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XN - ee fi i sefiora dofia Ines oo ae y hie de tore eet Me ication 27 de di- TI, Integracién y desintegracién y bljas de yuestras mercedes. Bs de Cordova, 27 de di ; rogtnal ok 2; desnttraccn © : aiembre de 1594. Besa a vuestra : ional onl espac mas servidor de vuestra merced. Rodrigo de Salinas {rubricado] AJG, leg. Vill, fo. 73-76, | | En esta comunicacién se | las formas que han asumi, vaivén; punto de Hegada siglo anterior, de forma- de macroescala regional; itegracion’ al llegar a un. de un proceso, originado en el Gon de un mercado a un nivel Punto de arranque de su desin nivel critico las contradiccion: Tam. ! luracién y- cuyos ; Presente. Quere- no es demasiado aventurado, sis puede. significar otra pers, 127 126 lla iicioai a LA INTEGRACION REGIONAL DENTRO DEL ESPACIO PERUANO Los limites geograficos impuestos a nuestro campo de observacién requicten una breve explicacién, Hemos es. quivado el vicio tan frecuente de aplicar al tiempo co. Jonial Ia nocién moderna de espacio nacional que cores. ponde ciertamente a otra circunstancia histérica. El uso de esta arbitraria nocién de espacio lleva a confusiones notables. Es pues, que al levantar vallados y parcelar equivocamente los espacios reales de Ia historia colo. nial, los fendmerios econdmicos se vuelven ininteligi, bles a fuerza de ser cizcunscritos a extensiones geogri- ficas que resultan inadecuadas para aprehenderlos en su ‘otaidad. Recordemos, a manera de simple ejemplo, una forma de desvirtuacién: en los andlisis sobre la eco. nomia colonial se transforman en variables y factores externos aquellos que tinica y cabalmente son variables y factores internos. Teniendo en cuenta la trascendencia que conceden los interesados en los problemas del de- sarrollo a la distincién entre externo ¢ interno, disipar Ja confusién no implica un amanerado cambio de pa- labras, sino una precisién fundamental para detectar correctamente los procesos concretos,! De la misma manera, nos parece algo excesivo pensar el espacio colonial hispanoamericano como si fuera un bloque uniforme y homogénco. Pur supuesto que hay X La confusién se proyecta sobre la historia del siglo XIX; por ejemplo, la enconada discusion en la Argentina sobre los efectos de la invasion &¢ los comerciantes ingleses, luego de la apertura comercial decretada et 1810. Los historiadores revisionistas sostienen que ello liguid® las manu facturas textiles del interior del pais, quebrando un proceso de indudable gravitacén en el desarrollo economico ¢ industrial de la naciSn, La verdad gue concluido su primer ciclo econémico de manufactura del algod6n, ¥ despacindose in dtvdnd dominante a sete patches oe depende, ya en el siglo XVII, de la produccién de tejidos bastos de otras regiones del espacio peruano. Pero siendo éste un espacio politica y econd- ‘micamente integrado y con tna divisién regional del trabajo, resulta super~ flua una discusién que versa justamente sobre una regién que no tenie la cspecializacién textil. Para una critica precisa del “imperialismo inglés’ hay que trasladar el enfoque y analizar debidamente sus efectos en las re. giones que, por esa divisién del trabajo, tenfan una especializacién textil: Quito, Jos centros y “bolsones” textiles de la sierra peruana y los Andes Dolivianos. 128 | | | i \, tender i eens PePI0C08 eneratizaes, una cierta histo. es eipeticas que ore <1 MESO de subunit can a ceamns de envergadura,’ “" hos casos, diferen. Segtin nuestro parecer Ia América espaiiola i alla fracturada en grande fcacién “pelt Onistas del siglo ee GPeoy en ngor y propia, XVH Petebiczon Je unidad de en igor Y Propiamente, Peni ge one espacio: & este rio, entensrce de ydize todo le t2 conindo i conta ees QU? Yat province 1 ea des Sak gobemna 2 Hanes y por laser hasta ‘cias de Quito, yet Suideeit 1a jurisdiccion de ist Maria, Httost Tadd fing de Chis at sau 64, tomo N, p. 144, 190 | ( livia, Chile, Argentina y Paraguay. Las caracteristicas significativas del espacio ‘peruario sta division en elsiglo XVII son su alto grado de autosuficiencia wat cierta imagen de ella, con 7 | econémica? y su maximo nivel de integracién regional, : iman {a mencionar El grado de autosuficiencia queda en evidencia descom- poniendo las importaciones en sus rubros principale: a) textiles de calidad para el grupo espafiol, vale decir, » madera y cue r te un mereado socialmente discriminado,? b) esclav “y ag ete: Trigo, mary, negros, manera de enfrentar la crisis demogrética indi ¥ en toma de acticar, vid, olive, ‘can ; t em rages , cdiiamo gena buscando en el exterior ofertas adicionales de ma- Sebo, cucros, cecinas, madeen Manteca, pes no de obra; c} hierro, en barra y manufacturado.! Las janat, Porcinos, caballos, Ilnmeg eee YActino, 108, » llamas, importaciones son saldadas exclusivamente con plata, bre, estafio, sal, brea - Oro y plata’ producto que conecta este espacio con el exterior. » brea, etc, La composicién de las importaciones delinea, por oposicién, un conjunto complejo de producciones que se crean y consumen en el interior de dicho espacio. Tendriamos formado, por consiguiente, un extenso mercado interno (minado, es cierto, por contradiccio- /nes estructurales), el cual descubre, mirando con cierta atencién, una divisién y especializacién regional del trabajo. Dejaremos de precisar -aqui la localizacién de 3 “Séto le falta al Perit seda y lino, para con ello tenello todo de sobra, ¥y no aver necesidad de mendigar ni esperar nada de otro ningiin reyn provincia del mundo (porque hierro, si lo buscasen, sin duda, Rallarvan inerales de ello)...".Jbid,, p. 164. 4 En Lima, en “la esquina prinsipal de la plaga que laman de los merca- eres, salen dos calles, las as ricas que ay en las Yndias, porque en ells ‘tin las tends de lo mereaderes, donde #2 benden toda las Coss preyior Sis y de estima, que Yaplaterra, Foandes, Frangia, Alemania, Ytalia y pat produzen,'libran y tejen, porque todas Tas embian y ban a para Elta cuad, d¢ donde se disuybuyen por todo el Reino, de suerte qu, did en. Squanto el hombre puiere desear de thels, brocadas, terciopelos, patios isis. diacréni Hos raja, mason, razoe,sedas, pasartanos, franjoncs, todo 10 alae rin agi «'medida de ea bolunted, como af extubiers en las uy sist y ‘requentadisimas feiss de Anberes, Londres, Leon, en Francis, Medina del Campo, Sevilla y Lisboa. «Ibid, 193. ~ 5 Sobre el hierro: “No falta tampoco este necessario mineral en aquestas _provineias fertilisimas de todo genero de ellos, aunque nadie se Ocupa en 5u labor, o beneficio; porque todo lo que es Plata no se estima y a trueque & i Pero no estatico; pos dird de sus modificadionees? de las coyunturas ién y desemboque de de isi oan en taninn Chance co ute Senorio de Vieaya. ..”