esta tendencia expansionista de


la educación superior privada sin mayor regulación ni requisitos se han man-
tenido intactos desde 1981 hasta nuestros días. La consecuencia principal de
aquello será la proliferación de instituciones y programas de escasa calidad
y pertinencia, como lo evidenció brutalmente en los últimos años el bullado
caso de la Universidad del Mar, constituyendo una suerte de “punta de ice-
berg” respecto a las contradicciones de la educación superior universitaria
chilena, como lo veremos más adelante.

(29)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

El primer esfuerzo que, en teoría, buscó responder institucionalmente a esta


problemática, fue el establecimiento en 1992 de un proceso obligatorio para
la supervisión y el licenciamiento de nuevas instituciones, que consistió en la
aprobación de un proyecto de desarrollo institucional y su verificación a tra-
vés de un proceso de supervisión mínimo de seis años, pudiendo ampliarse
incluso cinco años más. Un esquema a todas luces insuficiente, al no impedir
la proliferación indiscriminada de programas, mantener requisitos muy bajos
para la creación de instituciones y períodos de gracia muy largos, intervinien-
do recién cuando la mayor parte del “daño” causado por una institución o
programa de mala calidad ya está hecho.

Otra iniciativa orientada a intervenir a nivel también de las sedes y progra-


mas será la creación en 1999 de las Comisiones de Acreditación de Programas
de Pregrado (CNAP) y Postgrado, orientadas a realizar de manera experimen-
tal procedimientos voluntarios de acreditación de programas, y proponer un
sistema permanente de regulación y aseguramiento de la calidad (Brunner,
2009). Sin embargo, ya desde esos años la insuficiente regulación del merca-
do será motivo de preocupación del segmento de intelectuales anteriormente
mencionados.

Esta insuficiencia, de acuerdo a su lectura, se expresará en varias dimensio-


nes. Por un lado, el impacto de los mecanismos existentes de aseguramiento
de calidad resultaba limitado al no servir como condición de posibilidad para
obtener financiamiento público ni para créditos estudiantiles. Asimismo,
al no ser exigible para las instituciones el informar sobre su acreditación o
características hacía que estas diesen educación de mala calidad y perjudi-
casen a todo el sistema. Otro aspecto dice relación con la imposibilidad de
intervenir en los planes de desarrollo de las instituciones que recibían apor-
tes fiscales. Finalmente, un cuarto aspecto que plantean como crítico es una
arquitectura de títulos y grados muy larga, extendiendo los estudios y dificul-
tando la formación de “competencias adaptables a múltiples requerimientos
ocupacionales”.

Buena parte de las preocupaciones antes mencionadas se expresarán el año


2006 en la creación de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Además
de reemplazar a las comisiones de pre y postgrado creadas el año 1999, en
teoría se trata de una institución con mayores atribuciones, alcances y pre-
supuesto. Además de lo anterior, si bien mantiene el carácter voluntario de la
acreditación, establece la obligatoriedad a las instituciones de entregar infor-
mación pública acerca de su misión, planes, procedimientos institucionales,

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

así como también de las distintas acreditaciones que les hayan sido otorgadas,
que no detenten, o que le hayan sido dejadas sin efecto (Art 9º, Ley 20.129).
Finalmente, la implementación en paralelo del CAE constituye también un
incentivo a las instituciones para someterse a estos procesos, en tanto la acre-
ditación es establecida como una condición para acceder a esta modalidad de
financiamiento.

El balance, sin embargo, está lejos de resultar positivo. Las regulaciones intro-
ducidas han preservado lo sustantivo de una política de proliferación de ins-
tituciones y programas, interviniendo a posteriori y sin capacidad de hacerse
cargo de un sistema con una profunda desigualdad en la calidad de las pres-
taciones educativas. Además de lo anterior, sucesivos escándalos han puesto
en amplio entredicho la fe pública respecto de los mecanismos existentes. Las
acusaciones de cohecho, detonadas a partir de la existencia de contratos de
asesorías entre la mencionada Universidad del Mar y el ex presidente de la
CNA Luis Eugenio Díaz, rápidamente extendieron las sospechas e investiga-
ciones hacia otras instituciones que habrían utilizado ese tipo de mecanismos
para sortear de manera exitosa sus procesos de acreditación (CIPER, 2012). A
la fecha, la investigación por este caso abarca a las Universidades del Mar, Pe-
dro de Valdivia, UNIACC, Bernardo O’Higgins, Autónoma; el instituto profe-
sional Arcos; y los centros de formación técnica INSEC, IDMA, Simón Bolívar
y la Escuela Moderna de Música (CIPER, 2013a)

Asimismo, este tipo de irregularidades comienzan progresivamente a verse


vinculadas a la problemática del lucro en la educación. No solamente por el
clima general de cuestionamiento al lucro levantado por el movimiento estu-
diantil, sino también por la aparición de denuncias respecto a la complicidad
con este tanto de parte del Ministerio de Educación como de la propia CNA
(CIPER, 2013b). Detonadas a partir del caso de la Universidad Santo Tomás,
hoy la investigación judicial respecto al delito de lucro alcanza también a las
universidades de la República, San Sebastián, del Mar, Andrés Bello, de las
Américas, UNIACC, del Desarrollo, Finis Terrae, Central y Autónoma. Mu-
chas de las cuales, al mismo tiempo, también han sido objeto de cuestiona-
miento respecto de la calidad mínima de la educación que han entregado du-
rante sus años de existencia. Y todo lo anterior, sin considerar la amplia red
de institutos profesionales y centros de formación técnica, donde el lucro está
plenamente legalizado.

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

A MODO DE SÍNTESIS

El proceso que implementan las reformas de 1981 permite la creación de di-


ferentes tipos de instituciones con el objeto de satisfacer la demanda de ser-
vicios educativos. En términos concretos, esta transformación se tradujo en
la mercadización de la oferta de servicios educativos, permitiendo el ingreso
de corporaciones privadas y generando un mercado concebido para tender a
la auto-regulación. Precisamente ha sido esta “mano invisible” el gran factor
explicativo de lo que desde 1981 en adelante ha sido un crecimiento particu-
larmente inorgánico y no planificado en la creación de carreras, el desarrollo
de programas y líneas de investigación, así como también el aumento cuanti-
tativo de las tasas de matrícula.

La apertura antes descrita supone una diferenciación de los planteles educa-


tivos no sólo en términos de la orientación educativa y de intensidad forma-
tiva, sino también por precios (aranceles, matrícula) y por calidad (sistemas
de selección como la PAA o la PSU). En este escenario, en el cual la educación
es entendida como cualquier otro bien en el mercado, y si además se suma la
conocida correlación que existe en Chile entre condición social de proceden-
cia y rendimiento académico, el proceso de mercadización de la educación
ha traído como consecuencia un sistema altamente segmentado, en el cual el
ingreso a universidades de prestigio internacional y buena calidad formativa
está principalmente vinculado a la capacidad que tengan las familias de pagar
una educación escolar orientada a la preparación de la Prueba de Selección
Universitaria. Es decir, una competencia descarnada en el que aquellos con
mayor disponibilidad de recursos tienen posiciones comparativamente venta-
josas por sobre los sectores más empobrecidos de la sociedad.

Este diseño impuesto por los policy makers de la dictadura ha tenido como
contrafaz un debilitamiento progresivo de la educación pública. No sólo por
acciones directas como el desmembramiento de las universidades estatales y
la reducción sostenida de los aportes fiscales, sino también por el cambio en la
lógica que se introdujo. Tal como fue expuesto anteriormente, un sistema que
privilegia la competencia (entre instituciones, entre estudiantes, etc.), resulta
prácticamente incompatible con una comprensión de la educación como un
derecho que debe ser garantizado por el Estado.

En otras palabras, los cambios operados en la economía política del sistema


hacen imposible la existencia de una educación pública propiamente tal; los
arreglos institucionales en juego obligan al tratamiento de la educación como

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

un bien exactamente igual a cualquier otro transado en el mercado. De otra


manera, no se explican los costos de las carreras en las mal llamadas “uni-
versidades públicas”, o que la discusión intelectual de alto vuelo actualmente
verse sobre un pretendido “sentido público” de instituciones que en rigor son
corporaciones privadas cuyo interés responde a proyectos particulares.

Es este modelo recién descrito el que se muestra disminuido en sus funda-


mentos de legitimidad y que permite la configuración del amplio movimiento
por la educación pública en Chile el 2011, el más grande desde la vuelta a la
democracia y que ha causado revuelo en el mundo entero. Más allá de proble-
mas de ajuste, el actual sistema de educación chileno parece agotado en sus
pilares fundamentales, lo que da cuenta de la crisis de legitimidad en la que
se encuentra inmerso.

En medio de todo lo anterior, está el casi millón de estudiantes que asisten


en Chile a la educación superior, que se endeudan, prácticamente todos ellos,
buscando un mejor pasar y nuevas posibilidades laborales. Son esas aspira-
ciones las que se han visto muchas veces traicionadas por la rentabilidad del
negocio y la eficiencia de la publicidad, terminando en significativos porcen-
tajes de deserción o subempleo profesional.

Así pues, el escenario en el cual se sitúa el presente trabajo es uno en el cual


se cuestiona masivamente la mercantilización extrema que se ha hecho de
la educación en general y la superior en particular (cuestión expresada en el
amplio apoyo social registrado por las demandas estudiantiles de 2011), re-
pudiando el enriquecimiento desmesurado de una gran cantidad de grupos
económicos a expensas del endeudamiento de un amplio porcentaje de la po-
blación, que con toda seguridad depositan en los estudios terciarios la princi-
pal promesa de movilidad social ascendente.

(33)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

II. HERRAMIENTAS PARA LA CARACTERI-


ZACIÓN DEL SISTEMA UNIVERSITARIO

En las páginas precedentes se ha ofrecido una síntesis de las principales


modificaciones que desde el punto de vista normativo ha sufrido el sistema
de educación superior chileno, así como también en las concepciones políti-
co-ideológicas subyacentes a esa gran transformación. Estos cambios reper-
cutieron en una completa reorganización del vínculo que la sociedad establece
con sus instituciones universitarias. El carácter de ese vínculo, creemos, es
fundamental para comprender por qué la educación chilena fragua manifes-
taciones sociales que expresan descontento.

A continuación se ofrecen propuestas metodológicas a partir de las cuales nos


aproximaremos a la comprensión del modo en que se organiza económica y
políticamente la educación superior universitaria, y cómo esta se relaciona
con la sociedad.

CLASIFICACIÓN DE INSTITUCIONES

Existe un amplio consenso acerca del carácter altamente segmentado del


mercado universitario chileno. Esto implica que para comprender su fun-
cionamiento no basta simplemente con el análisis agregado de la totalidad
del sistema, es necesario también distinguir categorías de instituciones que
permitan establecer ciertos niveles de comparabilidad en función a patrones
diferenciados.

La literatura reciente abocada a la comprensión de las dinámicas internas y


externas al modelo de educación superior, ha propuesto una serie de distincio-
nes, utilizadas analíticamente para dar cuenta del mismo. Cada una de ellas

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ha sido objeto de debate tanto académico como político, toda vez que muchas
de ellas implican discusiones respecto del financiamiento que reciben o de-
bieran recibir las instituciones.

Así por ejemplo, se ha criticado ampliamente la distinción públicas-privadas


pues en la práctica (argumentan algunas voces del mundo privado) algunas
instituciones de derecho privado se comportan como-si-fueran públicas, vis-
tos los “servicios” que su existencia le reporta al conjunto de la sociedad. Por
esta razón también es criticada la distinción estatal-privada, a la que huelga
agregar que ni siquiera se observan grandes diferencias de precios entre unas
y otras instituciones.

Efectivamente, el régimen de propiedad de las universidades no permite una


clasificación de los planteles que marque diferencias nítidas y concluyentes
al menos en lo que respecta a cómo funcionan: cuantos estudiantes admiten,
qué formación ofrecen, cuánta investigación realizan, qué relación establecen
con sus profesores, etc.

En la presente investigación, se siguen las consideraciones realizadas por Ro-


drigo Torres y María Elisa Zenteno (2011). El criterio estará guiado por las
consideraciones respecto a dos aspectos distintivos del desarrollo normal de
las funciones universitarias. Por un lado, considerando que existe un interés
en observar el comportamiento de las instituciones que son enteramente “hi-
jas” del modelo, entonces vale distinguir entre universidades que sobrevivie-
ron a ese proceso, y muchas otras (la mayoría) que nacen de él. Es por esto
que para trazar una primera línea inicial, acudiremos a la distinción entre
instituciones Pre 1981 y Post 1981 (las que por convención denominaremos el
eje tradicional–no tradicional). No desconocemos sus limitaciones, las
cuales son básicamente las mismas que se le imputan a la distinción por régi-
men de propiedad. Pero reconocemos (y se verificará a lo largo del trabajo) la
utilidad que esta distinción entrega para comprender las dinámicas internas
del sistema en su conjunto.

Por otra parte, otros trabajos han utilizado como criterio de clasificación
de las universidades los métodos de selección de sus estudiantes. Usual-
mente, se conoce como universidades selectivas, a aquellas que exigen un
mínimo de puntos para postular a algún programa regular. Normalmente,
la literatura reconoce como un plantel “selectivo” a quienes, en promedio,
reportan puntajes PSU de sus estudiantes sobre los 550 puntos. Así pues,
selectivo-no selectivo será un segundo eje de clasificación con el cual tra-

(35)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

bajaremos en la presente investigación.

A partir de esta clasificación, se generan 2 ejes que permiten clasificar las


instituciones en 4 cuadrantes.

Diagrama 1. Ejes clasificadores.

Selectivo

Tradicional No Tradicional
Selectivo Selectivo

Tradicional No Tradicional

Tradicional No Tradicional
No Selectivo No Selectivo

No Selectivo

Fuente: Elaboración propia.

El presente trabajo es consciente de que ambos ejes representan distinciones


sumamente gruesas y por lo tanto no están libres de sesgos, más aún si se
toma en cuenta la forma en que actualmente las instituciones “seleccionan” a
los estudiantes mediante PSU, considerando las inequidades que existen en el
nivel primario y secundario. Sin embargo, el análisis posterior buscará mos-
trar que, a pesar de ser ejes muy generales de categorización, el ajuste (o no)
de las instituciones a algunos de los cuadrantes derivados, permite explicar y
comprender sus dinámicas internas6 de funcionamiento en el mercado.

Así pues, de acuerdo a estos cuatro “nichos” establecidos en función de los

6 Y externas, en el sentido de los estudiantes que ingresan a “uno de los subsistemas” de


educación superior.

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ejes pre-post 1981 y selectividad-no selectividad, la clasificación de institucio-


nes que componen cada grupo es la siguiente.

Diagrama 2. Universidades según nicho institucional.

Selectivo

U. de Chile / Pontificia U. Católica de Chile /


Pontificia U. Católica de Valparaíso /
U. de Tarapacá / U. Diego Portales
U. Técnica Federico Santa María / U. Andrés Bello
U. Metropolitana de Cs. de la Educación / U. Finis Terrae
U. Católica del Norte / U. Mayor
U. Tecnológica Metropolitana / U. Adolfo Ibañez
U. de Valparaíso / U. de Talca / U. del Desarrollo
U. de Concepción / U. de Santiago / U. de Los Andes
U. Austral de Chile / U. del Bio-Bio / U. Alberto Hurtado
U. Católica del Maule / U. de La Serena

Tradicional No Tradicional

U. De Las Américas / U. Internacional Sek /


U. Pedro de Valdivia / U. del Mar / U. Central /
U. Academica de Humanismo Cristiano /
U. De Magallanes U. San Sebastián / U. INACAP / UNIACC /
U. de Atacama U. ARCIS / U. Católia Silva Henriquez /
U. Católica de la Santísima Concepción UCINF / U. Miguel de Cervantes /
U. De Los Lagos U. de la República / U. de Viña del Mar /
U. Arturo Prat U. Iberoamericana / U. Santo Tomás /
U. Adventista / U. Bolivariana /
U. Gabriela Mistral / U. Bernardo O’higgins /
U. de Aconcagua / U. del Pacífico /
U. Chileno-Británica de la Cultura

No Selectivo

Fuente: Elaboración propia.

(37)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

HACIA UNA MEDICIÓN DE EFICIENCIA EN EL PROCESO


EDUCATIVO: DOCENCIA E INVESTIGACIÓN

Uno de los principales problemas en relación a cómo definir el desempeño de


una institución como “bueno” o “malo”, es que se carece de una definición de
calidad que permita un levantamiento de información. Ahora bien, es posible
suponer un conjunto de relaciones básicas entre los sistemas de ESUP y el
conjunto de la sociedad. En este trabajo, reconocemos dos grandes ámbitos,
en los cuales pueden identificarse las funciones sociales y económicas de la
ESUP. De aquí se desprenderán un conjunto de “hechos estilizados” básicos,
es decir, resultados que se esperarían respecto de cómo se relacionan los sis-
temas de ESUP con la sociedad y la estructura económica.

