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El Juicio de Jesús
El Juicio de Jesús
Sin duda que la Semana Santa nos lleva a reflexionar, no sólo en aspectos
espirituales sino también en aspectos jurídicos, que demuestran los vicios y las
faltas de garantías procesales reconocidas en esa época, y a las que fue sometido
Jesús de Nazareth.
ACONTECIMIENTO
Pensaron que seria mejor que Roma fuera la que ejecutara la pena y se llevara las
culpas. Así que llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser
un blasfemo contra la Ley de Moisés, sino también de "rebelión contra Roma" y
por ello trataron que Pilato creyera que Jesús era un revolucionario anti-romano,
pero Pilato no cayo.
Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este
hombre.»Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda
Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos
eran cada vez más fuertes.
Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y
asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
EL ARRESTO
Eso ocurrió, cuando trajeron ante Jesús, a la mujer adúltera para apedrearla.
Jesús fue arrestado a hora avanzada, pudiendo haber alegado la nulidad del
arresto por la oscuridad e incluso por el lugar donde fue su detención, ya que no
fue detenido durante sus recorridos por la ciudad, ni en la sinagoga, sino en un
jardín privado.
Poco después de las seis de la mañana del viernes 7 de abril del año 30, Jesús
fue llevado ante Pilatos, es aquí donde empieza el proceso más injusto de la
Historia, como lo fue el proceso de Jesucristo.
En aquellos tiempos la pena de prisión era muy rara. La pena de muerte (ius
gladius) era aplicada en casos extremos como el asesinato o la traición y la pena
más común para delitos graves era el destierro. El castigo de los azotes servía
como advertencia a los culpables de delitos menores como desórdenes, pequeños
robos, etc.
Pero en ningún caso podía ser aplicada a un ciudadano romano ya que el Derecho
Romano lo prohibía expresamente.
Este juicio se llevo acabo en un lugar de acceso principal debido a que era un
juicio público y había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna
del recinto.
Quizás pensó que mejor dejar que mataran a Jesús para calmar el ansia de
sangre de aquellos judíos y así, con cobardía, dejó a Jesús en manos de los
verdugos no sin antes dejar constancia de que él no tenía nada contra aquel
hombre al que iban a crucificar. A pesar de ello, incomprensiblemente, Pilato no le
encuentra ninguna culpa, además de que, siendo así, es altamente sospechoso
que ordenase su crucifixión, efectivamente, si no le encuentra culpable no puede
condenarle a morir en la cruz, a pesar del instigamiento de parte del pueblo judío.
En roma los delitos debían constar en una lista y el Ius Gentium respetaba los
delitos estables como tales.
EL ASUNTO DE LA JURISDICCIÓN:
HERODES O PILATOS
Pilatos se lava las manos por primera vez cuando al percatarse de que Jesús era
Galileo, por lo tanto, era de la jurisdicción de Herodes. Pero Herodes era
sanguinario y podría haber decretado la muerte de Cristo como lo había hecho
poco antes con Juan el Bautista, decapitandolo. Herodes incluso creía que Jesús
era Elías reencarnado o que era Juan el Bautista resucitado.
¡ES INOCENTE! Poncio Pilatos se vuelve a lavar las manos por segunda vez
cuando manifiesta que no encontraba ningún delito en Jesucristo, pero decreta
que sea azotado. Luego ante tanta presión de la casta religiosa judía vuelve a
evadir su responsabilidad decisoria y se vuelve a lavar las manos recurriendo al
plebiscito.
PONCIO PILATOS
Cuando cayó Sejano, Pilato fue cesado y llamado a Roma donde tuvo que dar
cuenta de muchas de sus "hazañas", como la famosa masacre de samaritanos y
demás asesinatos en masa.
Era Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era un político que se enriquecía con el
culto del Templo. Ocupaba su cargo apoyado por Roma. Hacía tiempo que el
sumo sacerdocio había dejado de ser un cargo vitalicio.
Caifás era yerno de Anás, que a pesar de ser destituido conservaba una gran
influencia y seguía gobernando a través de sus hijos y parientes.
Este Caifás tuvo, a pesar suyo, una intervención profética, aunque movida por el
resentimiento.