. AvA. Bazba, rte de los metales, Madrid 1770, se defi pe. fine in : inante: por ote , de Lima, la intensidad feeeee, donde, con exces 180 wewvrwwwveowwwrwwrowwrrwrrwwr www r wr www y _cada regién con otras regiones del mismo espacio es superior a la intensidad del posible intercambio con cualquier otro espacio exterior. Recalquemos: posible, puesto que la inexistencia de intercambios con puntos. situados fuera de él conforma la regla general. ‘Ahora bien, écémo se arribé a este espacio integrado y casi autosuficiente? La respuesta demandarfa una larga explicacién; aqui la vamos a simplificar y parce- lar jerarquizando la influencia de elementos intemos al espacio,-es decir, a Potosi y Lima. Potosi como centro de la minerfa de Ia plata, sector dominante de todo el conjunto productivo del virreinato.® Lima como cen- tro politico de autoridad maxima dentro del espacio y como centro privilegiado por el monopolio comer- cial metropolitano para asumir una funcién comercial monopélica dependiente en el interior del sistema co- lonial. Justamente por estas funciones, Potosi y Lima ' irradian impulsos claves para la dindmica de estructura- / dén del espacio peruano; un aspecto del proceso dese: | cadenado por dichos centros puede visualizarse adjudi cdndoles la funcién de polos de crecimiento, Con este concepto de polo queremos significar la localizacién de determinadas actividades y de aglomera- cién demografica en Lima y Potosi,’ las cuales por su capacidad de mercados de consumo masivo y la pos ble compra de insumos originan efectos que se transmi- ten’y extienden a otras regiones, ensanchando el radio de influencia hasta abarcar pricticamente todo el es- pacio peruano. Aun cuando nuestra versién de polo es restricta, resulta cierto que en los siglos XVI y XVIL © Los documentos de la época se refieren siempre a Potost, usando tér- minos como polo, centro, nervio principal, motor de Ja maquinaria del Peri, ete. 7 “yes vemos que las provincias mas estériles y de més aspero y riguroso temple de este reino, cuales son las que se incluyen en el distrito de la Real ‘Audiencia de los Charcas, son el dia de hoy las mis pobladas de espafioles ¥y bastecidas de cuantas cosas se requieren para el sustento y regalo de los hombres, y esto por la incomparable riqueza de minas que hay en ellas, mayormente las del famoso certo de Potosi y de la villa de Oruro...” Bemabé Cobo, “Historia del Nuevo Mundo”. En Biblioteca de Autores Expaioles, tomo XCI, Madrid, 1956, p. 186. 132 el crecimient se expande por di variables por el decir, Lima y Potosy otros conjunios definid, Beografico”, con lo cus nal polarizado con ‘determ; Zicgs. Lo anterior lo conti ue deere: (ihet pec de cuyos flujos lievan’a Ie corer cio peruano, o sea, se mantener una relacion dj relacionan, en cambio, co; © No aparece en todas fasten!) las artes ‘ala vez; versos canales y con efgttos termine 8: terminales generar efectos de arras- vocan una segunda o1 an nda 3 cstructuracién general del espa. existe una relaciéy miento/regi rien ofregiones Polarizadas, se estructuran telacon - Sobre él se podran ir Mmarcando rela- Peroux, F. La econ ‘oma del siglo XX, Barcelona, 1964, p. 158 Son relaciones mu Trulo y Safa vienen mavios con mst oe ¥ sebo. De la Barranca, de Guana ago dee Ren paranel de Guar, de ante coh igh SCO Sg Sa ne 2 Gt ea mre, aa ae reine eee doin os de candida Fete de edo consime gue de toa sc ide, S61: aU e en Nézquee de Espino: a7, dio y descripeién de las Indies Onion, spinosa, A., Compendi 5 » des as Oc 183 j ciones de grado.distinto, o las direcciones.més comple- jas que suelen trazar los circuitos comerciales de ciertas producciones regionales, 0 adicionar otros polos de ran- - go jerarquico inferior, al mismo tiempo que se mide la Eitensidad y extensidn de sus flujos. Y recordar las pro- Gucciones que partiendo de un solo punto se dispérsan por todo el espacio peruano, como ese fascinante ejem- plo de la yerba mate. Los clementos hasta ahora resefiados proveen nada mds que una idea fragmentaria de los mecanismos ac- tuantes que conducen a la integracién del espacio pe- ruano. De ahi la necesidad de bosquejar algunos aspec- tos que tengan relacién con un anilisis més circuns- crito: el regional. A este nivel nos parece perfectamente aplicable la lamada teorfa de “dar salidaalexcedente”."? Con ella queremos decir, por el momento, que acceder al comercio interregional’ significa para cada region remontar un nivel estacionario de productividad, debido a que las formas de dominacién del grupo espaol y fl escaso desarrollo de la divisién social del trabajo apenas permiten esbozar una suerte de simulacro de mercado interno en Ia regidn. Proveer una salida exter- na para la produccién trae consigo una especializacion regional del trabajo, un cierto grado de transformacién de la estructura productiva como cfecto de la demanda externa y conforma, desde el principio, el nico modelo posible que guia el crecimiento econémico, regional." Esta cuestién del sector exteno regional nos condu- ce a otro problema, que no queremos transitar sin refe- Tirlo al modelo que W.A. Lewis formulara para las eco- 19 Cuyo, principio se encuentra en La riqueza de les naciones, de A, Smith. Véews de H. Mynt, La “teorfa cldsica” del comercio intemacional y los pai Je subdesatrollados, y de R. E. Caves, Modelos de comercio y crecimiento Rosados cn ‘dar salida a los excedentes”. Ambos en J. Theberge, comp. Economia del comercio 9 desarrollo, Buenos Aires, 1971. 11 1 capacidad productiva excedente previa requerida para lograt la said extema, la obtiene el grupo espafiol aumentando compulsivamente y al SXIEINS cl Gempo de trabajo. excedente que el Estado Inca requeris de fas antiguas comunidades agrarias. 134 homfas atrasadas."?