En primer lugar, podemos observar las funciones de tipo socio-cultu-


ral, es decir, aquellos elementos asociados a la formación ciudadana, deri-
vados fundamentalmente de la integración a la vida universitaria. En efecto,
se espera que los sistemas de ESUP sean capaces de reforzar las cualidades
cívicas inculcadas desde el sistema escolar, en la medida en que existan es-
pacios de reconocimiento para los distintos actores que componen a la comu-
nidad (estudiantes, académicos y funcionarios). Al mismo tiempo, podemos
identificar en este ámbito a aquellas instituciones que despliegan actividades
de extensión de modo sistemático, vale decir, sus vínculos con la comunidad
no universitaria, tanto en el sentido de la difusión de la producción artística
(extensión cultural), como en actividades que impliquen la socialización de
conocimientos (extensión social)7.

En segundo lugar, es posible identificar las funciones de orden económi-


co. Es en este tipo de funciones en las cuales se concentrará este trabajo, por
dos grandes razones. Por un lado, porque es ahí donde se han concentrado la
mayor parte de argumentaciones defensoras del actual modelo de organiza-
ción del sistema de educación superior. Por otra parte, y más importante aún,
es que el sostén económico del sistema adquiere una importancia crucial en la
medida que el sistema de educación superior se masifica, pues en él se juegan
recursos (económicos y no económicos) y aspiraciones de miles de familias.

7 La extensión social incluye actividades tales como talleres y/o escuelas, en las cuales
se desarrollan elementos clave para organizaciones sociales que operan en ámbitos tales como el
mundo del trabajo, la salud y la educación. Estos incluyen capacitación en aspectos jurídicos y or-
ganizacionales, impartidos por profesionales y estudiantes que involucran su oficio y lo aprendido
en la sala de clases, en relación a las principales problemas que deben enfrentar las organizacio-
nes sociales para su desarrollo.

(38)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Por funciones económicas de la ESUP entenderemos aquellas relacionadas


con la producción, en particular con dos ámbitos: el nivel tecnológico, y el
mundo de trabajo.

Respecto del nivel tecnológico, nos referimos a los resultados esperados


de las actividades de investigación, dada la importancia que tiene su desa-
rrollo desde las universidades, no solamente en ciencias básicas y aplicadas,
sino en términos generales, ya que los procesos de ampliación de la frontera
tecnológica incluye una variedad de áreas de conocimiento, tales como el di-
seño gráfico, industrial y la lingüística8. En efecto, si bien las relaciones en-
tre ciencia, tecnología y productividad no responden a una receta sobre cuál
viene primero, al medio y después, en términos generales suele existir una
correlación positiva entre estas.

En relación a la productividad científica como tal, es necesario recalcar que


uno de los enfoques predominantes en relación a las transformaciones de las
últimas décadas, lo constituye la conceptualización sobre el carácter capita-
lista de la estructura y procesos que definen al conjunto de instituciones que
proveen educación superior.

Los ejes que constituyen al “capitalismo académico” como modelo de orga-


nización de los sistemas de ESUP, se relacionan con el cambio en la cultura
académica. En efecto, el capitalismo académico se define por “sacar” a los
profesores e investigadores de la “quietud” y “tranquilidad” que supone una
forma tradicional de organización, a las dinámicas de aceleración de la pro-
ductividad propias de la competitividad.

Lo anterior se traduce en políticas tales como el accountability académico, la


descentralización de la asignación de fondos para la investigación y el esta-
blecimiento de un sistema de incentivos a la productividad. De esta forma, el
resultado esperado es la orientación competitiva de las instituciones que con-
templan la investigación dentro de sus actividades regulares, y de esa forma
debiera aumentar el volumen de investigación, como también (y sobretodo) la
participación de cada institución dentro de dicho volumen.

Por otra parte, al observar las relaciones entre la ESUP y el mundo del tra-
bajo, el ámbito formativo tiene una directa relación con la productividad. En
efecto, es un consenso que una sociedad con más y mejor acceso y egreso en

8 Este tipo de conocimientos es especialmente relevante para aquellas actividades rela-


cionadas con el desarrollo de software y diseño de procesos.

(39)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

la ESUP está en mejores condiciones de multiplicar el producto de una hora


de trabajo, que una que no. El problema es que el crecimiento de los sistemas
de ESUP no asegura que esta relación sea un resultado automático, es decir,
es una condición necesaria pero no suficiente. Esto, porque la relación entre
ESUP y productividad, depende en gran manera del grado de “comunicación”
entre el mundo del trabajo y la oferta de carreras y programas. En efecto, de
nada sirve un crecimiento de la ESUP si se ofrecen carreras y programas que
no tendrán al menos un puesto de trabajo en la estructura productiva.

De aquí que lo que suceda “en el aula” es una dimensión fundamental para
observar el desempeño de la docencia a nivel institucional. Si bien se carece
de la información necesaria como para abarcar el entramado de fenómenos
asociados a la docencia, al menos podemos intuir que la inversión en los re-
cursos que son necesarios para un desempeño mínimo, puede ser una buena
primera aproximación a la relación entre lo que aportan los hogares, y lo que
hace la institución con dichos aportes.

Esto último tiene un impacto directo sobre las condiciones básicas del bien-
estar de un número importante y creciente de hogares, en la medida en que
es la relación entre ESUP y trabajo implica no solamente el “capital humano”
adquirido en las instituciones (el cual puede ser medido en los salarios a nivel
promedio), sino también su relación con el régimen de financiamiento por un
lado, y las probabilidades de finalización de los estudios (y dentro de esta, que
sea en el tiempo esperado).

En relación al régimen de financiamiento, dado que en Chile éste descansa


directamente sobre las espaldas de los hogares, y en combinación con una
tasa global de deserción del 50% (MINEDUC, 2012). Esto quiere decir que del
total de la matrícula, la mitad no podrá postular a competir por un puesto de
trabajo profesional, pero si cargará con los costos relativos a los años que al-
canzó a estar en la institución. Por otro lado, entre quienes sí podrán postular
a competir, es necesario observar hasta qué punto existen puestos de trabajo
que requieran, aunque sea de modo general, de conocimientos de carácter
técnico y/o profesional.

A continuación, se presenta un diagrama que resume el flujo entre hogares y


mercado del trabajo en el cual las instituciones de educación superior actúan
como mediadoras, y que constituye el marco analítico para la comprensión
posterior de las dinámicas internas del sistema.

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Diagrama 3. Flujo simple del Sistema de Educación Superior.

Mercado del + Titulación


Docencia
Trabajo Características
- Repitencia
y deserción
Volumen
Jefes de Hogar

Precios

+ Proyectos y
publicaciones Selectividad
Características
Institución
Matriz Investigación
Productiva Escolar
- Fuga de
cerebros

Empresas Instituciones de Educación Superior Hogares

Fuente: Elaboración propia.

Podemos partir reconociendo tres etapas fundamentales dentro del diagra-


ma.

La primera etapa la constituye el momento de la formación de la demanda


efectiva, vale decir, las características de los hogares9 a los que pertenecen
los estudiantes que demandan un cupo en las instituciones. En el diagrama
se reconocen dos puntos importantes para la caracterización de los hogares
como agentes dentro del flujo del sistema. En primer lugar, los rasgos del jefe
de hogar o proveedor principal, las cuales apuntan fundamentalmente al ca-
pital escolar acumulado en el hogar (la escolaridad de los padres), asimismo
como las variables que moldean su situación financiera, es decir, su condi-
ción en el mercado del trabajo. En segundo lugar, nos referimos a la caracte-
rización de la institución escolar de proveniencia del estudiante, vale decir,
variables tales como la dependencia administrativa, puntaje SIMCE y PSU
promedio de los colegios o liceos.

Las características del jefe de hogar influyen en lo que puede denominarse el


costo económico de ingreso (la capacidad de cubrir el arancel y la matrícu-
la), mientras que las características de la institución escolar confluyen en lo
que se denomina el costo académico de ingreso (puntaje en la PSU y NEM).
Cabe señalar que actualmente existen formas de cubrir los costos económi-

9 Es importante notar que, si bien quien asiste a clases es el estudiante, la “contraparte”


de una institución de educación es el hogar. La razón se basa en que los estudiantes “contienen”
las características básicas de su hogar presente, pero luego responde frente a la institución en
el momento de formación de su hogar futuro. De aquí que el sistema educativo, y en especial la
ESUP, constituye una bisagra entre el hogar presente y el hogar futuro.

(41)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

cos cuando superan el nivel de ingreso disponible en el hogar, principalmente


vía endeudamiento a través del extendido sistema de créditos universitarios;
sin embargo, no es posible concebir una solución de este tipo para los costos
académicos. En palabras simples: se puede pedir prestado dinero, pero no
puntaje.

Lo anterior es importante en virtud de que, si bien la PSU es un instrumento


cuestionable, al menos marca ciertas pautas relativas a la segregación edu-
cativa “de entrada” respecto de la ESUP. Lo anterior repercute en ámbitos
relativos a los tiempos de titulación y/o las probabilidades de desertar, dado
que quienes provienen de hogares constituidos por profesionales, y que han
egresado de instituciones escolares de mediano o alto rendimiento, son me-
nos propensos a desertar o retrasarse en su paso por la institución de ESUP
que aquellos que vienen de hogares sin estas características. En efecto, los
primeros tendrán mayor información y acceso a conocimientos generales y
específicos que los segundos, lo cual se encuentra asociado a las altas tasas de
deserción en instituciones de ESUP compuestas mayoritariamente por estu-
diantes que provienen de hogares sin las características antes mencionadas.

La segunda etapa es el ingreso efectivo de los estudiantes a las institucio-


nes. En el contexto del presente análisis se considerará sus precios (matrícula
y aranceles) como algo dado. Ahora bien, en este contexto el problema que de-
ben resolver las instituciones en cuanto agentes tiene dos formas: o se maxi-
miza la calidad o se maximiza la cantidad. Las instituciones que resuelven
el primer tipo de problemas son aquellas que poseen una alta selectividad,
mientras que las que resuelven el segundo no.

De aquí que podemos caracterizar a la estructura y procesos de las institu-


ciones universitarias, dados sus precios, en dos ejes: selectividad y volumen.
En general, y salvo excepciones, es posible trazar una relación negativa entre
ambas: es decir, la mayoría de las instituciones selectivas son de bajo volumen
(universidades de elite), mientras que las que no lo son tienden a ser de alto
volumen (universidades de masas).

Ahora bien, ya habiendo ingresado los estudiantes a las instituciones, operan


dos funciones clave que serán el eje principal a observar desde el presente tra-
bajo. La primera es la docencia, dado que constituye la plataforma mínima
para que una institución educativa sea entendida como tal. Los factores que
empujan a la docencia hacia el cumplimiento de sus objetivos son observables
en las tasas de titulación, mientras que los elementos que jalonean hacia atrás

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

a la docencia son observables en las tasas de deserción10.

El espacio que recibe los frutos de la docencia es el mercado del trabajo


(su tercera etapa) en cuanto es el espacio terminal de la formación superior.
En efecto, hoy la educación superior constituye un insumo estratégico para la
formación de la fuerza de trabajo, sobre todo en el contexto de procesos de ter-
ciarización como los que vienen viviendo Chile desde hace unas tres décadas.

La segunda de las funciones internas al sistema es la investigación, la cual


si bien no es una función obligatoria ni extendida en el sistema, es un compo-
nente fundamental del desarrollo universitario, sobre todo en un país como
Chile, donde las grandes empresas no destinan más del 2% de sus ingresos en
investigación, desarrollo e innovación (Cortés et al., 2013) y, cuando lo hacen,
es fundamentalmente sobre áreas acotadas como la ingeniería.

Los procesos que empujan a la productividad científica son fundamentalmen-


te el desarrollo de proyectos de investigación, los cuales van acompañados de
un conjunto de publicaciones en el contexto del mundo académico. Por otra
parte, los procesos que jalonean a la investigación hacia atrás dentro de una
institución es lo que en la literatura se ha denominado como “fuga de cere-
bros”, es decir, cuanto más “efecto grúa” exista sobre una institución, más
difícil le será a esta llevar a cabo programas de investigación en el tiempo.

Esto puede no constituir un problema a nivel agregado, dado que si un in-


vestigador decide emigrar a otra institución, vemos una reasignación que no
tendría impactos en la productividad científica agregada. Esto, suponiendo
que las instituciones de destino poseen, al menos, una vocación similar

El receptáculo de largo plazo de los procesos de investigación es la matriz


productiva (su tercera etapa), puesto que el desarrollo científico y tecnoló-
gico es uno de los principales alimentadores de la capacidad endógena de una
economía, lo cual se relaciona directamente con el hecho de que los resultados
de la investigación aplicada (en el corto-mediano plazo) y básica (en el largo
plazo). Asimismo, la investigación permite dotar de mayor productividad a las
ramas de la economía involucradas (producir más en menos tiempo) asimis-
mo como también permiten la exploración sobre las fronteras de producción
en ramas no convencionales.

10 Respecto a la titulación, dejando de lado por ahora el si esta cumple con los tiempos
esperados. En cuanto a la deserción, también se dejará de lado por ahora el ahondar en si esta es
permanente o transitoria, o si es entre áreas o instituciones.

(43)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Ahora bien, es posible observar una relación ente estas funciones, en relación
a sus espacios de recepción y circulación, en la medida en que la matriz pro-
ductiva es el espacio que restringe las posibilidades de dotación óptima den-
tro del mercado laboral. Es decir, la matriz productiva nos indica, de alguna
manera, cuántos trabajadores se requieren para la producción en una rama de
actividad económica específica.

Es hora de profundizar, entonces, en la construcción de indicadores de las


principales funciones universitarias que permitirán abordar, desde el plano
de la eficiencia de los recursos utilizados, las implicancias de que exista lucro
en instituciones de educación superior: docencia e investigación. La evolución
de estas dimensiones será contrastada con la tendencia de crecimiento que
muestren los ingresos de las instituciones por concepto de matrícu-
la de pregrado (es decir, el valor de la matrícula más el del arancel anual,
multiplicado por la cantidad de estudiantes)11. Para ello, se utilizará como pe-
ríodo de referencia los años desde 2005 a 201212. El Capítulo III consiste en
el análisis de la información a partir de las dimensiones que se enuncian a
continuación.

I. DOCENCIA

Como fue señalado, es la primera función que define a una institución educa-
cional como tal. Para el caso de la educación superior, además, toma especial
relevancia encontrar en los docentes una plataforma inicial para distinguir
una institución de educación de calidad, como también para diferenciarlas
entre sus pares. A su vez, los costos incurridos por una institución educativa
en dotación de docentes representan una estimación real, dentro de la suma
de costos, de los procesos a los cuales éstas invierten para la generación de un
proyecto educativo viable.

En otras palabras, dentro de la lógica de comprender las entradas y salidas


de estas instituciones, la dotación docente es un factor que evidencia en gran

11 Esta variable constituye una estimación incluso conservadora respecto del total de in-
gresos que reciben las instituciones, pues existen también otras fuentes de recursos para estas
tales como prestación de servicios o donaciones.

12 Se trabajará con este período pues es el único segmento para los últimos veinte años
que cuenta con información consistente en los registros del Consejo Nacional de Educación
(CNED)

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

manera el grado de compromiso material de una institución universitaria con


sus estudiantes, pero sobre todo, las diferencias entre los ingresos que una
institución recoge de ellos, y la conformación de una dotación docente con la
cual se pretende educar a los mismos.

La clasificación docente en esta investigación se basa en las consideraciones


del Consejo Nacional de Educación (CNED). Serán considerados docentes de
jornada completa aquellos que tienen contratos por un mínimo de 33 horas
semanales, docentes de jornada media a aquellos que trabajan entre 20 y 32
horas semanales y docentes de jornada hora quienes tienen contratos por un
máximo de 19 horas a la semana. En la comprensión de la naturaleza de la
dotación de cuerpos docentes, el presente trabajo operará bajo los siguientes
supuestos:

1. La presencia de mayor cantidad de docentes por alumnos es benefi-


cioso para la calidad de educación otorgada por la institución, en la medi-
da que la carga laboral para el docente y la personalización de la educación
percibida impactan directamente en la calidad de ésta.

