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dn Tees @., Oe la explicacién en la ciencia y en la historia* carl g. hempel 1. InTRopucciON Entre los diversos factores que han estimulado y sostenido la investigacién cientifica a través de su larga historia se encuen- tran dos inquietudes humanas predominantes, que proporcio- nan, segiin creo, la motivacién bdsica para toda investigacién cientifica. Una de éstas es el deseo persistente del hombre por mejorar su posicin estratégica en el mundo por medio de métodos confiables para la prediccién y, cuando sea posible, el control de los acontecimientos. Hasta qué punto la ciencia ha sido capaz de satisfacer tales deseos se refleja de modo impresionante en la amplia y creciente gama de sus aplica- clones tecnol6gicas. Pero ademés de esta inquietud de orden prictico existe una segunda motivacién fundamental para la indagacién cientifica: a saber, la insaciable curiosidad intelec- tual del hombre, su profunda preocupacién por conocer el mundo en el que vive y explicar, y por tanto comprender, la interminable red de fenémenos que éste le presenta, En épocas pasadas, interrogates en cuanto al qué y al por qué del mundo empirico con frecuencia encontraban su respuesta en los mitos; y hasta cierto punto, esto es asi aiin en nuestros dias. Sin embargo, los mitos son desplazados gra- + £1 presente articulo fue tomado de: Carl G. Hempel, “Explanation in Scien- ‘¢ and in History”, en RG. Coloday (ed), Frontiers of Science and Philosophy, ‘University of Piesburgh Press, 1962. 31 dualmente por los conceptos, las hipétesis, y las teorfas desa- rrolladas en las diversas ramas de la ciencia empirica, incluyen- do las ciencias naturales, la sicologia, y la investigacion socioldgica asi como la histérica. éCudl es el carécter general de la comprensién asequible por estos medios, y cual es su alcance potencial? En este trabajo intentaré aclarar estas pre- guntas examinando lo que a mi entender son los dos tipos bé- sicos de explicacién que ofrecen las ciencias naturales, y com- pardndolos huego con algunas de las formas de explicacion y comprensién que s¢ encuentran en los estudios histéricos, Veamos entonces, en primer lugar, la explicacién en las, ciencias naturales. 2, Dos POS BASICOS DE EXPLICACION CIENTIFICA Explicacién nomolgico-deductiva En su libro How We Think,’ John Dewey describe una observacion que realizé un dfa, cuando, mientras fregaba los platos, extrajo de Ia espuma caliente de jabén unos vasos de cristal, colocéndolos boca abajo sobre un plato. Se percaté, entonces, de que las burbujas de jabén se alzaban desde los bordes de los vasos, crec{an por unos momentos hasta legar a 1m punto estacionario y, finalmente, retrocedfan al interior de los vasos. éPor qué sucedfa esto? La explicacién esbozada por Dewey se reduce a lo siguiente: al transferir el vaso hasta el plato, un poco de ire frescoes capturado dentro de aquél; este aire es calentado gradualmente por el cristal, el cual en un mo- ‘mento inicial posee la temperatura de la espuma caliente. Al calentamiento del aire lo acompaiia un aumento de lapresién, Jo que a su vez. produce una expansién de la capa de jab6n entre el plato y el borde del vaso. El cristal se enfria gradualmente, y lo mismo ocurre con el aire capturado en su interior, obte- niéndose como resultado el retroceso de las burbujas de jabén. Esta descripcién explicativa puede considerarse como un argumento en el sentido de que el hecho que se debe explicar 1. Dewey, John, How We Think, Boston, Nueva York, Chicago, 1910, cap. VI 32 (que me permito amar el acontecimiento-explanandum)era de esperarse en virtud de ciertos hechos explicativos. Estos iiti- mos pueden dividirse en dos grupos: i) hechos particulares, y 4) uniformidades expresadas por leyes generales. El primer grupo ‘incluye hechos como éstos: los vasos habfan estado sumergidos por algin tiempo en espuma de jabén a una tem- peratura considerablemente superior a la del aire circundant fueron colocados boca abajo sobre un plato en el que se habia formado un charco de agua jabonosa, proveyendo una fina capa de jabén como enlace, etc. El segundo grupo de datos presupuestos en el argumento incluye las leyes.de los gases y varias otras leyes que no se han sugerido explicitamente, rela- tivas al intercambio de calor entre cuerpos de diferente tem- peratura, al comportamiento elistico de las burbujas de jabén, etc. Si imaginamos estas diversas presuposiciones explicita. mente representadas, surge la idea de construir la explicacién como un argumento deductivo de las siguiente forma: (p) C1, Ca, Ly La ee Ee Aqui, Ci, C2, ..., Gy son enunciados que describen los hechos particulares aludidos; L1, La,..., L, son leyes gene- rales: vistos conjuntamente, diremos que estos enunciados forman el explanans. La conclusién £ es un enunciado que describe el acontecimiento