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Desde hace mucho tiempo que se viene discutiendo sobre si la universidad debe acabar de
una vez o no. La respuesta es evidente si no queremos caer en galimatías y rodeos
intelectuales: sí. Sinceramente, no se debe hablar mas de la universidad en términos de
“reformas” u otra expresión trasnochada. Si no es por el estado de sus eslóganes ya pasados
por la tierra una y otra vez –signo de la derrota-, hay que ir al plano practico donde
confluyen los movimientos revolucionarios que no son escuhados, consisderados. En el
seno de la universidad se dan luchas que no responden a las demandas que “todo-el-
mundo” universitario conoce. Es más, teme conocerlo por que lo excede en un componente
revolucionario que lo llevará a su disolución como “universitario”, y con ello a su
seguridad, tanto ideologica entorno a lo que lucha y entorno a las “amistades” creadas en
ese entonces.
Para mí desde que pise las aulas universitarias supe que debía terminar semejante tortura.
El horario y todo lo que fundamente tal establecimiento de encierro no debe ser discutido
una y otra vez. Ahí que poner énfasis mas bien en la línea de continuidad existencial de
quien pasa “escuela-universidad”. Es como si en la escuela recayera todo lo malo, y que
dentro de la universidad todo se cayera a pedazos en fiesta y en las pobres horas de alcohol
de “libertad provisional nocturna” (Kafka). Basta de engaños, no engañan a nadie. Si la
revolución está “lejos” de nosotros es en parte por la idea pobre y miserable que tienen de
las misma, y del componente o sediemtno revolucionario q debe acompañarla, hacerla fluir
en sus márgenes y que ustedes impiden. Por ejemplo, tomemos el caso de una toma
universitaria. No logra nada más que mover el aire un poco para volver a la normalidad del
fatigoso e inútil estudio. Para luego, ¿Qué?, para en un futuro acabar engañándonos y
engañando.
Hay que desertar de la universidad porque es una miseria andante, un cadáver que se
revuelca, y que se niega morir.
Nosotros vamos a contribuir a ello, aunque de eso dependa nuestro “futuro”. Dejamos de
ser estudiantes para un devenir-revolucionario alegre, donde nos movemos con la alegría de
nuestras amistadas sentadas en la seriedad de la política, y en el juego de verlos a ustedes
lloriquear por-no saber realizarlas, amurrados en la impotencia.
1°, siempre se pide fundamentar el caos que nos apaña en nuestro actuar, dicho mas simple,
se pide “justificar”, arguemtnar lo que “queremos”: no haremos nada de eso: 1° porque no
hay dialogo entre ustedes y nosotros. 2° porque estamos en planos distintos: nosotros ya no
creemos en la democracia. 3° no somos “iguales” a vosotros: por lo demás la igualdad es
igualdad de estar explotados.
2°, no pertenecemos a sus lugares de encierro mas que para disimular y no trabajar cierto
tiempo- al menos algunos de nosotros.
3° porque somos una multiplicidad, muchos, los que compartimos, agenciamos este deseo
de destrucción, de disidencia, de “i would prefer not to”. Somos Bartlebyanos hasta la
medula.
5° somos “recorridos”, somos “puentes”, somos “torres”. Este deseo que confluye en las
venas universitas la llevara a la ruina, porque cada vez somos más los que haremos caer la
universidad, los que ya-la-hechamos-abajo.
6° no queremos rostro.
7° somos un rizoma
9° no venir más