2. La mayor dotación de académicos a Jornada Completa es beneficio-


sa para la calidad, pues contribuye a la conformación de cuerpos académi-
cos involucrados con el proyecto educativo, con mayores probabilidades de
contar con la infraestructura y tiempo necesario para extender la entrega
de conocimientos y la retroalimentación con sus estudiantes más allá de
los límites del horario de clases. Asimismo, esta condición permite a los
docentes desarrollar otras funciones relevantes en una institución de edu-
cación superior, como lo es la investigación, la extensión y la discusión de
perfiles académicos dentro de las instituciones.

3. Por contrapartida al punto anterior, la cantidad de Docentes contra-


tados a Jornada por Horas (los llamados académicos “taxis”) es inversa-
mente proporcional a la calidad de la docencia, pues serán académicos con
menos probabilidad de contar con la infraestructura que las universidades
suelen facilitarle a académicos con una mejor situación laboral dentro de
la institución, así como tendrá menores espacios de decisión de los perfiles
académicos, menos tiempo comprometido con sus educandos, menos pro-
babilidades de cumplir funciones externas a la docencia, sin mencionar las
condiciones laborales precarias que son sometidos por el tipo de contrato.

(45)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Por otra parte, la docencia se debe nutrir de insumos o recursos materiales


que concentren los elementos necesarios para una comprensión acabada de
los conocimientos impartidos en el aula, los cuales se ven reflejados en la do-
tación de las bibliotecas adquiridas por la institución para la docencia y sus
alumnos.

Para esto, se puede observar, por una parte, la cantidad de volúmenes de


textos promedio a disposición por alumno (per cápita), insumo esencial a la
hora de los materiales estudiantiles que se pueden adquirir. Por otra parte,
también es pertinente observar la calidad de este material: fijar la vista en la
diversidad de títulos disponibles, la cantidad de temáticas abordadas, nos en-
trega un panorama general sobre la calidad de las dotaciones bibliotecarias,
como también la inversión de las instituciones en éste acápite.

Las dimensiones antes mencionadas se trabajarán a partir de las bases de


datos “Índices” del Consejo Nacional de Educación (CNED), presentándolas
para cada año con cifras “por estudiante” para cada uno de los insumos (ej:
cantidad total de títulos de biblioteca, divididos por la cantidad de estudian-
tes).

II. INVESTIGACIÓN

La función de investigación articula los intereses académicos en pos de la


creación de conocimiento, tanto a nivel básico como aplicado. El desarrollo
de esta función permite a los estudiantes de pregrado acceder a una gama
de conocimientos actualizados de las disciplinas, así como a las discusiones
a nivel nacional e internacional sobre las materias de estudio, configurando
un escenario donde realizar carrera académica y/o ser investigador es una
posibilidad cierta.

Además de lo que entrega a los estudiantes, la investigación permite dotar


de insumos necesarios para la estructura productiva de un país, a través de
la aplicación de conocimientos para el aumento de la productividad derivada
del desarrollo de tecnologías dirigidas a este fin. Esto tiene incidencia en las
posibilidades de desarrollo y expansión de la matriz productiva de un país y,
por ende, del mercado laboral, del cual depende tanto el desenvolvimiento
de los trabajadores en labores acordes a las credenciales obtenidas en sus es-
tudios superiores, así como en el flujo de recursos hacia los hogares de esos
trabajadores.

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

En Chile, la expansión de la matrícula de pregrado desde la reforma educa-


cional de la década de los 80’ deja en evidencia que, por una parte, hay más
estudiantes accediendo a un número creciente de disciplinas, y por otra parte
que las instituciones universitarias manejan una masa de recursos económi-
cos que cada año va en aumento. Cabe preguntarse por la relación que la evi-
dencia presentada guarda con la notoria brecha de productividad científica
entre estas instituciones, a raíz de que la expansión de la matrícula se explica
en gran parte por el aumento de la oferta académica por parte de instituciones
que son esencialmente docentes, es decir, cuya misión institucional no con-
templa de manera fundamental el desarrollo de la investigación.

Es posible estudiar el comportamiento de los nichos institucionales en ma-


teria de productividad científica, en un período en particular (2005-2011), a
partir de la agregación de componentes que refieren a la cantidad de proyectos
de investigación de mediana y alta escala (como es el caso de los FONDECYT
regulares y los FONDEF). Se presentarán medidos por cada 100 académicos
de planta. Para la presente investigación, se considera además el número de
publicaciones indexadas en las instituciones de cada nicho.

COMPOSICIÓN SOCIOECONÓMICA E INTEGRACIÓN SOCIAL


DENTRO DE LAS UNIVERSIDADES

A pesar que la presente investigación trata sobre el sistema de educación su-


perior, es importante mencionar aquel sistema que entrega los insumos prin-
cipales a las propias instituciones de educación superior: el sistema escolar.
Como fue comentado anteriormente a partir del Diagrama 3, para que un es-
tudiante ingrese a una universidad operan dos capitales de entrada: por un
lado los “recursos económicos” (matrículas y arancees), y por otro lado los
“recursos académicos” (estudiantes calificados para continuar sus estudios).

Ahora bien, un aspecto estructuralmente problemático del sistema escolar


chileno, que ha sido ampliamente referido en la discusión política y académica
reciente, son sus altos niveles de segregación, entendida como la desigual
distribución entre las escuelas de niños de diferentes características sociales
y económicas. Valenzuela, Bellei y De los Ríos (2008) dan cuenta de la mag-
nitud de esta problemática, mostrando que Chile presenta el mayor grado de
segregación dentro de los países que rindieron la prueba PISA en el año 2008.

El mismo estudio también muestra un elemento revelador: a nivel comunal, la


segregación escolar es considerablemente mayor que la residencial. Es decir,

(47)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

el actual sistema educacional separa hasta a los vecinos, siendo más probable
que un niño o joven comparta con niños y jóvenes distintos a él en su barrio
que en su colegio. Por tanto, no puede concebirse la segregación escolar como
una resultante de la distribución socioespacial de la ciudad, como han argu-
mentado en reiteradas ocasiones los defensores del actual sistema de finan-
ciamiento compartido

Existe amplia evidencia sobre los efectos negativos de la segregación sobre el


proceso educativo. Los mismos Valenzuela, Bellei y De Los Ríos (2008) dan
cuenta de cómo esta perjudica la función cívica e integradora de la educación,
en tanto la escuela constituye también un espacio de socialización que enri-
quece y complementa la experiencia familiar, en términos de introducir a los
estudiantes en las complejidades de la vida social. Orfield (2001) plantea que
escuelas menos segregadas generan mejores resultados escolares e incluso
mejores resultados de acceso y permanencia en la educación post-secundaria.

En una línea similar, otras investigaciones también dan cuenta que los re-
sultados educativos de nuestro país están estrechamente vinculados al nivel
socioeconómico de las familias y al grado de estratificación del sistema esco-
lar, pues los niños de nivel socioeconómico bajo, medio y medio-alto tienden
a asistir a establecimientos de nivel similar (González, Mizala, & Romaguera,
2004).

Por último, en términos más institucionales, las políticas sociales educativas


destinadas a mejorar las condiciones de las personas y grupos vulnerables (o
desfavorecidos) se ven mermadas a la hora de encontrar concentraciones o
ghettos en establecimientos altamente segregados en bajos niveles socioeco-
nómicos, lo que limitan la efectividad para la superación de aquella condición
de pobreza, en su amplio sentido. Dicho en otras palabras, establecimientos
mayormente segregados con alta concentración de pobreza, son más vulne-
rables, incluyendo fenómenos de exclusión y desintegración crónicos, por lo
que la persistencia de dichos fenómenos implican dificultan aún más las so-
luciones.

Entrando ya en lo que respecta a la relación de este fenómeno con la educa-


ción superior, la problemática de la segregación se puede resumir en una sen-
tencia: al conocer el tipo de colegio de procedencia de un estudiante, es muy
fácil aproximarse a su nivel socioeconómico. Esto dado que, en un contexto
de un modelo privatizado y mercadizado de educación escolar, las capacida-
des de pago infieren directamente al tipo de compañeros, como a la calidad de

(48)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

los recursos adquiridos por el establecimiento

A partir de lo anterior, la alta segregación del sistema escolar afecta a la edu-


cación superior al menos en dos niveles. Por un lado, en lo que respecta al
paso de estudiantes de un nivel a otro: actualmente el mecanismo utilizado
para ello es la Prueba de Selección Universitaria (PSU), instrumento que no
sólo no logra corregir aquellas asimetrías de entrada sino más bien tiende a
reproducirlo. Así, año tras año se aprecia una alta correlación entre haber
cursado estudios secundarios en un establecimiento particular pagado y ob-
tener un resultado mejor en la PSU que estudiantes de otros tipos de estable-
cimiento, con excepción de los llamados “liceos emblemáticos” municipales,
los cuales a su vez también presentan sus propios filtros de selectividad en
términos de aptitudes y conocimientos en sus procesos de admisión iniciales.

En segunda medida, y como consecuencia de lo anterior, los efectos negativos


que tiene la segregación en el sistema escolar se trasvasijan también hacia
la educación superior. Meller (2011) habla de la formación de “las universida-
des de los clones”, en tanto las instituciones finalmente acaban reproduciendo
la composición de los colegios, con lo cual los estudiantes se educan con sus
similares y la burbuja universitaria reemplaza a la burbuja colegial, atentan-
do así contra una dimensión importante del aprendizaje universitario que se
genera en la interacción con los compañeros, cuestión que exige diversidad. A
esto se suma que cerca del 70% de la matrícula se aloja en instituciones priva-
das, que responden a proyectos particulares en función de los cuales se decide
qué contenidos impartir (y cuáles no) y a qué tipo de académicos contratar (y
a cuales no). Todo esto repercute negativamente en el carácter de los futuros
profesionales y sus potencialidades de contribuir a una mayor integración so-
cial.

Por ende, bajo la matriz de análisis construida por los cuatro “nichos” an-
teriormente descritos, se pretende mostrar la composición socioeconómica
desde los colegios de procedencia para analizar el nivel de segregación y he-
terogeneidad/homogeneidad de los planteles educativos. Dado que cada tipo
de dependencia administrativa de los establecimientos escolares (Particula-
res Pagados, Particulares Subvencionados, y Municipales) conlleva distintos
niveles de costos monetarios asociados, es posible utilizar esta clasificación
como una forma de aproximación a la composición socioeconómica de las ins-
tituciones, dado el carácter segregado del sistema escolar antes descrito, que
hace que los estudiantes compartan aulas con aquellos cuyas familias presen-
tan la misma capacidad de pago.

(49)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Así pues, utilizando como fuente la información disponible en el Sistema


de Información sobre Educación Superior (SIES), se realizarán dos tipos de
análisis. Por un lado, se construirá un indicador de segregación, compuesto
por el número de alumnos de colegios Particulares Pagados respecto del total
de estudiantes de cada nicho. Por otra parte, se presentará un indicador de
no-diversidad13 (utilizado en Meller, 2011) que mide el número de alumnos de
colegios Particulares Pagados respecto del número de alumnos de colegios
Municipales (es decir, cuántos estudiantes provenientes de establecimientos
particulares pagados hay por cada un estudiante de colegio municipal). Am-
bas dimensiones permitirán una caracterización básica a la composición so-
cial dentro de las instituciones Universitarias.

RELACIÓN CON EL MERCADO DEL TRABAJO

Otra tarea pertinente a la investigación es resolver la inquietud respecto a sí


un sistema gratuito, entendido como la ausencia de cobro de aranceles (en la
forma actual) al estudiante, se traduce a largo plazo en un incremento agre-
gado del bienestar del mismo estudiante una vez que ya está trabajando. Es
sabido que no toda la población pasa por la educación superior, por lo cual su
rol asignativo y redistributivo debería generar diferencias visibles. Es por esto
que se ha decidido indagar en las principales diferencias entre:

• Quienes nunca han pasado por una institución de educación superior.


• Quienes sí han pasado por una institución de este tipo sin haberse
titulado o completado los años de pregrado.
• Quienes lograron salir de la institución con la credencial que les per-
mite acceder a una gama más amplia de puestos laborales.

El Capítulo IV se tratará del análisis de este tipo de dimensiones. Un pri-


mer aspecto que se caracterizará para estas tres categorías es el subempleo
técnico-profesional, que hace referencia a aquellos trabajadores con estudios
técnicos y/o profesionales que no se desempeñan en ocupaciones técnicas y/o
profesionales, es decir, no trabajan en lo que estudiaron.

Se utiliza para tales fines los datos de la Encuesta de Caracterización Socioe-


conómica Nacional (CASEN) en el periodo entre 1990 y 2011. Para poder dife-
renciar entre quienes tenían ocupaciones técnico-profesionales y quienes no,

13 Utilizado por Meller (2011)

(50)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

se realiza una recodificación de la Clasificación Internacional Uniforme de


Ocupaciones (CIUO), utilizada por la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) para organizar los empleos en una serie de grupos definidos claramente
en función de las tareas que comporta cada empleo (“CIUO – Clasificación
Internacional Uniforme de Ocupaciones”, 2005):

Tabla 1 – Categorías de empleo a utilizar según CIUO.

Clasificación CIUO Categorización a utilizar


Directivos de administración pública y empresas
Profesionales científicos e intelectuales Ocupaciones de alta presencia
Técnicos y profesionales del nivel medio técnica y profesional
Fuerzas Armadas y de Orden
Empleados de oficina
Trabajadores de servicio y vendedores
Agricultura y pesca Ocupaciones ni técnicas
Oficiales, operarios y artesanos ni profesionales
Operadores de instalaciones fijas, maquinarias y vehículos
Trabajadores no calificados

El segundo aspecto a observar son los ritmos a los cuales crece la matrícula
en ESUP y la fuerza de trabajo, para notar si crecen a ritmos similares o si
existe un desacople entre el espacio de la formación y acumulación de capital
humano (las facultades y departamentos) y el espacio en el cual este supues-
tamente desemboca (el mundo laboral).

Ambos aspectos anteriormente mencionados guardan relación con develar en


un grado importante el carácter orgánico u inorgánico de la ESUP respecto al
mundo del trabajo, tomando en cuenta particularmente la manera en la cual
el campo de la educación superior así como los agentes que lo habitan se han
configurado y relacionado durante las últimas décadas, cuestión abordada en
el primer capítulo.

Finalmente, se estudian las brechas a nivel de salarios entre quienes logra-


ron los distintos niveles de enseñanza anteriormente determinados, tanto en
términos absolutos (cantidades) como en términos relativos (diferencias en
proporción).

(51)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

III. EL LUCRO Y LA EFICIENCIA


EN EL PROCESO EDUCATIVO

Como fue planteado en la introducción, uno de los nudos críticos apuntados


desde las movilizaciones sociales ha sido la problemática del lucro en la edu-
cación. Frente a los cuestionamientos que este ha suscitado, un primer nivel
de argumentación de parte de las voces defensoras del actual modelo ha sido
la deliberada confusión de conceptos, planteando el lucro como la “justa re-
tribución que se saca de algo”, y llegando incluso al extremo de compararlo
con el salario de un trabajador (por lo tanto “todos lucramos”). Una definición
que omite el hecho de que una persona jurídica sin fines de lucro por cierto
que puede pagar las remuneraciones de los medios de producción que utiliza:
como lo resume Atria (2012) “que una corporación no tenga fines de lucro
no quiere decir que sólo pueda recibir donaciones o que no pueda pagar su
cuenta de electricidad”.

Más allá de desviaciones conceptuales interesadas, la prohibición de los fines


de lucro significa concretamente que una corporación educacional no puede
concebirse a sí misma como medio para obtener un retorno patrimonial. Ci-
tando nuevamente a Atria (2012), que una institución no tenga fines de lucro
significa que la educación no sea “vista como un medio para enriquecerse,
de modo que si mañana las condiciones de mercado varían, el dinero pase a
estar invertido en servicios higiénicos portátiles o en acciones de un super-
mercado”.

Un segundo nivel de argumentación de parte de las voces defensoras del ac-


tual modelo ha hecho referencia al problema de la cobertura. Existen una
serie de mitos relativos al rol que ha tenido la mercadización de las institucio-
nes sobre la expansión del sistema de educación superior. Todos ellos conver-
gen hacia una sentencia: sin mercado, seguiríamos con la cobertura

(52)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

del antiguo modelo elitario, pues precisamente los incentivos de mercado


han sido el gran motor de la masiva apertura de instituciones, sedes y/o pro-
gramas.