explanandum; permitaseme Il marlo enunciado-explanandum y usar la palabra “explanan- dum” para hacer referencia, ya sea a E, 0 al acontecimiento que éste describe. Al tipo de explicacién asi. caractesizado, lo llaman¢ expli- cacién nomologico:deductiva, en tanto. que viene a ser una subsuncién deduetiva del explanandum bajo principios que tienen el caracter de leyes generales; en tanto que oie 2 ia preguntar “Por gut gourmet Scanteettiento sptanan: ini?”, a mostrar que dicho acontecimiento, result. de Jas circunstancias particulares especificadas en Cy, Cy. =u Cyne combinacignrcon fisleyes L,,Zz,-... &,- Porelio, aesta con- cepcién de la explicacion, como fue presentada en el esquema 33 (D), se le ha Hamado el modelo de Ja ley inclusiva,* 0 el mo: delo dediictivo de la explicacion.? Muchas explicaciones cientificas pueden considerarse como de cardcter nomoldgico-deductivo. Pensemos, por ejem- plo, en la explicacién de las imagenes que reflejan los espejos, de los arco itis, o de la apariencia de que el mango de una cu- chara esta doblado en el punto donde emerge de un vaso con agua; en todos estos casos, el explanandum esta deductiva- mente subsumido bajo las leyes de la reflexin y Ia refraccion. De forma similar, ciertos aspectos de la caida libre y del mo: vimiento planetario pueden explicarse mediante la subsunci6n deductiva bajo las leyes de Kepler 0 Galileo. En los ejemplos dados hasta el momento, las leyes expli- cativas tienen, en general, el carécter de generalizaciones em- piricas que conectan diferentes aspectos observables de los fenémenos analizados: angulo de incidencia con angulo de reflexién o de refraccién, distancia cubierta con tiempo de caida, etc. Pero la ciencia formula la pregunta “épor qué”, también con respecto a las uniformidades expresadas por tales leyes, y a menudo la responde basicamente de la misma forma, a saber, mediante la subsuncién de las uniformidades bajo leyes, més inclusivas, y, al fin y al cabo, bajo teorfas com- prensivas (més amplias). Por ejemplo, la pregunta: “éPor qué se cumplen las leyes de Galileo y las de Kepler?”, se responde al mostrar que estas leyes no son sino consecuencias especia les de las leyes newtonianas del movimiento y Ia gravitaci +n ings, covering few model [N. det) 2.Para una presentacién més completa del modelo y para mayores releren- esac Srl Hemel COW R. Sopenere, Ta nthe Lone at Spates Philosophy of Seuence TS pp. SEATS, L348). Tad eps “Lays GrUr hn expla? eh Hempel €: Gia explain etenfice Bicos Ae, Faidon 1979, pp. 247-204 [Les seciones 1-7 fe ene artcul, la cules conte. han todos los Kdatnentos dea presntaciGn, ba sh reditaday en 8 The Phinsophy of Science H. Feige y Me Brodbeck (eds), Nueva York, 1983) EV iperente temo “modelo dei ey inchs pastensce 3 W- Dray Las tnd Explanation in tory, Oxford, 1900, cap. L Dray eaacteriu et tivo fxplicacin como “la subaineion que debe ser explicads bajo una ley general” {ise iy p19 lege exhora con raz, en nombre del relma metodsloqico, Gace “Fequto de una soley nx abandonado” lo ie 24241 "Jl autor] debe notare, sin embargo, que, come el sguema (D) Stterionente, algunas pblicacioner anteriores sobre‘ tema (ene lg que fw: menclonsdo al comienzo de ert nota) preven exphictamente i ‘hain de mis de una ley en explanens 34 y éstas, a su vez, pueden explicarse por la subsuncién bajo la teorfa general de la relatividad, mas comprensiva. Tal subsun- cién bajo leyes 0 teorias de mayor amplitud, por lo general incrementa tanto la extensién como la profundidad de nuestra ‘comprensién cientifica. Hay un incremento en extensin, 0 aleance, porque los nuevos principios explicativos cubren una gama més amplia de fendmenos; por ejemplo, los principios de Newton abarcan Ia ca/da libre en la Tierra y en otros cuer- pos celestes, asi como también el movimiento de planetas, cometas y satélites artificiales, los movimientos de los'péndu- Ios, los cambios de marea, y muchos otros fendmenos. ¥ el incremento asf producido en la profundidad de nuestra com- prension, se refleja de manera impresionante en el hecho de que, a la luz de principios explicativos més avanzados, las le- yes empiticas originales, por lo general, s6lo se cumplen de mha- nera aproximada o dentro de ciertos ifmites. Por ejemplo, la teorfa de Newton implica que el factor g en la ley de Galileo, = 1/2gt*, no es estrictamente una constante para la caida libre cerca de la superficie de la Tierra; y que, puesto que todo planeta sufre atraccién gravitatoria, no sélo del Sol, sino tatt- bién de otros planetas, las 6rbitas planetarias no son estricta- mente elipses, como se afirma en las leyes de Kepler. Un punto adicional merece aqu{ una breve mencién. Fre- cuentemente, se formula la explicaciét de un acontecimiento particular, como la especificacién de su causa 0 causas. Asi, la explicacién esbozada en nuestro primer ejemplo podria