Caifás pretendía defender la situación del momento sin importarle los signos que
probaban que verdaderamente Jesús era el Mesías, el rey prometido.Él es quien
rasga las vestiduras y declara blasfemo y reo de muerte a Jesús.
Fue quien preguntó a Jesús, si era el Mesías. Jesús lo afirmo, pero nunca lo dice
expresamente y esa fue la razón más poderosa para que lo sentenciaran.
HERODES
Era hijo de Herodes el Grande, el que mandó matar a los inocentes de Belén.
Estaba unido a Herodías, su sobrina y esposa de su hermano Filipo. Por causa de
esta Herodías, Herodes hizo decapitar a Juan Bautista. Era un taimado y sensual,
que buscaba de toda forma congraciarse con Roma. Para adular al emperador
Tiberio puso el nombre de Tiberiades a la ciudad sede de su tetrarquía. Aunque
muy cerca de los caminos y ciudades por donde Jesús andaba, el Señor nunca
puso los pies en Tiberiades.
BARRABAS
Por esa razón lo envían donde Pilatos, para que este lo condenara. Pero este
pensó que fácilmente iba a librarse del proceso de Jesús cuando oyó en medio del
griterío de la gente amotinada que Cristo venía de Galilea.
Herodes era hijo de Herodes el Grande, aquel que mandó matar a los inocentes
de Belén. Era un taimado y sensual, que buscaba de toda forma congraciarse con
Roma.
Retomo lo pasado que en esos tiempos la pena de prisión era muy rara. La pena
de muerte (ius gladius) era aplicada en casos extremos como el asesinato o la
traición y la pena más común para delitos graves era el destierro. El castigo de los
azotes servía como advertencia a los culpables de delitos menores como
desórdenes, pequeños robos, etc.
Pilatos se lava las manos, no desea ser responsable de la sangre que corre,
entrega Jesús a los judíos. El camino de la calavera llevará a Jesús a la ansiada
crucifixión.
Sino que más bien debió haber sido juzgado por el derecho procesal judío que,
era favorable al reo y estaba repleto de garantías:
Los testigos de cargo deben ser directos, y sus testimonios debían ser
absolutamente coincidentes para decretarse la condena de muerte.
La sentencia no era emitida en el mismo acto del juicio sino al día siguiente. Lo
que no se podía dar por la Pascua.
APELACIÓN
CONCLUSIONES:
“Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego porque así lo quiero. Tengo poder
para entregar mi vida, y tengo poder para volver a recibirla, pues esto es lo que mi
Padre me ha ordenado hacer.»”
HISTORIA DE LA MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Jesús soportó esta tortura por más de 3 horas. Unos minutos antes de morir,
Jesús dejó de sangrar. Sencillamente solo le salía agua por sus heridas. Podemos
visualizar sus heridas en sus manos, sus pies, su cabeza e incluso su costado
atravesado por una lanza. Pero, de verdad comprendemos que todas esas heridas
fueron hechas en el mismo cuerpo vivo de Jesús?
Un pesado martillo golpeo los burdos y toscos clavos, atravesando sus muñecas
y atravesando los arcos de sus pies. Posteriormente, un guardia romano perforo
su costado con una lanza. Pero antes de sufrir los clavos y la lanza, Jesús había
sido azotado y golpeado. La flagelación fue tan severa que le arrancó pedazos de
carne de su cuerpo.
Tuvo tres clavos enormes atravesando sus brazos y sus pies, una corona de
grandes espinas en su cabeza, y además de todo esto, un soldado romano le
clavó una lanza en su costado.
Todo esto sin mencionar la humillación que sufrió después de llevar su propia cruz
por casi 2 kilómetros, mientras la multitud le escupía a la cara y le lanzaba piedras
e insultos; la cruz pesaba cerca de 30 kilos, y era únicamente el madero donde
clavarían sus brazos. Jesús tuvo que soportar esta terrible experiencia, para
abrirnos las puertas del Cielo y las puertas de la vida eterna, para que podamos
ser, — de forma gratuita, de la familia de Dios.
Para que todos tus pecados pudieran ser “lavados” con la sangre de Jesucristo, el
Hijo de Dios.
Este enorme sacrificio del hijo de Dios, JESUCRISTO, es para TODOS, sin
excepción alguna.