-Lewis distinfgue dos sectores-que di nomina sector de comercializacin y sector de subsis, tencia, superior y dinémico uno, totalmente estancado el otro, La tinica linea de contacto entre ambos secto. res est representada por la oferta ilimitada de mano ce obra del sector de subsistencia al de comercializacién, Justamente para desvanecer el equivoco que puede aparejar el modelo de Lewis es que nos detencmos sefialar que’en nuestra formacion existen en claro los dos sectores, sin que ello signifique concebirlos como signos de una oposicién dual o de coexistencia de for. mas econémicas distintas, cada una con mecanismos propios. Sector de subsistencia y sector de comercia: Fizacién componen una misma estructura de produc. cién, y Ja reasignacién de recursos de un sector a otro depende de las tendencias generales y de las coyuntu. ras concretas. Este tipo de estructura podria explicarse teniendo en cuenta el cardcter espectfico del céleulo econémico del empresario espafiol, de la incidencia del alto coste del transporte que traba la importacién de alimentos basicos. O pensar que dicha estructura permi- te, en primer’ lugar, “a los campesinos cubtir por com- pleto su posicin y ascgurarse su minima subsistencia antes de enfrentar.los riesgos del comercio; en segundo ténnino, les uliece la posibilidad de considerar los bic. nes importados que obtienen del comercio como una clara ganancia neta, asequible a cambio del mero esfuer- Zo que representa el trabajo extra realizado para cose- char el cultivo de exportacién. . .”, lo que daria a la eco- nomia de subsistencia el empuje extra necesario para fa- citar, su primer salto hacia Ia economia de export Sin embargo, creemos que el origen de nu smuctura debe buscarse por el ldo de las eontradiccio. . Lipa, Wa. “Booomle dewoncent with used supe ine ats eure origi nt ot ee alpeenorae nreeae 2, Madrid, 1963), y Teoria det de- "9H Mynt, atfeulo éitado, p. 229. Sa a we ee OhHKRRORAKARAER hes y adecuaciones que resultan del hecho dé Id con. quista como expresién de la hueste privada y los inte. reses, econdmicos y politicos del Estado espafiol. Las mis importantes, para nuestro tema, serian: a) la asig: nacién discriminada de tierra entre los grupos indige. nas y espafiol; b) la formulacién de una politica que mantiene, aunque modificada, la comunidad indigena; ¢) el premio o merced otorgado al conquistador con el nombre de encomienda, en sus dos modalidades: presta- cién personal de servicios pago de tributos en espe. cie, Los dos primeros aspectos implican bésicamente la practica de una economia de subsistencia por parte del grupo indigena. El tercer aspecto podria aparecer vir- tualmente como una forma disgregadora de esa prac. tica, pero es el que combina de verdad en una misma es. tructura de produccién al sector de subsistencia con el sector de comercializacién. La encomienda en su forma de. prestacién personal de servicios contempla una di- vision estacional del trabajo indigena, tanto tiempo de dedicacién para sus actividades de subsistencia y otro tanto para la produccién del sector exportador en bene. ficio. del encomendero. La encomienda en su forma de ago del tributo en especie sefiala, idealmente, que es Br comunidad quien organiza dentro de su mbito la division del trabajo, teniendo en cuenta sus necesidades colectivas y las cargus tributarias que comercializara el encomendero.¥ En este punto habré que dicutir 1a forma que asume el tributo en la época colonial: si habré de considerarse como un mero valor de uso! 0, ah Debe destacare que uno de los principales recursos esgimidos por el gmpresario no encomendero para atraer, localizar y retenet mano ae oo indigena, ¢s la oferta de uso de tierra para cultivos y actividades de suber fencia. Véase este aspecto en uno de los cultives comerciales de mare fmportancia, la. coca, en Juan de Matienzo, Gobierno def Peri, 1561, Paris, 1967, cy Pam producir mercancas no basta producir valores de uso, sng’ que $f menester producir valores de uso para otros, valores de use socal, ice Marx. F. Engels agrega a continuacién de este texto: “. Pen set §l Producto ha de pasar a manos de otro, del que lo connitne, Por medio de un acto de cambio...” ¥ luego aeota a pie de pagina, “Ee 136 \, eS : it inversa, considerarlo como una mercarica, ya que los Productos que componen ‘la carga tributaiia son'scleg. Gonados de acuerdo con Ia demanda del mereaio y debido a que el valor de cada encomienda se esting se. nudos de trénsito y eleva otros distintos, Avizoramos, te opeaieetencia, un ‘campo de fuerzas signado por las oposiciones, siendo tres las principales: Aj Disputa deta mano de obra, La larga crisis demo- Sh rh hr Saigo Jo que aparcce entre paréntsis para evita cl exjr, bartante free Seen, Ge ow au creen que’ Mar coniders mercneie ies clo consumido por otro que no sea el propie predinnen eee Marx, £1 Capital, Tomo I, México, 1964, p. 8, bails ‘Véase exte aspecto en los repartimientos hechos ot la Gasca. En R, Karsten Les repartos, Lima, 1958. Y dos visitas de gran salon mabinuge Beg FOGOS alot: Viste hecha a le provincia de Chuvaito pa Eee aes acne Miguel en et ato 1567, Lita, 1964 y Visita de ke prochain a. Hudnsco en: 1562, Huadnuco, 1967, 137 2. Captacién 'y_permanéncia en los mercados prin- cipales. Por ejemplo, la concurrencia de Chile al-merca- do del trigo y sebo de Lima, enfrentando a los valles cerealeros de Ja costa peruana y a la apertura de la pampa: ganadera argentina hacia las posibilidades comer- ciales en el Pacifico." 3. Conservacién de niveles favorables de precios en €l intercambio. Los métodos puestos en prictica varian: regulacion de la produccién, medidas monopolistas, estancos. Las politicas regionales para mantener los pre- cios de su sector externo son cada vez més nitidas, a medida que avanza el siglo XVII con su declinacién ge- neral de precios. Y a la par de las contradicciones, las dominaciones regionales. Las formas polarizadas que caracterizan el crecimiento econémico del espacio indican la domi- nacién de Lima y Potosi ‘sobre las otras regiones’ del conjunto. La manifestacién -mds alta corresponde a Lima y radica esencialmente —ademés de su funcién de polo y centro politico— en ser el tinico puerto de co- municacién con el exterior, controlando la exportacién de plata y las importaciones legales. Es que cl bilatera- smo monopélico impuesto por la metrépoli requiere jerarquizar regiones y grupos sociales del espacio domi nado que se declaran, en consecuencia, como firmes sostenedores ‘del orden colonial.!