Resultando un hecho innegable la ampliación que ha experimentado la cober-


tura del sistema en las últimas décadas, desde una perspectiva histórica es
posible cuestionar la idea de que la única forma posible en que un sistema de
educación superior puede expandirse y masificarse sea a partir de un proceso
de mercadización. Sin ir más lejos, a lo largo de la historia del sistema univer-
sitario chileno, el primer momento en que la tasa de cobertura experimentará
su mayor aceleración se ubica en el gobierno de la Unidad Popular, durante el
cual la tasa de participación bruta14 en el sistema se triplicó en 3 años, pasan-
do de un 5% para el año 1970 a un 15% en 1973, con una tasa de crecimiento
promedio del 24,1% para el trienio. El shock de matrícula que le siguió fue el
de mediados de los 80, pero sin alterar la tendencia general previa.

Esto se ratifica al observar con mayor detenimiento la evolución de la matrícu-


la de ESUP en el largo plazo. El Gráfico 1 presenta en su eje izquierdo la cifra
absoluta de estudiantes matriculados, mientras que en su eje derecho la tasa
de crecimiento promedio por períodos trienales (1958-1960, 1961-1963, y así
sucesivamente). Sin desconocer el incremento de cobertura provocado a par-
tir de la reforma de 1981, es posible apreciar los primeros shocks expansivos
en cuanto a incorporación a la educación superior en la segunda mitad de
los años ’60 (coincidentemente con los albores del proceso de Re-
forma Universitaria mencionado en el Capítulo I) y especialmen-
te en el mencionado período 1971-1973. Este proceso de crecimiento a
comienzos de los años ‘70 fue apuntalado principalmente a través de las dos
instituciones estatales más importantes de la época: la Universidad de Chile,
y principalmente la Universidad Técnica del Estado (UTE, actual USACH).
A modo de ejemplo, puede rescatarse que el año 1971 la UTE elevó sus pla-
zas desde 3.200 a 11.426, representando un 357% de aumento respecto del
año anterior, en lo que representa uno de los incrementos más significativos
que registra la historia de la educación superior en América Latina (Kirberg,
1981).

14 La tasa de participación bruta contempla en su numerador al total estudiantes ma-


triculados en la educación superior, y en su denominador al total de la población de referencia
(estudiantes entre 19-25 años).

(53)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Así pues, ya desde la segunda mitad de los años ’60 se inauguró una tendencia
de sostenido crecimiento de la matrícula de educación superior, la cual fue
interrumpida durante los primeros años del régimen militar, marcados (como
se comentó en el Capítulo 1) por cierres de carreras, así como expulsiones de
estudiantes y de académicos.

Gráfico 1 – Evolución de la matrícula de educación superior (absoluta y tasas de crecimiento


promedio trienales), 1958-2012.

1.200.000 25,0

1.000.000 20,0

800.000 15,0

600.000 10,0

400.000 5,0

200.000 0,0

0 -5,0
2000

2006
2009
2003
1988

2012
1964

1982

1994
1985
1958

1970
1967

1997
1976
1979
1973

1991
1961

Matrícula Absoluta
Tasa de crecimiento promedio

Fuente: Elaboración propia en base a EH-Clio Lab UC y SIES-MINEDUC.

(54)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Un tercer nivel de argumentación hace referencia a una noción central: la


competencia entre instituciones para la captación de la demanda (estudian-
tes). A este principio se le atribuirían consecuencias positivas para el fun-
cionamiento global del sistema, sin ir más lejos, el famoso “Ladrillo”, texto
que sustentó la política económica de la dictadura militar y cuyas bases se
han mantenido en lo sustantivo desde los años ’80 en adelante, plantea a este
respecto que un esquema en el cual las instituciones compiten por estudian-
tes “al vivir cada Institución Educacional de sus propios ingresos, se verían
obligadas a cuidar la calidad de sus servicios pues sus educandos elegirían
a las mejores” (de Castro et al., 1992).

Así pues, de acuerdo a esta visión la competencia sería un motor que incentive
a las instituciones hacia la constante mejora de su calidad, para de esa forma
encontrar puntos de equilibrio respecto de los incentivos de los estudiantes
(encontrar un programa y una institución “lo mejor” posible, dado un nivel de
puntaje y de capacidad financiera). De aquí que pudiera suponerse un efecto
spillover (o “chorreo”) derivado de la saturación escalonada de los distintos
niveles de calidad para las instituciones. Esto implica que las decisiones de
inversión de las instituciones serán crecientes en el grado de mercadización,
ya que “invirtiendo más y mejor es posible competir más y mejor”.

Por otro lado, un supuesto básico dentro de un modelo competitivo es la con-


vergencia a precios de equilibrio. Esto quiere decir, que el efecto com-
petencia permitiría llegar a niveles de precio que son equivalentes al costo
marginal del bien o servicio (Mankiw, 2002). En este contexto, significa que
los costos pecuniarios (arancel y matrícula) debieran ser la expresión de lo
que cuesta formar a un estudiante en miras a la obtención de un título. Y Chile
tiene la particularidad de ser el país con los aranceles de educación superior
más altos del mundo en relación al ingreso per-cápita del país.

En efecto, nuestro país presenta la relación precio-ingreso de las credenciales


más abultada del mundo, es decir, Chile es el país donde estudiar resul-
ta más caro en relación al ingreso promedio de las familias. Según
datos de Meller (2011), para el año 2007, esta relación alcanza el 40% del in-
greso per cápita, seguido por Corea del Sur con un 32% y de Estados Unidos
con un 28%. Podemos apreciar de mejor manera la magnitud de estas cifras,
cuando observamos la relación entre el arancel medio y el salario medio, la
cual al día de hoy equivale al 0,71, es decir un arancel promedio para un estu-
diante cubre el 71% de los ingresos promedio de un trabajador.

(55)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Ahora bien, dado que el supuesto anterior es falso, ¿por qué entonces es tan
caro estudiar en Chile? ¿Y por qué los aranceles y matrículas suben su va-
lor constantemente? Una de las explicaciones más plausibles para esto, y que
desarrollaremos con mayor profundidad en el capítulo IV, dice relación con
las enormes diferencias que entraña el contar o no con estudios superiores
respecto a la futura inserción en el mercado del trabajo. Esto hace que la
demanda por credenciales de educación terciaria sea altamente
inelástica, es decir, no se vea mayormente afectada hacia la baja aún cuando
los precios tiendan constantemente a subir. Por el contrario, dado el carácter
del mercado del trabajo chileno, hoy todo garantiza que la demanda por edu-
cación superior será creciente, independientemente de los niveles o variacio-
nes en el precio.

Un análisis más pormenorizado respecto a la composición y estructura de


estas cifras excede el objetivo del presente informe, pero en el Gráfico 2 es po-
sible observar una simple constatación que habla mucho por sí sola. La línea
punteada (gris) del gráfico hace referencia a precios por concepto matrícula
de pregrado por estudiante en el sistema universitario y son cobrados por las
instituciones de ésta categoría, medidos en millones de pesos en el eje izquier-
do. Por su parte, la línea continua (negra) refleja la evolución de la matrícula,
medida en miles de estudiantes (eje derecho). Es posible observar, para el pe-
ríodo 2005-2012, cómo ambas dimensiones convergen hacia el alza. También
se puede ver que los precios al comienzo del período experimentan ciertas
oscilaciones para luego experimentar alzas bruscas al terminar la serie de
años, y paralelamente a aquello la matrícula evoluciona de manera constante
sin verse afectada por estas oscilaciones en los precios. Esto da cuenta de una
demanda (matrícula de estudiantes) altamente inelástica, es decir, muy poco
afectada por las oscilaciones en los precios.

(56)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 2 – Precios por concepto de aranceles de pregrado (millones de pesos) y matrícula


pregrado (miles), 2005-2012.

2,3 700
Millones de Pesos por concepto de

Miles de Matriculados de Pregrado


2,25 600
2,2
500
2,15
aranceles

400
2,1
300
2,05
200
2

1,95 100

1,9 0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Precios aranceles Matrícula Total

Fuente: Elaboración propia en base a serie CNED.

Una vez planteadas estas consideraciones iniciales, corresponde caracterizar


la composición de cada uno de los “nichos” de universidades enunciados en
el Capítulo II (Tradicional-Selectivo, Tradicional-No Selectivo, No Tradicio-
nal-Selectivo y No Tradicional-No Selectivo) en cuando a sus respectivas ten-
dencias en materia de expansión de su matrícula y de sus ingresos.

Posteriormente, teniendo la anterior caracterización como contexto y marco


de comparación entre tipos de instituciones, se examinarán las decisiones de
inversión “por estudiante” realizada para el período 2005-2013 en los elemen-
tos mínimos para el desarrollo sostenido de las funciones básicas de una ins-
titución universitaria: la docencia y la investigación.

Es importante señalar que se utiliza este mecanismo porque, si bien no existe


información para estimar costos y por lo tanto el flujo completo de recursos,
al menos sí es posible a través de esta vía aproximarse a ciertas decisiones
de inversión de las instituciones. En teoría debiera esperarse que las asigna-
ciones por estudiante en este tipo de insumos sean al menos balanceadas en
relación a la curva de ingresos por cada institución: es decir, si los ingresos
crecen, las dotaciones per-cápita de recursos mínimos para la docencia y la
investigación en teoría debiesen también a crecer, y no a estancarse o dere-

(57)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

chamente decrecer. Cuando aquello no ocurre (como se verá en varios mo-


mentos a continuación) constituye, al menos, una voz de alerta.

1. EVOLUCIÓN DE CADA “NICHO” INSTITUCIONAL: MATRÍ-


CULA E INGRESOS

Anteriormente en el Capítulo II se presentó la clasificación de los cuatro tipos


de instituciones y en cuál categoría se agrupaba cada universidad. Solamente
a modo de recordatorio, se debe señalar que alrededor del 76% de las institu-
ciones se concentran en los nichos “extremos”, es decir, en el nicho Tradicio-
nal Selectivo y el nicho No Tradicional No Selectivo. El porcentaje mayor lo
obtiene el nicho No Tradicional-No Selectivo. Esta composición institucional
se mantiene en el tiempo, dada las condiciones rígidas para el traspaso de
universidades de un nicho a otro, sobre todo debido al criterio de selectividad
académica, existiendo sólo una institución (U. Nacional Andrés Bello) que se
encuentra constantemente en el “límite” entre el nicho Selectivo y el nicho No
Selectivo dentro del mundo No Tradicional.

Gráfico 3 - Porcentaje de universidades según nicho.

32% Tradicional Selectivo

44%
Tradicional No Selectivo

No Tradicional Selectivo

14% No Tradicional No Selectivo

10%

Fuente: Elaboración propia en base a serie CNED.

Ahora bien, si se considera ya no la cantidad de instituciones, sino la de


estudiantes matriculados, también es posible observar una primacía de
los nichos “extremos”. Sin embargo, la Tabla 2 muestran también una partici-

(58)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

pación creciente del sector No Tradicional en general, siendo así el tipo de ins-
tituciones surgidas post reforma de 1981 las que empujan en mayor medida el
crecimiento de la matrícula del sistema universitario.

Tabla 2 - Porcentaje de la matrícula según nicho, principio y final del período 2005-2012.

Cantidad de Cantidad de Variación en


Porcentaje Porcentaje
Nichos estudiantes estudiantes participación
del total en del total en
institucionales matriculados matriculados en el total
2005 2012
en 2005 en 2012 2005-2012

Tradicionales 244.747 54,0% 262.213 41,4% -12,6%


Selectivas
Tradicionales No 17.383 3,9% 23.835 3,8% -0,1%
Selectivas
No Tradicionales 60.026 13,2% 103.720 16,5% 3,3%
Selectivas
No Tradicionales 130.104 28,6% 241.845 38,3% 9,7%
No Selectivas

Fuente: Elaboración propia en base a serie CNED.

En cuanto a la participación de cada nicho en los ingresos por concepto


de matrícula de pregrado que acumula el sistema universitario, en la Tabla
3 se observa en el tiempo un crecimiento en la participación en los ingresos
por parte de los sectores No Tradicionales, espacio dentro del cual el nicho
Selectivo (U. Adolfo Ibáñez, U. de los Andes, etc.) obtiene porcentajes mayores
que los registrados en la participación de matrícula, debido a que sus arance-
les son altos considerando los niveles del sistema. Dentro del mundo Tradi-
cional, la gran parte de los recursos obtenidos de las rentas de los hogares la
obtiene el nicho Selectivo, relegando al nicho No Selectivo a una participación
marginal.

(59)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Tabla 3 – Porcentaje de los ingresos reales por matrícula según nicho, en el principio y final
del período 2005-2012 (en millones de pesos chilenos).

Ingresos reales Ingresos reales Variación en


Porcentaje Porcentaje
Nichos totales por totales por participación
del total en del total en
institucionales matrícula en matrícula en en el total
2005 2012
2005 2012 2005-2012

Tradicionales 456.000 49,9% 582.000 41,1% -9,8%


Selectivas
Tradicionales No 273.300 3,0% 39.100 2,8% -0,2%
Selectivas
No Tradicionales 171.000 18,7% 318.000 22,5% 3,8%
Selectivas

No Tradicionales 259.000 28,4% 476.000 33,6% 5,2%


No Selectivas

Fuente: Elaboración propia en base a serie CNED.

2. COMPOSICIÓN SOCIOECONÓMICA Y SEGREGACIÓN

Caracterizar socioeconómicamente a las instituciones universitarias es rele-


vante a la hora de comprender las decisiones tomadas en función a este factor
y poder evaluar sus resultados respecto a estos. Es decir, es pertinente consi-
derar la composición de sus estudiantes a la hora de evaluar los desempeños
de las instituciones; y a su vez, también es pertinente medir los rendimientos
asociados a la calidad entregada por mayores niveles de integración social,
que permiten el enriquecimiento del aprendizaje adquirido.

Para esto se proponen dos tipos de indicadores, y también se anexan las com-
posiciones a nivel porcentual por tipo de nicho de selectividad/tradicionali-
dad (ver Anexos 3 y 4).

INDICADOR DE SEGREGACIÓN

El Gráfico 4 presenta un “Indicador de Segregación”15 compuesto por la pro-


porción de estudiantes provenientes de colegios particulares pagados en

15 Indicador utilizado por Meller en libro “Universitarios, ¡el problema no es el lucro, es


el mercado!”, 2011.

(60)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

relación al total de estudiantes. Este indicador devela cuán heterogénea (u


homogénea) es su composición social en la medida de la concentración de
establecimientos condicionados a financiamiento particular exclusivamente,
es decir, a mayores valores del indicador, mayor será la segregación del nicho
en cuestión en favor de estudiantes de las capas altas. Esto permitirá evaluar
posteriormente las trayectorias de aquellos alumnos según la institución don-
de son clasificados, y a su vez el desempeño de las propias instituciones.

Gráfico 4: Indicador de Segregación (Particular Pagado/Total).

60

50

40

30

20

10

0
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

No Tradicional No Selectivo Tradicional No Selectivo

No Tradicional Selectivo Tradicional Selectivo

Fuente: Elaboración propia desde Base SIES para Matrícula año 2007-2013.

(61)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Como se observa en el gráfico, la concentración de alumnos de colegios paga-


dos por sobre los otros tipos de establecimientos es mayor en las instituciones
selectivas, donde las no tradicionales están muy por sobre las tradicionales
(50,58% y 21,0% respectivamente para el indicador de segregación), lo que
habla de altamente segregados que son las instituciones post 81’ para las elites
(las “selectivas”, planteles como la U. de Los Andes o la U. Adolfo Ibáñez).

Aun cuando en el peso total de la matrícula, las instituciones tradicionales


pesan mucho más (como se vio anteriormente en el Gráfico 5), estas últimas
presentan una mayor heterogeneidad entre ellas, existiendo en este nicho ins-
tituciones menos segregadas y con mayor incidencia de los establecimientos
no pagados o subvencionados16.

Ahora, si vamos a las instituciones de masas, o no selectivas, se observa drás-


ticamente como éstas tienen poca incidencia en la concentración de matrícula
de estudiantes de colegios particulares pagados, presentando una distribu-
ción más heterogénea respecto a los otros dos tipos de colegios (ver Anexo
4). Ahora bien, en el nicho no tradicional no selectivo esto resulta del todo
esperable si se considera que, como se vio antes, ahí reside la mayor explica-
ción de la expansión de la matrícula y de ese 7 de cada 10 nuevas familias que
ingresan al sistema de educación superior universitaria.

INDICADOR DE NO DIVERSIDAD

El Gráfico 5 presenta para cada nicho la evolución del Indicador de


No-Diversidad17, el cual mide el número de alumnos de colegios Particulares
Pagados respecto del número de alumnos de colegios Municipales. Al igual
que en el anterior, altos valores del indicador darán cuenta de una elevada
segregación en favor de estudiantes de sectores socioeconómicos altos, mien-
tras que valores menores indicarán una mayor prevalencia en este caso de
estudiantes de sectores más bajos.