sostenerse para explicar el crecimiento y el retroceso de las burbujas de jabén, mostrando que el fenémeno fue causado por un ascenso y tn descenso subsecuente de la temperatura del aire atrapado en los vasos. Claramente, sin efabargo, estos cambios de temperatura proporcionan la explicacién necesa- ria s6lo en conjuncién con otras ciertas condiciones, como la presencia de una fina capa de jabén, la presin practicamente constante del aire alrededor de los vasos, etc. En consecuen- cia, en el contexto de la explicacién, una causa debe consistir ‘en un conjunto més o menos complejo de circunstancias par- ticulares; éstas pueden describirse por un conjunto de oracio- nes: Ci, Cz,,.» sj. ¥, como lo sugiere el principio “una misma causa, un mismo efecto”, la,afirmacion de que esas circunstancias causaron conjuntamente un acontecimiento 35 determinado —descrito, digamos, por una oracién E— implica que cuando y dondequiera que ocurran circunstancias de la clase en cuestiOn, sucedera un acontecimiento semejante que debe ser explicado. Por tanto, la explicacién causal dada sos- itamente que hay leyes generales — tales como Ly, Ly...) E, en el esquema (D)— en virtud de las cuales la ocurrencia de’ los antecedentes causales mencionados en ,, C,..., Cy, esuna condicién suficiente para la ocurrencia del acontecimiento que debe ser explicado. De esta forma, la relacién entre factores causales y efecto. se refleja en el es- quema (D): la explicacién causal es de cardcter nomologico deductivo. (Sin embargo, las formulaciones comunes de explicaciones causales, u otras, frecuentemente no especifican explicitamente todas las leyes televantes y los hechos particu: lares: sobre este punto volveremos més tarde.) No es asi en el caso contrario: hay explicaciones nomo- logico-deductivas que normalmente no ser‘an consideradas como causales. En primer término, la subsuncién de leyes, co- mo las leyes de Galileo o Kepler, bajo principios mas com prensivos, claramente no es de carécter causal. Hablamos de causas sélo en referencia a hechos 0 acontecimientos particu- lares, y no en referencia a hechos universales como los expre- sados por las leyes generales. Pero ni siquiera todas las expli- ‘caciones nomoldgico-deductivas de hechos o accntecimientos particulares podran ser calificadas como causales, ya que en tuna explicacién causal algunas de las circunstancias explica- tivas precederin temporalmente el efecto que debe ser ex, cado: y hay explicaciones del tipo (D) que carecen de esta ca- racteristica. Por ejemplo, la presién que posee un gas con una ‘masa especifica en un momento dado podria explicarse ha- ciendo referencia a su temperatura y a su volumen al mismo tiempo, en conjuncién con la ley de los gases que conecta valores simulténeos de los tres parémetros.” En conclusién, perm/taseme subrayar una vez més el im- portante papel de las leyes en la explicacién nomolégico-de- 3. La relevancia que tiene el modelo de Is ley inclusva para la explicacion ‘causal se examina en forma mas completa en la secelon 4 de Hempel, ‘ductive Nomological vs. Statistical Explanation”, Minnessote Studies nthe Phil- ‘sophy of Science, H Feil, etal. (eds), Minneapolis, vo. I, 1962. 36 ductiva: las leyes conectan el acontecimiento-explanandum con las condiciones particulares citadas en el explanans, y esto es lo que confiere a estas liltimas la condicién de factores explicativos (y, en algunos casos, causales) con respecto'al fe- némeno que debe ser explicado. Explicacién probabilistica En la explicacién nomolégico-deductiva tal como fue es- quematizada en (D), las leyes y principios teéricos involucra- dos son de forma estrictamente universal: afirman que en todos los casos en los que se den ciertas condiciones especificadas, resultaré un acontecimiento de cierta clase; la ley segin la cual cualquier metal, cuando es calentado bajo presién cons- tante, aumentard su volumen, es un ejemplo tipicos las leyes de Galileo, Kepler, Newton, Boyle, Snell, y muchas otras, poseen este mismo caracter. ‘Veamos ahora un segundo tipo basico de explicacién cientifica. Este tipo de explicacién es también nomol6gico, esto es, da cuenta de un determinado fenémeno mediante la referencia a leyes generales o principios teéricos; pero todos © algunos de éstos son de forma estadistico-probabilistica, 0 sea, son, en términos generales, afirmack i que si se dan ciertas condiciones especificadas, entonces un acontecimiento de cierta clase sucedera con cierta probabi- lidad estadjstica. Por ejemplo, la mitigacién de un violento ataque de fiebre del heno en un caso dado, puede atribuirse a, y de esta forma explicarse en referencia a, la administracién de 8 mili- gramos de clorotrimeton. Pero si deseamos conectar este acon- tecimiento antecedente con el explanandum, y asi establecer su importancia explicativa para este iiltimo, no podemos recurrir