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JANETH GUZMAN RODRIGUEZ

“Don chucho el petrolero”


Hace muchos años atrás don Jesús celebraba su cumpleaños muy
modestamente junto a su esposa Doña Marta, don Jesús era trabajador de
ferrocarriles nacionales de México y ganaba muy poco. Un día llego a su casa por
la noche cansado de trabajar y entre platica y platica le comentó a su esposa que
la compañía de ferrocarriles no le había pagado en varios meses y cada vez les
pagaban menos, en eso tocaron la puerta, su esposa abrió y se trataba de su
compadre don Genaro un reconocido licenciado de la región, amigo de años de
don Jesús.
-Pase, pase don Genaro- dijo doña Marta
-Muchas gracias Doña Martita, vengo a ver a chucho, para una platicadita - dijo
don Genaro.
Don Jesús lo recibió con gran alegría y Una vez en el corredor fresco de la casa
don Genaro le pregunto –que te pasa chucho, te noto preocupado-
-Si lo estoy, me enteré que se aprobó en el congreso la ley de 1936 para
expropiar bienes y todo mundo habla de eso pero yo ni entiendo.
-Hay compadre deja y te explico, te acuerdas que apoyamos al partido nacional
revolucionario, ha, pues los del partido tienen un programa de 6 años para
bienestar social, ahora que votamos y quedo el presidente Lázaro
Cárdenas pues él mando al congreso la petición y el congreso aprobó la ley de
expropiación.

- Y eso que significa compadre- pregunto don Jesús


- Mira compadre pues con eso el gobierno le puede embargar las tierras y los
servicios a los que son de otro país como los “gringos”, para que lo manejen los
mexicanos. Y lo que ahorita sé, es que lo ferrocarriles serán ya del país y algo he
escuchado de que también los terrenos donde hay petróleo - dijo don Genaro.
- Hay compadre pues a ver qué pasa, a ver si nos quita el trabajo, las compañías
no quieren que formemos nuestro sindicato. Respondió triste don chucho.

Un año después en 1937, don Jesús participó en una huelga: don Jesús junto con
sus compañeros trabajadores gritaba ¡súbanos el pago! ¡páguenos lo que nos
deben! ¡queremos un sindicato! ¡que ya no ganen mas que nosotros los
extranjeros!
En muchos lugares había huelgas que gritaban lo mismo que don Jesús. Mucho
tiempo don Jesús junto con un grupo de sus conocidos
trabajadores estuvieron en marchas y huelgas.
Un año después, era un 3 de marzo de 1938 cuando en una calle de la ciudad de
México una voz dice:
-oigan compañeros, espero y hagan caso a los escritos que se han mandado al
presidente y a la suprema corte de justicia para que se nos haga caso a nuestras
peticiones como sindicato.-le dijo don Jesús a sus compañeros. En eso estaban
cuando en el radio se escucha:- esta es una noticia de última hora: hoy la suprema
corte anuncia que se expropian todas las propiedades petroleras, esto es que
todas las compañías que utilicen o extraigan petróleo de terreno o suelo mexicano
pasaran al estado mexicano.
Todos los trabajadores gritan de alegría, ¡lo logramos!
Casi 15 días después de eso, un 18 de marzo del mismo año, don chucho viendo
la tele a las 8 de la noche vio al presidente Lázaro Cárdenas, en un mensaje:- hoy
se crea una empresa que es de los mexicanos, que administrará el gobierno,
llamada petróleos mexicanos (Pemex) para que administre esta industria del
petróleo que acaba de ser nacionalizada-
Todos felices gritan y celebran…
Don chucho y doña Marta fueron a la marcha para apoyar la decisión del
presidente, doña Marta hizo fila para ayudar a pagar la deuda de las compañías
extrajeras para que se fueran de México, doña Marta ayudo con unas joyas y otras
de sus conocidas ayudaron pagando hasta con gallinas.
El siguiente año a don Jesús le dieron trabajo en PEMEX con un mejor salario y
con un sindicato que protegía todos sus derechos y don Genaro era su jefe, en un
principio no les fue muy bien, porque los “gringos “estaban enojados y no le
querían comprar petróleo a los mexicanos, pero con la segunda guerra mundial
todo se mejoró, México empezó a vender mas petróleo a varios países y a todos
sus trabajadores mexicanos entre ellos don Jesús les fue muy bien. Don Jesús
con su nuevo salario le compró una casa más grande y bonita a doña Marta y
vivieron muy bien, y claro nunca faltaba la visita de don Genaro para amenizar las
tardes frescas con una buena platica y tomando un rico cafecito….. fin.

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