16 Como ejemplo está la UTEM y la UPLA (con 4,75% y 4,99% respectivamente para el
indicador de segregación), y por otra parte en el extremo opuesto está la PUC con 66,33% para
dicho indicador.

17 Indicador utilizado por Meller en libro “Universitarios, ¡el problema no es el lucro, es


el mercado!, 2011.

(62)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Grafico 5: Indicador No-Diversidad (Particulares Pagados/Municipales).

6,00

5,00

4,00

3,00

2,00

1,00

0
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

No Tradicional No Selectivo Tradicional No Selectivo

No Tradicional Selectivo Tradicional Selectivo

Fuente: Elaboración propia desde Base SIES para Matrícula año 2007-2013.

Se observa, al igual que en el indicador anterior, que las universidades de


la cota alta y no tradicional son las que poseen menor diversidad dentro de
la composición de los alumnados, donde existe más sobre representación de
los colegios particulares pagados por sobre municipales18. La diferencia es
brusca respecto al otro nicho selectivo, el tradicional, el que presenta indica-

18 Los ejemplos más extremos son la UAI (40 puntos en el indicador) y la UANDES
(36,65). En el otro extremo, dentro de este nicho la institución que tironea en parte la tendencia
hacia abajo es la UNAB (1,68)

(63)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

dores bajo el 1, donde las universidades más antiguas son las que jalonan el
indicador hacia arriba (PUC y UCH)19, lo que es evidente por su alto nivel de
selectividad a través de la PSU.

Si vamos a las Instituciones No Selectivas, se observa una mayor diversidad,


predominando los colegios Municipales de procedencia de los alumnos de es-
tas, con indicadores bajo 1. Por ende, es pertinente mencionar la correla-
ción entre PSU, tipo de establecimiento educacional y por último
Nivel Socioeconómico, más aún pensando en que las Universidades de
elite no tradicionales, además de seleccionar por PSU, presentan aranceles
más altos del sistema.

El resultado es un alto grado de homogeneidad intra-instituciones, donde las


más selectivas presentan mayor presencia de colegios pagados, y las menos
selectivas presentan mayor presencia de alumnos procedentes de colegios
municipales, cuestión que repercute en las trayectorias individuales posterio-
res. En síntesis, lo que se puede concluir con ambos indicadores presentados
es que existen universidades altamente segregadas que mantienen los
vicios segregativos provenientes desde el sistema escolar, donde la PSU re-
presenta un fiel reflejo de una distribución segregada de los estudiantes en las
instituciones altamente homogéneas en su interior. Esto se ve especialmente
reflejado en las instituciones selectivas creadas posterior a la reforma del ’81,
la que ha entregado resultados paupérrimos a la hora de la integración social
y la distribución de oportunidades.

3. DOCENCIA

Como antes se ha mencionado, uno de los indicadores principales en los cua-


les las instituciones pueden ser sometidas a la revisión de sus costos impres-
cindibles dentro de las funciones elementales de una institución educativa, es
su dotación docente, tanto en su cantidad, calidad, y las funciones que cum-
plen dentro de ésta (formación de cuerpos académicos sólidos que cumplen
diversos roles además de la propia docencia).

19 El promedio para los años que componen la serie es de 5,34 y 1,37puntos respectiva-
mente.

(64)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

TENDENCIA Y CONFIGURACIÓN DE LOS CUERPOS DOCENTES


A NIVEL DE SISTEMA

En el Capítulo II se explicitaron las premisas que a efectos del presente tra-


bajo definen un cuerpo académico adecuado, asumiéndose que una jornada
completa implica mayores probabilidades de desarrollar más funciones den-
tro de una institución educativa, así como de adquirir un mayor compromiso
con el proyecto educativo de la institución a la cual se pertenece.

Así pues, es posible observar que los comportamientos y decisiones de los


diferentes “nichos” de instituciones universitarias descritos anteriormente,
dice relación con la composición de sus académicos en términos de sus res-
pectivos tipos de contratos (jornada completa, media o por hora). Para esto,
una primera mirada relevante es análisis de la distribución de la totalidad
de la planta de académicos, desagregada según estos respectivos grupos de
instituciones.

La Tabla 3 muestra la distribución de académicos a Jornada Completa (iz-


quierda) y por Horas (derecha) de todo el sistema universitario, según su ubi-
cación en cada uno de estos grupos.

Tabla 3 - Académicos Jornada Completa – Académicos Jornada por Hora, por nichos institu-
cionales.

Porcentaje Porcentaje Variación en Porcentaje Porcentaje Variación


Nichos del total de del total de participación del total de del total de en partici-
académicos académicos en el total académicos académicos pación en el
institucionales
de planta en de planta en 2005-2012 a horas en a horas en total 2005-
2005 2012 2005 2012 2012

Tradicionales
Selectivas 67,4% 59,5% -7,9% 29,2% 23,5% -5,7%
Tradicionales
No Selectivas
8,4% 5,4% -3,0% 5,0% 3,3% -1,7%
No Tradicionales
Selectivas 10,0% 16,1% 6,1% 26,3% 26,7% 4%

No Tradicionales
No Selectiva 14,1% 19,0% 4,9% 39,4% 46,5% 7,1%

Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

(65)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

De acuerdo al gráfico, al año 2013 cerca del 70% de los académicos a Jornada
Completa se ubican en el sector Tradicional. Por contrapartida, los profesores
“taxis” encuentran su nicho en las universidades surgidas post reforma de
1981 (No Tradicionales), en tanto al año 2013 cerca del 68% de estos académi-
cos se concentran en dicho sector.

Se observa también que estas cifras responden a tendencias que se mantie-


nen relativamente constantes en el período analizado, con lo cual se puede
distinguir un comportamiento claramente diferenciado entre uno y otro tipo
de instituciones según el carácter de su inversión en académicos, cuestión que
llama la atención si se considera que (como fue anteriormente expuesto) las
instituciones No Tradicionales presentan una participación creciente tanto en
la matrícula como en los ingresos que percibe el sistema universitario en su
conjunto.

Por otra parte, al realizar el análisis desde la selectividad de las instituciones,


se observa la ventaja en que presentan en términos de académicos de jornada
completa las instituciones Selectivas. Por contrapartida, los profesores “taxis”
se concentran mayoritariamente en universidades No Selectivas.

CANTIDAD Y CALIDAD DE LA DOCENCIA: POR NICHOS INSTI-


TUCIONALES

Una vez observada la configuración a nivel de sistema de las dotaciones de


docentes, es pertinente preguntarse sobre los estimulo que provoca la com-
petencia para la conformación de cuerpos académicos adecuados tanto en su
cantidad per cápita por alumno, como también en la calidad de estos medidos
por el nivel de credenciales que estos poseen.

Para ello se han generado dos indicadores: uno de cantidad (QD) y otro de
calidad (CD) de la docencia por instituciones (el detalle de su construcción se
puede ver en el Anexo 1). Estos serán contrastados con los ingresos perci-
bidos en promedio20 por cada institución por concepto de matrícula
de pregrado en la serie de años del 2005 hasta el 2012, de manera de poder
hacer un análisis longitudinal de la tendencia de ambas informaciones.

20 En lo sucesivo, se utilizarán los ingresos promedio por institución (y no las cifras tota-
les como se presentaron en los gráficos y tablas anteriores). La razón es permitir la comparación
con variables relativas como lo son las que se utilizarán en materia de docencia e investigación.

(66)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Se presenta a continuación el contraste entre estos indicadores (QD y CD) y


los ingresos, tomando como primera referencia para comparar la Selectividad
de las instituciones. Cada uno de los respectivos gráficos que se presentan a
continuación muestran en su eje izquierdo la evolución de los ingresos y el eje
derecho los valores de los indicadores QD y CD.

Gráfico 6 - Cantidad (QD) y Calidad (CD) de la docencia, en nichos institucionales Selectivos


(Tradicional / No Tradicional).

Tradicionales No Tradicionales
40.000 4,5 40.000 4,5

35.000 4 35.000 4
3,5 3,5
30.000 30.000
3 3
25.000 25.000
MM$
MM$

2,5 2,5
20.000 20.000
2 2
15.000 15.000
1,5 1,5
10.000 10.000 1
1
5.000 0,5 5.000 0,5
0 0
20 5
06

07
08
09
10

11
12
20 5
06

07
08
09
10
11
12

0
0

20
20
20

20
20

20
20

20

20
20
20
20

20
20

Ingreso real promedio


Cantidad Docencia Calidad Docencia
por institución

*Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

El Gráfico 6 da cuenta de los datos señalados para las “universidades de éli-


te” (Selectivas). En general se aprecia una brecha creciente entre la evolución
de los ingresos y la que experimentan los indicadores de cantidad y calidad
de la docencia. En particular el nicho No Tradicional-Selectivo presenta una
brecha más pronunciada, a pesar de la tendencia lineal ligeramente creciente.

Esto es explicado, por una parte, por la función creciente de ingresos observa-
da para este nicho (más pronunciada en comparación al nicho Tradicional). Y
por otra parte, los bajos valores de los indicadores de QD y CD, lo que eviden-
cia poco estimulo de inversión en docencia para dicho nicho.

(67)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 7 - Cantidad (QD) y Calidad (CD) de la docencia, en nichos institucionales No Selecti-


vos (Tradicional / No Tradicional).

Tradicionales No Tradicionales
40.000 4,5 40.000 4,5

35.000 4 35.000 4
3,5 3,5
30.000 30.000
3 3
25.000 25.000

MM$
MM$

2,5 2,5
20.000 20.000
2 2
15.000 15.000
1,5 1,5
10.000 10.000 1
1
5.000 0,5 5.000 0,5
0 0

20 5
06

07
08
09
10

11
12
20 5
06

07
08
09
10
11
12

0
0

20
20
20

20
20

20
20

20

20
20
20
20

20
20

Ingreso real promedio


Cantidad Docencia Calidad Docencia
por institución

*Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

Las instituciones No Selectivas (Gráfico 7), por su parte, son las que presen-
tan las mayores brechas entre ingresos y cantidad-calidad de la docencia
de todo el sistema. Ahora bien, dentro de estas “universidades de masas” es
posible observar marcados contrastes entre un nicho y otro. Por un lado, el
sector Tradicional-No Selectivo (principalmente instituciones regionales del
CRUCH) es de los 4 nichos el que percibe menores ingresos, y es posible apre-
ciar que el nivel de tendencia en CD es superior al nivel de la tendencia lineal
de ingresos reales, y que ambas tendencias presentan pendientes similares,
de lo que cual se desprende que la magnitud de la brecha no sufriría en el
tiempo cambios bruscos.

Por contrapartida, el sector No Tradicional No Selectivo, es el que más ha


crecido en esta serie de años y que explica gran parte de la expansión del
sistema, asemejándose a la estructura de ingresos percibidos a los primeros
nicho. Sin embargo, esta expansión no encuentra para nada un correlato en
su dotación de académicos. La magnitud de la brecha es significativamente
mayor a la presenciada en el nicho Tradicional, y con tendencias lineales (in-

(68)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

gresos reales promedio por institución, CD y QD) que en el tiempo divergen,


agrandando aún más la brecha. Asimismo, es el sector que presenta los indi-
cadores de cantidad y calidad docente más bajos, a lo cual se puede extender
el argumento a la calidad educativa ofrecida para los estudiantes provenien-
tes de aquellas familias que recién ven a sus integrantes ingresar al sistema
de Educación Superior.

A modo de síntesis previa de este punto, se pueden apreciar que las institu-
ciones que inciden mayormente en el aumento de la brecha producida entre
ingresos e inversión en académicos, son aquellas instituciones que poseen
menor control público (No Tradicionales). A esto se suma el que los nichos
selectivos son los que mayores ingresos por institución perciben, lo que incide
directamente en la brecha ingresos-inversión.

Por contrapartida, aquellas instituciones que históricamente han desarrolla-


do sus funciones educativas bajo un mayor control públicos (Tradicionales),
tienden a presentar mejores indicadores en el acápite mínimo de docencia,
por ende a reinvertir, y a su vez, presentar tendencias más acorde a sus niveles
de precios e ingresos. Esto es más pronunciado en las “instituciones de ma-
sas”, lo que denota que los más desventajados son aquellos que tienen menos
capacidad de “elegir” a la hora de ingresar al sistema de educación superior,
aquellos que mejor explican la expansión del sistema educativo las últimas
décadas.

RECURSOS PARA LA DOCENCIA: INSUMOS DE BIBLIOTECA A NIVEL


DE SISTEMA

El segundo factor relevante a la hora de hablar sobre la función docente de


las instituciones de educación superior es la dotación de recursos biblioteca-
rios que poseen éstas. La configuración de bibliotecas adecuadas evidencian
los insumos mínimos que debiesen presentar instituciones de carácter edu-
cativo, donde las formas de traspaso de conocimiento debe ser apoyado por
textos adecuados, diversos y disponibles para la totalidad de los estudiantes.
Al igual que en la dotación de académicos, para examinar la evolución de es-
tos insumos para el ejercicio de la docencia se construyeron indicadores de
cantidad (QB) y calidad-diversidad (CB), cuya construcción detallada puede
consultarse en el Anexo 1.

La tendencia para estos indicadores pareciese ser la misma que para el indi-
cador de dotación de Docentes, de forma menos pronunciada considerando

(69)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

tanto la naturaleza de los costos, como la naturaleza del bien mismo (bienes
infraestructurales). Por un lado, la cantidad (dentro de sus fluctuaciones) se
mantiene constante, y la calidad (diversidad de títulos) presenta una tenden-
cia decreciente. De todas maneras, tanto QB como CB contribuyen a aumen-
tar la brecha con respecto a los ingresos percibidos, en continuo crecimiento
(ingresos vs inversión en recursos para la docencia).

Para apreciar que tipo de instituciones y como inciden en la tendencia del sis-
tema, se analizan a continuación las tendencias según nichos institucionales,
y al igual que para la dotación de Docentes (QD y CD), se realizará una síntesis
sobre las incidencias al alza o a la baja de las brechas existentes, según la se-
lectividad como en el tipo de control público sobre estas.

La Tabla 4 da cuenta de la evolución de los recursos de bibliotecas, tanto en su


cantidad de volúmenes como de títulos, diferenciados según su distribución
por cada nicho institucional, de manera de observan donde se alojan predo-
minantemente los insumos de biblioteca para la docencia dentro de las insti-
tuciones universitarias.

Tabla 4 - Volúmenes de Biblioteca (QB) – Títulos de Biblioteca (CB), por nichos institucionales.

Porcentaje Porcentaje Variación en Porcentaje Porcentaje Variación en


Nichos del total de del total de participación del total de del total de participa-
volúmenes volúmenes en el total títulos de títulos de ción en el
institucionales
de biblioteca de biblioteca 2005-2012 biblioteca en biblioteca en total 2005-
2005 en 2012 2005 2012 2012

Tradicionales
Selectivas 74,6% 67,8% -6,8% 67,1% 60,3% -6,8%
Tradicionales
No Selectivas
5,2% 4,5% -0,7% 6,5% 5,9% -0,6%
No Tradicionales
Selectivas 10,1% 12,0% 1,9% 13,0% 16,9% 3,9%

No Tradicionales
No Selectiva 10,2% 15,6% 5,4% 13,5% 17,0% 3,5%

*Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

Al igual que en la dotación de académicos, pero con tendencias más extre-


mas, se puede observar que tanto para la cantidad de volúmenes de biblioteca,
como para la diversidad de títulos, su gran mayoría se alberga en los nichos
Tradicionales, guardando las proporciones para cada nicho. Sumado al factor

(70)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

tamaño de matriculados e ingresos percibidos por ello, se pueden apreciar las


disimilitudes respecto a los insumos para la docencia con estos factores, lo
que demuestra el bajo estímulo a la inversión en insumos básicos para poder
impartir educación, más aún si se considera que la tendencia se aprecia más
bien constante en el período analizado.

Poniéndolo en cifras, se observa que cerca del 70% de los insumos para la
docencia (ambos indicadores) se encuentran en establecimientos Tradiciona-
les. Por contrapartida, cerca del 30% de la totalidad de recursos de biblioteca
del sistema universitario chileno, se reparte para cerca del 52% de estudian-
tes que componen el sector No Tradicional, gran parte de los cuales explican
mayormente la expansión del sistema. Esto habla de la relación dispar de las
herramientas percibidas por estos alumnos según su nicho institucional, y los
niveles de inversión propiciados por las instituciones ara suministrarlos a sus
estudiantes.