a una ley universal en el sentido de que la administra- cién de 8 miligramos de ese antihistamfnico liquidara invaria- blemente un ataque de fiebre del heno: esto simplemente no es asi. Lo que puede afirmarse es sélo una generalizacién en el sentido de que la administracién de la droga sera seguida Por una mejoria, con alta probabilidad estadistica, es decir, en términos generales y con una alta frecuencia relativa 37 a largo plazo. El explanans resultante serd, pues, del siguiente tipo: John Doe tuvo un ataque de fiebre del heno y tomé 8 mmiligramos de clorotrimeton, La probabilidad de mitigacién de un ataque de fiebre del heno después de la administracién de 8 miligramos de clo- rotrimeton es alta, Claramente este explanans no implica deductivamente el explanandum: “El ataque de fiebre del heno de John Doe fue mitigado”, la verdad del explanans no asegura la verdad del explanandum (como sucede en una explicacin nomolégico- deductiva), sino sélo la hace mas 0 menos probable 0, quiza, “practicamente” segura. Reducida a sus elementos esenciales més simples, una explicacién probabilistica toma, asf, la siguiente forma: ) Fi p (O,F) es muy alta a El explanandum, expresado por el enunciado Oi, consiste en el hecho de que en la instancia particular bajo considera- cién, aqui llamada i (e.g., el ataque alérgico de John Doe), un resultado de la clase O (mitigacién) ocurrié, Esto se explica por medio de dos enunciados explanans. El primero Fi, corres- ponde a Cy, Cy,...., Cy en (D); afirma que en el caso i los factores F (que pueden ser més 0 menos complejos) se realiza- ron. El segundo expresa una ley de forma probabilistica, en el sentido de que la probabilidad estadistica de que ocurra el re- sultado O en los casos donde F se realiza, es muy alta (cerca, de 1). La linea doble que separa¢l explanandum del explanans es para indicar que, en contraste con el caso de la explicacién nomologico-deductiva, el explanans no implica légicamente el explanandum, sino que sélo le confiere una alta probabili- dad. El concepto de probabilidad al que aqui se hace refere cia debe distinguirse claramente del de probabilidad estadi ca, simbolizado por p en nuestro esquema. Una probabilidad se hace muy probable 38 estadistica es, eh términos generales, la frecuencia relativa a largo plazo con la que un acontecimiento.de una clase ‘dada (digamos, F) es acompaiado por un resultado de una clase es- pecificada (digamos, O). Nuestra probabilidad, por otra parte, 5 una relaci6n (susceptible de gradaciones) no entre clases de acontecimientos, sino entre enunciados. La probabilidad a la que'se hace referencia en (P) puede caracterizarse como la fuer- za del apoyo inductivo, o el grado de credibilidad racional, que le confiere el explanans al explanandum; o, en la termi- nologia de Camnap, como la probabilidad légica, o inductiva (en contraste con la estadistica) que posee el explanandum en relacion al explanans. De este modo, la explicacién probabilistica, al que la explicacién a la manera del esqj ee ciianto préiupone Ieyes generales; pero debido eyes jen de forma estadistica univeisal, "los argumentos. explicat f bien: ive ie deductive. Un argumedto in- ductivo de este tipo explica un fenémeno detérminado mos- trando que, en vista de clertos acoitecimientos particilares y ciertas i eg estadisticis, su ocurtendia era dé esperateeton alts probabibdad Wega ¢ Inductiva En virtud d€ si caracter inductivo, la explicacién probabi- listica difiere de su contraparte nomologico-deductiva.en varios otros aspectos importantes: por ejemplo, su explanans puede conferitle al explanandum un apoyo inductivo. de mayor o menor grado; en este sentido, la explicacion proba- bilistica admite grados, mientras que Ia explicacién nomolé- gico-deductiva admite una de dos posibilidades: un conjunto dado de leyes universales y enunciados particulares implica 0 no implica un enunciado explanandum determinado. Un exa- men mas completo de estas diferencias, sin embargo, nos des- viarfa demasiado y no se requiere para los propésitos de este trabajo.* Un diltimo punto: Ia_distincién aqui sugerida entre Ja explicacién nomolégicosJeductiva.sJa-atobabilistica podria 4. Elconcepto de explicacin probabilisica, algunos de lox problemas ligicoe 1. metodoldiconpeciares que de ahi supen son Sxumbadon con mis decals ca Pare dl enstye citsdo en a nots 5 39 cyestionarse en, términos de que, después de todo, las leyes universales a las que se recurre en una explicacién nomolé- gico-deductiva pueden haber sido establecidas s6lo en base a lun cuerpo finito de evidencias, el cual seguramente no pro- porciona una verificacién exhaustiva, sino sélo una proba- bilidad mas o menos fuerte; y que, por tanto, todas las leyes cientificas tienen que ser cdisideradas como probabilisticas. Este argumento, sin embargo, confunde una cuestién légica con una