® El manejo exclusivo 17 y, naturalmente, el padre Cappa recupera esta forma de oposicién y defiende la prohibicién real de plantar vifias en América con el argumento, de que tales pricticas ho eran ajenas al proteccionismo y rivalidad entre las regiones americanas: “Lo mejor del caso es, que este exclusivismo que la metrépoli vindicaba para si... fue muy pedido por los criollos para ha- cere mutua competencia. Los hacendados vinicolas de Moquegua (bajo Peri) pidieron con grande insistencia al Consejo de Indias que de ningiin modo se permitieran las plantaciones de vitias en la Paz (alto Peri), y que se cortara 4 todo trance la introduccin en Potosi de los aguardientes de Chile." Estudios criticos acerca de la dominacién espanola en América, tomo VI, Madrid, 1890, p. 25, 18 ; i bs La percepcién del fenémeno, por parte de Munia, es idiica. Las impor- taciones ultramarinas de Lima “se reparten para las citdades de todo el Reyno, como de madre comin que biste sus hijos e hijas...”. OP. cit, p. 198. 138 de Jas importaciones ultramarinag abré al capital conier- cial de Lima el control sobre la tegién de Potosi y su decisiva produccién de plata. Monopol:zando la distri- bucién de las importaciones y régulando las existencias y flujos monetarios,. Lima ‘comanda todas las plazas comerciales redistribuidoras ‘de articulos ultramarinos, con lo cual extiende su dominacién. De tal mancra, en forma directa o a través de sucesivas plazas redistri- buidoras, va desembocando en la capital comercial y politica del virreinato una alta cuota de los excedentes regionales, Las consideraciones anteriores permiten esbozar ya algunas conclusiones. Quedarfa demostrado, por lo me- nos en principio, que sector de subsistencia y sector de comercializacién’ conforman una misma estructura. de produccién. Luego, serfa erréneo un enfoque analiti- €o que sobreentendiera que la expansién del sector extemo regional obedece a una oferta ilimitada de ma- no de obra desde y a costa de la destruccidn del sector de subsistencia. Segin nuestra opinién, la constan- te es reducir, al minimo indispensable, el, tiempo de trabajo necesario que el indigena dedica a la creacién de sus necesidades bdsicas y a elevar al maximo el tiem- po de trabajo excedente destinado al sector exporta- dor en provecho del empresario, sea encomendero 0 no. Esto contribuye a explicar por qué el crecimiento del sector externo regional dejo de motivar una profunda division social del trabajo y de disolver la relacién del productor directo con la tierta y los medios de produ Gon, Es decir, dejé de originar una difusién genera zada del salario (en su sentido més estricto) como for- ma de arrancar el trabajo excedente. En sintesis, la estructura de dominacién social revier- te sobre el proceso econémicosDigamos que ella deter- mina, siguiendo una escala de niveles, larelativa autosu- ficiencia de cada unidad de produccién, la escasa dimen- sién y dinamismo de los cambios'en el interno de cada regién y, por acumulacién de ejemplos, de las caracte- risticas, tipos de especializacién de los sectores externos 139 regionales, ritmo y volumen de Ia circulacién general dentro del espacio peruano, Pero aun asi, con esa debili dad originaria, esta estructura tuvo la fuerza, o la virtud suficiente, para integrar econémicamente a sus diversas regiones y unificar un vasto espacio tras una comin identidad de intereses, CRISIS Y DESINTEGRACION Volvamos a visualizar los movimientos globales: ha- blaremos de crisis general del espacio peruano; y lo haremos, esta vez, como una irradiacin negativa de aquellos jes estructurantes del espacio. La crisis de Po- tosi es, naturalmente, la crisis de la produccién de pla- ta, expresada aqui a través de la recaudacién del-quinto y en medias decenales:!® 1601-1610: 829 930 pesos ensayados 1611-1620: 720 955 = «27 ai 1621-1630: 654154 - 7 "-o4 1631-1640: 668963 +% "= ¢% 1641-1650: 589 824-12» 1651-1660: 484 848 -'S 1661-1670: 392 997 -!4 1671-1680: 363 252 -.3 ” 1681-1690: a0s 82a 1691-1700: 303.017 ~> Esta secular linea descendente de la produccién ar- gentifera continia, a niveles més bajos, durante la pri- mera mitad del siglo XVI. éLos motivos de la ciisis minera? R. Romano liga la baja potosina a la crisis eu- ropea del siglo XVI. Segin su modo de ver, el estanca- miento econémico, que habfa comenzado en Europa, tiene su reflejo en Ja declinacién de la produccién de plata, esto es; la crisis de Potosi serfa.un efecto de la 4 Los datos comesponden a la investigacién de Alvaro Jara sebre la pro- duccién de metales preciosos en el Peri, facilitador gentilimente por el autor, 140 caida de la demanda europea dé. metal precioso,® Con todo Io sugerente que resulta esta trasmisién de efectos en la economia mundo, en este trabajo nos in- teresa enfatizar hipdtesis mds tradicionales ¢ internas al espatio: baja de la ley, con rendimientos decrecientes y costes crecientes de explotacién, la necesidad de nuevas inversiones para afrontar problemas técnicos'de produc- cidn, la desacumulacién de capital infligida a la colo- nia por la politica metropolitana, La crisis de Lima es la pérdida gradual de-su capa dad de dominar comercialmente tode el espacio y deri- va cn forma directa de su quiebra como centro mono- pélico exportador-importador del virreinato. La dec: dencia de su posicién jerdrquica y hegeménica estaria causada por dos hechos principales 1. La crisis de Potosi. Sila capacidad de maniobra y dominacién de Lima reposa en el control del sector externa, la intensidad de su dominacién decrece al tiem- po y a medida que disminuye su disposicién de meté- lico para saldar las importaciones. 2. La crisis del régimen de flotas. De regularidad anual y base del sistema comercial de Espafia con el espacio colonial. La bancarrota del régimen de flotas queda manifiesta recordando que en cuarenta afios s6lo salen cinco, armadas (1685, 1690, 1696, 1707 y 1726). AL mismo tiempo —écausa. 0 ‘consecuencia de lo ant rior?— encontramos la presencia directa del comercio - legal francés ¢ inglés Ienando el vacfo dejado. por las flotas. El contrabando comienza a marcar una serie de fragmentos en los circuitos tradicionales del espacio peruano y termina por voltear la rigida estructura co- meicial que privilegiaba a Lima Paralelamente 2 estas declinaciones, se produce en Lima y Potosi un movimiento de desconcentracién de- mografica. En el centro minero, ‘con la decadencia su- cesiva, volvieron a los, empleos de la agricultura y del 2 Romano, R. “Tra XVI ¢ XVI secolo. Una crisa economica: 1619-1622." Rivista storica italiana, vol. LXXIV, parte HI, 1962, y “Encore la erise de 1619-1622", Annales B.C.S., nim, 1, 1964. 