CANTIDAD Y CALIDAD DE INSUMOS DE BIBLIOTECA: POR NICHOS


INSTITUCIONALES

Al igual que para la conformación de cuerpos académicos, una vez observa-


da la configuración a nivel de sistema de los recursos bibliotecarios para la
docencia, es pertinente preguntarse sobre los estimulo que provoca la com-
petencia para la adquisición adecuada de recursos de bibliotecas tanto en su
cantidad per cápita por alumno, como también en la calidad de estos medidos
por el nivel de credenciales que estos poseen. Bajo las tendencias al alza an-
teriormente enunciadas, es hora de apreciar la tendencia entre la brecha de
crecimiento de los ingresos por estudiante21 percibidos por parte de las ins-
tituciones y la tendencia a invertir en recursos de biblioteca para captar, bajo
este hecho estilizado, los estímulos a ofrecer recursos de calidad educativa.

Tal como en el análisis de las dotaciones de académicos, para cada uno de


los respectivos gráficos que se presentan a continuación se muestra en su eje
izquierdo la evolución de los ingresos y en el eje derecho los valores de los
indicadores QB y CB.

21 En el análisis de esta dimensión se trabajará con los ingresos promedio por estudian-
te (es decir, los precios), con el fin de utilizar la misma unidad de comparación que los indicado-
res QB y CB.

(71)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 8 - Cantidad (QB) y Calidad (CB) de insumos de biblioteca, en nichos institucionales


Selectivos (Tradicional / No Tradicional).

Tradicionales No Tradicionales
3,5 40 3,5 40
3 35 3 35

Millones de pesos chilenos


Millones de pesos chilenos

30 30
2,5 2,5
25 25
2 2
20 20
1,5 1,5
15 15
1 10 1 10
0,5 5 0,5 5
0 0 0 0

20 5
06

07

20 8
09

10

20 1
12
20 5
06

07
08
09

10

20 1
12

1
1

0
0

20
20

20
20

20
20
20
20

20
20
20

Precio Promedio por


concepto de aranceles Cantidad Biblioteca Calidad Biblioteca
de pregrado

*Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

En las instituciones Selectivas (Gráfico 8) los indicadores QB y CB por lo ge-


neral tienden a mantenerse constantes (salvo QB para el nicho tradicional),
debido a la naturaleza constante e infraestructural del bien. Ahora bien, se
aprecian diferencias estructurales entre nichos, tanto en los ingresos que per-
ciben uno y otro, como también en los indicadores referentes a los insumos
de biblioteca. Dentro del mundo de las instituciones de élite, se aprecia una
diferencia de cerca de 18 puntos en QB y de alrededor de 5 puntos aproxima-
damente en CB entre el sector Tradicional y No Tradicional.

En el nicho Tradicional, la tendencia del precio tiende a converger con la ten-


dencia lineal de Cantidad de Recursos para la Docencia y a diverger con la
tendencia lineal de Calidad de Recursos para la Docencia. En el nicho No Tra-
dicional, la tendencia de ingresos posee una mayor pendiente, divergiendo
con las tendencias de ambos indicadores de recursos para la docencia y for-
mando una brecha mayor respecto de la formada en el nicho Tradicional.

(72)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 9 - Cantidad (QB) y Calidad (CB) de insumos de biblioteca, en nichos institucionales


No Selectivos (Tradicional / No Tradicional).

Tradicionales No Tradicionales
3,5 40 3,5 40
3 35 3 35

Millones de pesos chilenos


Millones de pesos chilenos

30 30
2,5 2,5
25 25
2 2
20 20
1,5 1,5
15 15
1 10 1 10
0,5 5 0,5 5
0 0 0 0

20 5
06

07

20 8
09

10

20 1
12
20 5
06

07
08
09

10

20 1
12

1
1

0
0

20
20

20
20

20
20
20
20

20
20
20

Precio Promedio por


concepto de aranceles Cantidad Biblioteca Calidad Biblioteca
de pregrado

*Fuente: Elaboración Propia, datos extraídos base Índices (CNED).

Al observar los sectores No Selectivos (Gráfico 9), vemos que en el Nicho Tra-
dicional se observa una convergencia entre la tendencia ingreso y la tendencia
de calidad de insumos de biblioteca (CB), formando la primera tendencia, des-
de un nivel inferior, una brecha con la tendencia de cantidad de insumos (QB).

Por otro lado, el nicho No Tradicional marca una tendencia lineal de precios
prácticamente paralela a las de los indicadores de cantidad y calidad. Sin em-
bargo, lo llamativo de lo anterior es que en el sector no tradicional dichos
indicadores QB y CB presentan valores notoriamente más bajos en relación
al sector tradicional (y más aún en relación a los nichos de universidades de
élite). Esto, a pesar de tener precios más altos que su par Tradicional y a ser
(como hemos visto con anterioridad) el sector en el que los ingresos han cre-
cido más en los últimos años. Para mostrar la crudeza de los datos: se observa
un promedio de seis volúmenes de biblioteca por alumno, bajo valor en com-
paración al resto de los nichos. Gran parte de las instituciones que componen
el nicho No Tradicional-No Selectivo presentan hasta menos de 4 volúmenes
de biblioteca por alumno.

(73)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

En síntesis, al igual que en la dotación de académicos, y de manera más acen-


tuada aún, las instituciones Tradicionales contribuyen a reducir la brecha
del sistema. Por contrapartida, aquellas instituciones que han explicado la
expansión del sistema dentro de los años considerados en las series, son las
que presentan peores indicadores en materia de insumos de biblioteca, como
también son las que más propician al alza de la brecha ingresos-inversión.
Por ende este tipo de instituciones son las que menos recursos destinarían
hacia indicadores mínimos de los insumos pertinentes para establecimientos
educativos, y a su vez, son estas (instituciones No Tradicionales) las que más
han expandido sus ingresos percibidos, como el aumento de la matrícula para
este período.

Por otra parte, se puede mencionar, al igual que el acápite referido a la do-
tación de docentes, que las instituciones que ofrecen menores estándares de
calidad, respecto a los recursos bibliotecarios, son justamente las de masas.
Es decir, este tipo de instituciones son las que menos invierten en los recursos
ofrecidos a sus alumnos, que a su vez, son aquellos que precisan de mayores
recursos para poder nivelar la cancha que ya es disímil en el momento de
la entrada. En otras palabras, las instituciones universitarias, según la dota-
ción de recursos para la docencia (tanto en académicos, como en bibliotecas),
aportan a fomentar aún más las diferencias de entradas respecto a los conoci-
mientos y habilidades para enfrentarse al mercado laboral y la sociedad.

4. INVESTIGACIÓN

En Chile, la importancia de contar con una base científica y tecnológica para


el desarrollo es la principal orientación de la Comisión Nacional de Investiga-
ción Científica y Tecnológica, CONICYT, organismo estatal que, como parte
de su política activa de promoción de la actividad científica, provee de finan-
ciamiento a proyectos de investigación mediante varios fondos, siendo los
principales FONDECYT y FONDEF, vigentes hace más de 20 años. Mientras
FONDECYT está orientado a la investigación en todas las áreas del conoci-
miento, FONDEF promueve la asociación entre instituciones de investigación
y empresas u otras entidades, mediante el financiamiento de proyectos I+D
aplicados que provoquen impactos económicos y/o sociales y que contribuyan
a la economía nacional. Ambos fondos requieren el patrocinio de la institu-
ción en la cual el o los investigadores responsables trabajan, siendo las univer-
sidades las que cumplen ese rol en casi la totalidad de los casos.

(74)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Si bien se suele considerar la cantidad de publicaciones indexadas (ISI) como


indicador de productividad científica, en el presente trabajo se decidió consi-
derar además los fondos anteriormente mencionados, a modo de reflejar de
manera gruesa el impulso efectivo de las instituciones de educación superior
a investigaciones de mediana y alta escala en Chile (contextos de producción
científica). En concreto, investigaciones desde las cuales se originan publi-
caciones científicas, pero sobretodo donde efectivamente el vínculo entre el
espacio donde se desarrolla la investigación y el espacio de la producción na-
cional se hace latente. Así, no solamente se coloca la mirada en los resultantes
de la actividad científica, sino en sus procesos y su apoyo institucional.

Tabla 5 – Proyectos FONDECYT adjudicados entre 2005 y 2011, por nichos institucionales.

N° de proyectos Porcentaje N° de Porcentaje Variación en


Nichos FONDECYT del total de proyectos del total de participación
proyectos FONDECYT proyectos en el total
institucionales adjudicados en FONDECYT adjudicados FONDECYT 2005-2011
2005 adjudicados en 2011 adjudicados
en 2005 en 2011
Tradicionales
317 90,3% 442 90,2% -0,1%
Selectivas
Tradicionales No
Selectivas
17 4,8% 10 2,0% -2,8%
No Tradicionales
Selectivas
13 3,8% 34 7% 3,2%
No Tradicionales
No Selectivas
4 1,1% 4 0,8% -0,3%

Fuente: CONICYT.

Al observar las cifras absolutas respecto a los FONDECYT salta a la vista el


peso mayoritario de las instituciones tradicionales selectivas, mostrándose
por contrapartida que las universidades de masas tienden a investigar es-
casamente. Ahora bien, si nos quedásemos solo en estas cifras bien podría
sostenerse que existen “barreras de entrada” históricas para la obtención de
tales fondos, como el tamaño de las plantas académicas de las distintas uni-
versidades, las dotaciones de recursos institucionales para la conformación
de tales plantas, así como la aparición relativamente “nueva” de muchas de las
universidades del sistema.

Para efectos de controlar el hecho de que las plantas académicas son distintas
en tamaño y composición, al momento de recoger la información disponible

(75)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

en el Repositorio Digital de CONICYT sobre los FONDECYT regular y FON-


DEF seleccionados y patrocinados por las universidades chilenas entre 2005 y
2011 (periodo en el cual se dispone de información confiable al respecto), esta
se presenta medida por cada 100 académicos de planta. De esta manera, es
posible dar cuenta de qué hacen las instituciones en materia de investigación
con lo que tienen, y así abordar específicamente la brecha entre los ingresos
que reciben las instituciones por concepto de pregrado (principal fuente de
financiamiento institucional) y la información sobre productividad científica
en 3 indicadores.

Gráfico 10 - FONDECYT a nivel de sistema.

40.000 3

35.000
2,5
30.000
2
25.000
Ingreso real promedio
MM$

20.000 1,5 institución


FONDECYT c/100
15.000 académicos de planta
1
10.000
0,5
5.000

0 0
5

07

08

10

11
0

0
0

20
20
20
20

20
20

20

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

Es necesario observar el comportamiento general del sistema en torno a los


indicadores, en este caso la cantidad de proyectos FONDECYT adjudicados,
parar después poder comparar en niveles más desagregados y cotejar en qué
nichos la brecha se abre o se cierra. La diferencia durante el periodo observa-
do es corta y se mantiene en el tiempo, pues el nivel de ingresos reales (curva
continua) va al alza en un mismo “ritmo” que la adjudicación de este tipo de
proyectos (curva punteada), toda vez que los fondos disponibles también au-
mentan cada año.

(76)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 11 - FONDECYT en nichos Selectivos (Tradicional y No Tradicional).

Tradicionales No Tradicionales

40.000 3 40.000 3

35.000 35.000
2,5 2,5
30.000 30.000
2 2
25.000 25.000

MM$
MM$

20.000 1,5 20.000 1,5


15.000 15.000
1 1
10.000 10.000
0,5 0,5
5.000 5.000
- 0 - 0

05

09
05

09

06

07
08

10

11
06

07
08

10

11

20
20

20
20
20

20
20
20

20

20
20

20
20

20

Ingreso real promedio FONDECYT c/100


institución académicos de planta

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

Dentro del mundo selectivo de las universidades, las tradicionales (gráfico a


la derecha) mantienen una brecha relativamente constante, pues los ingresos
reales promedio aumentan en una proporción parecida a la cantidad de FON-
DECYT adjudicados. La diferencia es positiva en el sentido de que los niveles
de adjudicación de FONDECYT están sobre el nivel de ingresos reales. En
las universidades selectivas no tradicionales la diferencia no sólo es negativa
(el nivel de ingresos se encuentra sobre el nivel de adjudicación), sino que se
agranda en el tiempo, más allá de que la adjudicación de estos proyectos en
este nicho va aumentando lentamente cada año.

Existe una participación mayoritaria de FONDECYT adjudicados por parte


de las instituciones Tradicionales respecto de la participación de las institu-
ciones No Tradicionales, en términos de número de proyectos por cada 100
académicos de planta. Las instituciones Tradicionales registran estos valores
teniendo mayores porcentajes de académicos de planta, respecto del total de
académicos, que los porcentajes observados de las instituciones No Tradicio-
nales. A lo anterior cabe señalar que el requisito para la obtención de estos

(77)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

fondos es pertenecer a la planta académica con un contrato de 22 horas o más


en la institución que entrega el patrocinio, cuestión que en el nicho Tradicio-
nal es parte de la norma, a pesar de la creciente cantidad de académicos con
jornada a horas, pero que no es norma en un mundo No Tradicional donde las
jornadas “a horas” aumentan en cantidad y proporción.

Gráfico 12 - FONDECYT en nichos No Selectivos (Tradicional y No tradicional).

Tradicionales No Tradicionales

40.000 3 40.000 3

35.000 35.000
2,5 2,5
30.000 30.000
2 2
25.000 25.000
MM$
MM$

20.000 1,5 20.000 1,5


15.000 15.000
1 1
10.000 10.000
0,5 0,5
5.000 5.000
- 0 - 0
05

09
05

09

06

07
08

10

11
06

07
08

10

11

20
20

20
20
20

20
20
20

20

20
20

20
20

20

Ingreso real promedio FONDECYT c/100


institución académicos de planta

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

La participación en estos proyectos en el mundo de las universidades no selec-


tivas es más inestable, por distintas razones. Las universidades que componen
el nicho tradicional son principalmente instituciones cuyas sedes se encuen-
tran fuera de Santiago, que enfocan su participación en proyectos FONDEF
orientados al desarrollo de los sectores productivos a nivel regional. Como se
observa en el gráfico de la izquierda, no puede hablarse con propiedad de una
brecha que mantenga algún nivel de regularidad.

En el caso del nicho no tradicional, la brecha crece durante el periodo obser-


vado (mientras los ingresos suben, los FONDECYT adjudicados por cada 100
académicos de planta bajan). Es pertinente mencionar que en este nicho, hay
una menor cantidad de académicos “de planta” así como hay una menor adju-
dicación en los fondos por parte de las instituciones patrocinantes.

(78)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 13 - FONDEF a nivel de sistema.

40.000 1,20

35.000
1,00
30.000
0,80
25.000 Ingreso real promedio
por institución
MM$

20.000 0,60
FONDEF c/100
15.000 cadémicos de planta
0,40

10.000
0,20
5.000

0 -
5

9
10

11
0
0

0
0

20
20
20
20

20
20

20

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

El Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDEF, fue


creado posteriormente a FONDECYT y es más específico, en el sentido de que
tiene más requerimientos y estos son más acordes a la focalización hacia el
sector productivo. Es un fondo al cual las universidades en conjunto con las
empresas pueden postular hace más de 20 años (fue creado en 1991). La can-
tidad de proyectos adjudicados en la totalidad del sistema es menor respecto
a FONDECYT, lo que significa que para efectos del análisis, la curva punteada
que representa los valores en cada año observado es más inestable en la totali-
dad de los nichos, por lo cual, la atención está más bien dirigida a la magnitud
de la brecha en cada nicho respecto de la que se observa para el sistema.

(79)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 14 - FONDEF en nichos selectivos.

Tradicionales No Tradicionales

40.000 0,6 40.000 0,6


35.000 35.000
0,5 0,5
30.000 30.000
0,4 0,4
25.000 25.000

MM$
0,3
MM$

20.000 0,3 20.000


15.000 15.000
0,2 0,2
10.000 10.000
0,1 0,1
5.000 5.000
- -
0 0

20 7

11
5

09
20 7

08
11

10
5

09
08

10

0
0
0

0
0

20
20

20

20
20
20

20

20
20
20

20
20

Ingreso real promedio FONDEF c/100


por institución cadémicos de planta

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

La brecha en las universidades tradicionales es menor respecto a la creciente


diferencia que se aprecia en las instituciones no tradicionales, donde los ni-
veles de adjudicación son constantemente bajos mientras los ingresos reales
promedio van en aumento. En el caso de las tradicionales, los proyectos ad-
judicados son patrocinados tanto por universidades regionales como aquellas
cuya sede se encuentra en Santiago.