epistemoldgica: no consigue distinguir propiamente entre el planteamiento hecho por un enunciado-ley determina- do y el grado de confirmacién, o probabilidad, que posee en la evidencia disponible. Es totalmente cierto que los enuncia- dos que expresan leyes de cualquiera de ambos tipos s6lo pueden confirmarse de forma incompleta por cualquier con- junto finito dado —cuan grande sea— de datos sobre hechos particulares; pero los enunciados-leyes de los dos tipos dife- rentes proponen planteamientos de distinta clase, los cuales se reflejan en sus formas légicas: en términos generales, un enunciado-ley universal de lo més elemental afirma que todos los elementos de una clase de referencia indefinidamente grande (e.g., objetos de cobre) poscen una cierta caracteristi- ca (eg, la de ser buenos conductores de electricidad); mien- tras que los enunciados-leyes estadisticos afirman que, a la larga, una proporcién especificada de los miembros de la clase de referencia tiene alguna propiedad especificada. Y nuestra distincion de dos tipos de leyes y, de modo concomitante, de dos tipos de explicacién cientiffica est basada en esta ferencia de planteamientos, como se refleja en la diferencia de forma. La gran importancia cientifica de la explicacién probabi- listica es confirmada elocuentemente por el uso explicativo, altamente exitoso y extensivo, que se ha hecho de leyes fun- damentales de forma estadistica en genética, mecénica esta- Afstica, y teoria del quantum. 3, EXPLICACIONES ELIPTICAS Y PARCIALES: ESQUEMAS DE EXPLICACION Como mencioné anteriormente, a menudo se hace referen- cia a la concepcién de la explicacién nomolégico-deductiva, re- 40 flejada en nuestro esquema (D), como el modelo de ley inclusi- va o el modelo deductivo de explicacién: de forma similar, la concepcién subyacente al esquema (P) podria lamarse el modelo probabilistico o estadistico-inductivo de explicacién, EL término “modelo” puede servir como una advertencia Gtil de que los dos tipos de explicacion, sex Ta aiiewoi, ‘constituyen.tipos ideales ¢ideall , y que no pretenden reflejar Ja panera saan fos entices yas. Mas bien, rang modelos tebricos, de clertas formas de explicacion clentiBca, A este respecto, nuestros modelos podrian compararse con el concepto de prueba matemitica (dentro de una teoria dada) segin lo interpretan las meta-matematicas. También este concepto puede considerarse como un modelo teérico: no intenta proporcionar una relacién descriptiva sobre como se formulan las pruebas en los escritos de los mateméticos; la mayorfa de estas formulaciones se quedan cortas en cuanto patrones meta-matemiticos rigurosos y, por asi decirlo, ideales Perdvel i : ta la razou as pruebi jlandé las conexiones Idgicas que subyacen vos pro- porciotis paironcs pare una eveluaciOn eres de cualquier prueba proplesta: que: haya ‘ido contruidy dentro tet siste- Aico al cual a-refiere el modelo; y proporcio "tina precisa y de gran alcance teria de prueba, dete mae jtos Feladiona. a cabo Tas mismas funciones, aunque solo’ sea a Ui nivel mucho jodesto. Po zon de ser y Ja cgtrmcture Togiea de Ts exo] aciones_que.se_proponen repre- senitar, hora quiero afiadir algunas palabras en relacién a la se- gunda de las funciones recién mencionadas; aunque tendré que dejar a un lado la discusién de la tercera. Cuando un matemético prueba un teorema, frecuente- mente omitiré la mencién de ciertas proposiciones que presu- pone en su argumento y que, de hecho, tiene derecho a 41 presuponer, ya que, por ejemplo, éstas se derivan facilmente de los postulados de su sistema o de los teoremas establecidos previamente, o tal vez de la hipétesis de su teorema, si es que este tltimo se encuentra en forma hipotética; entonces, el matematico simplemente asume que sus lectores u oyentes seran capaces de proporcionar los puntos que falten si asi lo desean. Si se juzga en base a criterios ideales, la formulacién dada de la prueba es eliptica o incompleta, pero el alejamien- to de lo ideal es inofensivo: las brechas pueden ser cubiertas, fécilmente. De form: explicaciones ofrecidas en el discurso cotidiano, como también en contextos dientificos, Jormiladas elipticaménte. Ciando expli caiiios, por ejemplo; que un trozo de mantequilla se derritis porque fue puesto en una sartén caliente, o que un pequefio atco its aparecié en el rocfo dela regadera de césped porque Ia luz def sol fue reflejada y refractada por las gotas de agua, se puede decir que ofrecemos formulaciones elipticas de ex- plicaciones nomolégico-deductivas; una relacion de este tipo omite Ia mencién de ciertas leyes o.hechos particulares que da por sentados tacitamente, y cuya mencién explicita pro- ducirfa un argumento nomolégico-deductivo completo. Adems de la formulacién eliptica, existe otro aspecto muy importante en el que muchos argumentos explicativos se desvian del modelo teéricoyCon