141 | comercio innumerabies gentes que, con la sed de la pla- ta, estaban como estancadas en esta Villa”2! De’ tal modo, la poblacién de Potosi baja de aquellos posi- bles, 180 000 habitantes que pudo tener en los momen. tos de mdximo auge a 70 000 hacia finales del siglo, a 56 000 en 1720 y a 25 000 habitantes en alios poste- ores, Potosi deja de ser aquel mercado multitudinario de altos precios. En Lima’ opera el mismo. fénémeno desconcentrador, aunque con una intensidad menor, ya que de 50 000 habitantes que habria tenido a media, dos del siglo xvi desciende a 37000 hacia 1700, 0 sea, una pérdida de poblacién del orden del 259,22 Baja en la produccién y circulacién de plata, desconcen- tracién demogrdfica, rompimiento de la estructura co. mercial monopélica, unos pocos elementos que sugieren la declinacién de Lima y’Potosi como polos de creci. miento, la mengua de su capacidad estructurante del espacio peruano. La crisis de los centros dominantes tiene sus reflejos ms visibles al menos los que pueden medirse mejor_~ en el comportamiento del régimen de precios y. del volumen fisico de produccién de cada sector extemo regional. Los precios también trazan (como la produc. cion minera de Potosi) una larga onda descendente que no conoce pausas durante todo el siglo XVII y queal- canza, con seguridad, sus puntos mas bajos en las til timas dos 0 tres décadas.3 Alli las fluctuaciones de los 1 cafete y Dominguez, P.V. Guta de la provincia de Potosi, 1787, Pox tosi, 1952, p. 56. 2 is ; Vargas Usarte, R. Historia general del Pert. Virrinato, tome IV, Lima, 1966, p. 46, 5 ‘8 Comparis los efectos de esta crisis cor los efectos dela primera gran depresion potosina del siglo XVI. Al llegar el virrey Toledo en 1660, “.. shall6 en la'tierra mucha disminucién de la potencia de plata que hebra tenido, por haberse acabado los metalet ticos de este carro. Yeon ence falta estaba trocada toda la tierra... Y esta ruina y daiio tan genenl ibe cada dia sintiendo més, por la poca plata que habia y el poco precio y mala expedicion que ten‘an todas las mercadenia, en especial la rope frutos de la tierra, y sus comidas y mantenimientos, contracacion de peck, ¥ ganado, que es'muy importante, con que se habian tebajado les tavee 142 precios del sector externo descienden a ui nivel que ape- Has: compensan o. dejan de.compensar los costos ‘de produccién, Megando a su minima expresién o desap: reciendo Ia tasa de rentabilidad de cada wnidad econd. mica; 5 Tomemos a Chile para ejemplificar regionalmente la crisis general del espacio peruano. Los productos del sec. tor extemo han ido “.. .reduciendose a tan bajos pre. cios que se an puesto los vecinos en animo de no vene. ficiarlos este afio por no poder resarcir el costo natural que tiene. ..”. De la misma manera, segin el testimo- nio de alguien “.. que ha,cuarenta y dos afios que co. noce este Reyno de Chile y sus fronteras donde ha mi. litado continuamente, y no se acuerda haber visto este dicho Reyno en el estado miserable de pobreza en que hoy se alla...” tanto, que aun compardndolo con el duro golpe del ‘alzamiento general indigena. de 1655, “.. mo estuvo respectivamente tan consumido y pobre y acabado como al presente, cuya calamidad atribuye este testigo a que no tiene balor ni precio alguno los ge- neros y frutos.de la tierra con que se abastece el Reyno del Pera. . .”.25 Un perfodo de crisis puede ser un excelente mirador para testimoniar acerca de la fortaleza o las falencias de una estructura econémica social. Algo de esto yeremos analizando someramente los posibles movimientos y estrategias que pueden manifestarse en nuestro espacio para remontar la crisis, Podemos comenzar interrogéndonos sobre una posi- ble opcién regional, la de alterar la composicién del sec. tor extemo, desplazindolo hacia una nueva produccién; para ello habria que superar un primer obstaculo: lo anterior adaptacién de la estructura productiva para del teino,..". L. Capoche, “Relacién general de la Villa Impétal dé Po- fost. Biblioteca de Autores Esparioles, tomo CXXII, Madrid, 1959, p15, ™ archivo Nacional de Chile, Coleccion CaydMorls, vol. 24, folio 198, & jAtchivo Nacional de Chile, Coleccién Vieute Mackenna, vol 300, folio 5. - 143 LAMAR eheeene nee en satisfacer un tipo especializado de demanda, adaptacién que puede ser 0 no facilmente reversible. Luego, cabe la pregunta del sentido de dicho movimiento si la altera- cién significa volcarse hacia una nueva produccién que también estd envuelta en Ia depresién gencral de precios. Sin embargo, cémo encaja en el esquema la conocida reconversién productiva de Chile, cuya concurrencia a la apertura del mercado triguero de Lima desplaza la tradicional actividad ganadera y convierte en domi- nante al sector agricola cerealero. Si bien el ejemplo tiene una trascendencia notable para Chile, en cuanto al espacio peruano no es més que eso, un ejemplo excep- cional fundamentado sobre la crisis de los valles trigue- ros situados artiba de Lima. Por otra parte, luego de una breve coyuntura de precios altos y apenas la produc- cién de Chile comienza a adecuarse al volumen de la demanda del nuevo mercado, el trigo cae, con toda pro- babilidad, en Ia tendencia general de baja de precios. La rentabilidad de la hacienda triguera chilena debe ha. ber sido minima luego del primer y corto mofento de bonanza. Otra alternativa hipotética consistiria en Ja apari Gén de un nuevo centro dindmico para la econom(a del espacio peruano. Sélo se concibe ubicado fuera de él y del dominio espafiol; por lo tanto, dicho movimiento estarfa negado de base por los propios moldes de rela- cién espacial forjados por Ja politica metropolitana. Es sabido que una parte de éstos moldes se rompen con Ja irrupcién del contrabando, pero de ninguna manera se pueden confundir los efectos del contrabando en este perfodo con ‘la teorfa de “la expansion del comercio y la transmision del crecimiento econémico” que plantean algunos economistas para el siglo XIx.?* El contrabando estuvo' lejos de ‘significar el surgimiento de una fuerte y continua demanda’ de materias primas (aunque: po- drfan haber sido excepciones del cacao de Guaya- quil, el cobre de La Serena y Jos cueros de Buenos 26 Wurske. Equilibrio y. crecimiento en la economia mundial, cap. Tl, Madrid, 1964. 