(80)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 15 - FONDEF en nichos no selectivos.

Tradicionales No Tradicionales

40.000 0,6 40.000 0,6


35.000 35.000
0,5 0,5
30.000 30.000
0,4 0,4
25.000 25.000

MM$
0,3
MM$

20.000 0,3 20.000


15.000 15.000
0,2 0,2
10.000 10.000
0,1 0,1
5.000 5.000
- -
0 0

07

11
5

09
07

08
11

10
5

09
08

10

0
0

20
20

20

20
20
20

20

20
20
20

20
20
20

20

Ingreso real promedio FONDEF c/100


por institución cadémicos de planta
Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

Dentro del mundo no selectivo, la mayor parte de las sedes universitarias en


el nicho tradicional son regionales, tendiendo a cerrar la brecha con el nivel
de ingresos durante el paso del tiempo, cuestión que no ocurre en el nicho no
tradicional, donde la participación en la investigación de alta escala es prác-
ticamente nula, tendiendo a abrir la brecha a nivel del sistema. Es preciso
recordar que dentro de los proyectos FONDEF regulares que se toman en
cuenta existen aquellos focalizados en el desarrollo regional, que disponen de
recursos del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional.

(81)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 16 - Publicaciones ISI a nivel de sistema.

40.000 140

35.000 120

30.000
100

25.000 Ingreso real promedio


80
por institución
MM$

20.000
60 Publicaciones ISI
15.000 c/100 académicos de
40 planta
10.000

5.000 20

0 0
5

07

08

09

10

11
0

20
20
20
20

20
20

20

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

Este indicador es el que muestra un mayor crecimiento respecto a los ingre-


sos promedio de las instituciones, aumentando durante el periodo el número
de publicaciones de este tipo casi en un 50%. Las universidades de todos los
nichos institucionales marcan números crecientes, aunque las brechas siguen
siendo similares respecto a los indicadores de proyectos de CONICYT ante-
riormente revisados, como lo muestran los siguientes gráficos.

(82)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 17 - Publicaciones ISI en nichos selectivos.

Tradicionales Tradicionales

40.000 50 40.000 50
35.000 45 35.000 45
40 40
30.000 30.000
35 35
25.000 30 25.000 30
MM$

MM$
20.000 25 20.000 25
10.000 20 10.000 20
15 15
10.000 10.000
10 10
5.000 5 5.000 5
- 0 - 0
5

20 7
08
09

10

11

6
07
08
09

10

11
0
0

0
20

20
20

20
20
20

20

20
20

20

20
20

20
Publicaciones ISI
Ingreso real promedio
c/100 académicos de
por institución planta

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

Las brechas siguen adquiriendo un carácter positivo en las instituciones


tradicionales (curva punteada sobre curva continua, es decir, publicaciones
sobre ingresos) y un carácter negativo en las instituciones no tradicionales,
incluso en la cota alta de la selectividad. Las tasas de publicaciones ISI en las
tradicionales llegan a triplicar los valores respecto de las instituciones selec-
tivas no tradicionales, manteniendo ingresos promedio menores.

(83)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 18 - Publicaciones ISI en nichos no selectivos.


Tradicionales No Tradicionales

40.000 50 40.000 50
35.000 45 35.000 45
40 40
30.000 30.000
35 35
25.000 30 25.000 30
MM$

MM$
20.000 25 20.000 25
10.000 20 10.000 20
15 15
10.000 10.000
10 10
5.000 5 5.000 5
- 0 - 0
5

6
07
08
09

10

11

20 7
08
09

10

11
0

0
0

0
20

20
20

20
20
20

20

20
20

20
20

20
20
Publicaciones ISI
Ingreso real promedio
c/100 académicos de
por institución planta

Fuente: Elaboración propia a partir de base Índices (CNED).

A pesar de las menores barreras implicadas en la publicación de artículos en


revistas científicas respecto de la obtención de fondos de investigación por
parte de CONICYT, las brechas en la cota baja de la selectividad institucional
siguen tendiendo al cierre de la brecha general del sistema en el caso de las
universidades tradicionales, y al alza de la brecha general del sistema en lo
que respecta a las instituciones no tradicionales. Se nota, además, que los rit-
mos de crecimiento de la tasa de publicaciones es muy distinto en cada caso:
cada 100 académicos de planta en las universidades tradicionales se logran
alrededor de 18 publicaciones ISI, mientras en las instituciones no tradicio-
nales, se llega recién el 2011 a un valor de 2 publicaciones ISI cada 100 acadé-
micos de planta, estas últimas con ingresos reales promedio 3 veces superior.

(84)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

IV. GRATUIDAD Y MERCADO DEL TRABAJO

Si la problemática del lucro ha sido una de las grandes ideas fuerza de las
movilizaciones sociales recientes, el otro elemento que ha copado la agenda
política y académica ha sido la bandera de la educación gratuita. Hasta la
fecha el debate circula entre detractores y partidarios de la “gratuidad”, así
como acerca de cuáles son las formas que debería tomar una política de finan-
ciamiento total del sistema, que van desde la generalización indiscriminada
de los mecanismos de “vouchers” (financiamiento a la demanda) hasta una
política de financiamiento estable a la oferta institucional que permita no em-
pujar a las instituciones a competir entre sí, cuestión que además se atraviesa
con el debate acerca de qué tipo de instituciones debiesen ser objeto de finan-
ciamiento estatal.

Ahora bien, dentro de la discusión de la educación gratuita, es quizás la no-


ción misma de “gratuidad” uno de los principales ejes de conflicto. Y es que
desde los mayores detractores de esta idea suele argumentarse el que los sis-
temas de financiamiento público a la totalidad de los estudiantes tienden al
desperdicio de recursos, ya sea por las dificultades que tiene el aparato fiscal
para monitorear el uso de los dineros, como también por los posibles incenti-
vos a no valorar el proceso educativo por parte de los estudiantes. Esta argu-
mentación se puede rastrear desde los orígenes del sistema, sin ir más lejos
el antes mencionado “Ladrillo” de la dictadura militar señalaba como gran
virtud de acabar con la gratuidad el que “dado el costo de la educación, los
educandos desplegarían al máximo su esfuerzo para aprovecharla; de esa
manera dejarían de existir los alumnos eternos y los que van a las universi-
dades a ilustrar su holgazanería” (de Castro et al., 1992).

Sin embargo, para darle una vuelta de tuerca que permita aproximarse a la
discusión de fondo, corresponde en primer lugar despejar los supuestos más

(85)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

simplistas, del tipo “nada es gratis en la vida”. Al respecto es necesario señalar


que, efectivamente, la idea de la existencia de bienes y servicios “gratuitos”
es una falacia, pues todo lo que nos circunda requiere de tiempo de trabajo
socialmente organizado y dirigido para su existencia, lo cual implica un pago
a los factores productivos. No existe familia chilena que dude un segundo de
que “las cosas cuestan”.

Entonces, ¿de qué se habla cuando se discute sobre “gratuidad”?

Uno de los principales desafíos es entender la gratuidad no como el mero pago


de la cuenta, sino como un principio que sea capaz de generar espacios para
la formación de profesionales sin comprometer el futuro económico de estos
nuevos trabajadores (por ende, nuevos hogares). Como mencionamos en el
capítulo anterior, Chile es el país del mundo donde estudiar en la educación
superior resulta más caro en relación a los ingresos per cápita. Frente a esto,
y recordando lo esbozado en el Capítulo I, la política pública desde los años
’80 en adelante, y con mayor fuerza en las últimas dos décadas, ha diseñado
herramientas que convergen en el sistema de créditos educativos, cuyo fruto
más reciente ha sido el cuestionado Crédito con Aval del Estado (CAE).

Este tipo de soluciones a la larga han demostrado contribuir en gran medida


al incremento en los niveles de endeudamiento de los hogares (sobre todo los
que están por formarse). Sin embargo, desde la defensa más ortodoxa al ac-
tual modelo podría responderse que dicha situación aún puede ser beneficiosa
para todos, debido a la alta tasa de retorno de las credenciales superiores en
Chile. Desde esta perspectiva el endeudamiento es más bien una “inversión”,
pues con el salario que se obtiene una vez obtenido el cartón, no hay proble-
ma para cubrir con creces el total de la deuda durante nuestro ciclo de vida
laboral.

Así pues, la pregunta por la gratuidad converge en el largo plazo hacia el rol
asignativo y redistributivo que tiene la educación superior, vale decir, de
si esta genera un incremento efectivo en lo que puede denominarse genérica-
mente como bienestar. Esto hace que la discusión sobre la gratuidad sea inse-
parable de la pregunta acerca de dónde es que aterrizan los profesionales que
forma el sistema de educación superior. En este capítulo buscamos abordar
este aspecto, en particular visto en función de dos variables: la ocupación (o
grupo ocupacional) y los ingresos del trabajo.

(86)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Como fue expuesto en el flujo presentado en el Capítulo II, el espacio en el cual


las credenciales de educación superior “circulan” es una relación entre tres
niveles. En primer lugar, un modo particular de formación y acumulación de
capital humano, cristalizado en el diseño institucional de la educación supe-
rior, cuya expresión para los efectos del análisis de este capítulo es fundamen-
talmente la actual carga de costos en los que incurren los hogares.

En segundo lugar, las dinámicas propias del mercado del trabajo, que se ex-
presan en el pago (salario) que recibe la fuerza de trabajo dado un cierto nivel
de educación y capacitación. Finalmente, la matriz productiva, que alude la
organización del conjunto de factores que permiten la producción general de
bienes y servicios, es decir, una suerte de “rayado de cancha” sobre el cual una
economía puede o no producir ciertos bienes y servicios.

Si bien es extremadamente complejo generar un modelo que permita estimar


de manera diferenciada cada uno de estos efectos, tanto en el tiempo como a
través de los nichos institucionales, al menos es posible observar la tendencia
para cada conjunto de relaciones.

1. SUBEMPLEO PROFESIONAL

Partamos nuestro análisis con la relación más agregada de todas, vale decir, la
relación entre capital humano y matriz productiva. Una primera pregunta que
vale la pena hacerse es si la matriz productiva chilena es capaz de integrar de
manera efectiva a esta fuerza de trabajo creciente en su calificación (o acumu-
lación de capital humano), es decir, si nuestra economía es capaz de integrar
a esta expansiva capa de trabajadores con educación superior. De alguna ma-
nera, esto se traduce en si el rayado de la cancha de nuestra economía es capaz
de “sacar lo mejor de sus jugadores”

El Gráfico 19 muestra la evolución de la tasa de subempleo profesional,


vale decir, el porcentaje de trabajadores calificados que no se desempeña en
ocupaciones de alta presencia técnica y/o profesional. Se consideran tres ex-
tensiones22. En primer lugar, la tasa de subempleo profesional agregada, que
considera a la totalidad de la fuerza de trabajo empleada que ha pasado por
la educación superior estudios en educación y que no se desempeña en oficios
técnico profesionales, como porcentaje del total trabajadores con algún gra-

22 Es importante consignar que los tres indicadores (subempleo profesional agregado, sin
credenciales y con credenciales) tienen la misma base (ocupados en grupos considerados como
profesionales), cuestión que explica el que sus puntos de origen en el gráfico sean convergentes.

(87)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

do de estudios superiores (hayan logrado titularse o no). En segundo lugar,


podemos apreciar la tasa de subempleo profesional sin credenciales, la cual
considera solamente a quienes no han finalizado sus estudios (habiendo pasa-
do por ellos) y, por último, la tasa de subempleo profesional con credenciales,
que considera a quienes sí han finalizado sus estudios.

Grafico 19 – Tasas de subempleo profesional (agregado, con y sin credencial), Ocupados 1990-
2011.

80
70
Tasa de subempleo profesional

60
50
40 Sin credencial
30 Agregado

20 Con credencial

10
0
92

94

96

98

00

03

06

09

11
20
19

19

19

20
19

20
20
20

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

Los resultados son claros en cada uno de estos indicadores. La tasa de subem-
pleo profesional agregado tiene una tendencia prácticamente constante para
la serie, con un promedio que oscila entre el 35% y 40%. Esto significa que
del total de ocupados con estudios superiores, más de un tercio de estos no
encuentra trabajo en un oficio de carácter técnico-profesional.

Ahora bien, las dos tasas de subempleo profesional específicas tienen un com-
portamiento similar en el tiempo respecto de la tasa agregada, pero con la
diferencia de que en caso de quienes tienen su educación superior incompleta,
la tendencia es claramente creciente en el tiempo, mientras que en el caso de
quienes portan una credencial, el comportamiento es más ajustado a la ten-
dencia agregada.

Se puede apreciar que entre quienes no pudieron finalizar sus estudios más

(88)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

de la mitad debe desempeñarse en oficios no técnico-profesionales (una ten-


dencia que oscila entre el 50% y el 66%), mientras que en el caso de quienes
sí finalizaron, la tendencia es constante con valores que oscilan alrededor del
30%. De aquí que podamos adelantar que una de las mayores vías de descre-
me respecto del número de profesionales y técnicos que son integrados de
manera efectiva a la matriz productiva, se encuentre de manera más profun-
da entre aquellos trabajadores que han desertado de la educación
superior.

Ahora bien, esto no aminora el hecho de que en más de veinte años, sólo se
aprecie una variación significativa para toda la serie, la cual se ubica a finales
de la década del ’90, donde se aprecia un aumento general de todas las tasas
de subempleo profesional, lo cual es coherente con la contracción general del
empleo experimentada en Chile en aquel período en el contexto de la crisis
asiática.

2. MATRÍCULA DE EDUCACIÓN SUPERIOR Y MERCADO DEL


TRABAJO

Un segundo aspecto que cabe considerar es la relación entre las tendencias de


crecimiento de la matrícula en la educación superior con las de la fuerza de
trabajo con este tipo de estudios.

Si bien estos dos indicadores son demasiado generales (no captan el carácter
de flujo de ambos fenómenos), al menos permiten obtener un cuadro más di-
námico de la relación entre la formación y acumulación potencial de capital
humano por parte del sistema educativo, y las características de la estructura
del empleo como espacio de recepción (el mercado del trabajo).

Concretamente, al comparar las tasas de crecimiento de la matrícula


con las de los ocupados con estudios superiores, vemos que la primera
es mucho más acelerada que la segunda (ver Gráfico 20). Los datos indican
que la tendencia en el crecimiento de la matrícula en la educación superior
pasa de un 10% a cerca de un 25% entre 1990 y el 2011, mientras que la ten-
dencia para los ocupados con educación superior es prácticamente constante
con valores que oscilan alrededor del 10% para el total de la serie.

(89)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Gráfico 20 – Tasas de crecimiento Matrícula ESUP y Ocupados con ESUP. 1990-2011.

35
30
25
20
Tasa de crecimiento

15 Matrícula ESUP

10 Ocupados ESUP

5
0
-5
-10
2000-2003

2006-2009
2003-2006
1998-2000

2009-2011
1996-1998
1990-1992

1994-1996
1992-1994

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011 (empleo), y Serie SIES, MINE-
DUC (matrícula ESUP).

Aquí entonces es posible esgrimir un primer hecho básico respecto de la fun-


ción asignativa de la educación superior. Controlando por los efectos cíclicos,
la tendencia de incorporación efectiva de estos trabajadores con estudios su-
periores a la estructura del empleo ha permanecido prácticamente inalterada
durante 20 años. Así pues, la educación superior ha experimentado
un crecimiento altamente inorgánico, es decir, no ha respondido ni ha
sido coherente con los ritmos de la composición de la estructura productiva
en el tiempo. Y como se vio en el punto anterior, donde más se ha apreciado
este carácter inorgánico es en la tendencia creciente al descreme laboral
a través de los trabajadores que no logran finalizar sus estudios.

(90)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

3. EDUCACIÓN SUPERIOR Y SALARIOS

BRECHAS SALARIALES ENTRE GRUPOS DE TRABAJADORES


SEGÚN EDUCACIÓN SUPERIOR

Ahora bien, pese a todo lo anterior, se suele argumentar que cada año adicio-
nal de escolaridad permite acceder a mejores salarios. Es decir, sin importar
si se logra obtener el título, de todos modos el mercado del trabajo es capaz de
“premiar” cada año adicional en el que se ha estudiado dentro de una institu-
ción de educación superior. El Gráfico 21 muestra la evolución de los salarios
reales de la fuerza de trabajo, haciendo la distinción entre quienes alguna vez
pasaron por la ESUP y entre quienes no.

Gráfico 21 – Salarios reales promedio, Ocupados con ESUP y sin ESUP, 1990-2011.