frecuencia sucede que el enunciado incluido en el explanans, junto con aquellos que razonablemente pueden asumirse como dados en el contexto manejado, explica sélo parcialmente el explanandum dado, en tun sentido que trataré de indicar por medio de un ejemplo. En su Psicopatologia de la vida cotidiana, Freud ofrece la si- guiente explicacién de un lapsus al escribir lo que una vez le sucedié: En una hoja de papel que conten‘a principalmente cortas anota- ciones diarias de cuestiones de negocios, encontré, para mi sorpre- sa, la fecha errada, “jueves, 20 de octubre”, entre paréntesis bajola fecha correcta del mes de septiembre. No fue dificil explicar esta anticipacin como la expresin de un deseo. Algunos dias antes hhabfa regresado descansado de mis vacaciones y me sentia listo para cualquier cantidad de trabajo profesional, y sin embargo hhabia pocos pacientes. A mi legada enconré una carta de una pa- ciente que anunciaba su legada para el 20 de octubre. Como ¢s- cribi la misma fecha en el apartado de septiembre ciertamente 42 hhabré pensado que “X deberfa estar ya aqui; qué Kistima lo de todo este mes!”, y con este pensamiento corri Ia fecha actual un formulaciém de la supues ‘ompleta en "En particular, + ‘ningunas I cipigs tednicos en virtad de Tos ciiales rcs 5 9 lator crcunstanclas”antecedentes aludidas,—pudiera explicar el lapsus de Freud, Sin embargo, Tas consideraciones teoricas_genierales que Freud present deicanaa sobre tina FIpOtGHG en el sentido Ge que, Cuando ina persona tiene un dése0 Tuerte, aunque ae tones, #1 comete un Tepsus al escribir, al hablar, de meiioria, 6 algo por el estilo, ef lapsus adoptard una forma en la que se expresa, y quid 5 cum vada ‘Aun esta hipétesis mds bien vaga esta probablemente mas definida que lo que Freud hubiera estado dispuesto a afirmar. Pero, para aclarar el argumento, aceptémoslo ¢ incluydmoslo en el explanans, junto con las afirmaciones particulares de que Freud si tuvo el deseo subconsciente que menciona y que iba a cometer un lapsus al escribir. Aun asi, el explanans resultante s6lo nos permite deducir que el lapsus cometido por Freud pudo, de alguna forma u otra, expresar y quiz cumplir simbélicamente su desco subconsciente. Pero obvia- mente, tal expresién y cumplimiento pudieron haber sido realizados por muchos otros tipos de lapsus‘al escribir, en Iu- gar dé aquel que en efecto se cometio. En otras palabras, el explanans no implica, y por tanto tampoco explica completamente, que el lapsus particular, digamos, s, que Freud cometié en esta ocasién caeria dentro de la clase limitada, digamos W, de actos que consisten en escri- bir las palabras “jueves, 20 de octubre”; més bien, el expla- nans solo implica que s caerfadentro de una clase mas amplia, Sabolicamente, eT dex 5. Freud, S. Prychopathology of Bveryday Lif, traducido por A.A. Beil, Mentor Books, Rueva York, 1951, p. G4, Trad exp. "Psloy "ela vida co: ‘lan’ em Fresd 8, bres Completes, Vo. adi Biboteea Noes, 1967, P 43 digamos F (que incluye a W como una subclase particular), ¥y que consiste en todos los actos que expresaran y simbdlica- mente cumplieran de alguna u otra forma el deseo subconscien- te Freud, El argumento que se est4 considerando podria Hamarse una explicacién parcial: proporciona bases completas 0 concluyentes para esperar que s sea un miembro de F, y dado que W es una subclase de F, muestra por tanto que el expla- nandum, esto es, s cayendo dentro de W, esta de acuerdo con, © confirma, lo que se espera en ht consideracién del expla- nans. Por contraste, una explicacién nomolégico-deductiva de la forma (D) podria llamarse entonces completa, puesto que aqui el explanans s{ implica el explanandum. Por supuesto, la pregunta sobre si un argumento explicati- vo dado es completo o parcial, puede formularse sélo si se especifica completamente la oracién explanandum; sélo en- tonces podemos preguntar si el explanandum se sigue o no del explanans. Que la explicacién sea completa, en este senti- do, depende de nuestra oracién explanandum. Ahora, podria parecer mucho més importante ¢ interesante considerar mas bien la nocién de una explicacién completa de algiin aconte- cimiento concreta, tal como la destruccién de Pompeya, o la muerte de Adolfo Hitler, o el lanzamiento del primer satélite artificial: podriamos querer considerar un acontecimiento particular como completamente explicado, sélo si se ha pro- porcionado una descripcién explicativa de forma deductiva 0 inductiva para todos sus aspectosy Esta nocién, iti embarga, ¢ contraproducente, ya que puede consi ‘OhitEcimiento particular tiene una. Garacteristicas diferentes, de los que no se puede dar cuenta por medio de un conjunto finito, no importa cudn grande, de ‘enitinciados explicativos. En algunos casos, lo que pretende ser una descripcién explicativa se aleja todavia mas de los patrones reflejados en