144 . Aires), sino’ més bien la evasién’ de metélico. De ahi que esta forma ilegal de relacién con economias desarro, ladas situadas fuera del orden colonial sélo origina en el espacio’ peruano los siguientes efectos: a) no dinam, za ni incita al crecimiento de los sectores externos re. gionales; 6) al ocupar el lugar que deja la crisis del siste. ma mercantil monopolista espafiol mantiene la tenden. cia al consumo suntuario del grupo social dominante; ¢) a través de ia evasion de oro y plata habria agudi- zado —o mantenido— la tendencia descendente de los precios, si cs que dicha tendencia se explica en pafte por factores monetatios; d) constituye un elemento disrup- tivo con respecto a las formas de integracién regional del espacio peruano, al dislocar la estructura de los cireui- tos comerciales externos e intemos. Fundamenta el ascenso de Buenos Aires y la hegemonia del puerto atlantico sobre 2l interior del espacio peruano en com, petencia con Lima. Ademés de las alternativas mencionadas puede pen- sarse en otra tercera, formalmente muy cercana a alg Nos proyectos contempordneos de desarrollo econdmico, En efecto, si la crisis minera presupone una aguda dis. minucién de la capacidad de importar del espacio pe- ruano, de ahi a concebir un eventual proceso de sutti: tucién de importaciones, hay un tramo muy pequenio que se recorre con un paso. Para encarar esta alternativa de la sustitucién debemos particularizar las importacio- hes y tomar solo en consideracién a los textiles de cm. lidad. El camino para este proceso también estd cera. do. Supongamos que aquel espacio podia afrontar po. sitivamente la primera traba, capital para invertit en el equipo industrial, especializacién técnica de la mano de obra. Restan todevia dos cercos insuperables. El primero, Ja permanente y sistematica negativa de la metrépoli a permitir la localizacién de ese tipo de manufacturas en Hispanoamérica, La racionalidad del sistema restrictivo aparece cuando reconocemos uno de los elementos cons. ttutivos principales de la dominacién colonial: para maximizar la captacién del excedente, la metrépoli se reserva el privilegio de proveedor absoluto de los textiles 145 de calidad que cénsume el espacio: dominado, El segun- do cereo lo levanta el contrabando y su oferta sustitu- tiva de textiles con un precio inferioy s] regulado por el monopolio espaiiol, ;A nivel regional puede percibirse la tendencia a eli ar algunas importaciones interregionales, Perc ck acto peruano. Otra vez, la distincién comects de espa. Glo real evita caer en interpretaciones apresuracas 1. El ajuste de la balanza de pagos regional. El meca- pismo os simple: la disininucién en el ingrece Por expor. taciones lleva consigo una idéntica retraccion oe las im- portaciones. Agréguese, ademds, que para postergar 0 males te ean Drusca restriccién: a sus pautes tadvice Prosperidad, 2. El movimiento de reajuste estructural: hacia ta ampliacién del sector de subsistencia Habton 146 2) La extensiin del sector de subsistencia. Al liberar el sector externo una cuota variable de mano de obra, bajo Ia forma de un requerimiento decreciente de tne bajo excedente, queda una determinada capacidad pro- ductiva que vuelve hacia el sector de subsistencia, sa. Miputande el tiempo de trabajo necesario que los grapos fubalternos dedican a su mantencién y a la del gripe familiar espaol ¢) El proceso de ruralizacién. Numerosos documentos de finales del siglo xv generalizan la visién de un pai- saje urbano desolado ¢ ingrato, La migracién hacie campo sobreviene, segtin los testimonios, tratando ae gjivitat Jos gastos de la ciudad”. En cuanto este procese Gntetiza los dos anteriores, transcribiremos salgunes documentos volviendo ‘a tomar como ejemplo lie dee principales ciudades de Chile, fener poblasiones en el campo no se van tanbiens de oxy suerte falta totalmente el poco del comercio que avia de antes y todos estan peresiendo. .. ¥ no digo lo demas Por, RO Ser tan largo y porque conosco que por ningun lado no ay esperansa de remedio. . 22? En Santiago es “. . .publico y notorio que el comun y casi todos los besinos nobles de esta ciudad no asisten en ella y biben retirados por no poderse mantener ain con moderada desenzia, dejando las casas...” y aun los que no tienen terras’“...para sustentarse arriendan algunas tierras y chacaras...”. Las reiteraciones se sus ceden. “Es notorio a este Tlustre Cavildo y generalmente a todo el Reyno qué sus becinos se hallan desterrados en Tas haciendas de campaia travajando para la manu, tencion de sus casas y familias.” O que “por allarse separados de sus casas viven los vecinos retirados en 2 Atchivo Nacional de Chile. Colecién Contadurla Mayor. Primera Serie, vol. 5886, sin foliar 147 ee ELECLILEP EFF RFE LER EEE Ee TE rsaaaaaana LY avitadores. ..”.28 campafia dejando solitaria la ciudad de sus pobladores LA DOMINACION DEL ESTADO METROPOLITANO Ubicar con precisién este elemento dentro del modelo obliga a renunciar a los conocidos esquemas que han reinado en el interior de la disciplina historica y que conciben al Estado espafiol como el Hacedor de la'es- tructura colonial. La sobrevaloracin mitica de este ele- mento radica tanto en la calidad de las abstracciones como en los propios aspectos técnicos del trabajo his. térico. Se han contentado con las apariencias, con el plano de las manifestaciones explicitas, sin penetrar en el sistema de relaciones subyacentes. Valga la advertencia: Ja redefinicion dialéctica de Ja funcién del Estado se sittia més alld de las intenciones de nuestra comunicacion, Aqui sefialaremos sdlo dos as- pectos relevantes de la compleja relacién entre espa- cio colonial y Estado metropolitan, EL ENCUADRAMIENTO DEL ESPACIO PERUANO Para _consolidar la permanencia de su. dominacién, el Estado metropolitano debe formular y encauzar una politica de estructuracién interna del territorio domi- nado, valorando las realidades econdmicas y sociales preexistentes como las nuevas formas concretas que im- pone el grupo privado de los conquistadores. Al mismo tiempo, dispone los cercos para evitar conexiones dis- tuptivas con otros espacios y canaliza los intercambios entre colonias y. metrépoli’ mediante um‘estricto sis- tema’ de accesos. Se trata de lograr dominios cerrados, sin canales de escape que le signifique compartir con otros paises el excedente colonial. De alli, cuatro rasgos %. archivo Nacional de Chile. Coleccién Real Audiencia, vol. 2829, pie- zas Ty 11, sin foliar, 148 1, La jerarquizaci6n'dé Lima como tinico punto de entrada y salida del espacio. 