900.000
800.000
Salario real promedio

700.000
600.000
500.000
400.000 Nunca ha pasado por la ESUP
300.000 Ha pasado por la ESUP
200.000
100.000
0
00

06
09
20 3
0

8
6
4
2

11
0
9

9
9
9
9
20

20

20
20
19

19
19
19
19

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

Los resultados dan cuenta de que el perfil de ingresos para quienes han pasa-
do por la ESUP siguen una tendencia creciente (llegando a un nivel promedio
que bordea los $800.000 pesos23), mientras que para quienes nunca han pa-
sado por ella, éste se muestra más plano (llegando a un nivel promedio que
bordea los $300.000 pesos). De aquí que la diferencia promedio pasa de los
$400.000 pesos en 1990 a los $500.000 pesos para el 2011 (es decir, una di-
ferencia total de $100.000 pesos para el total de la serie).

23 En lo sucesivo, todas las cifras de salarios que se presenten deben leerse como “pesos
por mes”.

(91)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

No obstante, en virtud de las cifras comentadas en los puntos anteriores, vale


la pena interrogarse sobre la composición de esta fuerza de trabajo que ha pa-
sado por la educación superior. En efecto, el Gráfico 26 muestra la desagrega-
ción de los ingresos promedio de la ocupación principal, según si los estudios
superiores fueron completados o no. Se presentan para cada año entre 1990-
2011 y también sus tendencias lineales en dicho período.

Gráfico 22 – Salarios reales promedio, Ocupados con ESUP Completa, Incompleta y sin ESUP,
1990-2011.

1.000.000
Salario real promedio

800.000 Nunca ha pasado


por la ESUP
600.000

400.000 ESUP incompleta

200.000
ESUP completa
0
00

06
09
20 3
0

98
6
4
2

11
0
9
9
9
9

20
20

20

20
19
19
19
19
19

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

Al hacer este análisis más fino se tiene que la tendencia creciente señalada al
comienzo de este punto (Gráfico 22) se encuentra fundamentalmente alimen-
tada por quienes sí han logrado finalizar sus estudios. De hecho, los resulta-
dos son concluyentes en señalar que el perfil de ingresos de quienes no han
podido terminar la educación superior se acerca mucho más (en
su nivel y tendencia), al de quienes nunca han pasado por ella que
a los que sí la completaron. Incluso más, la tendencia lineal en los ingresos
de los que nunca han cursado estudios superiores es levemente más creciente
que la de los que no los completaron, que prácticamente se mantiene cons-
tante.

Esta idea se refuerza aún más al observar el Gráfico 23, que sintetiza las dife-
rencias de ingreso entre estos segmentos de la fuerza de trabajo ocupada. La
curva punteada muestra la diferencia entre el salario promedio entre quienes
pudieron completar sus estudios y quienes no, mientras que la curva continua

(92)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

es la diferencia entre el salario de quienes no han terminado la educación


superior y quienes nunca han pasado por ella. Es posible apreciar una brecha
creciente entre ambas diferencias, es decir, no solamente quienes no han ter-
minado la educación superior están más cerca de los que nunca han pasado
por ella que de quienes sí pudieron terminar sus estudios terciarios, sino que
además estas diferencias tienden a agudizarse a medida que avanza el perío-
do analizado.

Gráfico 23– Diferencias en el promedio del salario real, entre Ocupados con ESUP Completa,
y entre Incompleta y sin ESUP, 1990-2011.

500.000
450.000
400.000
350.000
300.000
250.000 ESUP Incom-No ESUP
200.000 ESUP Comp-Icom
150.000
100.000
50.000
0
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2003 2006 2009 2011

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

DESIGUALDAD DE INGRESOS AL INTERIOR DE CADA GRUPO

Otro paso fundamental para el análisis del mercado del trabajo en esta pers-
pectiva, es ver hasta qué punto estos grupos son más o menos homogéneos
internamente y, por ende, más o menos desiguales en cuanto a su distribución
del ingreso. De aquí pueden inferirse algunos hechos básicos para el análisis
del rol distributivo y redistributivo de la educación superior.

Una primera forma, simple y eficiente, de resolver este problema es mediante


el análisis del ratio de ingresos entre el 5% más rico y el 5% más po-
bre (o dicho de otra manera, los percentiles 95 y 5). En palabras simples, se
trata de ver cuántas veces “cabe” el ingreso del 5% de menores ingresos dentro
del ingreso del 5% más rico. Así pues, si el ratio es igual a 1, significa que el
ingreso de la cota superior es idéntico al de la inferior (completa igualdad) y,
mientras mayor sea el valor de ese indicador, significa una mayor polarización

(93)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

de la distribución del ingreso y, por ende, una creciente desigualdad.

El Gráfico 24 muestra este ratio 95/5 para los ocupados, según si han pasado
o no por la ESUP. Los resultados muestran que si bien la desigualdad de los
ingresos de quienes han pasado por la ESUP es mayor que entre quienes nun-
ca han pasado por ella, ha tendido a mantenerse constante para los primeros
y decreciente para los segundos.

Gráfico 24– Ratio 95/5 Ocupados con ESUP Completa, Incompleta y sin ESUP, 1990-2011.

30,000

25,000

20,000
Nunca ha pasado
por la ESUP
15,000
Ha pasado por la
ESUP
10,000

5,000

0,000
2000

2006

2009
2003
1990

1998
1996
1994
1992

2011

Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

Ahora bien, dado que los ocupados con educación superior no constituyen un
grupo homogéneo, una forma más completa de abordar este problema es, al
igual que a lo largo de todo este capítulo, desagregando el análisis entre quie-
nes han terminado los estudios superiores y quiénes no.

(94)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Gráfico 25 – Ratio 95/5, Ocupados con y sin ESUP, 1990-2011.

25,000

20,000
Nunca ha pasado por la
15,000 ESUP
ESUP Incompleta
10,000

ESUP Completa
5,000

0,000
2000

2006

2009
2003
1990

1998
1996
1994
1992

2011
Fuente: Elaboración propia en base a la serie CASEN 1990-2011.

Los resultados son claros en términos de las diferencias en la evolución de la


desigualdad para los tres segmentos de la fuera de trabajo. Mientras la des-
igualdad tiende a disminuir entre quienes han terminado la educación supe-
rior y entre quienes nunca han pasado por ella (controlando por las diferencias
de nivel), el grupo de ocupados con educación superior incompleta muestra
tendencias crecientes hacia la polarización de sus ingresos, es decir, es uno de
los grupos que alimenta la desigualdad en la distribución del ingreso.

4. ALCANCES FINALES

A lo largo del capítulo se ha intentado dar una forma relativa a las trayectorias
laborales más agregadas en relación a la educación superior. A través de dis-
tintos indicadores ocupacionales y salariales, ha sido posible desprender que
la deserción en los estudios superiores va de alguna configurando una “pér-
dida social irrecuperable”. Esto se evidencia en un subempleo que va en alza
en dicho sector, y en niveles de remuneraciones que difícilmente permitirían
compensar la diferencia con la adquisición de una credencial.

Corresponde finalmente dejar simplemente enunciado un último aspecto en


este punto. Aun considerando todo lo anterior, desde un plano argumentativo
defensor del actual modelo podría argumentarse que la diferencia promedio
bordea los $200.000 mensuales a favor de quienes no han terminado su edu-
cación superior respecto de quienes nunca pasaron por ella.

(95)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Sin embargo, este sería un cuadro incompleto, pues para completar la foto-
grafía debe también considerarse que, a diferencia de quienes nunca cursaron
estudios superiores, aquellos trabajadores que presentan educación
terciaria inconclusa debieron necesariamente incurrir en costos
(ya sea pagando o endeudándose) para llevarlos a cabo.

Una estimación más completa podría obtenerse si es que fuese posible desa-
gregar hasta qué año llegaron estos desertores en una o más carreras (y así
aproximar su función de costos), y así con el flujo completo de costos e ingre-
sos poder generar una aproximación para indicadores más finos tales como el
Valor Actual Neto (VAN)24 de la deserción. Para ello, sin embargo, lamenta-
blemente no existe información pública a la cual se pueda acudir a efectos de
este estudio, por lo tanto queda planteado como inquietud.

24 El VAN es un indicador que permite calcular el valor presente de un conjunto de flujos


de caja futuros, originados por un proyecto. El procedimiento de cálculo consiste en descontar
al “tiempo 0” todos los “flujos de caja” futuros (compuestos tanto por ingresos como por cos-
tos), es decir, actualizarlos al momento inicial mediante una “tasa de descuento”, para así poder
compararlos con la inversión inicial. Esto permite determinar si un proyecto (en este caso, cursar
estudios superiores) es rentable o no.

(96)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

CONCLUSIONES

A lo largo del presente trabajo se ha buscado indagar en la evidencia empírica


con el fin de contribuir a remover los ropajes autocomplacientes con que du-
rante mucho tiempo se vistió la gestión educativa del país, que muchas veces
han servido como bálsamo para esconder una crisis que en sus puntos más
negros adquiere rasgos de estafa. Y es que durante mucho tiempo la educación
superior ha sido presentada como la vía de movilidad social ascendente por
excelencia, donde el esfuerzo individual sería la llave que abriría la puerta de
un futuro mejor para el estudiante y su familia.

La presente investigación, al momento de analizar la relación de la educación


superior con el mercado del trabajo (capítulo IV), corrobora algo que la sabi-
duría popular bien conoce: en Chile, no cursar estudios superiores es
condenarse de manera prácticamente irremediable a la preca-
riedad. Es por esto que año tras año miles de familias vuelcan sus esperan-
zas en la educación universitaria como herramienta para que sus hijos y su
entorno progresen y se desarrollen. Bajo el relato que por años ha sustentado
este modelo, la promesa de una educación superior como herramienta para el
bienestar futuro bien justifica “hacer el esfuerzo” de pagar cuantiosas sumas
o endeudarse con un crédito para poder estudiar.

Sin embargo, aún cuando el costo económico de ingresar a la educación supe-


rior pueda de alguna manera ser sorteado, la altísima segregación del sistema
escolar chileno en la inmensa mayoría de los casos fija el destino de sus estu-
diantes desde el comienzo. Y es así como año tras año grandes y crecientes
cantidades de jóvenes ingresan a instituciones de masas (las que a
lo largo del texto hemos tratado como “No tradicionales no selecti-
vas”), precisamente el sector de instituciones que surgen con posterioridad a
la reforma de 1981 y que son las que explican en mayor medida el crecimiento
del sistema de educación superior.

(97)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

Es a estas instituciones de masas donde ingresan estas crecientes franjas de


jóvenes, en tanto las demás universidades han ido alcanzando su punto de
saturación, y al sistema ya prácticamente no le quedan estudiantes más aven-
tajados socioeconómicamente a los cuales incorporar a alguno de los otros
grupos de institucionales, cuestión que se puso de manifiesto en el Capítulo
III al dar cuenta a modo grueso de la composición social de cada nicho insti-
tucional.

Estas universidades de masas bien conocen la dinámica que las familias atra-
viesan año tras año. Y es a raíz de ella que estas instituciones en la práctica
actúan como pequeños monopolios, muy lejos de un discurso político y social
que por mucho tiempo ha pontificado a favor de la competencia y el mercado.
Este comportamiento se expresa en los aspectos largamente tratados en el ca-
pítulo III del texto: universidades que por un lado aumentan sus ingresos
año tras año, mientras por otra parte invierten escasamente en
mejorar su calidad, en fortalecer sus dotaciones de académicos e insumos
básicos, ni su producción de conocimiento actualizado.

Las mencionadas instituciones no invierten por una razón muy sencilla: por-
que no tienen ninguna razón para hacerlo, pues saben que contarán
con una demanda altamente inelástica a su disposición, es decir, saben que
gracias a las expectativas asociadas a la educación superior, la segmentación
del sistema escolar, y la saturación de las demás universidades, año a año
tendrán asegurada una cantidad de estudiantes dispuestos a ingresar a ellas.

Las consecuencias de esto para las familias, además de las que ya se viven
año a año pagando aranceles o acumulando deuda, se observan de lleno a
la hora de ingresar al mercado del trabajo. Si no cursar estudios supe-
riores representa una vía directa hacia la precarización, cursar-
los tampoco garantiza precisamente escapar de ella. Como se vio
a lo largo del trabajo (especialmente en su capítulo IV), no son menores las
probabilidades de no poder terminar los estudios, salir con una impagable
mochila de deudas, y terminar en un empleo precario ganando casi lo mismo
que alguien que nunca haya pasado por la educación superior. Sin mencionar
también otro tipo de situaciones posibles que exceden el ámbito del presente
texto, como por ejemplo el haber terminado los estudios pero no encontrar
trabajo en lo que se estudió, fruto del crecimiento inorgánico y carente de pla-
nificación que ha experimentado el sistema de educación superior.
He ahí el contraste entre los fundamentos legitimadores del actual modelo

(98)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

de educación superior, y su materialización en la práctica, donde el incumpli-


miento de las promesas hechas a cientos de familias se encuentra en la base
de las movilizaciones sociales recientes. Ni la promesa de que la com-
petencia traería consigo una preocupación por la calidad de la
educación, ni tampoco aquella que versaba sobre la promesa de
un futuro asegurado en el cielo de los profesionales.

De ahí que la resolución del conflicto educacional no puede verse reducida


simplemente a inyectar recursos sin más, aún cuando esta inyección suponga
el financiamiento de los costos totales para la educación superior. Una políti-
ca de gratuidad entendida como simplemente inyectar recursos no hará más
que calmar las aguas más turbulentas en el corto plazo, pero a la larga estos
nuevos recursos pueden terminar constituyendo simplemente un subsidio al
subempleo y a la precarización.

Hoy se juegan posibilidades de transformación profunda a la educación su-


perior, que permita superar la lógica de mercado que ha predominado sin
contrapesos desde 1981 en adelante, y que a lo largo de la historia reciente ha
demostrado que de “mercado competitivo” lo único que tiene es la propiedad
privada y el crecimiento desrregulado.

Para ello, los desafíos recientes hacen necesario poner atención a toda la cade-
na antes descrita, introducir transformaciones respecto a la propia eficiencia
del sistema y a su relación con el mercado del trabajo, comenzando por poner
un decidido punto final al lucro en todos los niveles, pero introduciendo tam-
bién las necesarias reformas complementarias a nivel del mercado del trabajo
y del sistema de innovación y producción de conocimiento en Chile.

Estas líneas, y su relación con el sistema de educación superior, abren desa-


fíos y posibilidades de investigación que pueden y deben ser exploradas en el
futuro. Pero sobretodo, dan cuenta de aspectos cuya transformación debe ir
necesariamente de la mano con la que hoy ocurre en el debate educacional. Si
esta sinergia no ocurre, no hay verdadero cambio posible.

(99)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

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El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

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a-los-bancos-ganancias-por-150-mil-millones/

(104)
Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

ANEXOS

1. CONSTRUCCIÓN DE INDICADORES DE DOCENCIA

1
DJC + DJM
Indicador de Cantidad de Docencia (QD): 2
DJH

1
DPJC + DPJM
Indicador de Calidad de Docencia (CD): 2
DPJH

Indicador de Cantidad de Recursos para la Docencia (QB): VB/Matrícula Total.

Indicador de Calidad de Recursos para la Docencia (CB): TB/Matrícula Total.

Leyenda:

Docentes Jornada Completa/Matrícula = DJC


Docentes Jornada Media/Matrícula = DJM
Docentes Jornada Hora/Matrícula = DJH

Docentes con Posgrado JC/Matrícula = DPJC


Docentes con Posgrado JM/Matrícula = DPJM
Docentes con Posgrado JH/Matrícula = DPJH

Volúmenes de Biblioteca = VB
Títulos de Biblioteca = TB

(107)
El poder económico y social de la Educación Superior en Chile

2. COMPOSICIÓN SEGÚN TIPO DE ESTABLECIMIENTO DE


PROCEDENCIA, NICHOS SELECTIVOS

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
NTS TS NTS TS NTS TS NTS TS NTS TS NTS TS NTS TS

2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Particula Pagado
Particula Subvencionado
Municipal

Fuente: Elaboración propia desde Base SIES para Matrícula año 2007-2013.

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Centro de Estudios Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

3. COMPOSICIÓN SEGÚN TIPO DE ESTABLECIMIENTO DE


PROCEDENCIA, NICHOS NO SELECTIVOS

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
NTNS

NTNS

NTNS

NTNS
TNS

TNS

TNS

NTNS

TNS
TNS

NTNS

TNS

NTNS

TNS

2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Particula Pagado
Particula Subvencionado
Municipal

Fuente: Elaboración propia desde Base SIES para Matrícula año 2007-2013.

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