los modelos (D) y (P) anteriores, Una descripcin explicativa, por ejemplo, que no sea lo bastante explicita y espectfica ‘como para ser calificada de forma razonable como una explica- cién formulada elipticamente 0 como una explicacién parcial, con frecuencia puede ser vista como un esquema de explica’ cidn: puede sugerir, quiza de forma muy viva y persuasiva, las 44 lineas_generales de lo que, se. espera,.pasteriormente pueda ser suplementado para producir un argumento més profunda mente tazoriado, Ss Siac ec indicadas de forma wid completa, y que permitan mas facilmente una eva- luacién critica por medio de la referencia al hecho empirico. La decision sobre si una descripcién explicativa propuesta debe talificarse como ‘una explicacién dediictiva o probabi- listica formulada elipticainente, como uita explicacién parcial, ‘como un esquema de explicacién, o quizd como ninguna de éstas, 5 in astinto de interpretacién sensata; exige una eva- luacién de la intencin del argumento dado y’de las asurici nes esticliles que, s© puede considerar, han sido tcitamente dadas por sentadas,o qué par lo.menos estan. disponibles en el contexto. dado. No pueden establecerse reglas de decision inequivocas para este propésito mas que para detérmiinar si cierta inferencia informalmen iciada, que no es deduc- tivamente valida por criterios razonablémente estrictos, puede considerarse no obstante como valida pero formulada entimeméticamente, 0 como falaz, 0 como un caso de razo- namiento inductive vélido, o quiz4, por’ falta de claridad, como ninguno de éstos. 4, EXPLICAGION NOMOLOGICA EN HISTORIA Hasta aqui hemos examinado la explicacién nomolégica, tanto deductiva como inductiva, tal como se encuentra en las jiencias naturales; carac- teristicas eri las ciiales Tas’ explicacione? efectivas se desvian de los eriterios ideales de nuestros dos modelos basicos. Aho- ra es momento de preguntar qué claridad pucden verter las cuestiones anteriores sobre los procedimientos explicativos utilizados en la investigacion historica. Al examinaY @ta cuestibn, consideraremos un niimero de argumentos explicatorios especificos ofrecidos por una varie- dad de escritores, Debe entenderse, desde el principio, que aqui estamos interesados, no en la evaluacién de la suficieneTa factica de estas explicaciones, sino solo en. un intento.de explicacidn de suis pretensiones y.de los supuestas.que presen- tan, 45 Sefialemos primero, entonces, que algunas explicaciones historicas son, por supuesto, de caracter nomoldgico: preten- den mostrar que el fendmeno explanandum se deriva de cier- tas condiciones antecedentes y, quizé, concomitantes; y al argilir esto, cuentan, mas o menos explicitamente, con genera- lizaciones apropiadas. Estas pueden relacionarse, por ejemplo, con tendencias sicoldgicas 0 sociolgicas y pueden concebirse mejor como de cardcter ampliamente probabilistico. Este punto es ilustrado por el siguiente argumento, que podrfa lla- marse un intento por explicar la Ley de Parkinson por sub- suncién bajo principios sicolégicos mas amplios. ‘A medida que se amplian las actividades del gobierno, mds perso- ‘as desarrollan un interés personal en la continuacién y expansion de las funciones gubernamentales. Las personas que tienen ‘empleo no les gusta perderlo; aquellas que estan habituadas a cir- tas faciidades no les agrada el cambio; aquellas que se han acor- ‘tumbrado a ejercer cierto tipo de poder no les gusta renunciar a ‘su control ~ ai algo descan ex desarrollar mayor poder y, corres: pondientemente un mayor prestigio (...) Asi, las oficinas y agen- clas gubernamentales, tina vez creadas, 4 su ver instituyen cam atlas no solamente para fortalecerse contra ataques, sino para extender el mbito de sus operaciones. Las generalizaciones sicologicas aqui citadas explicita- mente tendran que comprenderse razonablemente como ex- presién, no de uniformidades estrictas, sino de fuertes ten- dencias que podrian formularse por medio de enunciados de probabilidad aproximados; de esta forma, la explicaci6n aqui sugerida es de caracter probabilistico. Como regla, sin embargo, las generalizaciones que subya- cen a una explicacién historica propuesta, en gran parte no se especifican; y la mayoria de las explicaciones concretas deben calificarse como explicaciones parciales, o como esquemas de explicacién. Consideremos, por ejemplo, el ensayo de F.J. ‘Turner, “The Significance of the Frontier in American Histo- ry”” el cual amplifica y defiende el criterio de que: & McConnell, D.W., ete, Economic Behavior, Nucra York, 1989, p. 894 0m. 7 Publicado por primer vez 28. Watson, G., “Cio and Frye: Some Icecation of Pichon and Hi tory”, The Gullural Approach to History, Ware, CF. (ed), Nueva York, 1940, 9. S447; Gta ex de lap 56. 29. Watson, ibid 61 Estas observaciones se refieren también a una idea expues- ta por P. Gardiner en su revelador libro sobre la explicacién histérica.