2. La oclusin hacia el Atléntico porsugués, 3. La resistencia y negativa al entronque con el cir- cuito Veracriz-Manila, con su escape a China e India. 4, La regulacién estricta de las relaciones de inter- cambio con los otros espacios coloniales de la Amé ca espafiola, LA CAPTACION DEL EXCEDENTE Una de las premisas de la larga historia colonial re- side en que las posesiones dominadas deben alcanzar un nivel tal de rentabilidad que asegure el financiamien. to de la administracién y de la defensa militar; que satisfaga —en alguna medida~ las pretensiones sociales y econémicas del grupo dominante interno y que ge- ere una corriente de excedente hacia la metrpol. Juan de Matienzo, Iticido funcionario de Ia burocra cia peruana del siglo XVI, dibuja con notable perspi cacia la cadena interna de’ apropiaciones sucesivas que siguen al primer acto de la produccién de plata, y con. cluye: “Todo esto viene a parar cada afin a Espafia, € ninguna cosa —o muy poca— queda en este Reino, lo cual se ve claro, pues de ‘cincuenta millones que se han sacado del cerro de Potosi y Potco y. su contrata. cién, de veinte y dos afios que se descubrieron, no pa- rece que haya en todo el Reino cuatro millones, . »20 Del problema general que plantea la cita de Matienzo, desglosaremos un aspecto: el manejo de la Haciend. @ 2a cite aspecto pueden consutare algunas obras: Canabrava, A, © comercio portugues no Rio. da Prate, 1580-1640, Sao Paulo, 194%, Géspedes del Castillo, G., Lina Buenos Aires. Repercustones sconant? cas y politicas de la creacién det virreinato del Plats, Sevilla, 1947, Bo- rah, W Early colonial trade and navigation between Mexico and Pere, Los Angeles, 1954; Mauro, F., Le portugal et UAtlantigue au XVIle sidete (1570-1670). Etude économique, Paris, 1960. °° De Matienzo, Juai. Op. cit, p97. 149 publica como método del Estado para captar una parte del excedente colonial. Los impuestos directos. de mayor envergadura pesaron sobre el sector minero con los nombres de cobo y guin- to, Siendo Ia minerfa el sector dominante de la econo- mia peruana, cobos y quintos concedieron dentro de ella una posicién excepcional al Estado que obtenia, sin inversiones ni riesgos previos, una participacién del 21.2% de los metales preciosos refinados. Los sectores agricola y ganadero fueron gravados por el diezmo, nulo como entrada para la real hacienda, aunque con la trascendencia de eximir al Estado de transferit parte de sus ingresos para solventar las actividades de la Iglesia. En lo que hace a la circulacién de mercane‘as, el im- puesto mis significative fue el almojarifazgo, que al- canz6 al 15% del valor calculado de la circulacién; las importaciones pagaron esa tasa no con base en los valores de Sevilla sino de acuerdo con los inflados pre- cios del mercado americano. El almojarifazgo igualmen- te se cobré en el intercambio interregional. Iuego es- taba la alcabala, impuesto aplicado tanto a la primera como a las sucesivas ventas de que era objeto un arti. culo. La recaudacién fiscal aproveché asimismo del tréfico de esclavos, patentes, papel sellado y otros miil- tiples recursos. De lo recaudado por via fiscal, el Estado gasta en el espacio colonial un porcentaje variable, del 30 al 50% en épocas normales, con una fuerte ten. dencia a agotarlo en dos rubros: conservacién de la bu- rocracia, situados y gastos de guerra. Ahora bien, para elevar.al maximo la captacién del excedente a través del método fiscal (y el ménopolio comercial), la metrépoli, necesita ordenar una politica econémica coherente a tales propésitos. Unas cuantas notas al respecto desplegardn los lineamientos directri- ces de la estrategia metropolitana en el espacio peruano. Lo primero, lo esencial, hacer valer todo el peso del Es. tado para proteger y desarrollar el sector minero, 0 sea multiplicar el crecimiento hacia afuera (hacia la me- trépoli) del espacio: “Como vuestra magestad y su real 150 - - éonsejo de las indias tan bien tienen entendido. . .”, las minas son “.. .todo el caudal desta tierra. .. sin lag quales ni vuestra magestad tendra los quintos ni los almojarifazgos pues los comercios de esos Reynos los trae la plata y oro de las minas destos. . .”,.31 Otro principio de la politica de dominacién exige planificar la sectorializacién de la mano de obra y dela produccién, El virrey Toledo lo expresa con notable claridad: “. . siendo el mimero de los yndios poco. . . devese considerar con el poco pafio que ay dellos si es mas util que se den para la lavor de las minas o para las, grangerias lavores y comidas de Ja titra, de las quales se podrian yr cercenando algunas de las que digo en la memoria de hazienda que se pueden mejor pasar aca con esperallas de alla...”.°? Afios mds tarde, el mismo Toledo. diré: “En todas las dichas mias ¢’ dicho que la conservacién y fuerca desta ticrra estd en favorecer- se y labrarse los minerales della, y minorar las demds grangerias, para quien se dan yndios en todo el Reyno, Jos quales ¢ quitado gran parte asf delios. . .”,23 Es muy conocido que Ia politica de apoyo a la mineria y de sec. torializacién de la mano de obra indfgena desemboca en el sistema de la mita. Pero la estrategia de controlar ia produccién del es- pacio pemano, subordinandola a los interescs metropo- litanos,. ofrece flancos riesgosos. Se puede postular ri- gidamente. que para elevar al maximo el excedente y perpetuar la dominacién, “para mas seguridad de estos estados que dependan de ella, es justo que sean necesi- tados y tengan necesidad de cosas 'y mercadurias de esos Reynos. [Espafia}, como. liengos, ‘pafios, sedas, vino y otras cosas que por este trato es grande el comercio en: 31 Cartas del virrey Toledo al rey, del 8 de febrero de 1570. En Levillicr, Re, Gobernantes del Peri: Cartas 9 papeles, tomo Ill, Madrid, 1921, p.527. 3? £1 mismo documento, p. $48, 38 Carta del virrey Toledo al rey, del 18 de abril de 1878. En Maurtua, ViMu, Juicio de limites entre el Peni Bolivia: Prusba perucne, tomo f, Baredigna 1906, pr 123. * 151 tre estos estados y esos reynos, y esto se puede sospe- char cesara segiin la fertilidad de ésta tierra que cria y da todas cosas, yngenios, oficios y artificios que-a todo se dan ya y no estando esta tierra necesitadas de estas cosas cesara el comercio”.2* La iltima cita plantea lo complejo que resulta aplicar estrictamente la politica de control de la produccién. Si, por un lado, una légica preside la-dependencia eco- nomica del espacio dominado, por el otro, esa misma l6gica abre camino a los conflictos con los grupos agra- tios ¢ industriales locales que han surgido. por el propio desarrollo de Ja economia colonial. De alli la doble responsabilidad de los virreyes, la obligacién de acudir a las necesidades de la metrépoli, por lo “qual se embia a vuestra magestad la mayor cantidad de plata que se a podido aver por todas vias”, y al mismo tiempo la “no menor obligacion a conservar a vuestra magestad esta heredad y no aventuralla. ..”