*” Comentando la nocién de la “razén verdadera” para la accién de un hombre, Gardiner dice: En general, podemos decir que por “razones verdaderas” de un hombre entendemos aquellas razones que él estaria dispuesto a dar bajo circunstancias en las que su confesion no acarrear‘a con- secuencias adversas para él mismo (...) Una excepcién a esto es el uuio paicganalitico de la expresién, donde se adoptan diferentes criterion” Podria decirse que esta observacién implica que la expli- cacién de las acciones humanas en términos de motivos subya- centes esté propiamente dirigida a exhibir las “razones verda- deras” del agente, en el sentido habitual de la frase, como se describié anteriormente; y que, por implicacién, las razones en el sentido psicoanilitico requieren poca o ninguna conside- racién, Pero tal interpretacién de la explicacién darfa excesiva importancia a consideraciones sobre el lenguaje ordinario. Gardiner est totalmente en lo cierto cuando nos recuerda que “el Ienguaje en el que esté escrita la historia es en su mayor parte el lenguaje del habla ordinaria”?? pero el histo- riador que busca razones que expliquen correctamente las acciones humanas, obviamente tendré que renunciar a su con- fianza en la concepcién comiin de las “razones verdaderas”, las investigaciones sicolégicas u otras demuestran que las ra- zones verdaderas, asi comprendidas, no proporcionan una ex- plicacién tan adecuada de las acciones humanas como un ané- lisis en términos de concepciones menos familiares, tales como, quizé, la idea de factores motivadores que se mantienen fuera de la conciencia normal del agente mediante procesos de represin y formacién de reacciones. Yo dir‘a, entonces, antes que nada, que la explicacién his- térica no puede estar atada por concepciones que podrian estar implicitas en las formas en que el lenguaje ordinario se 30, Gardiner, P The Nature of Historical Explanation, Trad esp, La naturale -zade a explicacin Mitérica, México, UNAM, 1961, Oxford, 1952. 31, Gardiner, oe cit, p. 196. Trad. exp p- 162.5. 32. Gardiner, oc cit, p. 63. Trad. exp. . 80. 62 cocupa de las razones motivadoras. Pero, en segundo término, yo dudaria que la caracterizacién expresamente tentativa de Gardiner hiciese justicia aun a lo que corrientemente quere- mos decir cuando hablamos de las ‘‘razones verdaderas” de un hombre, ya que las consideraciones del tipo que sustenta Ia idea de motivos subconscientes son bastante familiares en nuestros tiempos, y por tanto estamos preparados para decir en discursos ordinarios, no técnicos, que las razones dadas por un agente pueden no ser las “‘razones verdaderas” detras de su accién, aun cuando su afirmacién fuera subjetivamente honesta y no tuviera bases para esperar que ésta le conduci rfa a situaciones adversas para él. No importa, pues, si se in- tenta una explicacién de acciones humanas en el lenguaje ordinario o en los términos técnicos de alguna teorfa, el cri- terio principal para que algo deba contar como una razén “verdadera”, y por tanto explicativa, de una accién determi- nada, seguramente no se encontraré examinando la forma en que se ha utilizado hasta ahora el término “razén verdadera” sino investigando qué concepcién de razén verdadera propor cionarfa la explicacién més satisfactoria de la conducta huma- y el uso ordinario cambia gradualmente de forma correspondiente. 7. OBSERVACIONES FINALES Hemos examinado algunos de los candidatos més promi: nentes para la funci6n’ de modelo ‘de explicacién caracteristi Cainene RAB HIGGS HENGE CRCOMTOTS GUE-ENOY SE apatan cxencialmient® Tno'd otro dé WaETTOT USS Gipos Basics de explicacion clentifics. Este resultado, y los argumentos que condujeron a él, de ninguna manera implican una visién mecénica del hombre, de la sociedad, y de los procesos histéricos; como tampoco, Por supuesto, niegan la importancia de ideas e ideales para la decision y accion humanas. Lo que las consideraciones prece- dentes sf sugieren es, més bien, que la naturaleza de la com- prensién, én el sénttido en el cual la explicacion debe propor- cionamos una Comprensién de Ios’ feridminos empiricos, es bisicamente la’ misma én todas las Seas de investigacion cien- 63 y que los modelos deductivo y probabilistico de expli- eacién nomolégica concuerdan mucho més que los argumen- tos meramente explicativos de, digamos, la mecdnica clisicasen particular, también concuerdan con el caracter de las explica- ciones que se ocupan de la influencia de la deliberacién racional, de los motivos conscientes y subconscientes, y de las ideas e ideales, en la formacién de los eventos histéricos. De esta forma, nuestros esquemas presentan, creo yo, un aspecto importante de la unidad metodoldgica de toda ciencia empi- rica, (Traduccién de Wilma Diaz Carlo)

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