.°5 Este juego de oposi- ciones es més significative cuando se recuerda y se teo- riza sobre las guerras civiles peruanas de la década de 1540: “La raiz de los motines y levantamientos desta tierra, entiendo que es causada de cosa tan nueva para ella, como es hazer justicia o de querer aumentar y bene- ficiar la Hazienda Real...”.°° Al existir antagonismos, contradicciones entre los intereses de la metrdpoli y el grupo social dominante del espacio colonial, una politica excesivamente dura, rigida, puede hacer estallar. Ja estructura de dominacién; para hacer dura ésta, “no aventuralla”, son necesarias las concesiones, las me. didas intermedias. Los intereses de los grupos de empre- sarios locales, las intenciones y la flexibilidad dé la po- Ktica metropolitana, son otro elemento fundamental a i indias, del 80 de abril Garta del virrey conde de Nieva al Coinsejo de Indias, de 1952. En Levillier, R., Gobernantes del Peri: Cartas 9 papeles, tomo I, Madrid, 1921, p. 411 Las cursivas son nuestras, % Carta del virrey Toledo al rey, del 8 de febrero de 1570. En Leviller, R,, op. cit, tomo Ill, p. 818. 36 Carta del virrey, de Toledo al cardenal de Sigtienza, del 20 de marzo de 1572. En Levillier, R., op. cit., tomo IV, p. 847. Las cursivas so nuestras. para entender este modelo sobre ‘el. crecimiento eco- ~ némico y la integracidn regional del espacio peruano. En la figura 4 se muestran Jas remesas hechas por “cuenta de la Real.Hacienda directamente desde Lima a Espaiia.*” Por lo’ tanto, no incluye lo que el Estado re- cauda por derechos de almojarifazgo del vital circuito Sevilla-Portobelo-Lima, que clevaria en forma notable la-curva del excedente del espacio peruano captado por el Estado a través del método fiscal... Esta figura resulta elocuente. El estado metropolitino, con la detraccién del excedente que captura del espacio colonial peruano, también experimenta la crisis. Y sien- do ese excedente el objetivo prioritario al que apunta el sistema de dominacién, éste, al fin, manifiesta explici- tamente su irracionalidad, Recapitulemos lo expuesto. Creemos que ci la prime- ra seccién se logré mostrar la integracion regional del espacio peruano y cudles serfan sus factores y modali. dades principales. Para aludir a la quiebra del proceso titulamos la segunda seccién “Crisis y desintegracion”, La crisis ha aparecido, pero ésucede Io mismo con la desintegracién? Hemos eferido, en varias paginas, el declive de la capacidad estructurante de Lima y Potosi, el descenso de los sectores externos regionales, la pér. dida de intensidad y cambios de direccion de la circula- cién mercantil, el proceso de ruralizacién, los efectos disruptivos del contrabando y el ascenso de Buenos Ai res. Pero si entendemos ‘vor desintegracién un proceso rapido y tajante de ruptuta y disolucién de los vinculos y telaciones politicas y econémicas, nuestro ejemplo escapa a esa definicién. Podrfamoé, entonces, relativi- zat .0 modificar el planteo inicial, transforméndolo en vision critica: Jo vulnerable que era dicha forma de inte: na ciertos cambios y perturbaciones, Sin embargo, en el caso de introducir el concepto de que cada socie. 37 Bancora, C.y “Las remesas de metales preciosos desde el Callao a Es- aia en la primera mitad del siglo XVII", Revita de Indias, Ano XI, Bien. 75, 1959, MERodriguez Vicente, “Los caudales remitidos desde el Peri a Espafia por cuenta de le Real Hacienda, Series estadisticas, 1651. 1789”, Anuario de Estudios Americanos, nim. XX1, 1964, 153 dad histética tiene sw propio ritmo de transformacionies, obtendrfamos el derecho de extender la duracién del andlisis y sostener que el modelo planteado permite visualizar el punto de arranque de la desintegracién del espacio ‘peruano. Que las contradicciones internas desa- tadas por la crisis, la presién de nuevos elementos ex- ternos y el-hecho de que las posibilidades de desarrollo del modelo de crecimiento econémico regional hayain alcanzado su techo en ese espacio limitado, siguen corroyéndolo y concluyen por romperlo, La ‘primera particién, dentro del orden colonial, acontece con la creacién de los virreinatos de Nueva Granada y del Rio de la Plata. Y lucgo la fragmentacion mas menuda, aunque mds significativa, al quebrar ei orden colonial, da origen a los estados nacionales del siglo XIX. FIGURA 4, mete mt t aha AP - twit i t Peeper 3 t 154 IV. Sobre un elemento de la economia colonial: producci6n y circulacién de mercancias en el interior de un -conjunto regional Retomo y desarrollo en este articulo algunas brevis mas puntuaciones de un trabajo anterior, intentand aportar nuevos detalles expresivos sobre la especializ: cién regional del trabajo y la integracién del espaci colonial peruano. Para ello me valgo de la circulacid de mercancias producidas en el interior del espacic problema descuidado por los historiadores. El viraj respecto a los enfoques tradicionales enriquece y pre fundiza nuestro conocimiento- de las estructuras cole niales, aunque lo expuesto sea nada mds que una dife renciacién dentro de la unidad, pues, se sabe, Ia circ acién no configura una esfera auténoma, sino que est determinada por la produccién y las’ relaciones en ell establecidas. El cuadro general y cada mercancia € particular pueden constituir una posible plataforma pc 12 las investigaciones de cardcter regional, cuyas realize ciones hardn progresar de manera notable nuestra his toria econémica. Hay muchas Iineas del articulo qu pueden ser recogidas por los interesados en los proble mas de‘la “localizacién’ tématica, que solo alcanza s sentido plerio inscripta en un plano metodolégico correc to: cémo un modo de produccién dado determina | distribucién geografica de las fuerzas productivas, coi Jas variaciones que introducen las distintas circunstan 1 sntegracién y desintegracién regional en el espacio colonial”, Revist EURE, aim, 4, marzo 1972. 15:

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